Biblia paralela
# | Moderna 1929 actualizada 2020 | Moderna 1929 | Reina-Valera revisada 1960 | Reina-Valera revisada 1909 |
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1 | Y CIERTA mujer de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto, (y sabes que tu siervo era temeroso de Jehová); y el acreedor ha venido con el fin de llevarse mis dos hijos por siervos. | Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. | UNA mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó á Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová: y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. | |
2 | Entonces le dijo Eliseo: ¿Qué podré yo hacer por ti? Dime ¿qué tienes en casa? Y ella respondió: Nada tiene tu sierva en casa sino una botija de aceite. | Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. | Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite. | |
3 | Y él dijo: Vé, pide prestadas, para tu uso, vasijas de afuera, de parte de todas tus vecinas, vasijas vacías; no dejes que sean pocas. | Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. | Y él le dijo: Ve, y pide para ti vasos prestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos. | |
4 | Luego vendrás, y cerrarás la puerta sobre ti y tus hijos, y vaciarás el aceite en todas aquellas vasijas; y en llenándose, las pondrás aparte. | Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. | Entra luego, y cierra la puerta tras ti y tras tus hijos; y echa en todos los vasos, y en estando uno lleno, ponlo aparte. | |
5 | Ella pues se retiró de él, y cerró la puerta sobre sí y sus hijos; ellos le llegaban las vasijas, y ella las iba llenando. | Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. | Y partióse la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos; y ellos le llegaban los vasos, y ella echaba del aceite. | |
6 | Y aconteció que estando ya todas llenas, dijo a su hijo: Alcánzame otra vasija más. Y él le respondió: No hay más vasija. Entonces se detuvo el aceite. | Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. | Y como los vasos fueron llenos, dijo á un hijo suyo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite. | |
7 | Luego ella fué, y se lo dijo al varón de Dios. Y él respondió: Vé, vende el aceite, y paga tus deudas; y tú y tus hijos viviréis de lo sobrante. | Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede. | Vino ella luego, y contólo al varón de Dios, el cual dijo: Ve, y vende el aceite, y paga á tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quedare. | |
8 | Y aconteció que un día pasó Eliseo hasta Sunem, donde había una mujer principal; y ella le hizo instancias para que comiese pan. Y sucedió después, siempre que pasaba, que se desviaba hacia allá para comer pan. | Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer. | Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer principal, la cual le constriñó á que comiese del pan: y cuando por allí pasaba, veníase á su casa á comer del pan. | |
9 | Por lo cual ella dijo a su marido: He aquí, ya entiendo que éste que pasa de continuo cerca de nosotros es un santo varón de Dios. | Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. | Y ella dijo á su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo. | |
10 | Ruégote pues que hagamos un cuartito en lo alto, sobre la pared de la casa; y pongamos para él allí una cama, y una mesa, y una silla, y un candelero; y será que siempre que venga a nosotros, se recogerá en él. | Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él. | Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere á nosotros, se recoja en ella. | |
11 | Aconteció pues cierto día, que llegó allá, y recogiéndose en el cuarto, acostóse allí. | Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió. | Y aconteció que un día vino él por allí, y recogióse en aquella cámara, y durmió en ella. | |
12 | Luego dijo a Giezi, su criado: Llama a esta sunamita. Él pues la llamó; y ella se presentó delante de él. | Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. | Entonces dijo á Giezi su criado: Llama á esta Sunamita. Y como él la llamó, pareció ella delante de él. | |
13 | Entonces Eliseo le dijo a él: Quiero que le digas de mi parte: He aquí, te has afanado por nosotros con todo este esmero; ¿qué hay pues que hacer por ti? ¿Has menester que yo hable por ti al rey, o al jefe del ejército? A lo cual ella respondió: En medio de mi propio pueblo yo habito. | Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. | Y dijo él á Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo éste esmero: ¿qué quieres que haga por ti? ¿has menester que hable por ti al rey, ó al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. | |
14 | Entonces él dijo: ¿Que hay que hacer pues por ella? Y dijo Giezi: A la verdad que ella no tiene hijo, y su marido es ya viejo. | Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. | Y él dijo: ¿Qué pues haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo. | |
15 | Él dijo pues: Llámala; y habiéndola llamado, ella se detuvo en la puerta. | Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta. | Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró á la puerta. | |
16 | Y él le dijo: A este tiempo el año que viene tú abrazarás un hijo. Mas ella respondió: No, señor mío, varón de Dios, no digas mentira a tu sierva. | Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. | Y él le dijo: Á este tiempo según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. | |
17 | En efecto, concibió la mujer y parió un hijo a ese tiempo, el año siguiente, como le había dicho Eliseo. | Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho. | Mas la mujer concibió, y parió un hijo á aquel tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida. | |
18 | Y era ya bastante grande el niño, cuando sucedió un día que salió a su padre, a donde estaban los segadores. | Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores; | Y como el niño fué grande, aconteció que un día salió á su padre, á los segadores. | |
19 | Y dijo a su padre: ¡Mi cabeza! ¡mi cabeza! Y él dijo al mozo: Álzale, llévale a su madre. | y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. | Y dijo á su padre: ¡Mi cabeza, mi cabeza! Y él dijo á un criado: Llévalo á su madre. | |
20 | Alzóle pues, y le trajo a su madre; y él estuvo sentado sobre sus rodillas hasta el mediodía, cuando murió. | Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió. | Y habiéndole él tomado, y traídolo á su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta medio día, y murióse. | |
21 | Entonces ella subió, y le acostó sobre la cama del varón de Dios; luego cerró sobre él la puerta, y salió. | Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se salió. | Ella entonces subió, y púsolo sobre la cama del varón de Dios, y cerrándole la puerta, salióse. | |
22 | En seguida clamó a su marido, diciendo: Ruégote que me mandes uno de los mozos, y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios; y luego volveré. | Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese. | Llamando luego á su marido, díjole: Ruégote que envíes conmigo á alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva. | |
23 | Mas él dijo: ¿Por qué vas a verle hoy? no es nueva luna, ni es sábado. Pero ella respondió: Estará bien. | Él dijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo.a Y ella respondió: Paz. | Y él dijo: ¿Para qué has de ir á él hoy? No es nueva luna, ni sábado. Y ella respondió: Paz. | |
24 | Hizo pues aparejar el asna, y dijo al mozo: ¡Arrea, y anda! no me detengas en el tránsito, sino cuando yo te lo diga. | Después hizo enalbardar el asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere. | Después hizo enalbardar una borrica, y dijo al mozo: Guía y anda; y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere. | |
25 | Caminó pues, y vino al varón de Dios en el monte Carmelo. Mas cuando el varón de Dios la vió desde lejos, dijo a Giezi su criado: ¡He allí a esa Sunamita! | Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. |
Partióse pues, y vino al varón de Dios al monte del Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vió de lejos, dijo á su criado Giezi: He aquí la Sunamita: | |
26 | Ruégote que vayas corriendo a recibirla, y le dirás: ¿Te va bien a ti? ¿le va bien a tu marido? ¿le va bien al niño? Y ella contestó: ¡Bien! | Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien. | Ruégote que vayas ahora corriendo á recibirla, y dile: ¿Tienes paz? ¿y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz. | |
27 | Pero luego que llegó al varón de Dios en el monte Carmelo, ella le trabó de los pies. Entonces llegóse Giezi para echarla; mas díjole el varón de Dios: ¡Suéltala! porque su alma está acongojada dentro de ella, y Jehová me tiene encubierta la causa, y no me la ha revelado. | Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado. | Y luego que llegó al varón de Dios en el monte, asió de sus pies. Y llegóse Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado. | |
28 | Entonces ella dijo: ¿Acaso pedí yo un hijo a mi señor? ¿No te dije: No me engañes? | Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mí? | Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo á mi señor? ¿No dije yo, que no me burlases? | |
29 | Con lo cual él dijo a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y véte. Si alguno te encontrare, no le saludes; y si alguno te saludare, no le respondas: y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño. | Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño. | Entonces dijo él á Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y ve; y si alguno te encontrare, no lo saludes; y si alguno te saludare, no le respondas: y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño. | |
30 | Empero la madre del niño le dijo: ¡Vive Jehová, y vive tu alma, que no me apartaré de ti! Levantóse pues, y la siguió. | Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. | Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. | |
31 | Mas Giezi pasó delante de ellos, y puso el báculo sobre el rostro del muchacho; pero no hubo voz, ni quien diese atención; por lo cual tornó a encontrarle, y se lo avisó, diciendo: ¡No ha despertado el niño! | Él entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta. | Él entonces se levantó, y siguióla. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido; y así se había vuelto para encontrar á Eliseo; y declaróselo, diciendo: El mozo no despierta. | |
32 | Llegó entonces Eliseo a la casa, y ¡he aquí al niño muerto, tendido sobre su misma cama! | Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. | Y venido Eliseo á la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama. | |
33 | Y entrado que hubo, cerró la puerta sobre ellos dos, y oró a Jehová. | Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. | Entrando él entonces, cerró la puerta sobre ambos, y oró á Jehová. | |
34 | Subió después encima de la cama, y acostóse sobre el niño, y puso su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre sus manos, y tendióse así sobre él: y calentóse la carne del niño. | Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. | Después subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y calentóse la carne del joven. | |
35 | Luego volvió y anduvo por la casa, para acá y para allá. Subió entonces, y tendióse sobre él: y estornudó el muchacho siete veces; y abrió el muchacho los ojos. | Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos. | Volviéndose luego, paseóse por la casa á una parte y á otra, y después subió, y tendióse sobre él; y el joven estornudó siete veces, y abrió sus ojos. | |
36 | Llamando pues Eliseo a Giezi le dijo: Llama a esta Sunamita. Y habiéndola llamado, ella vino a él; y dijo Eliseo: ¡Alza a tu hijo! | Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. | Entonces llamó él á Giezi, y díjole: Llama á esta Sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. | |
37 | Entonces ella entró dentro, y cayó a sus pies, postrándose en tierra; luego alzó a su hijo y salió. | Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió. | Y así que ella entró, echóse á sus pies, é inclinóse á tierra: después tomó su hijo, y salióse. | |
38 | Y Eliseo se volvió a Gilgal. Había entonces hambre en el país; y estando los hijos de los profetas sentados delante de él, dijo a su criado: Pon la olla grande, y cuece potaje para los hijos de los profetas. | Eliseo volvió a Gilgal cuando había una grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los profetas. | Y Eliseo se volvió á Gilgal. Había entonces grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo á su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas. | |
39 | Salió entonces alguno al campo para coger verduras; y hallando una vid silvestre, cogió de ella calabazas silvestres, cuantas cupiesen en la doblez de su ropa: y vino, y rajándolas, las echó en la olla del potaje; pues no sabían lo que eran. | Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era. | Y salió uno al campo á coger hierbas, y halló una como parra montés, y cogió de ella una faldada de calabazas silvestres: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabía lo que era. | |
40 | Sirvieron pues a los hombres para que comiesen; pero sucedió que mientras comían del potaje, todos ellos alzaron el grito, diciendo: ¡Hay muerte en la olla, oh varón de Dios! Y no lo pudieron comer. | Después sirvió para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, gritaron diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer. | Echóse después para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer. | |
41 | Mas él dijo: Traed harina: y la echó en la olla. Entonces dijo: Sirve a la gente para que coma; y no hubo ya mal en la olla. | Él entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla. | Él entonces dijo: Traed harina. Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de comer á la gente. Y no hubo más mal en la olla. | |
42 | Y llegó un hombre de Baal-salisa que trajo al varón de Dios panes de primicias, (veinte panes de cebada, con espigas de trigo nuevo), en su alforja. Y él dijo: Dáselo a la gente, para que coma. | Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma. | Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da á la gente para que coman. | |
43 | Mas respondió su asistente: ¡Qué! ¿tengo de poner esto delante de cien hombres? A lo que dijo Eliseo: Dáselo a la gente para que coma; porque así dice Jehová: Comerán, y les sobrará. | Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. | Y respondió su sirviente: ¿Cómo he de poner esto delante de cien hombres? Mas él tornó á decir: Da á la gente para que coman, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. | |
44 | Él pues lo puso delante de ellos, y comieron; y les sobró, conforme a la palabra de Jehová. | Entonces lo puso delante de ellos, y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová. | Entonces él lo puso delante de ellos, y comieron, y sobróles, conforme á la palabra de Jehová. |