Biblia paralela

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1 Cuando terminó sus palabras a oídos del pueblo, Jesús entró en Capernaum. Y DESPUÉS que Jesús hubo concluido todos sus dichos a oídos del pueblo, entró en Capernaum, Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum. Y COMO acabó todas sus palabras oyéndole el pueblo, entró en Capernaum.
2 El siervo de un centurión, a quien este estimaba mucho, estaba muy enfermo, a punto de morir. Y el siervo de cierto centurión, a quien éste estimaba mucho, estaba enfermo, y a punto de morir. Y el siervo de un centurión, a quien este quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Y el siervo de un centurión, al cual tenía él en estima, estaba enfermo y á punto de morir.
3 Cuando oyó hablar de Jesús, le envió ancianos de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su siervo. Y cuando el centurión oyó hablar de Jesús, envió a él los ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y como oyó hablar de Jesús, envió á él los ancianos de los Judíos, rogándole que viniese y librase á su siervo.
4 Ellos fueron a Jesús y le rogaban con insistencia, diciendo: Es digno de que le concedas esto; Y ellos, viniendo a Jesús, le rogaron, diciendo: Digno es de que hagas esto por él; Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; Y viniendo ellos á Jesús, rogáronle con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto;
5 porque ama a nuestra nación y nos edificó la sinagoga. porque ama a nuestra nación; y él nos edificó la sinagoga. porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga. Que ama nuestra nación, y él nos edificó una sinagoga.
6 Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión le envió unos amigos para decirle: Señor, no te molestes; porque no soy digno de que entres bajo mi techo; Y Jesús fué con ellos. Mas cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión le envió unos amigos suyos, diciéndole: Señor, no te molestes; porque no soy digno de que entres debajo de mi techado: Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; Y Jesús fué con ellos. Mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos á él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
7 por lo cual no me consideré digno de ir a ti; pero di una palabra y el muchacho quedará sano. por lo cual no me tuve yo por digno de ir a ti; pero di la palabra, y mi criado quedará sano. por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano. Por lo cual ni aun me tuve por digno de venir á ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano.
8 Porque también yo, que soy hombre bajo autoridad, tengo soldados bajo mi mando; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Porque también yo, siendo hombre subalterno, tengo soldados sujetos a mí; y digo a éste: ¡Vé! y va; y al otro: ¡Ven! y viene; y a mi siervo: ¡Haz esto! y lo hace. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Porque también yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.
9 Al oír esto Jesús, se maravilló de él; y volviéndose, dijo a la multitud que lo seguía: Os digo que ni aun en Israel he encontrado fe tan grande. Y cuando Jesús oyó esto, maravillóse de él; y volviéndose al gentío que le seguía, dijo: Os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tan grande. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Lo cual oyendo Jesús, se maravilló de él, y vuelto, dijo á las gentes que le seguían: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
10 Al regresar a la casa, los enviados hallaron sano al siervo. Y volviéndose a la casa los enviados, hallaron sano al siervo. Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo. Y vueltos á casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.
11 Al día siguiente iba [Jesús] a una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y una gran multitud. Y aconteció al día siguiente, que iba Jesús a una ciudad llamada Naín; y le acompañaban sus discípulos y gran multitud de gente. Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. Y aconteció después, que él iba á la ciudad que se llama Naín, é iban con él muchos de sus discípulos, y gran compañía.
12 Llegando cerca de la puerta de la ciudad, vio que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda. Y la acompañaba una gran multitud de la ciudad. Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban a un difunto, hijo único de su madre, y ella era viuda. Y mucha gente de la ciudad estaba con ella. Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera á un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda: y había con ella grande compañía de la ciudad.
13 Viéndola el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: ¡No llores más! Y viéndola el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: ¡No llores! Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y como el Señor la vió, compadecióse de ella, y le dice: No llores.
14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se pararon. Y dijo: ¡Joven, yo te digo: Levántate! Y acercándose, tocó las andas; y los que le llevaban se pararon. Y dijo ¡Mancebo, yo te digo: Levántate! Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Y acercándose, tocó el féretro: y los que lo llevaban, pararon. Y dice: Mancebo, á ti digo, levántate.
15 El muerto se incorporó y comenzó a hablar; y lo dio a su madre. E incorporóse el muerto, y comenzó a hablar; y lo dió a su madre. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó á hablar. Y dióle á su madre.
16 Todos se llenaron de temor y alababan a Dios, diciendo: ¡Un gran profeta se ha levantado entre nosotros! ¡Dios ha visitado a su pueblo! Y temor apoderóse de todos; y alababan a Dios, diciendo: ¡Un gran profeta se ha levantado entre nosotros! y: ¡Dios ha visitado a su pueblo! Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban á Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado á su pueblo.
17 Este dicho sobre él salió por toda Judea y por toda la comarca alrededor. Y este dicho respecto de él salió por toda la Judea, y por toda la región de alrededor. Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor. Y salió esta fama de él por toda Judea, y por toda la tierra de alrededor.
18 Los discípulos de Juan le informaron de todas estas cosas. Y los discípulos de Juan Bautista le dieron noticia de todas estas cosas. Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos, Y sus discípulos dieron á Juan las nuevas de todas estas cosas: y llamó Juan á dos de sus discípulos,
19 Entonces Juan, llamando a dos de ellos, los envió a preguntar al Señor: ¿Eres tú el que viene, o debemos esperar a otro? Juan entonces, llamando a sí a dos de sus discípulos, los envió al Señor, diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o debemos esperar a otro? y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro? Y envió á Jesús, diciendo: ¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?
20 Cuando los hombres se acercaron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a preguntarte: ¿Eres tú el que viene, o debemos esperar a otro? Y cuando los hombres hubieron venido a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o debemos esperar a otro? Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro? Y como los hombres vinieron á él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado á ti, diciendo: ¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?
21 En aquella hora sanó a muchos de enfermedades, de plagas y de espíritus malignos; y a muchos ciegos les dio la vista. En aquella hora sanó a muchos de dolencias, y de plagas, y de espíritus malignos; y a muchos que eran ciegos les dió vista. En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Y en la misma hora sanó á muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos; y á muchos ciegos dió la vista.
22 Y les respondió: Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y los pobres son evangelizados. Y él respondiendo, les dijo: Id, y declarad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos reciben la vista y los cojos andan, los leprosos son limpiados y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es predicado el evangelio; Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen,a los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;b Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, dad las nuevas á Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, á los pobres es anunciado el evangelio:
23 ¡Y bienaventurado aquel que no tropieza por mi causa! ¡y bienaventurado aquel que no hallare tropiezo en mí! y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí. Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.
24 Cuando se fueron los mensajeros de Juan, Jesús comenzó a hablar de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Y cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir a las multitudes respecto de Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿una caña meneada por el viento? Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Y como se fueron los mensajeros de Juan, comenzó á hablar de Juan á las gentes: ¿Qué salisteis á ver al desierto? ¿una caña que es agitada por el viento?
25 Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Mirad que los que visten ropas finas y viven rodeados de lujos, están en los palacios de los reyes. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿a un hombre vestido de ropas delicadas? He aquí, los que visten ropas preciosas y viven en delicias, en las cortes de los reyes están. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. Mas ¿qué salisteis á ver? ¿un hombre cubierto de vestidos delicados? He aquí, los que están en vestido precioso, y viven en delicias, en los palacios de los reyes están.
26 Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿un profeta? Sí, yo os lo digo, y más que profeta. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Mas ¿qué salisteis á ver? ¿un profeta? También os digo, y aun más que profeta.
27 Este es de quien está escrito: «He aquí envío mi mensajero ante ti, que preparará tu camino delante de ti.» [Malaquías 3:1] Éste es aquel de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero ante tu faz, que preparará tu camino delante de ti. Este es de quien está escrito:
He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.c
Éste es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual aparejará tu camino delante de ti.
28 Os digo que, entre los nacidos de mujer, ninguno hay mayor que Juan; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. Yo os digo que entre los nacidos de mujer, ninguno hay mayor que Juan; sin embargo, el menor en el reino de Dios mayor es que él. Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. Porque os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista: mas el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
29 Al oír esto, todo el pueblo y los cobradores de impuestos justificaron a Dios, habiendo sido bautizados con el bautismo de Juan. Y todo el pueblo y los publicanos, al oír esto, justificaron a Dios, habiendo sido bautizados con el bautismo de Juan. Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan. Y todo el pueblo oyéndole, y los publicanos, justificaron á Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
30 Pero los fariseos y los doctores de la ley rechazaron el propósito de Dios para con ellos, no habiendo sido bautizados por Juan. Los fariseos empero y los doctores de la ley, desecharon contra sí mismos el consejo de Dios, no habiendo sido bautizados por Juan. Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan.d Mas los Fariseos y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.
31 ¿A quién, pues, compararé a los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Y dijo el Señor: ¿A quién, pues, he de comparar los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Y dice el Señor: ¿Á quién, pues, compararé los hombres de esta generación, y á qué son semejantes?
32 Son como niños sentados en la plaza, que dan voces a los otros, y les dicen: ¡Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos un canto fúnebre, y no llorasteis! Son parecidos a niños sentados en la plaza, que dan voces los unos a los otros, y dicen: ¡Os tañimos flauta, y no bailasteis; cantamos lamentos fúnebres, y no plañisteis! Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis. Semejantes son á los muchachos sentados en la plaza, y que dan voces los unos á los otros, y dicen: Os tañimos con flautas, y no bailasteis: os endechamos, y no llorasteis.
33 Porque vino Juan el Bautista que no comía pan ni bebía vino, y decís: ¡Demonio tiene! Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan, ni bebe vino, y decís: ¡Demonio tiene! Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene. Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan, ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe y decís: ¡He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores! El Hijo del hombrea venido, que come y bebe, y decís: ¡He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores! Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.
35 Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos. Pero la sabiduría es vindicada por parte de todos sus hijos. Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos. Mas la sabiduría es justificada de todos sus hijos.
36 Le pidió uno de los fariseos que comiera con él; y entrando en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Y rogóle uno de los fariseos que comiera con él: y entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Y le rogó uno de los Fariseos, que comiese con él. Y entrado en casa del Fariseo, sentóse á la mesa.
37 Entonces una mujer pecadora de la ciudad, cuando se enteró de que él estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de perfume de alabastro; Y he aquí una mujer que había en la ciudad, la cual era pecadora, habiendo entendido que él estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro de ungüento; Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, como entendió que estaba á la mesa en casa de aquel Fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
38 y llorando, se puso detrás, a sus pies; y comenzó a humedecerle los pies con sus lágrimas y los secaba con sus cabellos; los besaba con fervor y los ungía con el perfume. y poniéndose detrás de él, junto a sus pies, llorando, comenzó a regar éstos con lágrimas, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y los besaba fervorosamente, y los ungió con el ungüento. y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.e Y estando detrás á sus pies, comenzó llorando á regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.
39 Cuando vio esto el fariseo que le había invitado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le toca, porque es pecadora. Mas al ver esto el fariseo que le había convidado, habló dentro de sí, diciendo: Éste, si fuera profeta, hubiera conocido quién y qué tal es la mujer que le toca; porque es pecadora. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Y como vió esto el Fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Éste, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.
40 Jesús le dijo: Simón, tengo que decirte algo. Y él respondió: Di, Maestro. Y respondiendo Jesús, le dijo: Simón, tengo una cosa que decirte. Y él dice: Di, Maestro. Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di, Maestro.
41 Le dijo Jesús: Un acreedor tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. Dícele Jesús: Cierto acreedor tenía dos deudores; el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
42 No teniendo ellos con qué pagar, perdonó la deuda a ambos. ¿Cuál de ellos le amará más? Mas no teniendo ellos con que pagar, a entrambos les perdonó la deuda. ¿Cuál de ellos, pues, le amará más? y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Y no teniendo ellos de qué pagar, perdonó á ambos. Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más?
43 Simón le respondió: Supongo que aquel a quien más perdonó. Y él le dijo: Correctamente juzgaste. Simón respondiendo, le dijo: Pienso que aquel a quien más perdonó. Y él le dijo: Has juzgado rectamente. Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquél al cual perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
44 Vuelto hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa no me diste agua para mis pies; pero ella ha lavado mis pies con lágrimas y los limpió con sus cabellos. Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿ves a esta mujer? Yo entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con sus cabellos. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. Y vuelto á la mujer, dijo á Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos.
45 No me diste beso; pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No me diste beso; mas ésta, desde el tiempo que entré, no ha cesado de besar mis pies. No me diste beso; mas esta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No me diste beso, mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite; pero ella con perfume ha ungido mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta con ungüento me ha ungido los pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas esta ha ungido con perfume mis pies. No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido con ungüento mis pies.
47 Por lo cual te digo que le son perdonados sus muchos pecados, porque amó mucho; pero al que poco se le perdona, poco ama. Por lo cual, a ti digo: ¡Perdonados son los muchos pecados de ella! pues que amó mucho; mas al que poco se perdona, poco ama. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama.
48 Le dijo a ella: Tus pecados te son perdonados. Y a ella le dijo: Los pecados te son perdonados. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y á ella dijo: Los pecados te son perdonados.
49 Y los que estaban sentados a la mesa con él comenzaron a decir entre ellos: ¿Quién es este que hasta perdona pecados? Y los que estaban a la mesa con él comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste que aun perdona pecados? Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es este, que también perdona pecados? Y los que estaban juntamente sentados á la mesa, comenzaron á decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
50 Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado; vete en paz. Mas él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado: véte en paz. Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz. Y dijo á la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.
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