Biblia paralela

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1 Aconteció que, estando Jesús junto al lago de Genesaret, la muchedumbre se echaba sobre él para oír la palabra de Dios; Y ACONTECIÓ que un día, cuando la muchedumbre se echaba sobre él para oír la palabra de Dios, él estaba en pie en la orilla del lago de Genesaret; Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y ACONTECIÓ, que estando él junto al lago de Genezaret, las gentes se agolpaban sobre él para oír la palabra de Dios.
2 y vio dos barcas que estaban junto al lago; pero los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. y vió dos barcas que estaban a la orilla del lago; mas los pescadores habían salido de ellas, y estaban lavando sus redes. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y vió dos barcos que estaban cerca de la orilla del lago: y los pescadores, habiendo descendido de ellos, lavaban sus redes.
3 Entró en una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la apartase un poco de tierra; y él se sentó, y enseñaba desde la barca a la multitud. Y entró en una de las barcas, que era de Simón, y pidióle que la desviase de tierra un poco: y él se sentó, y enseñaba desde la barca a las gentes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.a Y entrado en uno de estos barcos, el cual era de Simón, le rogó que lo desviase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde el barco á las gentes.
4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: Remad mar adentro y echad vuestras redes para pescar. Y cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Hazte a lo profundo, y echad vuestras redes para pescar. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Y como cesó de hablar, dijo á Simón: Tira á alta mar, y echad vuestras redes para pescar.
5 Simón le respondió: Maestro, después de trabajar toda la noche, nada pescamos; pero porque tú me lo dices, echaré la red. Y Simón respondiendo, le dijo: Maestro, toda la noche nos hemos cansado, sin coger nada: mas en tu palabra echaré las redes. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado;b mas en tu palabra echaré la red. Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red.
6 Cuando lo hicieron, pescaron una gran cantidad de peces; y la red se rompía. Y habiendo hecho esto, encerraron una tan grande multitud de peces, que las redes se rompían. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces,c y su red se rompía. Y habiéndolo hecho, encerraron gran multitud de pescado, que su red se rompía.
7 E hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se iban hundiendo. E hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, que viniesen a ayudarles. Y llegándose ellos, llenaron ambas barcas, de manera que se iban anegando. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. É hicieron señas á los compañeros que estaban en el otro barco, que viniesen á ayudarles; y vinieron, y llenaron ambos barcos, de tal manera que se anegaban.
8 Al ver esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, y dijo: ¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador! Simón Pedro, pues, viendo esto, cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador! Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Lo cual viendo Simón Pedro, se derribó de rodillas á Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
9 Porque el temor se apoderó de él y de todos los que estaban con él, a causa de la pesca recogida; Pues asombro se había apoderado de él, y de todos los que con él estaban, a causa de la presa de peces que habían cogido: Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, Porque temor le había rodeado, y á todos los que estaban con él, de la presa de los peces que habían tomado;
10 y asimismo se apoderó de Jacobo y de Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: ¡No temas, desde ahora serás pescador de hombres! y asimismo de Santiago y de Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: ¡No temas; desde ahora te ocuparás en pescar hombres! y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y asimismo á Jacobo y á Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo á Simón: No temas: desde ahora pescarás hombres.
11 Llevando sus barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron. Y habiendo traído sus barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron. Y como llegaron á tierra los barcos, dejándolo todo, le siguieron.
12 Estando él en una de las ciudades, sucedió que había allí un hombre lleno de lepra; cuando vio a Jesús, cayó rostro en tierra, y le suplicaba: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme! Y sucedió que estando él en una de las ciudades, vino un hombre lleno de lepra, y cuando vió a Jesús, cayó sobre el rostro, y le rogaba, diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme! Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y aconteció que estando en una ciudad, he aquí un hombre lleno de lepra, el cual viendo á Jesús, postrándose sobre el rostro, le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
13 Extendiendo él la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; queda limpio. Y al instante la lepra lo dejó. Y extendiendo Jesús la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra apartóse de él. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Entonces, extendiendo la mano, le tocó diciendo: Quiero: sé limpio. Y luego la lepra se fué de él.
14 Y le mandó que no lo dijese a nadie, sino: ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, conforme mandó Moisés, en testimonio para ellos. Y le mandó que no lo dijese a nadie; sino vé (le dijo), muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, conforme mandó Moisés, para que les conste. Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés,d para testimonio a ellos. Y él le mandó que no lo dijese á nadie: Mas ve, díjole, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moisés, para testimonio á ellos.
15 Pero su fama se extendía cada vez más; y se juntaban grandes multitudes para oírlo y ser sanados de sus enfermedades. Pero tanto más se extendía la fama de él: y se juntaban grandes multitudes para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades. Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Empero tanto más se extendía su fama: y se juntaban muchas gentes á oír y ser sanadas de sus enfermedades.
16 Pero él se retiraba a lugares solitarios y oraba. Mas él, mientras tanto, salía a los desiertos, y oraba. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. Mas él se apartaba á los desiertos, y oraba.
17 Un día que él enseñaba, estaban presentes unos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. Y el poder del Señor° estaba [con él] para sanar. Y aconteció en uno de aquellos días, que estaba enseñando, y había allí sentados fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea, y de Jerusalem: y el poder del Señor estaba presente con él, para sanar a los enfermos. Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y aconteció un día, que él estaba enseñando, y los Fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalem: y la virtud del Señor estaba allí para sanarlos.
18 Entonces llegaron unos hombres trayendo sobre una camilla a un hombre que estaba paralítico, a quien trataban de introducir y poner delante de él. Y he aquí, unos hombres traían sobre un lecho a un hombre que era paralítico: y buscaban por dónde meterle, y ponerle delante de él. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Y he aquí unos hombres, que traían sobre un lecho un hombre que estaba paralítico; y buscaban meterle, y ponerle delante de él.
19 Al no encontrar la manera de llevarlo dentro a causa de la multitud, subieron a la azotea y, quitando las tejas, lo bajaron con su camilla y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Y no hallando cómo meterlo, a causa del gentío, subieron al terrado, y por el techo le bajaron con su camilla, poniéndole en medio, delante de Jesús. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Y no hallando por donde meterle á causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho en medio, delante de Jesús;
20 Al ver le fe de ellos, él dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Y él, viendo la fe de ellos, dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. El cual, viendo la fe de ellos, le dice: Hombre, tus pecados te son perdonados.
21 Los escribas y fariseos comenzaron a razonar, diciendo: ¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar pecados que no sea Dios? Y los escribas y fariseos comenzaron a discurrir, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios? Entonces los escribas y los Fariseos comenzaron á pensar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?
22 Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: ¿Qué razonáis en vuestros corazones? Mas Jesús, que conocía los pensamientos de ellos, respondióles, diciendo: ¿Qué discurrís en vuestros corazones? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué pensáis en vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate, y anda? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, ó decir: Levántate y anda?
24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, dijo al paralítico: A ti te digo: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dice al paralítico): A ti te digo: ¡Levántate, y alzando tu lecho, véte a tu casa! Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice al paralítico): Á ti digo, levántate, toma tu lecho, y vete á tu casa.
25 Al instante se levantó delante de todos, y tomando aquello en que yacía, se fue a su casa glorificando a Dios. Y al instante, levantándose delante de ellos, y tomando aquello en que yacía, se fué a su casa, glorificando a Dios. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. Y luego, levantándose en presencia de ellos, y tomando aquel en que estaba echado, se fué á su casa, glorificando á Dios.
26 Todos quedaron asombrados y glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: ¡Hoy hemos visto cosas sorprendentes! Y apoderóse espanto de todos, y glorificaban a Dios: y se llenaron de temor, diciendo: ¡Hemos visto maravillas hoy! Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas. Y tomó espanto á todos, y glorificaban á Dios; y fueron llenos del temor, diciendo: Hemos visto maravillas hoy.
27 Después de esto salió y vio a un cobrador de impuestos llamado Leví, sentado en el banco de los tributos, y le dijo: ¡Sígueme! Y después de estas cosas salió, y vió a un publicano, llamado Leví, sentado en el banco de los tributos, y le dijo: ¡Sígueme! Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y después de estas cosas salió, y vió á un publicano llamado Leví, sentado al banco de los públicos tributos, y le dijo: Sígueme.
28 Dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y dejadas todas las cosas, levantándose, le siguió.
29 Leví le hizo un gran banquete en su casa, y había muchos cobradores de impuestos y otros que estaban a la mesa con ellos. E hizo Leví un gran banquete en su casa; y había numerosa compañía de publicanos y de otros que se sentaban a la mesa con ellos. Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. É hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros, los cuales estaban á la mesa con ellos.
30 Pero los fariseos y sus escribas murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con cobradores de impuestos y pecadores? Pero los fariseos y los escribas de ellos, murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?e Y los escribas y los Fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?
31 Jesús les respondió: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos; Y respondiendo Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos: Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Y respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no necesitan médico, sino los que están enfermos.
32 no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. no he venido a llamar justos, sino pecadores a arrepentimiento. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. No he venido á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento.
33 Ellos le contestaron: Los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, así como los de los fariseos; pero los tuyos comen y beben. Y ellos le dijeron: Los discípulos de Juan Bautista ayunan muchas veces, y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos; pero los tuyos comen y beben. Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los Fariseos, y tus discípulos comen y beben?
34 Jesús les respondió: ¿Podéis acaso hacer ayunar a los amigos del esposo mientras que el esposo está con ellos? Y Jesús les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los compañeros del novio ayunen, mientras el esposo está con ellos? Él les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Y él les dijo: ¿Podéis hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?
35 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en esos días. Empero vendrán días para esto; y cuando el esposo les fuere quitado, entonces ayunarán en aquellos días. Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán. Empero vendrán días cuando el esposo les será quitado: entonces ayunarán en aquellos días.
36 Les dijo también una parábola: Nadie pone un retal de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo; porque entonces no solo romperá el nuevo, sino que tampoco al viejo le quedará bien el retal quitado al nuevo. Y les dijo también una parábola: Nadie rompe un vestido nuevo para echar remiendo a un vestido viejo; pues de otra manera no solamente se romperá el nuevo, sino también al viejo no le quedará bien el retazo quitado al nuevo. Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y les decía también una parábola: Nadie mete remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera el nuevo rompe, y al viejo no conviene remiendo nuevo.
37 Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque entonces el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán; Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra suerte el vino nuevo romperá los odres, y él mismo se derramará, y los odres se perderán: Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Y nadie echa vino nuevo en cueros viejos; de otra manera el vino nuevo romperá los cueros, y el vino se derramará, y los cueros se perderán.
38 sino que un vino nuevo debe echarse en odres nuevos. sino que el vino nuevo se debe echar en odres nuevos. Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. Mas el vino nuevo en cueros nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conserva.
39 Nadie que bebió del añejo, desea el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. Y ninguno, habiendo bebido vino añejo, desea el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. Y ninguno que bebiere del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.
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