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Oseas

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Capítulo 1

1 REVELACIÓN de Jehová que tuvo Oseas hijo de Beri, en los días de Uzías, de Jotam, de Acaz y de Ezequías, reyes de Judá, y en los días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel.

2 Cuando por primera vez Jehová habló por Oseas, dijo Jehová a Oseas: Anda, toma para ti una mujer fornicaria, e hijos de fornicaciones: porque la tierra comete horrible fornicación, apartándose de en pos de Jehová.

3 Él fué pues y tomó a Gomer hija de Diblaim; la cual concibió, y le dió a luz un hijo. 4 Y Jehová le dijo: Llámale Jezreel; porque de aquí a muy poco yo vengaré en la casa de Jehú, la sangre de Jezreel, y acabaré con la casa de Israel. 5 Y sucederá que en aquel día romperé el arco de Israel en el campo de Jezreel.

6 Y concibió otra vez, y dió a luz una hija. Y Jehová dijo al profeta: Dale el nombre de Lo-ruhama; porque no me compadeceré más de la casa de Israel, para que de manera alguna yo la perdone. 7 Pero usaré de misericordia para con la casa de Judá, y la salvaré por medio de Jehová su Dios; mas no la salvaré con espada, ni con arco, ni con batalla, ni con caballos, ni con caballería.

8 Y cuando hubo destetado a Lo-ruhama, volvió a concebir, y dió a luz un hijo. 9 Y Jehová dijo: Llámale Lo-ammí; porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios.

10 Sin embargo de esto, el número de los hijos de Israel será como las arenas del mar, que no pueden ser medidas ni contadas: y acontecerá que en el lugar donde les fué dicho: No sois mi pueblo, les será dicho: ¡Hijos sois del Dios vivo! 11 Y los hijos de Israel y los hijos de Judá serán reunidos los unos con los otros, y constituirán sobre sí una sola cabeza; y subirán desde la tierra de su cautiverio; porque grande será el día de Jezreel.

Capítulo 2

1 LLAMAD pues a vuestros hermanos Ammí, y a vuestras hermanas Ruhama. 2 ¡Contended contra vuestra madre, contended, (porque ella no es mi mujer, ni yo soy su marido,) para que aparte sus fornicaciones de su presencia, y sus adulterios de entre sus pechos! 3 no sea que yo la despoje de sus ropas, dejándola desnuda, y la ponga tal como estaba en el día que nació; y la torne como un desierto, y la ponga como una tierra seca, y la haga morir de sed: 4 ni tampoco de sus hijos me compadeceré; porque hijos de fornicaciones son. 5 Pues su madre ha cometido fornicación, y la que los dió a luz se ha portado desvergonzadamente: porque ella ha dicho: Iré en pos de mis amantes, los cuales me han dado mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis licores. 6 Por tanto, he aquí que voy a cerrar su camino con espinos; y a ella la cercaré con una pared, de modo que no pueda hallar sus senderos. 7 Y perseguirá a sus amantes, mas no los alcanzará, los buscará también, mas no los hallará. Luego dirá: ¡Iréme y volveré a mi primer marido; pues que entonces me iba mejor que ahora! 8 Porque ella no considera que yo le daba el trigo, y el vino, y el aceite; y que yo le multiplicaba la plata y el oro, que ellos usan para honrar a Baal. 9 Por tanto volveré a quitarle mi trigo a su sazón, y mi vino en su tiempo señalado; y arrebataré mi lana y mi lino, que debieran de cubrir su desnudez. 10 Ahora pues descubriré sus deshonestidades a la vista de sus amantes; y no habrá quien la libre de mi mano. 11 También haré cesar toda su alegría, sus fiestas, sus novilunios y sus sábados, y todas sus fiestas solemnes. 12 Y asolaré sus vides y sus higueras, de las cuales ella decía: Estas son mi galardón, el cual me han dado mis amantes; y las convertiré en bosque, y las bestias del campo las comerán. 13 Y visitaré sobre ella los días festivos de los Baales, en que les quemaba incienso; cuando se engalanaba con sus pendientes y sus gargantillas, e iba en pos de sus amantes, y se olvidaba de mí, dice Jehová. 14 Por tanto yo la atraeré y la llevaré al desierto, y le hablaré cariñosamente. 15 Y trayéndola desde allí, le devolveré sus viñas; y el Valle de Acor será para puerta de esperanza; y ella cantará en coro allí, como en los días de su mocedad, es decir, como en el día que subió de Egipto. 16 Y sucederá que en aquel día, dice Jehová, tú me llamarás: ¡Marido mío! y no me llamarás ya: ¡Baal mío! 17 porque quitaré de su boca los nombres de los Baales, y nunca más hará ella mención del nombre de ellos. 18 En aquel día yo haré por ellos un pacto con las fieras del campo, y con las aves del cielo, y con los reptiles del suelo; y quebraré el arco y la espada, y quitaré la guerra de en medio de la tierra; y haré que duerman ellos seguros. 19 Y te desposaré conmigo para siempre: sí, te desposaré conmigo en justicia, y en rectitud, y en misericordia y en compasiones; 20 también te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Jehová. 21 Sucederá también que en aquel día yo responderé, dice Jehová; yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra; 22 y la tierra responderá al trigo y al vino y al aceite; y ellos responderán a Jezreel. 23 Y te sembraré para mí mismo en la tierra; y me compadeceré de la no compadecida, y al que dije que no era mi pueblo, le diré: ¡Pueblo mío eres! y él me dirá a mí: ¡Tú eres mi Dios!

Capítulo 3

1 Y JEHOVÁ me dijo: Anda otra vez, ama a una mujer que es amada de su marido, y con todo es adúltera; conforme al amor de Jehová hacia los hijos de Israel, mientras que ellos de su parte se vuelven a otros dioses, y aman los panes de pasas. 2 En efecto, me la adquirí por quince siclos de plata, y un homer de cebada, y un letek de cebada. 3 Y le dije: Muchos días me aguardarás; no cometerás fornicación, ni tampoco te casarás; y lo mismo haré yo para contigo. 4 Porque de igual manera los hijos de Israel aguardarán muchos días sin rey, y sin príncipe, y sin sacrificio, y sin estatua, y sin efod y sin ídolos domésticos. 5 Después de esto volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios y a David su rey; y acudirán temblorosos a Jehová y a su benevolencia en los postreros días.

Capítulo 4

1 ¡OÍD el oráculo de Jehová, oh hijos de Israel! porque Jehová tiene una contienda con los habitantes del país, por cuanto no hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Dios en la tierra. 2 ¡No hay más que perjurio, y mala fe, y homicidio, y hurto y adulterio! ¡rompen por todo; y un charco de sangre toca a otro! 3 Por esto se lamentará la tierra, y todos los que habitan en ella desfallecerán, juntamente con las bestias del campo y las aves del cielo; y hasta los peces de la mar perecerán. 4 Sin embargo, no se ponga ninguno a contender, ni nadie reprenda; porque tu pueblo es parecido a los que contienden con el sacerdote. 5 Y tú, oh Israel, tropezarás de día, y el profeta juntamente contigo tropezará de noche; y yo destruiré a tu madre. 6 Mi pueblo está destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado con desprecio el conocimiento de Dios, yo también te rechazaré, para que no seas mi sacerdote; puesto que te has olvidado de la ley de tu Dios, me olvidaré yo también de tus hijos. 7 Según se multiplicaban, pecaron contra mí; yo pues cambiaré su gloria en vergüenza, 8 Los sacerdotes se ceban en el pecado de mi pueblo, y en la iniquidad de éste tienen fija su voluntad. 9 Y sucederá que cual sea el pueblo, tal será el sacerdote: visitaré sobre ellos sus caminos, y les daré la paga de sus malos hechos. 10 Comerán pues, y no se saciarán; cometerán fornicación, y no se aumentarán; por lo mismo que han dejado de hacer caso de Jehová. 11 La fornicación y el vino y el mosto quitan el buen sentido. 12 Mi pueblo pide consejo a su dios de palo, y su vara de adivino les da respuesta: porque el espíritu de fornicaciones los ha extraviado; y se han apartado idolátricamente de su Dios. 13 Sobre las cumbres de los montes ofrecen sacrificios, y queman incienso sobre las colinas, debajo de las encinas, y de los álamos, y de los robles; por ser buena la sombra de ellos: por tanto vuestras hijas cometerán fornicación, y vuestras nueras cometerán adulterio. 14 No castigaré a vuestras hijas cuando cometan fornicación, ni a vuestras nueras cuando cometan adulterio: porque los mismos padres y maridos se retiran con las rameras, y ofrecen sacrificios con las prostitutas; así pues el pueblo que no entiende será precipitado en ruina. 15 Aunque tú, oh Israel, cometas fornicación, no se haga culpable Judá: ni os lleguéis a Gilgal, ni subáis a Bet-aven; ni juréis como aquéllos, diciendo: ¡Vive Jehová! 16 Porque Israel se ha hecho indomable como novilla cerrera; ahora pues los apacentará Jehová como cordero solitario en lugar espacioso. 17 ¡Efraim está apegado a los ídolos; déjale! 18 Cuando termina su holgorio, se entregan desvergonzadamente a la fornicación; sus príncipes aman entrañablemente su mismo oprobio; 19 el viento los tiene envueltos en sus alas; y ellos serán avergonzados a causa de sus sacrificios.

Capítulo 5

1 ¡OÍD esto, oh sacerdotes! ¡escuchad también, los de la casa de Israel; y los de la casa del rey, prestad oído; porque este juicio es para vosotros! puesto que vosotros habéis sido un lazo en Mizpa, y una red tendida sobre el Tabor. 2 ¡Se han abismado en el degüello estos apóstatas! por tanto traeré el castigo sobre todos ellos. 3 Yo conozco a Efraim, e Israel no me es oculto; porque ahora tú has incitado a los demás a la fornicación, oh Efraim; Israel está contaminado. 4 Sus malas obras no les permiten volver a su Dios; porque el espíritu de fornicaciones está dentro de ellos, y así no conocen a Jehová. 5 Y la soberbia de Israel testifica contra él en su misma cara; por tanto Israel y Efraim tropezarán en su iniquidad; tropieza Judá también juntamente con ellos. 6 Con sus rebaños y con sus vacadas irán a buscar a Jehová, mas no le podrán hallar; él se ha retirado ya de ellos. 7 Se han portado traidoramente para con Jehová: porque le han dado a luz hijos extraños: ahora pues del novilunio los consumirá juntamente con sus campos.

8 ¡Tocad la bocina en Gabaa, y la trompeta en Ramá! ¡tocad alarma en Bet-aven! ¡mira tras de ti, oh Benjamín! 9 Efraim será una desolación en el día de reprensión; entre las tribus de Israel he dado a conocer lo que es cierto. 10 Los príncipes de Judá son parecidos a los que remueven los linderos; derramaré sobre ellos mi ira como aguas. 11 Efraim está oprimido; quebrantado está con castigo, por cuanto anduvo de buena gana tras el mandato del rey. 12 Por tanto yo seré como polilla a Efraim, y como carcoma a la casa de Judá. 13 Cuando vió Efraim su enfermedad y Judá su llaga, acudió Efraim a Asiria, y Judá envió a un rey adversario; mas él no podrá sanaros, ni os curará la llaga. 14 Porque yo seré como león para Efraim, y como leoncillo a la casa de Judá; ¡yo, yo arrebataré la presa, y me iré; me la llevaré, y no habrá quien me la quite! 15 Yo pues iré, y me volveré a mi lugar, hasta tanto que ellos reconozcan su ofensa y busquen mi rostro: en su adversidad me buscarán con empeño; dirán:

Capítulo 6

1 ¡VENID, volvámonos a Jehová, porque él ha desgarrado, y nos sanará; él ha herido, y nos aplicará el vendaje. 2 Nos volverá a dar vida después de dos días, y en el día tercero nos levantara, para que vivamos en su presencia. 3 ¡Conozcámos le pues! ¡sigamos adelante para conocer a Jehová! Su salida está aparejada como el alba; y él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía que riega la tierra. 4 ¿Qué te haré, oh Efraim? ¿qué te haré a ti, oh Judá? ¡porque tu bondad es como la nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que luego desaparece! 5 Por tanto los he tajado por los profetas, los he muerto con los dichos de mi boca; y tus castigos, oh Israel, son como relámpago que sale. 6 Porque quiero la misericordia y no el sacrificio, y el conocimiento de Dios más bien que los holocaustos. 7 Mas ellos, como Adam, han transgredido el pacto; allí se han portado traidoramente conmigo. 8 Galaad es una ciudad de obradores de iniquidad; está llena de huellas ensangrentadas. 9 Y al modo que las cuadrillas de bandidos asechan a los hombres, así bandas de sacerdotes matan por el camino de Siquem: pues que cometen execrable maldad. 10 Cosa horrible he visto en la casa de Israel; allí se encontró fornicación en Efraim; Israel está contaminado. 11 Para ti también, oh Judá, está preparada una siega, cuando yo hiciere tornar el cautiverio de mi pueblo.

Capítulo 7

1 CUANDO yo quería sanar a Israel, entonces se puso en descubierto la iniquidad de Efraim y las maldades de Samaria: porque practican el fraude, y el ladrón pasa hacia adentro, mientras que una tropa de bandidos despoja por fuera. 2 Y ellos no consideran en su corazón que yo me acuerdo de todas sus maldades: ahora sus obras detestables los tienen cercados; delante de mi vista están. 3 Alegran al rey con sus maldades, y a los príncipes con sus mentiras. 4 Todos ellos son adúlteros; son como horno calentado por el panadero: deja éste de atizar la lumbre, después de hacer la masa, hasta que ésta fermente. 5 En el día de nuestro rey, los príncipes le hirieron en el calor del vino; él tendió sus manos a los escarnecedores. 6 Porque ellos se le acercaron; como un horno es su corazón mientras le ponen asechanzas: toda la noche su panadero duerme; a la mañana el horno arde como fuego abrasador. 7 Todos ellos arden como un horno; pues han devorado a sus jueces: todos sus reyes han caído; no hay entre ellos quien me invoque a mí. 8 Efraim se ha mezclado con los demás pueblos; Efraim ha venido a ser una torta a la cual no se ha dado vuelta. 9 Los extraños han devorado su fuerza, mas él no lo sabe; también las canas le salen, esparcidas aquí y allí, mas él no lo sabe. 10 Asimismo la soberbia de Israel testifica contra él en su misma cara; pero ellos no se vuelven a Jehová su Dios, ni le buscan, a pesar de todo esto. 11 Y Efraim ha venido a ser como una paloma simple, sin entendimiento: claman a Egipto, acuden a Asiria. 12 A dondequiera que acudan, tenderé sobre ellos mi red; los haré bajar cual aves del cielo: los castigaré conforme fué anunciado a su Congregación. 13 ¡Ay de ellos porque andan errantes, alejándose de mí! ¡venga destrucción sobre ellos, porque se han rebelado contra mí! y cuando yo los iba a redimir del mal, entonces mismo decían mentiras respecto de mí. 14 Y no claman a mí con su corazón, cuando aúllan desesperados sobre sus camas: para el trigo y el vino es para lo que se reúnen: se apartan de mí. 15 Aunque yo les he enseñado, y he robustecido sus brazos, ellos maquinan el mal contra mí. 16 Se vuelven, mas no al Altísimo; son parecidos a un arco engañoso; sus príncipes caerán a espada, a causa de la provocación de su lengua: esto mismo hará que sean ellos objeto de irrisión en la tierra de Egipto.

Capítulo 8

1 ¡PON la trompeta a tu boca! ¡Cual águila viene el enemigo contra la familia de Jehová; por cuanto han traspasado mi pacto, y se han rebelado contra mi ley! 2 A mí clamarán entonces: ¡Dios mío, nosotros, tu Israel, te conocemos! 3 Al contrario, Israel ha desechado lo que es bueno; el enemigo le perseguirá. 4 Ellos se han establecido reyes, mas no por mí; se han constituído príncipes, pero yo nada conocía de ello; de su plata y de su oro se han hecho ídolos, para ser ellos mismos destruídos. 5 Tu becerro, oh Samaria, me es una abominación. Se ha encendido mi ira contra ellos: ¿hasta cuándo no podrán alcanzar a la inocencia? 6 Porque éste también de Israel procede; el artífice lo hizo; luego no es Dios; así pues será hecho pedazos el becerro de Samaria. 7 Porque sembraron el viento, y segarán el torbellino, no tendrán mies; su espiga no dará harina; y si acaso la diere, los extraños la devorarán. 8 Israel está devorado; ahora mismo están en medio de las naciones como una vasija que nadie tiene en estima. 9 Porque han subido a Asiria, cual asno montés que anda solitario a su antojo: Efraim hace regalos para conseguir amores. 10 Mas también aunque hacen regalos entre las naciones, ahora mismo voy a juntar las naciones contra ellos, y dentro de poco ellos estarán en angustia, a causa de la pesada carga del rey de los príncipes. 11 Por cuanto Efraim se ha multiplicado altares para pecar, los altares le han venido a ser ocasión de pecar. 12 Aunque yo le he escrito mi ley en diez mil preceptos, éstos le son estimados como cosa de extraños. 13 En cuanto a los sacrificios que me presentan, es que ellos mismos degüellan carne y se la comen; porque Jehová no tiene complacencia en ellos; ahora pues él se acordará de su iniquidad y castigará su pecado: ¡se volverán a Egipto! 14 Porque Israel se ha olvidado de su Hacedor, y ha edificado templos para sí, y Judá se ha multiplicado ciudades fortificadas: yo enviaré fuego en sus ciudades, que consumirá sus palacios.

Capítulo 9

1 NO tienes que alegrarte, oh Israel, como los demás pueblos: porque te has apartado traidoramente de tu Dios: amas la paga de ramera en todas las eras llenas de trigo. 2 La era de trillar y el lagar no los alimentarán, y el mosto engañará su esperanza. 3 No seguirán habitando en la tierra de Jehová, sino que Efraim se volverá a Egipto, y comerán en Asiria cosas inmundas. 4 Allí no derramarán a Jehová libaciones de vino, ni sus degüellos de carne le serán aceptos: serán de su parte como alimento de los que están de duelo; cuantos comieren de ello serán contaminados: porque su alimento será sólo para saciar su apetito; no habrá venido a la Casa de Jehová. 5 ¿Qué haréis en el día de reunión solemne, y en el día de fiesta de Jehová? 6 Pues he aquí que ellos se han ido de una tierra desolada; Egipto los recogerá; Memfis les dará sepultura: las ortigas poseerán los lugares preciosos de su plata; crecerán espinos en sus habitaciones. 7 Han llegado ya los días de visitación, han llegado los días de retribución; (los conocerá Israel, el cual dice: ¡El profeta es un insensato, el hombre inspirado está loco!) a causa de la muchedumbre de tu iniquidad, y por ser grande tu rencor. 8 El atalaya, oh Efraim, está con mi Dios; en cuanto al profeta, el lazo del cazador está sobre todos sus caminos; rencor hay contra la Casa de su Dios. 9 Ellos se han corrompido profundamente como en los días de Gabaa; él se acordará de su iniquidad, castigará sus pecados. 10 Como uvas en el desierto yo hallé a Israel; ví a vuestros padres como brevas en la higuera, en su primera cosecha; mas ellos acudieron a Baal-peor, y se consagraron a la Vergüenza; y se hicieron asquerosos como aquello que amaban. 11 En cuanto a Efraim, la gloria de ellos se volará cual ave; de modo que no habrá nacimientos, ni preñeces, ni concepciones. 12 Mas aun cuando criaren sus hijos, yo les privaré de hijos, hasta quedarse ellos sin gente; pues ¡ay también de ellos cuando yo los abandone! 13 Efraim, cual yo le ví, se parecía a Tiro situada en segura habitación; pero Efraim está destinado a sacar a sus mismos hijos al matador. 14 ¡Dales, oh Jehová! … ¿Qué les darás? ¡dales matriz abortadora, y enjutos pechos! 15 ¡Toda su maldad está concentrada en Gilgal; allí pues los aborrecí por la maldad de sus hechos: de mi Casa los expulsaré; no volveré a amarlos más: todos sus príncipes son apóstatas! 16 Herido de maldición ha sido Efraim; su raíz se ha secado; no volverán a dar fruto: y aunque tuvieren hijos, yo daré muerte al amado fruto de sus entrañas. 17 Los desechará mi Dios, porque no le escucharon; y vendrán a ser errantes entre las naciones.

Capítulo 10

1 ¡ISRAEL es una vid lozana, mas lleva fruto para sí mismo conforme a la abundancia de su fruto, multiplica sus altares; cuánto mejor sea su tierra, tanto mejoran ellos sus estatuas! 2 Su corazón está dividido; ahora serán hallados culpables; el Señor derribará sus altares, destruirá sus estatuas. 3 Seguramente ahora habrán de decir: ¡No tenemos rey; por lo mismo que no temíamos Jehová! el rey pues ¿qué habría de hacer por nosotros? 4 Hablan vanas palabras: con juramentos falsos hacen los pactos; por tanto el castigo nace como cicuta en los surcos del campo. 5 Los habitantes de Samaria estarán con temor, a causa de la excelsa becerra de Bet-aven; porque su pueblo se lamenta por el ídolo, (también sus kemarim, que sobre él solían regocijarse,) a causa de su gloria; porque arrebatada de él, ha sido llevada en cautiverio. 6 También el ídolo mismo será llevado a Asiria, como ofrenda al rey adversario: Efraim recibirá vergüenza, e Israel será avergonzado de su propio consejo. 7 Destruída ha sido Samaria; su rey es como una paja sobre la superficie de las aguas. 8 Serán destruídos también los altos de Aven, que ha sido el pecado de Israel: espinos y abrojos crecerán sobre sus altares: aquellos idólatras dirán a las montañas: ¡Cubridnos y a las colinas: ¡Caed sobre nosotros! 9 ¡Más que en los días de Gabaa, has pecado, oh Israel! allí se mantuvieron entonces; ahora empero no les alcanzará de la manera que en Gabaa, la batalla contra los hijos de maldad. 10 Cuando yo quiera, los castigaré; serán juntados contra ellos los pueblos, cuando yo los amarre por sus dos iniquidades. 11 Y Efraim es una novilla enseñada, a la que le gusta trillar; ¡mas yo hago pasar el yugo sobre su hermosa cerviz! a Efraim le haré uncir, Judá tirará del arado, y Jacob desmenuzará los terrones. 12 Sembrad, en beneficio vuestro, para justicia; segad conforme a la misericordia de Dios. ¡haced vuestro barbecho; porque es ya tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga, y llueva justicia sobre vosotros! 13 Habéis arado maldad; injusticia es lo que habéis segado; habéis corrido el fruto de mala fe; por cuanto confiaste, oh Israel, en tu mismo camino, y en la multitud de tus hombres valientes. 14 Por tanto se levantará algazara de naciones contra tus pueblos, y todas tus fortalezas serán saqueadas, a la manera que Salmán saqueó a Bet-arbel, en el día de la batalla; la madre fué destrozada sobre sus hijos. 15 Tales cosas ha hecho para vosotros Bet-el, a causa de vuestra extremada maldad: al romper el alba, es enteramente destruido el rey de Israel.

Capítulo 11

1 CUANDO Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2 Pero mientras más los llamaron mis profetas, ellos se alejaron más de éstos; sacrificando a los Baales, y quemando incienso a las esculturas. 3 Y fuí yo quien enseñé a andar a Efraim, tomándole de los brazos: mas ellos no reconocieron que yo les daba salud. 4 Con cuerdas humanas los traje a mí, con vínculos de amor; y era para con ellos como los que alzan el yugo de sobre su quijada; y puse el alimento delante de ellos. 5 Israel no había de volver a la tierra de Egipto; mas ahora el Asirio será su rey, porque rehusan volver a mí. 6 Y la espada caerá con violencia sobre sus ciudades, y el fuego consumirá las barras de sus puertas, y las devorará, a causa de sus consejos perniciosos. 7 Mi pueblo también es propenso a apostatar de mí: aunque los profetas los llaman hacia arriba; todos juntos no quieren elevarse. 8 ¿Cómo te he de abandonar, oh Efraim? ¿podré yo entregarte, oh Israel? ¿cómo te he de hacer como Adma? ¿cómo te pondré como Zeboim? ¡se ha revuelto mi corazón dentro de mí, mis compasiones todas juntas están encendidas! 9 ¡No ejecutaré el ardor de mi ira, no volveré para destruir a Efraim porque Dios soy, y no hombre, el Santo que estoy en medio de ti; y no vendré a ti en ira! 10 En pos de Jehová andarán; el cual rugirá como león; porque en efecto rugirá, y sus hijos acudirán temblorosos desde el occidente. 11 Temblorosos acudirán, cual ave, desde Egipto, y como paloma, desde la tierra de Asiria; y yo los haré habitar en sus casas, dice Jehová. 12 Efraim me tiene rodeado de mentiras, y la casa de Israel de falsedades; Judá también es aún inconstante con su Dios, y con el Santísimo, el cual es fiel.

Capítulo 12

1 EFRAIM se alimenta de viento, y persigue al solano; de continuo multiplica las mentiras y las causas de destrucción: hacen pacto con Asiria, y aceite es llevado a Egipto. 2 También Jehová tiene contienda con Judá, y castigará a Jacob conforme a sus caminos, según sus malas obras les recompensará. 3 En el seno materno cogió por el calcañar a su hermano, y en su madurez luchó con Dios; 4 sí, luchó con el Angel, y prevaleció; lloró, y le hizo suplicación: en Bet-el también se encontraba con el Señor, y allí hablaba éste con nosotros; 5 y Jehová de los Ejércitos, Jehová, es su memorial. 6 ¡Por tanto tú, oh Israel, vuélvete a tu Dios! observa la misericordia y la justicia, y guarda a tu Dios de continuo. 7 ¡Ya no es Israel sino Canaán! en su mano están las balanzas de engaño; le gusta defraudar. 8 Y dice Efraim: Lo cierto es que me he enriquecido; he hallado para mí caudales! ¡En todas mis faenas no se hallará en mí iniquidad que sea pecado. 9 Y sin embargo, yo soy Jehová tu Dios, desde la tierra de Egipto; te haré habitar otra vez en tiendas, como en los días de la fiesta solemne. 10 También he hablado a los profetas, y he multiplicado visiones; por medio de los profetas me he servido de semejanzas. 11 ¿Será que Galaad es iniquidad? Ciertamente ellos se han hecho vanidad; en Gilgal sacrifican novillos, y sus altares son como montones de piedras en los surcos del campo. 12 Mas Jacob huyó al país de la Siria, e Israel se hizo siervo para adquirir mujer; sí, para adquirir mujer guardó ovejas. 13 También por solo un profeta Jehová sacó a Israel de Egipto, y por solo un profeta éste fué guardado de mal. 14 Efraim empero ha irritado a su Señor con amargas provocaciones; por tanto le echará encima la sangre que ha derramado, y hará volver sobre él su oprobio.

Capítulo 13

1 CUANDO Efraim hablaba, todos temblaban; tanto fué ensalzado en Israel; pero ofendió en cuanto a Baal, y murió. 2 Y ahora pecan más y más, y de su plata han hecho para sí imágenes fundidas, ídolos fabricados según su propia inteligencia; todo ello obra de artífice: de ellos se dice: Ofrecen en sacrificio hombres, y besan a becerros. 3 Por tanto ellos serán como la nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que luego desaparece; como el tamo que el torbellino arrebata de la era, y como el humo que sale de la chimenea. 4 Mas yo soy Jehová tu Dios, desde la tierra de Egipto, y tú no conocerás a otro Dios fuera de mí; pues que no hay ningún salvador sino yo. 5 Fuí yo quien te conocí en el desierto, aquella tierra de sequías. 6 Conforme a lo bueno de su dehesa, ellos, como ovejas, se saciaron; se saciaron, y ensalzóse su corazón; por tanto se han olvidado de mí. 7 Yo pues seré para ellos como león rugiente; cual leopardo asecharé junto al camino; 8 los encontraré como osa a quien le han robado los cachorros, y desgarraré la tela de su corazón: los devoraré allí como león; las fieras del campo los destrozarán. 9 ¡Es tu destrucción, oh Israel, el que estés contra mí; contra tu mismo auxilio! 10 ¿Dónde pues está tu rey, para que te salve en todas tus ciudades? tus jueces también, de quienes dijiste: Dame un rey y príncipes. 11 ¡Os doy reyes en mi ira, y los quito en mi indignación! 12 La iniquidad de Efraim está atada en un lío, su pecado está guardado en depósito. 13 Dolores, como de la que da a luz, vendrán sobre él; es un hijo no sabio; porque ya ha tiempo que no debiera detenerse al punto mismo de nacer. 14 ¡Del poder del sepulcro yo los rescataré, de la muerte los redimiré! ¿dónde están tus plagas, oh muerte? ¿dónde está tu destrucción, oh sepulcro? Cambio de propósito será escondido de mi vista. 15 Aunque él sea el más fecundo entre sus hermanos, vendrá un viento solano, soplo de Jehová, procedente del desierto; y se secará su manantial, y su fuente se agotará: el enemigo despojará el tesoro de todas sus alhajas deleitosas. 16 Samaria cargará con su ofensa, porque se ha rebelado contra su Dios; caerán a espada; sus niños de pecho serán estrellados, y sus mujeres preñadas serán rajadas.

Capítulo 14

1 ¡VUELVE, oh Israel, a Jehová y tu Dios, porque has caído por tu iniquidad! 2 ¡Tomad con vosotros palabras, y volveos a Jehová! decidle: ¡Quita toda nuestra iniquidad, y acéptanos bondadosamente; así te tributaremos los sacrificios de nuestros labios! 3 Asiria no nos ha de salvar; ya no montaremos en caballos; no diremos más a las hechuras de nuestras mismas manos: dioses nuestros sois: porque en ti halla misericordia el huérfano. 4 Yo sanaré sus apostasías; los amaré de pura gracia: porque mi ira se ha apartado ya de ellos. 5 Yo seré como el rocío a Israel; echará flores como el lirio, y ahondará sus raíces como cedro del Líbano. 6 Sus ramas se extenderán; su hermosura también será como la del olivo, y su olor como la fragrancia del Líbano. 7 Volverán del cautiverio los que se sentaban bajo su sombra, serán revivificados como el trigo, y florecerán como la vid, y su renombre será como el del vino del Líbano. 8 Efraim dirá: ¿Qué tengo yo ya que ver con los ídolos? Yo le he respondido, y le observaré; le seré como abeto verde procedente de mí es hallado tu fruto. 9 ¿Quién es el sabio que entenderá estas cosas, el prudente que las conocerá? porque rectos son los caminos de Jehová, y los justos andarán en ellos; mas los transgresores, en ellos caerán.

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