Biblia paralela
# | Moderna 1929 actualizada 2020 | Moderna 1929 | Reina-Valera revisada 1960 | Reina-Valera revisada 1909 |
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1 | Tras reunir a los doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades. | Y HABIENDO convocado a los doce, les dió poder y autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades. | Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. | Y JUNTANDO á sus doce discípulos, les dió virtud y potestad sobre todos los demonios, y que sanasen enfermedades. |
2 | Los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. | Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar los enfermos. | Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. | Y los envió á que predicasen el reino de Dios, y que sanasen á los enfermos. |
3 | Y les dijo: No llevéis nada para el camino, ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos túnicas. | Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni báculo, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos túnicas. | Y les dijo:a No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. | Y les dice: No toméis nada para el camino, ni báculo, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos vestidos cada uno. |
4 | En la casa en que entréis, permaneced allí, y de allí partid. | Y en cualquiera casa que entrareis, permaneced allí, y de allí partid. | Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid. | Y en cualquiera casa en que entrareis, quedad allí, y de allí salid. |
5 | Donde no os reciban, al salir de aquella ciudad sacudid el polvo de vuestros pies, en testimonio contra ellos. | Y dondequiera que no os recibieren, al salir de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. | Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.b | Y todos los que no os recibieren, saliéndoos de aquella ciudad, aun el polvo sacudid de vuestros pies en testimonio contra ellos. |
6 | Ellos partieron y recorrieron las aldeas, predicando el evangelio y sanando por todas partes. | Ellos, pues, partieron, y pasaron por las aldeas, predicando el evangelio, y sanando por todas partes. | Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes. | Y saliendo, rodeaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio, y sanando por todas partes. |
7 | Herodes el tetrarca oyó todo lo que iba sucediendo; y estaba muy perplejo, porque algunos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; | Mas Herodes el tetrarca oyó todo lo que iba sucediendo; y estaba sumamente perplejo; porque se decía por parte de algunos, que Juan Bautista había resucitado de entre los muertos; | Herodes el tetrarca oyó de todas las cosas que hacía Jesús; y estaba perplejo, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos; | Y oyó Herodes el tetrarca todas las cosas que hacía; y estaba en duda, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos; |
8 | otros decían que Elías había aparecido; y otros, que alguno de los antiguos profetas había resucitado. | y de otros, que Elías había aparecido; y por otros, que alguno de los antiguos profetas había resucitado. | otros: Elías ha aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos ha resucitado.c | Y otros: Elías ha aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos ha resucitado. |
9 | Dijo Herodes: A Juan yo lo decapité. ¿Quién, pues, es este de quien oigo tales cosas? Y deseaba verlo. | Y dijo Herodes: A Juan yo le corté la cabeza; ¿quién, pues, es éste de quien oigo tales cosas? Y deseaba verle. | Y dijo Herodes: A Juan yo le hice decapitar; ¿quién, pues, es este, de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle. | Y dijo Herodes: Á Juan yo degollé: ¿quién pues será éste, de quien yo oigo tales cosas? Y procuraba verle. |
10 | Cuando los apóstoles regresaron, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Y tomándolos con él, se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida. | Y habiendo regresado los apóstoles, le declararon cuantas cosas habían hecho. Y él tomándolos consigo, se retiró aparte a un lugar desierto, que pertenecía a una ciudad llamada Betsaida. | Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida. | Y vueltos los apóstoles, le contaron todas las cosas que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte á un lugar desierto de la ciudad que se llama Bethsaida. |
11 | Pero al saberlo la multitud, lo siguió; él la recibió, le hablaba del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de curación. | Y al saberlo las multitudes, le siguieron; y él las recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad de ser curados. | Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. | Y como lo entendieron las gentes, le siguieron; y él las recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba á los que tenían necesidad de cura. |
12 | El día comenzó a declinar, y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la multitud para que se vaya a las aldeas y a los campos de alrededor, para que encuentren comida y alojamiento; porque aquí estamos en un lugar desierto. | Mas el día comenzó a declinar; y llegándose los doce, le dijeron: Despide a la multitud, para que se vayan a las aldeas y los campos de alrededor, y se alberguen, y hallen vituallas; porque estamos aquí en un lugar desierto. | Pero el día comenzaba a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto. | Y el día había comenzado á declinar; y llegándose los doce, le dijeron: Despide á las gentes, para que yendo á las aldeas y heredades de alrededor, procedan á alojarse y hallen viandas; porque aquí estamos en lugar desierto. |
13 | Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar alimentos para toda esta multitud. | Pero él les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar alimentos para toda esta gente. | Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud. | Y les dice: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, si no vamos nosotros á comprar viandas para toda esta compañía. |
14 | Porque eran unos cinco mil hombres. Y él dijo a sus discípulos: Haced que se sienten en grupos como de cincuenta. | Pues eran como cinco mil hombres. Y él dijo a sus discípulos: Hacedlos recostar por partidas, como de cincuenta en cincuenta. | Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta. | Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo á sus discípulos: Hacedlos sentar en ranchos, de cincuenta en cincuenta. |
15 | Lo hicieron así, pidiendo a todos que se recostaran. | Y lo hicieron así, haciéndolos recostar a todos. | Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos. | Y así lo hicieron, haciéndolos sentar á todos. |
16 | Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, miró al cielo y los bendijo, los partió y los dio a los discípulos para que los presentasen ante la multitud. | Tomando entonces los cinco panes y los dos peces, miró al cielo, y los bendijo; y los partió, y los dio a los discípulos para que los pusiesen delante de la multitud. | Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente. | Y tomando los cinco panes y los dos pescados, mirando al cielo los bendijo, y partió, y dió á sus discípulos para que pusiesen delante de las gentes. |
17 | Todos comieron y se saciaron; y de los pedazos que sobraron recogieron doce cestos. | Y comieron todos y se saciaron: y alzaron de los pedazos que les sobraron, doce cestos. | Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró, doce cestas de pedazos. | Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que les sobró, doce cestos de pedazos. |
18 | Aconteció, al estar él orando aparte, que los discípulos estaban con él; y les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? | Y aconteció, que estando él orando aparte, los discípulos estaban con él; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dicen las gentes que yo soy? | Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? | Y aconteció que estando él solo orando, estaban con él los discípulos; y les preguntó diciendo: ¿Quién dicen las gentes que soy? |
19 | Ellos le respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado. | Y ellos respondiendo, dijeron: Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas ha resucitado. | Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.d | Y ellos respondieron, y dijeron: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. |
20 | Les dijo entonces: Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro le respondió: El Cristo de Dios. | Díjoles entonces: Pero vosotros, ¿quién decís que soy? Pedro respondiendo, dijo: El Cristo de Dios. | Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios.e | Y les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Simón Pedro, dijo: El Cristo de Dios. |
21 | Pero él les mandó encarecidamente que a nadie dijeran esto, | Mas él, con mandamiento riguroso, les mandó que a nadie hablasen de esto; | Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, | Mas él, conminándolos, mandó que á nadie dijesen esto; |
22 | diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas; que sea rechazado por los ancianos, [los jefes de] los sacerdotes y los escribas; que lo maten y que resucite al tercer día. | diciendo: Es menester que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos y los jefes de los sacerdotes y los escribas, y sea muerto, y que resucite al tercer día. | y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. | Diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y sea desechado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. |
23 | Les decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. | Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz cada día, y sígame. | Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.f | Y decía á todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz cada día, y sígame. |
24 | Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la salvará. | Pues el que quisiere salvar su vida la perderá; mas el que perdiere su vida por causa de mí, la salvará. | Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará.g | Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá; y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, éste la salvará. |
25 | Porque ¿qué provecho saca un hombre ganando todo el mundo, si se pierde o se destruye a sí mismo? | Porque ¿qué aprovecha el hombre con ganar todo el mundo, mas destruyéndose a sí mismo o perdiéndolo todo? | Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? | Porque ¿qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y sé pierda él á sí mismo, ó corra peligro de sí? |
26 | Porque todo el que se avergüence de mí y de mis palabras, de este el Hijo del hombre se avergonzará cuando venga en su gloria, y en la del Padre y de los santos ángeles. | Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste, el Hijo del hombre se avergonzará, cuando viniere en su propia gloria, y la del Padre y de los santos ángeles. | Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. | Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo del hombre se avergonzará cuando viniere en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles. |
27 | Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que aquí están que no probarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios. | Mas os digo con verdad, que hay algunos de los aquí presentes, que no probarán la muerte, hasta que hayan visto el reino de Dios. | Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios. | Y os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios. |
28 | Sucedió, unos ocho días después de estas palabras que, tomando a Pedro, a Juan y a Jacobo, subió al monte para orar. | Y aconteció, como ocho días después de dichas estas palabras, que tomando consigo a Pedro y a Juan y a Santiago, subió al monte para orar. | Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.h | Y aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó á Pedro y á Juan y á Jacobo, y subió al monte á orar. |
29 | Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió; y su vestido se hizo blanco resplandeciente. | Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra y su vestido se tornó blanco y resplandeciente. | Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. | Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. |
30 | Y he aquí que dos varones hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías, | Y he aquí que dos varones hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías, | Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; | Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; |
31 | quienes apareciendo en gloria, hablaban de su muerte, que iba a cumplirse en Jerusalén. | que aparecieron en gloria, y hablaban de su partida, que iba a verificarse en Jerusalem. | quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. | Que aparecieron en majestad, y hablaban de su salida, la cual había de cumplir en Jerusalem. |
32 | Pero Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño; y al despertarse, vieron su gloria y a los dos varones que estaban con él. | Pedro empero y sus compañeros estaban cargados de sueño; mas habiendo sacudido el sueño, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con él. | Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. | Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño: y como despertaron, vieron su majestad, y á aquellos dos varones que estaban con él. |
33 | Cuando ellos lo dejaban, Pedro dijo a Jesús: ¡Maestro, bueno es que estemos aquí! Hagamos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías; sin saber lo que decía. | Y sucedió que al tiempo que ellos se apartaban de él, Pedro dijo a Jesús: ¡Maestro, bueno es que nos estemos aquí! hagamos, pues, tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías: sin saber lo que decía. | Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. | Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice á Jesús: Maestro, bien es que nos quedemos aquí: y hagamos tres pabellones, uno para ti, y uno para Moisés, y uno para Elías; no sabiendo lo que se decía. |
34 | Mientras él hablaba, vino una nube que los cubrió; y ellos tuvieron miedo al entrar en la nube. | Mientras él decía esto, vino una nube y les hizo sombra; y ellos tuvieron temor al entrar en la nube. | Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. | Y estando él hablando esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor entrando ellos en la nube. |
35 | Y hubo una voz de la nube, que decía: ¡Este es mi Hijo, el elegido, oídle a él! | Y hubo una voz, procedente de la nube, que decía: ¡Éste es mi amado Hijo! ¡oídle a él! | Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado;i a él oíd. | Y vino una voz de la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado; á él oíd. |
36 | Tras oírse la voz, Jesús fue hallado solo. Y ellos callaron, y en aquellos días nada dijeron a nadie de lo que habían visto. | Y pasada la voz, Jesús fué hallado solo. Y ellos callaron, y por aquellos días nada dijeron a nadie de lo que habían visto. | Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. | Y pasada aquella voz, Jesús fué hallado solo: y ellos callaron; y por aquellos días no dijeron nada á nadie de lo que habían visto. |
37 | Al día siguiente, cuando bajaban del monte, una gran multitud vino a su encuentro. | Y sucedió al día siguiente, cuando bajaban del monte, que una gran muchedumbre de gente vino a encontrarle. | Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. | Y aconteció al día siguiente, que apartándose ellos del monte, gran compañía les salió al encuentro. |
38 | De repente un hombre de entre la multitud levantó la voz: ¡Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, porque es el único que tengo! | Y, he aquí, un hombre de entre el gentío levantó la voz, diciendo: ¡Maestro, ruégote que atiendas a mi hijo! porque es mi unigénito: | Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; | Y he aquí, un hombre de la compañía clamó, diciendo: Maestro, ruégote que veas á mi hijo; que es el único que tengo: |
39 | Un espíritu se apodera de él y de repente da voces y sufre convulsiones, echando espumarajos; y destrozándolo, a duras penas se va de él. | y he aquí que un espíritu le toma, y él de repente da voces; y le arroja en convulsiones, haciéndole echar espumarajos; y a duras penas se aparta de él, después de estropearle. | y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él. | Y he aquí un espíritu le toma, y de repente da voces; y le despedaza y hace echar espuma, y apenas se aparta de él quebrantándole. |
40 | Rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido. | Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera; mas no han podido. | Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. | Y rogué á tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. |
41 | Jesús respondió: Oh generación incrédula y perversa, ¿hasta cuándo estaré con vosotros y os soportaré? ¡Trae aquí a tu hijo! | Jesús entonces respondiendo, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿hasta cuándo he de estar con vosotros y sufriros? ¡Trae acá a tu hijo l | Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. | Y respondiendo Jesús, dice: ¡Oh generación infiel y perversa! ¿hasta cuándo tengo de estar con vosotros, y os sufriré? Trae tu hijo acá. |
42 | Cuando el muchacho se acercaba, el demonio lo derribó y le produjo convulsiones. Y Jesús reprendió al espíritu inmundo, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. | Pero en tanto que se acercaba el muchacho, el demonio le derribó, y arrojóle en convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho; y sedo volvió a su padre. | Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre. | Y como aun se acercaba, el demonio le derribó y despedazó: mas Jesús increpó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo volvió á su padre. |
43 | Todos estaban atónitos ante la grandeza de Dios. Y mientras todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: |
Y todos estaban atónitos de la grandeza de Dios. Empero mientras todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: |
Y todos se admiraban de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: |
Y todos estaban atónitos de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo á sus discípulos: |
44 | Que estas palabras penetren en vuestros oídos; porque el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. | Penetren estas palabras en vuestros oídos: porque el Hijo del hombre va a ser entregado en mano de los hombres. | Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. | Poned vosotros en vuestros oídos estas palabras; porque ha de acontecer que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres. |
45 | Pero ellos no entendían estas palabras, porque les estaban encubiertas para que no las percibieran; y temían preguntarle acerca de ellas. | Mas ellos no entendían este dicho, y les estaba encubierto, para que no lo entendiesen: y temían preguntarle acerca de este dicho. | Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras. | Mas ellos no entendían esta palabra, y les era encubierta para que no la entendiesen; y temían preguntarle de esta palabra. |
46 | Surgió entre ellos una discusión sobre cuál de ellos sería el mayor. | Y suscitóse entre ellos una disputa, sobre cuál de ellos sería el mayor. | Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor.j | Entonces entraron en disputa, cuál de ellos sería el mayor. |
47 | Sabiendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño y lo puso junto a él, | Mas viendo Jesús los pensamientos de su corazón, tomó un niño, y poniéndole de pie junto a sí, | Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí, | Mas Jesús, viendo los pensamientos del corazón de ellos, tomó un niño, y púsole junto á sí, |
48 | y les dijo: Quien reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me reciba a mí, recibe al que me envió. Porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es grande. | les dijo: Quien recibiere a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibiere a mí, recibe al que me envió. Porque aquel que es el menor entre todos vosotros, ése es grande. | y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió;k porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el más grande. | Y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mí nombre, á mí recibe; y cualquiera que me recibiere á mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre todos vosotros, éste será el grande. |
49 | Tomando Juan la palabra dijo: Maestro, vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y se lo prohibimos, porque no te sigue con nosotros. | Y Juan respondiendo, le dijo: Maestro, hemos visto a cierto hombre que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo vedamos, porque no te sigue con nosotros. | Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. | Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto á uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. |
50 | Jesús les dijo: No se lo prohibáis; porque el que no está contra vosotros, por vosotros está. | Y Jesús les dijo: No se lo vedéis; porque el que no es contra vosotros, por vosotros es. | Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. | Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. |
51 | Como el tiempo de su ascensión al cielo se acercaba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. | Y aconteció que cuando se iba cumpliendo el tiempo en que él había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro resueltamente para ir a Jerusalem. | Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. | Y aconteció que, como se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir á Jerusalem. |
52 | Y envió mensajeros delante de él, los cuales entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. | Y envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una aldea de los Samaritanos a prepararle hospedaje. | Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. | Y envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una ciudad de los Samaritanos, para prevenirle. |
53 | Pero estos no lo recibieron, porque su decisión era ir a Jerusalén. | Mas éstos no le recibieron, porque su rostro estaba dirigido hacia Jerusalem. | Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. | Mas no le recibieron, porque era su traza de ir á Jerusalem. |
54 | Al ver esto los discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que pidamos que descienda fuego del cielo y los consuma, como hizo Elías? | Y viendo esto sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo, que los consuma, como también lo hizo Elías? | Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?l | Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como hizo Elías? |
55 | Pero volviéndose él, los reprendió. [Y les dijo: ¿No sabéis de qué espíritu sois? | Mas volviéndose él, les reprendió, y dijo: No sabéis de qué espíritu sois; | Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; | Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; |
56 | Porque el Hijo del hombre no vino para perder las vidas de los hombres, sino para salvarlas.] Y se fueron a otra aldea. | pues el Hijo del hombre no vino para perder las vidas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. | porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. | Porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron á otra aldea. |
57 | Andando ellos por el camino, un hombre le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas. | Y andando ellos por el camino cierto hombre le dijo: Yo te seguiré a dondequiera que fueres. | Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. | Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré donde quiera que fueres. |
58 | Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. | Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo nidos, mas el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. | Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. | Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza. |
59 | Y dijo a otro: ¡Sígueme! Él respondió: Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre. | Y dijo a otro: ¡Sígueme! Mas él dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. | Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. | Y dijo á otro: Sígueme. Y él dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre á mi padre. |
60 | Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, ve y anuncia el reino de Dios. | Jesús empero le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; mas anda tú y publica en derredor el reino de Dios. | Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. | Y Jesús le dijo: Deja los muertos que entierren á sus muertos; y tú, ve, y anuncia el reino de Dios. |
61 | Otro también le dijo: Te seguiré, Señor; pero permíteme primero que me despida de los de mi casa. | Y otro también le dijo: Te seguiré, Señor; mas permíteme primero que me despida de los que están en mi casa. | Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.m | Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa. |
62 | Pero Jesús le dijo: Ninguno que ha puesto la mano en el arado y mira atrás es apto para el reino de Dios. | Pero Jesús le dijo: Ninguno que pusiere la mano en el arado y mirare atrás, es apto para el reino de Dios. | Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. | Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios. |