Biblia paralela

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1 Entretanto se había juntado una multitud de miles de personas, tantas que se pisoteaban unos a otros. Jesús comenzó a decir primero a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía; ENTRETANTO, habiéndose juntado a millares y millares las gentes, de manera que unos a otros se atropellaban, comenzó Jesús a decir a sus discípulos primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía; En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos,a que es la hipocresía. EN esto, juntándose muchas gentes, tanto que unos á otros se hollaban, comenzó á decir á sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los Fariseos, que es hipocresía.
2 porque nada hay encubierto que no se descubrirá; ni oculto que no se conocerá. pues nada hay encubierto que no haya de ser descubierto, ni escondido, que no haya de saberse. Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.b Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido.
3 Por eso, lo que habéis dicho en la oscuridad, a la luz será oído; y lo que en las alcobas habéis hablado al oído, será pregonado desde las azoteas. Por eso, cuanto habéis dicho en tinieblas, en la luz del día será oído; y lo que habéis hablado al oído en las alcobas, será pregonado sobre los terrados. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas, á la luz serán oídas; y lo que hablasteis al oído en las cámaras, será pregonado en los terrados.
4 Pero yo os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Mas yo os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después no tienen más que puedan hacer. Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer.
5 Yo os enseñaré a quién debéis temer: Temed al que después de matar tiene poder para echar en la gehena; en verdad os digo: A él temed. Os enseñaré empero a quién debéis temer: Temed a Aquel que después de matar, tiene poder de echar en el infierno; en verdad os digo: Temedle a él. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a este temed. Mas os enseñaré á quién temáis: temed á aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en la Gehenna: así os digo: á éste temed.
6 ¿No se venden cinco gorriones por dos centavos? Y ni uno de ellos está olvidado ante Dios. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? y ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. ¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? pues ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.
7 Pero incluso los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. ¡No temáis; vosotros valéis más que muchos gorriones! Mas aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. ¡No temáis: vosotros valéis más que muchos pajarillos! Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos. Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues: de más estima sois que muchos pajarillos.
8 Os digo que todo el que me reconozca delante de los hombres, el Hijo del hombre también lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. Y yo os digo, que todo aquel que me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre también a él le confesará delante de los ángeles de Dios. Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;
9 Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. Mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. Mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
10 Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Y cualquiera que dijere palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.c Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
11 Cuando os lleven ante las sinagogas, los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o de qué responderéis o diréis; Y cuando os trajeren ante las sinagogas, y a los magistrados, y a las autoridades, no tengáis cuidado de cómo o de qué hayáis de responder, o de lo que hayáis de decir: Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; Y cuando os trajeren á las sinagogas, y á los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo ó qué hayáis de responder, ó qué hayáis de decir;
12 porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel instante lo que debéis decir. porque el Espíritu Santo os enseñará en aquella misma hora lo que conviene decir. porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.d Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que será necesario decir.
13 Uno de la multitud le dijo: Maestro, di a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Y uno de en medio de la multitud le dijo: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Y díjole uno de la compañía: Maestro, di á mi hermano que parta conmigo la herencia.
14 Pero él le contestó: Hombre ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o repartidor? Mas él le dijo: Hombre ¿quién me ha puesto a mí sobre vosotros por juez o repartidor? Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me puso por juez ó partidor sobre vosotros?
15 Entonces les dijo: Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no está en la abundancia de sus bienes. Les dijo, pues: Mirad, y guardaos de toda suerte de codicia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Y díjoles: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
16 Entonces les dijo una parábola: Las tierras de cierto hombre rico habían producido mucho; También les habló una parábola, diciendo: El campo de cierto hombre rico había producido mucho: También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y refirióles una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había llevado mucho;
17 y él razonaba para sí, diciendo: ¿Qué haré? Porque no tengo donde almacenar mis frutos. y él discurría dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré? porque no tengo donde pueda recoger mis frutos. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos?
18 Y se dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré más grandes; y allí almacenaré todos mis productos y mis bienes; Y dijo: Haré esto: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores; y allí recogeré todos mis productos y mis bienes: Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes;
19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, alégrate. y diré a mi alma: ¡Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años! ¡descansa! ¡come, bebe, huélgate! y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Y diré á mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, huélgate.
20 Pero Dios le dijo: ¡Insensato! Esta noche tu alma te será reclamada, y lo que has acumulado ¿de quién será? Pero Dios le dijo: ¡Insensato! esta noche tu alma te será demandada; y lo que has prevenido ¿de quién será? Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Y díjole Dios: Necio, esta noche vuelven á pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será?
21 Así es el que atesora para sí, y no es rico para con Dios. Así es el que atesora para sí, y no es rico para con Dios. Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios.
22 Y dijo a sus discípulos: Por tanto, os digo: No os preocupéis por vuestra vida, por lo que comeréis; ni por vuestro cuerpo, por lo que vestiréis. Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, sobre lo que habéis de comer; ni por vuestro cuerpo, sobre lo que habéis de vestir. Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. Y dijo á sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.
23 Porque la vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. Porque la vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. La vida más es que la comida, y el cuerpo que el vestido.
24 Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan; no tienen granero ni despensa, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves! Considerad los cuervos, que ellos ni siembran ni siegan; los cuales no tienen almacén ni troje; y Dios los alimenta: ¿cuánto más valéis vosotros que las aves? Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen cillero, ni alfolí; y Dios los alimenta. ¿Cuánto de más estima sois vosotros que las aves?
25 Y ¿quién de vosotros, por mucho que se inquiete, puede añadir un codo a su estatura? Y ¿quién de vosotros, por mucho que se afane, podrá añadir un codo a lo largo de su vida? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? ¿Y quién de vosotros podrá con afán añadir á su estatura un codo?
26 Pues si ni siquiera podéis hacer lo mínimo, ¿por qué os inquietáis por lo demás? Pues si ni siquiera una cosa tan mínima así podéis hacer, ¿por qué os afanáis respecto de lo demás? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?
27 Considerad cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; y os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Considerad los lirios, cómo crecen: no trabajan ni hilan; mas yo os digo que ni aun Salomón, en toda su gloria, fué vestido como uno de éstos. Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloriae se vistió como uno de ellos. Considerad los lirios, cómo crecen: no labran, ni hilan; y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Si Dios viste así la hierba que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Y si a la hierba, que está hoy en el campo, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Y si así viste Dios á la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno; ¿cuánto más á vosotros, hombres de poca fe?
29 Así que no os preocupéis por lo que habéis de comer, o de beber, ni estéis inquietos. Así que no andéis buscando qué hayáis de comer, o qué hayáis de beber, ni seáis de ánimo dudoso. Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Vosotros, pues, no procuréis qué hayáis de comer, ó qué hayáis de beber: ni estéis en ansiosa perplejidad.
30 Porque las gentes del mundo buscan todas estas cosas; y vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ellas. Porque las naciones del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas: y vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; que vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas.
31 Antes, buscad su reino, y estas cosas os serán añadidas. Antes bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia; y estas cosas os serán dadas por añadidura. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. Mas procurad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
32 No temas, pequeño rebaño, porque le ha agradado a vuestro Padre daros el reino. No temáis, manada pequeña, porque al Padre le place daros el reino. No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino.
33 Vended lo que poseéis y dad limosna; haceos bolsas que no envejecen, tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla destruye; Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca se agota, donde ladrón no llega, ni polilla consume: Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe.
34 porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón. porque donde estuviere vuestro tesoro allí estará vuestro corazón. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
35 Estén ceñidos vuestros lomos y encendidas vuestras lámparas; Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;f Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras antorchas encendidas;
36 y sed vosotros semejantes a hombres que esperan a que su señor regrese de las bodas; para que cuando llegue y llame, le abran al instante. y sed vosotros mismos como hombres que aguardan a su señor, cuando haya de volver de las bodas; a fin de que cuando venga y llame, le abran al instante. y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regreseg de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Y vosotros semejantes á hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y llamare, luego le abran.
37 ¡Bienaventurados aquellos siervos a los que, llegando el señor, encuentre velando! En verdad os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa y, acercándose, les servirá. ¡Bienaventurados aquellos siervos, a quienes su señor, cuando viniere, los hallare velando! en verdad os digo, que él mismo se ceñirá, y haciendo que ellos se sienten a la mesa, se llegará y les servirá. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Bienaventurados aquellos siervos, á los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten á la mesa, y pasando les servirá.
38 Y si llega en la segunda o en la tercera vigilia, y los halla así, bienaventurados son aquellos siervos. Y si viniere en la segunda vigilia, o en la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. Y aunque venga á la segunda vigilia, y aunque venga á la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos.
39 Pero esto sabed, que si el amo de casa hubiera sabido a qué hora iba a venir el ladrón, hubiera velado y no hubiera dejado forzar su casa. Esto empero sabed, que si supiera el padre de familia a qué hora había de venir el ladrón, velaría, y no dejaría minar su casa. Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. Esto empero sabed, que si supiese el padre de familia á qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.
40 Estad vosotros también preparados, porque el Hijo del hombre viene a la hora que no pensáis. Estad vosotros también prevenidos; porque a la hora que no pensáis, el Hijo del hombre vendrá. Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.h Vosotros pues también, estad apercibidos; porque á la hora que no pensáis, el Hijo del hombre vendrá.
41 Pedro entonces dijo: Señor, ¿dices esta parábola para nosotros, o también para todos? Pedro entonces dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola á nosotros, ó también á todos?
42 El Señor dijo: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, a quien su señor pondrá sobre su servidumbre, para darles la ración a su tiempo? Y el Señor dijo: ¿Quién es pues el mayordomo fiel y prudente, a quien su señor pondrá sobre su familia, para darles la ración a su tiempo? Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual el señor pondrá sobre su familia, para que á tiempo les dé su ración?
43 Bienaventurado el siervo a quien su señor, cuando venga, encuentre haciendo así. Bienaventurado aquel siervo, a quien su señor cuando viniere, le hallare haciendo así. Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando el señor viniere, hallare haciendo así.
44 En verdad os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes. En verdad os digo, que le pondrá sobre todos sus bienes. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. En verdad os digo, que él le pondrá sobre todos sus bienes.
45 Pero si aquel siervo se dice en su interior: Mi señor tarda en venir; y comienza a golpear a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse; Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a pegar a los criados y a las criadas, y a comer, y a beber, y a embriagarse; Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, Mas si el tal siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir: y comenzare á herir á los siervos y á las criadas, y á comer y á beber y á embriagarse;
46 vendrá el señor de aquel siervo un día que no espera y a una hora que no sabe; y lo castigará con severidad, y le dará su parte con los infieles. vendrá el señor de aquel siervo en el día que él no espera, y a la hora que él no sabe; y le azotará con la mayor severidad, y le señalará su parte con los criados infieles. vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera, y á la hora que no sabe, y le apartará, y pondrá su parte con los infieles.
47 Porque el siervo que supo la voluntad de su señor y no se preparó ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Pues el siervo que conoció la voluntad de su señor, y no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, será castigado con muchos azotes: Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme á su voluntad, será azotado mucho.
48 Pero el que no la sabía, e hizo cosas dignas de azotes, será castigado con pocos. Porque a todo aquel a quien se ha dado mucho, mucho se le exigirá; y a quien se le ha confiado mucho, más se le reclamará. mas el que no supo, e hizo cosas dignas de azotes, será castigado con pocos azotes: porque a todo aquel a quien se ha dado mucho, mucho le será exigido; y a quien se ha encomendado mucho, más será demandado de él. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Mas el que no entendió, é hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco: porque á cualquiera que fué dado mucho, mucho será vuelto á demandar de él; y al que encomendaron mucho, más le será pedido.
49 Vine a echar fuego en la tierra, ¿y qué quiero, si ya está encendido? Vine a echar fuego en la tierra; ¿y qué quiero, si ya está encendido? Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? Fuego vine á meter en la tierra: ¿y qué quiero, si ya está encendido?
50 Pero, tengo que ser bautizado con un bautismo, ¡y cómo me angustio hasta que se cumpla! Empero yo tengo un bautismo de que he de ser bautizado; ¡y cómo me angustio hasta que se cumpla! De un bautismo tengo que ser bautizado;i y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! Empero de bautismo me es necesario ser bautizado: y ¡cómo me angustio hasta que sea cumplido!
51 ¿Pensáis que vine para dar paz en la tierra? Os digo que no, sino división. ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo que no, sino antes división. ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. ¿Pensáis que he venido á la tierra á dar paz? No, os digo; mas disensión.
52 Porque a partir de ahora estarán divididos cinco en una casa, tres contra dos, y dos contra tres. Porque de ahora en adelante habrá cinco en una misma casa divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Porque estarán de aquí adelante cinco en una casa divididos; tres contra dos, y dos contra tres.
53 Se dividirán padre contra hijo, e hijo contra padre; madre contra hija, e hija contra madre; suegra contra nuera, y nuera contra suegra. Serán divididos padre contra hijo, e hijo contra padre; madre contra hija, e hija contra madre; suegra contra nuera, y nuera contra suegra. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.j El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.
54 Decía también a la multitud: Cuando veis una nube que surge en occidente, decís: Viene lluvia, y así sucede. Decía también a las gentes: Cuando veis una nube que se eleva desde el poniente, decís luego: Viene una tempestad; y así sucede. Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. Y decía también á las gentes: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y es así.
55 Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor, y lo hace. Y cuando sopla el Austro, decís: Hará calor; y lo hace. Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. Y cuando sopla el austro, decís: Habrá calor; y lo hay.
56 ¡Hipócritas! Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿y cómo no sabéis distinguir las señales de este tiempo? ¡Hipócritas! sabéis interpretar la variada apariencia de la tierra y del cielo, ¿pues cómo no sabéis interpretar las señales de este tiempo? ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo? ¡Hipócritas! Sabéis examinar la faz del cielo y de la tierra; ¿y cómo no reconocéis este tiempo?
57 ¿Y por qué también por vosotros mismos no juzgáis lo que es justo? ¿Y también por qué de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo? ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? ¿Y por qué aun de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo?
58 Cuando vas, pues, con tu adversario ante el magistrado, procura reconciliarte con él en el camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te eche en la cárcel. Cuando vas, pues, con tu adversario ante el magistrado, haz lo posible en el camino por librarte de él; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te eche en la cárcel. Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; porque no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.
59 Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun el último centavo. Yo te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último maravedí. Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca. Te digo que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último maravedí.
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