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Éxodo

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Capítulo 1

1 ESTOS pues son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto; con Jacob entraron, cada uno con su familia: 2 Rubén, Simeón, Leví y Judá; 3 Isacar, Zabulón y Benjamín; 4 Dan y Neftalí, Gad y Aser. 5 Y todas las almas, las que salieron de los lomos de Jacob, fueron setenta almas: y José estaba ya en Egipto. 6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. 7 Y los hijos de Israel fueron fecundos, y se reprodujeron abundantemente, y multiplicáronse, y se hicieron muy fuertes; y la tierra fué llena de ellos.

8 Pero levantóse sobre Egipto un nuevo rey, que no conocía a José; 9 el cual dijo a su pueblo: He aquí que el pueblo de los hijos de Israel va haciéndose mayor y más fuerte que nosotros. 10 Vamos pues, portémonos astutamente con él, no sea que siga multiplicándose, y suceda que en ocurriendo guerra, se úna él también a nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra. 11 Por lo cual pusieron sobre ellos comisarios de tributos serviles, a fin de oprimirlos con sus cargas: y edificaron ciudades de depósitos para Faraón, a saber, Pitom y Ramesés. 12 Empero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban, y tanto más rápidamente crecían; de manera que ellos estaban hastiados de los hijos de Israel. 13 Y los Egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con rigor; 14 y les amargaron la vida con dura servidumbre, en hacer argamasa con barro y con ladrillos; y con toda suerte de labores del campo: todo el servicio con que se servían de ellos, era con rigor.

15 Entonces habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas (de las cuales la una se llamaba Sifra, y la otra se llamaba Pua), 16 y les dijo: Cuando asistiereis a las hebreas en sus partos, averiguaréis el sexo del niño; si fuere hijo, le mataréis; mas si fuere hija, vivirá. 17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que dejaron vivir a los niños. 18 Por lo cual llamó el rey de Egipto a las parteras, y les dijo: ¿Por qué hacéis esto, y conserváis la vida a los niños? 19 Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las hebreas no son como las egipcias, sino que son robustas, y antes que lleguen a ellas las parteras, ya han dado a luz. 20 Dios pues hizo bien a las parteras; y multiplicóse el pueblo y se hizo muy fuerte. 21 Y aconteció que por cuanto temieron las parteras a Dios, él les hizo casas. 22 Entonces mandó Faraón a todo su pueblo, diciendo: Todo hijo que naciere le echaréis al río; mas a toda hija guardaréis la vida.

Capítulo 2

1 Y CIERTO hombre de la casa de Leví había ido y tomado por mujer a una hija de Leví. 2 Y concibió la mujer y parió un hijo; y como viese que era hermoso, le tuvo escondido tres meses. 3 Pero no pudiendo ocultarle por más tiempo, tomó para él una arquilla de juncos, y calafateóla con betún y con brea; y colocando en ella al niño, la puso en un carrizal, a la ribera del río. 4 Y su hermana se apostó de lejos, para saber lo que le sucedería.

5 Entonces descendió la hija de Faraón para bañarse junto al río; y mientras que sus doncellas se paseaban por la ribera del río, ella vió la arquilla en el carrizal; y envió una criada suya para que se la trajera. 6 Y cuando la abrió, vió al niño: ¡y he aquí que el niñito lloraba! Y tuvo compasión de él, y dijo: Uno de los niños hebreos es éste. 7 Entonces dijo su hermana a la hija de Faraón: ¿Quieres que yo vaya y te llame una nodriza de entre las hebreas, que te críe este niño? 8 Y la hija de Faraón le contestó: Sí, anda. Fué pues la doncella y llamó a la madre del niño. 9 Y la hija de Faraón le dijo: Lleva a este niño, y críamele, y yo te daré tu salarlo. Con lo cual la mujer tomó al niño y le crió. 10 Y cuando el niño fué grande, le trajo a la hija de Faraón; y él vino a ser hijo suyo; y ella le llamó Moisés; pues decía: Porque de las aguas le saqué.

11 Y aconteció en aquellos días, que siendo Moisés ya hombre, salió a donde estaban sus hermanos, y consideraba sus cargas: y vió a un egipcio hiriendo a un hebreo, uno de sus hermanos. 12 Entonces miró Moisés a todas partes, y viendo que no parecía nadie, hirió al egipcio, y escondióle en la arena. 13 Y cuando salió al día siguiente, he aquí dos hebreos que estaban peleando. Dijo entonces a aquel que hacía el agravio: ¿Por qué hieres a tu hermano? 14 A lo que respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso piensas matarme a mí como mataste al egipcio? Por esto Moisés tuvo miedo, y dijo: ¡Indudablemente se ha divulgado esto! 15 Y cuando Faraón lo supo, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de la presencia de Faraón, y habitó en la tierra de Madián; y llegado que hubo, se sentó junto a un pozo. 16 Y el sacerdote de Madián tenía siete hijas, las cuales vinieron y sacaron agua y llenaron las pilas, para abrevar las ovejas de su padre. 17 Mas vinieron los pastores y echáronlas de allí. Entonces levantándose Moisés, prestóles ayuda, y abrevó sus ovejas.

18 Y cuando volvieron a Ragüel su padre, éste les dijo: ¿Por qué causa habéis venido hoy tan temprano? 19 Y respondieron: Un egipcio nos libró de mano de los pastores, y además, aun sacó agua para nosotras, y abrevó las ovejas. 20 El pues preguntó a sus hijas: ¿Y dónde está? ¿por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma pan. 21 Y convino Moisés en quedarse con aquel hombre; y él dió a Moisés su hija Zípora por mujer; 22 la cual le parió un hijo, y él le llamó Gersom, porque dijo: Extranjero he sido en tierra extraña.

23 Y aconteció que, pasados muchos días, murió el rey de Egipto: entre tanto los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre; y clamaron, y subió a Dios su clamor, a causa de su servidumbre. 24 Y oyó Dios los gemidos de ellos; y acordóse Dios de su pacto con Abraham, con Isaac y con Jacob. 25 Y miró Dios a los hijos de Israel; y conociólos Dios por pueblo suyo.

Capítulo 3

1 Y APACENTANDO Moisés las ovejas de Jetro, su suegro, sacerdote de Madián, guió el rebaño a lo interior del desierto, y vino a Horeb, el Monte de Dios. 2 Y apareciósele el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza; pues él miró, y he aquí una zarza que ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Por lo cual dijo Moisés: Ahora pues me desviaré para contemplar este gran espectáculo, y ver por qué causa no se consume la zarza. 4 Y viendo Jehová que se desviaba para mirar, le llamó Dios de en medio de la zarza, diciendo: ¡Moisés! ¡Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y Dios le dijo: No te llegues acá; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás, tierra santa es. 6 Díjole además: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces cubrióse Moisés el rostro, porque tuvo temor de mirar a Dios. 7 Dijo también Jehová: He visto, he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus exactores; porque conozco sus dolores; 8 y he descendido para libertarle de la mano de los Egipcios, y para hacerle subir de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa; tierra que mana leche y miel; al lugar del Cananeo, y del Heteo, y del Amorreo, y del Perezeo, y del Heveo, y del Jebuseo. 9 Y ahora, he aquí que el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y también he visto la opresión con que los Egipcios los oprimen. 10 Ahora pues ven, y te enviaré a Faraón, para que saques mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto. 11 Moisés empero respondió a Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya a Faraón, y para que saque a los hijos de Israel de Egipto? 12 Y dijo Dios: Vé, porque yo estaré contigo; y esto te será la señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte.

13 Pero Moisés respondió a Dios: He aquí, yo iré a los hijos de Israel y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; y cuando me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿que les responderé? 14 Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Dijo además: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros. 15 Y volvió Dios a decir a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: JEHOVÁ, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y este es mi memorial de siglo en siglo. 16 Vé y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha aparecido, diciendo: Ciertamente yo os he visitado, y he visto cuanto os hacen en Egipto. 17 Por lo cual he dicho: Os sacaré de la opresión de Egipto, a la tierra del Cananeo, y del Heteo, y del Amorreo, y del Perezeo, y del Heveo, y del Jebuseo; tierra que mana leche y miel. 18 Y ellos oirán tu voz. Irás entonces tú, con los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová, el Dios de los Hebreos, ha venido a encontrarse con nosotros: ahora pues permite que vayamos camino de tres días en el desierto, para ofrecer sacrificios a Jehová nuestro Dios. 19 Y yo sé que no os dejará ir el rey de Egipto, si no fuere compelido por mano fuerte. 20 Empero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas, que voy a hacer en medio de él; y después de esto él mismo os enviará. 21 Y daré a este pueblo favor en los ojos de los Egipcios, y sucederá que cuando partiereis, no iréis con las manos vacías. 22 Al contrario, pedirá cada mujer a su vecina y a la que mora en su casa, alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos; y los pondréis sobre vuestros hijos, y sobre vuestras hijas; y despojaréis a los Egipcios.

Capítulo 4

1 ENTONCES respondió Moisés y dijo: Mas, he aquí, ellos no me creerán ni escucharán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. 2 Y Jehová le dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. 3 Y le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra; y convirtióse en una serpiente; y huyó Moisés de delante de ella. 4 Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano y tómala por la cola (y él extendiendo la mano, asió de ella, y volvió otra vez a ser vara en su mano), 5 para que así crean ellos que te ha aparecido Jehová, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. 6 Jehová entonces volvió a decirle: Mete la mano en tu seno. Y metiendo él la mano en su seno, la volvió a sacar; y he aquí que su mano estaba leprosa, blanca como la nieve. 7 En seguida le dijo: Vuelve a meter la mano en tu seno. Él pues volvió a meter la mano en su seno; y al sacarla, hela aquí vuelta como lo demás de su carne. 8 Así será, continuó Dios diciendo, que si no te oyeren, ni dieren oídos a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera señal. 9 Y será que si no quisieren creer tampoco a estas dos señales, y no escucharen tu voz, tomarás de las aguas del río, y las derramarás en tierra seca; y serán agua al tomarlas del río, mas vendrán a ser sangre en tierra seca.

10 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ah Señor! nunca he sido hombre elocuente, ni en tiempo pasado, ni desde que hablaste con tu siervo; sino que soy torpe de boca y torpe de lengua. 11 A lo cual le dijo Jehová: ¿Quién dió boca al hombre? ¿o quién le hace mudo o sordo, dotado de vista o ciego? ¿acaso no soy yo, Jehová? 12 Ahora pues, vé, que yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de decir. 13 Mas él respondió: ¡Ah Señor! envía, te ruego, por mano de aquel que has de enviar. 14 Entonces se encendió la ira de Jehová contra Moisés, y le dijo: ¿No es Aarón levita, hermano tuyo? Yo sé que él puede hablar bien; además, he aquí que sale a recibirte, y al verte, se regocijará en su corazón. 15 Tú pues le hablarás a él, y pondrás las palabras en su boca; y yo estaré con tu boca y con su boca, y os enseñaré lo que habéis de hacer. 16 De manera que él hablará por ti al pueblo; y sucederá que él te será a ti en lugar de boca, y tú le serás la él en lugar de Dios. 17 También tomarás esta vara en tu mano, porque con ella has de hacer las señales.

18 Moisés entonces fué, y volvió a Jetro su suegro, y le dijo: Iré, si te parece, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, y veré si viven todavía. Y dijo Jetro a Moisés: Véte en paz. 19 Jehová también había dicho a Moisés en Madián: Anda, vuelve a Egipto; que ya han muerto todos los hombres que buscaban tu vida. 20 Tomó pues Moisés a su mujer y a sus hijos, y los hizo cabalgar sobre asno, y volvióse a la tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano. 21 Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hubieres vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas estas maravillas que he puesto en tu mano: yo empero endureceré su corazón, y él no dejará ir al pueblo. 22 Y dirás a Faraón: Así dice Jehová: Israel es mi hijo, mi primogénito; 23 y ya te he dicho: Deja ir a mi hijo para que me sirva; y tú rehusas dejarle ir: he aquí que voy a matar a tu hijo, tu primogénito.

24 Y aconteció en el camino, en una posada, que Jehová le salió al encuentro, y procuró matarle. 25 Tomando entonces Zípora un pedernal afilado, cortó el prepucio a su hijo, y lo arrojó a sus pies, diciendo: Ciertamente me eres un esposo sangriento. 26 Y Jehová le soltó: entonces fué cuando ella dijo: Esposo sangriento; con motivo de la circuncisión.

27 Y Jehová dijo a Aarón: Vé al desierto al encuentro de Moisés. Y él fué, y encontróle en el Monte de Dios, y le besó. 28 Y Moisés hizo presente a Aarón todas las palabras que Jehová le había enviado a decir, y todas las señales que le había mandado hacer. 29 Entonces fueron Moisés y Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel; 30 y les refirió Aarón todas las palabras que había dicho Jehová a Moisés, e hizo las señales a vista del pueblo. 31 Y creyó el pueblo; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había mirado su aflicción, inclinaron la cabeza y adoraron.

Capítulo 5

1 DESPUÉS de esto entraron Moisés y Aarón, y dijeron a Faraón: Así dice Jehová, el Dios de Israel: Deja ir a mi pueblo, para que ellos me celebren una fiesta solemne en el desierto. 2 Mas respondió Faraón: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? No conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel. 3 Y ellos dijeron: El Dios de los Hebreos ha venido a encontrarse con nosotros: permite pues que vayamos camino de tres días en el desierto, y ofrezcamos sacrificios a Jehová, nuestro Dios; no sea que venga sobre nosotros con peste o con espada. 4 Mas el rey de Egipto les respondió: ¿Por qué, oh Moisés y Aarón, hacéis desistir al pueblo de su obra? ¡id a vuestras cargas! 5 Dijo también Faraón: He aquí que el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros los hacéis descansar de sus cargas.

6 Por lo cual mandó Faraón en aquel tiempo a los sobrestantes del pueblo y a los capataces, diciendo: 7 No volváis a dar paja al pueblo como antes, para hacer ladrillos; vayan ellos y recojan para sí la paja. 8 Esto no obstante, les seguiréis imponiendo la misma cuenta de ladrillos que hacían antes; nada rebajaréis de ella; pues están ociosos; por eso claman, diciendo: ¡Vayamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios! 9 Recárguese el trabajo sobre los hombres, para que se ocupen en él, y no hagan caso de palabras mentirosas.

10 Salieron entonces los sobrestantes del pueblo y los capataces; y hablaron al pueblo, diciendo: Esto dice Faraón: No os daré paja; 11 id vosotros mismos a coger la paja en dondequiera que la halléis; pero no se rebajará nada de vuestro trabajo. 12 Entonces esparcióse el pueblo por toda la tierra de Egipto a buscar rastrojo en lugar de paja. 13 Y los sobrestantes los apremiaban, diciendo: ¡Acabad vuestra obra, la tarea de cada día en su día, como cuando había paja! 14 Y los capataces de los hijos de Israel, a quienes los sobrestantes de Faraón habían puesto sobre ellos, eran apaleados, diciéndoseles: ¿Por qué no habéis acabado vuestra tarea de ladrillos como antes, ni ayer ni hoy? 15 Entonces entraron los capataces de los hijos de Israel, y clamaron a Faraón, diciendo: ¿Por qué tratas así a tus siervos? 16 No se da a tus siervos paja, y con todo nos dicen: ¡Haced ladrillos! Y he aquí, tus siervos son apaleados; pero la culpa la tiene tu mismo pueblo. 17 Mas él respondió: Estáis ociosos, sí, ociosos; por eso seguís diciendo: ¡Vayamos a ofrecer sacrificios a Jehová! 18 Ahora pues trabajad; que no se os dará paja; mas habéis de entregar la cuenta de los ladrillos.

19 Con lo cual se vieron los capataces de los hijos de Israel en aflicción, cuando les fué dicho: No rebajaréis nada de vuestros ladrillos de día en día. 20 Y encontrándose con Moisés y Aarón, que les estaban esperando cuando salieron de la presencia de Faraón, 21 les dijeron: ¡Jehová os mire, y juzgue, porque nos habéis hecho odiosos a Faraón y a sus siervos, con el fin de poner espada en mano de ellos para matarnos! 22 Entonces volvióse Moisés a Jehová y dijo: Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿a qué intento me has enviado? 23 pues desde que vine a Faraón para hablarle en tu nombre, él ha hecho más mal a este pueblo; y tú de ninguna manera has librado a tu pueblo.

Capítulo 6

1 JEHOVÁ empero respondió a Moisés: Ahora verás lo que voy a hacer a Faraón; porque forzado por mano potente, él mismo os enviará, y compelido por mano fuerte, os echará de su tierra.

2 Y habló Dios a Moisés y le dijo: Yo soy JEHOVÁ; 3 y yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso; mas en la manifestación de mi nombre JEHOVÁ, no me dí a conocer a ellos. 4 Y también establecí mi pacto con ellos, para darles la tierra de Canaán, la tierra de sus peregrinaciones, donde habían morado como extranjeros. 5 Y además, he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los Egipcios retienen en servidumbre; y tengo en memoria mi pacto. 6 Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy Jehová, y os sacaré de debajo de las cargas de los Egipcios, y os libertaré de la servidumbre de ellos, y os redimiré con brazo extendido y con juicios grandes. 7 Y os tomaré por pueblo mío, y yo seré vuestro Dios; y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os saco de bajo la opresión de los Egipcios. 8 Os traeré también a la tierra acerca de la cual alcé mi mano jurando dársela a Abraham, a Isaac y a Jacob; y os la daré a vosotros en posesión. Yo Jehová. 9 Habló pues Moisés de esta manera a los hijos de Israel; mas ellos no escucharon a Moisés, por impaciencia de espíritu, y a causa de la dura servidumbre.

10 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 11 Entra, habla a Faraón, rey de Egipto, para que envíe a los hijos de Israel de su tierra. 12 Mas respondió Moisés en la presencia de Jehová, diciendo: He aquí que los hijos de Israel no me oyen; ¿cómo pues me oirá Faraón, a mí que soy de labios incircuncisos?

13 Entonces habló Jehová a Moisés y a Aarón, y dióles orden de ir a los hijos de Israel, y a Faraón rey de Egipto, para sacar a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.

14 Estos son las cabezas de sus casas paternas: Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel: Enoc y Fallú y Hezrón y Carmí; estas son las parentelas de Rubén. 15 Y los hijos de Simeón: Jemuel y Jamín y Ohad y Jaquín y Zohar, y Saúl, hijo de la Cananea: estas son las parentelas de Simeón. 16 Y estos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes; Gersón y Coat y Merari. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años. 17 Los hijos de Gersón: Libni y Seimei, por sus parentelas. 18 Y los hijos de Coat: Amram e Izar y Hebrón y Uziel. Y los años de la vida de Coat fueron ciento treinta y tres años. 19 Y los hijos de Merari: Mahali y Musi. Estas son las parentelas de los Levitas, por sus linajes. 20 Y Amram tomó por mujer a Jocabed, su tía paterna; y ella le parió a Aarón y a Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete años. 21 Y los hijos de Izar fueron Coré y Nefeg y Zicri. 22 Y los hijos de Uziel: Misael y Elzafán y Sitri. 23 Y Aarón tomó por mujer a Elisabet, hija de Aminadab, hermana de Naasón; y ella le parió a Nadab y a Abiú, a Eleazar y a Itamar. 24 Y los hijos de Coré: Asir y Elcana y Abiasaf: estas son las parentelas de los Coritas. 25 Y Eleazar, hijo de Aarón, tomó por mujer a una de las hijas de Futiel: y ella le parió a Finees. Éstos son las cabezas de las casas paternas de los Levitas, por sus parentelas. 26 Estos pues son aquel Aarón y aquel Moisés a los cuales dijo Jehová: Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, por sus escuadrones. 27 Éstos son los que hablaron a Faraón rey de Egipto, para sacar a los hijos de Israel de Egipto. Éstos son aquel Moisés y aquel Aarón. 28 Esto pues fué así en el día en que Jehová habló a Moisés en la tierra de Egipto.

29 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Yo soy Jehová; di a Faraón rey de Egipto todo lo que yo te digo. 30 Mas respondió Moisés en presencia de Jehová: He aquí, yo soy de labios incircuncisos; ¿cómo pues me ha de escuchar Faraón?

Capítulo 7

1 JEHOVÁ pues dijo a Moisés: Mira que te he constituído dios para Faraón, y Aarón tu hermano será tu profeta. 2 Tú le dirás a éste todo lo que yo te mandare, y Aarón tu hermano lo dirá a Faraón, a fin de que envíe de su tierra a los hijos de Israel. 3 Mas yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré mis señales y mis maravillas en la tierra de Egipto; 4 porque no os escuchará Faraón, y pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con juicios grandes. 5 Y conocerán los Egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos. 6 E hiciéronlo así Moisés y Aarón: como se los había mandado Jehová, así lo hicieron. 7 Y Moisés era de edad de ochenta años, y Aarón de ochenta y tres años, cuando hablaron a Faraón.

8 Y habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: 9 Cuando os hablare Faraón y dijere: Mostrad algún milagro de vuestra parte, entonces dirás a Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, y volveráse culebra. 10 Moisés y Aarón fueron pues a Faraón, e hicieron así como había mandado Jehová; porque Aarón echó en tierra su vara delante de Faraón y delante de sus siervos, la cual se convirtió en culebra. 11 Entonces Faraón también llamó a los sabios y a los hechiceros; y ellos también, los magos egipcios, hicieron del mismo modo con sus encantamientos; 12 pues echaron ellos cada cual su vara, las cuales se convirtieron en culebras: mas la vara de Aarón se tragó las varas de ellos. 13 Pero endurecióse el corazón de Faraón, de manera que no les escuchó; como lo había dicho Jehová. 14 Entonces Jehová dijo a Moisés: El corazón de Faraón está obstinado; él rehusa enviar a mi pueblo. 15 Vé pues a Faraón por la mañana; he aquí que él saldrá á las aguas, y tú le esperarás junto a la ribera del río, y tomarás en tu mano la vara que se volvió culebra. 16 Y le dirás: Jehová, el Dios de los Hebreos, me ha enviado a ti para decirte: Deja ir a mi pueblo, a fin de que ellos me sirvan en el desierto; y he aquí que tú no has escuchado hasta ahora. 17 Así dice Jehová: En esto conocerás que yo soy Jehová: He aquí que con la vara que tengo en la mano voy a herir las aguas que están en el río, y se convertirán en sangre. 18 Y los peces que están en el río morirán, y apestará el río, de modo que los Egipcios tendrán asco de beber las aguas del río.

19 Entonces Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus corrientes, sobre sus ríos, y sobre sus lagunas, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre; y habrá sangre en toda la tierra de Egipto, así en las vasijas de madera como en las de piedra. 20 E hicieron Moisés y Aarón como les había mandado Jehová; pues levantó Aarón la vara, e hirió las aguas que había en el río, a vista de Faraón y a vista de sus siervos; y se convirtieron todas las aguas del río en sangre. 21 Y los peces que había en el río murieron; y apestó el río, y no podían los Egipcios beber de las aguas del río; de manera que hubo sangre en toda la tierra de Egipto. 22 E hicieron de la misma manera los magos de Egipto con sus encantamientos; y endurecióse el corazón de Faraón, de modo que no les escuchó; como lo había dicho Jehová. 23 Y apartando Faraón el rostro, se volvió a su casa; mas ni aun en esto puso su corazón. 24 Y todos los Egipcios cavaron al rededor del río, para hallar agua que beber; porque no podían beber de las del río. 25 Y cumpliéronse siete días después que Jehová hirió el río.

Capítulo 8

1 DIJO entonces, Jehová a Moisés: Entra a donde está Faraón y dile: Así dice Jehová: Deja ir a mi pueblo, para que ellos me sirvan. 2 Y si tú rehusas dejarle ir, he aquí que voy a herir todos tus términos con ranas. 3 Porque el río producirá ranas en abundancia tal, que subirán y entrarán en tu casa, y en tu cámara de dormir, y sobre tu cama, y en casa de tus siervos, y entre tu pueblo, y en tus hornos, y en tus artesas: 4 de suerte que sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre tus siervos, subirán ranas.

5 Y dijo Jehová a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano, con tu vara, sobre las corrientes, sobre los ríos y sobre las lagunas para hacer subir ranas sobre la tierra de Egipto. 6 Y Aarón extendió la mano sobre las aguas de Egipto; y subieron las ranas y cubrieron la tierra de Egipto. 7 Y los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, haciendo subir ranas sobre la tierra de Egipto. 8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y dijo: Suplicad a Jehová que aparte las ranas de mí y de mi pueblo; y yo enviaré el pueblo para que, ofrezca sacrificio a Jehová. 9 Y dijo Moisés a Faraón: Determina tú mismo para cuándo he de rogar por ti, y por tus siervos, y por tu pueblo, a fin de que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y queden solamente en el río. 10 Y él contestó: Para mañana. A lo cual respondió Moisés: Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay otro como Jehová nuestro Dios. 11 Y las ranas se apartarán de ti, y de tus casas, y de tus siervos, y de tu pueblo, y solamente en el río quedarán. 12 Moisés y Aarón pues salieron de la presencia de Faraón; y clamó Moisés a Jehová tocante a las ranas, conforme a la palabra que había empeñado a Faraón. 13 E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés; manera que murieron las ranas de en medio de las casas, y de los cortijos, y de los campos. 14 Y las juntaron en montones; y apestó la tierra. 15 Mas cuando Faraón vió que había respiro, hizo obstinado su corazón, y no les escuchó; como lo había dicho Jehová.

16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y hiere el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por toda la tierra de Egipto. 17 Y ellos lo hicieron así: pues extendió Aarón la mano, con su vara, e hirió el polvo de la tierra; el cual se volvió piojos en hombres y en bestias; todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos, en todo el país de Egipto. 18 E hicieron de la misma manera los magos, con sus encantamientos, para sacar piojos; mas no pudieron. Había pues piojos en los hombres y en las bestias. 19 Entonces dijeron los magos a Faraón: Dedo de Dios es éste. Mas endurecióse el corazón de Faraón, y no les escuchó; como lo había dicho Jehová.

20 Y Jehová dijo a Moisés: Levántate muy de mañana, y ponte delante de Faraón; he aquí que él saldrá a las aguas, y tú le dirás: Así dice Jehová: Deja ir a mi pueblo, para que ellos me sirvan. 21 Porque si tú no dejas ir a mi pueblo, he aquí que voy a enviar sobre ti, y sobre tus siervos, y sobre tu pueblo, y en tus casas, el tábano; y se llenarán las casas de los Egipcios de tábanos, y también la tierra donde ellos estuvieren. 22 Y haré distinción en ese día de la tierra de Gosén, en donde mi pueblo está, para que no haya allí tábanos; a fin de que tú sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra: 23 pues yo pondré separación entre mi pueblo y tu pueblo. Mañana será esta señal. 24 Y Jehová lo hizo así; porque entraron tábanos molestísimos en la casa de Faraón, y en las casas de sus siervos; y en toda la tierra de Egipto se iba desolando el país, a causa de los tábanos. 25 Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón, y les dijo: Id, ofreced sacrificios a vuestro Dios dentro del país. 26 Pero Moisés respondió: No conviene que lo hagamos así; porque la abominación de los Egipcios es lo que hemos de sacrificar a Jehová nuestro Dios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los Egipcios ante sus mismos ojos, ¿no nos apedrearían? 27 Iremos camino de tres días en el desierto, y así ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, según él nos mandare. 28 A lo que dijo Faraón: Yo os enviaré, y ofreceréis sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto; con tal de que no vayáis muy lejos: rogad por mí. 29 Entonces dijo Moisés: he aquí que voy a salir de tu presencia, y suplicaré a Jehová, y el tábano se alejará de Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo, mañana; mas no vuelva Faraón a obrar con engaño, no dejando ir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová. 30 Y Moisés salió de la presencia de Faraón, y suplicó a Jehová. 31 E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés; pues quitó de Faraón los tábanos, y de sus siervos y de su pueblo; no quedó ni uno. 32 Faraón empero hizo obstinado su corazón esta vez también, y no dejó ir al pueblo.

Capítulo 9

1 ENTONCES Jehová dijo a Moisés: Entra a donde está Faraón y dile: Así dice Jehová, el Dios de los Hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que ellos me sirvan. 2 Porque si aún rehusas dejarles ir, y todavía los detienes con violencia, 3 he aquí, la mano de Jehová descargará sobre tu ganado que está en el campo, sobre tus caballos, sobre tus asnos, sobre tus camellos, sobre tus vacadas, y sobre tus rebaños, con peste gravísima. 4 Y hará Jehová distinción entre el ganado de Israel y el ganado de los Egipcios, de modo que no morirá nada de todo lo que sea de los hijos de Israel. 5 Y Jehová señaló plazo, diciendo: Mañana Jehová hará esto en la tierra. 6 E hizo Jehová aquello al día siguiente, de manera que murió todo el ganado de los Egipcios; mas del ganado de los hijos de Israel no murió ni uno solo. 7 Y envió Faraón a ver; y he aquí que no había muerto del ganado de Israel ni siquiera uno. Pero obstinóse el corazón de Faraón, y no dejó ir al pueblo.

8 Entonces Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Coge puñados de ceniza de horno, y espárzala Moisés hacia el cielo, a vista de Faraón; 9 y se convertirá en polvo menudo en toda la tierra de Egipto; de lo cual resultarán tumores apostemados, así en los hombres como en las bestias, por toda la tierra de Egipto. 10 Y ellos tomaron ceniza de horno, y poniéndose Moisés delante de Faraón, esparcióla hacia el cielo; y hubo tumores apostemados así en los hombres como en las bestias. 11 Y no podían los magos presentarse delante de Moisés a causa de los tumores; porque los tumores estaban en los magos y en todos los Egipcios. 12 Mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no les escuchó: como Jehová lo había dicho a Moisés.

13 Dijo entonces Jehová a Moisés: Levántate muy de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Así dice Jehová, el Dios de los Hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que ellos me sirvan. 14 Porque en esta ocasión voy a enviar todas mis plagas sobre tu corazón, y sobre tus siervos, y sobre tu pueblo, para que sepas que ninguno hay como yo en toda la tierra. 15 Que ahora, si yo hubiera extendido mi mano para herirte a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la tierra. 16 Empero yo te he mantenido en pie para esto mismo, para hacerte ver mi poder, y para que sea celebrado mi nombre en toda la tierra. 17 ¿Te ensoberbeces todavía contra mi pueblo para no dejarle ir? 18 Pues he aquí que el día de mañana, como a estas horas, haré llover granizo de tal manera grave, que nunca habrá habido otro como éste en Egipto, desde el día que se fundó hasta el presente. 19 Ahora pues, envía y haz que se ponga a cubierto tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque sobre todos los hombres y animales que fueren hallados en el campo, y que no estuvieren recogidos bajo techumbre, caerá el granizo, y morirán. 20 Aquel de entre los siervos de Faraón que temió la palabra de Jehová, hizo que sus siervos y su ganado huyesen a las casas; 21 mas aquel que no hizo caso de la palabra de Jehová, dejó a sus siervos y su ganado en el campo.

22 Y dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya granizo en toda la tierra de Egipto, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre toda clase de plantas en la tierra de Egipto. 23 Extendió pues Moisés su vara hacia el cielo, y Jehová envió truenos y granizo, y el fuego descargó sobre tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto. 24 De suerte que hubo granizo, y fuego fulgurando en medio del granizo, sobremanera grave, cual nunca había habido en toda la tierra de Egipto desde que fué nación. 25 Y el granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo cuanto había en el campo, desde el hombre hasta la bestia; el granizo hirió también toda planta del campo, y quebró todo árbol del campo. 26 Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.

27 Entonces Faraón envió y llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; Jehová es el justo, y yo y mi pueblo somos los inicuos. 28 Suplicad a Jehová; porque ya ha habido lo bastante de grandes truenos y granizo; y yo os dejaré ir, y no os detendréis más. 29 Le dijo pues Moisés: Cuando yo saliere de la ciudad, extenderé mis manos hacia Jehová, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo: para que sepas que de Jehová es la tierra. 30 Mas en cuanto a ti y a tus siervos, yo ya sé que no temeréis todavía delante del Dios Jehová.

31 Y el lino y la cebada fueron heridos; porque la cebada estaba en espiga, y el lino en flor. 32 Mas el trigo y la espelta no fueron heridos, porque eran tardíos. 33 Moisés entonces salió de la presencia de Faraón, afuera de la ciudad, y extendió las manos hacia Jehová; con lo cual cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no se derramó más sobre la tierra. 34 Pero cuando vió Faraón que había cesado la lluvia, y el granizo, y los truenos, volvió a pecar, e hizo obstinado su corazón, así él como sus siervos. 35 De manera que se endureció el corazón de Faraón, y no dejó ir a los hijos de Israel; como Jehová lo había dicho por conducto de Moisés.

Capítulo 10

1 ENTONCES Jehová dijo a Moisés: Entra a donde está Faraón, porque yo he hecho obstinado su corazón y el corazón de sus siervos, para manifestar estas mis señales en medio de ellos; 2 y para que puedas contar en oídos de tu hijo, y del hijo de tu hijo, cómo yo hice maravillas en Egipto, y las señales que obré en él; a fin de que vosotros sepáis que yo soy Jehová.

3 Por lo cual entraron Moisés y Aarón a donde estaba Faraón, y le dijeron: Así dice Jehová, el Dios de los Hebreos: ¿Hasta cuándo rehusarás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que ellos me sirvan. 4 Que si tú rehusas aún dejar ir a mi pueblo, he aquí, que mañana traeré langostas dentro de tus términos, 5 las cuales cubrirán la faz de la tierra, de manera que no podrá verse la tierra; y comerán el residuo de lo que escapó, lo que os fué dejado del granizo; y comerán todo árbol que crece para vosotros en el campo. 6 Y llenarán tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los Egipcios, cual nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres, desde el día que ellos estuvieron sobre la tierra hasta el día de hoy. Volvióse entonces, y salió de la presencia de Faraón.

7 Y los siervos de Faraón le dijeron: ¿Hasta cuándo ha de sernos este hombre un lazo? deja que vayan esos hombres y sirvan a Jehová su Dios. ¿Acaso no sabes tú todavía que Egipto está ya destruído? 8 Hicieron volver pues a Moisés y Aarón a la presencia de Faraón; el cual les dijo: Id, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Mas quién y quién son los que han de ir? 9 A lo que respondió Moisés: Con nuestros jóvenes y con nuestros ancianos iremos; con nuestros hijos y con nuestras hijas, con nuestros rebaños y con nuestras vacadas iremos; porque hemos de celebrar una fiesta solemne a Jehová. 10 Entonces él les contestó: ¡Así sea Jehová con vosotros como yo os envíe juntamente con vuestras familias! ¡Miradlo bien, porque el mal está delante de vosotros! 11 No será así; id vosotros, los hombres, y servid a Jehová; pues esto pedisteis. Y fueron echados de la presencia de Faraón.

12 Jehová entonces dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para traer la langosta; y suba sobre la tierra de Egipto, y coma toda planta de la tierra; todo lo que dejó el granizo. 13 Y extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto; y Jehová trajo un viento oriental sobre el país, todo aquel día y toda aquella noche. Y cuando vino la mañana, el viento oriental trajo la langosta. 14 Y subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto, y posó en todos los términos de Egipto, excesivamente grave: antes de ella nunca hubo langosta como ésta, ni después de ella jamás habrá otra igual; 15 pues cubrió la haz de toda la tierra, de modo que la tierra fué obscurecida; y comió toda planta de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo: por manera que no quedó nada verde en árbol ni en planta del campo, en toda la tierra de Egipto. 16 Entonces apresuróse Faraón a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo: ¡He pecado contra Jehová vuestro Dios, y contra vosotros! 17 Ahora pues, perdonad mi pecado solamente esta vez, y suplicad a Jehová vuestro Dios que al menos aparte de mí esta muerte. 18 Él por tanto salió de la presencia de Faraón, y oró a Jehová. 19 Entonces Jehová hizo tornar un viento occidental muy fuerte, que alzando la langosta, la echó en el Mar Rojo; y no quedó ni una langosta en todos los términos de Egipto. 20 Mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no dejó ir a los hijos de Israel.

21 Dijo entonces Jehová a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, tinieblas tales que puedan palparse. 22 Moisés pues extendió la mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto, por tres días. 23 Y no se vieron los unos a los otros, ni nadie se levantó de su puesto durante tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones. 24 Entonces Faraón llamó a Moisés, y dijo: Id, servid a Jehová; queden solamente vuestros rebaños y vuestras vacadas; vuestras familias también irán con vosotros. 25 Pero Moisés respondió: También nos has de dar sacrificios y holocaustos, para que los ofrezcamos a Jehová nuestro Dios. 26 De manera que nuestro ganado también ha de ir con nosotros; no quedará ni una pesuña; porque de ellos hemos de tomar para rendir culto a Jehová nuestro Dios; y no sabemos con lo que hemos de rendir el culto a Jehová hasta que lleguemos allá. 27 Mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no quiso dejarlos ir; 28 antes le dijo Faraón: ¡Quítate de mi presencia! ¡guárdate de volver a ver mi rostro; porque en el día que vieres mi rostro, morirás! 29 A lo cual respondió Moisés: Muy bien lo has dicho: no volveré yo a ver tu rostro.

Capítulo 11

1 (EMPERO Jehová había dicho a Moisés: Todavía tengo de enviar una plaga más sobre Faraón y sobre los Egipcios; después de lo cual él mismo os enviará de aquí: cuando os enviare, del todo y con violencia os arrojará de aquí. 2 Di en oídos del pueblo que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, alhajas de plata y alhajas de oro. 3 Y Jehová dió al pueblo gracia en los ojos de los Egipcios; y también el varón Moisés era muy grande en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón y a los ojos del pueblo.) 4 Por lo cual Moisés dijo a Faraón: Así dice Jehová: Como a la media noche voy a salir por en medio de Egipto; 5 y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto; desde el primogénito de Faraón que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito de la esclava que está detrás del molino; y todo primogénito de las bestias. 6 Y habrá grande alarido en toda la tierra de Egipto, cual nunca ha habido, y cual nunca más habrá. 7 Mas ni un perro moverá su lengua contra ninguno de los hijos de Israel, ni contra hombre ni contra bestia; para que sepáis que Jehová hace distinción entre los Egipcios e Israel. 8 Y descenderán a mí todos estos tus siervos, y se postrarán delante de mí, diciendo: Sal tú, con todo el pueblo que te sigue: y después de esto saldré. En seguida salió de la presencia de Faraón, ardiendo en ira.

9 Jehová pues había dicho a Moisés: No os escuchará Faraón, a fin de que se multipliquen mis maravillas en la tierra de Egipto. 10 Y Moisés y Aarón habían hecho todas estas maravillas delante de Faraón; mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no dejó ir de su tierra a los hijos de Israel.

Capítulo 12

1 JEHOVÁ habló a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: 2 Este mes os será el principio de los meses; os será el primero de los meses del año. 3 Hablad a toda la Congregación de Israel, diciendo: El día diez de este mes, tomará para sí cada cual un cordero, conforme a sus casas paternas, un cordero por cada familia. 4 Y si la familia fuere tan pequeña que no baste a comer un cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa le tomarán, conforme al número de las almas; cada uno a razón de su comer, así echaréis la cuenta sobre el cordero. 5 Vuestro cordero será sin tacha, macho del primer año, de las ovejas o de las cabras le tomaréis. 6 Y le guardaréis hasta el día catorce de este mes; entonces le degollará toda la Congregación de Israel, a la caída de la tarde. 7 Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes de la puerta y en el dintel de las casas en que le han de comer. 8 Y comerán la carne en aquella misma noche; asada al fuego, con panes ázimos, y con hierbas amargas la comerán. 9 No comeréis de ella cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; tanto la cabeza del cordero como las piernas y las entrañas. 10 Y no dejaréis que sobre nada de él hasta la mañana; y lo que sobrare de él hasta la mañana, a fuego lo quemaréis.

11 De esta manera, pues, le comeréis: Ceñidos vuestros lomos, y con el calzado en vuestros pies, y el báculo en vuestra mano; y le comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. 12 Porque yo pasaré por la tierra de Egipto esta noche, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de hombre como de bestia; y en todos los dioses de Egipto ejecutaré juicios. Yo Jehová. 13 Y la sangre os servirá de señal en las casas en donde estuviereis; y yo veré la sangre, y os pasaré por alto, de modo que no habrá entre vosotros plaga destructora, cuando yo hiera la tierra de Egipto.

14 Y tendréis este día por memorial, y lo celebraréis como fiesta solemne a Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo celebraréis esta fiesta. 15 Siete días comeréis panes ázimos. Ciertamente en el día primero apartaréis de vuestras casas la levadura; pues cualquiera que comiere pan fermentado desde el día primero hasta el día séptimo, aquella alma será cortada de en medio de Israel. 16 En el día primero tendréis santa convocación, asimismo en el día séptimo tendréis santa convocación; ninguna clase de obra se ha de hacer en ellos, excepto que aderecéis lo que cada persona hubiere de comer; solamente esto podrá ser hecho por vosotros. 17 Guardaréis pues la Fiesta de los Ázimos; porque en este mismo día saqué yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto; y observaréis este día durante vuestras generaciones por estatuto perpetuo. 18 En el mes primero comeréis panes ázimos desde los catorce días del mes por la tarde, hasta el día veintiuno del mes por la tarde. 19 Por espacio de siete días no ha de hallarse levadura en vuestras casas; pues que todo aquel que comiere cosa leudada, la tal persona será cortada de en medio de la Congregación de Israel, ora sea extranjero ora de vuestra misma nación. 20 Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes ázimos.

21 Entonces llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: Sacad del rebaño y tomaos corderos según vuestras familias, y sacrificad la pascua. 22 Y tomaréis un manojo de hisopo, y lo mojaréis en la sangre que habréis recogido en un tazón, y heriréis el dintel y los dos postes de la puerta con la sangre que estará en el tazón: y no salga ninguno de vosotros de la puerta de su casa hasta la mañana. 23 Y cuando pasare Jehová hiriendo a los Egipcios, verá la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta; y Jehová pasará por alto aquella puerta, y no permitirá que el destructor éntre en vuestras casas para herir. 24 Habéis pues de guardar este rito por estatuto para vosotros y para vuestros hijos perpetuamente. 25 Y será que cuando hubiereis llegado a la tierra que os dará Jehová, como él ha prometido, observaréis este culto. 26 Y será que cuando os preguntaren vuestros hijos. ¿Qué dais a entender con este culto? 27 responderéis: Sacrificio de la Pascua es a Jehová, el cual pasó por alto las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando iba hiriendo a los Egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo inclinó la cabeza y adoró. 28 Fueron pues los hijos de Israel y lo hicieron así: como lo había mandado Jehová a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.

29 Y aconteció que a la media noche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en el calabozo; y todo primogénito de bestia. 30 Entonces se levantó Faraón de noche, él y todos sus siervos y todos los Egipcios; y hubo grande alarido en Egipto; porque no había casa donde no hubiese algún muerto. 31 Y llamó a Moisés y a Aarón de noche, y dijo: ¡Levantaos, salid de en medio de mi pueblo, así vosotros como los hijos de Israel, y andad, servid a Jehová como habéis dicho! 32 Tomad también vuestros rebaños y vuestras vacadas, como dijisteis, y andad; ¡y bendecidme también a mí! 33 Y los Egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa para enviarlos del país; pues decían: ¡Todos nosotros somos muertos! 34 Y alzó el pueblo su masa antes que fermentase, envueltas sus artesas en su ropa sobre sus hombros. 35 Y los hijos de Israel hicieron según la palabra de Moisés; pues pidieron a los Egipcios alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos. 36 Y Jehová dió al pueblo gracia en los ojos de los Egipcios, de manera que les dieron cuanto pedían; y así ellos despojaron a los Egipcios.

37 Y los hijos de Israel partieron de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar las familias. 38 Y también subió con ellos una multitud mixta, juntamente con rebaños y vacadas; muchísimo ganado. 39 Y de la masa que habían sacado de Egipto, cocieron tortas ázimas; porque no estaba fermentada, por cuanto, siendo echados de Egipto, no habían podido detenerse; ni habían hecho provisión alguna para su viaje.

40 Y la vida de peregrinación de los hijos de Israel que habían habitado en Egipto, fué de cuatrocientos y treinta años. 41 Y aconteció que al fin de los cuatrocientos y treinta años, aun en aquel mismo día aconteció que salieron de la tierra de Egipto todos los ejércitos de Jehová. 42 Noche de solemne observancia a Jehová es ésta, por haberlos sacado él de la tierra de Egipto: esta es aquella noche de Jehová, de solemne observancia para todos los hijos de Israel durante sus generaciones. 43 Y dijo Jehová a Moisés y a Aarón: Este es el reglamento de la Pascua: Ningún hijo de tierra extraña comerá de ella; 44 mas a todo siervo de cualquier hombre, comprado por dinero, primero le circuncidarás, y entonces comerá de ella. 45 El transeunte y el siervo asalariado no comerán de ella. 46 En una misma casa se ha de comer: no sacaréis de esta carne fuera de la casa, ni quebraréis hueso suyo: 47 Toda la Congregación la celebrará. 48 Y cuando habitare contigo algún extranjero que quisiere celebrar la Pascua a Jehová, sea circuncidado todo varón de entre los suyos, y entonces se llegará para celebrarla; y será como uno de vuestra nación; porque ningún incircunciso comerá de ella. 49 Una misma ley habrá para los de vuestra raza y para el extranjero que habita en medio de vosotros.

50 Y lo hicieron así todos los hijos de Israel: según había mandado Jehová a Moisés y a Aarón, así lo hicieron. 51 Y aconteció que en aquel mismo día sacó Jehová a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, por sus escuadrones.

Capítulo 13

1 Y HABLÓ Jehová a Moisés, diciendo: 2 Santifícame todo primogénito; todo primer nacido entre los hijos de Israel, tanto de hombres como de animales, mío es.

3 Y Moisés dijo al pueblo: Acordaos de este día en el cual salisteis de Egipto, de la casa de servidumbre; porque con poder de mano os sacó Jehová de aquí; por tanto no comeréis en él pan fermentado. 4 Hoy mismo estáis para salir en el mes de Abib. 5 Y será que cuando te hubiere llevado Jehová a la tierra del Cananeo, y del Heteo, y del Amorreo, y del Heveo, y del Jebuseo, respecto de la cual juró a Abraham que te la daría, tierra que mana leche y miel, celebrarás este culto en este mes. 6 Siete días comerás panes ázimos, y en el día séptimo habrá fiesta solemne a Jehová. 7 Se comerán panes ázimos por siete días; no se verá junto a ti pan fermentado, ni será vista contigo levadura en todos tus términos. 8 Y en aquel día contarás el suceso a tu hijo, diciendo: Es a causa de lo que hizo conmigo Jehová cuando salí de Egipto. 9 Y te será como señal sobre tu mano, y como recuerdo entre tus ojos, para que esté la ley de Jehová en tu boca: porque con mano fuerte te hizo salir Jehová de Egipto. 10 Guardarás pues este reglamento, en su plazo fijo, de año en año.

11 Y será así, que cuando te haya conducido Jehová a la tierra del Cananeo, como lo tiene jurado a ti y a tus padres, y te la haya dado, 12 apartarás para Jehová todos los primer nacidos; también todos los primerizos que tuvieres, nacidos de tus animales, siendo machos, serán para Jehová: 13 pero todo primerizo de asno lo redimirás con un cordero; y si no le redimieres, quebrarás su cerviz: mas todo primogénito de hombre, de entre tus hijos, redimirás. 14 Y será que cuando te preguntare tu hijo el día de mañana, diciendo: ¿Qué es ésto? le dirás: Con poder de mano Jehová nos sacó de Egipto, de la casa de servidumbre. 15 Y aconteció que cuando Faraón se negó obstinadamente a dejarnos ir, Jehová mató a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito de la bestia; por lo mismo yo sacrifico a Jehová todo primer nacido, siendo macho, mas a todo primogénito de mis hijos redimo. 16 Así será como señal sobre tu mano, y como frontales entre tus ojos; porque con poder de mano Jehová nos sacó de Egipto. 17 Y sucedió que cuando Faraón hubo enviado al pueblo, no le condujo Dios por el camino de la tierra de los Filisteos, porque estaba cerca; pues dijo Dios: No sea que se arrepienta el pueblo al ver la guerra, y se vuelva a Egipto; 18 sino que hizo Dios que el pueblo diese vuelta por el camino del desierto del Mar Rojo. Y los hijos de Israel subieron en buen orden de la tierra de Egipto. 19 Y tomó Moisés los huesos de José, el cual había juramentado rigurosamente a los hijos de Israel, diciendo: Indudablemente os visitará Dios; y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros. 20 Y levantaron el campamento de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto. 21 Y Jehová iba al frente de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos en el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles; a fin de que anduviesen de día y de noche. 22 Nunca se apartó la columna de nube de día, ni la columna de fuego de noche, de delante del pueblo.

Capítulo 14

1 Y HABLO Jehová a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel para que vuelvan y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baal-zefón; delante de él acamparéis, junto al mar. 3 Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Vagan perplejos dentro del país; los tiene encerrados el desierto. 4 Y yo endureceré el corazón de Faraón, de manera que los persiga; y me glorificaré en Faraón y en todo su ejército: y sabrán los Egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. 5 En efecto fué dado aviso al rey de Egipto que había huido el pueblo; y mudóse el corazón de Faraón y de sus siervos acerca del pueblo, de modo que decían: ¿Qué despropósito es éste que hemos hecho dejando ir a Israel, para que dejase de servirnos? 6 Entonces Faraón unció sus carros de guerra, y tomó consigo a su pueblo. 7 Tomó también seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, con capitanes sobre todos ellos. 8 Y Jehová endureció el corazón de Faraón rey de Egipto, de modo que persiguió a los hijos de Israel; y los hijos de Israel salieron con mano alzada. 9 De manera que los Egipcios siguieron al alcance de ellos, es a saber, todos los caballos y carros de Faraón, y su gente de a caballo, y su ejército; y los alcanzaron acampados junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón. 10 Y cuando Faraón se iba acercando, los hijos de Israel alzaron los ojos, y ¡he aquí a los Egipcios que venían marchando en pos de ellos! Y temieron mucho, y clamaron los hijos de Israel a Jehová. 11 Y decían a Moisés: ¿Acaso por no haber sepulturas en Egipto nos trajiste acá para morir en el desierto? ¿Por qué has hecho esto con nosotros, sacándonos de Egipto? 12 ¿No es esto mismo lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos, para que sirvamos a los Egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los Egipcios que morir en el desierto. 13 Entonces dijo Moisés al pueblo: No temáis; estad firmes, y veréis la salvación que Jehová obrará por vosotros hoy; porque en cuanto a los Egipcios que hoy habéis visto, nunca mas para siempre los volveréis a ver. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros guardaréis silencio.

15 Y dijo Jehová a Moisés: ¿Por qué sigues clamando a mí? ¡manda a los hijos de Israel que marchen! 16 Mas tú, alza tu vara y extiende la mano sobre el mar, y divídelo en dos, para que vayan los hijos de Israel por en medio del mar en seco. 17 Y yo, he aquí que yo endureceré el corazón de los Egipcios para que entren en pos de ellos, y me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, y en sus carros y en su gente de a caballo: 18 Y conocerán los Egipcios que yo soy Jehová, cuando me haya glorificado en Faraón, y en sus carros y en su gente de a caballo.

19 Y el Ángel de Jehová que iba delante del ejército de Israel, se apartó de allí y fué en pos de ellos; apartóse también la columna de nube de delante de ellos, y púsose tras de ellos. 20 De manera que se colocó entre el ejército de los Egipcios y el ejército de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, mas brillaba de noche para éste, de modo que no se acercaron los unos a los otros en toda la noche.

21 Extendió pues Moisés la mano sobre el mar, y Jehová hizo que el mar se retirase por un viento oriental muy fuerte que sopló toda aquella noche; de modo que se tornó el mar en seco, y fueron divididas las aguas. 22 Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco: y les eran las aguas como un muro a su diestra y a su siniestra. 23 Y siguieron los Egipcios a su alcance; y entraron en pos de ellos todos los caballos de Faraón, sus carros y su gente de a caballo hasta la mitad del mar. 24 Mas aconteció, a la vela de la mañana, que dirigió Jehová una mirada hacia el ejército de los Egipcios, de en medio de la columna de fuego y de nube, y puso en consternación al ejército de los Egipcios. 25 Quitó también las ruedas de los carros, de manera que los dirigían con suma dificultad. Entonces dijeron los Egipcios: ¡Huyamos de la presencia de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los Egipcios!

26 Dijo entonces Jehová a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los Egipcios, sobre sus carros y sobre su gente de a caballo. 27 Extendió pues Moisés la mano sobre el mar, y al despuntar la mañana volvióse el mar a su dominio perpetuo; y los Egipcios huyeron, pero por doquiera daban con él: así arrolló Jehová a los Egipcios en medio del mar. 28 Pues volviéronse las aguas y cubrieron los carros y la gente de a caballo de todo el ejército de Faraón, que habían entrado tras de ellos en el mar; de modo que no quedó de ellos ni siquiera uno. 29 Mas los hijos de Israel anduvieron en seco por en medio del mar, teniendo las aguas por muro a su diestra y a su siniestra. 30 De esta manera salvó Jehová en aquel día a Israel de mano de los Egipcios; y vió Israel a los Egipcios muertos sobre la orilla del mar. 31 Israel pues vió la obra prodigiosa que hizo Jehová contra los Egipcios; y temió el pueblo a Jehová; y creyeron en Jehová y en Moisés su siervo.

Capítulo 15

1 ENTONCES Moisés y los hijos de Israel rompieron a cantar este cántico a Jehová: y hablaron, diciendo: ¡Cantaré a Jehová, porque se ha ensalzado soberanamente; al caballo y a su jinete ha arrojado en la mar! 2 Mi fuerza y mi canción es Yah, y él ha sido mi salvación: éste es mi Dios, y le celebraré; Dios de mi padre, y le ensalzaré. 3 ¡Jehová es Varón de guerra; Jehová es su nombre! 4 ¡los carros de Faraón y su ejército él ha arrojado en la mar: y sus escogidos capitanes fueron hundidos en el Mar Rojo! 5 ¡Los abismos los cubren; descendieron a las profundidades, como una piedra! 6 ¡Tu diestra, oh Jehová, se ha hecho gloriosa en potencia; tu diestra, oh Jehová, ha destrozado al enemigo! 7 Y en la grandeza de tu majestad has derribado a tus contrarios; enviaste tu ardiente ira; consumiólos como hojarasca. 8 Asimismo al soplo de tus narices se amontonaron las aguas; detuviéronse las corrientes en montón; cuajáronse los abismos en el corazón del mar! 9 Dijo el enemigo: ¡Perseguiré, alcanzaré, repartiré despojos, henchiré de ellos mi alma; desenvainaré mi espada, apoderarse ha de ellos mi mano! 10 Tú empero soplaste con tu viento; cubriólos el mar: ¡hundiéronse como plomo en las poderosas aguas! 11 ¿Quién como tú entre los dioses, oh Jehová? ¿quién como tú, glorioso en santidad, pavoroso en alabanzas, hacedor de maravillas? 12 ¡Extendiste tu diestra; tragólos la tierra! 13 Conduces en tu misericordia a este pueblo que redimiste, con tu poder le conduces a la morada de tu santidad. 14 Oyeron los pueblos; temblarán; ¡dolores se apoderaron de los habitantes de Palestina! 15 Entonces fueron turbados los caudillos de Edom; los valientes de Moab, estremecimiento se apoderará de ellos: derretirse han todos los moradores de Canaán. 16 Caerán sobre ellos terror y pavor; por la grandeza de tu brazo quedarán silenciosos como una piedra, hasta qué pase tu pueblo, oh Jehová, hasta que pase este pueblo que tú acabas de adquirir. 17 Los harás entrar y los plantarás en el monte de tu herencia; lugar que preparaste para tu misma habitación, oh Jehová; Santuario, Señor, que establecieron tus manos. 18 ¡Jehová reinará para siempre jamás!

19 Porque los caballos de Faraón y sus carros y su gente de a caballo entraron en la mar, y Jehová hizo volver sobre ellos las aguas del mar; pero los hijos de Israel anduvieron en seco por en medio del mar.

20 Y María, la profetisa, hermana de Aaron, tomó un pandero en su mano, y salieron todas las mujeres en pos de ella, con panderos y con danzas. 21 Y María les respondía a ellas: ¡Cantad a Jehová, porque se ha ensalzado soberanamente, al caballo y a su jinete ha arrojado en la mar! 22 Y Moisés condujo a los hijos de Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días en el desierto sin encontrar agua. 23 Luego vinieron a Mara; mas no pudieron beber de las aguas, porque eran amargas; por tanto le pusieron al lugar el nombre de Mara. 24 Y murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: ¿Qué hemos de beber? 25 Mas él clamó a Jehová, y mostróle Jehová un árbol, el que echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí Dios impuso a Israel estatutos y leyes, y allí le probó; 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo que es recto a sus ojos, y prestares oídos a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, entonces no enviaré sobre ti ninguna enfermedad de las que envié sobre los Egipcios; porque yo soy Jehová tu Sanador.

27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua v setenta palmas; y acamparon allí junto a las aguas.

Capítulo 16

1 Y LEVANTANDO el campamento de Elim, vino toda la Congregación de los hijos de Israel al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del mes segundo después de haber salido ellos de la tierra de Egipto. 2 Y murmuró toda la Congregación de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón en el desierto; 3 y les decían los hijos de Israel: ¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, y cuando comíamos pan hasta la saciedad! porque nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta Asamblea.

4 Y dijo Jehová a Moisés: He aquí que haré llover sobre vosotros pan desde el cielo; y saldrá el pueblo y recogerá diariamente la porción de un día; para que yo le pruebe, si quiere andar en mi ley o no. 5 Y será que en el día sexto prepararán lo que vuelvan a traer, que será el doble de lo que suelen recoger cada día. 6 Y Moisés y Aarón dijeron a todos los hijos de Israel: A la tarde conoceréis que Jehová es quien os sacó de la tierra de Egipto; 7 y por la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él oye vuestras murmuraciones contra Jehová: pues en cuanto a nosotros, ¿qué somos, para que murmuréis contra nosotros? 8 Dijo además Moisés: Esto sucederá cuando a la tarde Jehová os diere a comer carne, y por la mañana, pan hasta la saciedad; porque oye Jehová vuestras murmuraciones con que murmuráis contra él: ¿y qué somos nosotros? vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová. 9 Dijo entonces Moisés a Aarón: Di a toda la Congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehová; porque él ha oído vuestras murmuraciones. 10 Y sucedió, luego que hubo hablado Aarón a toda la Congregación de los hijos de Israel, que volvieron el rostro hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová que apareció en la nube.

11 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: 12 Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: A la caída de la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan; y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios. 13 Y sucedió que a la tarde subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío al rededor del campamento. 14 Y cuando se evaporó la capa de rocío, he aquí sobre la haz del desierto una cosa menuda y redonda, menuda como la escarcha, sobre la tierra. 15 Y al verla los hijos de Israel, decían el uno al otro: ¿Qué es esto? pues no sabían qué cosa era. Entonces les dijo Moisés: Este es el pan que Jehová os da a comer. 16 Este es el reglamento que ha prescrito Jehová: Recoged de ello cada hombre según lo que pueda comer, un omer por cabeza, conforme al número de vuestras personas; lo tomaréis cada uno para los que están en su tienda. 17 Y lo hicieron así los hijos de Israel; pues tomaron unos más, otros menos. 18 Y cuando lo midieron en el omer, nada tenía demás el que recogió mucho, y al que recogió poco nada le faltaba; cada uno había recogido según lo que podía comer. 19 Les dijo también Moisés: Nadie deje de ello hasta la mañana. 20 Mas no escucharon a Moisés; pues algunos dejaron de ello hasta la mañana, y crió gusanos y hedió. Y airóse contra ellos Moisés. 21 De esta manera lo recogían todas las mañanas, cada uno según lo que podía comer; mas en calentando el sol lo sobrante se derretía. 22 Y sucedió que el día sexto recogieron doble cantidad de pan, dos omeres para cada persona. Entonces todos los príncipes de la Congregación vinieron y se lo avisaron a Moisés. 23 Y él les respondió: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es descanso solemne, descanso santo, consagrado a Jehová; lo que hubiereis de asar, asadlo, y lo que hubiereis de cocer, cocedlo; y al comer de ello, todo lo que sobrare ponedlo aparte para vosotros, guardándolo hasta la mañana. 24 Y ellos lo pusieron aparte hasta la mañana, como sé lo había mandado Moisés; y no hedió, ni hubo en él gusano. 25 Dijo entonces Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es el Sábado de Jehová; hoy no lo hallaréis en el campo. 26 Seis días lo recogeréis, mas en el séptimo día es el Descanso; no habrá maná en él. 27 Pero aconteció en el día séptimo que salieron algunos del pueblo para recogerlo, y no hallaron. 28 Dijo pues Jehová a Moisés: ¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29 He aquí, Jehová os ha dado el día del descanso, por tanto en el sexto día os da el pan de dos días. Estése cada hombre en su estancia; no salga nadie de su lugar en el día séptimo. 30 Descansó pues el pueblo en el día séptimo.

31 Y la casa de Israel lo nombró Maná; y era como granos de cilantro, blanco; y su sabor era como de hojuelas con miel.

32 Dijo también Moisés: Esto es lo que ha mandado Jehová: Llenad un omer de él, y guárdese para vuestras generaciones venideras, a fin de que vean el pan que os dí a comer en el desierto, cuando os saqué de la tierra de Egipto. 33 Dijo pues Moisés a Aarón: Toma una vasija y echa en ella un omer lleno de maná, y ponlo delante de Jehová, a fin de guardarlo para vuestras generaciones venideras. 34 Según mandó Jehová a Moisés, así en efecto lo puso Aarón delante del Testimonio para guardarlo. 35 Y los hijos de Israel comieron el maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que entraron en los confines de la tierra de Canaán. 36 El omer es la décima parte del efa.

Capítulo 17

1 Y HABIENDO partido del desierto de Sin toda la Congregación de los hijos de Israel, haciendo sus jornadas según mandaba Jehová, acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. 2 Por lo cual el pueblo altercó con Moisés, diciendo: ¡Danos agua que beber! Y les dijo Moisés: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿por qué tentáis a Jehová? 3 Allí pues el pueblo padeció sed por falta de agua, y murmuró el pueblo contra Moisés, y decía: ¿Por qué nos habéis hecho subir de Egipto, para matarnos de sed, a nosotros, y a nuestros hijos, y a nuestro ganado? 4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué he de hacer con este pueblo? falta poco ya para que me apedree. 5 Y dijo Jehová a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y la vara con que heriste el río la tomarás en tu mano, y anda. 6 He aquí que yo estaré enfrente de ti allí, sobre la peña en Horeb; y herirás la peña, y saldrán de ella aguas para que beba el pueblo. Y Moisés lo hizo así a los ojos de los ancianos de Israel. 7 Y dióse a aquel lugar el nombre de Masa, y de Meriba, por razón de la altercación de los hijos de Israel, y por haber ellos tentado a Jehová, diciendo: ¿Está Jehová en medio de nosotros, o no?

8 Vino entonces Amalec y peleó contra Israel en Refidim. 9 Y Moisés dijo a Josué: Escoge hombres para nosotros, y sal a pelear contra Amalec. Mañana yo estaré en pie sobre la cima del collado, con la vara de Dios en mi mano. 10 E hizo Josué como le había dicho Moisés, y peleó contra Amalec. Entretanto Moisés y Aarón y Hur subieron a la cima del collado. 11 Y aconteció que mientras Moisés tenía alzada la mano, vencía Israel; mas siempre que bajaba la mano, vencía Amalec. 12 Pero las manos de Moisés se cansaron; por lo cual tomaron una piedra y se la pusieron debajo, sentándose él sobre ella, en tanto que Aarón y Hur le sostenían las manos, el uno de una parte y el otro de la otra; de esta suerte estuvieron firmes sus manos hasta ponerse el sol. 13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada. 14 Entonces dijo Jehová a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y ponlo en conocimiento de Josué: Yo raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo. 15 Y edificó Moisés un altar, y le puso por nombre Jehová-nissi. 16 Y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levanta contra el trono de Yah, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

Capítulo 18

1 Y JETRO sacerdote de Madián, suegro de Moisés, oyó decir todo lo que había hecho Dios por Moisés y por Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto. 2 Por lo cual tomó Jetro suegro de Moisés, a Zípora mujer de Moisés (después de haber sido enviada a su padre), 3 y a sus dos hijos (de los cuales el uno se llamaba Gersom, pues dijo Moisés: Extranjero he sido en tierra extraña; 4 y el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: El Dios de mi padre acudió en mi auxilio, y me libró de la espada de Faraón): 5 vino pues Jetro suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de éste, a Moisés en el desierto, donde había acampado junto al Monte de Dios. 6 Y envió a decir a Moisés: Yo, tu suegro Jetro, vengo a ti; y traigo a tu mujer y a tus dos hijos con ella. 7 Moisés pues salió a recibir a su suegro, e inclinóse ante él y le besó. Y se preguntaron el uno al otro por su salud; y entraron en la tienda. 8 Y contó Moisés a su suegro todo lo que Jehová había hecho a Faraón y a los Egipcios, por amor de Israel; y todos los trabajos que habían pasado en el camino, y cómo los había librado Jehová. 9 Y regocijóse Jetro por todo el bien que Jehová había hecho a Israel, a quien libró de mano de los Egipcios. 10 Y dijo Jetro: ¡Bendito sea Jehová, que os ha librado de mano de los Egipcios y de mano de Faraón, libertando al pueblo de la opresión de los Egipcios! 11 Ahora acabo de conocer que Jehová es más grande que todos los dioses: pues en aquello mismo en que los adversarios se mostraron altivos, él fué más alto que ellos. 12 Entonces Jetro suegro de Moisés tomó holocaustos y sacrificios para Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel vinieron a comer pan con el suegro de Moisés delante de Dios.

13 Y aconteció al día siguiente, que Moisés se sentó para juzgar al pueblo; y el pueblo permaneció al rededor de Moisés desde la mañana hasta la tarde. 14 Y cuando vió el suegro de Moisés todo lo que él hacía para con el pueblo, le dijo: ¿Qué es esto que haces con el pueblo? ¿por qué te estás sentado, tú solo, y todo el pueblo permanece en derredor tuyo desde la mañana hasta la tarde? 15 Y dijo Moisés a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. 16 Cuando tienen algún pleito, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro; y les doy a conocer los estatutos de Dios y sus leyes. 17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: No es bueno lo que haces. 18 Sin duda alguna desfallecerás, y no solo tú, sino este pueblo que contigo está; porque esto es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. 19 Ahora pues, oye mi voz; yo te aconsejaré, y será Dios contigo. Se tú el representante del pueblo delante de Dios, para que traigas las causas a Dios. 20 Tú les enseñarás, pues, los estatutos y las leyes, y les darás a conocer el camino en que deban andar y la obra que deban hacer. 21 Pero buscarás de entre el pueblo hombres hábiles, temerosos de Dios, hombres de verdad, que aborrezcan la avaricia, a quienes pongas sobre ellos, por jefes de miles, jefes de cientos, jefes de cincuentenas y jefes de decenas. 22 Y ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo: y será que toda causa grande la traerán a ti, mas toda causa pequeña la juzgarán ellos mismos. Así se aliviará el peso de sobre ti, pues ellos lo llevarán contigo. 23 Si hicieres esto, y Dios así te mandare, entonces podrás aguantar, y también todo este pueblo irá a su lugar en paz. 24 Y escuchó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que le había dicho; 25 pues escogió Moisés hombres hábiles de entre todo Israel, y los puso por cabezas del pueblo, por jefes de miles, jefes de centenas, jefes de cincuentenas y jefes de decenas; 26 y éstos juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difícil lo llevaban a Moisés; mas todo asunto pequeño lo juzgaban ellos mismos. 27 Y despidió Moisés a su suegro, el cual se fué a su tierra.

Capítulo 19

1 A PRINCIPIOS del tercer mes después de haber salido los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en ese mismo día llegaron al desierto de Sinaí. 2 Habiendo pues levantado el campamento de Refidim, vinieron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto: de suerte que Israel acampó allí delante del monte. 3 Y Moisés subió a donde estaba Dios; y llamóle Jehová desde el monte, y le dijo: Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel: 4 Vosotros habéis visto lo que hice a los Egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas y os he traído a mí mismo. 5 Ahora pues, si escuchareis atentamente mi voz y guardareis mi pacto, me seréis un tesoro especial, tomado de entre todos los pueblos; pues que mía es toda la tierra: 6 y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

7 Vino pues Moisés y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso delante de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado decir. 8 Entonces todo el pueblo respondió a una, diciendo: ¡Nosotros haremos todo cuanto ha dicho Jehová! Y Moisés trajo a Jehová la respuesta del pueblo.

9 Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí que yo vendré a ti en una nube espesa, a fin de que oiga el pueblo mientras yo hablo contigo, y que también te crea para siempre. Y refirió Moisés a Jehová las palabras del pueblo. 10 Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve al pueblo y santifícalos hoy y mañana; y laven ellos sus vestidos; 11 y estén apercibidos para el día tercero; porque al tercer día descenderá Jehová, a vista de todo el pueblo, sobre el monte Sinaí. 12 Y señalarás límites al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos de subir al monte, y aun de tocar a sus términos. Todo aquel que tocare al monte será muerto irremisiblemente. 13 No tocará mano al tal, mas sea apedreado o asaeteado; ya sea bestia, ya sea hombre, no vivirá. Solamente en el caso de prolongarse mucho el sonido de la bocina, subirán al monte. 14 Moisés entonces bajó del monte al pueblo y santificó al pueblo; y ellos lavaron sus vestidos. 15 Y dijo Moisés al pueblo: Estad apercibidos para el tercer día; no os lleguéis a mujer.

16 Y aconteció que el día tercero, al despuntar la mañana, hubo truenos y relámpagos y nube densísima sobre el monte, y un sonido de trompeta sobremanera fuerte. Y temblaba todo el pueblo que estaba en el campamento. 17 Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. 18 Y el monte Sinaí estaba humeando todo él, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y subía su humo como humo de un horno; y todo el monte temblaba en gran manera. 19 Y el sonido de la trompeta siguió aumentándose y esforzándose en gran manera: Moisés hablaba y Dios le respondía en voz.

20 Había pues descendido Jehová sobre el monte Sinaí, a la cumbre del monte; y Jehová llamó a Moisés a la cumbre del monte; y subió Moisés. 21 Y Jehová dijó a Moisés: Desciende, amonesta al pueblo, no sea que traspasen los límites a fin de llegarse a Jehová, para ver, y caigan muchos de ellos. 22 Y también los sacerdotes, que tienen acceso a Jehová, santifíquense, no sea que Jehová haga estrago en medio de ellos. 23 Pero Moisés respondió a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí; porque tú nos amonestaste, diciendo: Señala términos al monte y santifícalo. 24 Mas Jehová le dijo: ¡Anda, desciende! Y subirás tú y Aarón contigo: pero los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir a donde está Jehová, no sea que haga estrago en medio de ellos. 25 Moisés pues descendió al pueblo, y se lo dijo.

Capítulo 20

1 Y HABLÓ Dios todas estas palabras, diciendo:

2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.

3 No tendrás otros dioses delante de mí.

4 No harás para ti escultura, ni semejanza alguna de lo que esté arriba en el cielo, ni de lo que esté abajo en la tierra, ni de lo que esté en las aguas, debajo de la tierra: 5 no te inclinarás a ellas ni les darás culto; porque yo soy Jehová tu Dios; Dios celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian, 6 y que uso de misericordia hasta con la milésima generación de aquellos que me aman y guardan mis mandamientos.

7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no tendrá por inocente al que tomare su nombre en vano.

8 Acuérdate del día del Descanso para santificarlo. 9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra; 10 mas el día séptimo es día de descanso, consagrado a Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu bestia, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas: 11 porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todo cuanto en ellos hay, y descansó en el séptimo; por tanto Jehová bendijo el día del Descanso y lo santificó.

12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.

13 No matarás.

14 No cometerás adulterio.

15 No hurtarás.

16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer del tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo.

18 Y todo el pueblo estaba observando los truenos, y las llamas, y el sonido de la trompeta, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron y pusiéronse de lejos; 19 y dijeron a Moisés: ¡Habla tú con nosotros, que nosotros oiremos; mas no hable Dios con nosotros, no sea que muramos! 20 Y respondió Moisés al pueblo: No temáis; porque para probaros ha venido Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, a fin de que no pequéis. 21 Mas el pueblo se mantuvo a lo lejos; y Moisés se llegó a las densas tinieblas en donde estaba Dios. 22 Y dijo Jehová a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que yo mismo he hablado con vosotros desde el cielo. 23 No hagáis a ningún otro conmigo: dioses de plata o dioses de oro no los haréis para vosotros. 24 Altar de tierra me harás, oh Israel, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas pacíficas, tus ovejas y tus vacas. En todo lugar donde yo hiciere recordar mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. 25 Y si quisieres hacerme altar de piedra, no lo edificarás de piedra labrada; porque con alzar tu herramienta sobre él, ya lo has profanado. 26 Y no subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra allí tu desnudez.

Capítulo 21

1 Y ESTAS son las leyes que pondrás delante de ellos: 2 Cuando comprares un siervo hebreo, seis años te servirá, mas al séptimo saldrá libre, de balde. 3 Si hubiere entrado solo, solo saldrá; si marido de mujer, saldrá su mujer con él. 4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le hubiere parido hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. 5 Mas si el siervo persistiese en decir: Amo a mi señor, y a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; 6 entonces su amo le hará llegar a Dios, y arrimándole a la puerta, o al poste de ella, su amo le horadará la oreja con una lesna; y él será siervo suyo para siempre.

7 Cuando alguno vendiere su hija por sierva, ella no saldrá como salen los siervos. 8 Si no agradare a su señor después que la haya desposado consigo, permitirá que sea redimida: no podrá venderla a gente de tierra extraña, después de haberla engañado. 9 Si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella conforme a lo usual con las hijas. 10 Si tomare para sí otra mujer, no le disminuirá nada de su comida, ni de su vestido, ni de su derecho matrimonial. 11 Mas si no quisiere hacer con ella estas tres cosas, entonces ella saldrá de balde, sin rescate.

12 El que hiriere a un hombre de modo que muera, será muerto irremisiblemente. 13 Mas cuando no le armare asechanzas, sino que Dios le hiciere caer en su mano, en tal caso yo te señalaré lugar adonde habrá de huir. 14 Empero cuando alguno obrare con malicia contra su prójimo, matándole alevosamente, de mi mismo altar le quitarás para que muera.

15 El que pegare a su padre o a su madre, será muerto irremisiblemente.

16 El que hurtare una persona y la vendiere, o aun si fuere hallada en su poder, será muerto irremisiblemente. 17 El que maldijere a su padre o a su madre, será muerto irremisiblemente.

18 Cuando riñeren dos hombres, y el uno hiriere al otro con piedra, o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama; 19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, será libre aquel que le hirió; le pagará empero el tiempo perdido, y hará que le curen completamente.

20 Cuando alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, de modo que muera bajo su mano, el muerto será vengado irremisiblemente. 21 Mas si durare un día o dos, no será vengado, por cuanto era su dinero.

22 Cuando riñeren hombres y uno de ellos diere un golpe a mujer preñada, de modo que aborte, sin que suceda daño, será ciertamente multado conforme a lo que impusiere el marido de la mujer, lo cual pagará según determinen los jueces. 23 Mas si resultase daño, darás vida por vida, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo o el ojo de su sierva, y lo destruyere, le dejará ir libre a causa de su ojo. 27 Asimismo, si hiciere saltar un diente a su siervo o un diente a su sierva, le dejará ir libre a causa de su diente.

28 Cuando un buey acorneare a hombre o a mujer, de modo que muera, será apedreado irremisiblemente aquel buey, y no será comida su carne; mas el dueño del buey quedará absuelto. 29 Pero si el buey hubiere sido acorneador anteriormente, y se le hubiere notificado al dueño, y él no le hubiere encerrado, de modo que matare a hombre o a mujer, el buey será apedreado, mas el dueño también será muerto. 30 Si le fuere impuesto rescate, pagará por la redención de su vida conforme a todo lo que le fuere impuesto. 31 Sea que haya acorneado a hijo, sea que haya acorneado a hija, conforme a esta sentencia se hará con él. 32 Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, el dueño pagará treinta siclos de plata al amo de ellos, y el buey será apedreado.

33 Cuando alguno destapare un pozo, o cuando alguno cavare un pozo y no lo tapare, si cayere en él algún buey o asno, 34 el dueño del pozo hará restitución; pagará dinero al dueño de ellos; y el animal muerto será suyo.

35 Si el buey de alguno hiriere al buey de otro, de modo que muera, venderán el buey vivo y dividirán el dinero entre los dos, y también partirán el buey muerto. 36 Mas si fué notorio que el buey era acorneador anteriormente, y su dueño no le encerró, sin falta hará la restitución, buey por buey; y el animal muerto será suyo.

Capítulo 22

1 SI alguno hurtare buey u oveja, y los matare o los vendiere, cinco bueyes restituirá por un buey, y cuatro ovejas por una oveja. 2 Si un ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido de modo que muera, el que le hirió no será reo de homicidio. 3 Mas si el sol hubiere salido sobre él, será reo de homicidio; porque el ladrón debiera haber hecho restitución. Si no tuviere con que hacerla, sea vendido por su hurto. 4 Si lo que hurtó fuere hallado vivo en su poder, sea buey o asno u oveja, con el doble hará restitución.

5 Cuando alguno hiciere pacer en campo o viña, soltando su bestia de modo que pazca en campo ajeno, de lo mejor de su propio campo, o de lo mejor de su propia viña, hará restitución.

6 Cuando rompiere un fuego, el cual hallando espinas tomare incremento, de modo que se consumieren las hacinas, o las mieses, o el campo, aquel que encendió el fuego deberá sin falta hacer restitución.

7 Cuando un hombre diere a su prójimo dinero o alhaja a guardar, y fuere hurtado de la casa del tal hombre, si se hallare al ladrón, restituirá el doble. 8 Si el ladrón no fuere hallado, el dueño de la casa será presentado ante Dios para jurar si ha metido mano en los efectos de su prójimo, o no. 9 En todo asunto de mal proceder, respecto de buey, o asno, u oveja, o ropa, o cualquiera cosa perdida de que alguno dijere: Esto es mío; ante Dios vendrá la causa de entrambos; y aquel que Dios condenare hará restitución con el doble a su prójimo.

10 Cuando alguno diere a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere, o fuere estropeado, o fuere arrebatado, sin que nadie lo viese; 11 se interpondrá juramento de Jehová entre los dos, de que el depositario no ha extendido su mano contra la hacienda de su prójimo; y este juramento lo aceptará el dueño; y no se hará restitución. 12 Mas si de cualquiera manera él lo hubiere hurtado, hará restitución a su dueño. 13 Si hubiere sido destrozado por fieras, tráigalo en testimonio; por lo que ha sido destrozado, no se hará restitución.

14 Asimismo cuando alguno pidiere bestia prestada a su prójimo, y ésta se estropeare, o muriere, no estando presente el dueño, deberá de todas maneras hacer restitución. 15 Si estuviere presente su dueño, no se hará restitución; si fuere alquilada, la pérdida va inclusa en su alquiler.

16 Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y se acostare cosa ella, pagará indispensablemente la dote para que sea mujer propia suya. 17 Mas si el padre rehusare absolutamente dársela, él le pagará el dinero que corresponde a la dote de las vírgenes.

18 A la hechicera no le permitirás vivir.

19 Todo aquel que se ayuntare con bestia, será muerto irremisiblemente.

20 Aquel que ofreciere sacrificio a dios alguno, excepto tan solo a Jehová, será enteramente destruído.

21 No maltratarás al extranjero, ni le oprimirás; porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

22 A ninguna viuda ni huérfano habéis de afligir. 23 Si de cualquiera manera los afligiereis, y ellos clamaren a mí yo ciertamente oiré su clamor; 24 y encenderáse mi ira, y os mataré a espada; y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

25 Si prestares dinero al pobre de entre mi pueblo que habita contigo, no serás con él como usurero, no exigirás de él usura. 26 Si por cualquiera causa tomares en prenda el vestido de tu prójimo, se lo devolverás al ponerse el sol; 27 porque ese es su único abrigo; es su vestido para cubrir sus carnes; ¿en qué habrá de dormir? pues acontecerá que si clamare a mí, yo oiré, porque soy misericordioso.

28 No injuriarás a Dios, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

29 No tardarás en hacer la ofrenda de tus cosechas y de tus licores. Me darás el primogénito de tus hijos. 30 De igual manera harás con tus vacadas y con tus rebaños. Siete días estará la cría con su madre, mas al octavo día me la darás.

31 Y habéis de serme hombres santos: por lo mismo no comeréis la carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

Capítulo 23

1 NO propalarás rumor falso, ni te concertarás con los hombres malos, para hacerte testigo malicioso.

2 No seguirás la muchedumbre para hacer mal; ni darás testimonio en una causa inclinándote al parecer de los grandes, para pervertir la justicia; 3 ni tampoco favorecerás al pobre en su causa.

4 Cuando encontrares el buey de tu enemigo, o su asno, extraviado, sin falta se lo harás volver. 5 Si vieres caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, y quisieres negarte a descargarle, indispensablemente tú le descargarás, juntamente con el dueño.

6 No pervertirás el derecho de tu gente pobre en su pleito. 7 De asunto mentiroso te alejarás, y no matarás al inocente y al justo; porque yo no justificaré al malo. 8 Y al juzgar, no admitirás regalos; porque el regalo obceca el juicio más despejado, y pervierte las palabras aun de los justos.

9 No oprimirás al extranjero; porque vosotros sabéis lo que es el corazón del extranjero; pues extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

10 Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; 11 mas el séptimo la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y lo que ellos dejaren, lo comerá la bestia del campo. De igual manera harás con tu viña y tu olivar.

12 Seis días trabajarás en tus quehaceres, mas el séptimo descansarás, para que descansen tu buey y tu asno, y respiren el hijo de tu sierva y el extranjero. 13 Y respecto a todo lo que os he dicho, seréis avisados: asimismo del nombre de otros dioses no haréis memoria, ni siquiera sea oído de vuestra boca.

14 Tres veces al año me celebraréis fiesta solemne: 15 La fiesta de los Ázimos guardarás; siete días comerás panes ázimos, conformé te tengo mandado, al tiempo señalado, en el mes de Abib; porque en él salisteis de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías: 16 también la fiesta de la Siega de los primeros frutos de tus labores, de aquello que hubieres sembrado en el campo: y la fiesta de la Cosecha, al fin del año, cuando hayas cosechado el producto de tus labores del campo. 17 Tres veces al año, pues, se presentarán todos tus varones delante de Jehová, el Señor.

18 No ofrecerás la sangre de mi sacrificio pascual Junto a pan fermentado; ni se dejará sin quemar el sebo de mi sacrificio hasta la mañana.

19 Los primeros frutos de tu tierra harás entrar en la Casa de Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su misma madre.

20 He aquí yo envío mi Ángel delante de tu rostro, para guardarte en el camino, y para introducirte en el lugar que te tengo preparado. 21 Guárdate a causa de él, y escucha su voz; no le seas rebelde; pues no sufrirá vuestras transgresiones, porque mi Nombre está en él. 22 Pero si oyeres atentamente su voz e hicieres todo lo que yo te mandare, entonces yo seré el enemigo de tus enemigos, y el adversario de tus adversarios. 23 Porque irá mi Ángel delante de tu faz, y te llevará al Amorreo, y al Heteo, y al Perezeo, y al Cananeo, y al Heveo, y al Jebuseo; y yo los destruiré. 24 No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto; y no harás conforme a sus obras; al contrario, destruirás completamente los dioses de ellos, y desmenuzarás sus columnas. 25 Mas serviréis a Jehová, el Dios vuestro, y él bendecirá tu pan y tus aguas; quitaré también las enfermedades de en medio de ti; 26 y no habrá hembra que aborte ni que sea estéril en tu tierra; y haré que se cumpla el número de tus días. 27 Enviaré mi terror delante de ti, y llenaré de consternación a todos los pueblos contra quienes has de ir; y haré que todos tus enemigos te vuelvan las espaldas. 28 Enviaré también el avispón delante de ti, que eche de tu presencia al Heteo, al Cananeo y al Heveo. 29 No los echaré de delante de ti en un solo año, porque no quede la tierra desierta, y se multipliquen contra ti las fieras del campo. 30 Poco a poco iré echándolos de delante de ti, hasta que te aumentes y puedas tomar la tierra en posesión. 31 Y fijaré tus confines desde el Mar Rojo hasta el Mar de los Filisteos, y desde el desierto de Arabia hasta el río Eufrates; porque entregaré en tu mano a los habitantes de la tierra, para que los arrojes de delante de ti. 32 No hagas pacto con ellos, ni con sus dioses. 33 Ellos no han de habitar en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mí, sirviendo a sus dioses; porque esto sería causa de tu ruina.

Capítulo 24

1 Y DIJO Dios a Moisés: Sube a donde está Jehová, tú con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y adoraréis desde lejos. 2 Y Moisés solo se llegará a Jehová: mas no se llegarán los otros, ni tampoco subirá el pueblo con él.

3 Entonces vino Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas sus leyes. Y respondió todo el pueblo a una voz: ¡Nosotros haremos todo cuanto Jehová ha dicho! 4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová en un libro; y levantándose muy de mañana, edificó un altar al pie del monte, y doce pilares correspondientes a las doce tribus de Israel. 5 Luego envió mancebos de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y sacrificaron ofrendas pacíficas de novillos a Jehová. 6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en tazones, y la otra mitad la roció sobre el altar. 7 Entonces tomó el Libro del Pacto, y lo leyó en alta voz a oídos del pueblo; y ellos respondieron: ¡Nosotros haremos todo cuanto ha dicho Jehová, y seremos obedientes! 8 Tomó pues Moisés la sangre y la roció sobre el pueblo, diciendo: ¡He aquí la sangre del pacto que ha hecho Jehová con vosotros, acerca de todas estas cosas!

9 Subió entonces Moisés con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel: 10 y vieron al Dios de Israel; y debajo de sus pies había como una obra de pavimento de zafiros, que era como el cielo mismo en claridad. 11 Mas no extendió la mano sobre los nobles de Israel; los cuales miraron a Dios, y comieron y bebieron.

12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a donde yo estoy, sobre el monte, y espera allí para que te dé unas tablas de piedra, con la ley y el mandamiento que tengo escritos en ellas, para que los enseñes al pueblo. 13 Por lo cual se levantó Moisés, con su ayudante Josué, y subió Moisés al Monte de Dios, 14 habiendo dicho a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros. Y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; quienquiera que tuviere alguna cuestión, acuda a ellos. 15 De manera que Moisés subió al monte, y la nube cubrió el monte. 16 Y la gloria de Jehová hizo mansión sobre el monte Sinaí; y la nube lo cubrió por seis días. Y al séptimo día Dios llamó a Moisés de en medio de la nube. 17 Y era la apariencia de la gloria de Jehová como un fuego devorador sobre la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel. 18 Entonces Moisés entró en medio de la nube, y subió al monte. Y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

Capítulo 25

1 Y JEHOVÁ habló a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel para que me traigan una ofrenda; de todo hombre cuyo corazón le mueva a liberalidad, tomaréis mi ofrenda. 3 Y ésta es la ofrenda que tomaréis de ellos: Oro, y plata, y bronce, 4 e hilo de jacinto y púrpura, y escarlata y lino fino blanco, y pelos de cabra, 5 y pieles de carnero teñidas de rojo, y pieles de foca, y madera de acacia; 6 aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción, y para el incienso aromático; 7 piedras de ónice, y piedras de engaste para el Efod y para el Pectoral. 8 Y me harán un Santuario, para que yo habite en medio de ellos. 9 Conforme a todo lo que yo te muestro, a saber, el diseño de la Habitación y el diseño de todos sus utensilios, así lo harás.

10 Harán pues un Arca de madera de acacia; de dos codos y medio será su longitud, y de codo y medio su anchura, y de codo y medio su altura: 11 y la cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la cubrirás; y harás encima de ella una cornisa en derredor: 12 y fundirás para ella cuatro argollas de oro, y las pondrás en sus cuatro pies; es decir, dos argollas al un costado de ella, y dos argollas al otro costado de ella. 13 Harás también varas de madera de acacia y las cubrirás de oro; 14 y pasarás las varas por las argollas, a los dos costados del Arca, para llevar el Arca con ellas. 15 Dentro de las argollas del Arca han de permanecer las varas; no se quitarán de allí. 16 Y pondrás dentro del Arca las tablas del Testimonio que yo te voy a dar.

17 Harás también un Propiciatorio de oro puro; de dos codos y medio será su longitud, y de codo y medio su anchura. 18 Y harás dos querubines de oro, labrados a martillo, en los dos extremos del Propiciatorio. 19 Pues harás un querubín en un extremo y el otro querubín en el otro extremo; procediendo del mismo Propiciatorio harás los querubines en sus dos extremidades. 20 Y los querubines estarán con las alas extendidas hacia arriba, haciendo sombra con sus alas al Propiciatorio, y vueltas sus caras la una a la otra: hacia el Propiciatorio estarán mirando las caras de los querubines. 21 Y colocarás el Propiciatorio sobre el Arca, por la parte de encima; y dentro del Arca pondrás las tablas del Testimonio que yo te voy a dar. 22 Y allí tendré entrevistas contigo a tiempos señalados, y hablaré contigo desde encima del Propiciatorio, de en medio de los dos querubines (que estarán sobre el Arca del Testimonio), respecto de todo lo que te ordenare en cuanto a los hijos de Israel.

23 También harás una Mesa de madera de acacia; de dos codos será su longitud, y de un codo su anchura, y de codo y medio su altura; 24 y la cubrirás de oro puro, y le harás una cornisa de oro en derredor. 25 Le harás también un borde del ancho de una mano, en torno suyo, y harás una cornisa de oro al rededor de su borde. 26 Le harás también cuatro argollas de oro, y pondrás las argollas en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro pies: 27 cerca del borde estarán las argollas, por donde han de pasar las varas, a fin de llevar la mesa. 28 Y harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro; y con ellas será llevada la mesa. 29 Y harás sus platos, y sus cucharas, y sus copas, y sus tazas con que se han de hacer las libaciones; de oro puro los harás. 30 Y sobre la mesa pondrás el Pan de la Proposición delante de mí perpetuamente.

31 Harás también un Candelabro de oro puro; labrado a martillo harás el candelabro; su tronco y sus brazos, sus copas, sus globitos y sus flores serán de lo mismo. 32 Y habrá seis brazos saliendo de sus dos lados; tres brazos del candelabro de un lado de él, y tres brazos del candelabro del otro lado de él: 33 y tendrá en cada brazo una serie de tres copas en forma de flores de almendro, cada una con un globito y una flor; y tres copas en forma de almendro en el otro brazo, cada una con un globito y una flor: de igual suerte sucederá con los seis brazos que salen del candelabro. 34 Mas en el tronco del candelabro habrá una serie de cuatro copas en forma de flores de almendro, con sus globitos y sus flores. 35 De manera que habrá un globito debajo de dos de los brazos que salen del tronco, y un globito debajo de otros dos de los brazos que salen de él, y un globito debajo de los dos brazos restantes que salen de él; conforme al número de los seis brazos que salen del candelabro. 36 Sus globitos y sus brazos serán parte de él mismo; todo ello será una sola pieza labrada a martillo, de oro puro. 37 Harás también sus siete lámparas; para que cuando enciendan sus lámparas, puedan alumbrar hacia la parte de enfrente del candelabro. 38 Sus despabiladeras y sus platillos serán de oro puro. 39 De un talento de oro puro se ha de hacer, con todos estos utensilios. 40 Y mira que los hagas según el diseño de ellos que te ha sido mostrado en el monte.

Capítulo 26

1 Y HARÁS la Habitación de diez cortinas de torzal de lino fino blanco, e hilo de jacinto y púrpura y escarlata, con querubines; de labor primorosa las harás. 2 La longitud de una cortina será de veinte y ocho codos, y el ancho de la misma cortina, de cuatro codos; una misma medida tendrán todas las cortinas. 3 Cinco de estas cortinas estarán unidas entre sí, y las otras cinco cortinas unidas entre sí. 4 Y harás presillas de jacinto en el borde de la primera gran cortina, en el extremo donde se hace el enlazamiento; y así harás en el borde de la segunda gran cortina, en el extremo donde se hace el enlazamiento. 5 Cincuenta presillas harás a la primera cortina, y cincuenta presillas en el extremo de la segunda cortina donde se hace el enlazamiento; las presillas estarán contrapuestas las unas a las otras. 6 Asimismo harás cincuenta corchetes de oro, para que puedas enlazar las dos grandes cortinas entre sí por medio de los corchetes, a fin de que venga a formarse una sola Habitación. 7 Harás también cortinas de pelo de cabras para el Tabernáculo, que estará encima de la Habitación; once cortinas harás de esta clase. 8 La longitud de una cortina será de treinta codos, y la anchura de la misma cortina, de cuatro codos: una misma medida tendrán las once cortinas. 9 De las cuales unirás cinco cortinas unas con otras, y las otras seis cortinas unas con otras; y doblarás la sexta cortina al frente, por delante del Tabernáculo. 10 Y harás cincuenta presillas en el borde de la una gran cortina, en el extremo donde se hace el enlazamiento; y cincuenta presillas en el borde de la segunda gran cortina, donde se hace el enlazamiento. 11 Y harás cincuenta corchetes de bronce, y engancharás los corchetes en las presillas, para que se enlace el Tabernáculo y venga a ser uno solo. 12 Y la parte colgante, la que sobrare de las cortinas del Tabernáculo, es decir, la mitad de la cortina sobrante, la dejarás colgar a espaldas del Tabernáculo. 13 Asimismo un codo por este lado, y otro codo por aquel lado, de lo sobrante en lo largo de las cortinas del Tabernáculo, quedará colgando a los dos lados de la Habitación, de esta parte y de aquella, para cubrirla. 14 Harás también para el Tabernáculo otra cubierta, de pieles de carnero teñidas de rojo; y otra cubierta, de pieles de foca, por encima de ella.

15 Y harás para la Habitación tablones de madera de acacia, que se coloquen verticalmente. 16 De diez codos será la longitud de un tablón, y de codo y medio la anchura del mismo tablón. 17 Dos espigas tendrá cada tablón, unidas la una con la otra. De igual suerte harás con todos los tablones de la Habitación. 18 Y harás los tablones de la Habitación así: Veinte tablones para el costado meridional, hacia el sur; 19 y harás cuarenta basas de plata para poner debajo de los veinte tablones; dos basas debajo de cada tablón, correspondientes a sus dos espigas, y dos basas debajo de otro tablón, correspondientes a sus dos espigas. 20 Y para el costado segundo de la Habitación, hacia la parte del norte, veinte tablones; 21 con sus cuarenta basas de plata, dos basas para poner debajo de un tablón, y dos basas debajo de otro tablón. 22 Y para la parte posterior de la Habitación, hacia el occidente, harás seis tablones; 23 y otros dos tablones harás para las dos esquinas de la Habitación, a la parte posterior, 24 de modo que puedan unirse con el tablón correspondiente por la parte inferior, y trabarse perfectamente hasta arriba, cada uno por medio de un gozne; así será con entrambos: para las dos esquinas serán. 25 De manera que habrá ocho tablones, con sus basas de plata, es decir, diez y seis basas; dos basas debajo de un tablón, y dos basas debajo de otro tablón. 26 Harás también cinco travesaños de madera de acacia, para los tablones del un costado de la Habitación, 27 y cinco travesaños para los tablones del otro costado de la Habitación, y cinco travesaños para los tablones del lado de la Habitación a la parte posterior, hacia el occidente. 28 Y el travesaño de en medio, pasará por el centro de los tablones de un extremo hasta el otro. 29 Y cubrirás los tablones de oro; y harás sus argollas de oro, por donde han de pasar los travesaños; y cubrirás los travesaños de oro. 30 Y levantarás la Habitación conforme al plan de ella que te ha sido mostrado en el monte.

31 Y harás un velo de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco, con querubines; de labor primorosa lo harás. 32 Y lo pondrás sobre cuatro columnas de acacia, cubiertas de oro, con sus ganchos de oro; asentadas las columnas sobre cuatro basas de plata. 33 Y colocarás el velo debajo de los corchetes; y traerás allí, adentro del velo, el Arca del Testimonio, y el velo hará separación para vosotros entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. 34 Y pondrás el Propiciatorio sobre el Arca del Testimonio, en el Lugar Santísimo. 35 Y asentarás la mesa fuera del velo, y el candelabro en frente de la mesa, al costado meridional de la Habitación; poniendo la mesa al costado del norte.

36 Y harás una cortina para la puerta del Tabernáculo, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco, de obra recamada. 37 Y harás para la cortina cinco columnas de acacia, y las cubrirás de oro; y sus ganchos serán de oro; y fundirás para ellas cinco basas de bronce.

Capítulo 27

1 HARÁS también de madera de acacia el Altar del holocausto, de cinco codos de largo, y de cinco codos de ancho, (el altar será cuadrado), y de tres codos de altura. 2 Y harás sus cuernos a sus cuatro esquinas; procedentes de él mismo serán los cuernos, y los cubrirás de bronce. 3 Y harás sus calderos para recoger sus cenizas, y sus palas, y sus tazones, y sus garfios y sus braseros; todos sus utensilios los harás de bronce. 4 Y le harás un enrejado de bronce, hecho a manera de red; y harás sobre la red cuatro argollas de bronce a sus cuatro extremos. 5 Y lo pondrás debajo del cerco del altar, por el lado de abajo, de modo que llegue la red hasta la mitad del altar. 6 Y harás varas para el altar, varas de madera de acacia, y las cubrirás de bronce. 7 Y las varas serán pasadas por las argollas; y estarán las varas a los dos costados del altar, cuando fuere llevado. 8 Hueco, de tablas, lo harás: conforme a lo que te ha sido mostrado en el monte, así lo han de hacer.

9 Harás también el atrio de la Habitación así: Al lado meridional, hacia el sur, habrá colgaduras para el atrio, de torzal de lino fino blanco, de cien codos de largo, para el un costado; 10 y sus columnas serán veinte, y las basas para ellas veinte, de bronce; mas los ganchos para las columnas y las varas conexivas serán de plata. 11 Y de la misma suerte para el costado del norte, en su longitud, habrá colgaduras de cien codos de largo, y sus columnas, veinte; y las basas para ellas, veinte, de bronce; mas los ganchos de las columnas y sus varas conexivas serán de plata. 12 Y para el ancho del atrio, por el lado del occidente, habrá colgaduras de cincuenta codos; sus columnas serán diez, y las basas para ellas, diez. 13 Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, hacia donde nace el sol, habrá cincuenta codos: 14 pues serán de quince codos las colgaduras para un lado de la puerta; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres: 15 y para el otro lado, quince codos de colgaduras; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres. 16 Mas para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco, de labor recamada; sus columnas serán cuatro, y las basas para ellas, cuatro. 17 Todas las columnas para el atrio alrededor serán unidas con varas conexivas de plata; y sus ganchos serán de plata, mas sus basas de bronce. 18 La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura, de cincuenta por doquiera; y su altura, de cinco codos; de torzal de lino fino blanco serán las cortinas, y las basas de sus columnas, de bronce. 19 Todos los utensilios de la Habitación, en todo su servicio exterior, y todas sus estacas, con todas las estacas del atrio, serán de bronce.

20 Asimismo mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite de olivas puro, batido, para el alumbrado, para que ardan las lámparas perpetuamente. 21 En el Tabernáculo de Reunión, fuera del velo que oculta el Arca del Testimonio, lo han de aderezar Aarón y sus hijos, para que arda delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana; por estatuto perpetuo durante sus generaciones, a favor de los hijos de Israel.

Capítulo 28

1 Y HARÁS que se presente delante de ti Aarón tu hermano (y sus hijos juntamente con él), tomado de entre los hijos de Israel, para que él sea constituído mi Sacerdote; a saber, Aarón, con Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. 2 Y harás vestiduras santas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura. 3 Hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para santificarle, para que él sea mi Sacerdote.

4 Y estas son las vestiduras que le han de hacer: El Pectoral, y el Efod, y la Túnica tejida a forma de cuadros, la Mitra y el Cinturón. Harán también vestiduras santas para Aarón tu hermano y para sus hijos, a fin de que ejerzan el sacerdocio delante de mí. 5 Y para estas cosas tomarán el oro, y el hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y el torzal de lino fino blanco.

6 Y harán el efod de oro, e hilo de jacinto y púrpura y escarlata y torzal de lino fino blanco; de labor primorosa. 7 Tendrá dos hombreras que se junten a los extremos de él, para que con ellas se enlace en uno. 8 Y el cinto de labor primorosa, que estará sobre él para ceñirlo, será de semejante labor y de lo mismo, es decir, de oro, e hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco. 9 Y tomarás dos piedras de ónice y grabarás sobre ellas los nombres de los hijos de Israel; 10 seis de sus nombres estarán en una piedra, y los seis nombres restantes en la otra piedra, colocados en el orden de su nacimiento; 11 de obra de grabador en piedra, con grabadoras como de sello, harás grabar aquellas dos piedras; conforme a los nombres de los hijos de Israel: guarnecidas de engastes de oro las harás. 12 Y pondrás aquellas dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo a favor de los hijos de Israel; para que lleve Aarón los nombres de ellos delante de Jehová, sobre sus dos hombros, por memorial. 13 Harás pues los engastes de oro; 14 y harás dos cadenillas de oro puro; a manera de trenzas las harás, de hechura ensortijada; y fijarás las cadenillas ensortijadas en los engastes.

15 Y harás el Pectoral de Juicio de labor primorosa; al estilo de la obra del efod lo harás; de oro, e hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco lo harás. 16 Cuadrado será y doblado; de un palmo será su longitud, y de un palmo su anchura; 17 y lo engastarás con engastes de pedrería, es a saber, cuatro órdenes de piedras. Una hilera será un sardio, un topacio y un carbunclo; esta será la hilera primera. 18 Y la hilera segunda, una esmeralda, un zafiro y una sardónica. 19 Y la hilera tercera, un jacinto, un ágata y una ametista. 20 Y la hilera cuarta, un berilo, un ónice y un jaspe. Estarán guarnecidas de oro en sus engastes. 21 Y las piedras estarán arregladas conforme a los nombres de los hijos de Israel; doce, según los nombres de ellos; con grabaduras como de sello, cada una con su nombre; serán correspondientes a las doce tribus. 22 Harás también sobre el pectoral cadenillas, a manera de trenzas, de hechura ensortijada, de oro puro. 23 Y harás sobre el pectoral dos anillos de oro, y pondrás los dos anillos a los dos extremos superiores del pectoral; 24 y fijarás las dos cadenillas de oro ensortijadas a los dos anillos, en los extremos del pectoral: 25 y los otros dos extremos de las dos cadenillas ensortijadas los pondrás sobre los dos engastes, y los fijarás sobre las hombreras del efod, por su parte delantera. 26 Y harás otros dos anillos de oro y los pondrás sobre los dos extremos inferiores del pectoral, en el borde que está hacia el revés del efod, por el lado de adentro. 27 También harás dos anillos de oro y los fijarás sobre las dos hombreras del efod, hacia abajo, por la parte delantera de ellas, cerca de su enlace, por encima del cinto del efod de labor primorosa. 28 Y atarán el pectoral por medio de sus anillos a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que permanezca sobre el cinto del efod de labor primorosa; y no se ha de separar el pectoral del efod. 29 Así llevará Aarón las nombres de los hijos de Israel, en el pectoral de juicio, sobre su corazón; siempre que entre en el Santuario los llevará, por memorial delante de Jehová perpetuamente. 30 Y pondrás dentro del pectoral de juicio el Urim y el Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón siempre que entre a la presencia de Jehová; y para que lleve Aarón la causa de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová perpetuamente.

31 Y harás el manto del efod todo de jacinto. 32 Y habrá una abertura para la cabeza en medio de él; y la abertura tendrá una orla en su derredor, de obra tejida, a la manera del cuello de un coselete, para que no se rompa. 33 Y harás sobre el ribete inferior de él granadas de jacinto y púrpura y escarlata, sobre su ribete inferior, a la redonda, con campanillas de oro en medio de ellas, todo en derredor; 34 de manera que haya una campanilla de oro y una granada, una campanilla de oro y una granada, sobre el ribete inferior del manto, en torno de él. 35 Y estará sobre Aarón siempre que ministre; pues ha de oírse su sonido cuando entra adentro del Santuario a la presencia de Jehová, y cuando sale, para que no muera.

36 Y harás una lámina de oro puro, e inscribirás en ella, con grabaduras como de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. 37 Y la pondrás sobre un listón de jacinto; y estará sobre la mitra, por la parte de enfrente: delante de la mitra estará. 38 Estará pues sobre la frente de Aarón, para que lleve Aarón la iniquidad de las cosas santas que santificaren los hijos de Israel, en todas sus santas dádivas; y estará sobre su frente perpetuamente, para que ellos sean aceptos delante de Jehová.

39 Y tejerás la túnica a forma de cuadros, de lino fino blanco; harás la mitra también de lino fino blanco, pero el cinturón lo harás de labor recamada.

40 Asimismo para los hijos de Aarón harás túnicas; les harás también cinturones; y harás tiaras para ellos, honra y para hermosura. 41 Y harás vestir con estas cosas a Aarón tu hermano y a sus hijos; y los ungirás, los consagrarás, y los santificaras, para que sean mis sacerdotes. 42 Harás también para ellos calzoncillos de lino blanco, para cubrir su desnudez; alcanzarán desde los lomos hasta los muslos. 43 Y los llevarán Aarón y sus hijos, siempre que entren en el Tabernáculo de Reunión, o cuando se lleguen al altar para ministrar en el Santuario, para que no lleven iniquidad y así mueran: estatuto perpetuo será para él y para su descendencia después de él.

Capítulo 29

1 Y ESTO es lo que harás con ellos para santificarlos, a fin de que sean mis sacerdotes: Tomarás un novillo joven, y dos carneros sin tacha, 2 y panes ázimos, y tortas sin levadura mezcladas con aceite, y hojaldres sin levadura untados de aceite; de flor de harina de trigo los harás. 3 Y los pondrás en un canasto, y los presentarás en el canasto, juntamente con el novillo y los dos carneros. 4 Y harás que se presenten Aarón y sus hijos a la entrada del Tabernáculo de Reunión, y los lavarás con agua. 5 Luego tomarás las vestiduras, y vestirás a Aarón la túnica, y el manto del efod, y el efod, y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod de labor primorosa. 6 Y pondrás la mitra sobre su cabeza, y pondrás la diadema santa sobre la mitra. 7 Entonces tomarás el aceite de la unción y se lo derramarás sobre la cabeza, ungiéndole así. 8 En seguida harás que se presenten sus hijos, y los harás vestir las túnicas. 9 Y ceñirás con los cinturones a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras alrededor de la cabeza; y tendrán el sacerdocio por fuero perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.

10 Entonces presentarás el novillo delante del Tabernáculo de Reunión, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del novillo. 11 Luego degollarás el novillo delante de Jehová, a la puerta del Tabernáculo de Reunión. 12 Y tomarás de la sangre del novillo y la pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y toda la demás sangre la derramarás al pie del altar. 13 Y tomarás todo el sebo que cubre los intestinos, y los lóbulos del hígado, y los dos riñones, con el sebo que está sobre ellos, y los harás consumir sobre el altar: 14 mas la carne del novillo, con su cuero y su estiércol, a fuego los quemarás fuera del campamento; es ofrenda por el pecado. 15 Entonces tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero. 16 Luego degollarás el carnero, y tomarás de su sangre y la rociarás sobre el altar en derredor. 17 En seguida cortarás el carnero en sus debidos trozos, y habiendo lavado sus intestinos y sus piernas, los pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza; 18 y quemarás así todo el carnero en el altar; holocausto es a Jehová; es olor grato, ofrenda encendida a Jehová.

19 Entonces tomarás el segundo carnero, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero. 20 Luego degollarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y sobre el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, y sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie derecho; y rociarás la sangre restante sobre el altar en derredor. 21 En seguida tomarás de la sangre que estará sobre el altar, y del aceite de la unción, y lo rociarás sobre Aarón y sobre sus vestiduras, y sobre sus hijos y sobre las vestiduras de sus hijos juntamente con él; así serán santificados él y sus vestiduras, y sus hijos y las vestiduras de sus hijos juntamente con él. 22 Y tomarás del carnero el sebo, y la cola grasosa, y el sebo que cubre los intestinos, y los lóbulos del hígado, y los dos riñones, y el sebo que está sobre ellos, y la pierna derecha, porque es carnero de consagraciones, 23 y un bollo de pan, y una torta de pan de aceite, y un hojaldre del canasto de los ázimos que estará delante de Jehová; 24 y pondrás el todo sobre las manos de Aarón, y sobre las manos de sus hijos; y los mecerás por ofrenda mecida delante de Jehová. 25 Después lo tomarás de sus manos y lo quemarás en el altar, encima del holocausto, como olor grato a Jehová; ofrenda encendida es a Jehová. 26 Y tomarás el pecho del carnero de las consagraciones que es de Aarón, y lo mecerás por ofrenda mecida delante de Jehová; y será porción tuya. 27 Y santificarás el pecho de la ofrenda mecida, y la pierna de la ofrenda alzada (lo que fué mecido y lo que fué alzado) del carnero de las consagraciones que es de Aarón y que es de sus hijos; 28 y serán de Aarón y de sus hijos, como porción legal perpetua, de parte de los hijos de Israel; porque es ofrenda alzada, y continuará siendo ofrenda alzada de parte de los hijos de Israel, tomada de sus sacrificios pacíficos; ofrenda alzada suya a Jehová. 29 Y las vestiduras santas que son de Aarón serán para sus hijos después de él, para ser ungidos en ellas, y para ser consagrados en ellas. 30 Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que ha de ser sumo sacerdote después de él, el cual ha de entrar dentro del Tabernáculo de Reunión, para ministrar en el Santuario.

31 Entonces tomarás el carnero de las consagraciones, y cocerás su carne en lugar sagrado; 32 y Aarón y sus hijos comerán la carne del carnero y el pan que estará en el canasto, a la puerta del Tabernáculo de Reunión. 33 Comerán pues de aquellas cosas con que fué hecha la expiación, para que sean consagrados, y para que sean santificados; pero ningún extraño ha de comer de ellas, porque son santas. 34 Y si sobrare algo de aquella carne de las consagraciones, o de aquel pan, hasta la mañana, quemarás a fuego lo que sobrare; no ha de comerse, porque es santo. 35 Harás pues con Aarón y con sus hijos de esta manera, según todo lo que te he mandado; por siete días los consagrarás. 36 Y ofrecerás de día en día un novillo como ofrenda por el pecado, para expiación; y purificarás del pecado al altar al hacer la expiación por él; luego lo ungirás para santificarlo. 37 Por siete días harás la expiación del altar, y lo santificarás, y será el altar cosa sacratísima; todo lo que tocare al altar será santificado.

38 Y esto es lo que ha de ofrecerse sobre el altar: Dos corderos del primer año cada día continuamente. 39 Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde. 40 Y con un cordero ofrecerás la décima parte de un efa de flor de harina mezclada con la cuarta parte de un hin de aceite batido; y para libación, la cuarta parte de un hin de vino. 41 Y ofrecerás el otro cordero a la caída de la tarde, y harás con él conforme a la ofrenda vegetal de la mañana y conforme a su libación, como olor grato, ofrenda encendida a Jehová. 42 Este será el holocausto perpetuo durante vuestras generaciones, el cual será ofrecido a la entrada del Tabernáculo de Reunión, en presencia de Jehová; donde a tiempos señalados tendré entrevistas con vosotros, para hablar contigo allí. 43 Porque allí me reuniré yo por cita con los hijos de Israel: y ese lugar será santificado con mi gloria. 44 Por lo cual santificaré el Tabernáculo de Reunión y el altar; también a Aarón y a sus hijos los santificaré para que sean mis sacerdotes. 45 Y yo habitaré en medio de los hijos de Israel, y seré el Dios de ellos: 46 y ellos conocerán que yo soy Jehová su Dios que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo, Jehová su Dios.

Capítulo 30

1 HARÁS también un Altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás. 2 De un codo será su longitud, y de un codo su anchura: (cuadrado será); y de dos codos su altura; procedentes de él mismo serán sus cuernos. 3 Y lo cubrirás de oro puro, así su superficie como sus costados en derredor, y sus cuernos; y le harás una cornisa de oro en derredor. 4 Además le harás dos argollas de oro debajo de su cornisa; las harás en sus dos esquinas, en ambos costados suyos; y servirán para pasar por ellas las varas, a fin de llevarlo con ellas. 5 Y harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro. 6 Y colocarás el altar delante del velo que oculta el Arca del Testimonio, delante del Propiciatorio que está encima del Arca del Testimonio, donde yo tendré entrevistas contigo a tiempos señalados. 7 Y Aarón quemará sobre el altar incienso aromático todas las mañanas; cuando aderezare las lámparas, lo quemará. 8 Y al encender Aarón las lámparas a la caída de la tarde, lo quemará; incienso perpetuo es delante de Jehová, durante vuestras generaciones. 9 No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda vegetal; ni tampoco derramaréis libación sobre él. 10 Y Aarón hará expiación sobre los cuernos de este altar una vez al año con la sangre de la ofrenda por el pecado, la del Día de las Expiaciones. Una vez cada año hará expiación sobre él, durante vuestras generaciones; es cosa sacratísima a Jehová.

11 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 12 Cuando formares el censo de los hijos de Israel, de aquellos que han de ser empadronados, entonces cada uno de ellos pagará el rescate de su vida a Jehová cuando fueren empadronados, para que no haya plaga entre ellos al contarlos. 13 Esto es lo que ha de dar todo aquel que fuere incluído entre los empadronados: la mitad de un siclo, conforme al ciclo del Santuario (veinte geras son un siclo); medio siclo por ofrenda a Jehová. 14 Todo aquel que fuere incluído entre los empadronados, de edad de veinte años arriba, pagará la ofrende a Jehová. 15 El rico no aumentará ni el pobre disminuirá del medio siclo, al dar la ofrenda a Jehová para rescatar su vida. 16 Y tomarás el dinero de los rescates de parte de los hijos de Israel, y lo emplearás en el servicio del Tabernáculo de Reunión; y será a los hijos de Israel por memorial delante de Jehová para rescatar sus vidas.

17 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 18 Harás también, para lavatorio, una Fuente de bronce, con su base de bronce; y la pondrás entre el Tabernáculo de Reunión y el altar; y echarás agua en ella; 19 para que sacando agua de ella Aarón y sus hijos, se laven los manos y los pies. 20 Siempre que entren en el Tabernáculo de Reunión, se han de lavar con agua, para que no mueran; o siempre que se acerquen al altar para ministrar, quemando las ofrendas encendidas de Jehová. 21 Se lavarán pues las manos y los pies, para que no mueran; y les será esto un estatuto perpetuo a él y a su descendencia durante sus generaciones.

22 Jehová habló además a Moisés, diciendo: 23 Tómate también de las especias más excelentes, de mirra pura quinientos siclos, y de canela aromática la mitad de esto, es decir, doscientos cincuenta, y de caña aromática doscientos cincuenta, 24 y de casia quinientos, según el siclo del Santuario; y de aceite de olivas un hin: 25 y harás de estas cosas el Aceite de la Santa Unción; ungüento oloroso compuesto según el arte de perfumista; aceite de la unción santa será. 26 Y ungirás con él el Tabernáculo de Reunión, y el Arca del Testimonio, 27 y la mesa con todos sus utensilios, y el candelabro con todos sus utensilios, y el altar del incienso, 28 y el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente con su base. 29 Así los santificarás, y serán cosas sacratísimas: todo lo que las tocare será santificado. 30 Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los santificarás, para que sean mis sacerdotes. 31 Y a los hijos de Israel les mandarás, diciendo: Este será mi aceite de la unción santa durante vuestras generaciones. 32 Sobre carne de un hombre cualquiera no debe derramarse, ni conforme a su composición habéis de hacer otro semejante: santo es, y lo tendréis por santo. 33 Cualquiera persona que compusiere otro semejante, o que pusiere de éste sobre persona extraña al sacerdocio, será cortada de entre su pueblo.

34 Jehová dijo además a Moisés: Tómate estas especias aromáticas: estacte y ónice y gálbano, especias aromáticas con olíbano puro; de cada una igual peso; 35 y harás de esto el Incienso Oloroso, según el arte de perfumista, sazonado con sal, puro y santo. 36 Y molerás parte de él muy fino, y presentarás de ello delante del Arca del Testimonio, dentro del Tabernáculo de Reunión, donde yo tendré entrevistas contigo a tiempos señalados: cosa sacratísima os ha de ser. 37 Y conforme a la composición de este incienso que vas a hacer, no habéis de hacer otro alguno para vuestro uso; antes lo tendréis por cosa santa a Jehová. 38 Cualquiera persona que hiciere otro semejante, para recrearse con su olor, será cortada de entre su pueblo.

Capítulo 31

1 Y JEHOVÁ habló a Moisés, diciendo: 2 Mira que yo he llamado por nombre a Bezalel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 3 y le he llenado del Espíritu de Dios, en cuanto a sabiduría e inteligencia y ciencia, para toda clase de obra; 4 para inventar diseños, para trabajar en oro y en plata y en cobre; 5 y para grabar piedras de engaste, y para entallar maderas, y para trabajar en cualquiera clase de obra. 6 Y yo, he aquí que yo he designado juntamente con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y en el corazón de todos los inteligentes de corazón he puesto sabiduría, para que hagan todo lo que te tengo mandado: 7 a saber, el Tabernáculo de Reunión; y el Arca del Testimonio; y el Propiciatorio que estará sobre ella; y todos los utensilios del Tabernáculo; 8 y la mesa con sus utensilios; y el candelabro puro, con todos sus utensilios; y el altar del incienso; 9 y el altar del holocausto, con todos sus utensilios; y la fuente con su base; 10 y los paños bordados; y las vestiduras santas de Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para las funciones sacerdotales; 11 y el aceite de la unción; y el incienso aromático para el Santuario; conforme a todo lo que te tengo mandado lo han de hacer.

12 Jehová habló también a Moisés, diciendo: 13 Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Indispensablemente guardaréis mis días de descanso; porque esto es una señal entre mí y vosotros, durante vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. 14 Habéis pues de guardar el día de descanso, porque santo es para vosotros; el que lo profanare será muerto irremisiblemente: pues que en cuanto a todo aquel que hiciere trabajo alguno en él, la tal persona será cortada de entre su pueblo. 15 Seis días se trabajará; mas el día séptimo será descanso solemnísimo, día consagrado a Jehová: todo aquel que hiciere obra alguna en el día de descanso, será muerto irremisiblemente. 16 Por tanto los hijos de Israel guardarán el día de descanso, observando el descanso durante sus generaciones, por pacto perpetuo. 17 Entre mí y los hijos de Israel esta será señal perpetua; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra; mas en el séptimo día descansó y reposó.

18 Y dió a Moisés, al acabar de hablar con él en el monte Sinaí, las dos Tablas del Testimonio; tablas de piedra, escritas con el dedo de Dios.

Capítulo 32

1 MAS como viese el pueblo que Moisés tardaba mucho en bajar del monte, reunióse el pueblo al rededor de Aarón, y le dijeron: ¡Levántate y haznos dioses que vayan delante de nosotros; que en cuanto a este Moisés, el varón que nos hizo subir de la tierra de Egipto, no sabemos qué se haya hecho de él! 2 Y díjoles Aarón: Quitad los pendientes que hay en las orejas de vuestras mujeres y de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. 3 Quitó pues todo el pueblo los pendientes de oro que tenían en las orejas, y los llevaron a Aarón. 4 Y él, tomándolos de mano de ellos, hizo del oro un becerro de fundición, y acabó de formarlo con un buril: y ellos dijeron: ¡Estos son tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto! 5 Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; e hizo pregonar Aarón, diciendo: ¡Mañana será fiesta solemne a Jehová! 6 Por lo cual madrugaron al día siguiente, y ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios. Luego sentóse el pueblo a comer y a beber, y levantóse a juguetear.

7 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: ¡Anda, baja; porque se ha corrompido tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto! 8 Se han apartado presto del camino que yo les había prescrito; se han hecho un becerro de fundición, y se han postrado ante él, y le han ofrecido sacrificios, y de él han dicho: ¡Estos son tus dioses, oh Israel, que te han hecho subir de la tierra de Egipto! 9 Jehová dijo también a Moisés: Yo he observado a este pueblo, y he aquí que es pueblo de dura cerviz. 10 Y ahora, déjame, para que se encienda mi ira contra él y los consuma; y yo haré de ti una nación grande.

11 Entonces Moisés suplicó a Jehová su Dios, diciendo: ¿Para qué, oh Jehová, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran fortaleza y con mano poderosa? 12 ¿Por qué han de hablar los Egipcios, diciendo: Con malicia los sacó para matarlos en las montañas, y para destruirlos de sobre la faz de la tierra? ¡Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal pensado contra tu pueblo! 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a quienes por ti mismo juraste, y les dijiste: Multiplicaré vuestra simiente como las estrellas del cielo; y toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestra simiente, y ellos la heredarán para siempre. 14 Y arrepintióse Jehová del mal que pensaba hacer a su pueblo.

15 En seguida Moisés volvió el rostro y bajó del monte, con las dos tablas del Testimonio en su mano; tablas escritas por ambos lados; de esta y de esotra parte estaban escritas. 16 Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas. 17 Y cuando Josué oyó la voz del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: ¡Gritos de guerra hay en el campamento! 18 A lo que él respondió: No son gritos de vencedores, ni son gritos de vencidos; voces de los que cantan son las que yo estoy oyendo. 19 Y fué así que cuando se acercó al campamento, y vió el becerro y las danzas, se encendió la ira de Moisés en términos que arrojó de su mano las tablas, y quebrólas al pie del monte. 20 Luego tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, el cual esparció sobre la superficie de las aguas, e hizo que los hijos de Israel lo bebiesen.

21 Entonces Moisés dijo a Aarón: ¿Qué te hizo este pueblo para que hayas traído sobre él tan gran pecado? 22 A lo cual respondió Aarón: No se encienda la ira de mi señor. Tú conoces a este pueblo, y sabes que es propenso al mal. 23 Ellos pues me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; que en cuanto a este Moisés, el varón que nos hizo subir de la tierra de Egipto, no sabemos qué se haya hecho de él. 24 Y yo les dije: Cuantos tuvieren oro, quítenselo. Y ellos me lo dieron a mí; y lo eché en el fuego, y salió este becerro.

25 Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, (pues Aarón les había dado rienda suelta, para que fuesen una irrisión en medio de sus contrarios), 26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y clamó: ¡Quienquiera que sea de parte de Jehová, venga a mí! Y se le reunieron todos los hijos de Leví. 27 Él entonces les dijo: Así dice Jehová, el Dios de Israel: Ponga cada cual su espada sobre el muslo, y pasad, y volved a pasar de puerta a puerta por entre el campamento, y matad, aunque sea cada uno a su hermano, y cada uno a su amigo, y cada uno a su pariente cercano. 28 Y lo hicieron así los hijos de Leví, conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. 29 Porque les había dicho Moisés: Consagraos hoy a Jehová, aunque sea cada cual en su mismo hijo, o en su hermano; para que él os dé hoy su bendición.

30 Y aconteció al día siguiente que dijo Moisés al pueblo: ¡Vosotros habéis cometido un gran pecado! Ahora pues yo subiré a donde está Jehová; quizás podré conseguir la remisión de vuestro pecado.

31 Volvió entonces Moisés a Jehová y dijo: ¡Ah Señor! este pueblo ha cometido un pecado enorme, haciéndose dioses de oro! 32 Y ahora, si perdonares su pecado--; ¡mas si no, bórrame a mí, te lo ruego, de tu libro que has escrito! 33 Pero Jehová respondió a Moisés: Al que haya pecado contra mí, a éste borraré de mi libro. 34 Y ahora vé, conduce a este pueblo al lugar que te he dicho. He aquí que mi Ángel irá delante de tu faz; mas en el día de mi visitación, visitaré sobre ellos su pecado. 35 En efecto hirió Jehová al pueblo porque habían hecho el becerro que hizo Aarón.

Capítulo 33

1 DIJO pues Jehová a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que hiciste subir de Egipto, a la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu simiente se la daré: 2 y enviaré delante de ti mi Ángel, y echaré al Cananeo, al Amorreo, y al Heteo, y al Perezeo, al Heveo y al Jebuseo; 3 (tierra que mana leche y miel); pues yo no iré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz; no sea que te consuma en el camino. 4 Y cuando el pueblo oyó esta mala nueva, prorrumpió en llanto, y ninguno se vistió sus atavíos. 5 Jehová también había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois un pueblo de dura cerviz; si por un momento me presentara en medio de ti, te consumiría. Ahora pues quita tus atavíos de sobre ti, para que yo sepa lo que tenga de hacer contigo. 6 Por lo cual los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb en adelante.

7 (Y solía Moisés tomar la Tienda y plantarla fuera del campamento, lejos del campamento; y llamólo Tabernáculo de Reunión. Y sucedía que todo aquel que tenía por qué acudir a Jehová, salía al Tabernáculo de Reunión, que estaba fuera del campamento. 8 Y era costumbre, siempre que salía Moisés hacia el Tabernáculo, que se levantara todo el pueblo, y estuviera en pie cada cual a la puerta de su tienda, y miraran todos tras Moisés hasta que hubiera entrado en el Tabernáculo. 9 Y sucedía que cuando entraba Moisés en el Tabernáculo, bajaba la columna de nube y permanecía a la puerta del Tabernáculo, mientras tanto que Jehová hablaba con Moisés. 10 Y todo el pueblo veía la columna de nube permanecer a la puerta del Tabernáculo; por lo cual se levantaba todo el pueblo, y se postraba cada cual junto a la puerta de su tienda. 11 Y Jehová hablaba con Moisés cara a cara, cual suele hablar un hombre con su amigo. Luego Moisés volvía al campamento; pero su ayudante, Josué hijo de Nun, un mancebo, no se retiraba de en medio del Tabernáculo.)

12 Moisés pues respondió a Jehová: Mira, tú me dices: Lleva a este pueblo; y no me has hecho saber quién es aquel que vas a enviar conmigo; y con todo me has dicho: Te he conocido por nombre, y también tú has hallado gracia en mis ojos. 13 Ahora pues, si es así que he hallado gracia en tus ojos, ruégote me hagas conocer tu camino, para que yo te conozca, a fin de que halle gracia en tus ojos: y considera que esta nación es pueblo tuyo. 14 A lo cual él respondió: Mi presencia irá contigo, y yo te daré descanso. 15 Entonces Moisés le dijo: Si tu presencia no ha de ir con nosotros, no nos hagas subir de aquí. 16 Pues ¿en que podrá ahora conocerse que hemos hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo? ¿Acaso no es en que tú andes con nosotros, para que seamos distinguidos, yo y tu pueblo, de todos los demás pueblos que están sobre la faz de la tierra? 17 Entonces Jehová respondió a Moisés: Yo haré esto también que has pedido; puesto que tú has hallado gracia en mis ojos, y yo te he conocido por nombre.

18 Dijo entonces Moisés: ¡Ruégote me permitas ver tu gloria! 19 Y él le contestó: Yo haré que pase toda mi benignidad ante tu vista, y proclamaré el NOMBRE de Jehová delante de ti; y haré merced a quien yo quisiere hacer merced, y usaré de misericordia con quien yo quisiere usar de misericordia. 20 Dijo además: Tú no podrás ver mi rostro; porque el hombre no puede verme y vivir. 21 Le dijo empero Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y allí tú estarás sobre la peña; 22 y será que mientras va pasando mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano, hasta que yo haya pasado; 23 luego apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; mas mi rostro no será visto.

Capítulo 34

1 Y DIJO Jehová a Moisés: Lábrate dos tablas de piedra, como las primeras, y yo escribiré sobre aquellas tablas las palabras que había sobre las tablas primeras que quebraste; 2 y está prevenido para mañana; y por la mañana subirás al monte Sinaí, y te presentarás delante de mí allí sobre la cumbre del monte. 3 Mas no suba nadie contigo, ni sea visto hombre alguno en todo el monte; ni aun los rebaños y las vacadas pazcan delante del monte.

4 Él por tanto labró dos tablas de piedra como las primeras. Y por la mañana madrugó Moisés y subió al monte Sinaí, como se lo había mandado Jehová, llevando en su mano las dos tablas de piedra. 5 Y Jehová descendió en la nube y se estuvo con él allí, y proclamó el NOMBRE de Jehová. 6 Pasó pues Jehová por delante de él, proclamando: ¡Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento en iras y grande en misericordia y en fidelidad; 7 que usa de misericordia hasta la milésima generación; que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero que de ningún modo tendrá por inocente al rebelde; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y hasta la cuarta generación!

8 Entonces apresuróse Moisés, e inclinó a tierra su cabeza, y adoró: 9 y dijo: ¡Si yo he hallado gracia en tus ojos, oh Señor, vaya, te lo ruego, mi Señor en medio de nosotros, aunque somos un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tennos por herencia tuya! 10 Y él respondió: He aquí, yo renuevo el pacto: delante de todo tu pueblo haré maravillas, cuales nunca se han hecho en toda la tierra, ni en ninguna de las naciones; y verá todo el pueblo en medio de quien estás, la obra de Jehová: porque es cosa tremenda la que voy a hacer por medio de ti.

11 Observa pues, oh Israel, para tu provecho, lo que te mando hoy. He aquí que voy a echar de delante de ti al Amorreo, y al Cananeo, y al Heteo, y al Perezeo, y al Heveo y al Jebuseo. 12 Guárdate de hacer pacto con los moradores de la tierra adonde vas a entrar, para que no sean ellos un lazo en medio de ti: 13 antes bien, derribaréis sus altares, y romperéis sus estatuas, y cortaréis sus Asheras. 14 Porque no has de postrarte ante ningún otro dios; puesto que Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. 15 Guárdate, no sea que hagas pacto con los habitantes de aquella tierra; porque ellos fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses; y te convidarán a ti, y tú comerás de sus sacrificios; 16 y tomarás de sus hijas para tus hijos; y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán que tus hijos también forniquen tras los dioses de ellas.

17 Dioses de fundición no harás para ti.

18 Guardarás la fiesta de los Ázimos; siete días comerás panes ázimos como te he mandado, en su tiempo señalado, en el mes de Abib; porque en el mes de Abib salisteis de Egipto.

19 Todo primer nacido entre tus hijos es mío; asimismo todo primerizo de tu ganado, que fuere macho, sea de vaca o de oveja. 20 Mas el primerizo de asno redimirás con oveja; y si no le redimieres, quebrarás su cerviz. Todo primogénito de tus hijos redimirás. Y ninguno ha de presentarse delante de mí con las manos vacías.

21 Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás; en el tiempo de arar así como en el de segar, descansarás.

22 Celebrarás también la fiesta de las Semanas; la de los primeros frutos de la siega de tus trigos. Asimismo la fiesta de la Cosecha de tus frutos, al fin del año.

23 Tres veces al año, pues, se presentarán todos tus varones delante de Jehová, el Señor, el Dios de Israel. 24 Porque yo arrojaré las naciones de delante de ti, y ensancharé tus términos; y nadie deseará invadir tu tierra entre tanto que subas a presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces al año.

25 No sacrificarás la sangre de mi sacrificio pascual junto a pan fermentado; ni se dejará hasta la mañana ninguna parte del sacrificio de la fiesta de la Pascua.

26 Lo más precioso de los primeros frutos de tu tierra traerás a la Casa de Jehová tu Dios.

No cocerás el cabrito en la leche de su misma madre.

27 Y dijo Jehová a Moisés: Escríbete estas palabras; porque según el tenor de estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. 28 Y Moisés estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y Jehová escribió sobre las tablas las palabras del pacto, los Diez Mandamientos. 29 Y sucedió que cuando bajó Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio, (las que estaban en mano de Moisés al bajar del monte), no sabía Moisés que la tez de su rostro despedía rayos de luz, con motivo de haber hablado con Él. 30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí que la tez de su rostro despedía rayos de luz: por lo cual temían acercarse a él. 31 Moisés pues los llamó a sí; y se volvieron a él Aarón y todos los príncipes de la Congregación, y Moisés habló con ellos. 32 Y después de esto se acercaron todos los hijos de Israel; y él les prescribió todo lo que Jehová le había dicho en el monte Sinaí. 33 Y hasta que Moisés hubo acabado de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro. 34 Y siempre que entraba Moisés en el Tabernáculo, delante de la presencia de Jehová, para hablar con Él, se quitaba el velo hasta tanto que salía: y al salir, refería a los hijos de Israel lo que Él le mandaba. 35 Y por cuanto los hijos de Israel miraban el rostro de Moisés, y veían que la tez de su rostro despedía rayos de luz, volvió Moisés a poner el velo sobre su rostro hasta que entraba otra vez a hablar con Él.

Capítulo 35

1 Y CUANDO Moisés hubo convocado a toda la Congregación de los hijos de Israel, les dijo: Tales son las cosas que Jehová os ha mandado hacer. 2 Seis días se trabajará, mas en el día séptimo tendréis descanso santo, descanso solemne a Jehová; todo aquel que hiciere en él obra alguna será muerto. 3 En todas vuestras habitaciones no encenderéis fuego en el día de descanso.

4 Y Moisés habló a toda la Congregación de los hijos de Israel y dijo: 5 Esto es lo que ha mandado Jehová, diciendo: Tomad de entre vosotros una ofrenda para Jehová; todo aquel que es de corazón espontáneo, traerá la ofrenda para Jehová; a saber, oro, y plata, y bronce, 6 e hilo de jacinto, púrpura y escarlata, y lino fino blanco, y pelos de cabra, 7 y pieles de carnero teñidas de rojo, y pieles de foca, y maderas de acacia, 8 y aceite para el alumbrado, y especias para el aceite de la unción, y para el incienso aromático. 9 y piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. 10 Y todo sabio de corazón que hubiere entre vosotros vendrá, y ellos fabricarán todo cuanto ha mandado Jehová; 11 a saber, la Habitación, su Tabernáculo y su cubierta, sus corchetes y sus tablones, sus travesaños, sus columnas y sus basas; 12 el Arca y sus varas, el Propiciatorio y el velo de la cortina; 13 la mesa y sus varas, y todos sus utensilios, y el pan de proposición, 14 y el candelabro para el alumbrado, y sus utensilios, y sus lámparas, y el aceite del alumbrado; 15 y el altar del incienso y sus varas; y el aceite de la unción y el incienso aromático; y la cortina de la entrada, para la entrada de la Habitación; 16 el altar del holocausto, y el enrejado de bronce que tiene; sus varas y todos sus utensilios; la fuente y su base; 17 las colgaduras del atrio, y sus columnas, y sus basas; y la cortina de la puerta del atrio; 18 las estacas de la Habitación, y las estacas del atrio, y sus cuerdas; 19 los paños bordados destinados a hacer el servicio en el Santuario; las vestiduras santas para Aarón el sumo sacerdote, y las vestiduras de sus hijos; para que puedan desempeñar las funciones sacerdotales.

20 Entonces toda la Congregación de los hijos de Israel salió de la presencia de Moisés; 21 y volvieron, (es decir, toda persona a quien su corazón le impulsó, y todo aquel cuyo espíritu le movió a liberalidad), trayendo la ofrenda de Jehová, para la obra del Tabernáculo de Reunión, y para todo su servicio, y para las vestiduras santas. 22 Vinieron pues así hombres como mujeres, cuantos tuvieron corazón espontáneo, trayendo broches, y pendientes, y anillos, y collares de cuentas, en fin, toda suerte de alhajas de oro; es decir, toda persona que presentó ofrenda de oro a Jehová. 23 Y toda persona en cuyo poder se halló hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y lino fino blanco, y pelos de cabra, y pieles de carnero teñidas de rojo, y pieles de foca, los trajeron. 24 Todos los que querían presentar ofrenda de plata y de bronce, trajeron la ofrenda a Jehová. Asimismo todo hombre en cuyo poder se hallaban maderas de acacia para toda la obra del servicio, las trajo. 25 También toda mujer sabia de corazón hilaba con sus manos, y trajo lo que había hilado, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y lino fino blanco. 26 Todas las mujeres también cuyo corazón las impulsó en sabiduría, hilaron pelos de cabra. 27 Los príncipes también trajeron piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral; 28 y especias, y aceite para el alumbrado, y para el aceite de la unción, y para el incienso aromático. 29 Así trajeron los hijos de Israel una ofrenda voluntaria a Jehová, es decir, todo hombre y toda mujer cuyo corazón los impulsó a que trajesen algo para toda la obra que Jehová, por conducto de Moisés, había mandado hacer.

30 Dijo entonces Moisés a los hijos de Israel: Ved que Jehová ha llamado por nombre a Bezalel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, 31 y le ha llenado del Espíritu de Dios, en lo relativo a sabiduría, e inteligencia y ciencia, y toda suerte de obra; 32 y para inventar diseños, y para trabajar en oro y en plata y en bronce, 33 y en labrar piedras para engastes, y para entallar maderas; para trabajar en toda suerte de obra ingeniosa; 34 y ha puesto en su corazón capacidad para enseñar; tanto a él como a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; 35 a los cuales él ha llenado de sabiduría de corazón para hacer toda suerte de obra; de grabador, y de inventor, y de recamador en jacinto y púrpura y escarlata y en lino fino blanco, y de tejedor; para toda suerte de obra, y para inventar diseños primorosos.

Capítulo 36

1 Y BEZALEL y Aholiab y todos los sabios de corazón, en quienes Jehová ha puesto sabiduría y entendimiento para saber hacer toda la obra para el servicio del Santuario, lo harán todo, conforme a cuanto ha mandado Jehová.

2 Entonces Moisés llamó a Bezalel y a Aholiab y a todos los inteligentes de corazón, aquellos en cuyos corazones Jehová había puesto sabiduría; todo aquel cuyo corazón le impulsó a que se llegase a la obra para hacerla; 3 y ellos tomaron de delante de Moisés todas las ofrendas que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del Santuario, a fin de hacerla. Y siguieron trayendo ofrendas voluntarias de mañana en mañana. 4 Por tanto todos los expertos que hacían toda la obra del Santuario, dejando cada cual la obra que estaba haciendo, vinieron 5 y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo necesario para el desempeño de la obra que Jehová ha mandado hacer. 6 Entonces Moisés dió orden, y pregonaron por el campamento, diciendo: ¡Ni hombre ni mujer prepare más material para las ofrendas del Santuario! De manera que se le impidió al pueblo el traer más: 7 pues ya había materiales suficientes para hacer toda la obra, y sobraba.

8 Entonces todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, construyeron la Habitación, de diez cortinas; las cuales hicieron de torzal de lino fino blanco, e hilo de jacinto y púrpura y escarlata, con querubines de labor primorosa. 9 La longitud de cada cortina era de veinte y ocho codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos; una misma medida tenían todas las cortinas. 10 Y Bezalel unió cinco de las cortinas entre sí, y las otras cinco cortinas también las unió entre sí. 11 É hizo presillas de jacinto sobre el borde de la primera gran cortina, en el extremo donde se hacía el enlazamiento; las hizo también sobre el borde de la segunda gran cortina, en el extremo donde se hacía el enlazamiento. 12 Cincuenta presillas hizo en el extremo de la primera cortina, y cincuenta presillas hizo en el extremo de la segunda cortina, donde se hacía el enlazamiento; las presillas estaban contrapuestas unas a otras. 13 Hizo también cincuenta corchetes de oro, y enlazó las cortinas la una con la otra, por medio de los corchetes; de modo que vino a ser una sola Habitación.

14 Asimismo hizo cortinas de pelo de cabras para el Tabernáculo, que estaba encima de la Habitación; once cortinas hizo para este efecto. 15 La longitud de una cortina era de treinta codos, y de cuatro codos era la anchura de la misma cortina: una misma medida tenían las once cortinas. 16 Y juntó cinco de las cortinas entre sí, y seis de las cortinas entre sí. 17 É hizo cincuenta presillas sobre el borde de la primera gran cortina, en el extremo donde se hacía el enlazamiento; y cincuenta presillas hizo sobre el borde de la segunda gran cortina, en el extremo donde se hacía el enlazamiento. 18 É hizo cincuenta corchetes de bronce para enlazar el Tabernáculo, para que fuese uno mismo. 19 Hizo además para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y otra cubierta por encima de ésta, de pieles de foca.

20 Hizo también para la Habitación tablones de madera de acacia que se colocasen verticalmente: 21 de diez codos era la longitud de un tablón, y de codo y medio la anchura del mismo tablón. 22 Dos espigas tenía cada tablón, unidas la una con la otra; así hizo con todos los tablones de la Habitación. 23 E hizo los tablones para la Habitación de esta manera: veinte tablones para el costado meridional, hacia el sur; 24 e hizo cuarenta basas de plata para poner debajo de los veinte tablones; dos basas debajo de un tablón, correspondientes a sus dos espigas; y dos basas debajo de otro tablón, correspondientes a sus dos espigas. 25 Y para el segundo costado de la Habitación, hacia el lado del norte, hizo otros veinte tablones, 26 con sus cuarenta basas de plata; dos basas para poner debajo de un tablón, y dos basas debajo de otro tablón. 27 Y para la parte posterior de la Habitación, hacia el occidente, hizo seis tablones: 28 y otros dos tablones hizo para las esquinas de la Habitación, a la parte posterior; 29 los cuales estaban unidos con el tablón correspondiente por la parte de abajo, y estaban perfectamente trabados hasta arriba, cada uno por medio de un gozne: así hizo con entrambos, a las dos esquinas. 30 De manera que eran ocho los tablones, con sus basas de plata; es decir, diez y seis basas, dos basas debajo de cada tablón. 31 Hizo también travesaños de madera de acacia; cinco para los tablones de un costado de la Habitación, 32 y cinco travesaños para los tablones del otro costado de la Habitación; y cinco travesaños para los tablones de la Habitación a la parte posterior, hacia el occidente. 33 E hizo que el travesaño de en medio pasase por el centro de los tablones, de un extremo hasta el otro. 34 Y cubrió los tablones de oro; e hizo las argollas de oro, por donde habían de pasar los travesaños: y cubrió los travesaños de oro.

35 Hizo también el velo, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco: de labor primorosa lo hizo, con querubines. 36 E hizo para el velo cuatro columnas de acacia, y las cubrió de oro; sus ganchos eran también de oro: y fundió para ellas cuatro basas de plata.

37 Asimismo hizo la cortina para la entrada del Tabernáculo, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco; obra de recamador; 38 e hizo sus cinco columnas y sus ganchos; y revistió sus capiteles y sus varas conexivas de oro; mas sus cinco basas las hizo de bronce.

Capítulo 37

1 BEZALEL hizo también el Arca, de madera de acacia: de dos codos y medio era su longitud, y de codo y medio su anchura, y de codo y medio su altura. 2 Y la cubrió de oro puro, por dentro y por fuera; e hizo para ella una cornisa de oro al rededor. 3 Y fundió para ella cuatro argollas de oro para colocarlas a sus cuatro esquinas; es decir, dos argollas al un costado, y dos argollas al otro costado. 4 E hizo varas de madera de acacia, y las cubrió de oro. 5 Y pasó las varas por las argollas a los costados del Arca, para llevar el Arca.

6 Hizo asimismo el Propiciatorio, de oro puro: de dos codos y medio era su longitud, y de codo y medio su anchura. 7 Hizo además dos querubines de oro; labrados a martillo los hizo, a los dos extremos del Propiciatorio; 8 un querubín por este extremo, y el otro querubín por aquel extremo; procedentes del Propiciatorio mismo hizo los querubines, a los dos extremos de él. 9 Y estaban los querubines con las alas extendidas hacia arriba haciendo sombra con sus alas por encima del Propiciatorio, y teniendo las caras vueltas la una a la otra; hacia el Propiciatorio estaban dirigidas las caras de los querubines.

10 Asimismo hizo la mesa, de madera de acacia: de dos codos era la longitud de ella, y de un codo su anchura, y de codo y medio su altura. 11 Y la cubrió de oro puro; y le hizo una cornisa de oro al rededor: 12 le hizo también un borde a la redonda, del ancho de una mano; y le hizo al borde una cornisa al rededor. 13 Y fundió para ella cuatro argollas de oro, y puso las argollas de oro a las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro pies. 14 Cerca del borde estaban las argollas, por donde habían de pasar las varas, a fin de llevar la mesa. 15 Hizo también de madera de acacia las varas para llevar la mesa, y las cubrió de oro. 16 Asimismo hizo de oro puro los utensilios que habían de estar sobre la mesa; sus platos y sus cucharas, y sus tazas, y sus copas con que se habían de hacer las libaciones.

17 Hizo también el candelabro, de oro puro; labrado a martillo hizo el candelabro; su tronco y sus brazos, sus copas y sus globitos y sus flores eran de lo mismo. 18 Y tenía seis brazos que salían de sus dos lados; tres brazos del candelabro de un lado de él, y tres brazos del candelabro del otro lado de él: 19 tres copas sucesivas, en forma de flores de almendro, en un brazo, cada una con un globito y una flor; y tres copas sucesivas, en forma de flores de almendro, en otro brazo, cada una con un globito y una flor; de igual modo sucedió con los seis brazos que salían del candelabro. 20 Mas en el tronco del candelabro había cuatro copas sucesivas, en forma de flores de almendro, con sus globitos y sus flores. 21 De manera que había un globito debajo de dos de los brazos que salían del tronco, y un globito debajo de otros dos de los brazos que salían de él, y un globito debajo de los otros dos de los brazos que salían de él; conforme a los seis brazos que salían de él. 22 Sus globitos y sus brazos eran de lo mismo, todo ello era una pieza labrada a martillo, de oro puro. 23 E hizo sus siete lámparas, y sus despabiladeras, y sus platillos, de oro puro. 24 De un talento de oro puro lo hizo, con todos sus utensilios.

25 Hizo también, de madera de acacia, el altar del incienso: de un codo era su longitud, y de un codo su anchura, cuadrado era; y de dos codos su altura: procedentes del mismo eran los cuernos. 26 Y lo cubrió de oro puro, así su superficie como sus lados al rededor, y sus cuernos; le hizo también una cornisa de oro al rededor. 27 Y dos argollas de oro le hizo por debajo de la cornisa, a sus dos esquinas, en ambos costados suyos, por donde habían de pasar las varas, a fin de llevarlo con ellas. 28 E hizo las varas de madera de acacia, y las cubrió de oro.

29 Hizo también el aceite santo de la unción, y el incienso puro de especias aromáticas, según el arte de perfumista.

Capítulo 38

1 E HIZO, de madera de acacia, el altar del holocausto; de cinco codos era su longitud, y de cinco codos su anchura, cuadrado; y de tres codos su altura. 2 Hizo también los cuernos de éste a sus cuatro esquinas; procedentes de él mismo eran los cuernos; y cubriólo de bronce. 3 Asimismo hizo todos los utensilios del altar: las calderas y las palas y los tazones, los garfios y los braseros; todos sus utensilios los hizo de bronce. 4 Hizo también para el altar un enrejado de bronce, hecho a manera de red, debajo del cerco del altar, por el lado de abajo, el cual llegaba hasta la mitad del altar. 5 Y fundió cuatro argollas para los cuatro extremos del enrejado de bronce, por donde habían de pasar las varas. 6 Hizo también las varas de madera de acacia, y las cubrió de bronce. 7 Y pasó las varas por las argollas, a los costados del altar, para llevarlo con ellas: hueco, de tablas, hizo el altar.

8 Hizo también la fuente de bronce, con su base de bronce, fabricándola de los espejos de las mujeres de la milicia sagrada, que asistían a la entrada del Tabernáculo de Reunión.

9 Hizo también el atrio así: Por el costado meridional, hacia el sur, hizo para el atrio colgaduras de torzal de lino fino blanco, de cien codos; 10 sus columnas eran veinte, y sus basas veinte, de bronce; mas los ganchos de las columnas, y sus varas conexivas eran de plata. 11 Asimismo por el costado del norte, cien codos; sus columnas eran veinte, y sus basas veinte, de bronce; mas los ganchos de las columnas, y sus varas conexivas eran de plata. 12 Y al lado del oeste, colgaduras de cincuenta codos; sus columnas eran diez, y diez sus basas; los ganchos de las columnas y las varas conexivas eran de plata. 13 Y del lado del este, hacia donde nace el sol, había cincuenta codos. 14 Había colgaduras de quince codos al un lado de la puerta, sus columnas eran tres, y tres sus basas: 15 de igual manera para el otro lado: de esta y de aquella parte de la puerta del atrio, había colgaduras de quince codos; sus columnas eran tres y tres sus basas. 16 Todas las colgaduras del atrio a la redonda, eran de torzal de lino fino blanco; 17 y las basas para las columnas eran de bronce; mas los ganchos de las columnas y las varas conexivas, de plata; también el revestimiento de sus capiteles era de plata; y las varas conexivas de todas las columnas del atrio eran de plata. 18 Y la cortina de la puerta del atrio era de obra de recamador, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco; y era de veinte codos su longitud, y su altura (correspondiente a su anchura) era de cinco codos; lo mismo que las colgaduras del atrio. 19 Sus columnas eran cuatro, y sus basas cuatro, de bronce; mas sus ganchos eran de plata; también el revestimiento de sus capiteles y sus varas conexivas eran de plata. 20 Y todas las estacas del Tabernáculo, y del atrio al rededor, eran de bronce. 21 Este es el inventarlo de los efectos de la Habitación, de la Habitación del Arca del Testimonio, que fueron enumerados por orden de Moisés, (para el servicio de los Levitas), por mano de Itamar, hijo de Aarón, sumo sacerdote. 22 Y Bezalel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todo cuanto Jehová había mandado a Moisés; 23 y con él Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; grabador y diseñador y recamador en jacinto y púrpura y escarlata, y en lino fino blanco.

24 Todo el oro empleado en la obra, en toda la fábrica del Santuario, (es decir, el oro de la ofrenda) fué veintinueve talentos, y setecientos treinta siclos, según el siclo del Santuario. 25 Y la plata de los de la Congregación que fueron empadronados, fué cien talentos, y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del Santuario; 26 a razón de un beka por cabeza, es decir, la mitad de un siclo, según el siclo del Santuario, por cada uno incluído entre los empadronados, de edad de veinte años arriba, de los seiscientos y tres mil quinientos y cincuenta hombres. 27 Y sirvieron los cien talentos de plata para fundir las basas del Santuario, y las basas para las columnas del velo, es decir, cien basas de los cien talentos, un talento para cada basa. 28 Y de los mil setecientos setenta y cinco siclos sobrantes, hizo ganchos para las columnas, y revistió sus capiteles; y unió las columnas con las varas conexivas. 29 Y el bronce de la ofrenda fué setenta talentos, y dos mil cuatrocientos siclos; 30 de los cuales hizo las basas para la entrada del Tabernáculo de Reunión, y el altar de bronce, y el enrejado de bronce que tenía, con todos los utensilios del altar, 31 y las basas del atrio al rededor, y las basas para la puerta del atrio, y todas las estacas de la Habitación, y todas las estacas del atrio alrededor.

Capítulo 39

1 Y DEL hilo de jacinto y púrpura y escarlata, hicieron los paños bordados destinados para hacer servicio en el Santuario; e hicieron las vestiduras santas que eran de Aarón; como Jehová había mandado a Moisés.

2 Hizo también el efod, de oro, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y de lino fino blanco. 3 Pues batieron a martillo láminas delgadas de oro, y las cortaron en hilos, para entretejerlos con el hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y el lino fino blanco; labor primorosa. 4 Le hicieron también hombreras que se juntaban; a sus dos extremos se hizo el enlazamiento. 5 Y el cinto de labor primorosa, que estaba sobre él para ceñirlo, era de lo mismo y de semejante labor; de oro e hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y torzal de lino fino blanco; como Jehová había mandado a Moisés.

6 Labraron también las dos piedras de ónice, guarnecidas de engastes de oro, grabadas con grabaduras como de sello, conforme a los nombres de los hijos de Israel; 7 y las puso sobre las hombreras del efod, por piedras de recuerdo a favor de los hijos de Israel; como Jehová había mandado a Moisés.

8 Hizo también el pectoral, de labor primorosa, al estilo de la obra del efod, de oro, de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, y de torzal de lino fino blanco. 9 Era cuadrado; hicieron doble el pectoral; de un palmo era su longitud, y de un palmo su anchura, estando doblado. 10 Y engastaron en él cuatro órdenes de piedras. Una hilera era un sardio, un topacio y un carbunclo; ésta fué la hilera primera. 11 Y la hilera segunda, una esmeralda, un zafiro y una sardónica. 12 Y la hilera tercera, un jacinto, un ágata y una ametista. 13 Y la hilera cuarta, un berilo, un ónice y un jaspe; cercadas todas y guarnecidas de oro en sus engastes. 14 Y las piedras eran doce, conforme a los nombres de los hijos de Israel, según los nombres de ellos, con grabaduras como de sello, cada una según su nombre, correspondientes a las doce tribus. 15 E hicieron sobre el pectoral cadenillas de oro puro, a manera de trenzas, de hechura ensortijada. 16 E hicieron dos engastes de oro y dos anillos de oro; y fijaron los dos anillos a los dos extremos superiores del pectoral. 17 Fijaron también las dos cadenillas de oro ensortijadas a los dos anillos, en los extremos del pectoral. 18 Y los otros dos extremos de las dos cadenillas ensortijadas los fijaron a los dos engastes, los cuales fijaron sobre las hombreras del efod, por su parte delantera. 19 Hicieron también otros dos anillos de oro, que pusieron en los dos extremos inferiores del pectoral, sobre el borde que está hacia el revés del efod, por el lado de adentro. 20 E hicieron dos anillos de oro, que fijaron sobre las dos hombreras del efod, hacia abajo, por su parte delantera, cerca de su enlace, por encima del cinto del efod de labor primorosa. 21 Y ataron el pectoral, por medio de sus anillos, a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que permaneciese sobre el cinto del efod de labor primorosa, y para que no se soltase el pectoral del efod; como Jehová había mandado a Moisés.

22 Hizo también el manto del efod, de obra de tejedor, todo de jacinto; 23 y la abertura del manto estaba en medio de él, como el cuello de un coselete, con una orla al rededor de la abertura, para que no se rompiese. 24 Hicieron también sobre el ribete inferior del manto granadas de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, torcido. 25 E hicieron campanillas de oro puro, y colocaron las campanillas entre las granadas sobre el ribete inferior del manto a la redonda, entre las granadas: 26 una campanilla y una granada, una campanilla y una granada, sobre el ribete inferior del manto en derredor, para ministrar en él; como Jehová había mandado a Moisés.

27 Hicieron también las túnicas de lino fino blanco, de obra de tejedor, para Aarón y sus hijos. 28 Y la mitra de lino fino blanco, y las tiaras hermosas de lino fino blanco, y los calzoncillos de lino, hechos de torzal de lino fino blanco; 29 y el cinturón de torzal de lino fino blanco, y de hilo de jacinto y púrpura y escarlata, de labor recamada; como Jehová había mandado a Moisés.

30 E hicieron la lámina de la diadema santa, de oro puro, e inscribieron en ella un rótulo, con grabaduras como de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. 31 Y fijaron en ella un listón de jacinto para asegurarla sobre la mitra, por la parte de arriba; como Jehová había mandado a Moisés.

32 Así fué acabada toda la obra de la Habitación del Tabernáculo de Reunión; pues hicieron los hijos de Israel conforme a todo lo que había mandado Jehová a Moisés; así lo hicieron.

33 Entonces trajeron a Moisés la Habitación, el Tabernáculo y todos sus utensilios; sus corchetes y sus tablones, sus travesaños y sus columnas y sus basas; 34 y la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y la cubierta de pieles de foca; y el velo de la cortina; 35 el Arca del Testimonió y sus varas, y el Propiciatorio; 36 la mesa con todos sus utensilios, y el pan de la proposición; 37 el candelabro puro, sus lámparas, (las lámparas que habían de aderezarse), y todos sus utensilios, y el aceite del alumbrado; 38 y el altar de oro, y el aceite de la unción, y el incienso de las especias aromáticas; y la cortina para la entrada del Tabernáculo; 39 el altar de bronce, y el enrejado de bronce que tenía, sus varas y todos sus utensilios; la fuente con su base; 40 las colgaduras del atrio, con sus columnas, y las basas de éstas, y la cortina para la puerta del atrio, sus cuerdas, y sus estacas; en fin, todos los utensilios para el servicio de la Habitación, para el Tabernáculo de Reunión; 41 los paños bordados para servicio en el Santuario, y las vestiduras santas para Aarón, sumo sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para ejercer el sacerdocio. 42 Conforme a todo lo que había mandado Jehová a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda la obra. 43 Y vió Moisés toda la obra; y he aquí que la habían acabado de hacer; como había mandado Jehová, así la habían hecho; y los bendijo Moisés.

Capítulo 40

1 ENTONCES Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 En el mes primero, al primero del mes, erigirás la Habitación, el Tabernáculo de Reunión. 3 Y pondrás allí el Arca del Testimonio, y con el velo ocultarás el Arca. 4 Luego meterás la mesa, y arreglarás sobre ella los órdenes de pan; meterás también el candelabro, y encenderás sus lámparas; 5 y colocarás el altar de oro para el incienso enfrente del Arca del Testimonio; y pondrás la cortina a la entrada del Tabernáculo. 6 Y colocarás el altar del holocausto delante de la entrada de la Habitación, es decir, del Tabernáculo de Reunión. 7 Y colocarás la fuente entre el Tabernáculo de Reunión y el altar, y echarás agua en ella. 8 Luego pondrás el atrio al rededor del Tabernáculo, y colocarás la cortina a la puerta del atrio.

9 Entonces tomarás el aceite de la unción, y ungirás la Habitación y todo lo que hubiere en ella; así la santificarás con todos sus utensilios, para que sean santos. 10 Ungirás también el altar del holocausto, con todos sus utensilios; así santificarás el altar, para que sea el altar cosa santísima. 11 Asimismo ungirás la fuente y su base; y así la santificarás. 12 En seguida harás que se presenten Aarón y sus hijos a la entrada del Tabernáculo de Reunión, y los lavarás con agua. 13 Luego vestirás a Aarón con las vestiduras santas, y le ungirás, y le santificarás, para que sea mi sacerdote. 14 Después harás que sus hijos se presenten, y les vestirás las túnicas; 15 y los ungirás, como ungiste a su padre, para que sean mis sacerdotes; así ha de hacerse, para que su unción les sea por señal de un sacerdocio perdurable, durante sus generaciones. 16 Y lo hizo así Moisés: conforme a todo lo que Jehová le había mandado, así lo hizo.

17 Aconteció pues, en el mes primero del segundo año, al primero del mes, que fué erigida la Habitación. 18 Y Moisés erigió la Habitación, y colocó sus basas, y puso sus tablones, y metió sus travesaños, y levantó sus columnas. 19 Luego extendió el Tabernáculo por encima de la Habitación, y puso la cubierta del Tabernáculo encima de éste, por la parte de arriba; como Jehová había mandado a Moisés.

20 En seguida tomó las Tablas del Testimonio y las puso dentro del Arca, y puso las varas al Arca, y colocó el Propiciatorio por la parte de arriba. 21 Luego metió el Arca dentro de la Habitación, y puso en su lugar el velo de la cortina, y ocultó el Arca del Testimonio; como Jehová había mandado a Moisés.

22 Luego colocó la mesa dentro del Tabernáculo de Reunión, al costado septentrional de la Habitación, fuera del velo. 23 Y arregló sobre ella los órdenes de pan delante de Jehová; como Jehová había mandado a Moisés.

24 Luego puso el candelabro dentro del Tabernáculo de Reunión, frente a la mesa, al costado meridional de la Habitación; 25 y encendió las lámparas delante de Jehová; como Jehová había mandado a Moisés.

26 Luego puso el altar de oro dentro del Tabernáculo de Reunión, delante del velo; 27 y quemó sobre él incienso de especias aromáticas; como Jehová había mandado a Moisés.

28 Luego puso en su lugar la cortina de la entrada de la Habitación. 29 Asimismo puso el altar del holocausto a la entrada de la Habitación, es decir, del Tabernáculo de Reunión; y ofreció sobre él el holocausto y la ofrenda vegetal; como Jehová había mandado a Moisés.

30 Luego puso la fuente entre el Tabernáculo de Reunión y el altar, y echó allí agua para lavar. 31 Y sacando agua de ella, Moisés y Aarón y los hijos de éste se lavaron las manos y los pies: 32 siempre que entraban en el Tabernáculo de Reunión, y siempre que se acercaban al altar, se lavaban; como Jehová había mandado a Moisés.

33 Finalmente, erigió el atrio al rededor de la Habitación y del altar; y colocó en su lugar la cortina de la puerta del atrio. De esta suerte acabó Moisés la obra.

34 Entonces la nube cubrió el Tabernáculo de Reunión, y la gloria de Jehová llenó la Habitación. 35 Y no pudo Moisés entrar en el Tabernáculo de Reunión, porque la nube descansaba sobre éste, y la gloria de Jehová llenaba la Habitación.

36 Y cuando se alzaba la nube de encima de la Habitación, los hijos de Israel levantaban el campamento en todas sus jornadas. 37 Pero si no se alzaba la nube, entonces no levantaban el campamento hasta el día en que ella se alzaba. 38 Porque la nube de Jehová permanecía sobre la Habitación de día, y de noche había fuego en la nube, a la vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas.

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