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Salmos

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Capítulo 1

1 BIENAVENTURADO el hombre que no anda en el consejo de los inicuos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en el banco de los escarnecedores; 2 sino que en la ley de Jehová está su deleite, y en su ley medita de día y de noche. 3 Y será como un árbol plantado junto a las corrientes de las aguas, que da su fruto en su tiempo; su hoja también no se marchita; y cuanto él hiciere prosperará. 4 No así los inicuos; sino como el tamo que arrebata el viento. 5 Por tanto no podrán los malos estar en pie en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; pero el camino de los inicuos perecerá.

Capítulo 2

1 ¿POR qué se amotinan las naciones, y los pueblos meditan vanos proyectos? 2 Se pondrán en pie los reyes de la tierra, y príncipes consultarán a una contra Jehová, y contra su Ungido, diciendo: 3 ¡Rompamos las coyundas de su yugo, y echemos de nosotros sus cuerdas! 4 El que se sienta entronizado en los cielos se reirá; el Señor hará escarnio de ellos. 5 Entonces les hablará en su ira, y en su ardiente indignación los conturbará. 6 Dirá: ¡Empero yo he constituído mi Rey sobre Sión, mi santo monte! 7 Anunciaré el decreto: Jehová me dijo: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. 8 ¡Pídeme, y te daré las naciones por tu herencia, y por tu posesión los confines de la tierra! 9 Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás. 10 ¡Ahora, pues, oh reyes, obrad con cordura! ¡Sed amonestados, jueces de la tierra! 11 Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor. 12 Besad al Hijo, no sea que se enoje, y perezcáis en el camino; porque pronto se encenderá su ira. Bienaventurados son todos los que confian en él.

Capítulo 3

Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalom.

1 ¡OH Jehová, cuánto se han aumentado mis adversarios! ¡muchos son los que se levantan contra mí! 2 Muchos son los que dicen de mi alma: ¡No hay para él socorro en Dios! (Pausa.) 3 Mas tú, Jehová, eres escudo en derredor de mí, mi gloria, y el que ensalza mi cabeza. 4 Con mi voz seguí clamando a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. (Pausa.) 5 Yo me acosté y dormí; desperté, porque Jehová me sustentaba. 6 No temeré de diez millares de gente, que se pusieren en derredor contra mí. 7 ¡Levántate, Jehová! ¡sálvame, Dios mío! porque tú heriste en la mejilla a todos mis enemigos; has quebrantado los dientes de los inicuos. 8 La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo descanse tu bendición. (Pausa.)

Capítulo 4

Para el Director del canto: en instrumentos de cuerdas. Salmo de David.

1 ¡CUANDO clamo, respóndeme, oh Dios de mi justicia! En la angustia, tú me has dado ensanche; ten misericordia de mí, y oye mi oración. 2 ¡Hijos de hombres! ¿hasta cuándo volveréis mi gloria en vituperio? ¿hasta cuándo amaréis la vanidad y buscaréis una mentira? (Pausa.) 3 Sabed, pues, que Jehová ha hecho apartar al piadoso para sí: Jehová oirá cuando yo clamare a él. 4 ¡Atemorizaos, y no pequéis! ¡discurrid en vuestro corazón, sobre vuestra cama, y callad! (Pausa.) 5 ¡Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová! 6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? ¡alza tú sobre nosotros la luz de tu rostro, oh Jehová! 7 Tu has colmado mi corazón de alegría, más que la de ellos cuando abundan su grano y su vino. 8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque tú solo, ¡oh Jehová! me haces vivir confiado.

Capítulo 5

Para el Director del canto; sobre instrumentos de viento. Salmo de David.

1 ¡ESCUCHA, oh Jehová, mis palabras; considera mi meditación! 2 ¡Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío, y Dios mío; porque a ti oraré! 3 Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi petición delante de ti, y esperaré. 4 Porque tú no eres Dios que se complace en la maldad; el inicuo no habitará junto a ti. 5 Los insensatos no estarán delante de tu vista; aborreces a todos los obradores de iniquidad. 6 Destruirás a los que hablan mentira; Jehová abomina al hombre sanguinario y engañoso. 7 Mas yo, en la abundancia de tu misericordia entraré en tu Casa; adoraré hacia tu santo Templo en tu temor. 8 ¡Jehová, guíame en tu justicia a causa de mis enemigos! ¡endereza tu camino ante mi vista! 9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; su corazón es pura maldad; sepulcro abierto, su garganta; con su lengua hablan lisonjas. 10 ¡Condénalos, oh Dios! ¡caigan por sus mismos consejos! ¡por la multitud de sus transgresiones échalos fuera! porque se rebelaron contra ti. 11 Así se alegrarán todos los que en ti esperan: para siempre cantarán de gozo, porque tú los defiendes; y se gloriarán en ti los que aman tu nombre. 12 Porque tú, ¡oh Jehová! bendecirás al justo, como con un escudo, le cercarás de tu favor.

Capítulo 6

Para el Director del canto: en instrumentos de cuerdas: sobre la octava.

1 ¡JEHOVÁ no me reprendas en tu ira, ni me castigues en tu ardiente indignación! 2 ¡Ten misericordia de mí, oh Jehová, por que estoy debilitado! ¡sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen! 3 Mi alma también se estremece en gran manera; y tú, ¿hasta cuándo tardarás, oh Jehová? 4 ¡Vuelve, oh Jehová! ¡libra mi alma! ¡sálvame por tu misericordia! 5 Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro ¿quién te alabará? 6 Estoy cansado de gemir; todas las noches hago nadar mi cama; riego mi lecho con mis lágrimas. 7 Mis ojos están gastados de tanto sufrir; hanse envejecido a causa de todos mis adversarios. 8 ¡Apartaos de mí, todos los obradores de maldad! porque ha oído Jehová la voz de mi lloro. 9 ¡Jehová ha oído mi ruego; Jehová ha admitido mi oración! 10 Avergonzados y muy confundidos serán todos mis enemigos; serán vueltos atras y avergonzados de repente.

Capítulo 7

Sigayón de David, que cantó a Jehová, sobre las palabras de Cus benjamita.

1 ¡JEHOVÁ, Dios mío, en ti he confiado! ¡sálvame, y líbrame de todos mis perseguidores! 2 no sea que el enemigo arrebate mi alma, cual león, despedazándome, sin que haya quien me libre. 3 ¡Jehová, Dios mío! si yo he hecho esto; si hay iniquidad en mis manos; 4 si he recompensado con mal al que estaba en paz conmigo, (antes, salvé a quien sin motivo me hostigaba,) 5 ¡persiga el enemigo a mi alma, y alcáncela; pise también en tierra mi vida, y ponga mi honra en el polvo! (Pausa.) 6 ¡Levántate, oh Jehová, en tu ira! ¡álzate a causa de la rabia de mis enemigos, y despierta para mí! tú has ordenado el juicio. 7 ¡Reúnase en derredor de ti la congregación de las naciones! Por su causa, pues, vuélvete en alto a tu trono. 8 ¡Jehová juzgará a las naciones! ¡júzgame a mí, oh Jehová, conforme a mi justicia; y conforme a mi integridad venga sobre mí! 9 ¡Ruégote se acabe ya la maldad de los inicuos; mas establece al justo, tú, el Dios justo, que pruebas el corazón y los íntimos pensamientos! 10 Mi defensa es de Dios, que salva a los rectos de corazón. 11 Dios es un justo Juez; y Dios se aira con el inicuo todos los días. 12 Si no se vuelve, él afilará su espada; ha armado ya su arco, y lo tiene listo; 13 le ha asestado también las armas de muerte: hará que ardan sus veloces flechas. 14 He aquí, el inicuo está en dolores de parto con la maldad; pero concibió trabajo para sí mismo, y pare un engaño. 15 ¡Hoyo ha cavado, y lo ha ahondado! mas en el foso que hizo, él mismo cayó! 16 ¡Su trabajo vuelve sobre su misma cabeza, y su agravio desciende sobre su propia mollera! 17 Yo alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová, el Altísimo.

Capítulo 8

Para el Director del canto: sobre la Gitit. Salmo de David.

1 ¡JEHOVÁ, Señor nuestro, cuán admirable es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu gloria sobre los cielos! 2 De la boca de los pequeñitos, y de los que maman, has ordenado la alabanza, a causa de tus adversarios, para hacer callar al enemigo, y al hombre vengativo. 3 Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú estableciste, 4 ¿qué viene a ser el mísero hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que le visites? 5 Sin embargo, le hiciste un poco menor que los ángeles; le coronas también de gloria y honra, 6 le haces señorear de las obras de tus manos: todas las cosas has puesto debajo de sus pies: 7 ovejas y bueyes, todo ello; y asimismo las bestias del campo, 8 las aves del cielo, y los peces del mar, y cuanto pasa por las sendas de los mares. 9 ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán admirable es tu nombre en toda la tierra!

Capítulo 9

Para el Director del canto. Al-muth-labben. Salmo de David.

1 ALABARÉ a Jehová con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. 2 Me alegraré y me gloriaré en ti; cantaré a tu nombre, ¡oh Altísimo! 3 por haber sido mis enemigos vueltos atras: caen y perecen ante tu presencia. 4 Porque has mantenido mi derecho y mi causa; estás sentado en el trono juzgando con justicia. 5 Has reprendido naciones, has destruído al inicuo; has borrado el nombre de ellos para siempre jamás. 6 En cuanto al enemigo, se han acabado para siempre sus asolamientos; y sus ciudades, tú las derribaste; ha perecido su memoria con ellas. 7 Empero Jehová se sentará, como rey, eternamente; para juicio ha aparejado su trono. 8 Y él mismo juzgará al mundo con justicia; juzgará a las naciones con equidad. 9 Jehová será también refugio para el oprimido, refugio suyo en los tiempos de angustia. 10 Y confiarán en ti los que conocen tu nombre; porque nunca has desamparado a los que te buscan, oh Jehová. 11 ¡Cantad a Jehová, al que habita en Sión! ¡publicad entre las naciones sus hazañas! 12 Porque, cual vengador de la sangre inocente, se ha acordado de los oprimidos: no se olvida del clamor de los afligidos. 13 ¡Ten misericordia de mí, oh Jehová! ¡Mira mi aflicción que sufro de los que me aborrecen, tú que me ensalzas de las puertas de la muerte, 14 para que cuente todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me regocije en tu salvación! 15 ¡Hundiéronse los gentiles en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fué cogido su mismo pie! 16 Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus mismas manos fué enredado el inicuo. (Meditación. Pausa.) 17 ¡Se volverán los inicuos al infierno, y todas las naciones que se olvidan de Dios! 18 Porque el pobre no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los afligidos perecerá perpetuamente. 19 ¡Levántate, oh Jehová; no prevalezca el hombre mortal: sean juzgadas las naciones delante de ti! 20 ¡Pon espanto en ellos, oh Jehová! ¡conozcan las naciones que ellas son míseros mortales! (Pausa.)

Capítulo 10

1 ¿POR qué te mantienes tan lejos, oh Jehová? ¿por qué te escondes en los tiempos de angustia? 2 El inicuo persigue con arrogancia al pobre: ¡sean cogidos los impíos en los artificios que han ideado! 3 Porque el inicuo se jacta del deseo de su alma, y despojando al pobre, renuncia y desprecia a Jehová. 4 El inicuo por la altivez de su rostro no busca a Dios: no hay Dios en todos sus pensamientos. 5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo; tus juicios, los tiene muy lejos de su vista; a todos sus adversarios les echa bocanadas de desprecio. 6 Dice en su corazón: ¡No seré jamás movido! ¡nunca me hallaré en adversidad! 7 De juramentos falsos tiene llena su boca, y de engaños, y de fraude; debajo de su lengua hay agravio y maldad. 8 Se sienta en los escondites de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están espiando al desvalido. 9 Asecha de encubierto, como el león desde su cueva; asecha para arrebatar al pobre: arrebata al pobre, trayéndole en su red. 10 Se encoge, se abaja, y caen los desvalidos en sus poderosas garras. 11 Dice en su corazón: Dios ha olvidado; esconde su rostro; jamás lo verá. 12 ¡Levántate, oh Jehová! ¡oh Dios, alza tu mano! ¡no te olvides de los afligidos! 13 ¿Por qué desprecia el inicuo a Dios? dice en su corazón: No lo requerirás. 14 lo has visto; porque miras el agravio y la vejación, para dar la recompensa con tu mano. A ti se encomienda el desvalido: tú eres el defensor del huérfano. 15 Quebranta el brazo del inicuo; y en cuanto al hombre malo, busca su maldad, hasta que no halles más. 16 ¡Jehová es Rey perpetuo y eterno! de su tierra han perecido los gentiles. 17 Tú has oído el anhelo de los humildes, oh Jehová; sosegarás su corazón, harás atento tu oído, 18 para hacer justicia al huérfano y al oprimido, para que no vuelva más a causar espanto el hombre endeble, que es de la tierra.

Capítulo 11

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 EN Jehová he confiado: ¿cómo pues decís a mi alma, que escape, cual avecilla, a vuestro monte? 2 Porque, he aquí, los malignos han entesado el arco, tienen apercibidas sus flechas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón. 3 Pues que los fundamentos del orden se desmoronan; el justo ¿qué ha efectuado? 4 Jehová está en su santo Templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados prueban a los hijos de los hombres. 5 Jehová prueba al justo; pero en cuanto al maligno y al que ama la rapiña, su alma le aborrece. 6 Sobre los malos lloverá lazos, fuego y azufre, y horrible tempestad: tal será la porción de su copa. 7 Porque justo es Jehová, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro.

Capítulo 12

Para el Director del canto; sobre la octava. Salmo de David.

1 ¡SALVA, Jehová, porque se acaban los piadosos; porque desaparecen los fieles de entre los hijos de los hombres! 2 Cada uno habla mentira con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. 3 Jehová destruirá a todos los labios lisonjeros, y a la lengua que habla jactancias: 4 los cuales dicen: Con nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios de nosotros son; ¿quién es señor de nosotros? 5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová: pondré en salvo al que suspira por ello. 6 ¡Palabras puras son las palabras de Jehová; como plata refinada en horno de tierra, siete veces acrisolada! 7 Tú, Jehová, los preservarás; para siempre los guardarás de esta generación. 8 Por todos lados andan los malos, cuando los viles son ensalzados entre los hijos de los hombres.

Capítulo 13

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 ¿HASTA cuándo, oh Jehová, me olvidarás? ¿para siempre? ¿hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? 2 ¿hasta cuándo juntaré consejos en mi alma, trayendo ansia en mi corazón cada día? ¿hasta cuándo será ensalzado mi enemigo sobre mí? 3 ¡Mira, respóndeme, oh Jehová, Dios mío! ¡alumbra mis ojos, para que yo no duerma el sueño de la muerte! 4 para que no diga mi enemigo: ¡Vencíle! mis enemigos se alegrarán si yo resbalare. 5 Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación. 6 Cantaré a Jehová, porque se ha portado bondadosamente conmigo:

Capítulo 14

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 EL insensato ha dicho en su corazón: ¡No hay Dios! Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga bien. 2 Jehová desde el cielo tiende la vista sobre los hijos de los hombres, para ver si hay algún entendido, alguno que busque a Dios. 3 ¡Todos han apostatado, a una se han corrompido: no hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno! 4 ¿No saben esto todos los obradores de iniquidad, los que comen a mi pueblo, cual comen el pan, y a Jehová no invocan? 5 Allí temblaron de espanto; porque Dios es con la raza de los justos. 6 Vosotros afrentáis el consejo del afligido; por cuanto Jehová es su refugio. 7 ¡Oh si de Sión saliera la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere tornar el cautiverio de su pueblo, se gozará Jacob, se alegrará Israel.

Capítulo 15

Salmo de David.

1 JEHOVÁ, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿quién residirá en tu santo monte? 2 El que anda con integridad, y obra justicia, y habla verdad en su corazón; 3 el que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni toma sobre sus labios afrenta contra su cercano; 4 en cuyos ojos el vil es despreciado: mas honra a los que temen a Jehová; el que jura en perjuicio suyo, y no vacila en cumplir; 5 el que no da su dinero a logro injusto, ni toma cohecho contra el inocente: el que hace estas cosas no será jamás movido.

Capítulo 16

Michtam de David.

1 ¡GUÁRDAME, oh Dios, porque en ti he confiado! 2 ¡Oh alma mía! dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor: mi bondad no te aprovecha a ti, 3 sino a los santos que están en la tierra, y a los excelentes, en quienes tengo toda mi complacencia. 4 Muchos serán los dolores de aquellos que se apresuran tras otros dioses: no derramaré sus libaciones de sangre, ni tomaré sus nombres sobre mis labios. 5 ¡Jehová es la porción de mi herencia, y de mi copa; tú sustentas mi suerte! 6 El cordel cayó para mí en lugares deleitosos, y hermosa es la herencia que me ha tocado. 7 Bendeciré a Jehová, que me da consejos; también en la noche me amonestan mis íntimos pensamientos. 8 A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque estando él a mi diestra, no resbalaré. 9 Por tanto se alegra mi corazón, y se regocija mi gloria; mi carne también descansará confiadamente: 10 porque no dejarás mi alma entre los muertos, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 11 Me harás conocer el sendero de la vida: en tu presencia está la plenitud de gozo; a tu diestra se hallan delicias eternamente.

Capítulo 17

Oración de David.

1 Oración de David.¡OYE, oh Jehová, la justicia! ¡está atento a mi clamor! ¡escucha mi oración, que no sale de labios engañosos! 2 ¡De tu presencia proceda mi sentencia! ¡miren tus ojos la equidad! 3 Tú has probado mi corazón; me has visitado de noche; me has ensayado; nada hallarás; resuelto estoy a que no peque mi boca. 4 En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios me he guardado de las sendas del disoluto. 5 Mis pasos se han asido de tus caminos; no resbalan mis pies. 6 Yo te he invocado, porque tú me responderás, oh Dios: inclina hacia mí tu oído, escucha mis palabras. 7 ¡Haz maravillosas tus misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que se refugian contigo de los que se levantan contra ellos! 8 ¡Guárdame como a la niña de tu ojo! ¡escóndeme bajo la sombra de tus alas, 9 de la vista de los inicuos que me oprimen, de mis enemigos mortales que me cercan en derredor! 10 Se han envuelto con su misma grosura; hablan arrogantemente con su boca. 11 En nuestros pasos nos han cercado ahora: tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra. 12 Son semejantes al león que desea hacer presa, y como leoncillo que se agacha en sus escondrijos. 13 ¡Levántate, oh Jehová! ¡arróstrale, póstrale! ¡libra mi alma del inicuo con tu espada; 14 de los hombres con tu mano, oh Jehová! de los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro. Hartan a sus hijos, y dejan el resto a los chiquitos de éstos. 15 En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia: estaré satisfecho, cuando despertare a tu semejanza.

Capítulo 18

Para el Director del canto: Salmo de David, siervo de Jehová, que habló a Jehová las palabras de este cántico en el día que le libró Jehová de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. Y dijo:

1 ¡ENTRAÑABLEMENTE te amo, oh Jehová, fortaleza mía! 2 ¡Jehová es mi roca, y mi fortaleza, y mi libertador! ¡mi Dios es mi roca; en él confiaré! mi escudo y el cuerno de mi salvación, y mi torre alta. 3 A Jehová, digno de toda alabanza, clamaré, y así seré salvado de mis enemigos. 4 Cercáronme ondas de muerte, torrentes de iniquidad me atemorizaron; 5 ligaduras del sepulcro me rodearon, se me pusieron delante lazos de muerte. 6 En mi angustia seguí clamando a Jehová, si, seguí pidiendo auxilio a mi Dios: él oía desde su templo mi voz, y mi clamor llegaba delante de él, y entró en sus oídos. 7 Entonces sacudióse la tierra y temblaba; los cimientos de los montes se iban conmoviendo y se sacudieron, porque él se indignó. 8 Subió humo en su ira, y fuego procedente de su boca devoraba: ascuas se encendieron de él. 9 E inclinó los cielos y descendió, y había tinieblas espesas debajo de sus pies. 10 Montó también sobre un querubín, y voló; y voló con impetuoso vuelo sobre las alas del viento. 11 Puso tinieblas por su escondedero; por pabellón suyo en derredor de sí, colección de aguas, densas nubes del cielo. 12 Por el resplandor de su presencia sus nubes se disiparon, descargando granizo y ascuas de fuego. 13 Tronó también en los cielos Jehová, y el Altísimo hizo resonar su voz, arrojando granizo y ascuas encendidas. 14 Y disparó sus saetas contra mis enemigos, y desbaratólos; y echó relámpagos, y los puso en consternación. 15 Entonces aparecieron las canales de las aguas; fueron hechos patentes los cimientos del mundo, por tu reprensión, oh Jehová; por el soplo del resuello de tu ira. 16 Envía desde lo alto, tómame, sácame de grandes aguas; 17 me libra de mi enemigo poderoso, y de los que me aborrecen; porque más fuertes son que yo. 18 Ellos me acometen en el día de mi calamidad; pero Jehová es mi sostén. 19 Así me sacó a campo ancho: me sigue librando, por cuanto se complace en mí. 20 Jehová me premiará conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos me recompensará; 21 porque he guardado los caminos de Jehová, y no me he separado impíamente de mi Dios. 22 Pues todos sus preceptos los tengo delante de mí, y en cuanto a sus estatutos, no me he apartado de ellos: 23 antes he sido recto para con él, y me he guardado de mi iniquidad. 24 Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia, conforme a mi limpieza delante de su vista. 25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, con el hombre recto te mostrarás recto; 26 con el puro te mostrarás puro, mas con el perverso te mostrarás desabrido. 27 Porque salvarás al pueblo humilde; pero abatirás a los ojos altivos. 28 Porque tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas. 29 Porque contigo embestiré ejércitos, y en mi Dios asaltaré muros. 30 En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada la palabra de Jehová: escudo es a todos los que confían en él. 31 Porque ¿quién es Dios sino solo Jehová? ¿ni quién es una Roca sino solo nuestro Dios? 32 el Dios que me ciñe de fortaleza, y despeja perfectamente mi camino; 33 que hace mis pies ligeros, como de gacelas, y me hace estar firme sobre mis alturas; 34 que adiestra mis manos para la guerra, de manera que se dobla el arco de bronce con mis brazos. 35 Tú también me has dado el escudo de tu salvación, y tu diestra me ha sustentado, y tu mansedumbre me ha engrandecido. 36 Ensanchas mis pasos debajo de mí, para que no resbalen mis pies. 37 Perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré, y no volveré atrás hasta acabarlos. 38 Los estrellaré, de modo que no se levanten: caerán debajo de mis pies. 39 Pues que tú me has ceñido de fortaleza para la pelea; sigues humillando a mis contrarios debajo de mí; 40 y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, para que yo destruya a los que me aborrecen. 41 Clamaban por auxilio, mas no hubo quién los salvase; a Jehová, pero no les respondió. 42 Yo, pues, los molía como polvo delante del viento; cual basura de las calles los echaba fuera. 43 Me librarás de las contiendas del pueblo; me preservarás, para hacerme cabeza de las naciones: pueblos que no he conocido me servirán. 44 Al oír de mí, me obedecerán; los hombres extraños me dirán lisonjas serviles. 45 Los hombres extraños se secarán de temor; y saldrán temblando de sus encerramientos. 46 ¡Jehová vive; y bendita sea mi roca, y ensalzado sea Dios, la roca de mi salvación! 47 el Dios que venga mis agravios, y sujeta pueblos debajo de mí; 48 el que me salva de mis enemigos; pues tú me ensalzas sobre los que se levantan contra mí: del hombre violento me has librado. 49 ¡Por tanto yo te daré gracias entre las naciones, oh Jehová, y cantaré alabanzas a tu nombre; 50 nombre de Aquél que salva maravillosamente a su rey, y usa de misericordia para con su ungido, para con David y su simiente para siempre!

Capítulo 19

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 LOS cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento manifiesta la obra de sus manos. 2 Un día a otro día transmite copiosamente el dicho, y una noche a otra noche divulga el conocimiento. 3 No hay dicho, ni palabras, ni es oída su voz; 4 empero por toda la tierra ha salido su melodía, y hasta los cabos del mundo sus palabras. Para el sol colocó pabellón en ellos, 5 y éste, como esposo que sale de su tálamo, se regocija, cual hombre esforzado, para correr la carrera. 6 Del un extremo de los cielos es su salida, y su rodeo hasta los cabos de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.

7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al simple; 8 los preceptos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento de Jehová es claro, que alumbra los ojos; 9 el temor de Jehová es limpio, que dura para siempre; los juicios de Jehová son verdad, y a una justos. 10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro fino; dulces también, más que la miel y que las gotas que destilan los panales. 11 También tu siervo es amonestado con ellos, y en guardarlos hay grande galardón.

12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? límpiame de los pecados encubiertos. 13 Asimismo de los de soberbia retrae a tu siervo; no tengan ellos dominio sobre mí: entonces seré perfecto, y estaré limpio de grande transgresión. 14 ¡Sean aceptos los dichos de mi boca, y la meditación de mi corazón, delante de ti, oh Jehová, roca mía y mi redentor!

Capítulo 20

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 ¡ÓIGATE Jehová en el día de angustia, el nombre del Dios de Jacob te ensalce! 2 ¡envíete ayuda desde el Santuario, y desde Sión te sustente! 3 ¡tenga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto! (Pausa.) 4 ¡déte conforme lo desea tu corazón, y cumpla todos tus propósitos! 5 Nos alegraremos en tu salvación, y en el nombre de nuestro Dios alzaremos pendón. ¡Cumpla Jehová todas tus peticiones! 6 Ahora he conocido que Jehová salva a su ungido: le responderá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra. 7 Estos confían en carros de guerra, y aquéllos en caballos; pero nosotros nos acordaremos del nombre de Jehová, nuestro Dios. 8 Ellos están postrados y caídos; pero nosotros nos hemos levantado, y estamos en pie. 9 ¡Salva, Jehová! ¡óiganos el Rey en el día que clamemos!

Capítulo 21

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 JEHOVÁ, en tu fortaleza se alegra el rey, y mucho se regocija en tu salvación. 2 Le has concedido el deseo de su corazón, y no le has negado la petición de sus labios. (Pausa.) 3 Porque le sales al encuentro con bendiciones de bien, pones sobre su cabeza una corona de oro fino. 4 Vida te pidió, y se la diste, largura de días, para siempre jamás. 5 Grande es su honra en tu salvación; gloria y majestad pones sobre él: 6 porque le has hecho una bendición para siempre; llenarásle de alegría con tu rostro. 7 Porque el rey confía en Jehová, y en la misericordia del Altísimo nunca resbalará. 8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen. 9 Los pondrás como horno encendido en el tiempo de tu ira; Jehová los destruirá en su indignación, y el fuego los consumirá. 10 Destruirás su fruto de sobre la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres. 11 Porque han intentado mal contra ti: maquinaron un complot; mas nada podrán hacer. 12 Porque los harás volver la espalda; con tus cuerdas asestarás tus flechas contra el rostro de ellos. 13 ¡Ensálzate, oh Jehová, en tu fortaleza! nosotros cantaremos y celebraremos tu poder.

Capítulo 22

Para el Director del canto. A la tonada de la Cierva del Alba. Salmo de David.

1 ¡DIOS mío, Dios mío! ¿por qué me has desamparado? ¿por qué estás tan lejos de ayudarme, y de escuchar las palabras de mi gemido? 2 ¡Dios mío, clamo de día, y no respondes: de noche también, y no hay para mí sosiego! 3 Empero tú eres santo, que habitas entre las alabanzas de Israel. 4 En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los salvaste: 5 clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no quedaron avergonzados. 6 Mas yo soy gusano, y no hombre, oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. 7 Todos los que me miran me escarnecen; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo: 8 ¡Encomiéndate a Jehová! ¡Líbrele! ¡sálvele, ya que se complace en él! 9 Empero tú eres el que me sacaste del seno materno; sobre los pechos de mi madre, me hiciste estar confiado. 10 Sobre ti fuí echado desde la matriz; desde el seno de mi madre tú eres mi Dios. 11 ¡No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien me ayude! 12 Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado. 13 Abren voraces sobre mí su boca, como león rampante y rugiente. 14 Como aguas he sido derramado; todos mis huesos están descoyuntados: mi corazón se ha hecho como cera; se derrite en medio de mis entrañas. 15 Hase secado como un tiesto mi vigor; y mi lengua se ha pegado a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte. 16 Porque perros me han rodeado; una turba de malhechores me ha cercado; horadaron mis manos y mis pies. 17 Cuento todos mis huesos: entre tanto ellos me miran, me consideran. 18 ¡Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes! 19 ¡Mas tú, oh Jehová, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate para socorrerme! 20 ¡Libra de la espada mi vida, mi alma solitaria del poder del perro! 21 ¡Sálvame de la boca del león! Y ya me has oído, clamando desde los cuernos de los uros. 22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la asamblea te alabaré. 23 ¡Los que teméis a Jehová, alabadle! ¡glorifíquele, todo el linaje de Jacob, y tema delante de él, toda la descendencia de Israel! 24 Porque no despreció ni aborreció la aflicción del afligido, ni escondió de él su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó. 25 Mi alabanza será de tí en la grande congregación: pagaré mis votos en presencia de los que le temen. 26 De mi sacrificio comerán los humildes, y se hartarán: alabarán a Jehová los que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre. 27 Se acordarán y se volverán a Jehová todos los términos de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. 28 Porque de Jehová es el reino, y él es el gobernador entre las naciones. 29 Comen y adoran todos los opulentos de la tierra; delante de él se arrodillarán todos los que van bajando al polvo, y el que no pudo guardar la vida de su alma. 30 La simiente escogida le servirá; esto será contado de Jehová hasta la postrera generación. 31 Vendrán y anunciarán su justicia: a pueblo no nacido aún anunciarán que él hizo esto.

Capítulo 23

Salmo de David.

1 JEHOVÁ es mi pastor: nada me faltará. 2 En praderas verdes me hace recostar; junto a aguas de reposo me conduce. 3 Hará volver mi alma: me guía por sendas de justicia a causa de su nombre. 4 Y aun cuando ande por el valle de la sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me dan aliento. 5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios: unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré para siempre.

Capítulo 24

Salmo de David.

1 DE Jehová es la tierra y cuanto ella contiene; el mundo y los que en él habitan. 2 Porque sobre los mares él la fundó, y sobre los ríos la afirmó. 3 ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿y quién podrá estar en su lugar santo? 4 El que tiene manos limpias y corazón puro; que no ha puesto su alma en cosas vanas, ni jurado con engaño; 5 éste alcanzará bendición de parte de Jehová, y justicia del Dios de su salvación. 6 ¡Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob! (Pausa.) 7 ¡Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotros, portales eternos; y entrará el Rey de gloria! 8 ¿Quién es este Rey de gloria? ¡Jehová, el fuerte, el valiente! ¡Jehová, el valiente en batallas! 9 ¡Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotros, portales eternos, y entrará el Rey de gloria! 10 ¿Quién es este Rey de gloria? ¡Jehová de los Ejércitos, él es el Rey de gloria! (Pausa.)

Capítulo 25

Salmo de David.

1 ¡A TI, Jehová, levanto mi alma! 2 ¡Dios mío, en ti he confiado; no sea yo avergonzado; no se regocijen mis enemigos sobre mí! 3 Asimismo ninguno de los que te esperan será jamás avergonzado; serán avergonzados los que obran con perfidia, y eso sin causa. 4 ¡Hazme conocer tus caminos, oh Jehová; enséñame tus sendas! 5 ¡Encamíname en tu verdad, y enséñame: porque tú eres el Dios de mi salvación; a ti espero todo el día! 6 ¡Acuérdate de tus piedades, oh Jehová, y de tus misericordias; porque ellas son eternas! 7 ¡No te acuerdes de los pecados de mi juventud y de mis transgresiones; mas conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por causa de tu bondad, oh Jehová! 8 Bondadoso y recto es Jehová; por tanto dirigirá a los pecadores en el camino: 9 encaminará a los humildes en la justicia; enseñará a los humildes su camino. 10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y fidelidad, para con los que guardan su pacto y sus testimonios. 11 Por causa de tu nombre lo harás así, oh Jehová, y perdonarás mi iniquidad, porque es grande. 12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? a éste le dirigirá por el camino que él escogiere: 13 su alma reposará en medio del bien, y su descendencia heredará la tierra. 14 La privanza de Jehová es con los que le temen, y su pacto, para hacerles conocer su voluntad. 15 Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red. 16 ¡Vuelve tu rostro hacia mí, y ten misericordia de mí, porque estoy solitario y afligido! 17 Se han ensanchado las angustias de mi corazón; ¡oh sácame de mis congojas! 18 ¡Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados! 19 ¡Mira a mis enemigos, porque son muchos, y con odio cruel me han aborrecido! 20 ¡Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti he confiado! 21 La integridad y la rectitud me preservarán, porque a ti he esperado. 22 ¡Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias!

Capítulo 26

Salmo de David.

1 ¡JÚZGAME, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado, y en Jehová he confiado! no resbalaré. 2 ¡Examíname, Jehová, y pruébame; ensaya mis íntimos pensamientos y mi corazón! 3 Porque tengo tu misericordia delante de mis ojos, y ando en tu verdad. 4 No me he sentado con hombres de falsedad, ni andaré con los disimulados. 5 Tengo aborrecida la reunión de los malhechores, y con los inicuos no me sentaré. 6 Lavaré en inocencia mis manos, y así rodearé tu altar, oh Jehová; 7 para hacer resonancia con voz de alabanza, para contar todas tus maravillas. 8 Jehová, he amado la Casa donde tú habitas, y el lugar de la morada de tu gloria. 9 ¡No arrebates mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios! 10 en cuyas manos está el crimen, y su diestra está llena de cohechos. 11 Empero yo andaré en mi integridad; ¡redímeme, y ten misericordia de mí! 12 Mi pie está asentado en un campo llano; en las congregaciones bendeciré a Jehová.

Capítulo 27

Salmo de David.

1 ¡JEHOVÁ es mi luz y mi salvación! ¿de quién temeré? ¡Jehová es la fortaleza de mi vida! ¿de quién me espantaré? 2 Cuando se acercaron contra mí los malhechores, mis adversarios y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos mismos tropezaron y cayeron. 3 Aunque un ejército asiente campamento contra mí, no temerá mi corazón; aunque se levante guerra contra mí, también en este caso estaré confiado. 4 Una sola cosa he pedido a Jehová, y ésta buscaré; que more yo en la Casa de Jehová todos los días de mi vida, para mirar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su Templo. 5 Porque él me esconderá en su pabellón en el día de calamidad; me encubrirá en lo recóndito de su Tabernáculo; sobre una roca me pondrá en alto. 6 Y ahora será ensalzada mi cabeza sobre mis enemigos, que me rodean; y ofreceré en su Tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré, y tañeré salmos a Jehová. 7 ¡Oye, Jehová! con mi voz sigo clamando; ¡apiádate también de mí, y respóndeme! 8 Cuando dijiste: Buscad mi rostro; mi corazón te dijo: ¡Tu rostro, oh Jehová, buscaré! 9 ¡No escondas tu rostro de mí; no apartes a tu siervo con ira: tú has sido mi ayuda; no me deseches, ni me desampares, oh Dios de mi salvación! 10 Cuando mi padre y mi madre me dejen, entonces Jehová me recogerá. 11 ¡Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame en una senda llana, a causa de los que me ponen asechanzas! 12 ¡No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien respira crueldad! 13 ¡Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes! 14 ¡Espera a Jehová! ¡anímate, y sea esforzado tu corazón; y espera a Jehová!

Capítulo 28

Salmo de David.

1 ¡A TI, Jehová, clamaré! ¡Roca mía, no guardes silencio conmigo; no sea que estando tú callado conmigo, yo venga a ser como los que bajan al hoyo! 2 ¡Oye la voz de mis ruegos, cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo oráculo! 3 ¡No me arrebates con los inicuos, y con los obradores de iniquidad! los cuales hablan paz con sus prójimos, y llevan maldad en su corazón. 4 ¡Dales conforme a su obra, y conforme a la malicia de sus hechos! ¡según la obra de sus manos dales la recompensa; vuélveles su merecido! 5 Por cuanto no quieren atender a los hechos de Jehová, ni a las obras de sus manos, él los derribará, y no los edificará. 6 ¡Bendito sea Jehová, porque ha oído la voz de mis ruegos! 7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo: en él confió mi corazón, y yo fuí ayudado; por tanto se regocija mi corazón, y con mi canción le alabaré. 8 Jehová es la fuerza de los que le esperan; y la fortaleza de salvación para su ungido es él. 9 ¡Salva a tu pueblo, y bendice a tu herencia, pastoréalos también, y ensálzalos para siempre!

Capítulo 29

Salmo de David.

1 ¡TRIBUTAD a Jehová, oh hijos del Poderoso, tributad a Jehová la gloria y la fortaleza! 2 ¡Tributad a Jehová la gloria debida a su nombre! ¡inclinaos a Jehová en la hermosura de la santidad! 3 ¡Voz de Jehová sobre las aguas! ¡Truena el Dios de gloria! Jehová está sobre las muchas aguas. 4 ¡Voz de Jehová con potencia! ¡Voz de Jehová con gloria! 5 La voz de Jehová quebranta los cedros, y Jehová ha hecho pedazos los cedros del Líbano; 6 y los hizo saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como hijos de uros. 7 La voz de Jehová taja con llamas de fuego. 8 La voz de Jehová hace temblar el desierto; Jehová hace temblar al desierto de Cades. 9 La voz de Jehová hace estar de parto a las ciervas aterradas, y despoja los bosques; y en su Templo todo ello le dice: ¡Gloria! 10 ¡En el diluvio Jehová se sentó entronizado: y Jehová se sienta como Rey para siempre! 11 ¡Jehová dará fortaleza a su pueblo! ¡Jehová bendecirá a su pueblo con la paz!

Capítulo 30

Salmo: Canción para la dedicación de la Casa. Salmo de David.

1 TE ensalzaré, oh Jehová, porque tú me has alzado, y no has permitido que mis enemigos se regocijen sobre mí. 2 ¡Jehová, Dios mío, clamé a ti, y tú me sanaste! 3 Jehová, hiciste subir del sepulcro mi alma, dísteme vida para que yo no bajase a la sepultura. 4 ¡Cantad a Jehová, vosotros sus piadosos siervos, y dadle gracias al acordaros de su santidad! 5 Porque cosa de un momento es su ira; la vida está en su favor: una noche podrá durar el lloro, mas a la mañana vendrá la alegría. 6 Y yo había dicho en mi prosperidad: ¡Nunca seré movido! 7 Jehová, con tu favor asentaste mi monte en fortaleza: ¡mas escondiste tu rostro, y yo quedé conturbado! 8 A ti, Jehová, seguí clamando, y a Jehová dirigía mi súplica; decía: 9 ¿Qué provecho habrá en mi sangre, cuando yo haya descendido a la sepultura? ¿acaso te alabará el polvo? ¿anunciará tu verdad? 10 ¡Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí! ¡Jehová sé tú mi ayudador! 11 Tú has cambiado para mí mi lamento en regocijo; has desatado mi cilicio, y me has ceñido de alegría; 12 a fin de que a ti cante gloria, y no calle: ¡Jehová, Dios mío, para siempre te alabaré!

Capítulo 31

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 ¡EN ti, oh Jehová, he esperado; no sea yo jamás confundido! ¡líbrame en tu justicia! 2 ¡Inclina hacia mí tu oído; líbrame presto! ¡séme por roca de fortaleza, alcázar fuerte para salvarme! 3 Porque tú eres mi roca y mi fortaleza; y por causa de tu nombre me guiarás y me encaminarás. 4 ¡Sácame de la red que escondieron mis enemigos para mí; pues tú eres mi fuerza! 5 ¡En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad! 6 Aborrezco a los que observan vanidades mentirosas: mas en cuanto a mí, en Jehová he esperado. 7 Me regocijaré y me alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias; 8 Y no me has entregado en manos del enemigo; antes has plantado mis pies en campo espacioso. 9 ¡Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia! se han consumido de pesar mis ojos, mi alma también, y mi cuerpo. 10 Porque se va acabando con dolor mi vida, y mis años con suspiros; hase enflaquecido mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos están consumidos. 11 A causa de todos mis adversarios he venido a ser objeto de oprobio; de mis vecinos también lo soy en gran manera, y el horror de mis conocidos: los que me ven fuera huyen de mí. 12 Soy olvidado como un muerto de quien nadie se acuerda ya: he venido a ser como un vaso quebrado. 13 Porque he oído la calumnia de muchos; el miedo andaba por todos lados, mientras consultaban juntos contra mí: maquinaban para quitarme la vida. 14 Mas yo en ti puse mi confianza, oh Jehová; dije: ¡Tú eres mi Dios! 15 Mis tiempos están en tu mano; ¡líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores! 16 ¡Resplandezca tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia! 17 ¡Jehová, no sea yo avergonzado, porque a ti he invocado: sean avergonzados los inicuos, y estén callados en el sepulcro! 18 ¡Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo insolencias, con soberbia y desprecio! 19 ¡Cuán grande es tu bondad que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti confían delante de los hijos de los hombres! 20 Los ocultarás en el secreto de tu presencia de la conspiración de los hombres; en tu pabellón los pondrás a cubierto de la contienda de las lenguas. 21 ¡Bendito sea Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia conmigo, como en ciudad fortalecida! 22 ¡Y fuí yo quien decía en mi alarma: Cortado estoy de delante de tus ojos! Sin embargo tú oías la voz de mis ruegos cuando clamaba a ti. 23 ¡Amad a Jehová, todos vosotros sus piadosos siervos! A los fieles los guarda Jehová, y paga abundantemente al que obra con soberbia. 24 ¡Alentaos, pues, y sea esforzado vuestro corazón, todos los que esperáis en Jehová!

Capítulo 32

Salmo de David. Maskil.

1 ¡BIENAVENTURADO aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado! 2 ¡Bienaventurado el hombre a quien Jehová no atribuye la iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño! 3 Mientras yo callaba, se gastaron mis huesos con mi continuo gemido. 4 Porque de día y de noche tu mano se agravaba sobre mí; volvióse mi verdor en sequedades de verano. (Pausa.) 5 Te hice manifiesto mi pecado, y no encubrí mi iniquidad; dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la iniquidad de mi pecado. (Pausa.) 6 Por esto orará a ti toda alma piadosa en el tiempo en que puedas ser hallado: ciertamente en las inundaciones de muchas aguas, a ella nunca alcanzarán. 7 Tú eres mi escondedero; de la angustia me guardarás: con cánticos de liberación me rodearás. (Pausa.)

8 Te instituiré, y te enseñaré el camino en que debes andar: te aconsejaré; sobre ti estará mi ojo. 9 No seas como el caballo, o como el mulo, que no tiene entendimiento; que ha de ser sujetado con cabestro y con freno, jaez que le conviene, por no querer llegar a ti. 10 Muchos dolores habrá para el inicuo; pero al que espera en Jehová, la misericordia le cercará. 11 ¡Alegraos en Jehová, y regocijaos, oh justos, y cantad de gozo todos los rectos de corazón!

Capítulo 33

1 ¡ALEGRAOS, oh justos, en Jehová! en los rectos es hermosa la alabanza. 2 ¡Dad gracias a Jehová con el arpa; con salterio de diez cuerdas tañedle a él! 3 ¡Cantadle una canción nueva; tañed diestramente con voz de júbilo! 4 Porque recta es la palabra de Jehová, y toda su obra es hecha con fidelidad. 5 Él ama la justicia y la rectitud: la tierra está llena de la misericordia de Jehová. 6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. 7 Él junta como montón las aguas del mar; él pone en almacenes los abismos. 8 ¡Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de él todos los habitadores del mundo! 9 porque él dijo: ¡Sea! y fué; él mandó, y el mundo se presentó. 10 Jehová anula el consejo de las naciones: desbarata los propósitos de los pueblos: 11 mas el consejo de Jehová permanece para siempre, los propósitos de su corazón hasta la postrera generación. 12 ¡Dichosa la nación cuyo Dios es Jehová; el pueblo que él escogió como herencia para sí! 13 Desde el cielo mira Jehová; ve a todos los hijos de los hombres: 14 desde el lugar de su morada observa a todos los moradores de la tierra. 15 Él forma los corazones de todos ellos, atento está a todas sus obras. 16 El rey no se salva por la multitud del ejército; el valiente no se librará por su mucha potencia. 17 Cosa vana es el caballo para salvación; a nadie podrá librar por la grandeza de su fuerza. 18 He aquí, el ojo de Jehová está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia; 19 para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre. 20 ¡Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él! 21 Pues en él se alegrará nuestro corazón, por cuanto hemos confiado en su santo nombre. 22 ¡Sea tu misericordia sobre nosotros, oh Jehová, según esperamos en ti!

Capítulo 34

Salmo de David: cuando fingió locura delante de Abimelech, que le echó de sí, y él se fué.

1 BENDECIRÉ a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. 2 En Jehová se gloriará mi alma; oiránlo los mansos, y se alegrarán. 3 ¡Engrandeced a Jehová conmigo, y ensalcemos a una su nombre! 4 Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. 5 Los justos miraron a él, y fueron iluminados, y sus rostros no fueron avergonzados. 6 Este pobre clamó, y oyóle Jehová, y de todas sus angustias le sacó. 7 Asienta campamento el Ángel de Jehová en derredor de los que le temen, y los defiende. 8 ¡Gustad y ved que Jehová es bueno: dichoso el hombre que confía en él! 9 ¡Temed a Jehová, vosotros sus santos, porque nada falta a los que le temen! 10 Los leoncillos padecen necesidad, y sufren hambre; pero a los que buscan a Jehová no les faltará ningún bien. 11 ¡Venid, hijos, escuchadme! os enseñaré el temor de Jehová. 12 ¿Quién es el hombre que ama la vida, que desea muchos días en que vea el bien? 13 ¡Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño! 14 ¡apártate del mal, y obra el bien, busca la paz, y síguela! 15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor. 16 El rostro de Jehová es contra los que obran mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos. 17 Clamaron los justos, y oyólos Jehová, y de todas sus angustias los sacó. 18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu contrito. 19 Muchas son las aflicciones del justo; pero de todas ellas le librará Jehová. 20 Guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrado. 21 Matará al malo la maldad; y los que aborrecen al justo serán condenados. 22 Jehová redime el alma de sus siervos. y no será condenado ninguno de los que en él confían.

Capítulo 35

Salmo de David.

1 ¡DEFIENDE mi causa, oh Jehová, contra mis opositores; pelea con los que me acometen! 2 ¡Echa mano al escudo y al broquel, y levántate en mi ayuda! 3 ¡Saca también la lanza, y cierra contra mis perseguidores! di a mi alma: ¡Yo soy tu salvación! 4 ¡Queden avergonzados y cubiertos de confusión los que buscan mi alma! ¡Sean vueltos atrás y abochornados los que mi mal intentan! 5 ¡Sean como el tamo delante del viento, y el Ángel de Jehová quien los acose! 6 ¡Sea su camino tenebroso y resbaloso, y el Ángel de Jehová quien los persiga! 7 Porque sin motivo escondieron para mí la trampa de su hoyo; el cual sin causa cavaron para mi alma. 8 ¡Véngale el quebrantamiento cuando menos lo espere; y su red que escondió préndale a él; con quebranto caiga él mismo en ella! 9 Y mi alma se regocijará en el Señor; alegraráse en su salvación. 10 Todos mis huesos dirán: ¡Jehová! ¿quién hay como tú, que libras al afligido de aquel que es más fuerte que él, y al afligido y menesteroso del que le despoja? 11 Testigos malignos se levantan; me preguntan de cosas que ignoro: 12 me vuelven mal por bien, trayendo orfandad a mi alma. 13 Mientras que yo, cuando ellos enfermaron, me vestía de cilicio; afligía mi alma con ayuno; y mi oración se volvía a mi seno. 14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que llora a su madre, afligido me humillaba. 15 Mas ellos en mi adversidad se alegraron, y se juntaron; juntáronse contra mí abyectos calumniadores, y yo nada entendía; me despedazaban, y no cesaban. 16 Con viles sicofantas que mofan por ganar el pan, crujían sobre mí sus dientes. 17 Señor, ¿hasta cuándo mirarás? ¡libra mi vida de sus destrucciones, mi alma solitaria de los leones! 18 Yo te daré gracias en la grande congregación; en medio de mucha gente te alabaré. 19 ¡No se alegren sobre mí mis enemigos falsarios; ni los que me aborrecen sin causa hagan del ojo! 20 Porque no hablan paz, sino que contra los que habitan quietos en la tierra inventan palabras calumniosas. 21 Y ensanchan sobre mí su boca; dicen: ¡Ea! ¡ea! ¡nuestros ojos lo han visto! 22 ¡Tú también lo has visto, oh Jehová; no guardes silencio! ¡Señor, no te alejes de mí! 23 ¡Recuerda, y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa! 24 ¡Júzgame conforme a tu justicia, oh Jehová, Dios mío, y no se regocijen mis enemigos sobre mí! 25 No digan satisfechos: ¡Ea, alma nuestra! no digan: ¡Hémosle tragado! 26 ¡Sean avergonzados y abochornados a una los que se alegran de mi calamidad! ¡Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí! 27 ¡Canten de gozo y alégrense los que se complacen en mi justicia! y digan siempre: ¡Sea ensalzado Jehová, que se complace en la prosperidad de su siervo! 28 Y mi lengua hablará de tu justicia; todo el día, de tu loor.

Capítulo 36

Para el Director del canto. Salmo de David, siervo de Jehová.

1 LA vida depravada del inicuo dice en medio de mi corazón, que no hay temor de Dios delante de sus ojos. 2 Porque se lisonjea en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada y aborrecida. 3 Las palabras de su boca son maldad y engaño; ha dejado de ser cuerdo y de obrar bien. 4 Medita la maldad sobre su cama; se ha puesto en un camino no bueno; no aborrece el mal. 5 ¡Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes: 6 tu justicia es como las grandes montañas, tus juicios son un abismo profundo! al hombre y al animal conservas, ¡oh Jehová! 7 ¡Cuán preciosa es tu misericordia, oh Dios! y los hijos de los hombres que se abrigan bajo la sombra de tus alas 8 serán completamente saciados de la rica abundancia de tu Casa, y los harás beber del río de tus delicias. 9 Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos luz. 10 ¡Extiende más y más tu misericordia a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón! 11 ¡No venga contra mí el pie de soberbia, ni la mano de los inicuos me mueva! 12 ¡Allí cayeron ya los obradores de iniquidad; han sido heridos de golpe, y no podrán levantarse!

Capítulo 37

Salmo de David.

1 NO te enojes a causa de los malhechores, ni tengas envidia a los obradores de iniquidad: 2 porque como pasto serán presto cortados, y como la hierba verde se secarán. 3 Confía en Jehová, y obra el bien; habita tranquilo en la tierra, y apaciéntate de la verdad; 4 deléitate también en Jehová, y él te dará las peticiones de tu corazón. 5 Encomienda a Jehová tu camino, espera también en él, y él hará lo que conviene; 6 y sacará como la luz tu justicia, y tu derecho como el sol de medio día. 7 Confía calladamente en Jehová, y espérale con paciencia; no te enojes a causa de aquel que prospera en su camino, a causa del hombre que practica inicuas intrigas. 8 Déjate de la ira y deja el rencor; no te enojes solamente para hacer mal a ti mismo: 9 porque los malhechores serán cortados; pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. 10 Porque todavía un poco, y el malo no será; y examinarás con diligencia su lugar, y él no estará allí; 11 empero los mansos heredarán la tierra, y se deleitarán en la abundancia de la paz. 12 Maquina el malo contra el justo, y cruje sobre él sus dientes. 13 El Señor se reirá de él, porque ve que va llegando su día. 14 Los malos han desenvainado la espada, y han entesado su arco, para derribar al afligido y al menesteroso, y para matar a los que son rectos en su manera de vivir: 15 su espada entrará en su mismo corazón, y sus arcos serán quebrados, 16 más vale un poco que tenga el justo, que las grandes riquezas de muchos hombres malos: 17 porque los brazos de los malos serán quebrados; mas el que sustenta a los justos es Jehová. 18 Jehová conoce los días de los perfectos, y la herencia de ellos será eterna. 19 No serán avergonzados en el tiempo de calamidad, y en los días de hambre serán saciados. 20 Empero los malos perecerán; y los enemigos de Jehová serán como el sebo de los corderos; serán consumidos; en humo se consumirán. 21 El hombre malo toma prestado, y no paga; pero el justo tiene misericordia, y da: 22 porque los bendecidos del Señor heredarán la tierra; y los maldecidos por él serán cortados. 23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre piadoso, y él se deleita en su camino. 24 Aunque cayere, no será postrado, porque Jehová le sustenta con su mano. 25 He sido joven, y ya soy viejo; mas no he visto al justo desamparado, ni á su linaje mendigando el pan. 26 De continuo es misericordioso, y presta, y su linaje es para bendición. 27 Apártate del mal, y haz el bien, y habita seguro para siempre. 28 Porque Jehová ama la justicia, y no desampara a sus piadosos siervos; para siempre serán guardados; pero la raza de los malos será exterminada. 29 Los justos heredarán la tierra, y habitarán para siempre en ella. 30 La boca del justo profiere sabiduría, y su lengua habla justicia. 31 La ley de su Dios está en su corazón; no resbalarán sus pasos. 32 Asecha el malo al justo, y procura quitarle la vida: 33 Jehová no le dejará en su mano, ni le condenará cuando sea juzgado. 34 Espera a Jehová, y guarda su camino, y él te ensalzará a heredar la tierra: cuando los malos son cortados, tú lo verás. 35 He visto a un malvado, terrible en poder, el cual se iba arraigando como árbol vigoroso en su suelo nativo: 36 empero él pasó; y, he aquí, ya no era; y le busqué, mas no pudo ser hallado. 37 Mira al hombre perfecto, y observa al recto; porque hay un porvenir dichoso para el hombre de paz. 38 Mas en cuanto a los transgresores, ¡todos a una serán destruídos; el porvenir de los malos será cortado! 39 Empero la salvación de los justos es de Jehová; él es su fortaleza en el tiempo de angustia. 40 Y Jehová los ha ayudado, y los ha librado; él también los librará de los inicuos, y los salvará de todo mal, por cuanto han puesto su confianza en él.

Capítulo 38

Salmo de David; para recordar.

1 ¡OH Jehová, no me reprendas en tu ira, ni me castigues en tu ardiente indignación! 2 Porque tus saetas se me han enclavado, y sobre mí ha descendido tu mano. 3 No hay sanidad en mi carne a causa de tu ira; no hay sosiego en mis huesos a causa de mi pecado. 4 Porque mis iniquidades han pasado sobre mi cabeza; como una carga pesada se han agravado sobre mí. 5 Hieden y se han corrompido mis llagas, a causa de mi locura. 6 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera; ando afligido todo el día. 7 Porque mis lomos están llenos de ardor, y no hay sanidad en mi carne. 8 Estoy debilitado y molido en gran manera; rugiendo estoy a causa del alboroto de mi corazón. 9 ¡Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto! 10 Mi corazón palpita; me ha dejado mi vigor; y la luz de mis ojos, aun ésta me falta ya. 11 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi herida, y mis allegados se han alejado. 12 También aquellos que buscan mi vida arman lazos, y los que procuran mi daño hablan maldad, y todo el día meditan engaños. 13 Mas yo, como sordo, no oigo; y soy como mudo que no abre su boca. 14 Así estoy como hombre que no oye, y en cuya boca no hay reprensiones. 15 Porque a ti, Jehová, he esperado: tú responderás, ¡oh Señor, Dios mío! 16 Pues yo decía: ¡No sea que se regocijen sobre mí! en resbalando mi pie, ellos se engrandecen contra mí. 17 Pues que estoy a punto de tropezar, y mi dolor está delante de mí continuamente. 18 Porque te manifestaré mi iniquidad; andaré pesaroso por mi pecado. 19 Pero mis enemigos mortales son fuertes; y son muchos los que me aborrecen sin causa. 20 Y los que pagan el mal por el bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno. 21 ¡No me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí! 22 ¡Apresúrate a ayudarme, oh Señor, mi salvación!

Capítulo 39

Para el Director del canto: para Jedutún. Salmo de David.

1 YO dije: Cuidaré de mis caminos, para no pecar con mi lengua: guardaré mi boca con una mordaza, en tanto que el inicuo esté delante de mí. 2 Enmudecí con profundo silencio; me callé aun acerca de lo bueno; y mi dolor se encrudeció. 3 Enardecióse mi corazón dentro de mí: en mi meditación se encendió fuego; hablé entonces con mi lengua: 4 ¡Jehová, hazme conocer mi fin, y cuánta sea la medida de mis días, sepa yo cuán frágil soy! 5 He aquí, como a palmos me has dado los días; y mi vida es como una nada delante de ti; solamente una completa vanidad es todo hombre, a más valer. (Pausa.) 6 Solamente en una semejanza de realidad anda el hombre en derredor; solamente para vanidad se alborota; allega riquezas, y no sabe quien las recogerá. 7 Y ahora, Señor, ¿qué más espero? mi esperanza en ti está. 8 ¡Líbrame de todas mis transgresiones; no me hagas el vituperio del insensato! 9 ¡Enmudezco, no abriré mi boca; por cuanto tú lo has hecho! 10 ¡Quita de sobre mí tu azote; estoy consumido bajo los golpes de tu mano! 11 Con castigos por el pecado corriges al hombre, y haces consumir, como roídos de polilla, los objetos de su afecto: ¡solamente vanidad es todo hombre! (Pausa.) 12 ¡Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor! ¡No calles a mis lágrimas; porque extranjero soy contigo, transeunte, como todos mis padres! 13 ¡Aparta de mí tu rostro airado, para que tome aliento, antes que me vaya, y no sea más!

Capítulo 40

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 ESPERABA con persistencia a Jehová; y él inclinóse hacia mí, y oyó mi clamor. 2 Me hizo subir también de un pozo horrible, de un lodo cenagoso, y asentó mis pies sobre una roca, y dió firmeza a mis pasos; 3 y puso en mi boca un cántico nuevo, alabanzas a nuestro Dios: veránlo muchos, y temerán; y confiarán en Jehová. 4 ¡Dichoso el hombre que ha puesto a Jehová por su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira! 5 ¡Muchas maravillas has hecho tú, oh Jehová, Dios mío! y a tus pensamientos hacia nosotros, no es posible ponerlos en orden ante ti: yo querría anunciarlos, y hablar de ellos; pero pasan toda numeración. 6 Sacrificio y ofrenda vegetal-no te complaces en ellos; me has hecho siervo tuyo para siempre: no demandas holocausto y ofrenda por el pecado. 7 Entonces dije: He aquí yo vengo; (en el rollo del libro está escrito de mí); 8 me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón. 9 He anunciado tu justicia en la grande asamblea, he aquí, no refrenaré mis labios; Jehová, tú lo sabes. 10 No he encubierto tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu salvación; no he ocultado tu misericordia y tu verdad a la grande asamblea. 11 pues, oh Jehová, no retires de mí tus piedades; guárdenme siempre tu misericordia y tu verdad. 12 Porque me han cercado males sin número: me han sobrecogido mis iniquidades, de manera que no puedo ver: hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza; por tanto se me desfallece el corazón. 13 ¡Quieras, oh Jehová, librarme! ¡Jehová, apresúrate para ayudarme! 14 ¡Sean avergonzados y abochornados a una los que buscan mi alma para destruirla! ¡sean vueltos atrás y queden llenos de confusión los que mi mal desean! 15 Queden atónitos a causa de su ignominia los que me dicen: ¡Ea! ¡ea! 16 ¡Regocíjense y alégrense en ti todos los que te buscan! y digan de continuo los que aman tu salvación: ¡Engrandecido sea Jehová! 17 Empero yo estoy afligido y necesitado: mas el Señor pensará en mí: mi ayuda y mi libertador eres tú; ¡Dios mío, no te tardes!

Capítulo 41

Para el Director del canto: Salmo de David.

1 BIENAVENTURADO aquel que piensa en el pobre; en el día malo le librará Jehová. 2 Jehová le guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no le entregarás a la voluntad de sus enemigos. 3 Jehová le sustentará sobre el lecho de dolor; mullirás toda su cama en su enfermedad. 4 Yo dije: ¡Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque he pecado contra ti! 5 Mis enemigos dicen con malicia de mí: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre? 6 Y si viene a verme, habla mentira; su corazón recoge para si iniquidad; al salir fuera, la divulga. 7 Susurran juntos contra mí todos los que me aborrecen; contra mí maquinan, procurando mi perjuicio. 8 Dicen: ¡Cosa pésima se le ha pegado; y el que cayó en cama no volverá a levantarse! 9 Aun mi amigo familiar, en quien yo confiaba, el que comía de mi pan, ha levantado contra mí el calcañar. 10 Mas tú, ¡oh Jehová! ten misericordia de mí; hazme levantar también, y yo les pagaré. 11 Por esto he conocido que te complaces en mí, porque mi enemigo no triunfa sobre mí. 12 Y en cuanto a mí, tú me sustentas en mi integridad, y me has hecho estar delante de tu rostro para siempre. 13 ¡Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos! ¡Amén, y Amén!

Capítulo 42

Para el Director del canto. Maskil de los hijos de Coré.

1 ¡COMO el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti el alma mía, oh Dios! 2 Sedienta está mi alma de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? 3 Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4 Acuérdome de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; de cómo yo solía pasar adelante con el gentío, caminando con ellos a la Casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza; entre la festiva gente. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía? ¿y por qué te conturbas dentro de mí? ¡Espera en Dios; porque aun le tengo de alabar por la salud que de su rostro viene! 6 ¡Dios mío, mi alma está abatida dentro de mí! por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y las alturas del Hermón; desde la colina de Mizar. 7 Un abismo llama a otro abismo, a la voz de tus cataratas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. 8 Empero de día mandará Jehová su misericordia, y de noche su canción estará conmigo, y mi oración al Dios de mi vida. 9 Diré a Dios: ¡Roca mía! ¿por qué te has olvidado de mí? ¿por qué he de andar afligido bajo la opresión del enemigo? 10 Como quien me hiere en los huesos, mis enemigos se mofan de mí, diciéndome todos los días: ¿dónde está tu Dios? 11 ¿Por qué te abates, oh alma mía? ¿y por qué te conturbas dentro de mí? ¡Espera en Dios; porque aun lo tengo de alabar, salud de mi rostro y mi Dios!

Capítulo 43

1 ¡JÚZGAME, oh Dios, y defiende mi causa contra una nación impía! ¡líbrame de un hombre engañoso e inicuo! 2 porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué, pues, me has desechado? ¿por qué ando afligido bajo la opresión del enemigo? 3 Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me traerán a tu santo monte, y a tus tabernáculos: 4 así entraré al altar de Dios, a Dios la alegría de mi gozo; y te alabaré con el arpa, ¡oh Dios, Dios mío! 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía? ¿y por qué te conturbas dentro de mí? ¡Espera en Dios; porque aun le tengo de alabar, salud de mi rostro y mi Dios!

Capítulo 44

Para el Director del canto: Salmo de los hijos de Coré. Maskil.

1 CON nuestros oídos, oh Dios, hemos oído, (nuestros padres nos lo han contado), la obra que hiciste en sus días, en los antiguos tiempos. 2 Tú, con tu mano, expulsaste las naciones, y los plantaste a ellos; quebrantaste los pueblos, mas a ellos los hiciste arraigar. 3 Porque no por su espada heredaron la tierra, ni los salvó su propio brazo; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro; porque los amaste. 4 ¡Tú eres mi Rey, oh Dios! ¡manda salvaciones para Jacob! 5 Por ti postraremos a nuestros enemigos; en tu nombre atropellaremos a nuestros contrarios. 6 Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará: 7 pues tú nos has salvado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecen. 8 En Dios nos gloriamos todo el día, y para siempre confesaremos tu nombre. (Pausa.) 9 Ahora empero nos has desechado, y nos has cubierto de deshonra, y no sales con nuestros ejércitos. 10 Nos haces volver atrás delante del enemigo; y nos saquean para sí los que nos aborrecen. 11 Nos entregas como ovejas destinadas para ser comidas; y nos esparces entre las naciones. 12 Vendes a tu pueblo de balde, y nada ganas con su precio. 13 Nos haces objeto de vituperio a nuestros vecinos, el escarnio y la burla de los que están en derredor nuestro. 14 Nos haces una fábula entre las naciones, y objeto de ludibrio entre los pueblos. 15 Cada día mi vergüenza está delante de mí, y la confusión de mi rostro me cubre; 16 por causa de la voz de aquel que me afrenta y deshonra, por causa del enemigo y del hombre vengativo. 17 Todo esto nos ha sobrevenido, mas no nos hemos olvidado de ti, ni nos hemos portado falsamente en tu pacto. 18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón, y nuestros pasos no se han apartado de tus caminos; 19 para que nos quebrantases en un lugar de chacales, y nos cubrieses con sombra de muerte. 20 Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, y extendido nuestras manos a un dios extraño, 21 ¿Dios no hubiera de pedir cuenta de esto? porque él conoce los secretos del corazón. 22 Antes, por tu causa somos muertos todos los días, somos reputados como ovejas para el matadero. 23 ¡Despierta! ¿por qué duermes, Señor? ¡despierta, no nos deseches para siempre! 24 ¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de nuestra miseria y de nuestra opresión? 25 Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo, y nuestro cuerpo está pegado con la tierra. 26 ¡Levántate para ayudarnos, y redímenos por causa de tu misericordia!

Capítulo 45

Para el Director del canto. Sobre lirios: Salmo de los hijos de Coré. Maskil. Canción de amores.

1 REBOSA mi corazón un tema excelente: yo digo: Mis obras son para el Rey; mi lengua es la pluma de escribiente muy ligero. 2 Más hermoso eres que los hijos de los hombres; la gracia es derramada en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre. 3 ¡Cíñete tu espada sobre el muslo, oh Valiente! ¡Vístete de tu gloria y de tu majestad; 4 y en tu majestad pasa adelante! ¡Monta tu carro a causa de la verdad, la humildad y la justicia; y tu diestra te guiará a terribles hazañas! 5 Tus saetas agudas son; caerán pueblos debajo de ti; agudas son en el corazón de los enemigos del Rey. 6 ¡Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de justicia es el cetro de tu reino! 7 Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto Dios, tu Dios, te ha ungido con unción de alegría sobre tus compañeros. 8 Mirra y lináloe y casia exhalan todos tus vestidos; desde los palacios de marfil sonidos melodiosos te recrean. 9 Hijas de reyes están entre tus ilustres personajes, a tu diestra está la reina engalanada con oro de Ofir. 10 ¡Oye, hija, y mira, e inclina tu oído, y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre! 11 y así se prendará el Rey de tu hermosura: porque él es tu Señor; por tanto inclínate ante él. 12 Y la hija de Tiro estará allí con su presente; los más ricos de los pueblos suplicarán tu favor. 13 Gloriosamente ataviada la hija del rey espera adentro: de brocado de oro es su vestidura. 14 Con vestidos bordados será conducida al Rey; vírgenes en pos de ella, compañeras suyas, serán traídas a ti. 15 Serán conducidas con regocijos y con alegría: entrarán en el palacio del Rey. 16 En lugar de tus padres serán tus hijos: los establecerás por príncipes en toda la tierra. 17 Haré que tu nombre sea recordado en todas las generaciones; por lo cual pueblos te confesarán por los siglos de los siglos.

Capítulo 46

Para el Director del canto: Salmo de los hijos de Coré. Sobre Alamoth. Canción.

1 DIOS es nuestro refugio y fortaleza; socorro muy bien experimentado en las angustias. 2 Por tanto no temeremos aunque la tierra sea conmovida, y aunque las montañas se trasladen al centro de los mares; 3 aunque bramen y se turben sus aguas, aunque tiemblen las montañas a causa de su bravura. (Pausa.) 4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, el santo lugar de las moradas del Altísimo. 5 Dios está en medio de ella, no será movida; Dios la ayudará al rayar la mañana. 6 Bramaron naciones, conmoviéronse reinos: él dió su voz, la tierra se derritió. 7 Jehová de los Ejércitos es con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Pausa.) 8 ¡Venid, ved las obras de Jehová, que ha hecho desolaciones en la tierra! 9 que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, y corta la lanza, y quema los carros en el fuego. 10 ¡Callad, y sabed que yo soy Dios! ¡Seré ensalzado entre las naciones; seré ensalzado en la tierra! 11 Jehová de los Ejércitos es con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Pausa.)

Capítulo 47

Para el Director del canto. Salmo de los hijos de Coré.

1 ¡TODAS las naciones, batid las manos! ¡aclamad a Dios con voz de triunfo! 2 Porque Jehová, el Altísimo, es terrible; Rey grande sobre toda la tierra. 3 Él someterá pueblos debajo de nosotros, y naciones debajo de nuestros pies. 4 Elegirá para nosotros nuestra herencia, la gloria de Jacob que él ha amado. (Pausa.) 5 Subió Dios con voces de júbilo, Jehová con estruendo de trompeta. 6 ¡Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad! 7 Porque Rey de toda la tierra es Dios: ¡cantad con entendimiento! 8 Dios reina sobre las naciones: se ha sentado Dios sobre su santo trono. 9 Los príncipes de las naciones se han juntado como pueblo del Dios de Abraham: porque de Dios son los escudos de la tierra: él es muy ensalzado.

Capítulo 48

Canción. Salmo de los hijos de Coré.

1 GRANDE es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado, en la ciudad de nuestro Dios, en su santo monte. 2 De hermosa perspectiva, el gozo de toda la tierra es el Monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey. 3 En sus palacios Dios es conocido como refugio. 4 Pues, he aquí, los reyes se juntaron; a una pasaron. 5 ¡Ellos vieron; maravilláronse grandemente; quedaron aterrados; huyeron precipitadamente! 6 Temblor los sobrecogió allí, dolor, como a mujer que da a luz. 7 Con viento solano quebrantas las naves de Tarsis. 8 Según hemos oído, así también lo hemos visto en la ciudad de Jehová de los Ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Dios la afirmará para siempre. (Pausa.) 9 ¡Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo! 10 Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra: de justicia está llena tu diestra. 11 ¡Se alegra el Monte de Sión; las hijas de Judá se regocijan a causa de tus juicios! 12 ¡Rodead a Sión, y andad en derredor de ella; contad sus torres; 13 considerad atentamente su antemuro; mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera! 14 ¡Porque este Dios es nuestro Dios para siempre jamás: él nos guiará hasta la muerte!

Capítulo 49

Para el Director del canto. Salmo de los hijos de Coré.

1 ¡OÍD esto, pueblos todos! ¡escuchad, todos los habitantes del mundo! 2 así los de humilde como los de encumbrada condición, el rico y el pobre juntamente: 3 pues mi boca hablará sabiduría, y la meditación de mi corazón será de inteligencia. 4 Inclinaré mi oído a semejanzas, haré patente con el arpa mi problema. 5 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me cercare? 6 Los que confían en su hacienda, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, 7 ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su propio rescate; 8 (porque la redención de su alma es costosa, y no se logrará jamás:) 9 Que viva en adelante para siempre, y no vea corrupción. 10 Pues la verá; los sabios mueren, el insensato y el necio perecen del mismo modo, y dejan a otros sus riquezas. 11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, y sus habitaciones hasta la postrera generación: llaman sus tierras de los nombres de ellos. 12 Pero el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que perecen. 13 ¡Este es su camino; tal es su locura! mas después de ellos, los hombres se complacerán en sus dichos. (Pausa.) 14 Como manada de ovejas son conducidos al sepulcro; la muerte los pastorea; pero los rectos tendrán el dominio sobre ellos por la mañana; y su forma, arrebatada de su morada, será para consumirse en la sepultura. 15 ¡Empero Dios redimirá mi alma del poder de la sepultura; porque me tomará él consigo! (Pausa.) 16 No temas, pues, cuando un hombre malo se enriquece, cuando se aumenta la gloria de su casa: 17 porque en su muerte nada llevará consigo, ni su gloria descenderá en pos de él. 18 Aunque durante su vida bendijere su alma, (y tú serás alabado cuando te tratas bien), 19 éste entrará a la generación de sus padres: para siempre no verán la luz. 20 El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen.

Capítulo 50

Salmo de Asaph.

1 ¡JEHOVÁ, el Dios de dioses, habla, y convoca la tierra desde el nacimiento del sol, hasta donde se pone! 2 ¡Desde Sión, perfección de la hermosura, ha resplandecido Dios! 3 Vendrá nuestro Dios, y no guardará silencio: fuego devorador andará delante de él, y en derredor suyo habrá terrible tempestad. 4 Convocará a los altos cielos, y a la tierra, para juzgar él a su pueblo. 5 Dirá: ¡Juntadme mis piadosos siervos, los que han ratificado mi pacto sobre sacrificio! 6 Y los cielos proclamarán la justicia de él; porque Dios mismo es el Juez. (Pausa.) 7 ¡Oye, pueblo mío, y hablaré; escucha Israel, y testificaré contra ti! Yo soy Dios, el Dios tuyo. 8 No en cuanto a tus sacrificios te reprenderé, ni a tus holocaustos, los cuales están siempre delante de mí. 9 No tomaré novillo de tu casa, ni machos de cabrío de tus apriscos: 10 porque mía es toda fiera del bosque, y los ganados que pacen sobre mil colinas. 11 Yo conozco cada ave de las montañas, y todo lo que se mueve en el campo, es mío. 12 Si tuviere hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo, y cuanto él contiene. 13 ¿Acaso he de comer yo la carne de toros, o he de beber la sangre de machos de cabrío? 14 ¡Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y paga tus votos al Altísimo; 15 y clama a mí en el día de angustia; yo te libraré, y tú me glorificarás! 16 Empero al inicuo dice Dios: ¿Qué parte tienes tú en declarar mis estatutos, o cómo tomas mi pacto en tu boca; 17 tú, que aborreces la corrección, y echas trás de ti mis palabras? 18 Si veías un ladrón, te complacías en él, y con los adúlteros era tu parte. 19 Tu boca has entregado al mal, y tu lengua urde engaño. 20 Te sentarás y hablarás contra tu hermano; infamarás al hijo de tu misma madre. 21 Estas cosas has hecho, y yo he guardado silencio: pensabas por eso que de cierto seria yo tal como tú: pero te reprenderé, y pondré en orden tus delitos delante de tus ojos. 22 ¡Ahora pues, entended esto, olvidadores de Dios, no sea que yo os haga pedazos, y no haya quien os libre! 23 El que ofrece sacrificio de alabanza me glorificará; y al que ordenare bien su camino, le manifestaré la salvación de Dios.

Capítulo 51

Para el Director del canto. Salmo de David, cuando Natán el profeta buscóle a él, después que él se hubo llegado a Batseba.

1 ¡APIÁDATE de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la muchedumbre de tus piedades, borra mis transgresiones! 2 ¡Lávame completamente de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado! 3 Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. 4 Contra ti, contra ti solo, he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; lo confieso, a fin de que seas justo en tu sentencia, y exento de culpa en tu juicio. 5 ¡He aquí, en iniquidad nací yo, y en pecado me concibió mi madre! 6 ¡He aquí, tú quieres la verdad en lo íntimo; por tanto en lo recóndito de mi corazón hazme conocer la sabiduría! 7 ¡Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve! 8 ¡Hazme oír tu voz de gozo y alegría! ¡regocíjense los huesos que has quebrantado! 9 ¡Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades! 10 ¡Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí! 11 ¡No me eches de tu presencia, y no me quites tu santo Espíritu! 12 ¡Restitúyeme el gozo de tu salvación, y el Espíritu de gracia me sustente! 13 así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti. 14 ¡Líbrame del delito de sangre, oh Dios, el Dios de mi salvación! ¡cante mi lengua tu justicia! 15 ¡Señor, abre mis labios, para que mi boca publique tu alabanza! 16 Porque no quieres el sacrificio; de otra suerte yo te lo daría: en holocausto no te complaces. 17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; el corazón quebrantado y contrito, oh Dios, no lo despreciarás. 18 ¡Haz bien en tu buena voluntad a Sión! ¡edifica los muros de Jerusalem! 19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto y la ofrenda entera: entonces ofrecerán novillos sobre tu altar.

Capítulo 52

Para el Director del canto. Maskil de David, cuando vino Doeg idumeo, y dió parte a Saúl, diciendo: Vino David a casa de Ahimelec.

1 ¿POR qué te jactas de maldad, oh hombre poderoso? la misericordia del Todopoderoso es continua. 2 Agravios maquina tu lengua, como navaja afilada, que obra engañosamente. 3 Amas el mal más que el bien, la mentira, más que hablar justicia. (Pausa.) 4 Amas toda suerte de palabras mortíferas, ¡oh lengua engañosa! 5 A ti también Dios te destruirá para siempre; trabará de ti, te arrancará también de tu tienda, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Pausa.) 6 Y lo verán los justos, y temerán; y se reirán de él, diciendo: 7 ¡Mirad al hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino confió en la muchedumbre de su riqueza, y esforzóse en su maldad! 8 Mas yo soy como un olivo verde en la Casa de Dios; confío en la misericordia de Dios para siempre jamás. 9 Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.

Capítulo 53

Para el Director del canto: sobre la enfermedad general. Maskil de David.

1 DICE el insensato en su corazón: ¡No hay Dios! Se han corrompido, hacen abominable maldad; no hay quien haga bien. 2 Dios desde el cielo tiende la vista sobre los hijos de los hombres, para ver si hay algún entendido, alguno que busque a Dios. 3 ¡Todos han apostatado, a una se han corrompido, no hay quien haga bien; no hay ni siquiera uno! 4 ¿No saben esto los obradores de iniquidad, los que comen a mi pueblo cual comen el pan, y a Dios no invocan? 5 Allí temblaron de espanto: para ti no hay motivo de espanto; ¡porque Dios dispersó los huesos de aquel que asentó campamento contra ti! ¡Tú los avergonzaste, por cuanto Dios los ha desechado! 6 ¡Oh si de Sión saliera la salvación de Israel! Cuando Dios hiciere tornar el cautiverio de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

Capítulo 54

Para el Director del canto: sobre instrumentos de cuerda. Maskil de David, cuando vinieron los Zifeos, y dijeron a Saúl: ¿No se esconde David entre nosotros?

1 ¡OH Dios, sálvame por tu nombre, y hazme justicia con tu poder! 2 ¡Escucha, oh Dios, mi oración; presta oídos a las razones de mi boca! 3 porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi alma: no han puesto a Dios delante de sí. (Pausa.) 4 ¡He aquí, Dios es el que me ayuda; Jehová es con los que sustentan mi alma! 5 Él hará tornar el mal sobre mis enemigos: ¡córtalos en tu veracidad! 6 Te ofreceré sacrificios voluntarios; alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno. 7 Porque me ha librado Dios de toda angustia, y mis ojos han mirado con triunfo a mis enemigos.

Capítulo 55

Para el Director del canto: sobre instrumentos de cuerda. Maskil de David.

1 ¡ESCUCHA, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica! 2 ¡Estáme atento, y respóndeme! porque ando en derredor quejándome, y estoy gimiendo, 3 a causa de la voz del enemigo, a causa de la persecución del inicuo: porque echan sobre mí agravio, y se me oponen con furor. 4 Mi corazón está dolorido dentro de mí, y sobre mí han caído terrores de muerte. 5 Temor y temblor se han apoderado de mí, y horror me ha sumergido. 6 Y dije: ¡Oh si tuviese alas como de paloma! que entonces volaría y hallaría descanso. 7 Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. (Pausa.) 8 Apresuraríame a escapar del viento borrascoso y de la tempestad. 9 ¡Destrúyelos, oh Señor, divide sus lenguas! porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. 10 Día y noche andan rodeándola sobre sus muros: iniquidad también y trabajo hay en medio de ella. 11 Maldades están en medio de ella; y de sus plazas no se apartan el fraude y el engaño. 12 Porque no fué enemigo el que me afrentó; que entonces lo hubiera soportado: ni fué el que me odiaba quien se engrandeció contra mí; que entonces me hubiera escondido de él: 13 sino tú, hombre de mi aprecio, mi compañero y mi íntimo amigo: 14 en dulce confianza comunicábamos nuestros secretos pensamientos; y andábamos de compañía en la Casa de Dios. 15 ¡A los tales arrebátelos la muerte! ¡desciendan vivos al abismo! porque hay maldades en sus moradas, y en su corazón. 16 En cuanto a mí, a Dios clamaré, y Jehová me salvará. 17 Tarde, y mañana, y al mediodía meditaré, y clamaré; y él oirá mi voz. 18 Él redime mi alma en paz de la guerra que se me hace; porque muchos están en contienda conmigo. 19 Oirá Dios, y los humillará, y el que desde la antigüedad se sienta entronizado los abatirá; (Pausa:) a aquellos que no experimentan mudanzas, y por eso no temen a Dios. 20 Ha extendido el inicuo sus manos contra sus amigos; ha violado su pacto. 21 Los dichos de su boca son más blandos que manteca; pero hay guerra en su corazón: sus palabras son más suaves que el aceite; mas ellas son espadas desenvainadas. 22 ¡Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará! nunca permitirá que sea movido el justo. 23 Tú empero, oh Dios, harás que ellos desciendan al pozo de perdición: los hombres sanguinarios y engañosos no llegarán a la mitad de sus días; mas yo confiaré en ti.

Capítulo 56

Para el Director del canto. A la tonada de La Paloma muda entre los Extraños. Michtam de David; cuando los Filisteos le prendieron en Gat.

1 ¡APIÁDATE de mí, oh Dios, porque quisiera tragarme el hombre; peleando cada día me pone en aprieto! 2 Diariamente mis enemigos quisieran tragarme; porque son muchos los que pelean contra mí, ¡oh Altísimo! 3 El día que tenga miedo, confiaré en ti. 4 En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré. ¿Qué puede hacerme la carne? 5 Todos los días mis enemigos tuercen mis palabras; contra mí están todos sus pensamientos para mal. 6 Se reunen en tropas, se esconden; miran atentamente mis pasos, como que ponen asechanzas a mi vida. 7 Por medio de la iniquidad ellos quisieran escapar: ¡en tu ira derriba a los pueblos, oh Dios! 8 Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están en tu libro? 9 El día que yo clamare, entonces mismo serán vueltos atrás mis enemigos; esto lo sé, porque Dios es por mí. 10 En Dios alabaré la palabra; en Jehová alabaré la palabra; 11 en Dios he confiado; ¡no temeré! ¿Qué puede hacerme el hombre? 12 Sobre mí están tus votos, oh Dios; alabanzas te tributaré; 13 porque has librado mi vida de la muerte. ¿No librarás también mis pies de la caída, para que yo ande delante de Dios en la luz de la vida?

Capítulo 57

Para el Director del canto. A la tonada de ¡No destruyas! Michtam de David; cuando huía delante de Saúl en la cueva.

1 ¡APIÁDATE de mí, oh Dios, apiádate de mí; porque en ti se ha refugiado mi alma! ¡y bajo la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen estas calamidades! 2 Clamaré a Dios, el Altísimo, al poderoso Dios que lo cumple todo por mí. 3 Él enviará desde los cielos, y me salvará, por mucho que vitupere aquel que me quisiera tragar. (Pausa.) ¡Dios enviará su misericordia y su verdad! 4 Mi alma está en medio de leones; me acuesto entre los que arrojan llamas, hijos de hombres, cuyos dientes son lanzas y saetas, y su lengua una espada aguda. 5 ¡Ensalzado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea ensalzada tu gloria! 6 Tendieron mis enemigos una red a mis pasos; y fué oprimida mi alma: cavaron un hoyo delante de mí; mas cayeron ellos en él. (Pausa.) 7 ¡Fijo está mi corazón, oh Dios, mi corazón está fijo! cantaré y tañeré salmos. 8 ¡Despierta, oh gloria mía! ¡despertad, salterio y arpa! que yo despertaré al alba. 9 ¡Te daré gracias en medio de los pueblos, oh Señor; a ti cantaré alabanzas entre las naciones! 10 Porque grande hasta los cielos es tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. 11 ¡Ensalzado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea ensalzada tu gloria!

Capítulo 58

Para el Director del canto. A la tonada de ¡No destruyas! Michtam de David.

1 ¿SOIS a la verdad mudos, debiendo de hablar justicia, y juzgar con rectitud, oh hijos de los hombres? 2 Antes, practicáis de corazón iniquidades; a nivel de balanza pesáis la violencia de vuestras manos en la tierra. 3 Los malos están alejados de Dios desde la matriz; luego que nacen se desvían, hablando mentiras. 4 Tienen veneno como veneno de serpiente: cierra el inicuo su oído como áspid sordo, 5 que no oye la voz de los que encantan, ni aun del encantador más diestro en encantamientos. 6 ¡Oh Dios, quebrántales los dientes en su misma boca! ¡rompe, oh Jehová, las muelas de estos leoncillos! 7 ¡Sean disipados como aguas que se van de suyo: cuando uno dispare sus flechas, sean como embotadas! 8 ¡Como el caracol que se deslíe, así vaya cada uno de ellos! ¡como aborto de mujer, no vean ellos el sol! 9 Antes que vuestras ollas de intrigas puedan sentir el fuego de espinos, vivos y en su ira Dios los arrebatará con tempestad. 10 Se alegrará el justo cuando vea la venganza; bañará sus pies en la sangre del inicuo. 11 Y los hombres dirán: ¡Ciertamente hay galardón para el justo! ¡ciertamente hay Dios que juzga en la tierra!

Capítulo 59

Para el Director del canto. A la tonada de ¡No destruyas! Michtam de David; cuando envió Saúl, y vigilaron la casa, para matarle.

1 ¡LÍBRAME de mis enemigos, oh Dios mío! ¡defiéndeme de los que se levantan contra mí! 2 ¡Líbrame de los obradores de iniquidad! ¡sálvame de los hombres sanguinarios! 3 Pues he aquí que ponen asechanzas a mi vida; hanse juntado contra mí poderosos; no por mi transgresión, ni por mi pecado ¡oh Jehová! 4 Sin delito mío corren y se aperciben: ¡despierta pues para venir a mi encuentro, y mira! 5 ¡Sí, tú, oh Jehová, Dios de los Ejércitos, el Dios de Israel, despierta para visitar a todos esos gentiles! ¡no tengas piedad de ningún inicuo traidor! (Pausa.) 6 ¡Vuelvan ellos a la tarde, aúllen como perros, y rodeen la ciudad! 7 He aquí, llueven calumnias de su boca; hay espadas en sus labios; porque, dicen ellos: ¿Quién oye? 8 Tú empero, oh Jehová, te reirás de ellos: harás escarnio de todos esos gentiles. 9 A causa de la fortaleza del enemigo, esperaré en ti; porque Dios es mi defensa. 10 Mi Dios de misericordia irá delante de mí; Dios me hará mirar, a mis enemigos, con triunfo. 11 ¡No los mates, no sea que mi pueblo olvide! ¡dispérsalos con tu poder, y abátelos, oh Señor, escudo nuestro! 12 Por el pecado de su boca, por las palabras de sus labios, ¡sean ellos cogidos en su soberbia; y por el perjuro y la mentira que dicen! 13 ¡Acábalos en indignación, acábalos, para que no sean; y sépase hasta los fines de la tierra, que Dios reina en Jacob! (Pausa.) 14 ¡Y vuelvan ellos a la tarde, aúllen como perros, y rodeen la ciudad! 15 ¡Anden vagando, para encontrar qué comer, y si no se hartaren, pasen la noche vagando! 16 Pero yo cantaré tu fortaleza, y celebraré de mañana tu misericordia; porque has sido refugio para mí, y amparo en el día de mi calamidad. 17 ¡Fortaleza mía, a ti cantaré; porque Dios es mi refugio, mi Dios de misericordia!

Capítulo 60

Para el Director del canto. A la tonada de El Lirio del Testimonio. Michtam de David, para enseñar; cuando había peleado contra Aram-naha-raim y Aram-soba; y volvió Joab, e hirió de Edom, en el valle de la Sal, doce mil hombres.

1 ¡OH Dios, nos has desechado, nos has quebrantado, has estado enojado! ¡vuélvete ahora a nosotros! 2 Has hecho temblar la tierra; la has hendido; ¡sana sus quiebras, porque titubea! 3 Duras cosas has hecho ver a tu pueblo; nos has hecho beber vino de aturdimiento. 4 Pero has dado bandera a los que te temen, para que sea alzada a causa de la verdad. (Pausa.) 5 A fin de que se escapen tus amados, salva con tu diestra, y respóndeme. 6 ¡Dios ha hablado en su santidad; yo me alegraré! ¡repartiré a Siquem, y mediré el Valle de Succot! 7 ¡Galaad es mío; y mío es Manasés; Efraim también es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador: 8 Moab, la vasija en que me lavo los pies; a Edom echaré mi zapato! ¡Filistía, grita con triunfo, si puedes, sobre mí! 9 ¿Quién me conducirá a la ciudad fortalecida? ¿Quién me llevará hasta Idumea? 10 ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado; tú también, oh Dios, que no salías con nuestros ejércitos? 11 ¡Danos socorro contra el enemigo; porque vana es la ayuda del hombre! 12 En Dios haremos proezas; pues es él quien hollará a nuestros enemigos.

Capítulo 61

Para el Director del canto. Sobre instrumento de cuerda. Salmo de David.

1 ¡OYE, oh Dios, mi clamor! ¡está atento a mi oración! 2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando desmayare mi corazón: ¡llévame a la roca que es más alta que yo! 3 Porque tú has sido refugio para mí, mi torre de fortaleza contra el enemigo. 4 Yo habitaré para siempre en tu Tabernáculo; me ampararé bajo la sombra de tus alas. 5 Porque tú, oh Dios, has escuchado mis votos; me has dado la herencia de los que temen tu nombre. 6 Días sobre días añadirás a la vida del rey; sus años alcanzarán hasta la postrera generación. 7 Se sentará entronizado eternamente delante de Dios; ¡apercibe misericordia y verdad, para que le guarden! 8 Así cantaré a tu nombre para siempre, cumpliendo mis votos cada día.

Capítulo 62

Para el Director del canto: sobre Jedutún. Salmo de David.

1 ¡EN Dios solamente confía callada mi alma; de él viene mi salvación! 2 Él solo es mi roca y mi salvación; mi refugio es, no seré movido mucho. 3 ¿Hasta cuándo acometeréis a un solo hombre, y querréis derribarle, todos vosotros, como si fuera pared desplomada, o vallado que cae? 4 Solamente consultan para arrojarle de su grandeza: se complacen en la mentira: con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón. (Pausa.) 5 ¡En Dios solamente confía callada, oh alma mía; porque de él depende mi esperanza! 6 Él solo es mi roca y mi salvación; mi refugio es, no seré movido. 7 Sobre Dios descansan mi salvación y mi gloria; la roca de mi fortaleza y mi refugio están en Dios. 8 ¡Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos! ¡derramad delante de él vuestro corazón! ¡Dios es el refugio para nosotros! (Pausa.) 9 Solamente vanidad son los hombres de humilde condición, mentira son los grandes; puestos en la balanza tienen que subir; ¡todos ellos juntos son menos que la vanidad! 10 No pongáis, pues, vuestra confianza en la violencia, y no os envanezcáis en la rapiña: cuando se aumenten las riquezas, no pongáis en ellas vuestro corazón. 11 Una vez ha hablado Dios, dos veces he oído esto, que el poder pertenece a Dios; 12 y que a ti, Jehová, pertenece la misericordia: pero que tú pagarás a cada uno conforme a su obra.

Capítulo 63

Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.

1 ¡OH Dios, Dios mío eres tú! ¡de madrugada te buscaré! ¡mi alma tiene sed de ti; mi carne suspira por ti, en tierra seca y sedienta, donde no hay aguas; 2 para ver tu poder y tu gloria, así como te he visto en el Santuario! 3 Por cuanto tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré mientras viviere: alzaré mis manos en tu nombre. 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de alegría te alabará mi boca, 6 cuando sobre mi cama me acuerde de ti; cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 7 Porque tú has sido mi socorro, y a la sombra de tus alas me regocijaré. 8 Mi alma sigue ardorosa en pos de ti; tu diestra me sustenta. 9 Pero aquellos que buscan mi alma para destruirla, bajarán a los más hondos abismos de la tierra. 10 Serán entregados al poder de la espada, serán presa para los chacales. 11 Pero el rey se alegrará en Dios: todo aquel que jura por él se gloriará; mas la boca de los que hablan mentira será cerrada

Capítulo 64

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 ¡ESCUCHA, oh Dios, mi voz en mi querella! ¡Guarda mi vida del temor del enemigo! 2 ¡Escóndeme del consejo de los malhechores, de la turba de los obradores de iniquidad! 3 los que afilan su lengua, como espada; arman sus flechas, es a saber, dichos amargos, 4 para asaetear a escondidas al perfecto: de repente le asaetean, y no temen. 5 Anímanse mutuamente en una empresa mala; tratan de esconder lazos; dicen: ¿Quién los verá? 6 Inquieren medios de hacer maldad; dicen: ¡Tenemos lista una trama admirable! y el íntimo propósito y el corazón de cada uno de ellos es profundo. 7 Pero, he aquí, Dios los ha asaeteado a ellos con su flecha; de repente los traspasa: ¡los heridos son ellos mismos! 8 Así él ha hecho caer sobre ellos su misma lengua; huirán todos los que los vieren; 9 y todos los hombres temerán; y protestarán que es obra de Dios, y entenderán sus hechos. 10 El justo se alegrará en Jehová, y confiará en él; y todos los rectos de corazón se gloriarán.

Capítulo 65

Para el Director del canto. Salmo. Cánción de David.

1 ¡OH Dios, alabanza te aguarda en Sión, y a ti se pagará el voto! 2 ¡Oidor de la oración, a ti vendrá toda carne! 3 Las iniquidades prevalecen contra mí; pero tú perdonarás nuestras transgresiones. 4 ¡Dichoso aquel que tú escogieres, e hicieres llegar a ti, para que habite en tus atrios! seremos saciados del bien de tu Casa, de tu santo Templo. 5 Con hazañas terribles en justicia nos responderás, oh Dios de nuestra salvación, que eres la confianza de todos los términos de la tierra, y de las más lejanas islas del mar:— 6 el que asienta las montañas con su fortaleza, ceñido de poder; 7 el que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, y el alboroto de las naciones. 8 Y los moradores de los cabos de la tierra temen delante de tus señales: ¡tú haces cantar las salidas de la mañana y de la tarde! 9 Visitas la tierra, y la riegas abundantemente; la colmas de tus riquezas; el río de Dios está lleno de aguas: preparas el grano de ellos, cuando así has aparejado la tierra. 10 Inundas sus surcos; haces descender el agua en sus canales; ablándasla con lluvias; bendices sus renuevos: 11 coronas el año con tus bondades, y tus huellas derraman la abundancia. 12 Derraman bendiciones sobre los pastos del desierto, y los collados se ciñen de alegría. 13 Vístense los llanos de rebaños, y los valles se cubren de grano; dan voces de alegría, y cantan también.

Capítulo 66

Para el Director del canto. Cánción. Salmo.

1 ¡ACLAMAD a Dios, moradores de toda la tierra! 2 ¡Cantad la gloria de su nombre! ¡haced gloriosa su alabanza! 3 Decid a Dios: ¡cuán temibles son tus hechos! Por la grandeza de tu poder, se te humillarán fingidamente tus enemigos. 4 ¡Toda la tierra te adorará, y cantará a ti! ¡cantará alabanzas a tu nombre! (Pausa.) 5 ¡Andad, y ved las obras de Dios; terrible es en sus hechos para con los hijos de los hombres! 6 Volvió el mar en tierra seca; por el río pasaron a pie: allí nos alegramos en él. 7 Él domina con su poder para siempre; sus ojos atalayan las naciones; ¡no se enaltezcan los rebeldes! (Pausa.) 8 ¡Bendecid, oh pueblos, a nuestro Dios; y haced oír la voz de su alabanza! 9 el cual sostiene nuestra alma en vida, y no permite que resbalen nuestros pies. 10 Pues tú nos has probado, oh Dios; nos has acrisolado como se acrisola la plata: 11 nos metiste en la red; cargaste aflicción sobre nuestros lomos; 12 hiciste subir hombres sobre nuestra cabeza; entramos en fuego y en aguas; ¡pero nos has sacado al goce de sobreabundante bien! 13 Entraré, pues, en tu Casa con holocaustos, y te pagaré mis votos 14 que mis labios pronunciaron, y habló mi boca cuando estaba en angustia. 15 Holocaustos de animales cebados te ofreceré, con incienso de carneros: sacrificaré bueyes y machos de cabrío. (Pausa.) 16 ¡Venid, escuchad, todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho por mi alma! 17 A él clamé con mi boca; y ensalzado fué con mi lengua. 18 Si yo mirare la iniquidad en mi corazón, el Señor no me oirá: 19 ¡pero, ciertamente me ha oído Dios, ha escuchado la voz de mi oración! 20 ¡Bendito sea Dios que no apartó de sí mi oración, ni de mí su misericordia!

Capítulo 67

Para el Director del canto: sobre instrumentos de cuerda. Salmo. Canción.

1 ¡DIOS tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga, y haga resplandecer su rostro sobre nosotros; (pausa); 2 para que tu camino sea conocido en la tierra, y entre todas las naciones tu salvación! 3 ¡Los pueblos te confesarán, oh Dios, todos los pueblos te confesarán! 4 ¡Se alegrarán y se regocijarán las naciones; porque juzgarás los pueblos con equidad, y pastorearás las naciones en la tierra! (Pausa.) 5 ¡Los pueblos te confesarán, oh Dios, todos los pueblos te confesarán! 6 La tierra ya da su fruto; y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá. 7 ¡Dios nos bendecirá, y todos los términos de la tierra le temerán!

Capítulo 68

Para el Director del canto. Salmo de David. Canción.

1 ¡DIOS se levantará, serán esparcidos sus enemigos, y los que le aborrecen huirán delante de él! 2 ¡Como se ahuyenta el humo, así los ahuyentarás! ¡como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los inicuos delante de Dios! 3 Empero los justos se alegrarán, se gloriarán delante de Dios, y se regocijarán con alegría. 4 ¡Cantad a Dios, cantad alabanzas a su nombre; preparad el camino para Aquel que marcha triunfante por los desiertos, en la potencia de YAH, nombre suyo; y alegraos delante de él! 5 ¡Padre de huérfanos y defensor de viudas, es Dios en su santa morada! 6 Dios hace habitar a los solitarios en casa, y saca los cautivos al goce de felicidades; pero los rebeldes habitan en tierra seca. 7 ¡Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto (Pausa), 8 tembló la tierra; los cielos también vertieron aguas a la presencia de Dios, y aquel Sinaí conmovióse a la presencia de Dios, el Dios de Israel! 9 Lluvia de beneficios derramaste, oh Dios: cuando tu herencia estaba cansada, tú la reanimaste. 10 Tu rebaño habita en ella; por tu bondad preparas lo necesario para el pobre pueblo, oh Dios. 11 ¡El Señor da la buena nueva; numerosa es la compañía de mujeres que la publican! 12 ¡Reyes de ejércitos huyen precipitadamente; y la que se queda en casa reparte los despojos! 13 ¿Querréis acaso dormir entre los rebaños? ¿Seréis como alas de la paloma, cubiertas de plata, y sus plumas con amarillez de oro? 14 Cuando el Omnipotente dispersó reyes en ella, fué como si hubiese nevado en Salmón. 15 Montaña estupenda es el monte de Basán; montaña escarpada es el monte de Basán. 16 ¿Por qué, oh montañas escarpadas, estáis mirando de reojo al Monte que Dios escogió como morada para sí? ciertamente Jehová habitará en él para siempre. 17 Los carros de Dios son veinte millares de miles sobre miles; el Señor está en medio de ellos; como en Sinaí, así en el Santuario. 18 Subiste a lo alto; llevaste multitud de cautivos; recibiste dones entre los hombres, y entre los rebeldes también; para poder morar Jehová Dios en medio de ellos. 19 ¡Bendito sea el Señor! día por día nos carga de beneficios: Dios es nuestra salvación. (Pausa.) 20 El Dios nuestro es Dios de salvación, y a Jehová, el Señor, pertenece librar de la muerte. 21 Ciertamente Dios quebrantará la cabeza de sus enemigos, y la mollera cabelluda de aquel que sigue andando en sus pecados. 22 El Señor dijo: Del Basán harélos volver; harélos volver de las honduras del mar; 23 para que tú los quebrantes, teñido tu pie en la sangre de tus enemigos, y saciada de ella la lengua de tus perros. 24 ¡Se han visto tus caminos, oh Dios, los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el Santuario! 25 Los cantores iban delante, detrás de ellos los tañedores, en medio de doncellas que tocaban panderos. 26 ¡Bendecid a Dios en las congregaciones; al Señor, los que sois de la fuente de Israel! 27 ¡Allí va el jovencito Benjamín que los conduce, los príncipes de Judá en el tropel de ellos, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí! 28 Tu Dios ha ordenado tu fuerza: ¡confirma, oh Dios, lo que has obrado por nosotros! 29 A causa de tu Templo en Jerusalem, los reyes te ofrecerán dones. 30 Reprime, pues, las fieras de los cañaverales, la turba de fuertes toros, con los becerros de las naciones, hasta que se postren con sus piezas de plata. ¡Esparce las naciones que se deleitan en guerras! 31 Príncipes vendrán de Egipto: Etiopía, con vehemente deseo, extenderá sus manos hacia Dios. 32 ¡Oh reinos de la tierra, cantad a Dios! ¡cantad alabanzas al Señor (Pausa); 33 al que marcha triunfante sobre los antiquísimos cielos de los cielos! ¡he aquí, él hace resonar su voz! ¡poderosa voz! 34 ¡Tributad fortaleza a Dios! sobre Israel está su majestad, y su poder, en los cielos. 35 Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios: el Dios de Israel es el que da fortaleza y fuerzas al pueblo. ¡Bendito sea Dios!

Capítulo 69

Para el Director del canto. A la tonada de Lirios. Salmo de David.

1 ¡SÁLVAME, oh Dios, porque las aguas se me han entrado hasta el alma! 2 ¡Estoy hundido en cieno profundo, y no hallo donde asentar el pie; he entrado en honduras de aguas, y la corriente me ha anegado! 3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido: desfallecen mis ojos esperando a mi Dios. 4 Más que los cabellos de mi cabeza son los que sin causa me aborrecen; fuertes son los que quieren destruirme, siendo mis enemigos sin por qué: ¡ahora tengo que devolver lo que no tomé! 5 ¡Oh Dios, tú sabes mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos! 6 ¡No sean avergonzados en mí los que te esperan, oh Señor, Jehová de los Ejércitos! ¡no sean confundidos en mi persona los que te buscan, oh Dios de Israel! 7 Pues por tu causa he sufrido ultraje; confusión ha cubierto mi rostro. 8 He sido extrañado de mis hermanos, y extraño para los hijos de mi madre, 9 Porque el celo de tu Casa me ha consumido, y los vituperios de los que te vituperaban cayeron sobre mí. 10 Cuando lloraba, afligiendo mi alma con ayuno, esto me sirvió de afrenta: 11 me vestí también de cilicio, y vine a ser el refrán de ellos. 12 Contra mí hablan los que se sientan en la puerta, y trovan cantilenas los bebedores de cerveza. 13 Pero en cuanto a mí, dirijo mi oración a ti, oh Jehová; ¡sea tiempo de tu favor, oh Dios, en la abundancia de tu misericordia! ¡respóndeme en la verdad de tu salvación! 14 ¡Sácame del cieno, y no sea yo anegado! ¡librado sea de los que me aborrecen, y de las honduras de aguas! 15 ¡No me aniegue el ímpetu de las aguas, no me trague el abismo, ni cierre el pozo su boca sobre mí! 16 ¡Respóndeme, oh Jehová, porque benigna es tu misericordia! ¡conforme a la muchedumbre de tus piedades, mira hacia mí; 17 y no escondas tu rostro de tu siervo, porque estoy angustiado! ¡apresúrate; respóndeme! 18 ¡Acércate a mi alma; redímela! ¡líbrame a causa de mis enemigos! 19 Tú sabes mi afrenta, y mi confusión, y mi vituperio; delante de ti están todos mis enemigos. 20 ¡La afrenta me ha quebrantado el corazón, y estoy lleno de pesadumbre; y esperaba quien se compadeciera de mí, mas no lo hubo; y consoladores, mas no los hallé! 21 Antes me dieron hiel por mi alimento; y en mi sed me dieron a beber vinagre. 22 ¡Sea su mesa delante de ellos una red tendida, y lo que hubiera de ser para bienestar, séales un lazo! 23 ¡Obscurézcanseles los ojos, para que no vean; y haz que los lomos se les estremezcan de continuo! 24 ¡Derrama sobre ellos tu indignación, y el ardor de tu ira los sobrecoja! 25 ¡Sea su habitación asolada, y en sus tiendas no haya morador! 26 Por cuanto persiguen al que tú heriste, y cuentan con irrisión el dolor de los que tú llagaste. 27 ¡ Pon la pena de iniquidad sobre su iniquidad, y no entren en tu justicia! 28 ¡Sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos! 29 Mas yo estoy afligido y dolorido; ¡oh Dios, póngame en alto tu salvación! 30 Así alabaré el nombre de Dios con canción; le engrandeceré con acciones de gracias. 31 Y esto agradará a Jehová más que buey o novillo, que tiene cuernos y pesuñas. 32 Lo verán los humildes y se alegrarán; vosotros que buscáis a Dios, anímese vuestro corazón. 33 Porque Jehová escucha a los afligidos, y no desprecia a los que por él están en cadenas. 34 ¡Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y cuanto en ellos se mueve! 35 Porque Dios salvará a Sión, y edificará las ciudades de Judá; y los justos habitarán allí, y la poseerán. 36 Así la descendencia de sus siervos la heredarán, y los que aman su nombre habitarán seguros en ella.

Capítulo 70

Para el Director del canto. Salmo de David; para recordar.

1 ¡OH Dios, acude para librarme! ¡apresúrate, oh Dios, para ayudarme! 2 ¡Sean avergonzados y abochornados los que buscan mi vida! ¡sean vueltos atrás y queden llenos de confusión los que mi mal desean! 3 ¡Sean vueltos atrás en pago de su afrenta los que dicen: ¡Ea! ¡ea! 4 ¡Regocíjense y alégrense en ti todos los que te buscan! y digan siempre los que aman tu salvación: ¡Sea engrandecido Dios! 5 Mas yo estoy afligido y menesteroso: ¡ven presto, oh Dios! tú eres mi ayudador y mi libertador; ¡no te tardes, oh Jehová!

Capítulo 71

1 ¡EN ti, oh Jehová, he puesto mi confianza! ¡no sea yo jamás avergonzado! 2 ¡Líbrame en tu justicia, y hazme escapar! ¡inclina hacia mí tu oído, y sálvame! 3 ¡Séme por habitación fortalecida, adonde venga de continuo! has dado mandamiento para salvarme; porque tú eres mi roca y mi fortaleza. 4 ¡Dios mío, líbrame de la mano del inicuo, de la mano del hombre perverso y cruel! 5 pues tú eres mi esperanza, oh Señor Jehová; has sido mi confianza desde mi juventud. 6 Por ti he sido sustentado desde el seno materno; tú me sacaste de las entrañas de mi madre: ¡de ti será mi alabanza perpetuamente! 7 Como prodigio he sido a muchos; pero tú eres mi refugio fuerte. 8 ¡Llénese mi boca de tu alabanza y de tu gloria todo el día! 9 ¡No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas! 10 Porque mis enemigos me lo han dicho así; y los que asechan mi vida consultan entre sí, 11 diciendo: ¡Dios le ha desamparado! ¡perseguidle y tomadle; porque no hay quien le libre! 12 ¡Oh Dios, no te alejes de mí! ¡Dios mío, apresúrate para ayudarme! 13 ¡Sean avergonzados y perezcan los adversarios de mi alma! ¡Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que procuran mi mal! 14 Empero yo esperaré de continuo, y te alabaré más y más. 15 Mi boca publicará tu justicia, y tu salvación todo el día; porque no conozco números que las expresen. 16 Vendré a los poderosos hechos de Jehová el Señor; haré mención de tu justicia, de la tuya sola. 17 ¡Oh Dios, me has enseñado desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas! 18 ¡Así también tú, hasta la vejez y las canas no me desampares, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todo aquel que ha de venir! 19 Tu justicia también, oh Dios, alcanza hasta los altos cielos; tú has hecho cosas grandes; ¡oh Dios! ¿quién hay como tú? 20 , que me has hecho ver muchas y grandes aflicciones, volverás a darme vida, y de los abismos de la tierra volverás a levantarme. 21 Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme. 22 Yo también te daré gracias con el salterio, a causa de tu verdad, ¡oh Dios mío! cantaré a ti con el arpa, ¡oh Santo de Israel! 23 Mis labios se alegrarán cuando a ti cantare, y mi alma que tú has redimido. 24 Asimismo mi lengua hablará todo el día de tu justicia: por cuanto están avergonzados, por cuanto están cubiertos de confusión los que procuraban mi mal.

Capítulo 72

Salmo de Salomón.

1 ¡OH Dios, encomienda tus juicios al Rey, y tu justicia al Hijo del Rey! 2 Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con Juicio 3 Entonces las montañas producirán paz para el pueblo, las colinas también, por medio de la justicia. 4 Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso, y quebrantará al opresor. 5 Te temerán mientras dure el sol, y en presencia de la luna, durante todas las generaciones. 6 Descenderá como la lluvia sobre el césped cortado, como los aguaceros que riegan abundantemente la tierra. 7 En sus días florecerán los justos, y habrá abundancia de paz hasta que no haya luna. 8 Y dominará de mar a mar, y desde el río hasta los cabos de la tierra. 9 Delante de él se abatirán los habitantes del desierto, y sus enemigos lamerán el polvo. 10 Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones. 11 Asimismo delante de él se postrarán todos los reyes; ¡todas las naciones le servirán! 12 Porque librará al menesteroso que clamare, al afligido también, y al que no tiene ayudador. 13 Tendrá piedad del desvalido y del menesteroso, y salvará las almas de los menesterosos. 14 Redimirá su alma del engaño y de la violencia, y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos. 15 Y vivirá el desvalido; y le dará del oro de Sabá; y orará por él continuamente; todo el día le bendecirá. 16 Haya aunque sea un puñado de grano en la tierra, sobre las cumbres de las montañas, hará estruendo su fruto como los cedros del Líbano, y desde la ciudad florecerán los justos como la hierba de la tierra. 17 ¡Será su nombre para siempre! ¡mientras dure el sol será propagado su nombre! y los hombres se bendecirán en él; ¡todas las naciones le llamarán bienaventurado! 18 ¡Bendito sea Jehová Dios, el Dios de Israel, quien solo hace maravillas! 19 ¡y bendito sea su glorioso nombre para siempre; y toda la tierra se llene de su gloria! ¡Amén! y ¡Amén! 20 Se acaban las oraciones de David hijo de Isaí.

Capítulo 73

Salmo de Asaf.

1 CIERTAMENTE Dios es bueno para con Israel, para con los puros de corazón. 2 Pero en cuanto a mí, casi se apartaron mis pies, poco faltó para que resbalaran mis pasos. 3 Porque tuve envidia de los soberbios, al ver la prosperidad de los inicuos. 4 Porque no hay ataduras en su muerte, antes su fuerza se mantiene vigorosa. 5 No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres. 6 Por tanto la soberbia les ciñe el cuello como cadena de oro; se visten de violencia como de un manto. 7 Los ojos se les saltan de gordura; tienen más de lo que puede desear el corazón. 8 Se mofan, y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería. 9 Ponen contra el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra. 10 Así pues Dios hace tornar a su pueblo aquí; y aguas amargas en abundancia son apuradas por ellos. 11 Y dirán: ¿Es posible que sepa Dios? ¿y podrá haber conocimiento de esto para con el Altísimo? 12 ¡He aquí, éstos son inicuos; mas prosperan de continuo, aumentan sus riquezas! 13 Completamente en vano es que yo haya limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; 14 pues que he sido azotado cada día, y castigado todas las mañanas. 15 Mas si dijere: Hablaré de este modo; he aquí, me portaría falsamente para con la generación de tus hijos. 16 Meditaba, pues, para saber esto; pero fué demasiado trabajoso para mí, 17 hasta que entré en el Santuario de Dios, y entendí el paradero de ellos. 18 ¡Ciertamente los has puesto en deslizaderos! ¡ya los dejas caer en destrucciones! 19 ¡Cómo han sido asolados! ¡cuán en un punto! ¡acabáronse; fenecieron con terrores! 20 Como sueño del que despierta, así, oh Señor, cuando despertares, despreciarás sus apariencias. 21 Mas era que se me había agriado el corazón, y en mi interior yo mismo me laceraba. 22 Y era un ignorante, y no entendía; como una bestia era delante de ti. 23 Sin embargo, yo siempre estoy contigo; tú tienes asida mi mano derecha. 24 Me guiarás con tu consejo, y después me recibirás en la gloria. 25 ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? y comparado contigo nada quiero en la tierra. 26 Mi carne y mi corazón desfallecen; pero Dios es la fortaleza de mi corazón, y mi porción para siempre. 27 Porque, he aquí, los que se alejan de ti perecerán; destruyes a todo aquel que rompe tu pacto. 28 Pero yo hallo mi bien en acercarme a Dios; he puesto mi confianza en Jehová el Señor, para poder contar todas tus obras.

Capítulo 74

Maskil de Asaf.

1 ¿POR qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿por qué humea tu ira contra las ovejas de tu dehesa? 2 ¡Acuérdate de tu Congregación que adquiriste de antiguo tiempo, que redimiste como la porción de tu herencia; de este Monte de Sión, donde has habitado. 3 ¡Dirige tus pasos hacia estos asolamientos eternos! ¡mira todo el mal que el enemigo ha hecho en el Santuario! 4 Tus adversarios han bramado en medio de tus asambleas; han puesto sus enseñas por señales del dominio suyo; 5 Se parecen a los que levantan las hachas contra las espesuras de un bosque; 6 pues que ahora con hachas y con mazos hacen pedazos de una vez las entalladuras de tu Casa. 7 Han pegado fuego a tu Santuario; han profanado y echado por tierra el Tabernáculo de tu nombre. 8 Dijeron en su corazón: ¡Destruyámoslos de una vez! han quemado todos los lugares de reunión con Dios en la tierra. 9 No vemos ya nuestras señales de ser pueblo tuyo; no hay más profeta, ni hay entre nosotros quien sepa hasta cuándo dure esto. 10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el adversario? ¿ha de blasfemar el enemigo para siempre tu nombre? 11 ¿Por qué retraes tu mano, tu diestra? ¡sácala de tu seno, y acaba con ellos! 12 Dios empero es mi Rey desde la antigüedad, obrando salvaciones en medio de la tierra. 13 Tú hendiste la mar con tu potencia; quebrantaste las cabezas de los monstruos en las aguas. 14 Tú magullaste las cabezas del Leviatán, y le diste por comida a los habitantes del desierto. 15 Tú partiste fuente y torrente; tú secaste ríos impetuosos. 16 Tuyo es el día, tuya también la noche; tú preparaste la luz y el sol. 17 Tú has establecido todos los términos de la tierra: el verano y el invierno, tú los hiciste. 18 ¡Acuérdate de esto, que el enemigo ha afrentado a Jehová, y que un pueblo insensato ha blasfemado tu nombre! 19 ¡No entregues tu tórtola a la turba voraz! ¡no olvides para siempre la manada de tus afligidos! 20 ¡Mira al pacto; porque los lugares tenebrosos de la tierra llenos están de las moradas de crueldad! 21 ¡No vuelva avergonzado el oprimido! ¡el afligido y el menesteroso alaben tu nombre! 22 Levántate, oh Dios; defiende tu propia causa! ¡acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día! 23 ¡No te olvides de la vocería de tus adversarios! el alboroto de los que se levantan contra ti sube de continuo.

Capítulo 75

Para el Director del canto. A la tonada de ¡No destruyas! Salmo de Asaf: Canción.

1 ¡TE damos gracias, oh Dios, te damos gracias, por cuanto está cercano tu nombre: los hombres cuentan tus maravillas. 2 Porque dijiste: Aprovecharé el tiempo señalado; yo juzgaré rectamente. 3 La tierra y todos sus habitantes se van disolviendo: yo sustento sus columnas. (Pausa.) 4 Digo a los soberbios: ¡No os ensoberbezcáis! y a los inicuos: ¡No alcéis el cuerno! 5 No levantéis en alto vuestro cuerno; no habléis con erguida cerviz. 6 Porque ni del oriente, ni del occidente, ni del sur, viene el ensalzamiento; 7 sino que Dios es el Juez: a éste abate, y a aquél ensalza. 8 Porque hay un cáliz en la mano de Jehová; y el vino fermenta, lleno de mixtura; y él les echa del mismo: ¡hasta las heces lo apurarán, lo beberán todos los inicuos de la tierra! 9 Pero yo anunciaré para siempre, y cantaré alabanzas al Dios de Jacob. 10 Y quebraré todos los cuernos de los inicuos; pero los cuernos del justo serán ensalzados.

Capítulo 76

Para el Director del canto; sobre instrumentos de cuerdas. Salmo de Asaf: Canción.

1 DIOS es conocido en Judá, su nombre es grande en Israel; 2 en Salem también está su Tabernáculo, y su morada en Sión. 3 Allí deshizo las saetas del arco, el escudo, y la espada, y la guerra. (Pausa.) 4 ¡Ilustre eres tú y glorioso, más que las montañas de rapiña! 5 ¡Los robustos de corazón han sido despojados; duermen su sueño; y ninguno de los hombres esforzados encontró sus manos! 6 ¡A tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo yacen postrados en un sueño profundo! 7 ¡Tú eres terrible, tú solo! y ¿quién podrá estar en pie delante de ti una vez que se encienda tu ira? 8 Desde los cielos hiciste oír la sentencia; la tierra tuvo temor y callóse, 9 cuando Dios se levantó al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra. (Pausa.) 10 Ciertamente la ira del hombre te alabará; y el residuo de las iras reprimirás. 11 ¡Haced votos, y pagadlos a Jehová vuestro Dios! ¡todos los que le rodean traigan presentes al Temible! 12 El corta el aliento a los príncipes: ¡terrible es para con los reyes de la tierra!

Capítulo 77

Para el Director del canto, para Jedutún. Salmo de Asaf.

1 ¡MI voz alzaré a Dios, y clamaré; alzaré mi voz a Dios, y él me escuchará! 2 En el día de mi angustia al Señor busqué; mi mano se extendía hacia él de noche sin cansarse; y mi alma rehusaba el consuelo. 3 Acordábame de Dios, y me llené de turbación; quejábame, y desmayaba mi espíritu. (Pausa.) 4 Mantienes en desvelo mis ojos: estoy turbado de manera que no puedo hablar. 5 He considerado los días pasados, los años de la antigüedad. 6 Acuérdome de mi canción en la noche: confiero con mi corazón, y mi espíritu así inquiere: 7 ¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a amar? 8 ¿hase agotado completamente su compasión? ¿hase acabado perpetuamente su promesa? 9 ¿se ha olvidado Dios de tener misericordia? ¿ha encerrado con ira sus piedades? (Pausa.) 10 Y dije: ¡Enfermedad mía es esta! acordaréme de los años de la diestra del Altísimo. 11 Recordaré a las obras de Yah; sí, me acordaré de tus maravillas antiguas; 12 meditaré también en todas tus obras, y reflexionaré sobre tus hechos. 13 ¡Oh Dios, en santidad es tu camino! ¿qué dios es grande como Dios? 14 ¡Tú eres el Dios que haces maravillas! has dado a conocer entre las naciones tu poder. 15 Redimiste con brazo potente a tu pueblo, los hijos de Jacob y de José. (Pausa.) 16 ¡Viéronte las aguas, oh Dios; las aguas te vieron; temieron; los abismos también se estremecieron! 17 Las nubes echaron inundaciones de aguas; los cielos dieron tronadas; asimismo discurrieron tus rayos. 18 La voz de tu trueno oyóse en el torbellino; los relámpagos alumbraron al mundo; la tierra se estremeció, y tembló. 19 ¡En el mar fué tu camino, y tus sendas en las muchas aguas, y tus pisadas no fueron conocidas! 20 Guiaste, como rebaño, a tu pueblo, por mano de Moisés y de Aarón.

Capítulo 78

Maskil de Asaf.

1 ¡ESCUCHA, pueblo mío, mi ley, inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca! 2 Abriré mi boca con una parábola, hablaré problemas respecto de los tiempos antiguos; 3 cosas que hemos oído y entendido, y nuestros padres nos han contado. 4 No las encubriremos a sus hijos, sino contaremos a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su fortaleza, y las maravillas que él ha hecho. 5 Pues estableció un testimonio en Jacob, y ordenó una ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres, que la diesen a conocer a sus hijos; 6 para que sepa la postrera generación, y los hijos que han de nacer levantándose la cuenten a sus hijos; 7 a fin de que pongan en Dios su confianza, y no olviden las obras del Todopoderoso, sino guarden sus mandamientos; 8 y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde, generación que no dispuso su corazón, y cuyo espíritu no fué leal para con Dios. 9 Los hijos de Efraim, arqueros armados, volvieron las espaldas en el día de batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios, y rehusaron andar en su ley; 11 y se olvidaron de sus obras, y de las maravillas que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo cosas asombrosas en la tierra de Egipto, en el país de Soán. 13 Partió la mar, y dejó a ellos pasar; e hizo elevarse las aguas cual montón. 14 Los condujo también con nube de día, y toda la noche con resplandor de fuego. 15 Hendió peñas en el desierto, y dióles a beber como de abismos grandes. 16 Así sacó torrentes de la peña, e hizo descender aguas como ríos. 17 Empero ellos tornaron aún a pecar contra él, rebelándose contra el Altísimo en el yermo. 18 Y tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto. 19 Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿podrá Dios ponernos mesa en el desierto? 20 He aquí, hirió la peña, y brotaron las aguas, y torrentes inundaron la tierra: ¿podrá también dar pan? ¿podrá suministrar carne para su pueblo? 21 Por tanto, al oír esto, Jehová se indignó; y encendióse fuego en Jacob, y subió de punto la ira contra Israel; 22 por cuanto no creyeron en Dios, ni confiaron en su salvación. 23 Esto no obstante, mandó las altas nubes, y abrió las puertas del cielo, 24 y llovió sobre ellos maná para comer, y dióles del trigo del cielo. 25 Pan de ángeles comió el hombre; envióles comida hasta la hartura. 26 Movió también el solano en el cielo, dirigió con su poder el austro; 27 y llovió sobre ellos carne como polvo, y aves aladas como arena del mar: 28 y las dejó caer en medio de su campamento, al rededor de sus habitaciones. 29 Así comieron, y se hartaron bien; pues él les cumplió su deseo. 30 Pero no se habían apartado afín de su codicia, todavía su vianda estaba en su boca, 31 cuando vino sobre ellos la ira de Dios, y mató a los más robustos de ellos, y derribó a los escogidos de Israel. 32 Con todo esto siguieron pecando aún, y no creyeron a pesar de sus maravillas. 33 Por tanto consumió sus días en vanidad, y sus años en espanto. 34 Cuando los iba matando, entonces le buscaban; volvían también y preguntaban solícitos por Dios; 35 y acordábanse de que Dios era su Roca, y el Dios Altísimo su Redentor. 36 Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían 37 Pues su corazón no era recto con él, ni estuvieron firmes en su pacto. 38 Empero él, el Misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruyó; y muchas veces apartó su indignación, y no quiso despertar toda su ira. 39 Porque se acordó de que eran carne, soplo que se va, y no vuelve. 40 ¡Cuántas veces le resistieron en el desierto, y le enojaron en el yermo! 41 Así volviéronse atrás, y tentaron a Dios, y limitaron al Santo de Israel. 42 No se acordaron de su mano, ni del día que los redimió del adversario; 43 cuando obró en Egipto sus señales, y sus maravillas en el país de Soán; 44 y convirtió sus ríos en sangre, sus corrientes también, para que no bebiesen. 45 Envió entre ellos tábanos que los comieron, y ranas que los destruyeron. 46 Y entregó sus frutos a la oruga, y sus labores a la langosta. 47 Destruyó sus viñas con granizo, y sus sicómoros con hielo. 48 Entregó al pedrisco sus bestias, y sus ganados a los rayos. 49 Envió sobre ellos el ardor de su ira; indignación, y saña, y angustia; misión de ángeles de mal. 50 Enderezó camino para su ira; y no detuvo de la muerte el alma de ellos, sino entregó su vida a la peste; 51 e hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam. 52 E hizo partir, como hato de ovejas, a su pueblo; llevólos, como rebaño, por el desierto. 53 Y guiólos con seguridad, de modo que no tuvieron temor: mas a sus enemigos los cubrió la mar. 54 Y los trajo a su territorio santo, a esta serranía que adquirió su diestra. 55 Echó también naciones delante de ellos, y repartiólas, con cordel, como herencia suya; y en las tiendas de ellas hizo habitar a las tribus de Israel. 56 Empero tentaron y se rebelaron contra el Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios: 57 sino apartáronse, y se hicieron desleales como sus padres: volteáronse como arco engañoso. 58 Y enojáronle con sus altos, y provocáronle a celos con sus esculturas. 59 Oyó Dios, e indignóse; y aborreció en gran manera a Israel: 60 Y dejó la Habitación de Silo, el Tabernáculo donde había habitado entre los hombres; 61 y entregó el arca de su fuerza al cautiverio, y su gloria en mano del enemigo. 62 Abandonó también su pueblo a la espada; y airóse contra su herencia. 63 Devoró el fuego a sus mancebos, y sus vírgenes no fueron pedidas en matrimonio. 64 Sus sacerdotes cayeron a espada, y sus viudas no hicieron lamentación. 65 Entonces, como un dormido, despertó el Señor, como valiente que da voces a causa del vino: 66 e hirió hacia atrás a sus enemigos; los cubrió de afrenta perpetua. 67 Además, desechó la tienda de José; y no escogió la tribu de Efraim: 68 sino escogió la tribu de Judá, al Monte de Sión que él amó. 69 Y edificó su Santuario como alturas, como la tierra, la que cimentó para siempre. 70 Escogió también a David, su siervo, y tomóle de las majadas de las ovejas; 71 de seguir tras las paridas le trajo, para apacentar a Jacob, su pueblo, y a Israel, su herencia. 72 Así los apacentó conforme a la integridad de su corazón, y con la habilidad de sus manos los pastoreó.

Capítulo 79

Salmo de Asaf.

1 ¡OH Dios, los gentiles han entrado en tu herencia; han profanado tu santo Templo! ¡han convertido a Jerusalem en montones de escombros! 2 ¡Han dado los cadáveres de tus siervos para ser comida a las aves del cielo, la carne de tus santos, a las bestias de la tierra! 3 ¡Han derramado su sangre, como agua, en derredor de Jerusalem; y no hay quien los entierre! 4 Hemos venido a ser objeto de oprobio a nuestros vecinos, el escarnio y la irrisión de los que nos rodean. 5 ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿te airarás para siempre? ¿tus celos arderán como fuego? 6 Derrama antes tu ira sobre las naciones que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu nombre: 7 porque han consumido a Jacob, y han asolado su morada. 8 ¡No tengas en memoria contra nosotros las iniquidades pasadas! ¡apresúrate! ¡vengan tus misericordias a encontrarnos; porque estamos muy abatidos! 9 ¡Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre! ¡líbranos, y perdona nuestros pecados, por causa de tu nombre! 10 ¿Por qué han de decir los gentiles: Dónde está el Dios de ellos? ¡Sea conocida entre las naciones, a nuestra vista, la venganza de la derramada sangre de tus siervos! 11 ¡Llegue delante de ti el gemido de los encarcelados! ¡conforme a la grandeza de tu poder preserva a los condenados a muerte; 12 y devuelve a nuestros vecinos en su mismo seno, con los siete tantos, la deshonra con que te han deshonrado, oh Jehová! 13 Así nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu dehesa, te alabaremos para siempre: de generación en generación contaremos tus alabanzas.

Capítulo 80

Para el Director del canto. A la tonada de Lirios. Testimonio. Salmo de Asaf.

1 ESCUCHA, oh Pastor de Israel, tú que conduces, como rebaño, a José! ¡resplandece, tú que habitas entre los querubines! 2 ¡Delante de Efraim y Benjamín y Manasés despierta tu poder, y ven a salvarnos! 3 ¡Oh Dios, haznos volver, y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos! 4 ¡Jehová, Dios de los Ejércitos! ¿hasta cuándo humeará tu ira contra la oración de tu pueblo? 5 Los has hecho comer pan de lágrimas, les has dado a beber lágrimas en abundancia. 6 Nos haces ser objeto de contienda a nuestros vecinos, y nuestros enemigos ríen entre sí. 7 ¡Oh Dios de los Ejércitos, haznos volver, y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos! 8 Trajiste una vid de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste: 9 limpiaste el lugar delante de ella de manera que echó hondas sus raíces, y llenó la tierra. 10 Las montañas fueron cubiertas de su sombra, y con sus sarmientos los grandes cedros. 11 Envió sus ramas hasta el mar, y hasta el río sus vástagos. 12 ¿Por qué, pues, has derribado sus vallados, de manera que la despojan todos los que pasan por el camino? 13 El jabalí de la selva la devasta, y la devora la bestia del campo. 14 ¡Oh Dios de los Ejércitos, vuelve ahora! ¡mira desde el cielo, y considera, y visita esta vid, 15 y la cepa que tu diestra plantó, y el renuevo que fortaleciste para ti mismo! 16 ¡Quemada a fuego está, y cortada! ¡tu pueblo perece por el ceño de tu semblante! 17 ¡Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, y sobre el hijo del hombre que para ti fortaleciste! 18 Así no nos apartaremos de ti: ¡vivifícanos, e invocaremos tu nombre! 19 ¡Oh Jehová, Dios de los Ejércitos, haznos volver, haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos!

Capítulo 81

Para el Director del canto. Sobre la Gitit. Salmo de Asaf.

1 ¡CANTAD a Dios, fortaleza nuestra! ¡cantad con júbilo al Dios de Jacob! 2 ¡Entonad el salmo! ¡dad al pandero! ¡tañed el arpa melodiosa y el salterio! 3 ¡Tocad la trompeta en el mes señalado, a la luna llena, en el día de nuestra fiesta más solemne! 4 Porque estatuto es este para Israel, y ley del Dios de Jacob. 5 Lo constituyó como testimonio en José, cuando salió triunfante sobre la tierra de Egipto. Voz que no había conocido oí, que decía: 6 Yo quité su hombro de debajo de la carga; sus manos fueron descargadas de los cestos. 7 En la angustia llamaste, y yo te libré; te respondí en la nube, escondite del trueno; te probé junto a las aguas de Meriba. (Pausa.) 8 ¡Oye, pueblo mío, y te amonestaré! ¡oh Israel, si me oyeres, 9 no habrá en ti dios ajeno, ni te encorvarás ante dios extraño! 10 Yo soy Jehová, Dios tuyo; el que te hice subir de la tierra de Egipto: ¡ensancha tu boca, y yo la llenaré! 11 Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no quiso escucharme. 12 De manera que los entregué a la dureza de su corazón; y caminaron en sus propios consejos. 13 ¡Oh si mi pueblo me oyera, e Israel anduviera en mis caminos! 14 en nada derribara yo a sus enemigos, y volviera mi mano contra sus adversarios: 15 los aborrecedores de Jehová le dirían lisonjas serviles; pero el tiempo de ellos sería para siempre. 16 Le sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña te saciaría.

Capítulo 82

Salmo de Asaf.

1 DIOS está presente en la Congregación de Dios; juzga en medio de los dioses. 2 ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los inicuos? (Pausa.) 3 ¡Defended al desvalido y al huérfano! ¡haced justicia al afligido y al pobre! 4 ¡librad al desvalido y al menesteroso! ¡sacadlos de la mano de los inicuos! 5 No saben, ni quieren entender; siguen andando en tinieblas: vacilan todos los cimientos de la tierra. 6 Yo dije: Dioses sois, y todos vosotros hijos del Altísimo. 7 Empero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis. 8 ¡Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú has de poseer todas las naciones!

Capítulo 83

Canción. Salmo de Asaf.

1 ¡OH Dios, no guardes silencio! ¡no calles, ni te detengas, oh Dios! 2 Pues, he aquí, tus enemigos braman, y los que te aborrecen alzan la cabeza. 3 Contra tu pueblo consultan astutamente; entran en consejo contra tus protegidos. 4 Dicen: ¡Venid, cortémoslos, para que no sean nación, ni haya más memoria del nombre de Israel! 5 Porque a una han conspirado de todo corazón; contra ti han hecho liga 6 las tiendas de Edom y los Ismaelitas, Moab y los Agarenos; 7 Gebal, y Ammon, y Amalec, Filistía con los habitantes de Tiro; 8 Asiria también se ha juntado con ellos: éstos son auxiliares a los hijos de Lot. (Pausa.) 9 Hazles a ellos como hiciste a Madián, como a Sísara, como a Jabín junto al torrente de Cisón. 10 Perecieron en Endor; fueron hechos como estiércol para la tierra. 11 Pon a sus nobles como a Oreb, y como a Zeeb; y a todos sus príncipes como a Zeba y como a Zalmuna. 12 Pues ellos han dicho: ¡Apoderémonos de las moradas de Dios! 13 ¡Dios mío, pónlos como torbellino de polvo; como hojarascas delante del viento! 14 Como el fuego consume el bosque, como la llama abrasa las montañas, 15 así persíguelos con tu tempestad, y atérralos con tu turbión. 16 Llena sus rostros de deshonra, y los hombres buscarán tu nombre, oh Jehová. 17 ¡Sean avergonzados y aterrados para siempre! ¡queden corridos también, y perezcan! 18 ¡y conozcan todos que tú, cuyo nombre es JEHOVÁ, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra!

Capítulo 84

Para el Director del canto: Sobre la Gitit. Salmo de los hijos de Coré.

1 ¡CUÁN amables son tus moradas, oh Jehová de los Ejércitos! 2 ¡Mi alma suspira y aun desfallece por los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne claman por el Dios vivo! 3 ¡Aún el gorrión ha hallado casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, junto a tus altares, oh Jehová de los Ejércitos, rey mío y Dios mío! 4 ¡Bienaventurados los que habitan en tu Casa! de continuo te alabarán. (Pausa.) 5 ¡Bienaventurado el hombre cuya fortaleza es en ti, los que tienen caminos para ti en su corazón! 6 Pasando por el valle de Lágrimas lo convierten en manantial de aguas; también la lluvia temprana lo cubre de bendiciones. 7 Irán de fuerza en fuerza; cada uno de ellos se presentará delante de Dios en Sión. 8 ¡Jehová, Dios de los Ejércitos, oye mi oración! ¡escucha, oh Dios de Jacob! (Pausa.) 9 ¡Ve, oh Dios, escudo nuestro, y mira el rostro de tu Ungido! 10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. He escogido estar a la puerta en la Casa de mi Dios, más bien que habitar en las tiendas de maldad. 11 Porque Jehová Dios es escudo y sol; gracia y gloria nos dará Jehová: no negará ningún bien a los que andan rectamente. 12 ¡Oh Jehová de los Ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti!

Capítulo 85

Para el Director del canto. Salmo de los hijos de Coré.

1 TE complaciste en tu tierra, oh Jehová; hiciste tornar el cautiverio de Jacob: 2 perdonaste la iniquidad de tu pueblo; cubriste todos los pecados de ellos. (Pausa.) 3 Depusiste toda tu indignación; te apartaste del calor de tu ira. 4 ¡Vuélvenos, oh Dios de nuestra salvación; y cese tu ira hacia nosotros! 5 ¿Estarás enojado para siempre con nosotros? ¿extenderás tu ira de generación en generación? 6 ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti? 7 ¡Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia, y concédenos tu salvación! 8 Oiré lo que hablará el Dios Jehová; porque hablará paz a su pueblo y a sus favorecidos; pero no vuelvan ellos a la locura. 9 Ciertamente su salvación está cercana a los que le temen; para que la gloria more en nuestra tierra. 10 La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron; 11 la verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde el cielo. 12 Asimismo Jehová dará el bien, y nuestra tierra producirá su fruto. 13 La justicia irá delante de él, y nos pondrá en el camino de sus pasos.

Capítulo 86

Oración de David.

1 ¡INCLINA tu oído, oh Jehová; respóndeme! porque estoy afligido y menesteroso. 2 ¡Guarda mi alma, porque a ti soy devoto! ¡tú, oh Dios mío, salva a tu siervo que confía en ti! 3 ¡Ten misericordia de mí, oh Señor; porque a ti clamo todo el día! 4 ¡Alegra el alma de tu siervo; por que a ti, Señor, levanto mi alma! 5 Porque tú, Señor, eres bueno, y perdonador, y grande en misericordia a todos los que te invocan. 6 ¡Escucha, oh Jehová, mi oración, y atiende a la voz de mis ruegos! 7 En el día de mi angustia clamaré a ti; porque tú me responderás. 8 Entre los dioses ninguno hay como tú, oh Señor, ni hay obras como tus obras. 9 Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, oh Señor, y glorificarán tu nombre. 10 Porque tú eres grande, y haces maravillas; tú solo eres Dios. 11 Enséñame tu camino, oh Jehová; andaré en tu verdad; aúna los sentimientos de mi corazón para temer tu nombre. 12 Te alabaré, oh Jehová, Dios mío, con todo mi corazón; y glorificaré tu nombre para siempre jamás. 13 Porque tu misericordia es grande para conmigo, y has librado mi alma de lo más hondo del infierno. 14 ¡Oh Dios! los soberbios se han levantado contra mí, y una reunión de hombres violentos busca mi vida, y no te han puesto a ti delante de su vista. 15 Mas tú, Señor, eres Dios compasivo y benigno, lento en iras, y grande en misericordia y verdad. 16 ¡Mira hacia mí, y ten piedad de mí; da tu fortaleza a tu siervo, y salva al hijo de tu sierva! 17 ¡Muéstrame alguna señal de tu favor, y véanla los que me odian, y sean avergonzados; por cuanto tú, Jehová, me has ayudado, y me has consolado!

Capítulo 87

Salmo de los hijos de Coré. Canción.

1 ¡ ÉL la fundó sobre las santas montañas! 2 ¡Jehová ama las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob! 3 ¡Cosas gloriosas han sido dichas de ti, oh ciudad de Dios! (Pausa.) 4 Haré mención de Egipto y de Babilonia, como de los que me conocen. ¡He aquí a Filistía, y a Tiro, con Etiopía! de ellos será dicho: ¡Este pueblo nació allí! 5 Y de Sión se dirá: ¡Este hombre y esotro nacieron en ella; el Altísimo mismo la establece! 6 Jehová contará, cuando se inscribieren las naciones, diciendo: ¡Ésta también nació allí! (Pausa.) 7 Y habrá cantores, con músicos de flautas, que dirán: ¡Todas mis fuentes están en ti!

Capítulo 88

Canción. Salmo de los hijos de Coré. Para el Director del canto. Sobre una enfermedad aflictiva. Maskil de Hemán ezrahita.

1 ¡JEHOVÁ, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti! 2 ¡Éntre mi oración en tu presencia! ¡inclina tu oído a mi clamor! 3 Porque mi alma está harta de padecimientos, y mi vida se va llegando a la sepultura. 4 Soy contado con los que descienden al hoyo; soy como hombre sin fuerza: 5 ¡postrado entre los muertos, como los pasados a cuchillo que duermen en el sepulcro; de quienes no te acuerdas ya, y que son acortados por tu mano! 6 ¡Me has puesto en un hoyo profundo; en tinieblas, en honduras! 7 ¡Sobre mí ha descendido tu ira, y con todas tus ondas me has afligido! (Pausa.) 8 Has alejado de mí mis conocidos; me has hecho una abominación para ellos; estoy encerrado, y no puedo salir. 9 Mis ojos languidecen a causa de mi aflicción: ¡te he llamado, oh Jehová; cada día extiendo mis manos hacia ti! 10 ¿Manifestarás tus maravillas a los muertos? ¿se levantarán los espectros para alabarte? (Pausa.) 11 ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el lugar de destrucción? 12 ¿Serán conocidas en la obscuridad tus maravillas, y tu justicia en la tierra del olvido? 13 Pero yo a ti he clamado, oh Jehová; y de mañana se presentará delante de ti mi oración. 14 ¿Por qué, Jehová, desechas mi alma? ¿por qué escondes de mí tu rostro? 15 ¡Afligido estoy, y a punto de perecer, desde mi niñez; he llevado tus terrores; me desespero! 16 Sobre mí han pasado tus iras; tus terrores han acabado conmigo. 17 Como aguas me han rodeado todo el día; a una me han cercado. 18 Has alejado de mí al amigo y al compañero, y a mis conocidos has puesto en tinieblas.

Capítulo 89

Maskil de Etán ezrahita.

1 CANTARÉ perpetuamente las misericordias de Jehová; con mi boca daré a conocer tu fidelidad de siglo en siglo. 2 Porque he dicho: La misericordia será para siempre edificada; en los mismos cielos afirmarás tu verdad. 3 Tú dijiste: He hecho pacto con mi escogido, he jurado a David mi siervo: 4 Para siempre estableceré tu linaje, y edificaré de siglo en siglo tu trono. (Pausa.) 5 Y los cielos celebrarán tus maravillas, oh Jehová, y tu fidelidad, en la asamblea de los seres santos. 6 Pues ¿quién en los cielos puede compararse con Jehová? ¿quién podrá asemejarse a Jehová entre los hijos del Poderoso? 7 Dios es muy temible en el consejo privado de los seres santos, e infunde pavor a todos los que asisten en torno de él. 8 Jehová, Dios de los Ejércitos, ¿quién hay poderoso cómo tú, oh Yah? y tu fidelidad está en derredor de ti. 9 Tú dominas la braveza de la mar; cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas. 10 Tú quebrantaste, como herido de muerte, a Egipto; con el brazo de tu poder dispersaste a tus enemigos. 11 Tuyos son los cielos, tuya también la tierra, el mundo y cuanto contiene, tú lo fundaste. 12 El norte y el sur, tú los creaste; Tabor y Hermón se regocijan en tu nombre. 13 Tuyo es el brazo potente; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra. 14 Justicia y juicio son el asiento de tu trono; misericordia y verdad irán delante de tu rostro. 15 ¡Dichoso el pueblo que sabe cantarte alegremente! andarán, oh Jehová, a la luz de tu rostro. 16 En tu nombre se alegrarán todo el día, y en tu justicia serán ensalzados. 17 Porque tú eres la gloria de su fortaleza, y con tu favor nuestro cuerno será ensalzado. 18 Porque Jehová es nuestro escudo, y nuestro Rey es el Santo de Israel. 19 Entonces hablaste en visión a tu piadoso siervo, y dijiste: He encargado el socorro a Uno que es poderoso. he ensalzado a Uno escogido de entre el pueblo. 20 He hallado a David mi siervo; le he ungido con mi santa unción. 21 Mi mano estará presente con él; mi brazo también le fortalecerá. 22 El enemigo no le vejará, ni el hijo de iniquidad le afligirá. 23 Mas yo quebrantaré a sus adversarios delante de él, y heriré a los que le aborrecen. 24 Pero mi fidelidad y mi misericordia estarán con él; y en mi nombre será ensalzado su cuerno. 25 Pondré también su mano sobre el mar, y sobre los ríos su diestra. 26 Él clamaría mí: ¡Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salvación! 27 Yo también le constituiré el Primogénito; más alto que los reyes de la tierra. 28 Sempiternamente guardaré con él mi misericordia; mi pacto con él es seguro. 29 Estableceré también su linaje para siempre, y su trono durará como los días del cielo. 30 Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis preceptos; 31 si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos; 32 entonces yo visitaré su transgresión con la vara, y su iniquidad con azotes: 33 mas no quitaré de él mi misericordia, ni faltaré a mi fidelidad: 34 no profanaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. 35 Una vez he jurado por mi santidad; no mentiré a David: 36 su linaje durará para siempre, y su trono como el sol delante de mí. 37 Será establecido para siempre como la luna, y como testigo fiel en el cielo. (Pausa.) 38 Empero ahora tú has desechado y despreciado; te has airado con tu ungido. 39 Has quebrantado tu pacto de tu siervo; has profanado su corona, echándola a tierra. 40 Has derribado todos sus vallados; has destruído sus fortalezas. 41 Le saquean todos los que pasan por el camino; y ha venido a ser el escarnio de sus vecinos. 42 Has ensalzado la diestra de sus adversarios; has alegrado a todos sus enemigos. 43 Has embotado también el filo de su espada; y no le has hecho estar firme en la batalla. 44 Has empañado su gloria; y has echado por tierra su trono. 45 Has acortado los días de su juventud; y le has cubierto de ignominia. (Pausa.) 46 ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿te esconderás para siempre? ¿arderá como fuego tu ira? 47 Recuerda cuán breve es mi tiempo: ¿por qué has creado en vano a todos los hijos de los hombres? 48 ¿Cuál es el hombre que vivirá y no verá la muerte? ¿quién librará su alma del poder del sepulcro? (Pausa.) 49 Señor, ¿dónde están tus misericordias antiguas? ¡juraste a David en tu verdad! 50 ¡Acuérdate, oh Señor, del oprobio de tus siervos, oprobio que llevo en mi seno de parte de todas las muchas naciones! 51 ¡Acuérdate de que tus enemigos han afrentado, oh Jehová, de que han afrentado las pisadas de tu ungido! 52 ¡Bendito sea Jehová para siempre! ¡Amén! y ¡Amén!

Capítulo 90

Oración de Moisés, varón de Dios.

1 ¡SEÑOR, tú has sido nuestra morada de generación en generación! 2 ¡Antes que naciesen las montañas, o tú produjeras la tierra y el mundo, y desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Dios! 3 Tornas al hombre en polvo, y dices: ¡Volveos a la tierra, hijos de Adam! 4 Porque mil años son a tu vista como el día de ayer, que ya pasó, y como una vigilia de la noche. 5 Los arrebatas como avenida de aguas; son como un sueño a la mañana; son como la hierba que pasa. 6 Por la mañana florece, y pasa; pues a la tarde es segada, y se marchita. 7 Porque en tu ira desfallecemos, y con tu indignación estamos aterrados. 8 Has puesto nuestras iniquidades delante de ti, nuestros pecados más secretos a la luz de tu rostro. 9 Porque todos nuestros días se van pasando en tu ira; acabamos nuestros años como un suspiro. 10 Los días de nuestros años son setenta años; y si a causa de mayor vigor alcanzan a ochenta años, aun así su jactada pujanza es afán y trabajo; porque presto se nos arrebata, y volamos. 11 ¿Quién conoce el poder de tu ira, y, según tu temor, tu indignación? 12 Así enséñanos a contar nuestros días, y alcanzaremos un corazón dotado de sabiduría. 13 ¡Vuelve, oh Jehová! ¿hasta cuándo tardarás? ¡y duélete de tus siervos! 14 ¡Hártanos presto de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos en todos nuestros días! 15 ¡Alégranos conforme a los días en que nos has afligido, y a los años en que hemos visto males! 16 Manifiesta tu obra a tus siervos, y sobre los hijos de ellos aparezca tu gloria: 17 y sea la hermosura de Jehová nuestro Dios sobre nosotros; y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, confirma tú la obra de nuestras manos.

Capítulo 91

1 EL que habita en el retiro del Altísimo, morará seguro bajo la sombra del Omnipotente. 2 Yo diré de Jehová: ¡Refugio mío y fortaleza mía! ¡mi Dios, en él confiaré! 3 Porque él te hará escapar del lazo del cazador, y de la asoladora pestilencia. 4 Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas te refugiarás: escudo y adarga es su verdad. 5 No tendrás temor de espanto nocturno, ni de saeta que vuela de día, 6 ni de la pestilencia que anda en tinieblas, ni de la mortandad que hace estragos al mediodía. 7 Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; pero a ti no llegará. 8 Tan sólo con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los inicuos. 9 Por cuanto has dicho: ¡Tú, oh Jehová, eres mi refugio! y al Altísimo has puesto por tu habitación; 10 no te sucederá mal alguno, ni plaga tocará en tu morada. 11 Porque dará encargo a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos; 12 sobre las palmas de sus manos te llevarán, para que no tropieces con tu pie en alguna piedra. 13 Pisarás al león y al áspid; hollarás al leoncillo y a la serpiente. 14 Por cuanto tiene puesto en mí su amor, yo también le libraré: le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Él clamará a mí, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; le libraré, y le glorificaré; 16 de larga vida le hartaré, y le mostraré mi salvación.

Capítulo 92

Salmo. Canción para el día del Descanso.

1 ¡BUENO es alabar a Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo! 2 publicar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad en las noches; 3 sobre decacordio, y sobre salterio, con el dulce sonido del arpa. 4 Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras, en las obras de tus manos me regocijaré. 5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová; muy profundos son tus pensamientos! 6 El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto. 7 Cuando los inicuos brotan como la hierba, y florecen todos los obradores de iniquidad, es para que sean destruídos eternamente. 8 ¡Mas tú, Jehová, eres para siempre ensalzado! 9 Porque, he aquí, tus enemigos, oh Jehová, porque, he aquí, tus enemigos perecerán; serán dispersados todos los obradores de maldad. 10 Pero tú ensalzarás mi cuerno como cuerno del uro: ungido estoy con aceite fresco. 11 También mis ojos mirarán el castigo de mis enemigos; y mis oídos oirán el de los inicuos que se levantan contra mí. 12 El justo florecerá como la palma; crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados los justos en la Casa de Jehová, florecerán gen los atrios de nuestro Dios. 14 Aun en la vejez darán fruto; serán vigorosos y verdes; 15 para manifestar que Jehová es recto; mi roca es, y no hay injusticia en él.

Capítulo 93

1 JEHOVÁ reina; se viste de majestad; se viste y se ciñe Jehová de fortaleza; también el mundo está afirmado; no será movido. 2 ¡Firme es tu trono desde la antigüedad! ¡tú eres desde la eternidad! 3 Alzaron los ríos, oh Jehová, alzaron los ríos su voz; los ríos alzaron sus ondas. 4 ¡Empero Jehová en las alturas es más fuerte que el estruendo de muchas aguas, que las rompientes ondas del mar! 5 Tus testimonios son firmes, muy firmes: ¡a tu Casa, oh Jehová, conviene la santidad para siempre!

Capítulo 94

1 ¡OH Dios de las venganzas, Jehová, oh Dios de las venganzas, manifiéstate en gloria! 2 ¡Levántate, oh Juez de la tierra; da su merecido a los soberbios! 3 ¿Hasta cuándo, oh Jehová, los inicuos, hasta cuándo han de jactarse los inicuos? 4 Parlan y hablan insolencias; y todos los obradores de iniquidad se vanaglorían. 5 Quebrantan a tu pueblo, oh Jehová, y afligen a tu herencia. 6 Matan a la viuda y al extranjero, y quitan la vida al huérfano; 7 y dicen: ¡No verá Jehová, y nada entenderá de ello el Dios de Jacob! 8 ¡Entended vosotros, los más estúpidos de entre el pueblo! y vosotros, ¡oh insensatos! ¿cuándo tendréis cordura? 9 ¿El que plantó el oído, no debe oír? ¿el que formó el ojo, no debe ver? 10 ¿el que castiga las naciones, no reprenderá? ¿y no conocerá el que enseña al hombre el saber? 11 Jehová conoce los pensamientos de los hombres, y sabe que son vanidad. 12 ¡Bienaventurado el hombre a quien tú, oh Jehová, corriges, y enseñas en tu ley; 13 para hacerle descansar en los días de adversidad, hasta tanto que se cave el hoyo para el inicuo! 14 Porque no desechará Jehová a su pueblo, ni desamparará a su herencia; 15 sino antes el juicio volverá a la justicia, y en pos de él seguirán todos los rectos de corazón. 16 ¿Quién se levantará por mí contra los malhechores? ¿quién estará por mí contra los obradores de iniquidad? 17 Si Jehová no me hubiese socorrido, en breve mi alma hubiera habitado en el silencio. 18 Mas cuando yo decía: ¡Mi pie resbala! tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. 19 En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegran mi alma. 20 ¿Podrá coligarse contigo el trono de iniquidad, que hace agravio bajo forma de ley? 21 Júntanse en tropas contra la vida del justo, y condenan la sangre inocente. 22 Pero Jehová ha sido mi torre alta, y mi Dios es la roca de mi refugio. 23 Y él hará volver sobre ellos su misma iniquidad; y los destruirá en su propia maldad: Jehová nuestro Dios los destruirá.

Capítulo 95

1 ¡VENID, alegrémonos en Jehová, cantemos con júbilo a la Roca de nuestra salvación! 2 ¡Entremos en su presencia con acciones de gracias; y cantémosle alegres con salmos! 3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses. 4 En su mano están las profundidades de la tierra; las alturas de las montañas también son suyas: 5 suyo es el mar, pues que él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca. 6 ¡Venid, postrémonos, y encorvémonos; arrodillémonos ante Jehová nuestro Hacedor! 7 porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su dehesa, y las ovejas de su mano. ¡Oh si hoy escuchareis su voz! 8 No endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masa, en el desierto: 9 donde me tentaron vuestros padres, probáronme, aunque vieron mi obra. 10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo son ellos errantes de corazón, y no han conocido mis caminos. 11 A quienes juré en mi ira: ¡No entrarán en mi descanso!

Capítulo 96

1 ¡CANTAD a Jehová un cántico nuevo! ¡cantad a Jehová, moradores de toda la tierra! 2 ¡Cantad a Jehová, bendecid su nombre, anunciad de día en día su salvación! 3 ¡Contad entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillas! 4 Porque grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado: temible es más que todos los dioses. 5 Porque todos los dioses de las naciones son ídolos; pero Jehová hizo los cielos. 6 Honra y majestad están delante de él, fortaleza y hermosura, en su Santuario. 7 ¡Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, tributad a Jehová la gloria y la fortaleza! 8 ¡Tributad a Jehová la gloria de su nombre; traed ofrendas, y entrad en sus atrios! 9 ¡Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad! ¡temblad delante de él, moradores de toda la tierra! 10 Decid entre las naciones: ¡Jehová reina! también el mundo será establecido; no será movido: él juzgará a las naciones con justicia. 11 ¡Alégrense los cielos, y gócese la tierra! ¡brame la mar, y cuanto en ella hay! 12 ¡regocíjese el campo, y todo lo que está en él! entonces todos los árboles de la selva cantarán de gozo 13 delante de Jehová; porque viene, , porque viene a juzgar la tierra ¡juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad!

Capítulo 97

1 ¡JEHOVÁ reina! ¡regocíjese la tierra! ¡alégrese la muchedumbre de las islas! 2 Nubes y tinieblas están al rededor de él; justicia y juicio son el asiento de su trono. 3 ¡Fuego anda delante de él, y abrasa a sus enemigos en derredor! 4 ¡Sus relámpagos alumbran el mundo; la tierra ve, y se estremece! 5 ¡Montañas se derriten como cera delante de Jehová, delante del Señor de toda la tierra! 6 Los cielos publican su justicia, y todas las naciones ven su gloria. 7 ¡Avergüéncense todos los que sirven a una escultura, los que se glorían en los ídolos! ¡Todos los dioses, encórvense a él! 8 ¡Sión oye, y se alegra; y las hijas de Judá se regocijan a causa de tus juicios, oh Jehová! 9 ¡Porque tú, oh Jehová, eres Altísimo sobre toda la tierra: eres muy ensalzado sobre todos los dioses! 10 ¡Los que amáis a Jehová, aborreced el mal! él guarda las almas de sus piadosos siervos; de la mano de los inicuos los libra. 11 Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón. 12 ¡Alegraos, oh justos, en Jehová, y tributad alabanzas al acordaros de su santo nombre!

Capítulo 98

Salmo.

1 ¡CANTAD a Jehová un cántico nuevo, porque él ha hecho maravillas! ¡su misma diestra le ha ganado la victoria, y su santo brazo! 2 Jehová ha dado a conocer su salvación; a vista de las naciones ha manifestado su justicia. 3 Hase acordado de su misericordia y su verdad, para con la casa de Israel: todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. 4 ¡Cantad con júbilo a Jehová, moradores de toda la tierra! ¡romped en alabanzas, y cantad, y tañed salmos! 5 ¡Tañed salmos a Jehová con el arpa, con el arpa y la voz de salmodia! 6 ¡Con trompetas y son de corneta, cantad alegremente delante del Rey Jehová! 7 ¡Brame la mar, y cuanto ella contiene, el mundo, y los que en él habitan! 8 ¡Los ríos batan las manos! ¡regocíjense a una las montañas 9 delante de Jehová, porque viene a juzgar la tierra! ¡juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con equidad!

Capítulo 99

1 ¡JEHOVÁ reina! ¡tiemblen los pueblos! se sienta entronizado sobre los querubines; ¡conmuévase la tierra! 2 Jehová es grande en Sión, y ensalzado está sobre todos los pueblos. 3 ¡Confiesen todos tu grande y temible nombre! ¡Él es santo! 4 Y el poder del Rey es afecto a la justicia: tú has establecido la rectitud; tú has hecho juicio y justicia en Jacob. 5 ¡Ensalzad a Jehová nuestro Dios, y encorvaos ante el escabel de sus pies! ¡Él es santo! 6 Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocan su nombre; éstos invocaban a Jehová, y él les respondía. 7 En la columna de nube hablaba con ellos: guardaban sus testimonios, y el estatuto que les dió. 8 ¡Jehová, Dios nuestro, tú les respondías: Dios perdonador fuiste para con ellos, mas vengador de sus obras malas! 9 ¡Ensalzad a Jehová nuestro Dios, y encorvaos ante su santo monte! porque Jehová, nuestro Dios, es santo.

Capítulo 100

Salmo: para acciones de gracias.

1 ¡CANTAD con júbilo a Jehová, moradores de toda la tierra! 2 ¡Servid a Jehová con alegría; entrad ante su presencia con canciones! 3 Sabed que Jehová solo es Dios: él nos hizo, y nosotros somos suyos, su pueblo, y las ovejas de su dehesa. 4 ¡Entrad en sus puertas con acciones de gracias, y en sus atrios con alabanza! ¡dadle gracias, y bendecid su nombre! 5 Porque Jehová es bueno; hasta la eternidad es su misericordia, y hasta la postrera generación su verdad.

Capítulo 101

Salmo de David.

1 ¡MISERICORDIA y juicio cantaré; a ti, Jehová, tañeré salmos! 2 Observaré atentamente el camino de perfección: ¿oh cuándo vendrás a mí? en la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. 3 No pondré cosa mala delante de mis ojos: aborrezco la obra de los que se apartan de ti; no se me pegará. 4 El corazón perverso se alejará de mí: al hombre malo no le conoceré. 5 Al que calumnia en secreto a su prójimo, le destruiré: al altivo de ojos y orgulloso de corazón, no le sufriré. 6 Fijaré mis ojos sobre los fieles de la tierra, para que ellos estén conmigo. El que anduviere en camino perfecto, éste me servirá. 7 No habitará dentro de mi casa quien practica engaño; el que habla mentiras no parará delante de mis ojos. 8 Con empeño destruiré a todos los inicuos de la tierra, para cortar de la ciudad de Jehová a todos los obradores de maldad.

Capítulo 102

Oración de un afligido, cuando desfallece, y derrama delante de Jehová su querella.

1 ¡OYE, oh Jehová, mi oración; llegue mi clamor a ti! 2 ¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia! ¡inclina a mí tu oído! ¡en el día que te invoque, apresúrate a responderme! 3 Porque como humo se consumen mis días, y mis huesos arden como leña seca. 4 Herido como hierba está mi corazón, y se ha secado, de modo que me olvido de comer mi pan. 5 A causa de la voz de mi gemido, mis huesos se han pegado a mi carne. 6 Soy como el pelícano del desierto; soy como el buho de las ruinas. 7 Velo, y soy como gorrión solitario sobre el tejado. 8 Cada día me afrentan mis enemigos; y mis enfurecidos adversarios juran por mí. 9 He comido, pues, ceniza como pan, y he mezclado mi bebida con lloro, 10 a causa de tu enojo y de tu ira; porque me has alzado, y me has arrojado. 11 Mis días son como la sombra que declina; y yo, cual hierba, me he secado. 12 Tú empero, oh Jehová, para siempre reinarás; y tu memoria durará de siglo en siglo. 13 Te levantarás, y tendrás piedad de Sión; porque es tiempo de favorecerla, porque el plazo va llegando: 14 porque tus siervos aman sus piedras, y miran con afecto hasta su mismo polvo. 15 Así temerán las naciones el nombre de Jehová, y todos los reyes de la tierra tu gloria. 16 Porque Jehová habrá edificado a Sión; habrá aparecido en su gloria. 17 Habrá vuelto el rostro para escuchar la oración de los desamparados: pues no ha despreciado su oración. 18 Esto será escrito para la postrera generación; y pueblos no creados aún alabarán a Jehová. 19 Porque se ha inclinado desde su excelso santuario; Jehová ha mirado desde el cielo a la tierra; 20 para oír el gemido de los presos, y para soltar a los sentenciados a muerte; 21 para que publiquen en Sión el nombre de Jehová, y su alabanza en Jerusalem; 22 cuando los pueblos se congregaren en uno, y los reinos, para servir a Jehová. 23 Empero él ha debilitado mi fuerza en el camino; ha acortado mis días. 24 Digo: ¡Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días; eternos son tus años! 25 En el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos: 26 ellos perecerán, más tú permanecerás; y todos ellos, como una vestidura, se gastarán; los mudarás como un manto, y serán mudados: 27 tú empero eres el mismo, y tus años nunca se acabarán. 28 Los hijos de tus siervos habitarán seguros, y su linaje será estable delante de ti.

Capítulo 103

Salmo de David.

1 ¡BENDICE, oh alma mía, a Jehová, y todas mis entrañas bendigan su santo nombre! 2 ¡Bendice, oh alma mía, a Jehová, y no te olvides jamás de todos sus beneficios!- 3 los beneficios de Aquel que perdona todas tus iniquidades; que sana todas tus enfermedades; 4 que rescata tu vida de la sepultura; que te corona de misericordia y compasiones; 5 que harta de bien tu vejez: así se renovará, como plumaje de águila, tu juventud. 6 Justicias ejecuta Jehová, y juicios, para todos los oprimidos. 7 Hizo conocer sus caminos a Moisés, sus hazañas a los hijos de Israel. 8 Compasivo y benigno es Jehová; lento en iras, y grande en misericordia. 9 No contenderá para siempre, ni para siempre guardará la ira. 10 No se ha portado con nosotros conforme a nuestros pecados, ni nos ha recompensado conforme a nuestras iniquidades; 11 porque así como el cielo es alto sobre la tierra, así tan grande es su misericordia a los que le temen: 12 cuanto dista el oriente del occidente, tanto ha alejado de nosotros nuestras transgresiones. 13 Como un padre se compadece de sus hijos, así Jehová se compadece de los que le temen; 14 porque conoce nuestra hechura, tiene presente que somos polvo. 15 En cuanto al hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece: 16 porque un soplo pasa por él, y ya no existe; y no le conocerá más su lugar. 17 Empero la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen; y su justicia alcanza a los hijos de los hijos; 18 para aquellos que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para hacerlos. 19 Jehová ha establecido su trono en los cielos, y su reino domina sobre todos. 20 ¡Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fuerza, que ejecutáis sus mandatos escuchando la voz de su palabra! 21 ¡Bendecid a Jehová, todos sus ejércitos, ministros suyos, que hacéis su voluntad! 22 ¡Bendecid a Jehová, todas sus obras en todos los lugares de su señorío! ¡bendice, oh alma mía, a Jehová!

Capítulo 104

1 ¡BENDICE, oh alma mía, a Jehová! Jehová, Dios mío, tú eres muy grande; te has revestido de gloria y de majestad. 2 Aquel eres que se cubre de luz como de una vestidura; que extiende los cielos como una cortina; 3 que entabla sus cámaras con aguas; que pone las nubes por su carroza; que anda sobre las alas del viento; 4 que hace los vientos sus mensajeros, los flamigeros rayos sus ministros. 5 Él fundó la tierra sobre sus basas; no será jamás removida. 6 La cubrió con el mar profundo, como con un vestido; sobre las montañas estaban las aguas. 7 A tu reprensión huyeron; a la voz de tu trueno se apresuraron 8 (elevándose las montañas, bajando los valles) a este lugar que fundaste para ellos. 9 Pusísteles término que no pueden traspasar, ni volverán más a cubrir la tierra. 10 Aquel eres que envía fuentes en los valles: entre las colinas se van corriendo. 11 Dan de beber a todas las bestias del campo: los asnos monteses apagan su sed. 12 A sus orillas habitan las aves del cielo; gorjean entre las ramas. 13 Aquel eres que riega las colinas desde sus cámaras; la tierra se harta del fruto de tus obras; 14 Aquel que hace producir la hierba para las bestias, y las plantas en que trabaje el hombre, para sacar pan de la tierra; 15 y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite para hacer relucir su rostro, y el pan que fortalece el corazón del hombre. 16 Los árboles de Jehová están llenos de vigor; los cedros del Líbano que él plantó. 17 Allí anidan las aves, la cigüeña tiene en los abetos su casa. 18 Las altas montañas son para las cabras monteses; los peñascos sirven de refugio para los damanes. 19 Constituyó la luna para repartir los tiempos: el sol conoce su ocaso. 20 Traes las tinieblas, y se hace noche; en ella se ponen en movimiento todas las bestias de la selva. 21 Los leoncillos rugen tras la presa, y buscan de Dios su alimento. 22 Se levanta el sol; ellos se recogen, y se echan en sus cuevas. 23 Sale el hombre a su obra y a sus labores hasta la tarde. 24 ¡Cuán multiformes son tus obras, oh Jehová; con sabiduría las has hecho todas! ¡la tierra está llena de tus riquezas! 25 ¡He allí el grande y anchuroso mar, en donde se mueven seres innumerables, animales así pequeños como grandes! 26 Allí transitan las naves, y aquel leviatán que hiciste para juguetear en él. 27 Todos ellos esperan en ti, para que les des su alimento a su tiempo. 28 Tú les das, ellos recogen; abres tu mano, se hartan de bien. 29 Escondes tu rostro, se turban; les quitas el aliento, expiran, y vuelven a su polvo. 30 Envías tu aliento, son creados, y renuevas la haz de la tierra. 31 ¡Sea la gloria de Jehová para siempre! ¡regocíjese Jehová en sus obras! 32 el cual mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean. 33 ¡Cantaré a Jehová en toda mi vida; a mi Dios tañeré salmos mientras yo tenga ser! 34 Dulce será mi meditación en él: yo me alegraré en Jehová. 35 ¡Sean los pecadores consumidos de sobre la tierra, y los inicuos dejen de ser! ¡Bendice, oh alma mía, a Jehová! ¡Aleluya!

Capítulo 105

1 ¡CONFESAD a Jehová; invocad su nombre; haced conocer entre los pueblos sus hazañas! 2 ¡Cantadle a él! ¡tañedle salmos! ¡hablad de todas sus maravillas! 3 ¡Gloriaos en su santo nombre! ¡regocíjese el corazón de los que buscan a Jehová! 4 ¡Acudid a Jehová, y a su fortaleza; buscad de continuo su presencia! 5 ¡Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y los juicios de su boca, 6 oh simiente de Abraham, su siervo, oh hijos de Jacob, sus escogidos! 7 Él es Jehová, el Dios nuestro; en toda la tierra se manifiestan sus juicios. 8 Se acuerda para siempre de su pacto, de la promesa que ordenó para mil generaciones; 9 pacto que hizo con Abraham, y su juramento a Isaac, 10 que estableció a Jacob como decreto, y a Israel por pacto eterno; 11 diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán, la suerte de vuestra herencia: 12 cuando ellos eran pocos hombres en número, muy pocos, y extranjeros en ella. 13 Y cuando anduvieron de nación en nación, de un reino a otro pueblo, 14 no permitió que hombre alguno les hiciese agravio; y por su causa reprendió a reyes, diciendo: 15 ¡No toquéis a mis ungidos, y a mis profetas no hagáis mal! 16 También trajo hambre sobre la tierra, quebró por completo el báculo de pan. 17 Envió delante de ellos un varón escogido; José fué vendido por esclavo. 18 Lastimaron sus pies con grillos, su persona fué puesta en hierros. 19 Hasta el tiempo que se cumplió su palabra, la promesa de Jehová le probaba la fe. 20 Envió el rey, y soltóle, el gobernador de pueblos, y dejóle ir libre. 21 Púsole por señor de su casa, y por gobernador de toda su posesión; 22 para aherrojar a sus príncipes cuando él quisiese, y enseñar sabiduría a sus ancianos. 23 Así Israel entró en Egipto, y Jacob habitó como extranjero en la tierra de Cam. 24 Y aumentó Dios a su pueblo en gran manera, e hízole más fuerte que sus enemigos. 25 Después volvió el corazón de ellos para aborrecer a su pueblo; para usar de astucia contra sus siervos. 26 Envió a Moisés, siervo suyo. a Aarón también, a quien él había escogido. 27 Éstos manifestaron entre ellos sus señales y maravillas en la tierra de Cam. 28 Envió tinieblas, y lo obscureció todo: y no fueron ellos rebeldes a su palabra. 29 Volvió sus aguas en sangre, y mató sus peces. 30 Produjo su tierra ranas a millaradas, hasta en las cámaras de sus reyes. 31 Dijo, y vino el tábano y piojos en todos sus términos. 32 Les dió granizo por lluvia, y llamas de fuego en su tierra; 33 e hirió sus vides y sus higueras, y quebró los árboles de su término. 34 Dijo, y vino la langosta, la oruga también, y eso sin número; 35 que comió toda la hierba de su tierra, y comió el fruto de sus campos. 36 Hirió también a todos los primogénitos en su tierra, las primicias de toda su fuerza. 37 Y sacó a su pueblo con plata y oro: no hubo enfermo en sus tribus. 38 Egipto se alegró con su salida; porque su terror había caído sobre ellos. 39 Extendióles una nube por cubierta; y dióles fuego para alumbrar de noche. 40 Pidieron, e hizo venir codornices, y con el pan del cielo los sació. 41 Abrió la peña, y reventaron aguas; fueron corriendo por los sequedales como un río. 42 Porque tuvo presente su santa palabra empeñada con Abraham su siervo. 43 Sacó, pues, a su pueblo con gozo, y a sus escogidos con canciones; 44 y les dió las tierras de las naciones, y tomaron posesión de las labores de los pueblos: 45 para que guardasen sus estatutos, y observasen sus leyes. ¡Aleluya!

Capítulo 106

1 ¡ALELUYA! Dad gracias a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. 2 ¿Quién podrá decir las poderosas obras de Jehová? ¿quién podrá contar todas sus alabanzas? 3 ¡Dichosos aquellos que guardan la equidad, y el que obra justicia en todo tiempo! 4 ¡Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo! ¡oh, visítame con tu salvación! 5 para que yo vea el bien de tus escogidos; para que me alegre en la alegría de tu nación, y me gloríe con tu herencia. 6 Hemos pecado juntamente con nuestros padres, hemos obrado iniquidad, hemos cometido maldad. 7 Nuestros padres no entendieron tus maravillas en Egipto; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino rebeláronse junto al mar, el mar Rojo. 8 Él empero los salvó por causa de su nombre, para dar a conocer su poder. 9 Reprendió, pues, al mar Rojo, y éste se secó; e hízolos pasar por abismos, como por un desierto. 10 Y salvólos de la mano de quien los aborrecía, y los redimió de la mano del enemigo; 11 mas cubrieron las aguas a sus adversarios: no quedó ni uno de ellos. 12 Entonces creyeron a sus palabras, y cantaron su alabanza. 13 Pero diéronse prisa a echar en olvido sus obras: no esperaron a su consejo, 14 sino entregáronse a un deseo desordenado en el desierto, y tentaron a Dios en el yermo. 15 él les dio lo que pidieron, mas envió flaqueza en sus almas. 16 También tuvieron envidia a Moisés en el campamento, y a Aarón, el consagrado a Jehová. 17 Entonces abrióse la tierra y tragó a Datán, y cubrió al séquito de Abiram. 18 El fuego también se encendió en la junta de ellos; la llama abrasó a aquellos inicuos. 19 Hicieron un becerro en Horeb, y encorváronse a una imagen de fundición. 20 Así trocaron su Gloria por la semejanza de un buey que come hierba. 21 Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho cosas grandes en Egipto, 22 obras maravillosas en la tierra de Cam, y cosas formidables en el mar Rojo. 23 Dijo, pues, que los destruiría; y lo hiciera, si Moisés su escogido no se hubiera puesto a la brecha delante de él, a fin de volver atrás su ira, para que no los destruyese. 24 También despreciaron la tierra deseable, no creyeron a su palabra, 25 sino murmuraron en sus tiendas, y no escucharon la voz de Jehová. 26 Por tanto les alzó su mano, jurando que los haría caer en el desierto; 27 y que haría caer su descendencia entre las naciones, y los esparciría por las tierras. 28 Además, se allegaron a Baal peor, y comieron de los sacrificios de ídolos muertos. 29 Así le provocaron a ira con sus obras; y la plaga estalló entre ellos. 30 Entonces se levantó Finees, y ejecutó juicio; y así se detuvo la plaga. 31 Y esto le fué contado a justicia, de generación en generación, para siempre. 32 Asimismo le indignaron en las aguas de Meriba: de modo que mal le tocó a Moisés por causa de ellos; 33 porque exasperaron su espíritu, de modo que habló inconsideradamente con sus labios. 34 No destruyeron las naciones que Jehová les mandó exterminar; 35 antes se mezclaron con los gentiles, y aprendieron sus obras: 36 y sirvieron a sus ídolos; los cuales fueron causa de su ruina. 37 Pues sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, 38 y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán: y la tierra fué amancillada con sangre. 39 Así se contaminaron con sus obras, y fornicaron con sus propias hechuras. 40 Por tanto se encendió la ira de Jehová contra su pueblo, y abominó a su herencia. 41 Y los entregó en manos de los gentiles, y los que los aborrecían tuvieron el dominio sobre ellos. 42 ¡Así sus enemigos los oprimieron, y ellos fueron humillados bajo su mano. 43 Muchas veces los libraba; mas ellos seguían rebelándose con su perverso consejo, y están ya derribados por su maldad. 44 Empero él ha mirado su angustia, oyendo el clamor de ellos; 45 y se acuerda para con ellos de su pacto, y se arrepiente conforme a la muchedumbre de sus piedades; 46 y ha hecho que tengan lástima de ellos todos los que los llevaron cautivos. 47 ¡Sálvanos, oh Jehová, Dios nuestro, y recógenos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre, y nos gloriemos en tus alabanzas! 48 ¡Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad! y diga todo el pueblo: ¡Amén! ¡Aleluya!

Capítulo 107

1 ¡DAD gracias a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia! 2 ¡Díganlo así los redimidos de Jehová, a quienes él ha redimido del poder del adversario, 3 y de las tierras los ha recogido; del oriente y del occidente, del norte y del sur! 4 Anduvieron perdidos por el desierto, por un yermo sin camino; no hallaron ciudad donde habitasen. 5 Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos. 6 Entonces clamaron al Señor en su angustia, y él los libró de sus aflicciones; 7 y encaminólos por camino recto, para llegar a ciudad donde habitasen. 8 ¡Alaben ellos la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres! 9 Porque sació al alma sedienta, y al alma hambrienta la llenó de bien. 10 Moraban en tinieblas y en sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros; 11 por cuanto se resistieron a las palabras de Jehová, y despreciaron el consejo del Altísimo. 12 Por tanto humilló su corazón con trabajos; cayeron, y no hubo quien los ayudase. 13 Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y él los libró de sus aflicciones: 14 los sacó de tinieblas y sombra de muerte, y rompió sus prisiones. 15 ¡Alaben ellos la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres! 16 Porque quebrantó las puertas de bronce, e hizo pedazos los cerrojos de hierro. 17 ¡Insensatos, por su carrera de transgresión y por sus maldades, a sí mismos se afligen! 18 Su alma abomina todo alimento, y llegan a las puertas de la muerte. 19 Entonces claman a Jehová en su angustia, y él los salva de sus aflicciones. 20 Envía su palabra, y los sana, y los hace escapar de sus destrucciones. 21 ¡Alaben ellos la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres; 22 y ofrezcan sacrificios de alabanza, y reciten sus obras con cánticos de júbilo! 23 Los que bajan al mar en navíos, traficando sobre las grandes aguas; 24 ellos ven las obras de Jehová, y sus maravillas en el mar profundo. 25 Porque dice, y se levanta un viento tempestuoso, que eleva las ondas de él. 26 Suben a los cielos, bajan a los abismos; su alma se derrite a causa del mal. 27 Bambolean, y dan vueltas como un borracho, y toda su ciencia es perdida. 28 Entonces claman a Jehová en su angustia, y él los saca de sus aprietos. 29 Reduce la tempestad a silencio; y sus ondas están calladas. 30 Entonces se alegran porque están en sosiego; y así los conduce al puerto deseado. 31 ¡Alaben ellos la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres; 32 y ensálcenle en la asamblea del pueblo, y alábenle en el consistorio de los ancianos! 33 Él convierte ríos en un desierto, y manantiales de aguas en sequedales; 34 la tierra fructífera en salados, por la maldad de los que en ella habitan. 35 Mas convierte el desierto en estanques de aguas, y la tierra seca en manaderos de aguas; 36 y allí establece a los hambrientos, y ellos fundan para sí ciudad donde habiten. 37 Y siembran campos, y plantan viñas, y sacan abundantes frutos. 38 Los bendice también, y se multiplican mucho; y no deja que disminuyan sus ganados. 39 Y ellos habían sido disminuídos y abatidos, a causa de opresión, de aflicción, y de congojas. 40 Él derrama el desprecio sobre los príncipes, y los hace andar perdidos en un desierto sin camino; 41 pero levanta al pobre pueblo de la miseria, y le aumenta las familias como rebaños de ovejas. 42 Los justos lo verán, y se alegrarán, y toda iniquidad cerrará su boca. 43 ¡Quien sea sabio, observe estas cosas; y consideren todos la misericordia de Jehová!

Capítulo 108

Canción. Salmo de David.

1 MI corazón está fijo, oh Dios; cantaré, y tañeré salmos; también mi gloria cantará. 2 ¡Despertad, salterio y arpa; que yo despertaré al alba! 3 Te alabaré en medio de los pueblos, oh Jehová; a ti tañeré salmos entre las naciones. 4 Porque grande sobre los cielos es tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. 5 ¡Ensalzado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea ensalzada tu gloria! 6 ¡Para que sean librados tus amados, salva con tu diestra, y respóndeme! 7 Dios ha hablado en su santidad; yo me alegraré; partiré a Siquem, y mediré el valle de Succot. 8 Galaad es mío; mío es Manasés; Efraim también es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador; 9 Moab, la vasija en que me lavo los pies; a Edom echaré mi zapato; sobre Filistía gritaré con triunfo. 10 ¿Quién me conducirá a la ciudad fortalecida? ¿quién me llevará hasta Idumea? 11 ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado; tú también, oh Dios, que no salías con nuestros ejércitos? 12 ¡Danos socorro contra el enemigo; porque vana es la ayuda del hombre! 13 En Dios haremos proezas; pues es él quien hollará a nuestros enemigos.

Capítulo 109

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 ¡OH Dios de mi alabanza, no guardes silencio! 2 porque una boca maligna y una boca engañosa han abierto mis enemigos contra mí: contra mí han hablado con lengua mentirosa. 3 Me han rodeado también con palabras de odio, y han peleado contra mí sin causa. 4 En pago de mi amor me son adversarios; mas yo me acojo a la oración. 5 Y me devuelven mal por bien, y odio por mi amor. 6 ¡Pon sobre él un juez inicuo, y un adversario esté a su diestra! 7 ¡cuando fuere juzgado, salga condenado, y su súplica le sea un nuevo delito! 8 ¡Sean sus días pocos, y tome otro su oficio! 9 ¡Sean sus hijos huérfanos, y su mujer viuda! 10 ¡Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen, y busquen el pan de en medio de sus habitaciones arruinadas! 11 ¡Enrede el acreedor todo lo que tiene, y extraños saqueen sus labores! 12 ¡No haya quien le tenga misericordia, ni haya quien favorezca a sus huérfanos! 13 ¡Sea cortada su posteridad, y en la segunda generación sea raído su nombre! 14 ¡Venga en memoria delante de Jehová la iniquidad de sus padres, y no sea borrado el pecado de su madre! 15 ¡Estén siempre delante de Jehová, y corte él de la tierra la memoria de ellos! 16 por cuanto no se acordó de tener misericordia; sino antes persiguió al hombre afligido, y al pobre, y al quebrantado de corazón, para hacerle morir. 17 ¡Sí; amó la maldición, y ésta llegóse a él; asimismo no se complacía en la bendición, y ella alejóse de él; 18 se vestía también de maldición como de su vestido, y ella entró como agua en sus entrañas, y como aceite en sus huesos! 19 ¡Séale como manto en que se envuelva, y como ceñidor con que de continuo se ciña! 20 ¡Sea esta la recompensa de mis adversarios por parte de Jehová, y de aquellos que hablan mal contra mi alma! 21 ¡Empero tú, oh Jehová, Señor, haz bien conmigo a causa de tu nombre! ¡líbrame, porque buena es tu misericordia! 22 porque estoy afligido y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí. 23 Me voy como la sombra cuando declina; soy como langosta sacudida por el viento. 24 Mis rodillas se han debilitado a causa de ayuno, y mi carne está enflaquecida por falta de gordura. 25 Yo he venido a ser el escarnio de ellos; mirábanme y meneaban la cabeza. 26 ¡Ayúdame, oh Jehová, Dios mío! ¡sálvame conforme a tu misericordia; 27 y entiendan ellos que ésta es tu mano, que tú, Jehová, has hecho esto! 28 Maldigan ellos, pero tú bendecirás: se han levantado, mas serán avergonzados; y tu siervo se alegrará. 29 Serán vestidos mis adversarios de vergüenza, y cubiertos de su misma confusión, como de un manto. 30 Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca, y en medio de mucha gente le celebraré. 31 Porque él se pondrá a la diestra del pobre, para librarle de los que condenan su alma.

Capítulo 110

Salmo de David.

1 JEHOVÁ dijo a mi Señor: ¡Siéntate a mi diestra, hasta tanto que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies! 2 Enviará Jehová desde Sión la vara de tu poder; ¡domina tú en medio de tus enemigos! 3 Tu pueblo se presentará como ofrendas voluntarias en el día de tu poder, ataviados con los adornos de la santidad: como el rocío que cae del seno del alba, así te será tu valiente juventud. 4 Juró Jehová, y no se arrepentirá: ¡Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec! 5 El Señor está a tu diestra: quebrantará a reyes en el día de su ira. 6 Juzgará entre las naciones; las llenará de cadáveres; magullará la cabeza que domina sobre la ancha tierra. 7 Del arroyo beberá en el camino; por tanto levantará la cabeza.

Capítulo 111

1 ¡ALELUYA! Daré gracias a Jehová con todo mi corazón, en la compañía de los rectos, y en la congregación. 2 Grandes son las obras de Jehová, investigadas por todos los que hallan placer en ellas. 3 Su obra es noble y majestuosa, y su justicia permanece para siempre. 4 Ha hecho memorables sus maravillas; benigno y compasivo es Jehová. 5 Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto. 6 Manifestó a su pueblo el poder de sus obras, en darles la herencia de las naciones. 7 Las obras de sus manos son verdad y juicio; seguros son todos sus preceptos; 8 establecidos para siempre jamás, hechos en verdad y en rectitud. 9 Él ha enviado redención a su pueblo; para siempre ha ordenado su pacto; santo y temible es su nombre. 10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría: de buen entendimiento son todos los que hacen sus mandamientos: su alabanza dura para siempre.

Capítulo 112

1 ¡ALELUYA! ¡Dichoso el hombre que teme a Jehová, que se deleita mucho en sus mandamientos! 2 Su descendencia será poderosa en la tierra: la raza de los rectos será bendita. 3 Bienestar y riqueza habrá en su casa; y su justicia permanece para siempre. 4 Para el recto se levanta luz en medio de tinieblas: benigno es, y compasivo, y justo. 5 Bien le va al hombre que tiene misericordia y presta: manejará sus asuntos con juicio. 6 Por lo cual no será movido jamás: en memoria eterna estará el justo. 7 No temerá a causa de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová. 8 Asegurado está su corazón; nada temerá, hasta que mire con triunfo a sus adversarios. 9 Ha esparcido, ha dado a los pobres, su justicia permanece para siempre; su cuerno será ensalzado con honor. 10 El inicuo lo verá, y se enojará; crujirá los dientes, y desfallecerá; ¡el deseo de los inicuos perecerá!

Capítulo 113

1 ¡ALELUYA! ¡Alabad, oh siervos de Jehová, alabad el nombre de Jehová! 2 ¡Sea el nombre de Jehová bendito, desde ahora y para siempre! 3 Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, alabado será el nombre de Jehová. 4 Ensalzado sobre todas las naciones es Jehová, y sobre los cielos, su gloria. 5 ¿Quién es semejante a Jehová nuestro Dios, que se sienta entronizado en las alturas? 6 ¡el cual se digna mirar lo que se hace en el cielo y en la tierra! 7 Él levanta al pobre del polvo, y al menesteroso le alza del muladar, 8 para hacer que se siente con los príncipes, con los príncipes de su pueblo. 9 Hace sentarse a la estéril en medio de familia, gozosa madre de hijos. ¡Aleluya!

Capítulo 114

1 CUANDO salió Israel de Egipto, la casa de Jacob de un pueblo de lengua extraña; 2 Judá vino a ser su santuario e Israel su dominio. 3 La mar lo vió, y huyó; el Jordán se volvió atrás: 4 las montañas saltaron como carneros, los collados como corderos. 5 ¿Qué tienes, oh mar, que huyes; y tú, oh Jordán, que te vuelves atrás; 6 oh montañas, que saltáis como carneros; y vosotros, collados, como corderos? 7 ¡A la presencia del Señor, tiembla, oh tierra, a la presencia del Dios de Jacob; 8 el cual convierte la peña en estanque de aguas, el pedernal en fuente de aguas!

Capítulo 115

1 ¡NO a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por causa de tu misericordia y de tu verdad! 2 ¿Por qué han de decir los paganos: Pues, dónde está el Dios de ellos? 3 y nuestro Dios está en los cielos: él ha hecho todo cuanto quiso. 4 Los ídolos de ellos son plata y oro; ¡obra de manos de hombres! 5 Tienen boca, y no hablan; ojos tienen, y no ven; 6 tienen orejas, y no oyen; narices tienen, y no huelen; 7 tienen manos, y no palpan; pies tienen, y no andan, ni hablan con su garganta. 8 Como ellos son los que los hacen, y todo aquel que confía en ellos. 9 ¡Oh Israel, confía tú Jehová! él es el ayudador de ellos, y su escudo. 10 ¡Oh casa de Aarón, confiad vosotros en Jehová! él es el ayudador de ellos, y su escudo. 11 ¡Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová! él es el ayudador de ellos, y su escudo. 12 Jehová se ha acordado de nosotros; bendecirá, , bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón; 13 bendecirá a los que temen a Jehová, así a los pequeños como a los grandes. 14 ¡Jehová os aumente más y más, a vosotros y a vuestros hijos! 15 ¡Benditos sois vosotros de Jehová, Hacedor de los cielos y de la tierra! 16 Los cielos, cielos son de Jehová; mas la tierra la ha dado a los hijos de los hombres. 17 No los muertos deberán alabar a Jehová, ni todos los que bajan al silencio: 18 mas nosotros bendeciremos a Jehová, desde ahora y hasta la eternidad. ¡Aleluya!

Capítulo 116

1 YO amo a Jehová, porque ha escuchado mi voz y mis ruegos. 2 Por cuanto ha inclinado hacia mí su oído, por tanto en todos mis días le invocaré. 3 Rodeáronme ligaduras de muerte, angustias del sepulcro me sorprendieron: hallé aflicción y dolor. 4 E invoqué el nombre de Jehová, diciendo: ¡Ruégote, oh Jehová, que libres mi alma! 5 Benigno es Jehová, y justo; sí, el Dios nuestro es compasivo. 6 Jehová guarda a los sencillos de corazón: yo fuí abatido, y él me salvó. 7 ¡Vuelve a tu descanso, oh alma mía, porque Jehová se ha portado bondadosamente contigo! 8 Pues tú, oh Señor, has librado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, y mis pies de la caída. 9 Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes. 10 Yo creí, por tanto he hablado: fuí afligido en gran manera. 11 Dije en mi alarma: ¡todo hombre es mentiroso! 12 ¿Cómo podré corresponder a Jehová por todos sus beneficios derramados sobre mí? 13 Tomaré la copa de salvación, e invocaré el nombre de Jehová. 14 Pagaré a Jehová mis votos (con permiso) en presencia de todo su pueblo. 15 Preciosa a los ojos de Jehová es la muerte de sus santos. 16 ¡Ah Jehová! te lo ruego, porque yo soy tu siervo; siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; tú has roto mis prisiones. 17 A ti ofreceré sacrificio de acción de gracias, e invocaré el nombre de Jehová. 18 Pagaré a Jehová mis votos (con permiso) en presencia de todo su pueblo; 19 en los atrios de la Casa de Jehová, en medio de ti, ¡oh Jerusalem! ¡Aleluya!

Capítulo 117

1 ¡ALABAD a Jehová, todas las naciones! ¡alabadle, todos los pueblos! 2 porque grande es su misericordia para con nosotros, y la verdad de Jehová permanece para siempre. ¡Aleluya!

Capítulo 118

1 ¡DAD gracias a Jehová, por que él es bueno; porque para siempre es su misericordia! 2 ¡Oh diga Israel, que para siempre es su misericordia! 3 ¡Oh diga la casa de Aarón, que para siempre es su misericordia! 4 ¡Oh digan los que temen a Jehová, que para siempre es su misericordia! 5 De en medio de angustia clamé a Jehová, y Jehová me respondió, sacándome a anchura. 6 Jehová es por mí; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre? 7 Jehová es por mí entre los que me ayudan; por tanto miraré con triunfo a los que me aborrecen. 8 Mejor es confiar en Jehová, que esperar en el hombre. 9 Mejor es confiar en Jehová, que esperar en príncipes. 10 Todas las naciones me cercaron: en el nombre de Jehová los destruiré. 11 Cercáronme, y tornáronme a cercar: en el nombre de Jehová los destruiré. 12 Cercáronme como abejas; fueron apagados como fuego de espinos: en el nombre de Jehová los destruiré. 13 Me acometiste con violencia, oh enemigo, para que cayera; pero Jehová me ayudó. 14 Jehová es mi fortaleza y mi canción, y él se ha hecho mi salvación. 15 La voz de gozo y de salvación se oye en las moradas de los justos: ¡la diestra de Jehová hace prodigios! 16 ¡La diestra de Jehová es excelsa; la diestra de Jehová hace prodigios! 17 ¡No moriré, sino viviré, y contaré las obras de Jehová! 18 Gravemente me ha castigado Jehová; mas no me ha entregado a la muerte. 19 ¡Abridme las puertas de justicia; entraré por ellas, alabaré a Jehová! 20 Ésta es la puerta de Jehová; los justos entrarán por ella. 21 Te doy gracias; porque me has oído, y te has hecho mi salvación. 22 ¡La piedra que desecharon los arquitectos ha venido a ser cabeza del ángulo: 23 por parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos. 24 Éste es el día que ha hecho Jehová; ¡alegrémonos y regocijémonos en él! 25 ¡Salva ahora, te rogamos, oh Jehová! ¡rogámoste, oh Jehová, hagas ahora prosperar! 26 ¡Bendito aquel que viene en el nombre de Jehová! ¡os bendecimos desde la Casa de Jehová! 27 Poderoso es Jehová, y él nos ha dado luz: ¡atad la víctima con cuerdas, y traedla hasta los cuernos del altar! 28 ¡Tú eres mi Dios, y a ti te alabaré; Dios mío, a ti te ensalzaré! 29 ¡Dad gracias a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia!

Capítulo 119

1 ALEPH ¡BIENAVENTURADOS los perfectos en el camino, los que andan en la ley de Jehová! 2 ¡Bienaventurados los que guardan sus testimonios, los que le buscan de todo corazón; 3 los que también no hacen iniquidad, pues andan en sus caminos! 4 nos has encomendado tus preceptos, para que sean muy guardados. 5 ¡Ojalá mis caminos sean firmemente establecidos, para guardar tus estatutos! 6 Entonces no seré avergonzado, cuando tenga la mirada fija en todos tus mandamientos. 7 Te alabaré con rectitud de corazón, cuando aprendiere tus justos juicios. 8 Guardaré tus estatutos: no me desampares enteramente. 9 BETH ¿Cómo podrá el joven mantener puro su sendero? cuidando de él conforme a tu palabra. 10 Con todo mi corazón te he buscado; ¡no permitas que me desvíe de tus mandamientos! 11 Dentro de mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti. 12 ¡Bendito eres, oh Jehová; enséñame tus estatutos! 13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. 14 En el camino de tus testimonios me he regocijado, más que en toda suerte de riquezas. 15 Meditaré en tus preceptos, y fijaré mi vista en tus senderos. 16 En tus estatutos me deleitaré; no me olvidaré de tu palabra. 17 GUIMEL ¡Sé bondadoso para con tu siervo! ¡viva yo, y guardaré tu palabra! 18 ¡Abre mis ojos, para que yo vea las maravillas de tu ley! 19 Extranjero soy en la tierra; ¡no encubras de mí tus mandamientos! 20 Mi alma se quebranta con el anhelo que tiene por tus juicios en todo tiempo. 21 Tú has reprendido a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos. 22 ¡Aparta de mí el oprobio y el desprecio; porque he guardado tus testimonios! 23 Príncipes también se sentaron, y entre sí hablaron contra mí; pero tu siervo meditaba en tus estatutos. 24 También tus testimonios son mis delicias, y mis consejeros. 25 DALETH Mi alma está pegada con el polvo; ¡vivifícame según tu palabra! 26 Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; ¡enséñame tus estatutos! 27 ¡Hazme entender el camino de tus preceptos, para que medite en tus maravillas! 28 Mi alma se derrite de tristeza; ¡susténtame conforme a tu palabra! 29 ¡Aleja de mí el camino de mentira, y de tu gracia dame a conocer tu ley! 30 He escogido el camino de la verdad; tengo tus juicios puestos delante de mí. 31 Me he adherido a tus testimonios; ¡no me avergüences, oh Jehová! 32 Correré en el camino de tus mandamientos, cuando me ensanchares el corazón. 33 HE ¡Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos: y lo guardaré hasta el fin! 34 ¡Dame entendimiento, y guardaré tu ley; sí, la observaré de todo corazón. 35 ¡Guíame por la senda de tus mandamientos; porque en ella me deleito! 36 ¡Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la codicia! 37 ¡Aparta mis ojos para que no vean la vanidad, y vivifícame en tu camino! 38 ¡Confirma para con tu siervo tu promesa a los que te temen! 39 ¡Aleja de mí el oprobio que temo: porque tus juicios son buenos! 40 He aquí, he codiciado tus preceptos: ¡vivifícame en tu justicia! 41 VAV Así vengan a mí tus misericordias, ¡oh Jehová! es decir, tu salvación, conforme a tu promesa. 42 Entonces daré por respuesta al que me afrenta, que en tu palabra he confiado. 43 Y no quites de mi boca enteramente esta palabra de verdad; porque en tus juicios espero. 44 Así guardaré tu ley continuamente, para siempre jamás. 45 Y andaré con libertad, porque he buscado tus preceptos. 46 Hablaré también de tus testimonios delante de reyes, y no me avergonzaré. 47 Asimismo me deleitaré en tus mandamientos, que ha amado; 48 y alzaré mis manos hacia tus mandamientos, que he amado; y meditaré en tus estatutos. 49 ZAYIN ¡Acuérdate de la palabra para con tu siervo, en la cual me has hecho esperar! 50 Ella es mi consuelo en mi aflicción; porque tu promesa me ha dado vida. 51 Mucho se han mofado de mí los soberbios; mas no me he apartado de tu ley. 52 Me acuerdo, oh Jehová, de tus juicios antiguos, y me he consolado. 53 El horror se ha apoderado de mí, a causa de los inicuos que dejan tu ley. 54 Tus estatutos han sido mis canciones en la casa de mis peregrinaciones. 55 De tu nombre me acuerdo de noche, oh Jehová, y guardo tu ley. 56 Así me sucede, porque he observado tus preceptos. 57 CHETH ¡Jehová es mi porción! he dicho que guardaré tus palabras. 58 He implorado tu favor de todo corazón; ten misericordia de mí conforme a tu promesa. 59 Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus testimonios. 60 Apresuréme, y no me retardé en guardar tus mandamientos. 61 Cuadrillas de malvados me han cercado; pero no me he olvidado de tu ley. 62 A media noche me levantaré para alabarte por tus justos juicios. 63 Compañero soy de todos los que te temen, y de los que guardan tus preceptos. 64 Llena está la tierra de tu misericordia, oh Jehová; ¡enséñame tus estatutos! 65 TETH Has sido bondadoso para con tu siervo, oh Jehová, conforme a tu palabra. 66 ¡Enséñame el criterio sano y el saber; porque en tus mandamientos he creído! 67 Antes de ser afligido yo me extraviaba; pero ahora he guardado tu palabra. 68 Bueno eres tú, y bienhechor; ¡enséñame tus estatutos! 69 Los soberbios han forjado mentiras contra mí; mas yo de todo corazón guardaré tus preceptos. 70 El corazón de ellos se ha engrosado como sebo; empero yo hallo mi deleite en tu ley. 71 Bueno es para mí el haber sido afligido, a fin de que aprenda tus estatutos. 72 Mejor es para mí la ley de tu boca, que millares de oro y de plata. 73 YOD Tus manos me hicieron y me formaron; ¡dame entendimiento para que aprenda tus mandamientos! 74 Los que te temen me verán, y se alegrarán; porque en tu palabra he esperado. 75 Yo sé, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que en fidelidad me has afligido. 76 ¡Sea, te ruego, tu misericordia para consolarme, conforme a lo que has prometido a tu siervo! 77 ¡Vengan a mí tus misericordias, para que tenga vida; pues que tu ley es mi deleite! 78 ¡Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado! mas yo meditaré en tus preceptos. 79 ¡Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios! 80 ¡Sea mi corazón perfecto en tus estatutos, para que yo no sea avergonzado! 81 KAPH Desfallece mi alma por tu salvación; en tu palabra he esperado. 82 Mis ojos desfallecen por tu promesa, diciendo: ¿Cuándo me consolarás? 83 Porque he venido a ser como odre al humo; pero no he olvidado tus estatutos. 84 ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿cuándo ejecutarás juicio contra los que me persiguen? 85 Los soberbios me han cavado hoyos; hombres que no andan según tu ley. 86 Todos tus mandamientos son fieles; sin causa me persiguen; ¡ayúdame! 87 Casi me han consumido en la tierra; pero no he dejado tus preceptos. 88 ¡Vivifícame conforme a tu misericordia, y guardaré los testimonios de tu boca! 89 LAMED ¡Hasta la eternidad, oh Jehová, tu palabra permanece estable en el cielo! 90 De generación en generación dura tu fidelidad: tú estableciste la tierra, y ella subsiste aún. 91 Por tu ordenación tus obras persisten hasta el día de hoy; porque todo lo que existe son siervos tuyos. 92 Si tu ley no hubiese sido mis delicias, ya ha mucho que hubiera perecido en mi aflicción. 93 Nunca jamás me olvidaré de tus preceptos; porque con ellos me has vivificado. 94 ¡Tuyo soy, sálvame; porque he buscado tus preceptos! 95 Los inicuos me han asechado para destruirme; mas yo me ocuparé en tus testimonios. 96 A toda perfección humana he visto fin; pero tu mandamiento es sobremanera ancho. 97 MEM ¡Oh cuánto amo tu ley! todo el día es ella mi meditación. 98 Tus mandamientos me han hecho más sabio que mis enemigos; porque son eternamente míos. 99 Entiendo más que todos mis maestros; porque tus testimonios han sido mi meditación. 100 Comprendo más que los ancianos; porque he observado tus preceptos. 101 De todo mal sendero he apartado mis pies, para guardar tu palabra. 102 De tus juicios no me he apartado; porque tú me has enseñado. 103 ¡Cuán dulces a mi paladar son tus dichos; más dulces que la miel a mi boca! 104 Por medio de tus preceptos he adquirido entendimiento; por tanto aborrezco todo sendero falso. 105 NUN Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz a mi camino. 106 He jurado, y lo cumpliré, que guardaré tus justos juicios. 107 Afligido estoy en gran manera; ¡vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra! 108 ¡Ruégote aceptes, oh Jehová, las ofrendas voluntarias de mi boca, y me enseñes tus juicios! 109 Mi vida está de continuo en mi mano; pero no me he olvidado de tu ley. 110 Los inicuos me han tendido lazos; mas no me he desviado de tus preceptos. 111 He tomado tus testimonios por herencia eterna; porque son el gozo de mi corazón. 112 He inclinado mi corazón a cumplir tus estatutos de continuo, y hasta el fin. 113 SAMEK Aborrezco a los vacilantes; pero amo tu ley. 114 ¡Tú eres mi escondedero y mi escudo; espero en tu palabra! 115 ¡Apartaos de mí, obradores de maldad, para que yo guarde los mandamientos de mi Dios! 116 ¡Susténtame conforme a tu promesa, para que viva; y no quede yo avergonzado de mi esperanza! 117 ¡Sosténme, y estaré seguro, y fijaré mi vista de continuo en tus estatutos! 118 Desprecias a todos los que se desvían de tus estatutos; porque una mentira es el engaño de ellos mismos. 119 Apartas como escorias a todos los inicuos de la tierra; por tanto he amado tus testimonios. 120 Mi carne se estremece por temor de ti, y ante tus juicios me lleno de pavor. 121 AYIN He ejecutado juicio y justicia; no me dejes a mis opresores. 122 ¡Afianza a tu siervo para bien! ¡no permitas que los soberbios me opriman! 123 Mis ojos desfallecen por tu salvación, y por la promesa de tu justicia. 124 ¡Obra con tu siervo conforme a tu misericordia, y enséñame tus estatutos! 125 ¡Tu siervo soy; dame entendimiento, para que conozca tus testimonios! 126 Tiempo es de hacer algo, Jehová, porque los hombres han invalidado tu ley. 127 Por eso yo amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro fino. 128 Por eso tengo para mí que todos tus preceptos respecto de todas las cosas son rectos; y aborrezco todo sendero falso. 129 PE ¡Maravillosos son tus testimonios; por tanto los guarda mi alma! 130 La abertura de tus palabras alumbra, a los simples les da inteligencia. 131 Abro mi boca, y suspiro; porque anhelo tus mandamientos. 132 ¡Vuelve tu rostro hacia mí, y ten misericordia de mí, según es tu uso para con los que aman tu nombre! 133 ¡Ordena mis pasos conforme a tu palabra, y no tenga iniquidad alguna dominio sobre mí. 134 ¡Líbrame de la opresión del hombre! así guardaré tus preceptos. 135 ¡Resplandezca tu rostro sobre tu siervo, y enséñame tus estatutos! 136 Mis ojos derraman ríos de aguas, porque los hombres no guardan tu ley. 137 TSADE ¡Tú eres justo, oh Jehová, y recto en tus juicios! 138 Tus testimonios que nos has encargado son justicia y verdad exactísimas. 139 Mi celo me consume, porque mis adversarios se olvidan de tus palabras. 140 Tu palabra es sumamente pura, y tu siervo la ama. 141 Pequeño soy y despreciado; mas no me he olvidado de tus preceptos. 142 Tu justicia es una justicia eterna, y tu ley es la verdad. 143 Aflicción y angustia se apoderan de mí; pero tus mandamientos son mis delicias. 144 Eternamente justos son tus testimonios; ¡dame entendimiento, y viviré! 145 QOPH Clamo de todo corazón; ¡respóndeme, oh Jehová! guardaré tus estatutos. 146 Clamo a ti; ¡sálvame, y observaré tus testimonios! 147 Me anticipo al alba, y clamo: espero en tus palabras. 148 Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche, para meditar en tu promesa. 149 ¡Oye mi voz según tu misericordia! ¡vivifícame, oh Jehová, conforme a tus juicios! 150 Se acercan los que siguen la maldad; se alejan de tu ley. 151 también estás cerca, ¡oh Jehová! y todos tus mandamientos son verdad. 152 Ya ha mucho que he entendido de tus testimonios, que para siempre los fundaste. 153 RESH ¡Mira mi aflicción, y líbrame; porque no me he olvidado de tu ley! 154 ¡Aboga mi causa, y redímeme! ¡dame vida según tu promesa! 155 La salvación se aleja de los inicuos, porque no buscan tus estatutos. 156 Muchas son tus compasiones, oh Jehová; ¡vivifícame conforme a tus juicios! 157 Muchos son mis perseguidores y mis opresores; mas no me he apartado de tus testimonios. 158 Veía a los prevaricadores, y me disgustaba; porque no guardan tus palabras. 159 ¡Mira, oh Jehová, que amo tus preceptos! ¡dame vida conforme a tu misericordia! 160 El resumen de tu palabra es verdad; y eterno es todo juicio de tu justicia. 161 SHIN Príncipes me han perseguido sin causa; pero mi corazón tiembla ante tus palabras. 162 Me regocijo sobre tu promesa, como quien halla grandes despojos. 163 Aborrezco y abomino la mentira; pero amo tu ley. 164 Siete veces al día te alabo, a causa de tus justos juicios. 165 Grande es la paz de los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. 166 He esperado tu salvación, oh Jehová, y he cumplido tus mandamientos. 167 Mi alma guarda tus testimonios; los amo también en gran manera. 168 Observo tus preceptos y tus testimonios; porque todos mis caminos están delante de ti. 169 TAV ¡Llegue mi clamor a tu presencia, oh Jehová! ¡dame entendimiento conforme a tu palabra! 170 ¡Venga mi súplica delante de ti! ¡líbrame conforme a tu promesa! 171 Mis labios rebosarán en alabanzas; porque tú me enseñas tus estatutos. 172 Anunciará mi lengua tu promesa; porque todos tus mandamientos son justos. 173 ¡Sea tu mano para socorrerme; porque he escogido tus preceptos! 174 He suspirado por tu salvación, ¡oh Jehová! y tu ley es mi deleite. 175 ¡Viva mi alma, y te alabará; y ayúdenme tus juicios! 176 He andado errante como oveja perdida; busca a tu siervo; porque no me he olvidado de tus mandamientos.

Capítulo 120

Canción de las subidas.

1 A JEHOVÁ, en mi angustia, clamé, y él me respondió. 2 ¡Jehová, libra mi alma de los labios mentirosos, y de una lengua engañosa! 3 ¿Qué se te dará a ti, o qué se hará contigo, oh lengua engañosa? 4 Se te dará agudas saetas del valiente, con brasas de enebros. 5 ¡Ay de mí, porque peregrino en Mesec, porque habito entre las tiendas de Cedar! 6 Ya ha mucho que mora mi alma con quien aborrece la paz. 7 Yo quiero la paz; mas cuando hablo, ellos quieren guerra.

Capítulo 121

Canción de las subidas.

1 ALZARÉ mis ojos a las montañas de donde viene mi socorro. 2 Mi socorro viene de Jehová, Hacedor del cielo y de la tierra. 3 Él no permitirá que resbale tu pie: nunca duerme el que te guarda. 4 He aquí, el que guarda a Israel no dormita ni duerme. 5 Jehová es tu guardador; Jehová es una sombra para ti a tu mano derecha. 6 El sol no te herirá de día, ni la luna de noche. 7 Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu alma. 8 Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.

Capítulo 122

Canción de las subidas. De David.

1 YO me alegré cuando me decían: ¡Vamos a la Casa de Jehová! 2 ¡Plantados están ya nuestros pies dentro de tus puertas, oh Jerusalem! 3 Jerusalem, que estás edificada compactamente, como ciudad que está bien unida consigo misma: 4 a donde suben las tribus, las tribus de Jehová, como testimonio a Israel, para dar gracias al nombre de Jehová. 5 Porque allí están colocados tronos para juicio, tronos de la casa de David. 6 ¡Rogad por la paz de Jerusalem! ¡gocen de paz los que te aman! 7 ¡Sea la paz dentro de tus muros, el sosiego dentro de tus palacios! 8 A causa de mis hermanos y de mis compañeros, ahora diré: ¡Sea la paz dentro de ti! 9 A causa de la Casa de Jehová nuestro Dios, procuraré tu bien.

Capítulo 123

Canción de las subidas.

1 ¡LEVANTO mis ojos a ti, que estás sentado en los cielos! 2 He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de una criada, a la mano de su señora; así miran nuestros ojos a Jehová nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros. 3 ¡Ten misericordia de nosotros, oh Jehová! ¡ten misericordia de nosotros! porque estamos muy hartos de desprecio. 4 Muy harta está nuestra alma del escarnio de los descuidados, y del desprecio de los soberbios.

Capítulo 124

Canción de las subidas.

1 SI no fuera Jehová quien estaba por nosotros, (¡oh diga así Israel!) 2 si no fuera Jehová quien estaba por nosotros, cuando hombres se levantaron contra nosotros; 3 ¡vivos nos hubieran tragado entonces, cuando su ira se encendió contra nosotros! 4 ¡entonces las aguas nos hubieran anegado, el torrente hubiera pasado sobre nuestra alma! 5 ¡hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las soberbias aguas! 6 ¡Bendito sea Jehová, el cual no nos ha dado como presa a los dientes de ellos! 7 Nuestra alma, cual avecilla, escapó ya del lazo de los cazadores; el lazo se rompió, y nosotros hemos escapado. 8 Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Hacedor de los cielos y de la tierra.

Capítulo 125

Canción de las subidas.

1 LOS que confían en Jehová son como el Monte de Sión, que no se mueve, mas para siempre está firme. 2 Como las montañas están al rededor de Jerusalem, así Jehová está al rededor de su pueblo, desde ahora y para siempre. 3 Porque no descansará el cetro de maldad sobre la suerte de los justos; no sea que los justos extiendan sus manos a la iniquidad. 4 ¡Haz bien, oh Jehová, a los buenos, y a los que son rectos en su corazón! 5 Empero a los que se apartan en sus caminos torcidos, Jehová los sacará afuera con los obradores de maldad. ¡Sea la paz sobre Israel!

Capítulo 126

Canción de las subidas.

1 CUANDO Jehová hizo tornar el cautiverio de Sión, éramos como gente que sueña. 2 Entonces se llenó nuestra boca de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces decían entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho Jehová por ellos! 3 ¡, Jehová ha hecho grandes cosas por nosotros: de ello nos alegramos! 4 ¡Haz tornar, oh Jehová, nuestros cautivos, como los arroyos en la tierra del Mediodía! 5 Los que siembran con lágrimas, con regocijo segarán. 6 Aunque salga andando y llorando el que lleva la simiente para sembrar, de seguro volverá con regocijo, trayendo sus gavillas.

Capítulo 127

Canción de las subidas. De Salomón.

1 SI Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. 2 Por demás es que os levantéis antes del día, y vayáis tarde a reposar, comiendo el pan de dolorosos afanes: verdad es que Dios da sueño tranquilo al que es amado de él. 3 He aquí, los hijos son una herencia de parte de Jehová, y premio suyo es el fruto del seno. 4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. 5 ¡Dichoso el hombre que ha llenado su aljaba de ellos! no serán avergonzados, cuando hablaren con los adversarios en la puerta.

Capítulo 128

Canción de las subidas.

1 BIENAVENTURADO todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. 2 Pues comerás del trabajo de tus manos: bienaventurado serás, y bien te irá. 3 Tú mujer será como parra fructífera a los lados de tu casa; tus hijos, como plantas de olivos al rededor de tu mesa. 4 He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová. 5 ¡Bendígate Jehová desde Sión; y veas la prosperidad de Jerusalem todos los días de tu vida; 6 y veas a los hijos de tus hijos! ¡Sea la paz sobre Israel!

Capítulo 129

Canción de las subidas.

1 MUCHAS veces me han angustiado desde mi juventud, (¡oh diga así Israel!) 2 muchas veces me han angustiado desde mi juventud; pero no han prevalecido contra mí. 3 Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos sus surcos. 4 Jehová es justo: él ha cortado las coyundas de los inicuos. 5 Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sión. 6 Serán como la hierba de los terrados, que antes que la arranquen, se seca; 7 de la cual el segador no llena su mano, ni sus brazos el que hace gavillas; 8 ni dicen los que pasan: ¡La bendición de Jehová sea sobre vosotros! ¡os bendecimos en el nombre de Jehová!

Capítulo 130

Canción de las subidas.

1 ¡DESDE profundos abismos clamo a ti, oh Jehová! 2 ¡Señor, oye mi voz! ¡estén tus oídos atentos a la voz de mis súplicas! 3 Jehová, si tú mirases las iniquidades, ¡oh Señor! ¿quién podría estar en pie? 4 Empero contigo está el perdón, para que puedas ser temido. 5 ¡Yo espero a Jehová, mi alma espera, y en su promesa tengo puesta mi esperanza! 6 ¡Mi alma espera a Jehová más que aquellos que aguardan la mañana! ¡, que aguardan la mañana! 7 ¡Espera, oh Israel, en Jehová! porque con Jehová está la misericordia, y con él, abundante redención. 8 Y él redimirá a Israel de todas sus iniquidades.

Capítulo 131

Canción de las subidas. Por David.

1 ¡OH Jehová! no se ha ensoberbecido mi corazón, ni se han enaltecido mis ojos; y no me he ocupado en asuntos muy grandes, ni en cosas demasiado maravillosas para mí. 2 Sino antes, he sosegado y acallado mi alma como el niño destetado sobre el pecho de su madre: como el niño destetado es mi alma dentro de mí. 3 ¡Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y hasta la eternidad!

Capítulo 132

Canción de las subidas.

1 ¡ACUÉRDATE a favor de David, oh Jehová, de todo su piadoso afán! 2 de cómo juró a Jehová, y prometió al poderoso Dios de Jacob: 3 No entraré al abrigo de mi casa, ni subiré al descanso de mi cama; 4 no concederé sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, 5 hasta que halle lugar para Jehová, moradas para el poderoso Dios de Jacob. 6 He aquí, en Efrata oímos hablar de ella: hallámosla en los campos de Jear. 7 Entraremos en sus moradas; nos encorvaremos ante el escabel de sus pies. 8 ¡Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, tú, y el arca de tu fortaleza! 9 Vístanse tus sacerdotes de justicia, y canten tus santos de gozo. 10 Por amor de David tu siervo, no hagas volver avergonzado el rostro de tu ungido. 11 Juró Jehová con verdad a David; no dejará de cumplirlo: Del fruto de tu cuerpo pondré sobre tu trono. 12 Si tus hijos guardaren mi pacto, y mi testimonio que yo les enseñaré; sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre. 13 Porque Jehová ha elegido a Sión; deseóla como habitación para sí; dijo: 14 Éste es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he deseado. 15 Bendeciré abundantemente su provisión; saciaré a sus pobres de pan. 16 A sus sacerdotes también los vestiré de salvación, y sus santos cantarán de gozo. 17 Allí haré crecer el poderío de David; yo he aparejado una lámpara para mi ungido. 18 A sus enemigos vestiré de confusión; mas sobre él florecerá su corona.

Capítulo 133

Canción de las subidas. Por David.

1 ¡MIRAD cuán bueno y cuán apacible es que habiten los hermanos juntos en armonía! 2 Es como la unción olorosa sobre la cabeza, que descendió sobre la barba, la barba de Aarón; que descendió hasta las faldas de sus vestiduras. 3 Como el rocío del Hermón es la influencia que desciende sobre las montañas de Sión; porque allí Jehová la bendición ha mandado, es a saber, la vida para siempre jamás.

Capítulo 134

Canción de las subidas.

1 ¡HENOS aquí! ¡Bendecid a Jehová. todos los siervos de Jehová, los que estáis en la Casa de Jehová, por las noches! 2 ¡Alzad vuestras manos hacia el Santuario, y bendecid a Jehová! 3 ¡Desde Sión bendígate Jehová, Hacedor de los cielos y de la tierra!

Capítulo 135

1 ¡ALELUYA! ¡Alabad el nombre de Jehová! ¡alabadle, oh siervos de Jehová, 2 los que estáis en la Casa de Jehová, en los atrios de la Casa de nuestro Dios! 3 ¡Aleluya! porque Jehová es bueno; ¡cantad salmos a su nombre, porque esto es apacible! 4 Porque Jehová ha escogido a Jacob para sí, a Israel como su tesoro especial. 5 Porque yo sé que Jehová es grande, y que el Señor nuestro es mayor que todos los dioses. 6 Todo lo que Jehová quiere, lo hace en los cielos, en la tierra, en los mares, y en todos los abismos. 7 Él hace subir los vapores desde los cabos de la tierra, hace los relámpagos para la lluvia, y saca el viento de sus tesoros. 8 Fué él quien hirió los primogénitos de Egipto, así de hombre como de bestia; 9 el que envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, sobre Faraón, y sobre todos sus siervos: 10 el que hirió a muchas naciones, y mató a poderosos reyes: 11 a Sehón rey amorreo, y a Og rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán; 12 y dió la tierra de ellos como herencia, herencia a Israel, su pueblo. 13 ¡Jehová, tu nombre es eterno! ¡Jehová, tu memoria durará hasta la postrera generación! 14 Porque Jehová juzgará a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos. 15 Los ídolos de los gentiles son plata y oro, obra de manos de hombres. 16 Tienen boca, y no hablan; ojos tienen, y no ven; 17 tienen orejas, y no oyen, ni hay aliento en su boca. 18 Como ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían. 19 ¡Oh casa de Israel, bendecid a Jehová! ¡oh casa de Aarón, bendecid a Jehová! 20 ¡oh casa de Leví, bendecid a Jehová! ¡los que teméis a Jehová, bendecid a Jehová! 21 ¡Desde Sión sea bendecido Jehová, que mora en Jerusalem! ¡Aleluya!

Capítulo 136

1 ¡DAD gracias a Jehová, porque él es bueno! porque para siempre es su misericordia. 2 ¡Dad gracias al Dios de los dioses! porque para siempre es su misericordia. 3 ¡Dad gracias al Señor de los señores! porque para siempre es su misericordia. 4 Al que solo hace grandes maravillas; porque para siempre es su misericordia. 5 Al que con su inteligencia hizo los cielos; porque para siempre es su misericordia. 6 Al que extendió la tierra más alta que las aguas; porque para siempre es su misericordia. 7 Al que hizo los grandes luminares; porque para siempre es su misericordia: 8 el sol para regir de día; porque para siempre es su misericordia: 9 la luna y las estrellas para regir de noche; porque para siempre es su misericordia. 10 Al que hirió a Egipto en sus primogénitos; porque para siempre es su misericordia: 11 y sacó a Israel de en medio de ellos; porque para siempre es su misericordia: 12 con mano fuerte, y brazo extendido; porque para siempre es su misericordia. 13 Al que dividió el mar Rojo en partes; porque para siempre es su misericordia: 14 e hizo pasar a Israel por en medio de él; porque para siempre es su misericordia: 15 mas arrolló a Faraón y su ejército en el mar Rojo; porque para siempre es su misericordia. 16 Al que condujo a su pueblo por el desierto; porque para siempre es su misericordia. 17 Al que hirió a grandes reyes; porque para siempre es su misericordia: 18 y mató a poderosos reyes; porque para siempre es su misericordia: 19 a Sehón rey amorreo; porque para siempre es su misericordia: 20 y a Og rey de Basán; porque para siempre es su misericordia: 21 y dió en herencia la tierra de ellos; porque para siempre es su misericordia: 22 en herencia a Israel su siervo; porque para siempre es su misericordia. 23 Al que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros; porque para siempre es su misericordia: 24 Y nos ha rescatado de nuestros adversarios; porque para siempre es su misericordia. 25 Al que da alimento a toda carne; porque para siempre es su misericordia. 26 ¡Dad gracias al Dios del cielo; porque para siempre es su misericordia!

Capítulo 137

1 JUNTO a los ríos de Babilonia, allí nos sentamos, y también lloramos, acordándonos de Sión. 2 Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. 3 Porque allí nos demandaban canciones los que nos habían cautivado; y los que nos despojaron demandaban alegría, diciendo: ¡Cantadnos una de las canciones de Sión! 4 ¿Cómo cantaremos canción de Jehová en tierra de extraños? 5 ¡Si me olvidare de ti, oh Jerusalem, olvide mi diestra su destreza! 6 ¡péguese mi lengua a mi paladar, si no me acordare de ti, si no prefiriere a Jerusalem al principal objeto de mi regocijo! 7 Acuérdate, ¡oh Jehová! en contra de los hijos de Edom, del día de Jerusalem; los cuales decían: ¡Arrasadla, arrasadla, hasta los cimientos! 8 ¡Oh hija de Babilonia, que has de ser desolada, dichoso aquel que te diere el pago de lo que hiciste con nosotros! 9 ¡Dichoso aquel que cogiere y estrellare tus niñitos contra la peña!

Capítulo 138

Salmo de David.

1 ¡TE daré gracias con todo mi corazón! ¡en presencia de los dioses ficticios cantaré salmos a ti! 2 Adoraré hacia tu santo Templo, y confesaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad; porque has engrandecido tu promesa sobre todo tu nombre. 3 El día que clamé a ti, tú me respondiste, y me fortaleciste con vigor en mi alma. 4 Te confesarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra, cuando oyen las promesas de tu boca; 5 y cantarán en los caminos de Jehová; porque grande será la gloria de Jehová. 6 Por cuanto Jehová es alto, mira propicio al humilde; pero conoce de lejos al altivo. 7 Aunque yo anduviere en medio de la angustia, tú me vivificarás; extenderás tu mano contra la ira de mis enemigos, y tu diestra me salvará. 8 Jehová completará por mí lo que ha comenzado. ¡Oh Jehová, tu misericordia es para siempre; no desampares la obra de tus manos!

Capítulo 139

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 OH Jehová, me has escudriñado, y me has conocido; 2 tú conoces mi sentarme y mi levantarme; entiendes de lejos mis pensamientos. 3 Has inspeccionado mi senda y mi descanso, y tienes conocimiento de todos mis caminos. 4 Porque aun no está la palabra en mi lengua, cuando, he aquí, oh Jehová, tú la conoces toda. 5 Me has cercado por detrás y por delante, y has puesto sobre mí tu mano. 6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender. 7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿y a dónde huiré de tu presencia? 8 ¡Si subiere a los cielos, allí estás tú! ¡si tendiere mi cama en el infierno, hete allí! 9 Si tomare las alas del alba, y habitare en las partes más lejanas del mar, 10 aun allí me guiará tu mano, y me tendrá asido tu diestra. 11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; la noche misma resplandecerá en derredor de mí; 12 pues que las tinieblas nada encubren de ti, sino que la noche brilla como el día: ¡tinieblas y luz lo mismo son a ti! 13 Me conoces pues; porque eres dueño de mis más íntimos pensamientos; cubrísteme en el seno de mi madre. 14 Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado; admirables son tus obras; y mi alma lo sabe muy bien. 15 No te fué encubierto mi ser, cuando fuí labrado en secreto, y entretejido maestramente en las partes inferiores de la tierra. 16 Tus ojos vieron mi imperfección, y en tu libro todos mis miembros fueron escritos, mis días fueron delineados, cuando todavía no había ninguno de ellos. 17 ¡Y a mí cuán preciosos me son tus pensamientos, oh Dios! ¡cuán grande es la suma de ellos! 18 Los quisiera contar; pero son más numerosos que la arena: despierto, y aún estoy contigo. 19 ¡De cierto, oh Dios, tú matarás al inicuo! ¡apartaos, pues, de mí, los hombres sanguinarios! 20 los inicuos, que hablan de ti para maldad; tus enemigos, que toman en vano tu nombre. 21 ¿No debo yo odiar a los que te odian, oh Jehová, y disgustarme con los que se levantan contra ti? 22 Con entero odio los aborrezco; los tengo por enemigos míos. 23 ¡Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón: ensáyame, y conoce mis pensamientos; 24 y ve si hay en mí algún camino malo, y guíame en el camino eterno!

Capítulo 140

Para el Director del canto. Salmo de David.

1 ¡LÍBRAME, oh Jehová, del hombre malo! ¡guárdame del hombre violento! 2 los cuales maquinan maldades en su corazón; todo el día están armando contiendas. 3 Aguzan su lengua como la serpiente; hay veneno de áspid debajo de sus labios. (Pausa.) 4 ¡Guárdame, oh Jehová, de las manos del inicuo! ¡líbrame del hombre violento! los cuales se han propuesto hacer resbalar mis pasos. 5 Hombres soberbios han escondido para mí lazos y cuerdas; han tendido una red junto al camino; me han puesto trampas. (Pausa.) 6 Dije a Jehová: ¡Dios mío eres tú! ¡escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos! 7 ¡Jehová, Señor, la fortaleza de mi salvación, tú has cubierto mi cabeza en el día de batalla! 8 ¡No concedas al malvado sus deseos, oh Jehová; no saques a efecto su inicuo pensamiento; no sea que se ensoberbezcan! (Pausa.) 9 La perversidad de sus mismos labios cubrirá la cabeza de los que me cercan en derredor. 10 Brasas encendidas caerán sobre ellos; serán echados en el fuego; en profundos abismos de donde no se levanten. 11 El hombre de lengua calumniadora no será estable en la tierra: la maldad cazará al hombre violento para derribarle. 12 Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los pobres. 13 Ciertamente los justos han de dar gracias a tu nombre; los rectos morarán en tu presencia.

Capítulo 141

Salmo de David.

1 ¡OH Jehová, a ti estoy clamando! ¡apresúrate hacia mí! ¡escucha mi voz cuando clamo a ti! 2 ¡Sea puesta mi oración delante de ti como el incienso! ¡la elevación de mis manos te sea acepta como la ofrenda de la tarde! 3 ¡Pon, oh Jehová, una guarda a mi boca! ¡vigila la puerta de mis labios! 4 ¡No dejes inclinar mi corazón a cosa mala, a hacer maldades con los obradores de iniquidad; ni coma yo de sus delicias! 5 Hiérame el justo; será para mí un favor; corríjame también; me será como ungüento para la cabeza; no lo rehusará mi cabeza, aunque se repita: pero mi oración se elevará contra las maldades de aquellos. 6 Cuando sus jueces son derribados por los costados de la peña, ellos oirán mis palabras, que son suaves. 7 Como cuando se ara y se rompe la tierra, así están esparcidos nuestros huesos a la boca de la sepultura. 8 ¡A ti, pues, oh Jehová Señor, miran mis ojos! en ti he confiado; ¡no dejes mi alma destituída! 9 ¡Guárdame de la red que me han tendido, y de las trampas de los obradores de iniquidad! 10 ¡Caigan los inicuos en sus propios lazos; mientras yo a un mismo tiempo escape!

Capítulo 142

Maskil de David cuando estaba en la cueva. Oración.

1 CON mi voz clamo a Jehová; con mi voz pido misericordias a Jehová. 2 Derramo delante de él mi querella; delante de él manifiesto mi angustia. 3 Cuando mi espíritu desfallecía dentro de mí, tú entonces conociste mi senda. En el camino por donde voy, han escondido lazos para mí. 4 ¡Mira a mi diestra y ve; pues no hay quien me quiera conocer! ¡refugio me falta! ¡no hay quien se cuide de mi alma! 5 Clamo a ti, oh Jehová; digo: ¡Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes! 6 ¡Escucha mi clamor, porque estoy muy abatido! ¡sálvame de los que me persiguen; porque ellos son más fuertes que yo! 7 ¡Saca mi alma de la cárcel, para dar gracias a tu nombre! Me rodearán los justos; porque tú te portarás bondadosamente conmigo.

Capítulo 143

Salmo de David.

1 ¡OYE mi oración, oh Jehová! ¡escucha mis ruegos! ¡respóndeme en tu fidelidad, y en tu justicia! 2 ¡y no entres en juicio con tu siervo; porque ningún viviente podrá ser justo delante de ti! 3 ¡Óyeme, porque el enemigo ha perseguido mi alma; ha postrado hasta la tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los que ya ha mucho que murieron! 4 Por tanto mi espíritu desfallece dentro de mí; en medio de mí está desolado mi corazón. 5 Traigo a la memoria los días antiguos; considero todos tus hechos; medito en las obras de tus manos. 6 Extiendo mis manos hacia ti; ¡mi alma, como la tierra sedienta, clama a ti! (Pausa.) 7 ¡Apresúrate, respóndeme, oh Jehová! se desmaya mi espíritu; ¡no escondas de mí tu rostro, de modo que yo sea como los que bajan al hoyo! 8 ¡Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado! ¡hazme saber el camino por donde debo andar, porque levanto mi alma a ti! 9 ¡Líbrame de mis enemigos, oh Jehová! ¡contigo me escondo! 10 ¡Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios! ¡tu buen Espíritu me guíe por tierra llana! 11 Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia sacarás mi alma de angustia; 12 y por tu misericordia cortarás a mis enemigos, y destruirás a todos los adversarios de mi alma; porque soy siervo tuyo.

Capítulo 144

Por David.

1 ¡BENDITO sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra! 2 ¡Misericordia mía, y mi castillo, refugio mío, y mi libertador, escudo mío, y Aquel en quien confío: el que sujeta mi pueblo debajo de mí! 3 ¡Oh Jehová! ¿qué es el hombre para que tú le conozcas, o el hijo del mortal para que le tengas en aprecio? 4 El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como una sombra que pasa. 5 ¡Inclina, oh Jehová, tus cielos y desciende! ¡toca las montañas, y humeen! 6 ¡Arroja relámpagos, y dispersa a mis enemigos; envía tus saetas, y contúrbalos! 7 ¡Extiende tus manos desde el cielo; rescátame, y líbrame de las muchas aguas, de la mano de los hombres extraños; 8 cuya boca habla mentira, y su diestra es diestra de falsedad! 9 ¡Oh Dios! a ti cantaré un cántico nuevo; con salterio de diez cuerdas tañeré salmos a ti: 10 al que da victoria a reyes; que rescata a David, su siervo, de maligna espada. 11 ¡Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños, cuya boca habla mentira, y su diestra es diestra de falsedad! 12 para que nuestros hijos sean, como plantas, bien crecidos en su juventud; nuestras hijas, como pilastras labradas para el edificio de un palacio; 13 nuestros graneros llenos, suministrando acopio de todas suertes; nuestros rebaños que paran a millares y a diez millares en nuestros campos; 14 nuestros bueyes cargados de carnes; que no haya daños, ni pérdidas, ni quien profiera lamentos en nuestras calles. 15 ¡Dichoso el pueblo a quien así sucede; sí, dichoso el pueblo cuyo Dios es Jehová!

Capítulo 145

Alabanza. Salmo de David.

1 ¡TE ensalzaré, mi Dios, oh Rey, y bendeciré tu nombre por los siglos y eternamente! 2 ¡Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre por los siglos y eternamente! 3 ¡Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado; y su grandeza es inescrutable! 4 Una generación alabará tus obras a otra generación, y anunciarán tus poderosos hechos. 5 Yo meditaré en la hermosura de la gloria de tu majestad, y en tus obras maravillosas. 6 Y conversarán los hombres del poder de tus hechos terribles; y yo publicaré tu grandeza. 7 Proclamarán la memoria de tu abundante bondad, y cantarán de tu justicia. 8 Benigno y compasivo es Jehová; lento en iras, y grande en misericordia. 9 Jehová es bueno para con todos, y sus piedades velan sobre todas sus obras. 10 Todas tus obras te alabarán, oh Jehová, y tus piadosos siervos te bendecirán. 11 Conversarán de la gloria de tu reino, y hablarán de tu fortaleza: 12 para dar a conocer a los hijos de los hombres los poderosos hechos de él, y la gloria de la majestad de su reino. 13 Tu reino es reino de todos los siglos, y tu dominio dura de generación en generación. 14 Jehová sostiene a todos los que caen, y levanta a todos los agobiados. 15 Los ojos de todos miran a ti, y tú les das su alimento a su tiempo. 16 Abres tu mano, y satisfaces el deseo de todo ser viviente. 17 Jehová es justo en todos sus caminos, y bondadoso en todas sus obras. 18 Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a los que le invocan con verdad. 19 Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá también su clamor, y los salvará. 20 Jehová guarda a todos los que le aman; pero destruirá a todos los inicuos. 21 Mi boca hablará la alabanza de Jehová; ¡y bendiga toda carne su santo nombre, por los siglos y eternamente!

Capítulo 146

1 ¡ALELUYA! ¡Alaba, oh alma mía, a Jehová! 2 Alabaré a Jehová en toda mi vida; tañeré salmos a mi Dios mientras yo tenga ser. 3 No confiéis en príncipes, ni en hijo de hombre, que no puede salvar: 4 pues sale su espíritu, y él se torna en su tierra: en ese mismo día perecen sus pensamientos. 5 ¡Dichoso aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está puesta en Jehová su Dios! 6 que hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos; que guarda verdad para siempre; 7 que hace justicia a los oprimidos; que da pan a los hambrientos. Jehová suelta a los aprisionados; 8 Jehová abre los ojos de los ciegos; Jehová levanta a los agobiados; Jehová ama a los justos; 9 Jehová guarda a los extranjeros; sostiene al huérfano y á la viuda; pero subvierte el camino de los inicuos. 10 ¡Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh Sión, de siglo en siglo! ¡Aleluya!

Capítulo 147

1 ¡ALELUYA! porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Dios; porque es grato, y la alabanza es decorosa. 2 Jehová es el que edifica a Jerusalem; que recoge a los desterrados de Israel; 3 que sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas: 4 el que cuenta la muchedumbre de las estrellas, y a todas ellas las llama por sus nombres. 5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito. 6 Jehová ensalza a los humildes, y echa por tierra a los inicuos. 7 ¡Cantad a Jehová con acciones de gracias! ¡tañed salmos con el arpa a nuestro Dios! 8 que cubre los cielos de nubes; que prepara la lluvia para la tierra; que hace crecer la hierba sobre las montañas; 9 que da al ganado su alimento, y a los hijos del cuervo que claman a él. 10 No se deleita con la fortaleza del caballo, ni se complace en las piernas del hombre de a pie: 11 Jehová tiene su complacencia en los que le temen, en los que esperan en su misericordia. 12 ¡Alaba, oh Jerusalem, a Jehová! ¡alaba, oh Sión, a tu Dios! 13 Porque él fortalece los cerrojos de tus puertas, y bendice a tus hijos en medio de ti. 14 Él pone por tu término la paz, y te harta de lo mejor del trigo. 15 Él envía su mandamiento a la tierra; muy presto corre su palabra. 16 Él da la nieve como lana, y derrama la escarcha como ceniza. 17 Él arroja su granizo como migajas: ¿quién puede subsistir delante de su frío? 18 Envía su palabra, y los derrite; hace soplar su viento, y fluyen las aguas. 19 Él ha manifestado su palabra a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel. 20 No ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a juicios, ellas no los conocen. ¡Aleluya!

Capítulo 148

1 ¡ALELUYA! ¡Alabad a Jehová desde los cielos! ¡alabadle en las alturas! 2 ¡alabadle, todos sus ángeles! ¡alabadle, todas sus huestes! 3 ¡alabadle, sol y luna! ¡alabadle, todas las lucientes estrellas! 4 ¡alabadle, oh cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos! 5 ¡Alaben ellos el nombre de Jehová! porque él mandó, y fueron creados; 6 y los estableció para siempre jamás; les impuso leyes que no pueden traspasar. 7 ¡Alabad a Jehová desde la tierra, monstruos marinos, y todos los abismos; 8 fuego y granizo, nieve y vapor; viento tempestuoso que cumple su palabra; 9 montañas, y todos los collados; árboles frutales, y todos los cedros; 10 bestias, y todos los ganados; lo que va arrastrándose, y ave volátil: 11 reyes de la tierra, y todos los pueblos; príncipes, y todos los jueces de la tierra; 12 mancebos, y también las doncellas; los ancianos con los niños; 13 ¡alaben ellos el nombre de Jehová, porque su nombre solo es ensalzado; su gloria está sobre la tierra y el cielo! 14 Él ha ensalzado el poderío de su pueblo; alabanza es de todos sus santos, de los hijos de Israel, pueblo a él cercano. ¡Aleluya!

Capítulo 149

1 ¡ALELUYA! ¡Cantad a Jehová un cántico nuevo, alabanza suya en la congregación de los santos! 2 ¡Alégrese Israel en Aquel que le hizo: los hijos de Sión regocíjense en su Rey! 3 ¡Alaben su nombre con danzas! ¡con pandero y arpa, canten alabanzas a él! 4 Porque Jehová se complace en su pueblo: hermoseará a los mansos con la salvación. 5 ¡Regocíjense los santos con gloria; canten sobre sus camas! 6 ¡Lleven las alabanzas de Dios en su boca, y espada de dos filos en su mano! 7 para ejecutar venganzas entre las naciones, y castigos entre los pueblos: 8 para aprisionar sus reyes con grillos, y sus nobles con cadenas de hierro; 9 para ejecutar en ellos el juicio decretado. Honra es esta reservada para todos sus santos. ¡Aleluya!

Capítulo 150

1 ¡ALELUYA! ¡Alabad a Dios en el Santuario! ¡alabadle en el firmamento de su poder! 2 ¡alabadle por sus poderosos hechos! ¡alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza! 3 ¡alabadle a son de trompeta! ¡alabadle con salterio y arpa! 4 ¡alabadle con pandero y danzas! ¡alabadle con instrumentos de cuerda y flautas! 5 ¡alabadle con címbalos resonantes! ¡alabadle con címbalos altisonantes! 6 ¡Todo lo que tiene aliento alabe a Jehová! ¡Aleluya!

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