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ACONTECIÓ pues que en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, habiendo vino delante de él, yo tomé el vino, y se lo dí al rey: y no había estado triste en su presencia antes. |
Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, |
Y FUÉ en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino, y dílo al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, |
2 |
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Me dijo pues el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, ya que no estás enfermo? No es ésta otra cosa que pesar de corazón. Entonces temí con gran temor. |
me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. |
Díjome el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. |
3 |
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Y dije al rey: ¡Viva el rey para siempre! ¿Por qué no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad de los sepulcros de mis padres está desierta, y sus puertas quemadas a fuego? |
Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?a |
Y dije al rey: El rey viva para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas del fuego? |
4 |
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Me preguntó pues el rey: ¿Qué es lo que solicitas? Entonces oré al Dios del cielo: |
Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, |
Y díjome el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, |
5 |
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y dije al rey: Si le place al rey, y si tu siervo es acepto a tu vista, ruégote me envíes a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la edifique. |
y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. |
Y dije al rey: Si al rey place, y si agrada tu siervo delante de ti, que me envíes á Judá, á la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. |
6 |
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El rey entonces me preguntó (y la reina estaba sentada a su lado): ¿Para cuándo será tu partida; y cuándo volverás? Y le pareció bien al rey enviarme; y yo le señalé plazo. |
Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. |
Entonces el rey me dijo, (y la reina estaba sentada junto á él): ¿Hasta cuándo será tu viaje, y cuándo volverás? Y plugo al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. |
7 |
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Dije también al rey: Si le place al rey, ruego que se me den cartas para los gobernadores de más allá del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; |
Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; |
Además dije al rey: Si al rey place, dénseme cartas para los gobernadores de la otra parte del río, que me franqueen el paso hasta que llegue á Judá; |
8 |
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y una carta a Asaf, guarda de los bosques que son del rey, a fin de que me dé maderos para las vigas de las puertas de la fortaleza que pertenece a la Casa de Dios, y para el muro de la ciudad, y para la casa en que yo he de entrar. Y el rey me las dió, según era buena sobre mí la mano de mi Dios. |
y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí. |
Y carta para Asaph, guarda del bosque del rey, á fin que me dé madera para enmaderar los portales del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa donde entraré. Y otorgóme lo el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí. |
9 |
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Vine pues a los gobernadores de más allá del río, a quienes entregué las cartas del rey: y el rey había enviado conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo. |
Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo. |
Y vine luego á los gobernadores de la otra parte del río, y les dí las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de á caballo. |
10 |
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Mas cuando oyeron de ello Sanbalat horonita, y Tobías el siervo, ammonita, lo llevaron muy a mal que hubiese venido un hombre para procurar el bien de los hijos de Israel. |
Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel. |
Y oyéndolo Sanballat Horonita, y Tobías, el siervo Ammonita, disgustóles en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel. |
11 |
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Yo entré pues en Jerusalem, y estuve allí tres días. |
Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días, |
Llegué pues á Jerusalem, y estado que hube allí tres días, |
12 |
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Entonces me levanté de noche, yo y unos pocos hombres que había conmigo; y no había dicho a ninguno lo que mi Dios había puesto en mi corazón hacer por Jerusalem; ni había conmigo bestia alguna sino la bestia en que yo iba montado. |
me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba. |
Levantéme de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré á hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalem; ni había bestia conmigo, excepto la cabalgadura en que cabalgaba. |
13 |
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Salí pues por la puerta del Valle, de noche, y fuí a la fuente del Dragón, y a la puerta del Muladar; y estuve un rato contemplando los muros de Jerusalem, cómo estaban derribados, y sus puertas quemadas a fuego. |
Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego. |
Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y á la puerta del Muladar; y consideré los muros de Jerusalem que estaban derribados, y sus que puertas estaban consumidas del fuego. |
14 |
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Luego pasé adelante a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; y no había lugar por donde pasase la bestia que tenía debajo de mí. |
Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. |
Pasé luego á la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; mas no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. |
15 |
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Por lo cual iba subiendo el torrente de Cedrón, de noche, y estuve contemplando el muro; y dando la vuelta, entré por la puerta del Valle, y así me volví. |
Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví. |
Y subí por el torrente de noche, y consideré el muro, y regresando entré por la puerta del Valle, y volvíme. |
16 |
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Pero los magistrados no sabían a dónde yo había ido, ni lo que hacía; ni tampoco a los Judíos, ni a los sacerdotes, ni a los nobles, ni a los magistrados, ni a los demás que hacían la obra, hasta entonces se lo había yo dicho. |
Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra. |
Y no sabían los magistrados dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había yo declarado á los Judíos y sacerdotes, ni á los nobles y magistrados, ni á los demás que hacían la obra. |
17 |
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Les dije pues: Vosotros mismos estáis viendo el mal paso en que estamos, que Jerusalem está completamente destruída, y sus puertas quemadas a fuego. ¡Venid y edifiquemos el muro de Jerusalem, y no seamos más un oprobio! |
Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. |
Díjeles pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalem está desierta, y sus puertas consumidas del fuego: venid, y edifiquemos el muro de Jerusalem, y no seamos más en oprobio. |
18 |
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Entonces les dije cómo la mano de Dios había sido buena para conmigo, y también las palabras que el rey me había dicho. A lo cual ellos contestaron: ¡Levantémonos y edifiquemos! Con lo cual ellos fortalecieron sus manos para la buena obra. |
Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. |
Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. |
19 |
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Y oyeron de ello Sanbalat horonita, y Tobías el siervo, ammonita, y Gesem árabe; e hicieron escarnio de nosotros, y nos tuvieron en desprecio, y dijeron: ¿Qué obra es ésta que vosotros estáis haciendo? ¿Queréis rebelaros contra el rey? |
Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? |
Mas habiéndolo oído Samballat Horonita, y Tobías el siervo Ammonita, y Gesem el Árabe, escarnecieron de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿os rebeláis contra el rey? |
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Mas yo les volví contestación y les dije: El Dios del cielo nos dará próspero suceso; por lo cual nosotros, siervos suyos, nos levantaremos y edificaremos. Pero vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memorial en Jerusalem. |
Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén. |
Y volvíles respuesta, y díjeles: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos: que vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memoria en Jerusalem. |