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PALABRAS del Predicador, hijo de David, que reinó en Jerusalem: |
Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. |
PALABRAS del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalem. |
2 |
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¡Vanidad de vanidades! dice el Predicador, ¡vanidad de vanidades, todo es vanidad! |
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. |
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo vanidad. |
3 |
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¿Qué provecho saca el género humano de todo su afán en que se afana debajo del sol? |
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? |
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? |
4 |
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Una generación va, y otra generación viene; mas la tierra permanece para siempre. |
Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. |
Generación va, y generación viene: mas la tierra siempre permanece. |
5 |
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El sol también se levanta y el sol se pone; apresurándose a volver al lugar de donde se levantó. |
Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. |
Y sale el sol, y pónese el sol, y con deseo vuelve á su lugar donde torna á nacer. |
6 |
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El viento va hacia el sur, luego gira hacia el norte; girando, girando va el viento; y torna continuamente a sus circuitos. |
El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. |
El viento tira hacia el mediodía, y rodea al norte; va girando de continuo, y á sus giros torna el viento de nuevo. |
7 |
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Todos los ríos van al mar; y con todo, el mar nunca se llena; al lugar adonde van los ríos, allí mismo vuelven a ir. |
Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. |
Los ríos todos van á la mar, y la mar no se hinche; al lugar de donde los ríos vinieron, allí tornan para correr de nuevo. |
8 |
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Todas las cosas se cansan con agitación incesante; no puede el hombre expresarlo: nunca se harta el ojo de ver, ni el oído de oír. |
Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. |
Todas las cosas andan en trabajo mas que el hombre pueda decir: ni los ojos viendo se hartan de ver, ni los oídos se hinchen de oír. |
9 |
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Aquello que ha sido, es lo que será; y lo que se ha hecho, es lo que se volverá a hacer; pues no hay ninguna cosa nueva debajo del sol. |
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. |
¿Qué es lo que fué? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del sol. |
10 |
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¿Habrá por ventura cosa de que se pueda decir: He aquí, esto es nuevo? Al contrario, ya ha mucho que existió en los siglos que fueron antes de nosotros. |
¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. |
¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fué en los siglos que nos han precedido. |
11 |
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No hay memoria de las cosas anteriores; ni tampoco de las cosas que han de venir la habrá entre aquellos que vendrán después de ellas. |
No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. |
No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. |
12 |
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Cuando yo, el Predicador, vine a ser rey de Israel en Jerusalem, |
Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. |
Yo el Predicador fuí rey sobre Israel en Jerusalem. |
13 |
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entonces apliqué mi corazón a buscar y averiguar, con sabiduría, lo concerniente a cuanto se hace debajo del sol: trabajo ímprobo que ha señalado Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. |
Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. |
Y dí mi corazón á inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo: este penoso trabajo dió Dios á los hijos de los hombres, en que se ocupen. |
14 |
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He visto cuantas obras se hacen debajo del sol; ¡y he aquí que el todo es vanidad y correr tras el viento! |
Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. |
Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. |
15 |
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Lo torcido no se puede enderezar, y lo falto no se puede contar. |
Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. |
Lo torcido no se puede enderezar; y lo falto no puede contarse. |
16 |
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Hablé conmigo mismo, diciendo: He aquí que me he engrandecido, y he acaudalado la sabiduría más que todos los que ha habido en Jerusalem antes de mí; y mi corazón ha tenido mucha experiencia de sabiduría y de ciencia. |
Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduríaa sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. |
Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí hállome yo engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem; y mi corazón ha percibido muchedumbre de sabiduría y ciencia. |
17 |
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Pues apliqué mi corazón a conocer la sabiduría, y a conocer la locura y la insensatez: y supe que esto también es correr tras el viento. |
Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. |
Y dí mi corazón á conocer la sabiduría, y también á entender las locuras y los desvaríos: conocí que aun esto era aflicción de espíritu. |
18 |
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Porque en la mucha sabiduría hay mucho enfado; y quien aumenta el saber, aumenta el dolor. |
Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor. |
Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor. |