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1 PROVERBIOS de Salomón, hijo de David, rey de Israel: 2 para dar a conocer la sabiduría y la instrucción; para hacer entender las palabras de inteligencia: 3 para que se adquiera instrucción en el buen proceder, en la justicia, en el juicio y en la equidad: 4 para comunicar cordura a los simples, y al joven, ciencia y discreción: 5 oiga también el sabio, para que aumente su caudal, y el entendido, para que adquiera consejos sabios: 6 para hacer entender la parábola y el aforismo, las palabras de los sabios y sus dichos profundos. 7 El temor de Jehová es el principio de la ciencia; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. 8 ¡Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no deseches la ley de tu madre! 9 porque serán para tu cabeza una guirnalda de gracia, y collares para tu cuello. 10 ¡Hijo mío, si los pecadores quisieren atraerte con halagos, no lo consientas! 11 Si dijeren: Ven tú con nosotros; pongamos asechanzas pana derramar sangre; escondamos lazos, sin motivo, para el inocente; 12 ¡traguémoslos vivos, como el sepulcro, y enteros, como los que descienden al hoyo! 13 hallaremos toda suerte de sustancia preciosa, llenaremos nuestras casas de botín; 14 echa tu suerte en medio de nosotros, tengamos todos una misma bolsa; 15 ¡hijo mío, no vayas en el camino con ellos; aparta tu pie de su sendero! 16 porque sus pies corren hacia el mal, y van presurosos a derramar sangre. 17 Te amonesto; porque en balde se tiende el lazo ante la vista de cualquier ave; 18 y ellos a su misma sangre asechan, y esconden lazos para su propia vida. 19 Asimismo son los caminos de todo aquel que es codicioso de ganancia injusta; la cual quita la vida de sus dueños. 20 La sabiduría, por las afueras de la ciudad, clama a voz en cuello; por las plazas vocea; 21 clama en las encrucijadas de las calles concurridas; a la entrada de las puertas, y por toda la ciudad profiere sus palabras: 22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza? ¿y hasta cuándo se deleitarán los escarnecedores en escarnecer, y los insensatos aborrecerán la ciencia? 23 ¡Volveos a mi reprensión! he aquí que derramaré mi Espíritu sobre vosotros; os daré a conocer mis palabras. 24 Por cuanto yo he llamado, y vosotros habéis rehusado, he extendido mi mano, y no hubo quien hiciera caso, 25 sino que desechasteis todo consejo mío, y no quisisteis mi reprensión, 26 yo también me reiré en vuestra calamidad, me mofaré cuando viniere vuestro espanto. 27 Cuando viniere cual huracán vuestro espanto, y vuestra calamidad, como torbellino, se os echare encima; cuando viniere sobre vosotros la angustia y el aprieto; 28 ¡entonces mis despreciadores clamarán a mí, mas yo no responderé, me buscarán con empeño, pero no me hallará! 29 Por cuanto aborrecieron la ciencia, y no escogieron el temor de Jehová; 30 nada quisieron de mi consejo, y rechazaron con desprecio toda mi reprensión; 31 por tanto comerán del fruto de su mismo camino, y se hartarán de sus propios consejos. 32 Porque la apostasía de los simples los matará, y la prosperidad de los insensatos causará su perdición. 33 Aquel empero que me oyere, habitará seguro, y estará tranquilo, sin temor de mal.
1 HIJO mío, ¡oh si tú recibieras mis palabras, y atesoraras mis mandamientos dentro de ti; 2 de modo que hagas atento a la sabiduría tu oído, e inclines tu corazón hacia la inteligencia! 3 Porque si clamares tras el entendimiento, y a la inteligencia levantares buscares tu voz; 4 si la como a plata, y cavares por ella cómo por tesoros escondidos; 5 entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. 6 Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca proceden la ciencia y la inteligencia. 7 Para los rectos tiene guardada la sana razón; escudo es para los que andan en integridad; 8 a fin de que observen atentamente las sendas de la equidad; él preserva el camino de sus piadosos siervos. 9 Entonces conocerás la justicia y la equidad, la rectitud también y todo camino bueno. 10 Cuando entrare la sabiduría en tu corazón, la ciencia fuere grata a tu alma; 11 la discreción vigilará sobre ti, y la inteligencia te guardará: 12 para librarte del camino del inicuo, de los hombres que hablan cosas perversas; 13 los cuales abandonan las sendas de la rectitud, para andar por caminos de tinieblas; 14 los cuales se alegran de hacer maldad, y se regocijan en las perversidades de los hombres malos; 15 sus veredas son torcidas, y ellos son porfiados en sus senderos: 16 para librarte de la mujer ajena, de la meretriz que lisonjea con sus labios; 17 la cual abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios: 18 porque su casa se hunde hasta la muerte, y sus senderos conducen a los difuntos: 19 cuantos se lleguen a ella no tornarán más, ni volverán a ganar los senderos de la vida: 20 a fin de que andes por el camino de los buenos, y guardes los senderos de los justos: 21 porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella; 22 empero los inicuos serán destruídos de sobre la tierra, y los transgresores serán desarraigados de ella.
1 HIJO mío, no te olvides de mi ley, mas guarde tu corazón mis mandamientos; 2 porque largura de días, y años de vida, y paz te concederán. 3 Nunca se aparten de ti la benevolencia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón: 4 así hallarás favor y alto aprecio a los ojos de Dios y de los hombres. 5 Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu mismo entendimiento: 6 tenle presente en todos tus caminos, y él dirigirá tus senderos. 7 No seas sabio a tus propios ojos; teme a Jehová y apártate del mal; 8 sanidad será esto para tus músculos, y refrigerio para tus huesos. 9 Honra a Jehová con tu hacienda, y con lo mejor de todos tus productos: 10 así se henchirán tus graneros de abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. 11 ¡Hijo mío, no deseches la corrección de Jehová, ni te impacientes a causa de su reprensión! 12 porque Jehová a quien ama reprende, así como un padre al hijo en quien se deleita. 13 Dichoso el hombre que halla la sabiduría, y el hombre que adquiere la inteligencia; 14 porque su ganancia vale más que la ganancia de plata, y mejor es su rédito que el oro puro. 15 Porque más preciosa es que los rubíes, y todo cuanto puedas desear no podrá compararse con ella. 16 En su mano derecha trae la larga vida, y en su izquierda riquezas y honores. 17 Sus caminos son caminos de dulzura, y todos sus senderos paz: 18 es árbol de vida para los que echan mano de ella, y dichoso es todo aquel que la tiene asida. 19 Jehová con la sabiduría fundó la tierra; con la inteligencia estableció los cielos; 20 por medio de su ciencia los abismos fueron divididos, y las nubes destilan el rocío. 21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la sabiduría y la discreción: 22 pues ellas serán vida a tu alma, y gracia para tu garganta. 23 Entonces andarás con seguridad en tu camino, y no tropezará tu pie. 24 Cuando te acostares, no te espantarás; sí, te acostarás, y será grato tu sueño. 25 No tendrás temor de susto repentino, ni de la desoladora tempestad cuando viniere sobre los inicuos: 26 porque Jehová será tu confianza, y guardará tu pie, para que no sea prendido. 27 No niegues el bien a quienes se les debe, estando en el poder de tu mano hacerlo. 28 No digas a tu prójimo: ¡Véte y vuelve, y mañana te daré! si ahora lo tienes en tu poder. 29 No maquines el mal contra tu prójimo que habita confiado junto a ti. 30 No tengas pleito con nadie sin causa, cuando no te ha hecho ningún mal. 31 No tengas envidia al hombre violento, y no escojas ninguno de sus caminos; 32 porque el perverso es abominación para Jehová; mas con los rectos es su privanza. 33 la maldición de Jehová está en la. casa del hombre malo, mas él bendice la morada de los justos. 34 Indudablemente el escarnece a los escarnecedores, mas da gracia a los humildes. 35 Los sabios heredarán la honra, pero los insensatos llevarán por su premio la ignominia.
1 ¡OÍD, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para conocer la inteligencia! 2 porque os doy doctrina buena; no abandonéis mi ley. 3 Porque yo fuí hijo predilecto de mi padre, tierno y único a la vista de mi madre: 4 y él me enseñó, y me decía: Retenga mis palabras tu corazón; oye mis mandamientos y vivirás 5 Adquiere mandamientos sabiduría, adquiere la inteligencia; no te olvides de ella, ni te apartes de los dichos de mi boca. 6 No la abandones, y ella te guardará; ámala, y ella te preservará. 7 Cosa principal es la sabiduría; por tanto adquiere la sabiduría, y con todas tus adquisiciones adquiere la inteligencia. 8 Ensálzala, y ella a ti te elevará; te honrará, cuando la abrazares. 9 Dará a tu cabeza una b guirnalda de gracia; diadema de hermosura te entregará. 10 ¡Oye, hijo mío, y recibe mis dichos, para que sean muchos los años de tu vida! 11 Te he enseñado el camino de la sabiduría, te he conducido por veredas de rectitud. 12 Cuando caminares, no se estrecharán tus pasos; y cuando corrieres, no tropezarás. 13 ¡Ten asida la instrucción, no la sueltes; guárdala, porque ella es tu vida 14 No entres eh el sendero de los inicuos, ni andes por el camino de los hombres malos 15 ¡evítalo, no pases por él, apártate de él, y pasa adelante! 16 Porque ellos no duermen si no han hecho algún mal, y se les quita el sueño si no han hecho caer a alguno: 17 pues comen el pan de iniquidad, y beben el vino de violencias. 18 Pero la senda de los justos es como la luz de la aurora, que se va aumentando en resplandor hasta que el día es perfecto. 19 El camino de los inicuos es como tinieblas; no saben dónde van a tropezar. 20 ¡Hijo mío, fija tu atención en mis palabras; inclina tu oído a mis dichos! 21 ¡No se aparten de tus ojos, guárdalos en medio de tu corazón; 22 porque vida son a aquellos que los hallan, y sanidad a toda su carne! 23 Más que toda cosa guardada, guarda tu mismo corazón; porque manan de él las resultas de la vida. 24 Aparta de ti la boca engañosa, y la perversidad de los labios aléjala de ti. 25 Miren tus ojos en derechura de sí, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. 26 Considera atentamente el sendero de tus pies, y háganse estables todos tus caminos. 27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.
1 ¡HIJO mío, da atención a mi sabiduría, inclina tu oído a mi inteligencia! 2 para que guardes la discreción, y tus labios conserven la ciencia. 3 Porque los labios de la extraña destilan miel, y más suave que el aceite es su boca; 4 pero sus dejos son amargos como el ajenjo, y penetrantes como una espada de dos filos. 5 Sus pies descienden a la muerte, sus pasos van a parar al infierno. 6 Para que no consideres atentamente la senda de la vida, sus senderos son variables; nunca los podrás conocer 7 ¡Ahora pues, oh hijos, escuchadme, y no os apartéis de las palabras de mi boca! 8 ¡Aleja de aquélla tu camino! ¡no te acerques a la entrada de su casa! 9 no sea que entregues tu honra a otros, y tus años al cruel; 10 no sea que los extraños se harten de tu sustancia, y tus labores se gasten en casa de una gente de tierra extraña; 11 y tú gimas a tu postrimería, cuando se hayan gastado tus carnes y tu cuerpo, 12 y digas: ¡Cómo aborrecí la instrucción, y mi corazón rehusó la corrección; 13 y no escuché la voz de los que me enseñaban, ni a mis maestros incliné mi oído! 14 Poco faltó para que me viera en toda suerte de mal, en medio de la Asamblea y de la Congregación. 15 ¡Bebe las aguas de tu misma cisterna, y corrientes que manan de en medio de tu propio pozo! 16 ¿Acaso tus manantiales deben derramarse por las calles, y tus corrientes de aguas, por las plazas? 17 Sean tuyas solamente, y no de los extraños juntamente contigo. 18 ¡Sea tu fuente bendita, y regocíjate con la mujer de tu juventud! 19 ¡séate ella como la amable cierva y la graciosa gacela; sus pechos te embriaguen en todo tiempo, y anda siempre ciego de su amor 20 Pues ¿por qué, hijo mío, andarás ciego f por la extraña, y te abrazarás con el seno de una meretriz? 21 Porque los caminos del hombre están delante de Jehová, y él considera atentamente todos sus senderos. 22 Al hombre malo le prenderán sus mismas iniquidades, y será tenido en los lazos de sus pecados. 23 El tal morirá por falta de instrucción, y en la grandeza de su locura andará perdido.
1 HIJO mío, si has salido por fiador de tu prójimo, si has dado tu mano a un extranjero; 2 te has enlazado con los dichos de tu boca, has quedado preso en los dichos de tu boca. 3 ¡Haz esto ahora mismo, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en el poder de tu prójimo! ¡anda, humíllate, y usa de urgencia con tu prójimo! 4 ¡No concedas sueño a tus ojos, ni a tus párpados adormecimiento! 5 líbrate, como corzo, de su mano, cual ave, de la mano del cazador¡ 6 ¡Vé a la hormiga, oh perezoso, considera sus caminos, y sé sabio! 7 la cual, sin tener jefe, magistrado, ni regidor, 8 prepara en el verano su alimento, y recoge en la siega su bastimento. 9 ¿Hasta cuándo, oh perezoso, te estarás acostado? ¿cuándo te levantarás de tu sueño? 10 ¡Un poco más de sueño, un poco más de adormecimiento, un poco más de cruzar las manos para dormir;-- 11 así tu indigencia vendrá cual salteador de caminos, y tu necesidad como hombre armado 12 Hombre de Bella es el hombre inicuo que anda en derredor con boca perversa; 13 que guiña los ojos, que habla con los pies, que hace señas con los dedos. 14 Hay fraudes en su corazón; maquina la maldad en todo tiempo; siembra las discordias. 15 Por tanto, en un abrir de ojos vendrá su calamidad; de repente será quebrado, y eso sin remedio. 16 Estas seis cosas aborrece Jehová, y siete son abominación a su alma. 17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa, y las manos que derraman la sangre inocente; 18 el corazón que maquina tretas inicuas, los pies que corren presurosos a hacer maldad; 19 el testigo mentiroso que respira embustes, y aquel que siembra discordias entre hermanos. 20 ¡Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre! 21 ¡Átalos de continuo sobre tu corazón, cíñelos, cual collar, a tu garganta! 22 Cuando caminares, te guiarán; cuando te acostares, vigilarán sobre ti; y cuando despertares, hablarán contigo. 23 Porque el mandamiento es una lámpara, y la ley es una luz, y las reprensiones de la corrección son camino de la vida: 24 para guardarte de la mujer mala, de la zalamería de la lengua de la extraña. 25 No codicies en tu corazón su hermosura, ni dejes que ella te prenda con sus párpados; 26 porque a causa de la ramera, uno se ve reducido a un pedazo de pan, y la adúltera caza la vida preciosa. 27 ¿Por ventura alguno puede tomar fuego en su seno, sin que le ardan los vestidos? 28 ¿o puede el hombre andar sobre las ascuas, sin que se le quemen los pies? 29 Así sucede con aquel que se llegare a la mujer de su prójimo: ninguno que la tocare quedará sin castigo. 30 Pues no se dejará pasar al ladrón, aunque hurtare para saciar su apetito, cuando tenga hambre; 31 mas si fuere hallado, hará restitución hasta con las setenas, y entregará todos los haberes de su casa. 32 Pero el que comete adulterio con una mujer, es falto de buen sentido; destructor de su misma alma es aquel que tal hace; 33 heridas y deshonra encontrará, y no se borrará su baldón. 34 Porque los celos son la furia del marido; el cual no perdonará en el día de la venganza. 35 No hará caso de ningún rescate, ni se dará por satisfecho, aun cuando ofrecieres muchos regalos.
1 ¡HIJO mío, guarda mis dichos, y atesora mis mandamientos dentro de ti! 2 ¡Guarda mis mandamientos, y vivirás; sí guarda mi enseñanza como a la niña de tu ojo! 3 ¡Átalos sobre tus dedos, escríbelos en la tabla de tu corazón! 4 Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana; y llama a la inteligencia parienta tuya; 5 a fin de que te guarden de la mujer ajena, de la extraña que habla zalamerías. 6 Pues desde la ventana de mi casa estaba yo mirando por entre las celosías, 7 cuando ví entre los simples, advertí entre los mancebos, a un joven falto de entendimiento. 8 Iba éste pasando por la calle, junto a la esquina de aquélla, y seguía el camino de su casa; 9 en el crepúsculo, a la tarde del día,--en lo profundo de la noche y de las tinieblas; 10 cuando, he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera, y astuta de corazón; 11 (turbulenta es y porfiada; en su casa no pueden parar sus pies: 12 unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, y puesta en acecho junto a todas las esquinas); 13 la cual le echa mano, y le besa; y con semblante descarado, le dice: 14 Sacrificios de ofrendas pacíficas había yo prometido; hoy mismo he cumplido mis votos. 15 Por lo cual he salido a tu encuentro, buscando con empeño tu rostro; ¡y te he hallado! 16 He tendido mi lecho con colchas bordadas, labradas con hilo de Egipto. 17 He rociado mi cama de mirra, de áloe y de canela. 18 ¡Ven, saciémonos de caricias hasta la mañana; solacémonos en amores¡ 19 Porque el marido no está en casa; se ha ido a un viaje muy largo: 20 llevó en su mano una talega de dinero; el día de la luna llena volverá a su casa. 21 Le rinde con la muchedumbre de sus palabras suaves, con la zalamería de sus labios le arrastra. 22 Al punto se marcha tras ella, como buey que va al matadero, o como alguno en grillos a la corrección del necio; 23 hasta que una flecha le atraviese el hígado; a la manera que el pájaro se mete presuroso en la red, sin saber que fue tendida contra su vida. 24 ¡Ahora, oh hijos, escuchadme, y atended a los dichos de mi boca! 25 ¡No se desvíe tu corazón hacia el camino de aquélla, no te extravíes, andando en sus senderos! 26 Porque muchos son los traspasados que ella ha echado por tierra; y hueste numerosísima son todos los que han sido muertos por ella. 27 Caminos del infierno (tal es su casa) que conducen a las cámaras de la muerte!
1 ¿NO clama la sabiduría, y da su voz la inteligencia? 2 En las más elevadas cimas, junto al camino, puesta de pie donde se juntan los senderos; 3 a un lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en la desembocadura de las calles, levanta ella la voz. 4 Dice; ¡A vosotros, oh hombres, estoy clamando, y mi voz se dirige a los hijos de Adam! 5 ¡Entended, oh simples, la cordura, y vosotros, oh insensatos, sed de inteligente corazón! 6 Escuchad, porque voy a hablar de cosas excelentísimas, y lo que sale de mis labios serán cosas rectas. 7 Porque mi boca proferirá la verdad, y la maldad es abominación a mis labios. 8 En la justicia se apoyan todos los dichos de mi boca; no hay en ellos cosa torcida ni perversa. 9 Todos ellos son derechos para el hombre entendido, y rectos para los que hallan la ciencia. 10 Recibid mi instrucción, y no la plata; la ciencia también antes que el oro más escogido. 11 Porque la sabiduría vale más que los rubíes; y todas las cosas más deseables no pueden compararse con ella. 12 Yo, la Sabiduría, habito con la cordura, y hallo el conocimiento de los consejos sagaces. 13 El temor de Jehová es aborrecer la maldad; el orgullo la soberbia y el camino, y la boca engañosa yo aborrezco. 14 Míos son el consejo y la sana razón; yo soy la inteligencia, yo tengo potencia. 15 Por mí reinan los reyes y los príncipes decretan la justicia. 16 Por mí mandan los caudillos, los nobles y todos los jueces de la, tierra. 17 Yo amo a los que me aman, y los que me buscan temprano me hallarán. 18 La riqueza y la honra están conmigo, sustancia duradera y justicia. 19 Mejor es mi fruto que el oro, sí, que el oro acrisolado, y mi producto, que la plata escogida. 20 Yo ando en el camino de la justicia, en medio de los senderos de la equidad; 21 para hacer que los que me aman hereden posesiones verdaderas, y para que yo hinche sus tesoros. 22 Jehová me engendró en el principio de su carrera, antes de sus obras de tiempo antiquísimo. 23 Desde la eternidad fuí yo ungida, desde el principio, antes que existiera la tierra. 24 Cuando no había abismos, fuí dada a luz; cuando no había manantiales abundantes en aguas, 25 antes que se afirmasen las montañas, antes de haber collados, fui dada a luz; 26 cuando no se había hecho todavía la tierra, ni los campos, ni el principio de la materia térrea del mundo. 27 Cuando Jehová estableció los cielos, allí estaba yo; cuando trazó un círculo sobre la haz del abismo; 28 cuando fortaleció las nubes allá arriba; cuando dió resistencia a las fuentes del abismo; 29 cuando impuso al mar su decreto, para que las aguas no traspasasen su mandato; cuando ordenó los cimientos de la tierra; 30 entonces estaba yo a su lado, como el arquitecto de todo; y era su delicia de día en día, regocijándome siempre delante de él; 31 regocijándome en su tierra habitada, y mis delicias, el estar con los hijos de los hombres. 32 ¡Ahora pues, oh hijos, escuchadme! porque Felices son los que guardan mis caminos. 33 ¡Oíd la instrucción, y sed sabios; no la desechéis) 34 ¡Bienaventurado el hombre que me escucha, velando diariamente a mis umbrales, aguardando a los postes de mis puertas! 35 porque los que me hallan, hallan la vida, y alcanzarán favor por parte de Jehová. 36 Mas aquel que peca contra mí hace agravio a su propia alma: ¡todos los que me odian, aman la muerte!
1 LA sabiduría ha edificado su casa, ha labrado sus siete columnas; 2 ha degollado sus animales engordados, ha templado sus vinos, y tiene preparada su mesa. 3 Ha enviado también sus criadas con invitaciones; clama sobre las cimas de las eminencias de la ciudad: 4 ¡Quienquiera que sea simple, vuélvase hacia acá¡ y a los faltos de inteligencia les dice: 5 ¡Venid, comed de mi pan, y bebed del vino que yo he templado! 6 ¡Dejad las simplezas y vivid: y marchad adelante en el camino de la inteligencia 7 El que corrige al escarnecedor, trae sobre sí vituperio; y aquel que reprende al malvado, consigue para sí baldón. 8 No corrijas al escarnecedor, no sea que te aborrezca; corrige al sabio, y te amará. 9 Da al sabio instrucción, y será aun más sabio; enseña al justo, aumentará su saber. 10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. 11 Pues por mí serán multiplicados tus días, y se te aumentarán los años de la vida. 12 Si fueres sabio, para tu mismo provecho serás sabio; y si te mofares de lo santo, tú solo llevarás el daño. 13 La mujer insensata es turbulenta; simple es, y no sabe lo que le conviene. 14 Pues se sienta a la entrada de su casa, o sobre un asiento en los lugares altos de la ciudad, 15 para llamar a los que van pasando, a los que siguen derechamente por sus caminos: mujer 16 ¡Quienquiera que sea simple, vuélvase hacia acá! y a los faltos de inteligencia les dice: 17 Las aguas hurtadas son dulces, y el pan que se come a escondidas es sabroso. 18 Pero el insensato no sabe que los muertos están allí. ¡que los convidados de ella están en lo más hondo del infierno!
1 PROVERBIOS de Salomón: El hijo sabio alegra a su padre; pero el hijo insensato es el pesar de su madre. 2 Nada aprovechan los tesoros mal habidos; mas la justicia libra de la muerte. 3 Jehová no dejará hambrienta el alma del justo; pero desbarata los deseos del hombre malo. 4 Pobre permanece aquel que trabaja con mano negligente; pero la mano de los diligentes enriquece. 5 El que recoge en el verano es hijo entendido; mas aquel que ronca en tiempo de la siega es hijo que causa vergüenza. 6 Hay bendiciones para la cabeza del justo; pero la boca del inicuo encubre la violencia. 7 La memoria del justo será bendita; pero el nombre de los inicuos se podrirá. 8 El sabio de corazón recibirá preceptos; mas el tonto locuaz caerá. 9 El que anda con integridad, anda con seguridad; mas el que pervierte sus caminos, será puesto en descubierto. 10 El que guiña el ojo causa dolor, y el tonto locuaz caerá. 11 Manantial de vida es la boca del justo; pero la boca de los inicuos encubre la violencia. 12 El odio suscita rencillas, mas el amor cubre toda suerte de ofensas. 13 En los labios del entendido se halla la sabiduría; mas la vara es para las espaldas del falto de entendimiento. 14 los sabios atesoran el saber; pero la boca del necio es una destrucción cercana. 15 El caudal del rico es su plaza fuerte; mas la miseria de los pobres los llena de espanto. 16 El trabajo del justo se encamina a la vida; pero las ganancias del inicuo, al pecado. 17 El que atiende a la amonestación va por el sendero de la vida; mas quien desecha la reprensión va descaminado. 18 El que oculta el odio es de labios mentirosos; y aquel que profiere la calumnia es un insensato. 19 En la multitud de palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios obra sabiamente. 20 Plata escogida es la lengua del justo; pero el corazón de los hombres malos vale poco. 21 Los labios del justo nutren a muchos; pero los necios mueren por falta de entendimiento. 22 La bendición de Jehová enriquece, y el afán no le añade nada. 23 El hacer maldad es como una diversión al insensato; pero la sabiduría está con el hombre entendido. 24 Lo que teme el inicuo eso vendrá sobre él; asimismo lo que desean los justos les será dado. 25 Cuando pase el torbellino ya no existirá el inicuo; pero el justo tiene un cimiento eterno. 26 Como vinagre a los dientes, y como humo a los ojos, así es el perezoso a los que le envían. 27 El temor de Jehová aumenta los días; pero los años de los inicuos serán acortados. 28 La esperanza de los justos parará en alegría; mas la expectación de los inicuos perecerá. 29 El camino de Jehová es una fortaleza para el hombre recto; mas es la destrucción para los obradores de iniquidad. 30 Los justos no serán removidos jamás; pero los inicuos no habitarán la tierra. 31 La boca de los justos brota sabiduría; pero la lengua perversa será cortada. 32 Los labios del justo saben hablar lo que agrada; pero la boca de los inicuos profiere cosas perversas.
1 LA balanza engañosa es abominación a Jehová: mas el peso cabal es su deleite. 2 Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. 3 La integridad de los rectos los guiará; mas la perversidad de los disimulados los destruirá. 4 De nada sirven las riquezas en el día de la ira; mas la justicia libra de la muerte. 5 La justicia del hombre sincero endereza su camino; pero por su misma maldad caerá el hombre malo. 6 La justicia de los rectos los librará del mal; pero en sus mismas tretas serán cogidos los disimulados. 7 Cuando muere el hombre malo se acaba su esperanza, y la expectación de los inicuos perecerá. 8 Los justos son librados de la apretura, y en lugar suyo entra el inicuo. 9 Con su boca el inicuo destruye a su prójimo; mas por la ciencia los justos serán librados. 10 Cuando les va bien a los justos se regocija la. ciudad; y cuando perecen los inicuos hay algazara. 11 Por la bendición de los justos se ensalza la ciudad; pero con la boca de los inicuos es derruída. 12 Aquel que desprecia a su prójimo es falto de entendimiento; pero el hombre de discernimiento callará sus defectos. 13 El que anda chismeando revela los secretos; mas el que es de espíritu fiel encubre el caso. 14 Donde no hay gobierno sabio cae el pueblo; pero en la muchedumbre de los consejeros hay seguridad. 15 Llevará el dallo aquel que sale por fiador de un extraño; mas el que odia las fianzas anda seguro. 16 La mujer agraciada adquiere la honra, así como los hombres poderosos adquieren las riquezas. 17 El hombre bondadoso hace bien a su propia alma; pero el cruel atormenta a su misma carne. 18 El inicuo adquiere para sí una ganancia engañosa; mas aquel que siembra la justicia tiene un premio seguro. 19 Como la justicia conduce a la vida, así el que va en pos del mal lo hace para su propia muerte. 20 Abominación a Jehová son los perversos de corazón; pero los perfectos de camino son su deleite. 21 Mano a mano, los inicuos no quedarán sin castigo; pero el linaje de los justos será librado del mal. 22 Como pendiente de oro en el hocico de un cerdo, así es la mujer hermosa que ha desechado la modestia. 23 El deseo de los justos es solamente para bien; pero lo que espera a los malos es la ira. 24 Hay quien esparce y sin embargo acrecienta; los hay también que retienen más de lo justo, y con todo van a parar en la indigencia. 25 El alma generosa engordará, y el que riega será él mismo regado. 26 Al que monopoliza el grano, el pueblo le maldecirá; pero habrá bendiciones para la cabeza del que lo vende. 27 Quien con empeño procura el bien, busca favor para sí; mas al que busca el mal, éste le saldrá al encuentro. 28 El que confía en sus riquezas caerá; pero los justos serán lozanos como la hoja verde. 29 Quien turba a su misma casa, heredará el viento; y el insensato será siervo del sabio de corazón. 30 El fruto del justo es un árbol de vida; y el que gana las almas es sabio. 31 He aquí que el justo será recompensado en la tierra; cuánto más el inicuo y el pecador.
1 QUIEN ama la corrección ama la ciencia; mas el que aborrece la reprensión es estúpido. 2 El hombre bueno alcanzará favor por parte de Jehová; pero al hombre de inicuas intrigas él le condenará. 3 Ninguno será hecho estable por medio de la maldad; mas la raíz de los justos no será removida. 4 La mujer de acendrada virtud es la diadema de su marido; pero como carcoma de sus huesos es la que se porta vergonzosamente. 5 Los pensamientos de los justos son equitativos; pero los manejos de los inicuos son fraudulentos. 6 Las palabras de los inicuos son asechanzas para derramar sangre; pero la boca de los rectos los librará. 7 A los inicuos se les da un vuelco, y ya no existen; pero la casa de los justos permanecerá estable. 8 Según su sabiduría el hombre será alabado; mas el perverso de corazón será objeto de oprobio. 9 Más vale el despreciado que tiene un criado, que aquel que a sí propio se alaba, y le falta pan. 10 El justo mira por la vida de su bestia; pero las compasiones de los inicuos son crueles. 11 El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que sigue a los ociosos es falto de entendimiento. 12 El inicuo codicia la presa de los hombres malos; pero la raíz de los justos les da abasto. 13 En la transgresión de los labios hay un lazo peligroso; mas el justo saldrá del aprieto. 14 Del fruto de su misma boca el hombre bueno se saciará del bien; y a cada cual le será devuelto el merecimiento de sus manos. 15 El camino del necio es acertado en sus propios ojos; pero el que escucha el consejo es sabio. 16 En cuanto al necio, se conoce al momento su irritación; mas el que disimula la afrenta es prudente. 17 Quien profiere la verdad testifica lo que es justo; pero el testigo mentiroso, el engaño. 18 Gente hay que charla como quien da estocadas de espada; mas la lengua de los sabios es saludable. 19 Los labios veraces permanecerán estables para siempre; mas sólo por un momento la lengua mentirosa. 20 El engaño está en el corazón de los que maquinan el mal; pero habrá gozo para los que aconsejan la paz. 21 Al justo no le sucederá ningún mal; mas los inicuos estarán llenos de calamidades. 22 Abominación a Jehová son los labios mentirosos; pero los que obran con honradez son su deleite. 23 El hombre prudente encubre su saber; mas el corazón de los insensatos proclama su necedad. 24 La mano de los diligentes señoreará; mas el perezoso estará sujeto a trabajos forzosos. 25 La congoja en el corazón del hombre lo abate; pero una palabra buena lo alegra. 26 El Justo sirve de guía a su prójimo; mas el camino de los inicuos los extravía a ellos mismos. 27 El perezoso ni aun asará lo que ha cazado; pero la riqueza más preciosa de un hombre es la diligencia. 28 En la senda de la justicia está la vida, y en el camino de su sendero no hay muerte.
1 EL hijo sabio oye la amonestación de su padre; pero el escarnecedor no escucha la reprensión. 2 Del fruto de su misma boca el hombre bueno comerá el bien; pero el alma de los disimulados se hartará de violencia. 3 El que guarda su boca guarda su vida; mas para aquel que abre inconsideradamente sus labios, habrá destrucción. 4 El alma del perezoso desea, y nada tiene; pero el alma de los diligentes engordará. 5 El justo aborrece la palabra mentirosa; pero el inicuo causa vergüenza y acarrea oprobio. 6 La justicia guarda al que es perfecto en su camino; pero la maldad derriba al pecador. 7 Los hay que se enriquecen, mas nada tienen; hay otros que se hacen pobres, y tienen grandes riquezas. 8 Las riquezas del hombre son el rescate de su vida; mas el pobre no oye las amenazas. 9 La luz del justo difunde alegría; pero la lámpara de los inicuos será apagada. 10 Por la soberbia no viene más que contienda; pero con los avisados está la sabiduría, 11 Las riquezas adquiridas sin esfuerzo se menoscaban; pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta. 12 La esperanza retardada hace enfermar el corazón; mas el deseo cumplido es árbol de vida. 13 El que desprecia la palabra divina trae sobre sí destrucción; mas el que acata el mandamiento será premiado. 14 La enseñanza del sabio es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte. 15 El buen entendimiento a cualquiera le da gracia; pero el camino de los transgresores es duro. 16 Todo hombre prudente obrará con ciencia; pero el insensato desparramar su necedad. 17 El mensajero infiel cae en desgracia; mas el enviado fiel acarrea salud. 18 Pobreza y oprobio tendrá aquel que desecha la corrección; mas el que atiende a la reprensión será honrado. 19 El deseo cumplido es dulce para el alma; pero abominación es para los insensatos el apartarse del mal. 20 El que anda con los sabios será sabio; mas el compañero de los insensatos será destruido. 21 El mal persigue a los pecadores; pero los justos serán premiados con el bien. 22 El hombre bueno deja una herencia a los hijos de sus hijos; mas la hacienda del pecador guardada está para el justo. 23 Mucho alimento se halla en el barbecho de los pobres; pero hay ricos que perecen por falta de justicia. 24 Quien detiene la vara odia a su hijo; mas el que le ama, le corrige con empeño. 25 El justo come hasta saciar el apetito; pero el vientre de los inicuos padecerá necesidad.
1 TODA mujer sabia edifica su casa; pero la necia con sus mismas manos la derriba. 2 El que anda en su rectitud teme a Jehová; mas aquel que es perverso en su camino le desprecia. 3 En la boca del necio hay una vara para su propia soberbia; mas la lengua de los sabios a ellos mismos les sirve de guarda. 4 Donde no hay bueyes, la troje está vacía; pero la abundancia de las mieses está en la fuerza del buey. 5 El testigo fiel no mentirá; pero el testigo falso respira falsedades. 6 El escarnecedor busca la sabiduría, y no la halla; pero la ciencia es fácil al hombre de entendimiento. 7 Apártate de la presencia del hombre insensato; pues que nunca. advertiste en él los labios del saber. 8 La sabiduría del hombre prudente está en entender su camino; pero la necedad de los insensatos es el engaño de ellos mismos. 9 Los insensatos se burlan del pecado; pero con los rectos está la complacencia del Señor. 10 El corazón conoce su propia amargura, y en su gozo no se entromete el extraño. 11 La casa de los inicuos será arrasada; pero prosperará la morada de los rectos. 12 Camino hay que al hombre le parece recto, cuyo fin son caminos de muerte. 13 Aun en la risa estará triste el corazón, y a su postre, se trueca la alegría en pesadumbre. 14 De sus propios caminos se hartará el reincidente de corazón; y de sí mismo será saciado el hombre bueno. 15 El simple cree cuanto le dicen; pero el prudente mira bien sus pasos. 16 El sabio teme, y se aparta del mal; pero el insensato se muestra orgulloso y confiado. 17 El que es pronto en airarse cometerá necedades; y el hombre de inicuas intrigas será odiado., 18 Los simples reciben por herencia la necedad; pero los juiciosos se coronan de ciencia. 19 Los malos se inclinan ante los buenos, y los inicuos ante las puertas del justo. 20 Hasta de su mismo prójimo es odiado el pobre; pero los amigos del rico son muchos. 21 El que desprecia a su prójimo peca; mas aquel que se compadece de los pobres es feliz. 22 ¿No van errados los que maquinan el mal? pero la misericordia y la verdad serán para los que piensan medios de hacer bien. 23 En todo trabajo hay provecho; mas la parlería de los labios conduce solamente a la indigencia. 24 Corona para los sabios son sus riquezas; mas la necedad de los insensatos es solamente necedad. 25 El testigo veraz libra las almas de los calumniados; mas el doloso respira falsedades. 26 En el temor de Jehová estriba una confianza fortísima, y sus hijos tendrán lugar de refugio. 27 El temor de Jehová es fuente de vida, para que uno se aleje de los lazos de la muerte. 28 En la muchedumbre de su pueblo está la gloria del rey; y en la escasez de gente, la ruina del príncipe. 29 El que es tardo en airarse es de grande entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu ensalza la necedad. 30 El corazón sosegado es vida para la carne; pero la envidia es carcoma de los huesos. 31 El que oprime al pobre vitupera a su Hacedor; mas le honra aquel que se compadece del menesteroso. 32 El inicuo será desterrado en sus maldades; pero el justo tiene confianza en su muerte. 33 La sabiduría se aposenta en el corazón del hombre de entendimiento; mas lo que está en el interior de los insensatos será prontamente conocido. 34 La justicia ensalza a la nación; mas el pecado es la afrenta de los pueblos. 35 El favor del rey es para el servidor que obra con prudencia; pero su ira será para aquel que causa vergüenza.
1 LA respuesta suave aparta el enojo; mas la palabra áspera atiza la ira. 2 La lengua de los sabios hace que sea grata la ciencia; pero la boca de los insensatos rebosará en necedades. 3 Los ojos de Jehová están en todo lugar, atalayando a los malos y a los buenos. 4 La lengua benigna es árbol de vida, mas la perversidad en ella es quebranto de espíritu. 5 El necio desprecia la corrección de su padre; mas el que atiende a la reprensión obra con cordura. 6 En la casa del justo hay grandes riquezas; pero en las rentas del inicuo hay desasosiego. 7 La lengua de los sabios esparce la ciencia; mas no así el corazón de los insensatos. 8 El sacrificio de los inicuos es abominación a Jehová; mas la oración de los rectos es su deleite. 9 Abominación a Jehová es el camino del inicuo; pero él ama a aquel que sigue la justicia. 10 Hay corrección dolorosa para aquel que deja el camino; y el que aborrece la reprensión morirá. 11 El infierno y la perdición están ante la vista de Jehová; ¡cuánto más los corazones de los hijos de Adam! 12 El escarnecedor no ama al que le reprende; no quiere acercarse a los sabios. 13 El corazón regocijado alegra la cara; mas con el dolor de corazón se quebranta el espíritu. 14 El corazón del hombre entendido busca el saber; mas la boca de los insensatos se alimenta de necedades. 15 Todos los días del afligido son malos; pero el que es de corazón alegre tiene un banquete continuo. 16 Más vale un poco con el temor de Jehová, que grandes tesoros e inquietud con ellos. 17 Más vale una comida de legumbres donde hay amor, que el buey engordado y odio con él. 18 El hombre iracundo suscita reyertas; mas aquel que es tardo en airarse apacigua las contiendas. 19 El camino del perezoso es como un seto de espinos; pero la vía de los justos es como una calzada. 20 El hijo sabio alegra al padre; pero el hombre insensato desprecia a su madre. 21 Las necedades son la alegría del que es falto de buen sentido; pero el hombre de entendimiento dirige bien su andar. 22 Se trastornan los propósitos donde no hay consulta; pero con la muchedumbre de los consejeros se hacen estables. 23 El hombre tiene gozo en la respuesta acertada de su boca; y ¡cuán buena es la palabra que se dice oportunamente! 24 El sendero de la vida es hacia arriba a los sabios, para que se aparten del infierno allá abajo. 25 Jehová derribará la casa de los soberbios; pero mantendrá seguro el término de la viuda. 26 Abominación son a Jehová los propósitos de los inicuos; pero son puras las palabras de dulzura. 27 Perturbador de su misma casa es el que codicia una ganancia injusta; mas el que aborrece los sobornos vivirá. 28 El corazón del justo medita para dar respuesta; pero la boca de los inicuos rebosa en cosas malas. 29 Jehová se aleja de los inicuos; mas oye la oración de los justos. 30 La luz de los ojos alegra el corazón, y las noticias buenas hacen engordar los huesos. 31 El oído que escucha las amonestaciones de la vida, habitará en medio de los sabios. 32 Aquel que rehusa la corrección, desprecia su misma alma; mas el que escucha la reprensión adquiere entendimiento. 33 El temor de Jehová alecciona en sabiduría; y a la honra precede la humildad.
1 DEL hombre son los propósitos del corazón; pero de Jehová, es la respuesta de la lengua. 2 Todos los caminos del hombre son limpios en sus mismos ojos; mas Jehová pesa los espíritus. 3 Encomienda a Jehová tus obras, y serán confirmados tus propósitos. 4 Jehová ha hecho cada cosa para su fin, y aun al inicuo para el aciago día. 5 Abominación a Jehová es todo altivo de corazón; mano a mano, el altanero no quedará sin castigo. 6 Con la misericordia y la verdad se consigue perdón de la iniquidad; y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal. 7 Cuando los caminos de un hombre son del agrado de Jehová, éste hace que hasta sus enemigos estén en paz con él. 8 Más vale un poco con justicia que grandes rentas sin derecho. 9 El corazón del hombre traza su camino, pero Jehová dirige sus pasos. 10 Sentencia decisiva en los labios del rey está; su boca no prevaricará en el juicio. 11 Romana y balanza justas son de Jehová; obra suya son todas las pesas de la bolsa. 12 Abominación a los reyes debe ser el hacer maldad; porque con la justicia se afirma el trono. 13 Los labios justos son el deleite de los reyes; y amará el rey al que habla cosas rectas. 14 La indignación de un rey es como mensajero de muerte; pero el hombre sabio sabrá aplacarla. 15 En la luz del rostro del rey está la vida; y su favor es como la nube que trae la lluvia tardía. 16 ¡Cuánto más provechoso es ganar la sabiduría que el oro! y el adquirir entendimiento es mejor que la ganancia de plata. 17 El camino real de los rectos es el apartarse de maldad: y guarda su alma el que vigila su camino. 18 La soberbia precede a la destrucción, y el espíritu altivo va delante de la caída. 19 Mejor es ser de espíritu sumiso en medio de los humildes, que repartir los despojos entre los orgullosos. 20 Quien pone atención en la palabra divina, hallará el bien; y el que confía en Jehová es feliz. 21 El sabio de corazón será llamado entendido; y la dulzura de los labios aumenta el saber 22 La inteligencia es fuente de vida al que la tiene; mas la corrección de los insensatos es su misma insensatez. 23 El corazón del sabio enseña a su boca, y añade gracia a sus labios. 24 Las palabras de dulzura son como un panal de miel, suaves al alma y saludables a los huesos. 25 Camino hay que al hombre le parece recto, cuyo fin son caminos de la muerte. 26 El apetito del hombre trabajador trabaja por él; porque su misma boca le estimula. 27 El hombre de Belial cava por la maldad; y en sus labios hay como un fuego abrasador. 28 El hombre perverso siembra las discordias; y el chismoso separa a los amigos más íntimos. 29 El hombre violento incita a su amigo, y le hace andar por camino que no es bueno. 30 Cierra los ojos para maquinar cosas perversas, y apretando los labios, lleva a efecto la maldad. 31 Corona de gloria es la cabeza cana, cuando se hallasen el camino de justicia. 32 Mejor es el sufrido que el valiente, y el que rige su espíritu, que aquel que toma una ciudad. 33 L as suertes se echan en el regazo; pero su entera decisión es de Jehová.
1 MÁS vale un bocado de pan seco, y tranquilidad con él, que casa de banquetear continuo, donde reina la discordia. 2 El siervo que se maneja bien tendrá dominio sobre el hijo que causa vergüenza, y en medio de los hermanos tendrá parte en la herencia. 3 El crisol es para la plata, y el hornillo para el oro; mas Jehová prueba los corazones. 4 El malhechor atiende a los labios inicuos, y el embustero presta oídos a la lengua maligna. 5 Quien se mofa del pobre vitupera a su Hacedor; y aquel que se alegra de la calamidad ajena, no quedará sin castigo. 6 La corona de los ancianos son los hijos de los hijos; y la gloria de los hijos son sus padres. 7 Al insensato no le está bien una lengua facunda; ni menos al príncipe una lengua mentirosa. 8 Piedra preciosa es la dádiva a los ojos de su dueño; a dondequiera que gira, tiene éxito. 9 El que cubre una transgresión busca la amistad; pero aquel que sigue mentando el asunto, separa de sí al amigo más íntimo. 10 Una reprensión hace más mella en el hombre entendido, que cien azotes en el insensato. 11 El inicuo no busca más que rebelión; por tanto un mensajero cruel será enviado contra él. 12 Mejor es el encontrarse alguno con una osa a quien le han robado los cachorros, que no con un insensato metido en sus sandeces. 13 Aquel que devuelve el mal por el bien, de su casa nunca se apartará el mal. 14 El comienzo de la discordia es como el soltarse las aguas; déjese, pues, la disputa, antes que se cante la riña. 15 El que justifica al malo, y el que condena al justo, ambos a dos son abominación a Jehová 16 ¿Por qué se pone el precio en mano del insensato, para comprar la sabiduría, si no tiene buen sentido? 17 El amigo ama en todo tiempo, y el hermano es nacido para la adversidad. 18 Un hombre falto de buen sentido, da presto la mano, y sale por fiador en presencia de su amigo. 19 Quien ama la discordia ama la transgresión: y el que ensalza su portada busca la destrucción. 20 El falaz de corazón nunca hallará el bien; y el doloso de lengua caerá en el mal. 21 Quien engendra a un insensato es para pesar suyo, y el padre del insensato no tiene alegría. 22 El corazón alegre es una buena medicina; mas el espíritu quebrantado reseca los huesos. 23 El inicuo toma de su seno una dádiva para pervertir los trámites del juicio. 24 La sabiduría está ante el rostro del hombre entendido; pero los ojos del insensato vagan por los cabos de la tierra. 25 El hijo insensato es el enojo de su padre, y la amargura de aquella que le dió a luz. 26 También, no es bueno castigar a los justos, ni herir a los nobles a causa de su rectitud. 27 El que ahorra sus palabras tiene inteligencia; y el que es de espíritu sereno es hombre de entendimiento. 28 Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, y cuando cierra los labios pasa por hombre entendido.
1 EL que se separa de Dios, busca su propio gusto, y disputa calurosamente contra toda sana razón. 2 El insensato no se deleita en la inteligencia, sino antes en poner de manifiesto su corazón. 3 Cuando viene el inicuo viene también el desprecio; y con la deshonra, la ignominia. 4 Aguas profundas son palabras de la boca del hombre sabio; el manantial de sabiduría es como un arroyo abundoso. 5 No es bueno aceptar la persona de los inicuos, para pervertir el derecho del justo en el juicio. 6 Los labios del insensato se meten en las disputas, y su boca incita a las heridas. 7 La boca del insensato es su misma perdición; y sus labios son un lazo para su alma. 8 Las palabras del chismoso son bocados muy suaves, pues descienden a lo más interior del cuerpo. 9 También el que es flojo en su trabajo hermano es de aquel que maltrata su hacienda. 10 Torre de fortaleza es el nombre de Jehová; a ella corre el justo, y está en salvo. 11 El caudal del rico es su ciudad fuerte, y es como muro alto en su concepto. 12 Antes de la destrucción se ensoberbece el corazón del hombre; y a la honra precede la humildad. 13 Al que responde antes de oír, le es una insensatez y un baldón. 14 El espíritu de un hombre sustentará su flaqueza; mas el espíritu quebrantado ¿quién podrá soportarlo? 15 El corazón del hombre entendido adquiere la ciencia; y el oído de los sabios busca la ciencia. 16 La dádiva del hombre le abre ancho paso, y le conduce a la presencia de los grandes. 17 Justo parece aquel que habla el primero en su causa; pero viene su contrario y le escudriña 18 La suerte acaba con las contiendas, y desparte entre los poderosos. 19 El hermano ofendido más difícil es de ganar que una ciudad fuerte, y las contiendas que resultan son como los cerrojos de un castillo. 20 Del fruto de la boca de un hombre se saciará su vientre; y del producto de sus labios él se hartará. 21 La muerte y la vida están en el poder de la lengua; y los que la aman comerán de su fruto. 22 Quien halla mujer halla cosa buena, y alcanza favor por parte de Jehová. 23 El pobre se vale de ruegos; pero el rico responde con aspereza. 24 El hombre de muchos amigos labra su misma destrucción; pero hay un amigo que es más apegado que el hermano.
1 MÁS vale un pobre que anda en su integridad, que el rico que es de labios falaces y es un insensato. 2 Además, no es bueno que el alma esté sin la ciencia; y aquel que se apresura con los pies, peca. 3 La necedad del hombre pervierte su camino, y luego su corazón se enoja contra Jehová. 4 Las riquezas aumentan mucho los amigos; pero el desvalido se ve separado de su prójimo. 5 El testigo falso no quedará sin castigo; y aquel que habla mentiras no escapará. 6 Muchos harán la corte al que es generoso; y todo hombre es amigo de aquel que hace regalos. 7 Todos los hermanos del menesteroso le aborrecen; ¡cuánto más se alejarán de él sus amigos! él los persigue con palabras, mas ya se han ido. 8 El que adquiere inteligencia ama su misma alma, y el que guarda la prudencia hallará el bien. 9 El testigo falso no quedará sin castigo; y aquel que habla mentiras perecerá. 10 La vida regalada no está bien al insensato; mucho menos al siervo tener dominio sobre príncipes. 11 La sensatez de un hombre hace que sea tardo en airarse; y es su gloria sobrellevar el agravio. 12 Como rugido de león es la ira del rey: mas como el rocío sobre la hierba, su favor. 13 La mayor calamidad del padre es el hijo insensato; y las contiendas de la mujer son como buna gotera incesante. 14 Casa y riquezas se heredan de los padres; mas de Jehová viene la mujer prudente. 15 La pereza hunde en un sueño profundo; y el alma negligente padecerá hambre. 16 El que guarda el mandamiento guarda su alma; mas aquel que se descuida de su camino morirá. 17 Quien se compadece del desvalido da a rédito a Jehová; y el bien que ha hecho, éste se lo volverá a pagar. 18 Castiga a tu hijo, porque hay esperanza; pero no se excite tu alma para matarle. 19 El hombre de grande ira llevará el daño; pues aun cuando le librares, habrás de volverlo a hacer. 20 Oye el consejo, y admite la corrección, para que seas sabio en tu porvenir. 21 Muchos designios se hallan en el corazón del hombre; mas el propósito de Jehová es el que se cumplirá. 22 El encanto de un hombre es su bondad; y más vale ser hombre pobre que mentiroso. 23 El temor de Jehová conduce a la vida; y quien lo posee quedará satisfecho; no será visitado de mal. 24 El perezoso mete la ameno en el puchero, y ni aun a su boca la vuelve a llevar. 25 Hiere al mofador, y el simple se hará avisado; reprende al hombre entendido, y él se hará inteligente en el saber. 26 El que maltrata a su padre y ahuyenta a su madre, es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio. 27 Deja, hijo mío, de escuchar la enseñanza que te hace desviar de las palabras de la ciencia. 28 El testigo ruín se mofa de la justicia; y la boca de los hombres malos se traga la iniquidad. 29 Castigos están aparejados para los mofadores, y azotes para las espaldas de los insensatos.
1 EL vino es mofador, el licor embriagante es turbulento, y cualquiera que con ello se deja extraviar no es sabio. 2 Como rugido de león es el pavor de un rey; quien hace desbordar su ira peca contra su misma alma. 3 Es la honra de un hombre guardarse de reyertas; pero todos los necios se meten en pendencias. 4 El perezoso no quiere arar a causa del invierno; por lo mismo mendigará en la siega, y nada tendrá. 5 Como aguas profundas son los designios en el corazón de un hombre; mas el varón de entendimiento sabrá sacarlos. 6 Son muchos los que pregonan cada cual su propia bondad; ¿mas quién hallará al hombre fiel? 7 El justo anda en su integridad: sus hijos son benditos después de él 8 El rey, sentado sobre el tribunal de justicia, disipa con sus ojos toda suerte de maldad. 9 ¿Quién podrá decir: He guardado puro mi corazón; limpio estoy de mi pecado? 10 Pesas diversas y diversas medidas ambas a dos son abominación a Jehová. 11 Aun un niño se da a conocer por sus hechos, si su conducta será pura, y si será recta. 12 El oído que oye, y el ojo que ve, Jehová los ha hecho a entrambos. 13 No ames el sueño, no sea que empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan. 14 ¡Es malo! ¡es malo! dice el comprador; mas cuando se va, se jacta. 15 Hay oro y abundancia de perlas; pero la más preciosa alhaja son los labios de la ciencia. 16 Llévate el vestido de aquel que sale por fiador de extraño; y toma prendas del que se obliga por una gente de tierra extraña. 17 Sabroso es al hombre el pan habido por engaño; mas después se le llenará la boca de cascajo. 18 Cada designio se hace estable por medio de buen consejo; con la sabia dirección, pues, haz la guerra. 19 Revela los secretos aquel que anda en chismes; no te asocies, pues, con aquel que lleva abiertos sus labios. 20 Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en densas tinieblas. 21 La herencia que se adquiere con rapacidad en un principio, no será bendita en su fin. 22 No digas: Yo mismo vengaré el agravio: espera a Jehová, y él te salvará. 23 Abominación a Jehová son las pesas falsas; y la balanza engañosa no es buena. 24 Por Jehová son dirigidos los pasos del hombre; ¿cómo pues entenderá un hombre su propio camino? 25 Lazo es al hombre el decir inconsideradamente: Ofrendado es a Dios; y tras los votos reflexionar. 26 El rey sabio esparce, como paja, a los inicuos, y trae sobre ellos la rueda del trillo. 27 Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña todo lo más recóndito del cuerpo. 28 La misericordia y la verdad preservan al rey; y con la misericordia se sustenta su trono. 29 La gloria de los jóvenes es su fuerza; y el adorno de los ancianos son las canas. 30 Los azotes que hieren son remedio para el inicuo; sí, las heridas que llegan hasta lo más interior del cuerpo.
1 COMO las regueras de las aguas es el corazón del rey en la mano de Jehová; a dondequiera que a él le plazca, lo inclina. 2 Todos los caminos del hombre son rectos en su propio concepto; pero Jehová pesa los corazones. 3 El hacer justicia y equidad más acepto es a Jehová que el sacrificio. 4 Altivez de ojos y arrogancia de corazón, lámpara de los inicuos, son pecado. 5 Los planes del diligente tienden solamente a la abundancia: pero todo aquel que es apresurado, se apresura solamente a la pobreza. 6 Allegar tesoros con lengua mentirosa, es como el fugaz aliento de los que buscan la muerte. 7 La rapiña de los inicuos a ellos mismos los arrebatará, porque rehusan obrar según justicia. 8 Torcido es el camino de aquel que anda cargado de pecado; mas en cuanto al puro, su obra es recta. 9 Más vale morar en algún rincón del terrado, que con una mujer rencillosa en casa espaciosa. 10 El alma del inicuo suspira por la maldad; su prójimo no halla favor en sus ojos. 11 Cuando es castigado el escarnecedor, el simple se hace avisado; y cuando se enseña al sabio, éste aprende la ciencia. 12 Uno que es justo observa la casa del inicuo: él precipita los inicuos a la ruina. 13 El que cerrare sus oídos al clamor del desvalido, clamará también, y no será escuchado. 14 El don secreto calma la ira; y una dádiva metida en el seno, la mayor indignación. 15 El ejecutar juicio causa alegría a los justos, pero terror a los obradores de iniquidad. 16 El hombre que se desviare del camino de razón, vendrá a parar a la congregación de los muertos. 17 Quien ama el placer será un hombre pobre; y el que ama el vino y los ungüentos, nunca será rico. 18 Rescate para el justo es el inicuo; y en vez de los rectos, padecerá el prevaricador. 19 Más vale habitar en una tierra desierta que con una mujer rencillosa e iracunda. 20 Hay tesoro precioso y aceite en la casa del que es sabio; pero el hombre insensato se lo traga todo. 21 Quien sigue tras la justicia y la misericordia, hallará la vida, la justicia y la honra. 22 Un capitán sabio escala la ciudad de los valientes, y humilla la fortaleza que fué la confianza de ella. 23 El que guarda su boca y su lengua, guarda a su alma de angustias. 24 En cuanto al presumido y altanero, escarnecedor es su nombre; obra en la insolencia de su presunción. 25 El deseo del perezoso le mata; porque sus manos rehusan trabajar. 26 Hay algunos que codician con voraz deseo todo el día; pero el justo da, y no detiene su mano. 27 El sacrificio de los inicuos es una abominación; ¡cuánto más si lo presentan para encubrir la maldad 28 El testigo falaz perecerá; pero el hombre que escucha hablará sin recusación. 29 El hombre malo endurece su cara; mas en cuanto al recto, él establece su camino. 30 No hay sabiduría, ni hay entendimiento, ni hay consejo que valgan contra Jehová. 31 El caballo está listo para el día de la batalla; pero de Jehová es la victoria.
1 EL buen nombre es de más estima que las grandes riquezas, y la buena voluntad vale más que la plata y el oro. 2 Los ricos y los pobres se encuentran; Jehová es el hacedor de todos ellos. 3 El prudente prevé el mal, y se esconde; mas los simples pasan adelante, y llevan el daño. 4 El premio de la humildad y del temor de Jehová, son la riqueza, la honra y la vida. 5 Espinos y lazos hay en el camino el doloso; de los que se aleja aquel que guarda su alma. 6 Críese al niño en el camino en que debe andar y cuando fuere viejo no se apartará de él. 7 El rico señorea a los pobres; y el que toma prestado es siervo de aquel que presta. 8 Quien siembra la iniquidad segará la calamidad; y la vara de su ira se acabará. 9 El que tiene ojo generoso será bendito; porque da de su pan al desvalido. 10 Echa fuera al escarnecedor, y saldrá la discordia; también las riñas y el oprobio cesarán. 11 En cuanto a aquel que ama la pureza de corazón, por la gracia de sus labios, el rey será su amigo. 12 Los ojos de Jehová guardas la ciencia; pero echan por tierra las palabras del solapado. 13 Dice el perezoso: ¡Hay un león afuera! ¡seré muerto en las calles! 14 Hoyo profundo es la boca de las adúlteras; aquel que es aborrecido de Jehová caerá en él. 15 La necedad está envuelta en el corazón del niño; pero la vara de corrección la alejará de él. 16 Quien oprime a los desvalidos para acrecentar sus ganancias, y el que da a los ricos, caminan seguramente a la indigencia. 17 ¡Mijo mío, inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mis enseñanzas! 18 porque será cosa deliciosa cuando las guardares dentro de ti, cuando se establecieren juntamente sobre tus labios. 19 A fin de que tu confianza esté puesta en Jehová, te las he hecho conocer hoy; sí, a ti mismo. 20 ¿No te he escrito cosas excelentes, de consejos y de ciencia, 21 para que te haga conocer la certeza de las palabras de verdad, a fin de que vuelvas a llevar palabras de verdad a los que te enviaron? 22 No robes al pobre porque es pobre, ni atropelles en juicio al desgraciado 23 porque Jehová defenderá la causa de ellos, y a aquellos que los despojan, él los despojará de la vida. 24 No tengas amistad con el iracundo, ni te acompañes con el hombre furioso; 25 no sea que aprendas sus caminos, y procures un lazo para tu misma alma. 26 No seas de aquellos que dan la mano, ni de aquellos que salen por fiadores de deudas: 27 si no tienes con que pagar, ¿por qué te han de quitar la cama de debajo de ti? 28 No remuevas el lindero antiguo que pusieron tus antepasados. 29 ¿ves a un hombre diligente en sus negocios? se presentará delante de los reyes; no estará en presencia de hombres de baja esfera
1 CUANDO te sientes a comer con un príncipe, considera cuidadosamente a quien tienes delante: 2 porque pones cuchillo a tu garganta, si eres hombre dado a la gula. 3 No anheles sus viandas delicadas, porque son un manjar engañoso. 4 No te afanes por adquirir riquezas: desiste de semejante sabiduría tuya 5 ¿Acaso fijarás tu vista con avidez en aquello que no tiene existencia? porque las riquezas ciertamente toman para sí alas, cual águila que vuela hacia el cielo. 6 No comas el pan de aquel que tiene ojo maligno, ni anheles sus viandas delicadas; 7 porque según piensa en su alma, así es: Come y bebe, te dice; pero no está contigo su corazón. 8 El buen bocado que has comido, lo vomitarás; y habrás desperdiciado tus palabras amenas. 9 No te pongas a hablar a oídos del insensato; porque despreciará la cordura de tus dichos. 10 No remuevas el término antiguo, ni te metas en los campos de los huérfanos; 11 porque su Defensor es fuerte; el cual defenderá contra ti la causa de ellos. 12 Aplica a la instrucción tu corazón y tus oídos a las máximas de la ciencia. 13 No le niegues al muchacho la corrección; pues si le castigas con la vara, no morirá. 14 Tú le castigarás con la vara, y librarás su alma del infierno. 15 ¡Hijo mío, si fuere sabio tu corazón, se alegrará mi corazón, sí, el mío! 16 también mis más íntimos pensamientos se regocijarán, cuando hablaren tus labios cosas rectas. 17 No tenga tu corazón envidia a los pecadores, mas persevera todo el día en el temor de Jehová: 18 porque seguramente hay un porvenir, y tu esperanza no será cortada. 19 ¡Escucha, hijo mío, y sé sabio, y dirige tu corazón en el camino! 20 No seas hallado entre los bebedores de vino, ni entre los gulosos comedores de carne; 21 porque el beodo y el comilón empobrecerán, y somnolencia vestirá al hombre de andrajos. 22 Escucha a tu padre, a aquel que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando se envejeciere. 23 Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría también, y la instrucción y la inteligencia. 24 Salta de gozo el padre del justo, y aquel que engendra a un hijo sabio, se alegrará en él. 25 Alégrense pues tu padre y tu madre, y salte de gozo la que te dio a luz. 26 ¡Hijo mío, dame tu corazón, y observen tus ojos mis caminos! 27 porque un hoyo profundo es la ramera, y la extraña es un pozo angosto. 28 Más aún, ella se pone en acecho, cual salteador de caminos, y aumenta los prevaricadores entre los hombres. 29 ¿Para quién son los ayes? ¿para quién el dolor? ¿para quién las reyertas? ¿para quién las quejas? ¿para quién las heridas sin motivo? ¿para quién los ojos encendidos? 30 Para los que se detienen junto al vino; para los que van buscando los licores compuestos. 31 No mires el vino cuando rojea; cuando resplandece en la copa, cuando refluye suavemente; 32 porque a la postre muerde como culebra, pica como víbora. 33 Tus ojos mirarán las meretrices, y tu corazón hablará cosas perversas; 34 y serás como quien se acuesta en medio del mar, o como quien se acuesta en lo alto de un mastelero. 35 Dirás: ¡Me han herido, pero no me dolió! ¡me han golpeado, y no lo sentí! cuando despertare, lo tornaré aún a buscar.
1 NO tengas envidia de los hombres malos, y no desees estar con ellos; 2 porque su corazón medita la violencia, y sus labios hablan de hacer agravio. 3 Con la sabiduría se edifica la casa, y con la inteligencia se afirma; 4 y por medio de la ciencia sus cámaras se llenan de toda suerte de alhajas preciosas y hermosas. 5 El hombre sabio es fuerte; y el hombre de ciencia va aumentando su poder. 6 Porque con sabia dirección puedes hacer tu guerra; y en la muchedumbre de los consejeros hay seguridad. 7 Cosa demasiado alta para el necio es la sabiduría: en el tribunal no abre su boca. 8 El que maquina el hacer mal, será llamado hombre de inicuas intrigas. 9 El propósito de los necios es pecado; y una abominación para los hombres es el escarnecedor. 10 Si desfallecieres en el día de adversidad, escasa es tu fuerza. 11 ¡Libra a los inocentes, arrastrados a la muerte! y a los que van con pasos vacilantes al degolladero, ¡oh si los detuvieras! 12 Si dijeres: ¡Nada sabíamos de esto! ¿acaso no lo observa Aquel que pesa los corazones? sí, el que vigila sobre tu alma lo sabe; y él volverá a cada hombre conforme a su obra. 13 Come, hijo mío, la miel, porque es buena, y el panal es dulce a tu paladar. 14 De igual modo aprende tú la sabiduría en beneficio de tu alma; si la hallares, tendrás un porvenir dichoso, y tu esperanza no será frustrada. 15 ¡No pongas asechanzas, oh hombre inicuo, contra la habitación del justo; no asueles su lugar de descanso! 16 pues aunque el justo cayere siete veces, él se levantará; pero los inicuos serán derribados por el mal. 17 Cuando cae tu enemigo, no te alegres; cuando tropieza, no se regocije tu corazón; 18 no sea que Jehová lo vea, y le desagrade, aparte su ira de sobre él hacia ti. 19 No te enojes a causa de los malhechores, ni tengas envidia de los inicuos; 20 porque no habrá porvenir para el hombre malo: la lámpara de los inicuos será apagada. 21 ¡Hijo mío, teme a Jehová y al rey; y no te asocies con los que son amigos de mudanza 22 porque de repente se levantará, cual torbellino, la calamidad de ellos; y nadie sabe cuándo será la destrucción de entrambos a dos. 23 También estos son dichos de los sabios: El hacer acepción de personas en el juicio no es bueno. 24 A aquel que dijere al inicuo: Tú eres justo; los pueblos le maldecirán, y las naciones le execrarán: 25 pero los que censuran la iniquidad tendrán felicidad; y sobre ellos vendrá una rica bendición. 26 Besa los labios aquel que da respuestas acertadas. 27 Apronta tu obra afuera, y prepáratela en el campo; y después edificarás tu casa. 28 No seas sin motivo testigo contra tu prójimo, ni le engañes con tus labios. 29 No digas: Según hizo conmigo, así le tratare a él; pagaré al hombre conforme a su obra. 30 Junto al campo del hombre perezoso pasaba yo un día, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; 31 y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, su faz estaba cubierta de ortigas, y su cerca de piedras estaba derribada. 32 Y al ver esto, me puse a reflexionar; miré, y recibí instrucción: 33 ¡Un poco más de sueño, un poco más de adormecimiento, un poco más de cruzar las manos para dormir; 34 y tu indigencia vendrá cual salteador de caminos, y tu necesidad como hombre armado!
1 ESTOS también son proverbios de Salomón, que transcribieron los hombres de Ezequías rey de Judá: 2 Gloria es de Dios ocultar una cosa, y gloria de los reyes investigar un asunto. 3 El cielo, por su altura, y la tierra, por su profundidad, y el corazón de los reyes son inescrutables. 4 Sepárense de la plata las escorias, y saldrá para el fundidor una alhaja: 5 sepárese al inicuo de la presencia del rey, y su trono se afirmará sobre la justicia. 6 No te hagas el grande delante del rey, ni te detengas en el lugar de los magnates; 7 porque más vale que se te diga: ¡Sube para acá! que no que se te haga bajar en presencia del príncipe a quien han mirado tus ojos. 8 No te metas inconsideradamente en los pleitos; no suceda que no sepas qué hacer a la postre, cuando tu adversario te haya hecho avergonzar. 9 Trata de tu pleito de tu adversario a solas, y no descubras el secreto a otro; 10 no suceda que aquel que lo oye te vitupere, y tu oprobio nunca se aparte de ti. 11 Como manzanas de oro en canastillos de plata, es la palabra que se dice oportunamente. 12 Como pendiente de oro y collar de oro fino, así, al oído obediente, es aquel que reprende sabiamente. 13 Como el frío de la nieve en la sazón de la siega, así es el mensajero fiel a los que le envían; porque da refrigerio al alma de sus amos. 14 Como nube y viento que no traen lluvia, así es el hombre que se jacta falsamente de dadivoso. 15 Por medio de la longanimidad el príncipe se deja persuadir; y la lengua blanda rompe el hueso. 16 ¿Has hallado miel? come sólo cuanto te baste; no sea que te ahites con ella, y la vomites. 17 Escasea tus visitas a casa de tu amigo; no suceda que se canse de ti, y te aborrezca. 18 Como maza de armas y espada y saeta aguda, es el hombre que da falso testimonio contra su prójimo. 19 La confianza en un hombre desleal en tiempo de necesidad, es como un diente quebrado, y un pie descoyuntado. 20 Como quien quita la ropa en un día de frío, y como vinagre derramado sobre la sosa, así es aquel que canta coplas al corazón apesadumbrado. 21 Si tu enemigo tuviere hambre, dale pan que comer; y si tuviere sed, dale agua que beber; 22 porque así amontonarás ascuas sobre su cabeza; y Jehová te premiará. 23 Como el viento Norte ahuyenta la lluvia, así también el rostro airado a la lengua detractora. 24 Más vale morar en algún rincón del terrado, que con una mujer rencillosa en casa espaciosa. 25 Como agua fresca para el alma sedienta, así es la buena nueva que viene de un país lejano. 26 Como fuente enturbiada y como manantial corrompido, así es un justo que resbala en presencia de los inicuos. 27 El comer mucha miel no es bueno; y así el escudriñar los hombres su propia gloria no es gloria. 28 Como ciudad derribada y sin muro, es aquel que no sabe refrenar su propio espíritu.
1 COMO la nieve en el verano, y como la lluvia en la siega, así tampoco le conviene al insensato la honra. 2 Como el gorrión por vagar, como la golondrina por volar, así la maldición no viene sin causa. 3 El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para las espaldas de los insensatos. 4 No respondas al insensato según su necedad; no sea que tú también te hagas como él. 5 Responde al insensato según su necedad; para que él no sea un sabio en su propio concepto. 6 Se corta los pies y bebe perjuicio para sí mismo, aquel que envía recado por mano de un insensato. 7 Las piernas del cojo penden inútiles; así es una sentencia sabia en boca de los insensatos. 8 Como atado de joyas en un montón de piedras, es la honra que se da al insensato. 9 Como una zarza levantada en mano de un borracho, así es una sentencia sabia en boca de los insensatos. 10 Como arquero que a todos hiere, es el que toma a sueldo los insensatos y los vagabundos. 11 Como el perro se vuelve a su vómito, así el insensato repite sus necedades. 12 ¿Ves a un hombre sabio en su propio concepto? más esperanza hay de un insensato que de él. 13 Dice el perezoso: ¡Hay un león rugiente en el camino! ¡hay un león en las calles 14 Como la puerta gira sobre su quicio, así también el perezoso se vuelve en su cama. 15 El perezoso mete la mano en el puchero; le cansa tornar a llevarla a su boca. 16 Más sabio es el perezoso en su propio concepto, que siete hombres que saben dar razón de sí. 17 Como quien agarra por las orejas a un perro, así es aquel que va pasando, y se mete en la riña ajena. 18 Como un loco furioso que arroja teas encendidas, flechas y muerte; 19 tal es el hombre que engaña a su prójimo, y dice: ¿Acaso no lo hice por chanza? 20 Como en faltando la leña, se apaga el fuego, así donde no hay chismoso, cesa la contienda. 21 Lo que es el carbón para las brasas, y la leña para el fuego, eso es el hombre rencilloso para encender las contiendas. 22 Las palabras del chismoso son bocados muy suaves, pues descienden a lo más interior del cuerpo. 23 Labios fervorosos y corazón maligno son como escoria de plata extendida sobre un tiesto de barro. 24 El que odia, disimula con sus labios; pero en su interior maquina los engaños; 25 cuando habla palabras especiosas, no te fíes de él; porque hay siete abominaciones en su corazón; 26 aunque su odio se cubra con dolo, su maldad será puesta de manifiesto en la asamblea del pueblo. 27 Aquel que cava el hoyo, caerá en él; y el que hace rodar la piedra, sobre el mismo volverá. 28 La lengua mentirosa aborrece a los que son heridos por ella; y la boca aduladora obra la ruina.
1 NO te jactes del día de mañana; porque no sabes lo que día alguno acarreará. 2 Alábete otro, y no tu misma boca, el extraño, y no tus mismos labios. 3 Pesada es la piedra, y carga gravosa la arena; pero el enfado de un necio pesa más que entrambas. 4 Cruel es la cólera, y diluvio destructor es la ira; mas ¿quién podrá estar en pie delante de la envidia? 5 Mejor es la reprensión franca que el amor oculto. 6 Fieles son las heridas del que ama; mas profusos los besos del enemigo. 7 El alma saciada desdeña el panal de miel; pero al alma hambrienta todo bocado amargo es dulce. 8 Como pájaro que vaga de su nido, así es el hombre que vaga de su lugar. 9 El ungüento y el perfume alegran el corazón; y así la dulzura del amigo, más que su cordial consejo. 10 No abandones a tu amigo, ni al amigo de tu padre, para ir a la casa de tu hermano en el día de tu calamidad; pues mas vale el amigo allegado que el hermano alejado. 11 ¡Se sabio, hijo mío, y alegra mi corazón; así tendré qué responder al que me vitupere! 12 El prudente prevé el mal, y se esconde; pero los simples pasan adelante, y llevan el daño 13 Llévate el vestido de aquel que sale por fiador del que no es de los suyos; y toma prendas del que se obliga por la extraña 14 Cuando alguno, levantándose muy de mañana, bendice a su amigo a grandes voces, téngase por maldición echada sobre éste. 15 Una gotera incesante en un día lluvioso y una mujer rencillosa son cosas parecidas: 16 quien a ella refrenare, refrena al viento, y su mano derecha aprieta el resbaloso aceite. 17 El hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el semblante de su amigo. 18 Quien cuida de la higuera, comerá el fruto de ella; y el que mira por los intereses de su señor, será honrado. 19 Como en el agua rostro corresponde a rostro, así el corazón de un hombre a otro. 20 El sepulcro y la perdición nunca se hartan; asimismo son insaciables los ojos de los hombres. 21 Lo que es el crisol para la plata, y el hornillo para el oro, eso es al hombre la boca que le alaba. 22 Aun cuando majares al necio en un mortero con el pisón, entre el trigo machacado, ni aun así se apartará de su necedad. 23 Conoce perfectamente y de vista tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños; 24 porque no para siempre duran las riquezas, y ni aun una corona, de siglo en siglo. 25 Se recoge el heno, y aparece la hierba, y las plantas de las montañas se cosechan. 26 Los corderos son para tus vestidos, y para el alquiler del campe son los machos cabríos; 27 y habrá abundancia de leche de cabras para tu alimento, para la subsistencia de tu familia, y para la manutención de tus criadas.
1 HUYEN los inicuos sin que nadie los persiga; pero los justos son intrépidos como el león. 2 A causa de las transgresiones de una tierra, muchos son sus príncipes mas bajo un hombre de entendimiento y de conocimientos, se prolonga la estabilidad de ella. 3 Un hombre pobre que oprime a los desvalidos, es parecido al aguacero arrebatador, que no deja cosa que comer. 4 Los que abandonan la ley alaban al inicuo; pero los que guardan la ley se indignan contra él. 5 Los hombres malos no entienden la equidad; mas los que buscan a Jehová alo entienden todo. 6 Mas vale el hombre pobre que anda en su integridad, que aquel que es perverso en sus caminos, aunque sea rico. 7 El que guarda la ley es hijo entendido; mas aquel que es compañero de los libertinos, afrenta a su padre. 8 El que acrecienta su caudal por usura y ganancia injusta, lo va juntando para aquel que se compadece de los pobres. 9 El que aparta sus oídos para no escuchar la ley, su oración misma es cosa abominable. 10 Aquel que hace extraviar a los justos en un camino malo, caerá él mismo en su propio hoyo; pero los perfectos heredarán el bien. 11 Sabio en su propio concepto es el hombre rico; mas el pobre que tiene inteligencia le escudriña. 12 Cuando se regocijan los justos, es grande la gloria, pero al ensalzarse los inicuos tienen que esconderse los hombres. 13 El que encubre sus transgresiones, no prosperará; mas quien las confiese y las abandone, alcanzará misericordia. 14 Dichoso el hombre que es siempre temeroso de ofender a Dios; pero aquel que endurece su corazón, caer en el mal. 15 Cual león rugiente y oso hambriento, es el inicuo que gobierna a un pueblo pobre. 16 El príncipe falto de entendimiento es también un gran opresor; mas aquel que aborrece las ganancias injustas prolongará sus días. 17 El hombre cargado de la sangre de alguno, huir al hoyo: ¡no le detenga nadie¡ 18 El que anda rectamente estará seguro; mas aquel que es perverso en sus caminos, caerá de una vez. 19 El que labra su tierra se saciará de pan; mas aquel que sigue a los ociosos se hartará de pobreza. 20 El hombre fiel abundará en bendiciones; mas el que se apresura a enriquecerse no será inocente. 21 El hacer acepción de personas no es bueno; pues el hombre que tal hace, por un bocado de pan prevaricará. 22 El que se apresura tras la riqueza tiene ojo maligno, y no sabe que le sobrevendrá la indigencia. 23 El que reprende a un hombre, hallará después más favor que aquel que le engalla con palabras lisonjeras. 24 El que roba a su padre, o a su madre, y dice: ¡No es transgresión! compañero es del bandolero. 25 El orgulloso de espíritu excita las contiendas; mas el que confía en Jehová, prosperara. 26 El que confía en su propio corazón es un insensato; pero el que procede sabiamente será librado del mal. 27 El que da al pobre no padecerá necesidad; mas aquel que aparta los ojos, tendrá muchas maldiciones. 28 Al ensalzarse los inicuos, tienen que esconderse los hombres; mas cuando perecen, se aumentan los justos.
1 AQUEL que, siendo muchas veces reprendido, endurece la cerviz, será de repente quebrantado, y eso sin remedio. 2 Cuando se aumentan los justos, se regocija el pueblo; mas cuando gobierna el inicuo, el pueblo gime 3 El que ama la sabiduría alegra a su padre; mas aquel que se acompaña con las rameras, malrota su hacienda. 4 El rey por medio de la equidad hace estable su tierra; mas el que exige donativos, la destruye. 5 El hombre que adula a su amigo, tiende una red a sus pasos. 6 En la transgresión de un hombre hay un lazo peligroso; pero el justo canta y se regocija. 7 El justo se informa en la causa de los desvalidos; mas el inicuo no quiere entender la ciencia de justicia. 8 Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas de discordia; pero los hombres sabios apaciguan la ira. 9 Si un hombre sabio contendiere con un hombre necio, ora se ponga furioso, ora se ría, no tendrá sosiego. 10 Los hombres sanguinarios aborrecen al que es perfecto; y en cuanto a los rectos, procuran quitarles la vida. 11 El insensato desfoga toda su ira; pero el hombre sabio con detenerla, la sosiega. 12 Cuando un gobernante atiende a las palabras mentirosas, todos sus servidores vienen a ser inicuos. 13 El pobre y el opresor se encuentran; Jehová hace que su sol alumbre los ojos de entrambos. 14 El rey que hace fielmente justicia a los desvalidos, su trono será para siempre estable. 15 La vara y la reprensión dan sabiduría; pero el muchacho dejado al gobierno de sí mismo, avergüenza a su madre. 16 Cuando se aumentan los inicuos, se aumentan las transgresiones; pero los justos presenciarán la caída de ellos; 17 Corrige a tu hijo, y te dará descanso; sí, dará deleite a tu alma. 18 Donde no hay revelación divina, el pueblo se pone desenfrenado; mas el que guarda la ley es feliz. 19 Con palabras no se puede corregir al siervo; pues aunque entienda, no hará caso. 20 ¿Ves a un hombre que es precipitado en sus palabras? más esperanza hay de un insensato que de él. 21 Si alguno criare regaladamente a su siervo desde niño, éste a la postre querrá hacerse hijo suyo. 22 El hombre iracundo excita contiendas, y el colérico abunda en transgresiones. 23 El orgullo del hombre le humillará, pero aquel que es de espíritu humilde alcanzará la honra. 24 Quien se hace partícipe con un ladrón aborrece su misma alma; pues oye la imprecación, mas no dice nada. 25 El temor del hombre trae un lazo; mas el que confía en Jehová será puesto en alto. 26 Muchos buscan el favor de un príncipe; pero es de Jehová el juicio del hombre. 27 Abominación a los justos es el hombre malvado; y abominación a los inicuos, aquel que es recto en su manera de vivir.
1 PALABRAS de Agur hijo de Jaqué; oráculo: Dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal: 2 Ciertamente más torpe soy yo que nadie, y no tengo la inteligencia de un sér humano. 3 Pues no he aprendido la sabiduría, y no he alcanzado el conocimiento del Santísimo. 4 ¿Quién ha ascendido al cielo y ha descendido? ¿quién ha recogido el viento en sus puños? ¿quién ha atado las aguas en su vestido? ¿quién ha hecho estables todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y cuál el nombre de su hijo, si tú lo sabes? 5 Toda palabra de Dios es acrisolada; Dios es escudo a los que se refugian en él. 6 No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda, y seas hallado mentiroso. 7 Dos cosas te pido, oh Señor, ¡no me las niegues, antes que muera! 8 ¡Aleja de mí la vanidad y las mentiras; no me des ni pobreza ni riqueza; aliméntame del pan señalado para mi: 9 no sea que me sacie del bien, y reniegue de ti, y diga: ¿Quién es Jehová? o no sea que empobrezca, y hurte, y use profanamente el nombre de mi Dios! 10 No difames al siervo ante su amo, no sea que éste te maldiga, y tú mismo vengas a ser culpado. 11 Linaje de gente hay que maldice a su padre, y a su madre no bendice. 12 Hay linaje que es puro en sus mismos ojos, mas nunca ha sido lavado de su inmundicia. 13 Linaje hay, ¡oh cuán altivos son sus ojos! y sus párpados están levantados en alto. 14 Hay linaje cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para consumir a los pobres de sobre la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres. 15 La sanguijuela tiene dos hijas, que claman: ¡Dame! dame! Tres cosas hay que nunca se hartan, y cuatro que jamás dicen: ¡Basta! 16 El sepulcro, y la matriz estéril; la tierra no harta de aguas, y el fuego jamás dice: ¡Basta! 17 El ojo que se mofa del padre, y desdeña de obedecer a la madre, ¡sáquenlo los cuervos de la cañada, y cómanselo los polluelos del águila! 18 Tres cosas son demasiado maravillosas para mí, y cuatro hay que no entiendo 19 El camino del águila por los aires, el camino de la culebra sobre la peña, el camino del navío en medio de la mar, y el proceder del hombre con una doncella. 20 Así también es el proceder de la adúltera: ella come, y se limpia la boca, y dice: ¡Ningún mal he hecho! 21 Por tres cosas se alborota la tierra, y por cuatro, que ella no puede sufrir: 22 Por un esclavo cuando se hace rey, por el necio cuando se harta de alimento, 23 por una mujer odiosa cuando se casa, y por una criada cuando hereda a su señora. 24 Cuatro cosas hay muy pequeñas en la tierra y con todo, ellas son las más sabias entre los sabios: 25 Las hormigas son un pueblo no fuerte, mas preparan en el verano su bastimento: 26 los damanes son un pueblo no poderoso, y por eso ponen en el peñasco su casa; 27 las langostas no tienen rey, mas salen todas ellas repartidas en escuadrones; 28 la araña agarra con sus manos, y está en los palacios de los reyes. 29 Tres cosas hay que son majestuosas en su marcha, y cuatro que son de majestuoso andar: 30 El león, que es el más valiente entre las bestias, y no vuelve atrás a causa de nadie; 31 el galgo, ceñido de lomos; también el macho cabrío; y el rey, a quien no se puede resistir. 32 Si te has portado neciamente, ensalzándote, y si has intentado hacer mal, pon la mano sobre tu boca: 33 porque de la manera que forzando la leche, se saca la manteca, y forzando las narices, se saca la sangre, así forzando la ira, se saca la contienda.
1 PALABRAS del rey Lemuel; oráculo que su madre le enseñó: 2 ¿Qué te diré, hijo mío? ¿y qué, oh hijo de mis entrañas? ¿y qué, oh hijo de mis votos? 3 ¡No des tu vigor a las mujeres, ni tus caminos a lo que destruye a los reyes! 4 No les conviene a los reyes, oh Lemuel, a los reyes no les conviene beber vino, ni a los príncipes desear el licor embriagante: 5 no sea que bebiendo, se olviden de la ley, y perviertan el derecho de cualquiera de los afligidos. 6 Dad el licor embriagante al que está a punto de perecer, y el vino a los amargos de espíritu: 7 ¡beba antes el tal, y olvídese de su pobreza, y de su miseria no se acuerde mas! 8 ¡Abre tu boca a favor del mudo, y en la causa de todos los hijos de infortunio! 9 ¡Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende la causa del pobre y del menesteroso! 10 La mujer de acendrada virtud, ¿quién la puede hallar? pues que su valor supera mucho a los rubíes. 11 Confía en ella el corazón de su marido; y él nunca sentirá la falta de despojos de guerra. 12 Ella le acarreará el bien y no el mal todos los días de su vida. 13 Busca la lana y el lino, y trabaja gustosamente con sus manos. 14 Ella es como los navíos mercantes; trae desde lejos su alimento. 15 Se levanta también mientras es aún de noche, y señala la manutención para su familia, y la tarea diaria para sus criadas. 16 Pone la mira en un campo, y lo compra; del producto de sus manos planta una viña. 17 Ciñe de fortaleza sus lomos, y robustece sus brazos. 18 Tiene probado que es buena su ganancia; su lámpara no se apaga de noche. 19 Aplica sus manos a la rueca, y sus dedos asen el huso. 20 Abre su palma al pobre, y alarga sus manos al necesitado. 21 No teme por su casa a causa de la nieve; pues que todos los de su casa están vestidos de escarlata. 22 Hace para sí colchas bordadas; de lino fino blanco y de púrpura es su vestido. 23 Conocido en las puertas es su marido, cuando se sienta en medio de los ancianos de la tierra. 24 Fabrica vestidos de lino, y los vende, y entrega ceñidores a los comerciantes. 25 La fortaleza y el decoro forman su traje; y ella se ríe de los días venideros. 26 Abre su boca con sabiduría, y la ley de bondad está en su lengua. 27 Vigila sobre la conducta de su familia, y no come el pan de la ociosidad. 28 Sus hijos se levantan y la aclaman bendita; su marido también, el cual la alaba, diciendo: 29 ¡Muchas hijas se han portado excelentemente; mas tú las has superado a todas! 30 ¡El favor es engañoso, y la hermosura es una vanidad; pero la mujer que teme a Jehová es la que será alabada! 31 ¡Dadle del fruto de sus manos; y alábenla en las puertas sus mismas obras!