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Ezequiel

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Capítulo 1

1 Y ACONTECIÓ que a los treinta años (de edad), en el mes cuarto, al cinco del mes, estando yo en medio de los cautivos, junto al río Kebar, fueron abiertos los cielos, y tuve visiones de Dios. 2 A los cinco del mes, que fué en el año quinto de la deportación del rey Joaquín, 3 el sacerdote Ezequiel hijo de Buzi tuvo revelación expresa de Jehová, en la tierra de los Caldeos, junto al río Kebar; y estuvo allí sobre él la mano de Jehová. 4 Pues estando yo mirando, he aquí un torbellino que venía del norte: una gran nube y un fuego que se recogía dentro de sí mismo; la cual nube tenía un resplandor al rededor; y de en medio del fuego, una como refulgencia de bronce acicalado, brillando de en medio del fuego. 5 Y procedente de en medio de él se veía una semejanza de cuatro seres vivientes; y esta era su apariencia: Tenían la semejanza de hombres. 6 Cada uno tenía cuatro caras, y cada uno de ellos tenía cuatro alas. 7 Y sus pies eran derechos; y la planta de sus pies era como la planta del pie de un becerro; y centelleaban a la manera de la refulgencia de bronce bruñido. 8 Y tenían manos de hombre por debajo de sus alas a sus cuatro lados; y los cuatro tenían sus caras y sus alas. 9 Las alas de ellos se juntaban, por las puntas, la una con la otra. Y no mudaban de frente al caminar; cada uno caminaba en derechura de su rostro. 10 Y la semejanza de sus rostros era como cara de hombre; mas todos cuatro tenían también cara de león, a la derecha; y todos cuatro tenían cara de buey, a la izquierda; todos cuatro tenían también cara de águila. 11 Y sus caras y sus alas estaban extendidas hacia arriba; de cada cual, dos de sus alas se juntaban con las del otro, y dos cubrían sus cuerpos. 12 Y caminaba, cada cual, en derechura de su rostro; a dondequiera que el espíritu era para ir, andaban ellos: no mudaban de frente al caminar. 13 Y en cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su apariencia era como de ascuas de fuego, que ardían como la apariencia de antorchas; la cual apariencia andaba de acá para allá en medio de los seres vivientes; y era resplandeciente el fuego; y del fuego salían relámpagos. 14 Y los seres vivientes iban corriendo y volviendo, como la apariencia del fulgor del relámpago.

15 Y en tanto que yo contemplaba a los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra, junto a cada uno de los seres vivientes; correspondientes las cuatro a sus cuatro caras. 16 La apariencia de las ruedas y de su hechura era como la refulgencia del crisólito; y una misma semejanza tenían todas cuatro; y su apariencia y su hechura eran como si fuese una rueda atravesada en medio de otra rueda. 17 Sobre sus cuatro lados indistintamente iban las ruedas al caminar; no mudaban de frente al caminar. 18 Y tenían sus circunferencias altas y pavorosas; y las circunferencias de las cuatro ruedas estaban llenas de ojos al rededor. 19 Al caminar los seres vivientes, caminaban las ruedas juntamente con ellos; y al alzarse los seres vivientes sobre la tierra, se alzaban también las ruedas. 20 A dondequiera que era el espíritu para ir, aquéllos iban; pues que allí mismo era el espíritu en éstas para ir; de modo que las ruedas se alzaban juntamente con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 21 Al caminar aquéllos, éstas caminaban, y al detenerse los unos, se detenían las otras asimismo cuando aquellos se levantaban sobre la tierra, se levantaban las ruedas juntamente con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 22 Y por encima de las cabezas de los seres vivientes había la semejanza de una expansión, como el resplandor de un cristal deslumbrante, extendida por encima, sobre sus cabezas. 23 Y por debajo de la expansión sus alas estaban derechas, tocándose la una con la otra: cada uno tenía dos alas que, a todos ellos, les cubrían los cuerpos, por este lado y por aquel lado. 24 Y oí el ruido de sus alas, como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, siempre que ellos caminaban; estruendo tumultuoso, como estruendo de un ejército: cuando se detenían, bajaban las alas. 25 Y había una voz de encima de la expansión que estaba sobre sus cabezas, y cuando se detenían, bajaban las alas. 26 Y por encima de la expansión que estaba sobre sus cabezas, había como la apariencia de una piedra de zafiro, a semejanza de un trono; y sobre la semejanza del trono, una semejanza como la apariencia de un hombre por encima de él. 27 Y ví una como refulgencia de bronce acicalado, como la apariencia de fuego por dentro de ella y al rededor, desde la apariencia de sus lomos hacia arriba: y desde la apariencia de sus lomos hacia abajo, ví una como apariencia de fuego; y había una refulgencia en derredor suyo. 28 Como la apariencia del arco que suele haber en la nube en un día de lluvia, así era la apariencia de la refulgencia al rededor de él. Tal fué la apariencia de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando la ví, caí sobre mi rostro, y oí una voz que hablaba.

Capítulo 2

1 Y ME dijo: Hijo del hombre, ponte sobre tus pies, y yo te hablaré. 2 Y entró en mí el Espíritu luego que me habló, el cual me puso sobre mis pies; y escuché a Aquel que me hablaba. 3 Y él me dijo: Hijo del hombre, te voy a enviar a los hijos de Israel; a esos paganos rebeldes, que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres han cometido transgresión contra mí, hasta este mismo día. 4 Y los hijos son de rostro duro, y obstinados de corazón: yo te voy a enviar a ellos; y les dirás: ¡Así dice Jehová el Señor! 5 Y ellos, bien que oyeren, o bien que dejaren de oír (porque son una casa rebelde), sin embargo han de conocer que un profeta ha estado en medio de ellos. 6 Tú pues, oh hijo del hombre, no temas de ellos, ni de sus palabras has de temer; aunque ellos sean zarzas y espinos para contigo, y aunque tú habites en medio de escorpiones. No temas a causa de sus palabras, y de sus rostros no te acobardes; porque casa rebelde son. 7 Y les hablarás mis palabras, ora que oigan, ora que dejen de oír; porque muy rebeldes son.

8 Tú pues, oh hijo del hombre, oye lo que te voy a decir: No seas tú rebelde como esa casa rebelde: abre tu boca, y come lo que te voy a dar. 9 Entonces miré, y he aquí una mano extendida hacia mí; y he aquí en ella el rollo de un libro. 10 Y lo extendió delante de mí; el cual estaba escrito por dentro y por fuera; y lo escrito en él eran endechas, y lamentaciones, y ayes.

Capítulo 3

1 ME dijo pues: Hijo del hombre, come lo que hallas delante de ti; come este rollo: luego anda, habla a la casa de Israel. 2 Abrí pues mi boca, y él me hizo comer aquel rollo. 3 También me dijo: Hijo del hombre, haz que tu vientre coma, y llena tus entrañas de este rollo que te doy. Y yo me lo comí; y era en mi boca como miel, por lo dulce que era.

4 Entonces me dijo: Hijo del hombre, anda, véte a la casa de Israel, y les hablarás mis palabras. 5 Porque no a un pueblo de habla obscura y de lengua difícil eres enviado, sino a la casa de Israel: 6 no a muchos pueblos de habla obscura ni de lengua difícil, cuyas palabras no puedas entender; que de seguro si a los tales te hubiera enviado, ellos te escucharan. 7 La casa de Israel empero no querrá escucharte a ti, porque no quieren escucharme a mí; porque toda la casa de Israel son de frente dura, y obstinados de corazón. 8 He aquí que he hecho tu rostro duro contra los rostros de ellos, y tu frente dura contra sus frentes. 9 He hecho tu frente como diamante; más dura que el pedernal; no los temas pues, ni te acobardes por sus semblantes; porque casa rebelde son.

10 Díjome de nuevo: Hijo del hombre, todas mis palabras que voy a decirte las recibirás en tu corazón, y con tus oídos las escucharás; 11 luego anda, véte a los deportados, los hijos de tu pueblo, y les hablarás, y les dirás: ¡Así dice Jehová el Señor! ora que oigan, ora que dejen de oír.

12 En seguida el espíritu me alzó; y oí detrás de mí el sonido de un estruendo tumultuoso, que decía: ¡Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar! 13  también el ruido de las alas de los seres vivientes, que al batirse se tocaban la una con la otra, y el ruido de las ruedas junto a ellos, y el sonido de un estruendo tumultuoso. 14 El Espíritu pues me alzó y me llevó; y yo iba con amargura, en el encono de mi espíritu; pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí. 15 Así vine a los de la cautividad en Tel-abib, donde habitaban junto al río Kebar; y en donde estaban sentados ellos, allí me senté yo; por siete días me senté atónito en medio de ellos.

16 Y aconteció que al cabo de los siete días tuve revelación de Jehová, que decía: 17 Hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; por tanto oirás de mi boca la palabra, y les amonestarás de mi parte. 18 Cuando yo dijere al malo: ¡De seguro morirás! si tú no le amonestares, ni hablares para amonestar al malo que se aparte de su camino inicuo para que viva, él, siendo malo, morirá por su iniquidad; pero su sangre yo la demandaré de tu mano. 19 Mas si tú amonestares al malo, y él no se volviere de su maldad y de su camino inicuo, por su iniquidad morirá; pero tú habrás librado tu alma. 20 Asimismo cuando se apartare el justo de su justicia y cometiere iniquidad, y yo pusiere tropiezo delante de él, él morirá, por lo mismo que tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y no serán recordadas sus justicias que había hecho; pero su sangre yo la demandaré de tu mano. 21 Mas si tú amonestares al justo, para que el justo no peque, y en efecto no pecare, él de seguro vivirá, porque fué amonestado; tú también habrás librado tu alma. 22 Y estuvo allí sobre mí la mano de Jehová; y él me dijo: ¡Levántate y sal a la llanura, y allí hablaré contigo! 23 Me levanté pues, y salí a la llanura; y he aquí que la gloria de Jehová estaba allí, como la gloria que yo había visto junto al río Kebar; y caí sobre mi rostro. 24 Entonces entró en mí el Espíritu, y me hizo estar sobre mis pies, y habló conmigo, y me dijo: ¡Véte, enciérrate dentro de tu casa! 25 Pues en cuanto a ti, oh hijo del hombre, he aquí que ellos ponen sobre ti ataduras, y con ellas te atan, para que no salgas entre ellos. 26 También yo haré que se te pegue la lengua al paladar, para que seas mudo, y no les seas hombre que reprenda; porque casa rebelde son. 27 Pero cuando yo hablare contigo, abriré tu boca, y les dirás: Así dice Jehová el Señor: ¡El que oye, oiga! ¡y el que desatiende, desatienda! porque casa rebelde son.

Capítulo 4

1 Y TÚ, hijo del hombre, toma un ladrillo, y lo pondrás delante de ti, y dibujarás en él la ciudad de Jerusalem. 2 Luego le pondrás sitio, y edificarás contra ella torres, y levantarás terraplenes contra ella; y pondrás contra ella campamentos, y colocarás arietes al rededor contra ella. 3 Toma también una sartén de hierro, y la pondrás por muro de hierro entre ti y la ciudad; luego dirigirás tu rostro contra ella; así ella estará puesta en cerco, y tú la sitiarás. Señal será esto para la casa de Israel.

4 Y te acostarás sobre tu lado izquierdo, y pondrás sobre él la iniquidad de la casa de Israel: según el número de los días que te acostares sobre él, llevarás la iniquidad de ellos. 5 Pues que he puesto sobre ti los años de su iniquidad, a razón de tal número de días, a saber, trescientos y noventa días; así llevarás la iniquidad de la casa de Israel. 6 Y cuando hayas cumplido éstos, te acostarás segunda vez sobre tu lado derecho; y llevarás la iniquidad de la casa de Judá cuarenta días: un día por cada año te he señalado. 7 Y hacia la sitiada Jerusalem fijarás tu rostro; y con brazo arremangado, profetizarás contra ella. 8 Y he aquí que yo he puesto sobre ti ataduras para que no te vuelvas de un lado a otro, hasta que se acaben los días de tu sitio. 9 Y toma para ti trigo, y cebada, y habas, y lentejas, y mijo, y espelta, y ponlos en una vasija; y haz pan de ellos, el número de los días que te acostares sobre tu lado; trescientos y noventa días comerás de él. 10 Y la comida que tú comerás será del peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás. 11 Asimismo beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás. 12 Y en forma de tortas de cebada, cocidas al rescoldo lo comerás; y con excrementos humanos lo cocerás al rescoldo delante de sus ojos. 13 Y dijo Jehová: De este modo comerán los hijos de Israel su pan inmundo entre las naciones adonde yo los voy a echar.

14 Entonces yo dije: ¡Ah Jehová, Señor! ¡he aquí que mi alma nunca ha sido contaminada, ni he comido cosa mortecina, ni destrozada por fieras desde mi mocedad hasta ahora; ni carne abominable jamás ha entrado en mi boca! 15 A lo cual me respondió: He aquí que te doy estiércol de vaca en lugar de excrementos humanos; y prepararás tu pan con él. 16 Y me dijo: Hijo del hombre, he aquí que voy a quebrar el báculo del pan en Jerusalem; de modo que comerán el pan por peso y con ansiedad, y beberán el agua por medida y con espanto; 17 a fin de que, faltándoles el pan y el agua, se miren con asombro el uno al otro, y desfallezcan en su iniquidad.

Capítulo 5

1 Y TÚ, oh hijo del hombre, toma un cuchillo agudo, una navaja de barberos tomarás, y harás pasar por tu cabeza y por tu barba. Luego tomarás unas balanzas de pesar, y dividirás los pelos en tres partes. 2 Una tercera parte consumirás a fuego en medio de la ciudad, cuando hayas cumplido los días del sitio; y tomarás otra tercera parte y la herirás en derredor con espada; y esparcirás otra tercera parte al viento; y yo sacaré espada en pos de ellos. 3 En seguida tomarás de ellos unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu capa. 4 Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y los quemarás a fuego; y de allí saldrá fuego contra toda la casa de Israel.

5 Así dice Jehová el Señor: ¡Ésta es Jerusalem! En medio de los paganos la puse yo, y al rededor de ella están los demás países. 6 Y ella se ha rebelado contra mis leyes, haciendo más maldad que los paganos, y contra mis estatutos se ha rebelado más que los países que están al rededor de ella; porque ha rechazado mis leyes con desprecio, y no ha andado en mis estatutos. 7 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto habéis sido más turbulentos que las naciones que están en derredor de vosotros, y en mis estatutos no habéis andado, y mis leyes no habéis cumplido, y ni siquiera habéis andado conforme a las costumbres de las naciones que están al rededor de vosotros, 8 por tanto, así dice Jehová el Señor: ¡Heme aquí a mí también en contra de ti! y ejecutaré en medio de ti juicios, a la vista de las naciones. 9 Y haré en medio de ti lo que no he hecho a otra nación, y cosas tales que no las volveré más a hacer semejantes, a causa de todas tus abominaciones. 10 Por tanto los padres comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos comerán a los padres; y así ejecutaré en medio de ti juicios, y esparciré todo el residuo tuyo a todos los vientos. 11 Por lo cual, ¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que por cuanto mi Santuario está contaminado por todas tus cosas detestables y por todas tus abominaciones, por tanto yo también te disminuiré, y mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré piedad de ti. 12 Una tercera parte de ti morirá de peste, y será consumida de hambre en medio de ti; y otra tercera parte caerá a espada en derredor de ti; y otra tercera parte la esparciré a todos los vientos, y sacaré la espada en pos de ellos. 13 De esta suerte desahogaré mi ira y saciaré mi indignación en ellos, y quedaré satisfecho: y ellos conocerán que yo Jehová lo he dicho en mis celos, cuando haya desahogado mi ardiente indignación en ellos. 14 Además, te reduciré a soledad, y te pondré por oprobio de las naciones que están en tus alrededores, a los ojos de todo transeunte. 15 Y tú serás un escarnio y un vituperio, un escarmiento y un asombro a las naciones que están en derredor de ti, cuando yo haya ejecutado juicios en ti, en ira y en indignación y con acaloradas reprensiones, (yo, Jehová, lo he dicho,) 16 y cuando haya arrojado entre ellos las terribles saetas del hambre, que acarrean destrucción, las cuales voy a arrojar para destrucción vuestra, aumentando el hambre contra vosotros, y quebrando vuestro báculo de pan. 17 Pues voy a enviar sobre vosotros hambre, y bestias feroces, las cuales te dejarán sin hijos, oh Israel; y la peste y la sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré la espada contra ti. ¡Yo, Jehová, lo he dicho!

Capítulo 6

1 TUVE otra vez revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia las montañas de Israel, y profetiza contra ellos; 3 y les dirás: ¡Oh montañas de Israel, oíd el oráculo de Jehová el Señor! Así dice el Señor Jehová a las montañas y a los collados, a las cañadas y a los valles: He aquí que yo, , yo voy a traer sobre vosotros la espada, y destruiré vuestros altos. 4 Y vuestros altares serán desolados, y serán quebradas vuestras imágenes del sol, y haré caer vuestros muertos a espada delante de vuestros ídolos. 5 Pues pondré los cadáveres de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y esparciré vuestros huesos al derredor de vuestros altares. 6 En todos los lugares de vuestra habitación, las ciudades serán asoladas, y los altos serán hechos una desolación; a fin de que vuestros altares sean asolados, y vengan a ser una desolación, y sean quebrados y se acaben vuestros ídolos, y sean cortadas vuestras imágenes del sol, y sean extirpadas vuestras hechuras. 7 Caerán pues vuestros muertos a espada en medio de vosotros; y conoceréis que yo soy Jehová.

8 Dejaré, sin embargo, un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando fuereis esparcidos entre los países. 9 Y los que de vosotros escaparen, se acordarán de mí en medio de las naciones adonde fueren llevados cautivos, cuando haya yo quebrantado su corazón infiel que se apartó de mí, y humillado sus ojos infieles, que fueron tras sus ídolos; y ellos vendrán a ser abominables a su propia vista, a causa de las maldades que han cometido, en cuanto a todas sus abominaciones. 10 Y conocerán que yo soy Jehová: no en vano he dicho que les voy a hacer este mal.

11 Así dice Jehová el Señor: ¡Date golpes con tu mano, y patea con tu pie! y di: ¡Ay de ellos! a causa de las terribles abominaciones de la casa de Israel; porque a espada y de hambre y de peste caerán. 12 El que estuviere lejos, de peste morirá, y el que estuviere cerca, a espada caerá; y el que quedare, de modo que fuere sitiado, de hambre morirá; y así desahogaré mi indignación en ellos. 13 Y vosotros conoceréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos a espada queden tendidos en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, sobre cada collado elevado, en todas las cumbres de las montañas, y debajo de todo árbol frondoso, y debajo de toda encina espesa; lugares en donde ofrecieron olores gratos a todos sus ídolos. 14 Y extenderé mi mano contra ellos, y pondré la tierra más desolada y devastada que el desierto hacia Diblat, por todos los lugares de su habitación; y conocerán que yo soy Jehová.

Capítulo 7

1 TUVE también revelación de Jehová, que decía: 2 Y tú, hijo del hombre, así dice Jehová el Señor, respecto de la tierra de Israel: ¡Hay fin! ¡viene el fin sobre los cuatro cabos de la tierra! 3 Ahora mismo viene el fin sobre ti; porque enviaré mi ira sobre ti, y te juzgaré conforme a tus caminos; y traeré sobre ti todas tus abominaciones. 4 Y mi ojo no te perdonará, ni tendré piedad; porque traeré tus caminos sobre ti, y tus abominaciones estarán en medio de ti; y conoceréis que yo soy Jehová. 5 Así dice Jehová el Señor: ¡Un mal, he aquí que viene un mal sin ejemplar! 6 ¡El fin viene, viene el fin! ¡hase despertado contra ti; he aquí que viene! 7 ¡Viene para ti el turno, oh habitante de la tierra! Viene el tiempo, cercano está el día, día de tumulto, y no de alborozo, sobre las montañas. 8 Ahora, muy en breve, derramaré mi indignación sobre ti; desahogaré mi ira en ti, juzgándote conforme a tus caminos, y trayendo sobre ti todas tus abominaciones. 9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré piedad; conforme a tus caminos te recompensaré; y tus abominaciones estarán en medio de ti; y conoceréis que yo, Jehová, soy quien os castiga. 10 ¡He aquí el día! ¡he aquí que viene! ya salió tu turno; la vara ha echado flor; la soberbia ha florecido; 11 la violencia ha crecido hasta ser vara de maldad. Nada quedará de ellos, ni de su multitud, ni de su hacienda; no habrá quien se lamente de ellos. 12 ¡Vino ya el tiempo; llegó ya el día! el que compra, no se alegre, ni se duela el que vende; porque viene la ira sobre toda la muchedumbre de la tierra. 13 Porque el que vende no volverá en el jubileo a lo vendido, ni aun cuando quedare con vida; porque la visión es contra toda la muchedumbre de la tierra; no volverá vacía; ni ninguno podrá fortalecerse con la iniquidad de su vida. 14 ¡Han tocado la trompeta, toda la ciudad se alista! pero ninguno va a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud de ella. 15 ¡La espada por fuera, y por dentro la peste y el hambre! el que está en el campo a espada morirá, y al que dentro de la ciudad el hambre y la peste le devorarán. 16 Y si escaparen algunos que hayan huído, estarán sobre las montañas como las palomas de los valles, todos ellos gimiendo, cada uno por su iniquidad. 17 Todas las manos estarán flojas, y todas las rodillas estarán débiles como el agua. 18 Y ellos se ceñirán de saco; el horror también les cubrirá; y en todas las caras habrá vergüenza, y en todas sus cabezas peladura. 19 Arrojarán su plata por las calles, y su oro será como cosa asquerosa; su plata y su oro no podrán librarlos en el día de la ira furibunda de Jehová: no saciarán de ello su alma, ni llenarán sus vientres; porque esto mismo ha sido el tropiezo de su iniquidad. 20 Pues la hermosura de sus adornos la pusieron por motivo de soberbia, y de ello hicieron las imágenes de sus abominaciones, y sus cosas detestables; por lo mismo haré yo que les sea como cosa asquerosa; 21 y lo daré por presa en mano de los extraños, y por despojo a los malvados de la tierra: y ellos lo profanarán. 22 Y yo apartaré mi rostro de ellos; y será profanado mi Lugar Santísimo; pues entrarán en él los robadores y lo profanarán. 23 ¡Apareja la cadena para los cautivos! porque la tierra llena está de delitos sanguinarios, y la ciudad está atestada de violencia. 24 Por lo cual yo traeré los más crueles de los gentiles, los cuales se posesionarán de sus casas; así haré cesar la soberbia de los poderosos; y serán profanados sus santuarios. 25 Viene la destrucción; y ellos buscarán la paz, mas no la habrá. 26 Viene calamidad sobre calamidad, y habrá rumor sobre rumor; entonces buscarán visión del profeta; mas la ley habráse ya alejado del sacerdote, y el consejo de los ancianos. 27 El rey andará de luto, y los príncipes se vestirán de asombro; asimismo las manos del pueblo de la tierra temblarán. Conforme a su camino voy a hacer con ellos, y conforme a sus costumbres los voy a juzgar: y conocerán que yo soy Jehová.

Capítulo 8

1 Y ACONTECIÓ que en el año sexto, en el sexto mes, al cinco del mes, yo estaba sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, cuando cayó sobre mí allí mismo la mano de Jehová el Señor. 2 Y miré, y he aquí una semejanza de hombre, como la apariencia de fuego; desde la apariencia de sus lomos para abajo era fuego; y desde sus lomos para arriba, como la apariencia de un resplandor, como la refulgencia de bronce acicalado. 3 Y extendió la forma de una mano, y me cogió por una guedeja de mi cabeza; y me elevó el Espíritu entre la tierra y el cielo, y me llevó a Jerusalem en visiones de Dios, a la entrada de la puerta de adentro, que mira hacia el norte; donde estaba el asiento de la imagen de los celos, la cual provoca a celos al Señor. 4 Y he aquí que allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la gloria que yo había visto en la llanura.

5 Y él me dijo: Hijo del hombre, alza los ojos hacia el norte. Alcé pues mis ojos hacia el norte; y he aquí que al norte de la puerta del altar estaba aquella imagen de los celos, a la entrada. 6 Entonces él me dijo: Hijo del hombre, ¿has visto lo que ellos están haciendo? Grandes son las abominaciones que la casa de Israel aquí hace, a fin de que yo me aleje de mi Santuario. Pero vuélvete aún, y verás abominaciones más grandes que éstas.

7 Llevóme pues a la entrada del atrio; y miré; y he aquí un agujero en la pared. 8 Luego me dijo: Hijo del hombre, rompe por la pared. Rompí pues por la pared, y he aquí una puerta. 9 Y él me dijo: Entra, y verás las pésimas abominaciones que ellos cometen aquí. 10 Entré pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles, y de bestias detestables, y todos los ídolos de la casa de Israel, dibujados en las paredes, todo en derredor. 11 Y estaban de pie delante de ellos setenta varones de los ancianos de Israel, con Jaazanías hijo de Safán, que estaba en medio de ellos, cada uno con su incensario en la mano; e iba subiendo una nube espesa de incienso. 12 Entonces él me dijo: ¿Has visto, oh hijo del hombre, lo que los ancianos de la casa de Israel están haciendo en las tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? porque dicen: ¡Jehová no nos ve! ¡Jehová ha abandonado la tierra!

13 Luego me dijo: Vuélvete aún, y verás más grandes abominaciones, que ellos están cometiendo. 14 Entonces me trajo a la entrada de la Casa de Jehová que miraba hacia el norte; ¡y he aquí que estaban allí sentadas las mujeres, llorando a Tamuz!

15 Entonces me dijo: ¿Has visto esto, oh hijo del hombre? vuélvete aún, y verás abominaciones más grandes que éstas. 16 En seguida me llevó al atrio interior de la Casa de Jehová, y he aquí que a la entrada del Templo de Jehová, entre el pórtico y el altar, había como veinte y cinco hombres, vueltas las espaldas a la Casa de Jehová, con sus caras hacia el oriente; los cuales estaban postrándose hacia el oriente, adorando al sol. 17 Entonces me dijo: ¿Has visto esto, oh hijo del hombre? ¿Es acaso cosa liviana para la casa de Judá el hacer las abominaciones que cometen aquí? pues han llenado la tierra de violencia, y luego se vuelven para provocarme a ira: y ¡he allí, cómo aplican el ramillete a la nariz! 18 Por tanto yo también me portaré con ellos en ira ardiente; no perdonará mi ojo, ni tendré piedad; y ellos clamarán en mis oídos con voz grande, mas no los oiré.

Capítulo 9

1 CLAMÓ entonces él en mis oídos con voz grande, diciendo: ¡Acérquense los que están encargados del castigo de la ciudad, cada uno con su arma de destrucción en su mano! 2 En efecto, he aquí seis varones, que venían por el camino de la puerta superior, que mira hacia el norte; y cada uno traía en su mano su hacha de armas; y había en medio de ellos un varón vestido de lino blanco, con un tintero de escribano ceñido a sus lomos; los cuales entraron y se pusieron de pie al lado del altar de bronce. 3 Entonces la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, y se paró junto al umbral de la Casa; y clamó al varón vestido de lino blanco, el cual traía el tintero de escribano ceñido a sus lomos, 4 y le dijo Jehová: ¡Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalem y pon una marca sobre las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella! 5 Luego dijo a los otros, oyéndolo yo: ¡Pasad por la ciudad, tras de él, y herid! ¡no perdone vuestro ojo, ni tengáis compasión! 6 ¡Al anciano, al joven, y a la doncella, y a los niños, y a las mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! mas no os lleguéis a ninguno en quien esté la marca; ¡y comenzad desde mi Santuario! Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa. 7 Y díjoles: ¡Contaminad la Casa, y llenad los atrios con los muertos! ¡Salid! Salieron pues, y mataron en la ciudad.

8 Y aconteció, mientras ellos iban matando y yo fuí dejado, que caí sobre mi rostro, y clamé, diciendo: ¡Ah Jehová, Señor! ¿vas a destruir a todo el residuo de Israel, derramando tu ardiente indignación sobre Jerusalem? 9 Entonces él me contestó: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es sobremanera grande; de modo que la tierra se ha llenado de homicidios, y la ciudad está atestada de perversidad: porque ellos dicen: Ha abandonado la tierra Jehová; y, Jehová no lo ve. 10 Y en cuanto a mí también, mi ojo no perdonará, y yo no tendré piedad; traeré su mal camino sobre su misma cabeza.

11 Y he aquí que aquel varón vestido de lino blanco, que llevaba el tintero ceñido a sus lomos, volvió a traer palabra, diciendo: He hecho según me mandaste.

Capítulo 10

1 ENTONCES miré, y he aquí que en la expansión que estaba sobre las cabezas de los querubines, fué vista por encima de ellos una como piedra de zafiro, como si fuese la apariencia de la semejanza de un trono. 2 Y aquel que estaba sentado en él habló al varón vestido de lino blanco, diciendo: Entra en medio de las ruedas, por debajo del querubín, y llena tus manos de ascuas de fuego de en medio de los querubines, y espárcelas sobre la ciudad. Y él entró delante de mi vista. 3 Y estaban los querubines de pie a la derecha de la Casa, cuando entró aquel varón; y la nube llenaba el atrio interior. 4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín, y se paró encima del umbral de la Casa; y llenóse la Casa de la nube, y el atrio fué lleno del resplandor de la gloria de Jehová. 5 Y el ruido de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios Todopoderoso, cuando él habla. 6 Y fué así, cuando mandó al varón vestido de lino blanco, diciendo: Toma fuego de adentro de as ruedas, de en medio de los querubines, que él entró, y se quedó en pie junto a una de las ruedas. 7 Entonces extendió el querubín su mano de en medio de los querubines, al fuego que estaba en medio de los querubines, y tomó de él, y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino blanco; el cual lo tomó, y salió. 8 Y se vió en los querubines la forma de la mano de un hombre, por debajo de sus alas.

9 Y miré, y he aquí que había cuatro ruedas junto a los querubines, una rueda junto a un querubín, y otra rueda junto a otro querubín; y la apariencia de las ruedas era como el resplandor de una piedra de crisólito. 10 Y en cuanto a su apariencia, las cuatro tenían una misma semejanza; como si una rueda estuviese atravesada en medio de otra rueda. 11 Cuando iban, caminaban sobre sus cuatro lados indistintamente; no mudaban de frente cuando caminaban, sino que andaban hacia la parte adonde miraba la cabeza de cada cual, siguiendo tras de ella: no mudaban de frente cuando caminaban. 12 Y todo su cuerpo, y sus espaldas, y sus manos, y sus alas, y las ruedas, llenos estaban de ojos por todos lados, es decir, las ruedas que tenían los cuatro querubines. 13 En cuanto a las ruedas, oyéndolo yo, fueron llamadas: Torbellino. 14 Y cada uno de los seres vivientes tenía cuatro caras: la primera cara, cara de querubín, y la segunda cara, cara de hombre, y a tercera cara, de león, y la cuarta cara, de águila. 15 Luego se remontaron los querubines. Éste fué el ser viviente que yo había visto junto al río Kebar. 16 Y al caminar los querubines, caminaban las ruedas junto a ellos; y al alzar los querubines sus alas para remontarse sobre la tierra, las ruedas también no se apartaban de junto a ellos. 17 Al detenerse aquéllos, éstas se detenían; y al remontarse aquéllos, éstas se remontaban juntamente con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.

18 Entonces se elevó la gloria de Jehová de encima del umbral de la Casa, y se puso encima de los querubines. 19 Luego los querubines alzaron sus alas, y se remontaron de sobre la tierra delante de mi vista, cuando salieron, y las ruedas de consuno con ellos: y esta como carroza se detuvo a la entrada de la puerta oriental de la Casa de Jehová; y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos. 20 Éste fué el ser viviente que yo había visto debajo del Dios de Israel junto al río Kebar: y yo conocía que eran querubines. 21 Todos ellos tenían cuatro caras cada uno, y cuatro alas tenían cada uno; y había la semejanza de manos de un hombre por debajo de sus alas. 22 Y en cuanto a la semejanza de sus caras, eran las mismas caras que yo había visto junto al río Kebar; y lo mismo sus apariencias y ellos mismos. Todos ellos caminaban en derechura de sus cuatro caras.

Capítulo 11

1 ENTONCES me elevó el Espíritu, y me trajo a la puerta oriental de la Casa de Jehová, que mira hacia el oriente; y he aquí, a la entrada de la puerta, veinte y cinco hombres, en medio de quienes ví a Jaazanías hijo de Azur, y a Pelatías hijo de Benaya, príncipes del pueblo. 2 Y me dijo: Hijo del hombre, éstos son los hombres que maquinan la maldad, y que dan el mal consejo en esta ciudad; 3 los cuales dicen: No está cerca el tiempo de edificar casas en Babilonia: esta ciudad es la olla, y nosotros, la carne. 4 Por tanto profetiza contra ellos, profetiza, oh hijo del hombre. 5 Luego cayó sobre mí el Espíritu de Jehová, y me dijo: Di: Así dice Jehová: De esta manera habéis hablado, oh casa de Israel; pues yo he conocido los pensamientos que surgen en vuestra mente. 6 Habéis muerto a muchísimos en esta ciudad, y habéis llenado sus calles de cadáveres. 7 Por tanto así dice Jehová el Señor: Los que habéis muerto y dejado tendidos en medio de ella, ellos son la carne, y esta ciudad es la olla. Mas en cuanto a vosotros, yo os sacaré de en medio de ella. 8 La espada temisteis; y espada voy a traer sobre vosotros, dice Jehová el Señor; 9 y os haré sacar de en medio de ella, y os entregaré en mano de extraños, y ejecutaré entre vosotros juicios. 10 A espada caeréis; en los confines de Israel yo os juzgaré; y conoceréis que yo soy Jehová. 11 Esta ciudad no será vuestra olla, ni vosotros seréis la carne en medio de ella; antes en los confines de Israel yo os tengo de juzgar. 12 Así conoceréis que yo soy Jehová, en cuyos estatutos vosotros no habéis andado, y cuyas leyes no habéis cumplido; sino que habéis obrado de acuerdo con las costumbres de las naciones que están en vuestros alrededores. 13 Y aconteció que mientras yo profetizaba, Pelatías hijo de Benaya murió: y yo caí sobre mi rostro, y clamé con voz grande, diciendo: ¡Ah, Jehová, Señor! ¿tú vas a acabar con el residuo de Israel?

14 Y tuve revelación de Jehová, que decía: 15 Hijo del hombre, tus hermanos, tus mismos hermanos, tus parientes más cercanos, y toda la casa de Israel, todos ellos, son aquellos a quienes han dicho los habitantes de Jerusalem: ¡Alejaos de Jehová! ¡a nosotros nos es dada esta tierra para posesión nuestra! 16 Por tanto diles: Así dice Jehová el Señor: Aunque yo he arrojado a aquellos deportados lejos, entre las naciones, y aunque los he esparcido por las tierras, sin embargo, por un breve espacio yo les seré para santuario en medio de las tierras adonde ellos se han ido. 17 Por tanto di respecto de ellos: Así dice Jehová el Señor: Yo también os juntaré de entre los pueblos, y os recogeré de entre los países por donde habéis sido dispersados, y os volveré a dar la tierra de Israel. 18 Pues ellos irán allá, y quitarán de allí todas las cosas detestables y todas las abominaciones. 19 También yo les daré un mismo corazón, y un nuevo espíritu pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne; 20 a fin de que caminen en mis estatutos y guarden mis preceptos y los cumplan: y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 21 Pero en cuanto a aquellos, cuyo corazón sigue andando tras el deseo de sus cosas detestables y sus abominaciones, yo traigo sus caminos sobre su misma cabeza, dice Jehová el Señor.

22 Entonces los querubines alzaron sus alas, y las ruedas fueron alzadas de consuno con ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos. 23 Subióse pues la gloria de Jehová de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad. 24 En seguida, el Espíritu me elevó y me llevó en visión, por el Espíritu de Dios, a Caldea, a los de la cautividad. Y así subió de cerca de mí la visión que yo había visto. 25 Y dije a los de la cautividad todas las cosas que Jehová me había hecho ver.

Capítulo 12

1 TUVE otra vez revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, tú habitas en medio de la casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver, mas no ven; oídos tienen para oír, mas no oyen; porque casa rebelde son. 3 Por tanto tú, oh hijo del hombre, prepárate trastos de los que se van en cautiverio, e irás en cautiverio, de día, delante de su vista; trasladándote de tu lugar a otro lugar delante de sus ojos: puede ser que ellos paren en esto la atención, aunque son casa rebelde. 4 Sacarás pues tus trastos, trastos de los que se van en cautiverio, de día, delante de sus mismos ojos; luego tú saldrás por la tarde delante de su vista, a la manera de los que van en cautiverio. 5 Delante de su vista te abrirás paso por entre la pared, y sacarás lo que puedas por allí. 6 Delante de su vista lo alzarás sobre tus hombros, y lo sacarás de noche; cubrirás tu cara, pues no has de ver la tierra; porque te he puesto a ti como tipo para la casa de Israel. 7 Y lo hice así, como fuí mandado; mis trastos saqué de día, trastos de los que se van en cautiverio: y por la tarde me abrí paso por entre la pared con mi misma mano; y de noche saqué lo que pude sobre el hombro, alzándolo ante su vista.

8 Y tuve revelación de Jehová por la mañana, que me decía: 9 Hijo del hombre, ¿no te han dicho los de la casa de Israel, la casa rebelde: Qué estás haciendo? 10 Diles: Así dice Jehová el Señor: Esta carga profética toca al príncipe que está en Jerusalem, y a toda la casa de Israel que habita en medio de ella. 11 Diles: Yo os serviré de tipo. Conforme yo he hecho, así se ha de hacer a ellos; en destierro, en cautiverio irán. 12 Y el príncipe que está en medio de ellos llevará su hato a cuestas, de noche, y saldrá; por la pared le abrirán paso, para sacar sus efectos por allí; y cubrirá su rostro para que no vea con sus ojos la tierra. 13 Mas yo extenderé sobre él mi red, y será tomado en mi lazo, y le haré llevar a Babilonia, tierra de los Caldeos; pero él no la verá, bien que allí morirá. 14 Y todos los que están en derredor suyo para ayudarle, y todas sus tropas, yo los esparciré a todo viento, y sacaré espada en pos de ellos. 15 Y conocerán que yo soy Jehová, cuando los haya dispersado entre las naciones, y los haya esparcido entre las tierras. 16 Pues haré que algunos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, a fin de que declaren todas sus abominaciones en medio de las naciones adonde van; y éstas conocerán que yo soy Jehová.

17 Otra vez tuve revelación de Jehová, que decía: 18 Hijo del hombre, come tu pan con estremecimiento, y bebe tu agua con temblor y con ansiedad. 19 Y dirás al pueblo de la tierra: Así dice Jehová el Señor respecto de los habitantes de Jerusalem, y respecto de la tierra de Israel: Comerán su pan con ansiedad, y con espanto beberán su agua; porque la tierra será desolada, despojada de cuanto haya en ella, a causa de los hechos violentos de todos los que en ella habitan. 20 Y las ciudades, hoy día habitadas, serán asoladas, y la tierra vendrá a ser una desolación; y conoceréis que yo soy Jehová.

21 Tuve además revelación de Jehová, que decía: 22 Hijo del hombre, ¿qué refrán es este que tenéis en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y fracasa toda visión? 23 Por tanto diles: Ya hago cesar este refrán, para que no se use más este refrán en Israel. Al contrario, diles: Han llegado los días, y el efecto de cada visión; 24 porque no habrá más visión vana, ni más adivinación lisonjera en medio de los hijos de Israel. 25 Porque yo soy Jehová; hablaré, y la cosa que dijere se efectuará; no se dilatará más; porque en vuestros mismos días, oh casa rebelde, diré la palabra, y la haré cumplir, dice Jehová el Señor.

26 Otra vez tuve revelación de Jehová, que decía: 27 Hijo del hombre, he aquí que los de la casa de Israel están diciendo: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días; respecto de tiempos lejanos profetiza él. 28 Por tanto diles: Así dice Jehová el Señor: No se dilatará más ninguna de mis palabras; lo que yo dijere se cumplirá, dice el Señor, Jehová.

Capítulo 13

1 Y TUVE revelación de Jehová que decía: 2 Hijo del hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan; y les dirás, profetas que lo son de su mismo corazón: ¡Oíd el oráculo de Jehová! 3 Así dice Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan tras su mismo espíritu, y no han visto nada! 4 Como las zorras en los desiertos, así han sido tus profetas, ¡oh Israel! 5 No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro al rededor de la casa de Israel, para que pueda mantenerse firme en la batalla en el día de Jehová. 6 Han visto vanidad y adivinación mentirosa los que dicen: ¡Dice Jehová! cuando Jehová no los ha enviado; ¡y con todo esperan que se confirme su palabra! 7 ¿No habéis visto visión falsa, y no habláis una adivinación mentirosa; pues que decís: ¡dice Jehová! cuando yo nada he dicho?

8 Por tanto así dice Jehová el Señor: Por cuanto habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto ¡heme aquí en contra de vosotros! dice Jehová el Señor. 9 Y estará mi mano contra los profetas que tienen visiones vanas y que adivinan mentira. En la asamblea de mi pueblo no estarán, y en el registro de la casa de Israel no serán escritos, ni volverán a la tierra de Israel; y conoceréis que yo soy Jehová el Señor. 10 Por cuanto, sí, por cuanto habéis hecho errar a mi pueblo, diciendo: ¡Paz! cuando no hay paz; de manera que el pueblo edifica la pared, y he aquí que los profetas la revocan con tiza; 11 diles a aquellos que la revocan con tiza, que ella caerá. Viene un turbión inundador, y vosotros, ¡oh grandes pedriscos! caeréis, y un viento tempestuoso la rajará. 12 Y he aquí, cuando haya caído la pared, ¿no se os dirá: Dónde está la revocadura con que la revocasteis?

13 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Yo también la rajaré con un viento tempestuoso en mi ira; y vendrá un turbión inundador en mi ardiente indignación, y grandes pedriscos en mi ira, para acabar con ella. 14 Así destruiré completamente la pared que habéis revocado con tiza, y la arrasaré hasta la tierra, de manera que se descubra su cimiento; y ella caerá, y vosotros seréis destruídos adentro de ella; y conoceréis que yo soy Jehová. 15 Así desahogaré mi ardiente indignación contra la pared, y contra los que la revocaron con tiza; y os diré: ¡Ya no existe la pared, ni existen los que la revocaron! 16 es decir, los profetas de Israel que profetizan respecto de Jerusalem, y ven a favor de ella visiones de paz, cuando no hay paz, dice Jehová el Señor.

17 Y tú, oh hijo del hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo, las cuales profetizan de su mismo corazón; y profetiza contra ellas; 18 y diles: Así dice Jehová el Señor: ¡Ay de las mujeres que cosen cojines para todas las coyunturas de los brazos, y que hacen almohadillas para la cabeza de personas de toda estatura, para cazar las almas. ¿Querréis acaso cazar las almas de mi pueblo, y dar vida a las almas de vuestros secuaces? 19 ¿Y a mí me querréis profanar entre mi pueblo, por manojos de cebada y por bocados de pan; haciendo morir las almas que no deben morir, y dando vida a las almas que no deben vivir, por medio de vuestro mentir a mi pueblo que escucha la mentira? 20 Por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que yo estoy contra vuestros cojines, con que vosotras cazáis las almas, como se cazan las aves; y los arrancaré de vuestros brazos, y soltaré las almas qué vosotras estáis cazando, es decir, almas como aves. 21 Arrancaré también vuestras almohadillas, y libraré a mi pueblo de vuestra mano; y no estarán más en vuestro poder para ser cazadas; y conoceréis que yo soy Jehová. 22 Por cuanto habéis entristecido el corazón del justo con vuestras mentiras, a quien yo no he entristecido, y habéis robustecido las manos del inicuo, para que no se vuelva de su mal camino, a fin de que tenga vida; 23 por tanto no tendréis más visiones vanas, ni adivinaréis más adivinación; pues yo libraré a mi pueblo de vuestra mano; y conoceréis que yo soy Jehová.

Capítulo 14

1 Y VINIERON a mí ciertos hombres de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí. 2 Entonces tuve revelación de Jehová, que decía: 3 Hijo del hombre; estos hombres han erigido sus ídolos en sus corazones, y han puesto el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro; ¿y acaso he de ser yo consultado en manera alguna por ellos? 4 Por tanto, háblales, y les dirás: Así dice Jehová él Señor: Cada hombre de la casa de Israel que erigiere sus ídolos en su corazón, y pusiere el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro, y viniere así a consultar profeta, yo Jehová le responderé en ello conforme a la multitud de sus ídolos; 5 a fin de prender a la casa de Israel en el error de su mismo corazón; por cuanto todos ellos se han separado de mí, para seguir sus ídolos. 6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: ¡Volveos, y convertíos de vuestros ídolos, y apartad el rostro de todas vuestras abominaciones! 7 Porque todo hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que habitan en Israel, que se apartare de en pos de mí, y erigiere sus ídolos en su corazón, y pusiere el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro, y viniere así al profeta para consultarle respecto mí ¡yo Jehová le responderé respecto de mí mismo! 8 Y pondré mi rostro contra ese hombre, y haré que sea un asombro, para que sirva de escarmiento y de refrán; y le cortaré de en medio de mi pueblo: y conoceréis que yo soy Jehová. 9 Asimismo respecto del profeta, cuando se dejare engañar, y así hablare cualquiera cosa; yo Jehová de hecho engañar a ese profeta; y extenderé mi mano contra él, y le destruiré de en medio de mi pueblo Israel. 10 Y ambos a dos llevarán su iniquidad: como la iniquidad del que preguntare, así será la iniquidad del profeta; 11 a fin de que no se extravíe más la casa de Israel, apartándose de en pos de mí, y no se contaminen más con ninguna de sus transgresiones; sino que sean mi pueblo, y yo sea el Dios de ellos, dice Jehová el Señor. 12 También tuve revelación de Jehová, que decía: 13 Hijo del hombre, cuando una tierra pecare contra mí, portándose deslealmente para conmigo, y yo extendiere mi mano contra ella, quebrando el báculo de su pan, y enviando hambre en ella, y haciendo cortar de ella hombre y bestia; 14 si hubiere en ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, por su justicia librarán tan solamente sus propias almas, dice Jehová el Señor. 15 Si yo hiciere pasar bestias feroces por aquella tierra, las cuales la devastaren, de modo que venga a ser una desolación tal que nadie pase por ella, a causa de las fieras; 16 si estuvieren estos tres varones en medio de ella, ¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que ni a hijos ni a hijas podrán ellos librar; ellos solos serán librados; y la tierra será desolada. 17 O si trajere la espada sobre aquella tierra, y dijere: ¡Espada, pasa por esa tierra! y así hiciere cortar de ella hombre y bestia; 18 si estos tres varones estuvieren en medio de ella, ¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que no podrán librar ni a hijos ni a hijas, sino que tan sólo ellos mismos serán librados. 19 O sea, que yo enviare la peste en aquella tierra, y derramare mi indignación sobre ella en sangre, para cortar de ella hombre y bestia; 20 si Noé, Daniel y Job estuvieren en medio de ella, ¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que ni a hijo ni a hija podrán ellos librar por su justicia; tan sólo a sus propias almas librarán. 21 Pues, dice Jehová el Señor, ¿cuánto más, cuando yo he enviado mis cuatro juicios terribles, la espada, el hambre, las bestias feroces y la peste, contra Jerusalem, para hacer cortar de ella hombre y bestia? 22 Eso no obstante, he aquí que será dejado en ella un resto que salga, así hijos como hijas; he aquí que vendrán a vosotros; y veréis sus caminos y sus malos hechos; y seréis consolados respecto del mal que he hecho venir sobre Jerusalem; , respecto de todo lo que he hecho venir sobre ellos. 23 Y ellos os consolarán cuando viereis su camino y sus malos hechos; pues conoceréis que no sin causa hice lo que en ella he hecho, dice Jehová el Señor.

Capítulo 15

1 OTRA vez tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, ¿qué será la madera de la vid, más que cualquiera otra madera-sarmiento que se halla entre los árboles del bosque? 3 ¿Acaso se tomará de ella madera para hacer cualquiera clase de obra? ¿o tomarán de ella una estaca para colgar cualquiera cosa? 4 He aquí que se echa como cebo al fuego; sus dos cabos el fuego los consume, y la parte de en medio queda chamuscada; ¿y podrá ya aprovechar para cualquiera clase de obra? 5 He aquí que mientras estaba entera no servía para ningún oficio, ¿cuánto menos después que el fuego la haya consumido y esté chamuscada, servirá aún para oficio alguno? 6 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Según el ejemplo de la madera de la vid entre las maderas del bosque, la cual yo he dado como cebo al fuego, asimismo daré a los habitantes de Jerusalem. 7 Porque he puesto mi rostro contra ellos: de un fuego acaban de salir, y otro fuego los consumirá; y conoceréis que yo soy Jehová cuando ponga mi rostro contra ellos. 8 Y haré que sea la tierra una desolación, por cuanto ellos se han portado muy deslealmente contra mí, dice Jehová el Señor.

Capítulo 16

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, haz conocer a Jerusalem sus abominaciones. 3 Dile pues: Así dice Jehová el Señor a Jerusalem: Tu origen y tu nacimiento es de la tierra del Cananeo, siendo tu padre amorreo y tu madre hetea. 4 En cuanto a tu nacimiento, en el día que naciste no te fué cortado el ombligo, ni fuiste lavada con agua para limpiarte; no fuiste salada con sal, ni fuiste envuelta en pañales. 5 Ningún ojo se apiadó de ti para hacerte cualquiera de estas cosas, teniendo de ti compasión; sino que fuiste arrojada sobre la haz del campo, con desprecio de tu persona, el día en que naciste. 6 Mas yo pasé cerca de ti, y te ví revolcándote en tus sangres. Te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! sí, te dije cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! 7 Te hice multiplicar como la hierba del campo; y te aumentaste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa: tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido: pero tú estabas desnuda y descubierta.

8 Otra vez pasé cerca de ti y te miré; y he aquí que tu tiempo era tiempo de amor: y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez, y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor; y viniste a ser mía. 9 Entonces te lavé con agua, y te limpié perfectamente de tus sangres, y te ungí con aceite; 10 y te vestí de obra recamada, y te calcé de becerro marino, y te ceñí de lino fino blanco, y te cubrí de seda. 11 Te engalané también con adornos, y puse brazaletes sobre tus manos, y una gargantilla a tu cuello. 12 Y puse un pendiente en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema sobre tu cabeza. 13 Así fuiste adornada de oro y de plata; y tu vestido era de lino fino blanco, y de seda, y de obra recamada; y comiste flor de harina, con miel y aceite; y fuiste sumamente hermosa, y prosperaste hasta llegar a dignidad real. 14 Y salió tu renombre entre las naciones; en atención a tu hermosura, la cual era perfecta, a causa de mis adornos que yo había puesto sobre ti, dice Jehová el Señor.

15 Mas pusiste tu confianza en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre; y derramaste tus fornicaciones a cualquiera que pasaba: del tal eras. 16 Y tomaste de tus vestidos e hiciste para ti altos adornados de diversos colores; y te prostituiste sobre ellos: cosas hiciste que nunca habían sucedido, ni nunca más serán. 17 Y tomaste tus hermosas alhajas de oro y de plata, que yo te había dado, e hiciste para ti imágenes de varones, y cometiste fornicación con ellas. 18 Y tomaste tus vestidos recamados, y las cubriste a ellas; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas. 19 Mi pan también que yo te había dado, la flor de harina y el aceite y la miel con que yo te alimentaba, los pusiste delante de ellas, como olor grato; sí, esto sucedió, dice Jehová el Señor. 20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas, que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas, para que fuesen consumidos. ¿Acaso tus fornicaciones eran cosa muy insignificante, 21 para que degollases mis hijos, y los entregases a la muerte, haciéndolos pasar por el fuego a ellas?

22 Y en todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu mocedad, cuando estabas desnuda y descubierta, y te revolcabas en tus sangres. 23 Y acaeció que después de tanta malicia tuya (¡ay, ay de ti! dice Jehová el Señor), 24 te edificaste burdel y te hiciste altos en todas las calles. 25 En cada encrucijada de camino edificaste tu alto, e hiciste abominable tu hermosura, abriendo tus pies a cualquiera que pasaba, y multiplicando así tus fornicaciones. 26 También cometiste fornicación con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y multiplicaste tus fornicaciones, para provocarme a ira. 27 He aquí pues, yo extendí mi mano sobre ti, y disminuí tu porción diaria; y te entregué a la voluntad de las mujeres que te aborrecen, las hijas de: los Filisteos; las cuales se ruborizan de tu camino de execrable maldad. 28 También cometiste fornicación con los hijos de Asiria, por ser insaciable; sí, fornicaste con ellos; mas ni aun así te saciaste. 29 Además, has multiplicado tus fornicaciones en la tierra de Canaán, y hasta la Caldea; y ni aun con esto te has saciado.

30 ¡Oh cuán débil es tu corazón! dice Jehová el Señor, puesto que haces todas estas cosas, fechorías de una ramera imperiosa: 31 en que edificas tu burdel en cada encrucijada de camino, y haces tu alto en toda calle; y no has sido como ramera, en que desdeñas el precio de prostitución. 32 ¡Ah, mujer adúltera, que en vez de su marido admites los extraños! 33 A todas las rameras se les da paga; mas tú has dado tus pagas a todos tus amantes, y les haces regalos, para que de todos lados vengan a pecar contigo. 34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres; a saber, que ninguno sigue tras de ti para fornicar, y que tú das la paga, mientras que la paga no se te da a ti; y así has sido todo lo contrario de ellas.

35 Por tanto, ¡oh ramera, oye el oráculo de Jehová! 36 Así dice Jehová el Señor: Por cuanto ha sido derramado tu dinero, y se ha descubierto tu desnudez en tus fornicaciones con tus amantes, y con todos tus ídolos abominables; y también a causa de la sangre de tus hijos, que tú has dado a ellos, 37 por tanto, he aquí que voy a reunir a todos tus amantes con quienes te has gozado, y a todos los que has amado, con todos los que has aborrecido, sí los reuniré a todos al rededor de ti, y les descubriré tu desnudez; y ellos verán toda tu desnudez; 38 y te juzgaré conforme al juicio de las adúlteras, y de las que derraman la sangre; y te pondré por ejemplo sangriento de furor y de celos. 39 Y te entregaré en poder de ellos, y ellos destruirán tus burdeles, y derribarán tus altos, y te despojarán de tus vestidos, y quitarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta. 40 Y ellos harán subir contra ti un concurso de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas. 41 Y quemarán tus casas a fuego, y ejecutarán en ti juicios, en presencia de muchas mujeres; y así yo haré que ceses de ser fornicaria, ni tampoco darás más paga. 42 Así desahogaré mi indignación en ti, y mis celos se apartarán de ti, y me sosegaré, y no seré más provocado. 43 Por lo mismo que no te has acordado de los días de tu mocedad, y me has irritado con todas estas cosas, por tanto, he aquí que yo también traigo tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor; ¿pues no has cometido esta execrable maldad a más de todas tus abominaciones?

44 He aquí que todos los que hablan en refranes te aplicarán este refrán, diciendo: ¡Cual la madre, tal su hija! 45 Hija eres de tu madre, que rechazó con aborrecimiento a su marido y a sus hijos; y hermana eres de tus hermanas, que rechazaron con aborrecimiento a sus maridos y a sus hijos: vuestra madre fué hetea y vuestro padre amorreo. 46 Y tu hermana mayor era Samaria, ella y sus hijas, que habitaban a tu izquierda; y tu hermana menor, la cual habitaba a tu derecha, era Sodoma y sus hijas. 47 Pero ni aun en los caminos de ellas has andado tú, ni conforme a sus abominaciones has hecho (demasiado poco te era esto), sino que te has corrompido más que ellas en todos tus caminos. 48 ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, a que no hizo tu hermana Sodoma, ella y sus hijas, conforme a lo que has hecho tú, y tus hijas. 49 He aquí que fué esta la iniquidad de tu hermana Sodoma: La soberbia, la hartura de pan y el reposo próspero, que tenía ella y sus hijas; y no apoyaba la mano del pobre y del menesteroso. 50 También se ensoberbecieron, y cometieron lo que era abominable delante de mí; por lo cual yo las quité de delante de mí, conforme a lo que ví. 51 Y tu hermana Samaria no ha cometido ni aun la mitad de tus pecados; sino que tú has multiplicado tus abominaciones más que ellas, y has hecho aparecer como justas a tus hermanas, por medio de todas tus abominaciones que has cometido. 52 Tú también, pues, que has juzgado a tus hermanas, lleva tu propio vituperio. Con motivo de tus pecados en que has obrado más abominablemente que ellas, ellas se han mostrado más justas que tú: ¡avergüénzate pues tú también, y lleva tu vituperio, por cuanto has hecho aparecer como justas a tus hermanas!

53 Mas haré tornar el cautiverio de ellas; el cautiverio de Sodoma y sus hijas, y el cautiverio de Samaria y sus hijas; y también el cautiverio de tus cautivos en medio de ellas; 54 a fin de que lleves tu vituperio y te llenes de confusión, a causa de todo lo que has hecho; por lo mismo que tú has sido un consuelo para ellas. 55 Así tu hermana Sodoma y sus hijas se volverán a su antiguo estado; y Samaria y sus hijas se volverán a su antiguo estado; y tú también y tus hijas os volveréis a vuestro antiguo estado. 56 Y no era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca, en el día de tus soberbias, 57 antes que fuese puesta en descubierto tu malicia, así como ahora, al tiempo que llevas la afrenta de las hijas de la Siria, y de todas las mujeres que están al rededor de ella, con las hijas de los Filisteos; las cuales por todos lados te desprecian. 58 Tu execrable maldad y tus abominaciones tú misma tienes que llevarlas, dice Jehová el Señor. 59 Porque así dice Jehová el Señor: Haré yo contigo conforme a lo que tú has hecho, tú que has despreciado el juramento, al quebrantar el pacto de unión.

60 Esto no obstante, me acordaré yo de mi pacto hecho contigo en los días de tu mocedad; y estableceré contigo un pacto eterno. 61 Entonces tú te acordarás de tus caminos, y te llenarás de confusión, cuando recibieres a tus hermanas, la mayores que tú, y las menores, a quienes yo te las daré por hijas; empero no por pacto tuyo; 62 sino que yo estableceré mi pacto nuevo contigo, y tú conocerás que yo soy Jehová: 63 a fin de que te acuerdes, y te avergüences, y no vuelvas más a abrir tu boca a causa de tu confusión, cuando yo te haya perdonado respecto de todo lo que has hecho, dice Jehová el Señor.

Capítulo 17

1 OTRA vez tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, propón un enigma, y profiere una parábola, a la casa de Israel; 3 y les dirás: Así dice Jehová el Señor: Un águila grande, con grandes alas y con plumas largas, y abundante en plumaje de varios colores, vino al Líbano, y tomó el ramo más elevado del cedro; 4 arrancó el más alto de sus renuevos, y lo trajo a tierra de tráfico, y lo colocó en una ciudad de comerciantes. 5 Tomó también del veduño de aquella tierra, y lo depositó en un terreno feraz; lo trajo junto a muchas aguas, lo trasplantó como un sauce. 6 Y brotó, y vino a ser una vid de mucho ramaje, pero de poca elevación; cuyos sarmientos se volvían hacia aquella águila, y cuyas raíces estaban debajo de ella; de suerte que vino a ser una vid, y produjo ramas, y echó pimpollos. 7 Había también otra águila grande, con grandes alas y mucho plumaje; y he aquí que esta vid torció sus raíces hacia ella, y envióle sus sarmientos, desde las eras en donde estaba plantada, para que ella la regase; 8 aunque había sido plantada en terreno bueno, junto a muchas aguas, para que echase ramas, y para que produjese fruto, a fin de que llegase a ser una parra grande. 9 Diles: Así dice Jehová el Señor: ¿Acaso prosperará? ¿No arrancará sus raíces la primera águila, y cortará su fruto, para que se seque? Todas sus hojas lozanas se secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente, que sea necesario para arrancarla por sus raíces. 10 He aquí pues, aunque plantada ¿ha de prosperar? ¿No se secará luego que el viento solano la toque? Cierto que se secará sobre las eras donde había brotado.

11 Tuve además revelación de Jehová, que decía: 12 Di pues a la casa rebelde: ¿No sabéis por ventura lo que significan estas cosas? Diles: He aquí que vino el rey de Babilonia a Jerusalem, y tomó a su rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia. 13 Y tomó uno de la simiente real, e hizo pacto con él, y le trajo bajo de juramento: y también se llevó a los poderosos de la tierra; 14 para que fuese el reino abatido, y para que no se alzase; a fin de que, guardando el pacto, permaneciese en pie. 15 Esto no obstante, se rebeló contra él, enviando sus embajadores a Egipto para que éste le diese caballería y mucha gente. ¿Acaso prosperará? ¿acaso escapará el que tales cosas hace? ¿o romperá el pacto, y con todo escapará? 16 ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que ciertamente en el lugar donde habita el rey que le puso sobre el trono, cuyo juramento él despreció, y cuyo pacto quebrantó, allí mismo con él, en medio de Babilonia, morirá. 17 Y ni aun con gran fuerza ni con numeroso ejército conseguirá Faraón nada por él en la guerra, cuando se levanten terraplenes y se edifiquen torres, para cortar muchas vidas. 18 Sí, despreció el juramento, quebrantando el pacto, cuando he aquí que había dado la mano; y ha hecho todas estas cosas: no escapará.

19 Por tanto, así dice Jehová el Señor: ¡Vivo yo! que ciertamente mi juramento que despreció y mi pacto que quebrantó, los traeré sobre su misma cabeza. 20 Y extenderé sobre él mi red, y será cogido en mi lazo, y le llevaré a Babilonia; y allí entraré en juicio con él acerca de la prevaricación que ha cometido contra mí. 21 Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a cuchillo; y los que quedaren serán esparcidos a todos los vientos: y conoceréis que yo Jehová lo he dicho.

22 Así dice Jehová el Señor: Yo también tomaré del ramo más elevado del alto cedro, y lo colocaré; de lo más alto de sus renuevos arrancaré un tallo tierno, y lo plantaré yo mismo sobre una montaña elevada y eminente. 23 Sobre lo más elevado de la serranía de Israel lo plantaré, y elevará su ramaje, y producirá su fruto, y vendrá a ser un cedro magnífico; y habitará debajo de él todo pájaro de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán. 24 Y conocerán todos los árboles del campo que yo Jehová he abatido el árbol ensalzado, y que he ensalzado el árbol abatido; he secado al árbol verde, y he hecho florecer al árbol seco. Yo Jehová lo digo, y lo hago.

Capítulo 18

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 ¿Qué queréis decir, vosotros que usáis de este refrán en la tierra de Israel, diciendo: Los padres comieron el agraz, y los hijos sufren la dentera? 3 ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no tendréis más por qué usar de este refrán en Israel. 4 He aquí que todas las almas son mías: coma el alma del padre, así también el alma del hijo; mías son todas; y el alma que pecare, ésa es la que morirá. 5 Pero cuando un hombre es justo, y obra según el derecho y la justicia; 6 cuando no ha comido sobre los montes, y no ha alzado sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni ha amancillado la mujer de su prójimo, ni se ha acercado a mujer durante su impureza; 7 cuando no oprime a ninguno, sino que devuelve la prenda al deudor; no despoja fraudulentamente a nadie; reparte su pan al hambriento y al desnudo le cubre con vestido; 8 no presta a usura ni toma ganancia; de lo que es malo retira su mano; hace juicio verdadero entre hombre y hombre; 9 en mis estatutos anda, y guarda mis juicios para obrar rectamente; justo es; ciertamente vivirá, dice Jehová el Señor,

10 Mas engendra a un hijo que es salteador y derramador de sangre; el cual comete contra su hermano cualquiera de esas injusticias, 11 y no hace ninguno de aquellos deberes; sino que come sobre los montes, y amancilla la mujer de su prójimo, 12 oprime al pobre y al menesteroso, despoja fraudulentamente a su hermano, no devuelve la prenda y alza los ojos a los ídolos, comete abominación, 13 presta a usura y toma ganancia, ¿y acaso vivirá? ¡No vivirá! todas estas abominaciones ha cometido; ciertamente morirá. Su sangre recaerá sobre él mismo.

14 Mas he aquí que éste engendra un hijo, el cual ve todos los pecados que ha cometido su padre, y considera, y no hace conforme a ellos; 15 sobre las montañas no come, sus ojos no alza a los ídolos de la casa de Israel, la mujer de su prójimo no amancilla, 16 no oprime a ninguno, no exige la prenda, ni despoja fraudulentamente, reparte su pan al hambriento, y al desnudo le cubre con vestido, 17 del pobre aparta su mano y no le oprime, no toma usura ni ganancia, según el derecho obra y en mis estatutos anda: éste tal no morirá por la iniquidad de su padre; ciertamente vivirá. 18 En cuanto a su padre, por lo mismo que practicó la extorsión, despojó fraudulentamente a su hermano, y lo que no es bueno hizo en medio de su pueblo; he aquí que murió por su iniquidad. 19 Y si decís: ¿Por qué no cargó el hijo con la iniquidad de su padre? es que el hijo ha obrado según el derecho y la justicia, todos mis estatutos ha guardado y los ha cumplido; ciertamente vivirá. 20 El alma que pecare, ésa es la que morirá: el hijo no llevará la iniquidad del padre, ni el padre llevará la iniquidad del hijo; la justicia del justo estará sobre él, y la maldad del malo sobre él estará.

21 Esto no obstante, si el malo se volviere de todos sus pecados que ha cometido, y guardare todos mis estatutos, y obrare según el derecho y la justicia, ciertamente vivirá; no morirá. 22 Ninguna de sus transgresiones que ha cometido será traída en memoria contra él; en la justicia que ha obrado vivirá. 23 ¿Acaso yo me complazco de manera alguna en la muerte del malo? dice Jehová el Señor: ¿no me complazco antes en que se vuelva de sus caminos y viva?

24 Mas cuando el justo se volviere de su justicia y cometiere la iniquidad, si conforme a todas las abominaciones que hace el malo, hace él, ¿en tal caso vivirá? al contrario, ninguna de sus justicias que ha hecho será traída en memoria; en su prevaricación que ha hecho, y en su pecado que ha cometido, en ellos morirá. 25 Y sin embargo vosotros decís: No es parejo el camino del Señor. ¡Oíd pues, oh casa de Israel! ¿Acaso mi camino no es parejo? ¿no son antes vuestros caminos los que no son parejos? 26 Cuando el justo se vuelve de su justicia y hace la iniquidad, y muere a causa de ello, por su iniquidad que ha cometido muere él. 27 Asimismo, cuando el malo se convierte de su maldad que ha hecho, y obra según el derecho y la justicia, él conseguirá la vida de su alma. 28 Por lo mismo que considera y se vuelve de todas sus transgresiones que ha cometido, ciertamente vivirá; no morirá. 29 Y sin embargo dicen los de la casa de Israel: No es parejo el camino del Señor. ¿Acaso no son parejos mis caminos, oh casa de Israel? ¿no es antes así que no son parejos vuestros caminos? 30 Por tanto yo os juzgaré a cada uno conforme a sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. ¡Volveos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, para que la iniquidad no sea vuestra ruina! 31 ¡Echad lejos de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un nuevo espíritu; pues ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? 32 Porque no me complazco en la muerte del que muere, dice Jehová el Señor: ¡volveos pues, y vivid!

Capítulo 19

1 Y TÚ, entona un canto fúnebre por los príncipes de Israel; 2 y dirás: ¡Cuán noble leona era tu madre! Entre los leones se acostó; en medio de los leoncillos crió sus cachorros. 3 Y ensalzó uno de sus cachorros, el cual vino a ser leoncillo; y aprendió a arrebatar la presa; devoró hombres. 4 Y oyeron de él las gentes; en su hoyo fué cogido; y le llevaron en cadenas a la tierra de Egipto. 5 Y viendo ella, con mucha espera, que se había perdido su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y le puso a él por leoncillo. 6 Y él andaba de aquí para allá entre los leones; vino a ser leoncillo; aprendió él también a arrebatar la presa; devoró hombres; 7 y conoció sus palacios, y asoló sus ciudades; y quedó desolada la tierra, cuanto había en ella, a causa del estruendo de sus rugidos. 8 Entonces se echaron sobre él las gentes de las provincias por todos lados, y extendieron sobre él su red; en su hoyo fué cogido. 9 Y le pusieron en una jaula, con una argolla en su nariz, y le llevaron al rey de Babilonia; y le metieron en las fortalezas, para que no fuese oída más su voz sobre las montañas de Israel. 10 Tu madre era como una vid, a tu semejanza, plantada junto a las aguas: fecunda era, y abundante en sarmientos, a causa de las muchas aguas. 11 Y había en ella varas fuertes para cetros de soberanos, y elevóse su estatura entre las nubes; y fué vista de lejos a causa de su altura, y de la multitud de sus sarmientos. 12 ¡Mas ella ha sido arrancada con furor, en tierra ha sido echada, y el viento solano ha secado su fruto: han sido quebradas y marchitadas sus fuertes varas; el fuego las ha devorado! 13 ¡Y ahora está plantada en el desierto, en una tierra seca y sedienta; 14 y fuego ha salido de las varas de sus ramas, que devora su fruto; y no le queda vara fuerte alguna que sirva para cetro de soberano! ¡Endecha es ésta, y servirá de endecha!

Capítulo 20

1 Y ACONTECIÓ que en el año séptimo, en el mes quinto, al décimo del mes, vinieron algunos de los ancianos de Israel para consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí. 2 Entonces tuve revelación de Jehová, que decía: 3 Hijo del hombre, habla a los ancianos de Israel; y les dirás: Así dice Jehová el Señor: ¿Habéis venido para consultarme a mí? ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, ¡que no seré consultado por vosotros! 4 ¿Tú los juzgarás, oh hijo del hombre? ¿tú los juzgarás? hazles conocer las abominaciones de sus padres; 5 y les dirás: Así dice Jehová el Señor: El día en que escogí a Israel, y alcé mi mano jurando a la casa de Jacob, cuando me dí a conocer a ellos en la tierra de Egipto, y les alcé mi mano, diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios; 6 en ese mismo día les alcé mi mano, jurando sacarlos de la tierra de Egipto y conducirlos a tierra que tenía yo provista para ellos, tierra que mana a leche y miel; la mas hermosa era de todas las tierras. 7 Y les dije: ¡Desechad cada uno sus cosas detestables de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto; pues yo soy Jehová, vuestro Dios! 8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron escucharme; no desecharon cada uno sus cosas detestables de delante de sus ojos, y no abandonaron los ídolos de Egipto; de modo que pensaba derramar mi indignación sobre ellos, para desahogar mi ira en ellos en medio de la tierra de Egipto. 9 Pero yo obré a causa de mi Nombre, para que no fuese profanado a la vista de las naciones en medio de quienes estaban; a vista de las cuales me hice conocer, sacándolos de la tierra de Egipto.

10 Los saqué pues de la tierra de Egipto, y los traje al desierto; 11 donde les dí mis estatutos, y les hice conocer mis preceptos, sen los cuales vivirá el hombre que los hiciere. 12 Y díles también mis días del descanso, para que fuesen una señal entre mí y ellos, a fin de que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. 13 Pero rebelóse contra mí la casa de Israel en el desierto; en mis estatutos no anduvieron, sino que despreciaron mis preceptos, en los cuales vivirá el hombre que los hiciere; y profanaron en gran manera mis días del descanso; de modo que pensaba derramar mi indignación sobre ellos en el desierto, para exterminarlos. 14 Pero obré a causa de mi Nombre, para que no fuese profanado a la vista de las naciones, ante cuyos ojos los había sacado. 15 También les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, tierra que mana leche y miel (la más hermosa era de todas las tierras), 16 porque habían despreciado mis juicios, y no anduvieron en mis estatutos, y profanaron mis días del descanso; pues que su corazón andaba tras de sus ídolos. 17 Sin embargo los perdonó mi ojo, para que no fuesen destruídos; por lo cual no los exterminé en el desierto.

18 Entonces dije a sus hijos en el desierto: No andéis vosotros en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus preceptos, ni os contaminéis con sus ídolos: 19 yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos y hacedlos; 20 y sanctificad mis días del descanso; los cuales serán una señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. 21 Mas los hijos también se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis preceptos para hacerlos; en los cuales vivirá el hombre que los hiciere; y profanaron mis días del descanso; de modo que pensaba derramar mi indignación sobre ellos, para desahogar mi ira en ellos, en el desierto. 22 Pero aparté mi mano, obrando a causa de mi Nombre, para que no fuese profanado a la vista de las naciones delante de cuyos ojos los había yo sacado. 23 También les alcé mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría entre las tierras; 24 por lo mismo que no cumplieron con mis preceptos, sino que despreciaron mis estatutos, y profanaron mis días del descanso; pues que sus ojos iban tras los ídolos de sus padres. 25 Y además, les dí estatutos que no eran buenos, y preceptos en los cuales no podrían vivir. 26 Asimismo los contaminé en sus mismos dones, cuando hacían pasar por el fuego a todos los primer nacidos, para que yo los desolase; a fin de que conociesen que yo soy Jehová.

27 Por tanto, habla a la casa de Israel, oh hijo del hombre, y diles: Así dice Jehová el Señor: En esto también vuestros padres me han deshonrado, portándose deslealmente para conmigo. 28 Pues yo los traje a la tierra que había jurado darles; mas cuando pusieron los ojos en todo collado alto, y en todo árbol frondoso, ofrecieron allí sus sacrificios, y presentaron allí su ofrenda para provocarme a ira, y pusieron allí sus olores gratos, y derramaron allí sus libaciones. 29 Entonces les dije: ¿Qué cosa es el alto adonde vosotros os llegáis? Y ha sido llamado el Alto hasta el día de hoy.

30 Por tanto di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: ¿Conque vosotros os contamináis en el camino de vuestros padres, y seguís fornicando tras sus cosas detestables? 31 Y en la ofrenda de vuestros dones, en hacer pasar a vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta este día; ¿y he de ser yo consultado por vosotros, oh casa de Israel? ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no seré consultado por vosotros. 32 No sucederá empero de ninguna manera el pensamiento que surge en vuestra mente, cuando decís: Nosotros seremos como las otras naciones, como las demás familias de las tierras, sirviendo a palo y a piedra. 33 ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que con mano fuerte, y con brazo extendido, y con indignación derramada, yo mismo reinaré sobre vosotros. 34 Pues yo os sacaré de entre los pueblos, y os congregaré de entre las tierras, en donde habéis sido dispersados, con mano fuerte, y con brazo extendido, y con indignación derramada; 35 y os traeré al desierto de los pueblos, y os juzgaré allí cara a cara. 36 Conforme entré en juicio con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así entraré en juicio con vosotros, dice Jehová el Señor. 37 Y os haré pasar debajo de la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto. 38 Y recogeré de entre vosotros los rebeldes, los que se rebelan contra mí: los sacaré de la tierra de su peregrinación, mas no entrarán en la tierra de Israel; y conoceréis que yo soy Jehová.

39 Mas en cuanto a vosotros, oh casa de Israel, así dice Jehová el Señor: ¡Id, servid cada uno a sus ídolos, y en lo venidero también, si no queréis obedecerme a mí: pero no contaminéis más mi santo nombre con vuestros dones y con vuestros ídolos! 40 Porque en mi santo monte, en el monte excelso de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, todos ellos juntos en la tierra; allí os aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas alzadas, y las más excelentes de vuestras oblaciones, y todas vuestras cosas santas. 41 Como olor grato os aceptaré, cuando os haya sacado de entre las naciones, y os haya congregado de entre las tierras, en donde habéis sido dispersados: y seré santificado en vosotros a la vista de las naciones. 42 Y conoceréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído al suelo de Israel, a la tierra que alcé mi mano, jurando que la daría a vuestros padres. 43 Y os acordaréis allí de todos vuestros caminos, y de todas vuestras obras con las que os habéis contaminado; y os aborreceréis a vosotros mismos, a causa de todas las maldades que habéis cometido. 44 Y conoceréis que yo soy Jehová, cuando haya acabado de obrar con vosotros a causa de mi Nombre; no conforme a vuestros caminos malos, ni conforme a vuestras obras corrompidas, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. 45 Otra vez tuve revelación de Jehová, que decía: 46 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia el sur, y deja caer tu palabra hacia el austro, y profetiza contra el bosque del Mediodía. 47 Y dirás al bosque del Mediodía: ¡Oye el oráculo de Jehová! Así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a encender en ti un fuego, que devorará en ti todo árbol verde y todo árbol seco: no se apagará la llama del incendio; y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte. 48 Y verá toda carne que yo Jehová lo he encendido; no se apagará. 49 Entonces yo dije: ¡Ah Señor Jehová! ellos dicen de mí: El no habla sino parábolas.

Capítulo 21

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia Jerusalem, y deja caer tu palabra contra los santuarios, y profetiza contra la tierra de Israel. 3 Y dirás a la tierra de Israel: Así dice Jehová: He aquí que estoy yo contra ti; y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al justo y al inicuo. 4 Y por cuanto yo corto de ti al justo y al inicuo, por tanto saldrá mi espada contra toda carne, desde el sur hasta el norte; 5 y conocerá toda carne que yo Jehová he sacado mi espada de la vaina; no tornará otra vez.

6 ¡Tú pues, oh hijo del hombre, gime! con quebrantamiento de tus lomos, y con amargura gemirás a vista de ellos. 7 Y será que cuando te preguntaren: ¿Por qué gimes? contestarás: A causa de la nueva, porque viene; y desfallecerá todo corazón, y estarán flojas todas las manos, y decaerá todo espíritu, y todas las rodillas estarán débiles como el agua: he aquí que viene; y esto será hecho, dice Jehová el Señor.

8 Otra vez tuve revelación de Jehová, que decía: 9 Hijo del hombre, profetiza, y di: Así dice Jehová el Señor: Diles: ¡Una espada, una espada afilada y también acicalada! 10 Está afilada para hacer terrible degüello; está acicalada para brillar como relámpago: ¿debemos pues hacer festejos? ¡Al cetro de mi hijo la espada lo desprecia como a cualquier otro árbol! 11 Pues Dios la dió a acicalar para asirla con la mano; esa espada ha sido afilada y ha sido acicalada, para darla en mano del matador. 12 ¡Clama y aúlla, oh hijo del hombre, porque ella viene contra mi pueblo! ¡ella viene contra todos los príncipes de Israel! ¡entregados a la espada están juntamente con mi pueblo! date pues con tu mano golpes en el muslo. 13 Porque se hará prueba de ella; y ¿qué no sucederá, cuando al cetro mismo desprecia? dice Jehová el Señor. 14 ¡Tú pues, oh hijo del hombre, profetiza, y bate una mano con otra! ¡y duplíquese, y triplíquese el furor de la espada homicida; la espada de los grandes que están traspasados, la cual los cerca por todos lados! 15 A fin de que desfallezca el corazón, y se multipliquen los caídos, he puesto junto a todas las puertas el fulgor de la espada. ¡Ah! ¡hecha está para relampaguear! ¡ha sido afilada para la matanza! 16 ¡Reconcéntrate, oh espada! ¡da a la derecha! ¡prepárate! ¡da a la izquierda! ¡a dondequiera se dirige tu filo! 17 Y también yo batiré mis manos, una contra otra; y desahogaré mi indignación. Yo Jehová lo he dicho.

18 Tuve otra vez revelación de Jehová, que decía: 19 Tú también, oh hijo del hombre, desígnate dos caminos por donde pueda venir la espada del rey de Babilonia; ambos a dos saldrán de una misma tierra; y trazarás una mano para señalar; al principio del camino que conduce a la ciudad la trazarás. 20 Camino designarás por donde venga la espada a Rabbá de los hijos de Ammón, y otro que conduzca a Judá, contra Jerusalem la fortalecida. 21 Porque el rey de Babilonia se ha detenido donde se divide el camino en dos, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación: sacude las flechas; pregunta a sus ídolos domésticos; inspecciona el hígado de las víctimas. 22 En su mano derecha está la adivinación que sale contra Jerusalem, para colocar los arietes, para abrir la boca incitando a la matanza, para alzar la voz con algazara, para colocar los arietes contra las puertas, para levantar terraplenes, para edificar torres. 23 A los habitantes de ella, empero, esto les parecerá una adivinación mentirosa; es decir, a aquellos que les habían prestado juramento: mas él trae a memoria su perfidia, para que sean prendidos en sus tretas.

24 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por lo mismo que habéis hecho que se traiga a memoria vuestra perfidia, en el descubrimiento de vuestras rebeliones, de modo que en todos vuestros hechos se ven vuestros pecados; por lo mismo pues que habéis venido en memoria, seréis cogidos con su mano. 25 Y tú, ¡oh profano e impío príncipe de Israel! cuyo día ha llegado ya, el tiempo en que la iniquidad acarrea la destrucción; 26 así dice Jehová el Señor: ¡Apártese la mitra sacerdotal, y quítese la diadema real! ésta no será más así: ¡elévese lo bajo y abátase lo alto! 27 Haré que haya trastorno, trastorno, trastorno: ni aquélla tampoco será más, hasta que venga Aquel cuyo es el derecho, y a Él se lo daré. 28 Y tú, hijo del hombre, profetiza, diciendo: Así dice Jehová el Señor respecto de los hijos de Ammón, y respecto de su escarnio. Dirás pues: ¡La espada, la espada está desenvainada para el degüello! acicalada hasta más no poder, para relumbrar; 29 mientras tus profetas ven para ti visiones vanas, mientras adivinan para ti mentiras, para hacerte tender sobre los cuellos de los inicuos, pasados a cuchillo, cuyo día ha llegado, el tiempo en que la iniquidad acarrea la destrucción. 30 ¡Vuélvase ya la espada a su vaina! En el lugar donde fuiste creado, en la tierra de tu nacimiento, te juzgaré. 31 Y derramaré sobre ti mi indignación; y con el fuego de mi ira soplaré contra ti; y te entregaré en manos de hombres brutales, hábiles para matar. 32 Serás, oh Ammón, como combustible para el fuego; tu sangre estará en medio de tu misma tierra. ¡No habrá más memoria de ti! porque yo, Jehová, lo he dicho.

Capítulo 22

1 TUVE además revelación de Jehová, que decía; 2 Y tú, oh hijo del hombre, ¿juzgarás, juzgarás la ciudad sanguinaria y le harás conocer todas sus abominaciones? 3 Dile pues: Así dice Jehová el Señor: Ciudad eres que derrama sangre en medio de sí, para que llegue su día; y que hace ídolos contra su propio bienestar, para contaminarse. 4 Por la sangre que has derramado, has incurrido en delito, y con tus ídolos que has hecho, te has contaminado; y has hecho acercar tus días de castigo, y has llegado al término de tus años; por tanto te he hecho el vituperio de las naciones, y el escarnio de todas las tierras. 5 Las que están cerca de ti y las que están lejos, harán escarnio de ti, ¡ah, amancillada de nombre, y llena de confusión!

6 He aquí que los príncipes de Israel, cada cual según su poder, están dentro de ti para derramar sangre. 7 Al padre y a la madre han despreciado en ti; al extranjero han saqueado en medio de ti; al huérfano y a la viuda han oprimido en ti. 8 Mis cosas santas has despreciado, y has profanado mis días del descanso. 9 Hombres hay en ti que usan de calumnias a fin de derramar sangre; y en ti están los que comen sobre los montes: execrable maldad han cometido en medio de ti. 10 Han descubierto la desnudez del padre en ti; humillan la mujer en la inmundicia de su impureza, en ti. 11 En tanto que uno comete abominación con la mujer de su prójimo, otro amancilla con execrable lascivia a su nuera, y otro humilla a su hermana, la hija de su mismo padre, en ti. 12 Admiten cohecho en ti para derramar sangre: has tomado usura y ganancia, y has robado a tus vecinos por medio de extorsión; y te has olvidado de mí, dice Jehová el Señor. 13 Por tanto, he aquí que yo he batido mi mano a causa de tus ganancias injustas que has hecho, y de la sangre que has derramado en medio de ti. 14 ¿Podrá tu corazón aguantar, o serán fuertes tus manos en los días en que yo he de habérmelas contigo? Yo Jehová lo he dicho, y lo voy a hacer. 15 Pues te dispersaré entre las naciones, y te esparciré por entre las tierras, y consumiré tu inmundicia de en medio de ti. 16 Y por ti misma serás degradada, a la vista de las naciones: y conocerás que yo soy Jehová. 17 Tuve otra vez revelación de Jehová, que decía: 18 Hijo del hombre, la casa de Israel se ha hecho para mí escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; han venido a ser escoria de plata. 19 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por lo mismo que habéis venido a ser todos vosotros como escoria, por tanto, he aquí que yo os recogeré en medio de Jerusalem; 20 como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, con el objeto de soplar junto a ellos el fuego, para que se derritan; así yo os recogeré en el horno de mi ira y de mi indignación; y os dejaré allí, y os derretiré. 21 Sí, os reuniré, y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi ira, y os derretiré en medio de él. 22 Como se derrite la plata en medio del horno, así vosotros seréis derretidos en medio de él; y conoceréis que yo, Jehová, he derramado mi indignación sobre vosotros.

23 Y tuve revelación de Jehová, que decía: 24 Hijo del hombre, dile a ella: Tú eres una tierra no limpiada del pecado, y en la que no cae lluvia en el día de la indignación. 25 Conjuración de sus profetas hay en medio de ella: como león rugiente que arrebata la presa, ellos devoran almas; se apoderan de tesoros y cosas preciosas; multiplican las viudas en medio de ella. 26 Sus sacerdotes hacen violencia a mi ley, y profanan mis cosas santas; no ponen diferencia entre lo sagrado y lo profano, y no hacen que se distinga entre lo inmundo y lo puro; y esconden sus ojos de mis días del descanso, y yo he sido profanado en medio de ellos. 27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa, derramando sangre, y destruyendo almas, a fin de obtener ganancias injustas. 28 Y sus profetas les revocan la pared con tiza, viendo visiones vanas, y adivinando para ellos mentiras, diciendo: ¡Así dice Jehová el Señor! cuando Jehová no ha hablado. 29 El pueblo de la tierra practica la extorsión, y despoja fraudulentamente; y oprimen al pobre y al menesteroso, y al extranjero le saquean sin derecho. 30 Y busqué entre ellos hombre que construyese el vallado, y que se pusiese a la brecha delante de mí, a favor de la tierra, a fin de que yo no la destruyese; mas no hallé ninguno. 31 Por tanto, he derramado sobre ellos mi indignación; con el fuego de mi ira los he consumido: he dado con su camino sobre su misma cabeza, dice Jehová el Señor.

Capítulo 23

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, hubo dos mujeres, hijas de una misma madre, 3 las cuales fornicaron en Egipto; en su mocedad fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, y allí estrujadas las tetas de su virginidad. 4 Y sus nombres fueron Ahola, la mayor, y Aholiba su hermana: y vinieron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Por lo que hace a sus nombres, Samaria es Ahola, y Jerusalem Aholiba.

5 Y Ahola cometió fornicación, estando en mi poder, y enamoróse de sus amantes, los Asirios, vecinos suyos; 6 vestidos de azul, gobernadores y magistrados, mancebos deseables todos ellos, caballeros que andaban a caballo. 7 Y prostituyóse con ellos, los más escogidos hijos de Asiria todos ellos; y de quienquiera que se enamorase, con todos los ídolos de ellos se contaminaba. 8 Ni tampoco dejó sus fornicaciones traídas de Egipto; porque allí en su mocedad se acostaron con ella, y estrujaron las tetas de su virginidad, y derramaron sobre ella su fornicación. 9 Por tanto yo la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de Asiria, de quienes se había enamorado. 10 Éstos descubrieron su desnudez; se llevaron sus hijos y sus hijas, y a ella la mataron a espada; de modo que vino a ser refrán para las mujeres, cuando hubieron ejecutado juicios en ella.

11 Y aunque viese esto su hermana Aholiba, se estragaba en sus impúdicos amores más que ella, y en sus fornicaciones que eran más que las fornicaciones de su hermana. 12 Enamoróse de los hijos de Asiria, vecinos suyos, gobernadores y magistrados, vestidos todos lujosamente, caballeros que andaban a caballo, mancebos deseables todos ellos. 13 Y yo ví que se había amancillado; ambas a dos tomaron un mismo camino. 14 Pero ésta aumentó más sus fornicaciones; y cuando vió unos hombres dibujados en la pared, representaciones de los Caldeos, dibujados de bermellón, 15 ceñidos sus lomos de talabartes, con turbantes de diversos colores sobre sus cabezas, con apariencia de príncipes todos ellos, a estilo de los hijos de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento; 16 entonces se enamoró de ellos, luego que los vió; y envió mensajeros a ellos, hasta la Caldea. 17 Así pues se llegaron a ella los Babilonios en su lecho de amores, y la contaminaron con su fornicación. Y cuando fué amancillada por ellos, entonces se desaficionó su alma de ellos. 18 Así ella descubrió sus fornicaciones, y descubrió su desnudez; por lo cual mi alma desaficionóse de ella, a la manera que se había desaficionado mi alma de su hermana. 19 Y ella multiplicó sus fornicaciones, haciendo memoria de los días de su mocedad, cuando fornicaba en la tierra de Egipto, 20 enamorándose de sus concubinarios, cuya carne es como carne de asnos, y su flujo como flujo de caballos. 21 De esta suerte repetiste la execrable lascivia de tu mocedad, cuando estrujaban los Egipcios tus tetas, a causa de los pechos de tu mocedad.

22 Por tanto, oh Aholiba, así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a excitar a tus amantes contra ti, de los cuales está desaficionada tu alma; y los traeré contra ti por todos lados; 23 los hijos de Babilonia y todos los Caldeos, Pecod y Soa y Coa, y todos los hijos de Asiria con ellos, mancebos deseables, gobernadores y magistrados todos ellos, príncipes y varones de renombre, montados a caballo todos ellos. 24 Y vendrán contra ti con armas, carros de guerra y carretas, y con asamblea de pueblos; armados de pavés y escudo y morrión, se pondrán contra ti al rededor. Y yo les encargaré el juicio, y ellos te juzgarán conforme a sus leyes. 25 Así pondré mis celos contra ti, de manera que ellos te tratarán con odio furioso; te quitarán la nariz y las orejas, y tu posteridad caerá a cuchillo: se llevarán a tus hijos y a tus hijas, y tu posteridad será consumida a fuego. 26 También te despojarán de tus vestidos, y se llevarán tus hermosas joyas. 27 Y así pondré término a tu execrable lascivia, y a tu fornicación traída de la tierra de Egipto; de modo que no alzarás más tus ojos a los ídolos, y no te acordarás más de Egipto.

28 Porque así dice Jehová el Señor: He aquí que te voy a dar en manos de los que tú aborreces, en manos de aquellos de quienes está desaficionada tu alma; 29 y ellos te tratarán con odio, y quitarán todo el fruto de tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y así será descubierta la torpeza de tus prostituciones, y de tu execrable lascivia, y de tus fornicaciones. 30 Esto será hecho contigo, por lo mismo que has fornicado con las naciones, y porque te has contaminado con sus ídolos. 31 En el camino de tu hermana has andado, por tanto pondré su copa en tu mano.

32 Así dice Jehová el Señor: De la copa de tu hermana beberás, la cual es honda y ancha; y serás una irrisión y un escarnio, más de lo que puedas soportar. 33 De la borrachera del dolor estarás llena, copa de asombro y de desolación es la copa de tu hermana Samaria. 34 Sí, tú la beberás, y apurarás las heces, y roerás los tiestos de ella, y te despedazarás los pechos; porque yo lo he dicho, dice Jehová el Señor. 35 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto me has olvidado, y me has echado tras de tus espaldas, por lo mismo carga tú también con tu execrable lascivia y tus fornicaciones.

36 Jehová me dijo además: Hijo del hombre, ¿juzgarás a Ahola y Aholiba, y les harás conocer sus abominaciones? 37 Porque han cometido adulterio, y hay sangre en sus manos; sí, con sus ídolos han cometido adulterio, y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí los han hecho pasar a ellos por en medio del fuego, para ser devorados. 38 Todavía más, esto han hecho conmigo: Contaminaron mi Santuario en el día aquel, y profanaron mis días del descanso; 39 porque cuando habían degollado sus hijos en sacrificio a sus ídolos, entonces vinieron a mi Santuario, en el mismo día, para profanarlo; ¡y he aquí que así han hecho en medio de mi Casa! 40 Y además, habéis enviado a traer hombres de lejos; a quienes fué enviado mensajero, y he aquí que vinieron: para los cuales tú te lavaste, te pintaste los ojos, y te adornaste de tus galas; 41 y te sentaste sobre una cama suntuosa, con una mesa preparada delante de ella: sobre la cual habías puesto mi incienso y mi aceite. 42 Luego oyóse el estruendo de numerosa compañía que se solazaba con ella; también con hombres del común del pueblo fueron traídos bebedores desde el desierto; los cuales pusieron brazaletes sobre las manos de las dos, y hermosas coronas sobre sus cabezas.

43 Entonces yo dije respecto de la gastada en adulterios: ¿Ahora acaso todavía cometerán fornicaciones con ella? ¿hasta con ella? 44 En efecto, se llegaron a ella, como se llega a una ramera: así se llegaron a Ahola y Aholiba, mujeres de execrable lascivia. 45 Sin embargo, los hombres justos las juzgarán con el juicio de adúlteras, y con el juicio de mujeres que derraman sangre; porque adúlteras son, y hay sangre en sus manos. 46 Porque así dice Jehová el Señor: Haré subir contra ellas una asamblea, y las entregaré a maltratamiento y a rapiña. 47 Pues aquella asamblea las apedreará, y las tajará con sus espadas: matarán a sus hijos y a sus hijas, y quemarán sus casas a fuego. 48 Así haré cesar tan execrable lascivia de en medio de la tierra; pues todas las mujeres serán escarmentadas, de modo que no harán conforme a vuestra execrable lascivia. 49 Y recompensarán vuestra execrable lascivia sobre vosotras, y llevaréis los pecados de vuestras idolatrías; y conoceréis que yo soy Jehová el Señor.

Capítulo 24

1 Y EN el año noveno, en el mes décimo, al décimo del mes, tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, escribe para ti el nombre de este día, de este mismo día; pues que el rey de Babilonia cae sobre Jerusalem en este mismo día. 3 Profiere pues una parábola a la casa rebelde, y les dirás: Así dice Jehová el Señor: ¡Pon la olla, sí, ponla, y también echa agua en ella! 4 Junta en ella las piezas de carne, todas las piezas buenas, el muslo y la espaldilla; llénala de los huesos más escogidos. 5 Toma lo más escogido del rebaño, y también amontona la leña para los huesos, debajo de ella; haz que hierva bien; y cocerás los huesos dentro de ella.

6 Por tanto, así dice Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, la olla cuyo verdín está en ella, y cuyo verdín no sale de ella! ¡Saca pues cada una de las piezas! no cayó sobre ella suerte. 7 Porque hay sangre en medio de ella; sobre la roca desnuda ella la puso; no la derramó en tierra para cubrirla con polvo. 8 Para que haga subir la indignación, a fin de tomar entera venganza, yo he puesto su sangre sobre la roca desnuda, para que no se cubra. 9 Por tanto, así dice Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! yo también haré grande el montón de combustible. 10 ¡Amontónese la leña, inflámese el fuego, cuézase la carne, espésese el caldo, y quémense los huesos! 11 Luego quédese la olla sobre las ascuas vacía, para que se caliente, y para que se caldee el bronce de ella, y se derrita en medio de ella su suciedad, y se consuma su verdín. 12 ¡Con arduos trabajos ella me ha cansado; mas no sale de ella su mucho verdín: en el fuego pues quédese su verdín! 13 En tu suciedad hay execrable lascivia: por cuanto yo te limpiaba, mas tú no fuiste limpiada, por tanto tu inmundicia no se limpiará más, hasta que yo haya desahogado mi indignación en ti. 14 Yo Jehová lo he dicho; ya viene, y yo lo haré. No aflojaré, ni perdonaré, ni tampoco me arrepentiré; conforme a tus caminos, y conforme a tus hechos, te juzgaré, dice Jehová el Señor. 15 Y tuve revelación de Jehová, que decía: 16 Hijo del hombre, he aquí que voy a quitarte el deleite de tus ojos de un golpe; pero no te lamentes, ni llores, ni dejes correr tus lágrimas. 17 Gime, mas en silencio; no harás el duelo de muertos; átate el turbante; y ponte el calzado en los pies; y no cubras el labio, ni comas el pan de hombres que están de luto. 18 Hablé pues al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana siguiente hice conforme me había sido mandado. 19 Entonces me decía el pueblo: ¿No nos dirás qué tienen que ver con nosotros estas cosas que haces? 20 Y les contesté: He tenido una revelación de Jehová, que dice así: 21 Di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a profanar mi Santuario, el orgullo de vuestro poder, el deleite de vuestros ojos, y del cual tiene lástima vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas, a quienes dejasteis en la Judea, caerán a cuchillo. 22 Y vosotros haréis como yo he hecho: no cubriréis el labio, ni comeréis el pan de hombres que están de luto; 23 vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestro calzado sobre vuestros pies: No plañiréis, ni lloraréis; sino que os desfalleceréis en vuestras iniquidades, y gemiréis, mirándoos los unos a los otros. 24 Ezequiel pues os servirá de tipo; conforme a todo lo que él ha hecho, haréis vosotros; y cuando esto sucediere, entonces conoceréis que yo soy Jehová el Señor.

25 Y tú, oh hijo del hombre, en el día que yo les quitare su fortaleza, y el gozo de su gloria, y el deleite de sus ojos, aquello también en que tienen puesto su corazón, es a saber, sus hijos y sus hijas; 26 en aquel día ¿no vendrá a ti uno que haya escapado, para hacértelo oír con tus oídos? 27 En aquel día será abierta tu boca para con el haya escapado, de modo que hablarás, y no serás más mudo. Así tú les servirás de tipo; y conocerán que yo soy Jehová.

Capítulo 25

1 OTRA vez tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Ammón, y profetiza contra ellos. 3 Dirás pues a los hijos de Ammón: ¡Oíd el oráculo de Jehová el Señor! Así dice Jehová el Señor: Por cuanto dijiste: ¡Ea! ¡ea! respecto de mi Santuario cuando fué profanado, y de la tierra de Israel cuando fué desolada, y de la casa de Judá, cuando ellos fueron en cautiverio; 4 por tanto, yo te entregaré a los hijos de Oriente, para posesión suya; los cuales asentarán en ti sus campamentos, y pondrán en ti sus moradas; comerán tu fruto y beberán tu leche. 5 Y haré que sea Rabbá un establo para camellos, y el país de los hijos de Ammón será un recostadero para rebaños; y conoceréis que yo soy Jehová. 6 Porque así dice Jehová el Señor: Por cuanto diste palmadas, y pateaste, y te regocijaste con todo el desdén de tu alma, contra la tierra de Israel; 7 por tanto, he aquí que yo voy a extender mi mano contra ti, y te entregaré para que seas un despojo a las naciones, y te cortaré de entre los pueblos, y te haré perecer de entre los países, y te destruiré; y conocerás que yo soy Jehová

8 Así dice Jehová el Señor: Por cuanto ha dicho Moab, y también Seir: He aquí que la casa de Judá es como todas las demás naciones; 9 por tanto, he aquí que voy a abrir el costado de Moab, por la parte de las ciudades (de sus ciudades que están en sus fronteras, la gloria del país, Bet-jesimot, Baal-meón y Kiryataim), 10 a los hijos de Oriente: se lo he dado por posesión suya; juntamente con los hijos de Ammón, para que de los hijos de Ammón no haya más memoria entre las naciones: 11 contra Moab también ejecutaré juicios; y ellos conocerán que yo soy Jehová.

12 Así dice Jehová el Señor: A causa de lo que hizo Edom, en vengarse cruelmente de los hijos de Judá (pues gravemente ofendieron cuando se vengaron de ellos), 13 por tanto, así dice Jehová el Señor: Yo también extenderé mi mano contra Edom, y cortaré de ella hombre y bestia; y la tomaré en un desierto desde Temán; y hasta Dedán caerán a cuchillo. 14 Y descargaré mi venganza en Edom, por medio de mi pueblo Israel, los cuales han de hacer en Edom conforme a mi ira, y conforme a mi indignación; y los ldumeos conocerán mi venganza, dice Jehová el Señor.

15 Así dice Jehová el Señor: Por cuanto los Filisteos obraron con venganza, y se vengaron cruelmente con todo el desdén de su alma, destruyendo a causa del odio perpetuo; 16 por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a extender mi mano sobre los Filisteos, y cortaré a los Kereteos, y destruiré el resto que queda en la costa del mar. 17 Y haré en ellos venganzas grandes, con reprensiones furiosas; y conocerán los Filisteos que yo soy Jehová, cuando yo descargare mi venganza en ellos.

Capítulo 26

1 Y ACONTECIÓ que en el año undécimo, al primero del mes, tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, por cuanto dice Tiro contra Jerusalem: ¡Ea! ¡quebrantada está la que era puerta de los pueblos; se me ha vuelto a mí; yo estaré surtida, ahora que ella está asolada! 3 por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, a la manera que el mar hace subir sus olas; 4 las cuales destruirán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y raeré de ella hasta su polvo; y la pondré como una roca desnuda. 5 Vendrá a ser tendedero para las redes de pescador en medio del mar; porque yo lo he dicho, dice Jehová el Señor; y vendrá a ser despojo para las naciones. 6 Y sus hijas que están en el campo serán muertas a cuchillo; y conocerán los Tirios que yo soy Jehová.

7 Porque así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a traer contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, desde el norte, con caballos y carros y caballería, y asamblea de naciones, y mucha gente. 8 Y matará a espada a tus hijas en el campo, y pondrá torres contra ti, levantará contra ti terraplenes, y alzará contra ti paveses. 9 Y pondrá sus arietes contra tus muros, y derribará tus torres con sus hachas. 10 A causa de la muchedumbre de sus caballos, te cubrirá el polvo de ellos; por el estruendo de su caballería, y de sus carretas, y de sus carros de guerra temblarán tus muros, cuando él entrare por tus puertas, como quien entra en una ciudad en la cual se efectúa una brecha. 11 Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles; a tu pueblo le matará a espada, y las columnas de tu fuerza bajarán a tierra. 12 Y los Babilonios despojarán tus riquezas, y saquearán tus mercaderías, y destruirán tus muros, y derribarán tus casas tan preciosas; y tus piedras y tus maderas y hasta tu polvo los echarán en medio de las aguas. 13 Haré cesar el estruendo de tus canciones, y el son de tus arpas no será oído más. 14 Y te pondré como una roca desnuda; vendrás a ser tendedero para las redes de pescador; no serás reedificada más; porque yo Jehová lo he dicho; dice Jehová el Señor.

15 Así dice Jehová el Señor a Tiro: ¿No temblarán las islas al estruendo de tu caída, cuando griten los heridos, y cuando se encrudezca la carnicería en medio de ti? 16 Entonces descenderán de sus tronos todos los príncipes de la mar, y se quitarán sus mantos, y se desnudarán sus ropas bordadas, y se vestirán de estremecimiento: se sentarán en tierra y temblarán a cada momento, y se asombrarán a causa de ti. 17 Y entonarán sobre ti una endecha, y te dirán: ¡Cómo has perecido, tú que eras poblada de marineros; la ciudad esclarecida, que eras fuerte en el mar! ella y sus habitantes imponían su terror a todos los que habitaban junto a ella. 18 Ahora pues se estremecerán las islas en el día de tu caída, sí, desmayarán las islas que están en el mar, a causa de tu fin. 19 Porque así dice Jehová el Señor: Cuando yo te tornare en ciudad desolada, como las ciudades que no se habitan, cuando trajere sobre ti el abismo, de modo que te cubran las muchas aguas; 20 entonces te haré descender con los que bajan al hoyo, a las gentes de antiguo tiempo, y te haré habitar en la tierra de abajo, entre las ruinas de la antigüedad, con los que descienden al hoyo; para que no seas habitada; mas yo pondré gloria en la tierra de los vivientes. 21 Te reduciré a la nada, y tú dejarás de ser; y serás buscada, pero nunca jamás serás hallada, dice Jehová el Señor.

Capítulo 27

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Tú pues, oh hijo del hombre, entona sobre Tiro una endecha; 3 y dirás a Tiro: ¡Oh tú que habitas a las entradas del mar, la traficante de las naciones para con muchas costas! así dice Jehová el Señor: Oh Tiro, tú has dicho: ¡Yo nave soy de perfecta hermosura! 4 En el centro de los mares están tus términos; tus edificadores han hecho consumada tu hermosura. 5 De los abetos de Senir fabricaron toda tu tablazón; tomaron cedros del Líbano para hacer tus mástiles. 6 De las encinas de Basán hicieron tus remos; fabricaron tus bancos de marfil embutido en madera de boj, traída de las islas de Kitim. 7 De lino fino recamado traído de Egipto eran tus velas, para que te sirviese de bandera; azul y púrpura de las islas de Elisa formaban tu toldo. 8 Los habitantes de Sidón y de Arvad eran tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos eran tus pilotos. 9 Los ancianos de Gebal, sí, los más peritos de ellos, estaban en ti, como calafates; todas las naves del mar, con sus marineros, estaban en ti, para conducir tu tráfico. 10 Persia y Lud y Put estaban en tu ejército, como tus hombres de guerra; colgaron en ti sus escudos y morriones, los cuales te servían de gala. 11 Los hijos de Arvad, con tu ejército, estaban sobre tus muros, al rededor de ti; los hombres valerosos estaban en tus torres; colgaban sus escudos sobre tus muros en derredor, los cuales consumaron tu hermosura. 12 Tarsis comerciaba contigo, a causa de la abundancia de toda suerte de riqueza; con plata, y hierro, y estaño, y plomo negociaban en tus mercados. 13 Grecia, Tubal y Mesec traficaban contigo: con personas de hombres y útiles de bronce negociaban en tus mercados. 14 Los de la casa de Togarma, con caballos y corceles y mulos, negociaban en tus mercados. 15 Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas islas traían el comercio de tu mano; colmillos de marfil y ébano te traían por sus pagas. 16 Siria comerciaba contigo, a causa de la abundancia de tus artefactos; con esmeraldas, y púrpura, y obra recamada, y lino fino, y corales, y rubíes, negociaban en tus mercados. 17 Judá y la tierra de Israel traficaban contigo: con trigo de Minit y de Panag, y miel, y aceite, y bálsamo negociaban en tus mercados. 18 Damasco comerciaba contigo, a causa de la abundancia de tus artefactos, por la abundancia de todo género de riquezas, con vino de Helbón, y la lana más blanca. 19 Vedán y Grecia de Uzal en tus mercados comerciaban; con hierro forjado, casia y caña aromática, en tus mercados estuvieron. 20 Dedán traficaba contigo con paños preciosos para las carrozas. 21 Arabia y todos los príncipes de Cedar comerciaban junto a tu mano, con corderos y carneros y machos cabríos: con éstos comerciaban contigo. 22 Los traficantes de Sabá y de Raama traficaban contigo; con todas las mejores especias, y con toda suerte de piedras preciosas y oro negociaban en tus mercados. 23 Carán y Cané y Edén, los traficantes de Sabá, Asiria y Kilmad traficaban contigo; 24 los cuales contigo traficaban con tejidos preciosos, con mantos de azul y obra recamada, con fardos de paños de diversos colores, liados con cuerdas y bien asegurados, entre tus mercaderías. 25 Las naves de Tarsis eran tus caravanas, para tu tráfico; de modo que fuiste llena y hecha muy gloriosa en medio de los mares. 26 Tus remeros te han traído en medio de grandes aguas; el viento solano te quebranta en medio de los mares. 27 Tus riquezas, y tus mercancías, y tu tráfico, y tus marineros, y tus pilotos, tus calafates y los que se ocupan en tu tráfico, y todos los hombres de guerra que están en ti, y todo el concurso de gentes que está en ti, caerán en medio de los mares en el día de tu destrucción. 28 A la voz de la gritería de tus pilotos, se estremecerán tus ejidos; 29 y descenderán de sus naves todos los que manejan el remo; y los marineros y todos los pilotos del mar, puestos en tierra, 30 harán oír su voz, lamentándose sobre ti; y clamarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en ceniza; 31 y por ti se harán calvez, y se ceñirán de saco, y te llorarán con amargura de alma, con amarguísimos plañidos; 32 y en su llanto entonarán sobre ti una endecha, y endecharán sobre ti, diciendo: ¿Qué ciudad ha habido como Tiro; como la que está silenciosa en medio del mar? 33 Con la salida de tu comercio por los mares, hartaste a muchos pueblos; con la abundancia de tus riquezas y de tus mercancías, enriqueciste a los reyes de la tierra. 34 Ahora, al tiempo que estás quebrantada por los mares, en las honduras de las aguas, tu tráfico y todo tu concurso de gentes han caído en medio de ti. 35 Todos los habitantes de las islas se asombran a causa de ti; sus reyes se estremecen de horror; agítanse sus caras. 36 Los comerciantes entre los demás pueblos te silban; has venido a ser ruinas, y no existirás más para siempre.

Capítulo 28

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, di al príncipe de Tiro: Así dice Jehová el Señor: Por lo mismo que se ha engreído tu corazón, y has dicho: Dios soy yo; en el asiento de Dios estoy sentado, en medio de los mares; por tanto te digo que eres hombre y no Dios, aunque has puesto tu corazón como corazón de Dios. 3 ¡He aquí, más sabio eres que Daniel; no hay secreto que puedan esconder de ti! 4 Con tu sabiduría y con tu entendimiento has amontonado riquezas para ti; y has amontonado oro y plata en tus tesorerías. 5 Con tu mucha sabiduría y con tu tráfico has hecho grandes tus riquezas; y se ha engreído tu corazón a causa de tus riquezas.

6 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto has puesto tu corazón como corazón de Dios, 7 por tanto, he aquí que voy a traer contra ti extraños, los terribles de las naciones; y ellos desenvainarán sus espadas contra tu hermosa sabiduría, y profanarán tu esplendor. 8 Al hoyo te harán descender, y morirás de la muerte de los traspasados, en medio de los mares. 9 ¿Porfiarás en decir: Dios soy yo, en presencia de quien te mata? Mas tú eres hombre y no Dios, en la mano de aquel que te traspasa. 10 Morirás de la muerte de los incircuncisos, por mano de los extraños; porque yo lo he dicho, dice Jehová el Señor.

11 También tuve revelación de Jehová, que decía: 12 Hijo del hombre, entona una endecha sobre el rey de Tiro, y le dirás: Así dice Jehová el Señor: ¡Tú eres el sello de perfección, lleno de sabiduría, y consumado en hermosura! 13 En el Edén, jardín de Dios, estabas; de toda piedra preciosa era tu vestidura: el sardio, el topacio y el diamante, el berilo, el ónice y el jaspe, el zafiro, la esmeralda y el carbunclo, y el oro. Los primores de tus panderos y de tus flautas estuvieron apercibidos para ti; en el día de tu creación. 14 Eras el querubín ungido que cubrías con tus alas; yo te constituí para esto; en el santo monte de Dios estabas; en medio de las piedras de fuego te paseabas. 15 Perfecto eras en tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que la iniquidad fue hallada en ti. 16 A causa de la abundancia de tu tráfico, llenaron tus calles de violencia, y tu has pecado; por tanto yo te degrado, echándote del monte de Dios; y te destruyo, ¡oh querubín que cubres con tus alas! y te echo de en medio de las piedras de fuego. 17 Se te ha engreído el corazón a causa de tu hermosura; has corrompido tu sabiduría con motivo de tu esplendor: por eso, te echo a tierra; te pongo delante de reyes, para que te miren. 18 Por la multitud de tus crímenes, en la iniquidad de tu tráfico, has profanado tus santuarios; por tanto saco fuego de en medio de ti, que te consuma, y te torno en ceniza sobre la tierra, ante los ojos de todos los que te ven. 19 Todos los que te conocían entre los pueblos, quedarán pasmados de ti; serás ruinas, y no existirás más para siempre.

20 Y tuve revelación de Jehová, que decía: 21 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella; 22 y le dirás: Así dice Jehová el Señor: He aquí que yo estoy contra ti, oh Sidón, y seré glorificado en medio de ti; y conocerán los Sidonios que yo soy Jehová, cuando en ella ejecutare juicios, y me santificare en ella. 23 Porque enviaré contra ella peste, y sangre en sus calles, y los muertos a cuchillo caerán en medio de ella a causa de la espada, que se pondrá contra ella por todos lados; y conocerán que yo soy Jehová. 24 Y nunca más tendrá la casa de Israel zarza que punce ni espino que atormente, de entre todos los que están en sus alrededores; los cuales los han despreciado: y conocerán que yo soy Jehová.

25 Así dice Jehová el Señor: Cuando yo hubiere congregado la casa de Israel de entre los pueblos en donde hayan sido dispersados, y me hubiere santificado en ellos a la vista de las naciones, entonces habitarán en su tierra que dí a mi siervo Jacob; 26 y habitarán confiadamente en ella, y edificarán casas, y plantarán viñas; sí, habitarán confiadamente, cuando yo hubiere ejecutado juicios contra todos aquellos que los desprecian por todos lados: y conocerán que yo soy Jehová.

Capítulo 29

1 EN el año décimo, en el mes décimo, al doce del mes, tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él, y contra todo Egipto. 3 Habla y di: Así dice Jehová el Señor: He aquí que estoy yo contra ti, Faraón rey de Egipto; gran cocodrilo que yace en medio de sus aguas, el cual dice: ¡Mío propio es mi río, pues yo me lo hice! 4 Por tanto pondré garfios en tus quijadas, y haré que se peguen los peces de tus ríos a tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos, con todos los peces de tus ríos, que estarán pegados a tus escamas; 5 y te desecharé, arrojándote al desierto, con todos los peces de tus ríos; sobre la haz del campo caerás; no serás recogido, ni serás juntado: te he dado por comida a las fieras de la tierra y a las aves del cielo. 6 Y conocerán todos los habitantes de Egipto que yo soy Jehová; por cuanto ellos han sido báculo de caña cascada para los hijos de Israel. 7 Cuando asieron de ti por el puño, te rompiste, y les lastimaste todo el hombro; y cuando se apoyaron sobre ti, te hiciste pedazos, y del todo los derrengaste.

8 Por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a traer sobre ti la espada; y cortaré de ti hombre y bestia. 9 Y la tierra de Egipto será asolada y desierta; y conocerán los Egipcios que yo soy Jehová; por cuanto ella ha dicho: ¡El río es mío, y yo lo hice! 10 Por lo cual, he aquí que estoy contra ti y contra tus ríos, y convertiré la tierra de Egipto en ruinas, en desierto de desolación, desde Migdol hasta Sevené, y hasta los confines de Etiopía. 11 No pasará por ella pie de hombre, ni pie de bestia pasará por ella; ni será habitada por cuarenta años. 12 Y haré que sea la tierra de Egipto una desolación en medio de las tierras desoladas; y sus ciudades en medio de las ciudades desiertas serán una desolación por cuarenta años; y dispersaré los Egipcios entre las naciones, y los esparciré entre las tierras. 13 Pero así dice Jehová el Señor: Al fin de los cuarenta años recogeré a los Egipcios de entre los pueblos adonde fueren dispersados, 14 y haré tornar el cautiverio de Egipto, y los haré volver a la tierra de Patros, tierra de su origen; y allí serán un reino despreciable. 15 Será el más despreciable de los reinos; y no se alzará más sobre las naciones: porque yo los disminuiré, para que no vuelvan a tener dominio sobre las naciones. 16 Y Egipto no será más la confianza de la casa de Israel, trayendo a memoria la iniquidad pasada, cuando ella volvía la cara en pos de ellos: y conocerán ellos que yo soy Jehová el Señor.

17 Y aconteció que en el año veinte y siete, en el mes primero, al primero del mes, tuve revelación de Jehová, que decía; 18 Hijo del hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia, ha hecho servir a su ejército un servicio arduo contra Tiro; toda cabeza ha quedado calva, y todo hombro pelado; sin embargo, no ha tenido, ni él ni su ejército, sus pagas de Tiro, por el servicio que ha servido contra ella. 19 Por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a dar a Nabucodonosor rey de Babilonia, la tierra de Egipto, y él se llevará su multitud, y cogerá su despojo, y arrebatará su botín: y esto servirá de paga para su ejército. 20 Por su trabajo con que sirvió contra aquélla, le he dado la tierra de Egipto; porque han trabajado para mí, dice Jehová el Señor. 21 En aquel día, haré crecer un cuerno de auxilio para la casa de Israel: y a ti te haré abrir la boca en medio de ellos; y conocerán que yo soy Jehová.

Capítulo 30

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, profetiza, y di: Así dice Jehová: ¡Aullad! ¡ay de aquel día! 3 ¡porque cercano está el día; sí, cercano está el día de Jehová; día de nubes; tiempo de castigo de las naciones será! 4 Y vendrá la espada sobre Egipto, y habrá angustia en Etiopía, cuando los muertos a cuchillo caerán en Egipto, y sus enemigos se llevarán la multitud de ella, y sus cimientos serán destruídos. 5 Etiopía, y Put, y Lud, con todos sus demás auxiliares, y Cub, y los hijos de la tierra del pacto, juntamente con ellos caerán a cuchillo.

6 Así dice Jehová: Caerán los que sostienen a Egipto, y será humillada la altivez de su poder; desde Migdol hasta Sevené caerán a cuchillo en medio de ella, dice Jehová el Señor. 7 Y serán desolados entre las tierras que están desoladas, y sus ciudades serán contadas entre las ciudades que están desiertas. 8 Y conocerán que yo soy Jehová, cuando metiere fuego en Egipto, y fueren quebrantados todos sus ayudadores. 9 En aquel día saldrán mensajeros de delante de mí, en naves, para aterrar a los confiados Etíopes; y vendrá la angustia sobre ellos, como en el día de Egipto; pues he aquí que viene su día.

10 Así dice Jehová el Señor: También yo acabaré con la multitud de Egipto, por mano de Nabucodonosor rey de Babilonia. 11 Él y su pueblo con él, los terribles de las naciones, serán traídos para destruir la tierra; y desenvainarán sus espadas contra Egipto, y llenarán la tierra de cadáveres. 12 Y secaré los ríos; y venderé la tierra en mano de hombres feroces; y destruiré la tierra, con cuanto hay en ella, por mano de extraños: yo Jehová lo he dicho.

13 Así dice Jehová el Señor: Voy a destruir también los ídolos, y acabaré con las imágenes de Nof; y no habrá más príncipe propio de la tierra de Egipto; e infundiré temor en la tierra de Egipto. 14 Y asolaré a Patros, y meteré fuego en Soán, y ejecutaré juicios en No; 15 y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y destruiré la multitud de No. 16 Y meteré fuego en Egipto; Sin estará en grandes angustias, y No será tomada por asalto; y en cuanto a Nof, sus adversarios la tomarán de día. 17 Los mancebos de Avén y de Pibeset caerán a cuchillo; y dichas ciudades irán en cautiverio. 18 Y en Tafnes el día será obscurecido, cuando yo rompiere allí el yugo de Egipto, y se acabará la altivez de su poder: en cuanto a ella misma, la nube la cubrirá, y sus hijas irán en cautiverio. 19 Así ejecutaré juicios en Egipto; y conocerán los Egipcios que yo soy Jehová.

20 Y aconteció que en el año undécimo, en el mes primero, al siete del mes, tuve revelación de Jehová, que decía: 21 Hijo del hombre, he quebrado el brazo de Faraón rey de Egipto; y he aquí que no ha sido vendado para aplicarle medicamentos, poniéndole una faja para vendarle, a fin de que se haga fuerte, para asir la espada. 22 Por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que yo estoy contra Faraón rey de Egipto; y quebraré ambos brazos suyos, tanto el fuerte como el que estaba ya quebrado, y la espada caerá de su mano. 23 Y dispersaré a los Egipcios entre las naciones, y los esparciré entre las tierras. 24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y él gemirá, con los gemidos de un hombre mortalmente herido, delante de aquél. 25 Sí, fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mas los brazos de Faraón caerán: y conocerán los Egipcios que yo soy Jehová, cuando pusiere mi espada en mano del rey de Babilonia, y él la extendiere contra la tierra de Egipto. 26 Y dispersaré a los Egipcios entre las naciones, y los esparciré entre las tierras; y conocerán que yo soy Jehová.

Capítulo 31

1 Y ACONTECIÓ que en el año undécimo, en el mes tercero, al primero del mes, tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, di a Faraón rey de Egipto y a su multitud: ¿A quién eres semejante en tu grandeza? 3 He aquí que el Asirio era como un cedro en el Líbano, de ramas hermosas, y de sombra espesa, y de encumbrada elevación; y su cúspide estaba entre las o nubes. 4 Las aguas le engrandecieron; los hondos manantiales le hicieron elevarse: sus ríos corrían al rededor del lugar donde estaba plantado, y enviaron sus conductos a todos los árboles del campo. 5 Por tanto su elevación era más encumbrada que la de todos los árboles del campo; y multiplicáronse sus ramas, y extendióse su follaje, a causa de la abundancia de las aguas adonde envió sus raíces. 6 Entre sus ramas se anidaban todas las aves del cielo, y debajo de su follaje tenían sus crías todos los animales del campo; y bajo su sombra habitaban todas las grandes naciones. 7 Así era hermoso en su grandeza, y en el alcance de sus ramas; porque estaban sus raíces junto a las aguas abundantes. 8 Los cedros en el jardín de Dios no le aventajaban en altura; los abetos no podían compararse a sus ramas, los plátanos orientales no eran como sus ramos; ningún árbol en el jardín de Dios le semejaba en hermosura. 9 Lo hice hermoso en la muchedumbre de sus ramas, de modo que le tenían envidia todos los árboles del Edén, que estaban en el jardín de Dios. 10 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por lo mismo que se hizo encumbrado en su elevación, y puso su cúspide hasta entre las nubes, y engrióse su corazón a causa de su altura; 11 por tanto yo le entregué en mano del poderoso de las naciones, el cual tratará con rigor; por su maldad le echo fuera. 12 Y le cortan extraños, los terribles de las naciones, y le dejan tendido: sobre las montañas y en todos los valles caen sus ramas, y sus ramos quedan rotos, junto a todos los arroyos de la tierra; también todos los pueblos de la tierra se han retirado de su sombra, y lo han abandonado. 13 Sobre su forma caída se posarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramos estarán todas las bestias del campo; 14 a fin de que ninguno de los árboles junto a las aguas se engría más a causa de su elevación, ni ponga su cúspide entre las nubes; ni confíe en sí mismo a causa de su elevación, ninguno de los que son regados con las aguas: porque todos ellos están entregados a la muerte, a la tierra de abajo, en medio de los hijos de los hombres, juntamente con los que bajan al hoyo. 15 Así dice Jehová el Señor: En el día que descendió al sepulcro, yo hice hacer duelo; cubrí por él el abismo, y detuve sus ríos; y fueron detenidas las grandes aguas; por él vestí de luto al Líbano; y todos los árboles del campo por él se desmayaron. 16 Al estruendo de su caída hice temblar las naciones, cuando lo hice descender al sepulcro, con los que bajan al hoyo; y fueron consolados en la tierra de abajo todos los árboles del Edén, los más escogidos y mejores del Líbano, todos los que eran regados de las aguas. 17 Éstos también descendieron con él al sepulcro, a los pasados a cuchillo; es decir, los que habían sido su apoyo, que habitaban bajo su sombra, en medio de las naciones. 18 ¿A quién, pues, eres así semejante en gloria y grandeza, entre los árboles del Edén? empero serás hecho descender, con los árboles del Edén, a la tierra de abajo; en medio de los incircuncisos, habitarás con los pasados a cuchillo. Éste es Faraón y toda su multitud, dice Jehová el Señor.

Capítulo 32

1 Y ACONTECIÓ que en el año duodécimo, en el mes doce, al primero del mes, tuve revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, entona una endecha sobre Faraón rey de Egipto, y le dirás: Tú te has semejado a un leoncillo de las naciones; mas eres parecido a un cocodrilo en las aguas, y te lanzaste al combate en tus ríos, enturbiando las aguas con tus pies, y ensuciando sus ríos. 3 Así dice Jehová el Señor: Tenderé pues sobre ti mi red en medio de un concurso de muchas naciones, las cuales te sacarán con mi red. 4 Y te desecharé, arrojándote en tierra seca, y te extenderé cuan largo eres sobre la haz del campo: y haré posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a todas las fieras de la tierra; 5 y pondré tus carnes sobre las montañas, y llenaré los valles de tus montones. 6 Y regaré de tu sangre la tierra donde yaces tendido, hasta las montañas; y los valles se henchirán de ti. 7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y pondré de luto sus estrellas; cubriré el sol de una nube, y la luna no dará su luz. 8 A todos los lumiares resplandecientes del cielo pondré de luto por ti y cubriré tu tierra de tinieblas, dice Jehová el Señor. 9 Y haré entristecerse el corazón de muchos pueblos, cuando traiga noticia de tu ruina entre las naciones, a tierras que nunca conociste. 10 Sí, haré que muchos pueblos se asombren de ti; y por ti sus reyes se estremecerán de terror, cuando yo blandiere mi espada delante de sus rostros: y temblarán a cada momento, cada cual por su propia vida, en el día de tu caída. 11 Porque así dice Jehová el Señor: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti; 12 por espadas de los poderosos haré caer tu multitud, todos ellos los terribles de las naciones; y asolarán el orgullo de Egipto, y toda su multitud será destruída. 13 Destruiré también todas sus bestias de junto a sus muchas aguas; no las enturbiará más pie de hombre, ni pesuña de bestia las enturbiará más. 14 Entonces haré aclararse sus aguas; y haré correr sus ríos como aceite, dice Jehová el Señor. 15 Cuando yo hiciere que sea la tierra de Egipto una desolación, y la tierra fuere destituída de todo cuanto hubiere en ella, cuando yo hiriere a todos los habitantes de la tierra, entonces conocerán que yo soy Jehová. 16 Esta es la endecha con que la lamentarán; con ésta la endecharán las hijas de las naciones; sobre Egipto y toda su multitud entonarán la endecha, dice Jehová el Señor.

17 Y aconteció también que en el año doce, al quince del mes, tuve revelación de Jehová, que decía: 18 Hijo del hombre, lamenta sobre la multitud de Egipto, y haz que descienda, él y las hijas de las famosas naciones, a la tierra de abajo, con los que bajan al hoyo. 19 ¿A quién superas ahora en hermosura? ¡desciende y yace entre los incircuncisos! 20 ¡En medio de los pasados a cuchillo, caerán! ¡al cuchillo él es entregado! ¡sacadlo fuera, a él y a todas sus multitudes! 21 Los más poderosos héroes hablarán con él de en medio del infierno, con él juntamente con sus ayudadores; porque descendieron ya, ¡yacen los incircuncisos, pasados a cuchillo! 22 Allí está Assur, con toda su multitud; en derredor de él están sus sepulturas; todos ellos traspasados, caídos a cuchillo; 23 cuyos sepulcros están puestos en lo más adentro del hoyo, y cuya compañía está al rededor de su sepulcro; todos ellos traspasados, caídos a cuchillo; los cuales en un tiempo causaron el terror en la tierra de los vivientes. 24 Allí está Elam, con toda su multitud al rededor de su sepulcro; todos ellos traspasados, caídos a cuchillo, que descendieron incircuncisos a la tierra de abajo; los cuales en un tiempo causaron el terror en la tierra de los vivientes; mas llevan ahora su afrenta entre los que descienden al hoyo. 25 ¡En medio de los traspasados, pusieron cama para ella con toda su multitud; sus sepulcros están al rededor de ella; todos ellos incircuncisos, pasados a cuchillo; aunque en un tiempo hubo terror de ellos en la tierra de los vivientes; mas llevan ahora su afrenta entre los que descienden al hoyo! ¡en medio de los traspasados, ha sido puesto él! 26 Allí está Mesec, Tubal y toda su multitud; sus sepulcros están al rededor de ella; todos ellos incircuncisos, pasados a cuchillo; aunque en un tiempo causaron el terror en la tierra de los vivientes. 27 ¿Y no deben ellos yacer con los poderosos de los incircuncisos que han caído, los cuales descendieron al sepulcro con sus armas de guerra, puestas sus espadas debajo de sus cabezas, y permaneciendo sus iniquidades sobre sus huesos; aunque en un tiempo eran el terror de héroes en la tierra de los vivientes? 28 Tú también, oh Faraón, serás quebrantado en medio de los incircuncisos; ¡sí, yacerás juntamente con los pasados a cuchillo! 29 Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes, quienes con todo su poderío han sido puestos entre los pasados a cuchillo; ellos yacerán juntamente con los incircuncisos, y con los que descienden al hoyo. 30 Allí están los príncipes del Norte, todos ellos, y todos los Sidonios, los cuales descendieron ya con los pasados a cuchillo: en medio del terror que causaron por su fortaleza, ellos están abochornados, y yacen incircuncisos, con los pasados a cuchillo, y llevarán su afrenta con los que descienden al hoyo. 31 A éstos mirará Faraón, y se consolará de toda su multitud; pasados a cuchillo, Faraón y todo su ejército, dice Jehová el Señor. 32 Aunque le hice difundir su terror en la tierra de los vivientes, sin embargo ellos yacen en medio de los incircuncisos, con los pasados a cuchillo; es decir, Faraón y toda su multitud, dice Jehová el Señor.

Capítulo 33

1 TUVE otra vez revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y les dirás: Cuando yo trajere espada sobre un país, y el pueblo del país tomare un hombre de sus términos, y le pusiere por atalaya suyo; 3 y él, viendo venir espada sobre el país, tocare la trompeta y avisare al pueblo; 4 entonces cualquiera que oyere el sonido de la trompeta, y no tomare aviso, de modo que viniere la espada y le arrebatare, su sangre sobre su misma cabeza recaerá. 5 Oyó el sonido de la trompeta, mas no tomó aviso; recae su sangre sobre él mismo; en tanto que si hubiera tomado aviso habría salvado su vida. 6 Mas el atalaya que viere venir la espada, y no tocare la trompeta, de modo que el pueblo no fuere avisado, y viniendo la espada, arrebatare a alguno de ellos, él por su pecado habrá sido arrebatado, mas su sangre yo la demandaré de mano del atalaya.

7 Asimismo sucede contigo, hijo del hombre. Yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; por tanto, oirás de mi boca la palabra, y les amonestarás de mi parte. 8 Cuando yo digo al inicuo: ¡Oh hombre inicuo, ciertamente morirás! si tú no hablas para amonestar al inicuo de su camino, él, siendo inicuo, en su iniquidad morirá; mas su sangre yo la demandaré de tu mano. 9 Pero cuando tú hubieres amonestado al inicuo de su camino, para que se vuelva de él, si no se volviere de su camino, por su pecado morirá; mas tú has librado a tu alma.

10 Tú pues, oh hijo del hombre, di a la casa de Israel: Así habláis, diciendo: Ya que nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y en ellos estamos desfalleciendo, ¿cómo viviremos? 11 Diles: ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no me complazco en la muerte del inicuo, sino antes en que se vuelva el inicuo de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros caminos malos, pues ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

12 También tú, oh hijo del hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le librará en el día de su transgresión; ni tampoco por su iniquidad habrá de caer el inicuo en el día que se volviere de su iniquidad; ni tampoco podrá el justo vivir por aquella justicia suya, en el día que pecare. 13 Cuando yo dijere al justo: ¡Ciertamente vivirás! si él confiare en su justicia para cometer maldad, ninguna de sus justicias será tenida en memoria; sino que en su iniquidad que ha cometido, en ella morirá. 14 Asimismo, cuando yo dijere al inicuo: ¡Ciertamente morirás! si él se volviere de su pecado, y practicare la equidad y la justicia; 15 si el inicuo devolviere la prenda, restituyere lo robado, y anduviere en los estatutos de la vida, sin cometer iniquidad, ciertamente vivirá; no morirá. 16 Ninguno de sus pecados que hubiere cometido vendrá en memoria contra él; ha practicado la equidad y la justicia; ciertamente vivirá.

17 Y sin embargo, dicen los hijos de tu pueblo: ¡No es parejo el camino del Señor! mas en cuanto a ellos, sus caminos no son parejos. 18 Cuando tomare el justo de su justicia, y cometiere iniquidad, morirá por ella: 19 y cuando tomare el inicuo de su iniquidad, Y practicare la equidad y la justicia, por ella vivirá. 20 Y sin embargo vosotros decís: ¡No es parejo el camino del Señor! ¡A cada uno, conforme a su camino, os juzgaré, oh casa de Israel! 21 Y aconteció en el año doce de nuestro cautiverio, en el mes décimo, el día cinco del mes, que vino a mí uno que había escapado de Jerusalem, el cual decía: ¡Ha sido herida la ciudad! 22 Y la mano de Jehová había estado sobre mí por la tarde, antes que llegase el que escapó, y había abierto mi boca; y estuvo sobre mí hasta que él vino a mí por la mañana; de manera que mi boca estaba ya abierta, y yo no estuve más mudo. 23 Y tuve revelación de Jehová, que decía: 24 Hijo del hombre, los que habitan entre aquellas ruinas en la tierra de Israel hablan, diciendo: Uno solo era a Abraham, y él poseyó la tierra: pues nosotros somos muchos; a nosotros también ha sido dada la tierra para poseerla. 25 Por tanto les dirás: Así dice Jehová el Señor: Con la sangre coméis, y alzáis los ojos a vuestros ídolos, y derramáis la sangre, ¿y acaso vosotros habéis de poseer la tierra? 26 Ponéis la confianza en vuestras espadas, cometéis abominación, y cada uno amancilla la mujer de su prójimo, ¿y acaso vosotros habéis de poseer la tierra? 27 De esta manera les dirás: Así dice Jehová el Señor: ¡Vivo yo! que los que están entre aquellas ruinas caer a espada, y al que está sobre la haz del campo le daré para las fieras, para que le devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de peste morirán. 28 Y haré que sea la tierra una desolación y un asombro; y se acabará la soberbia de su poder; y las serranías de Israel quedarán desoladas, de modo que nadie pase por ellas. 29 Y conocerán que yo soy Jehová, cuando hiciere la tierra una desolación y un asombro, a causa de todas las abominaciones que ellos han cometido.

30 En cuanto a ti, hijo del hombre, los hijos de tu pueblo hablan entre sí de ti, junto a las paredes, y a las entradas de las casas; sí, habla uno con otro, y cada uno con su compañero, diciendo: ¡Ea, vamos, y oigamos cuál sea la palabra que procede de Jehová! 31 Y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti como pueblo mío, y oyen tus palabras; mas no las ponen por obra; porque con su boca manifiestan mucho amor; pero su corazón va tras de su lucro. 32 Pues he aquí que eres para ellos como una canción de amores de quien tenga hermosa voz y que toque bien porque escuchan tus palabras, mas no las ponen por obra. 33 Pero cuando aquello sucediere (he aquí que va a suceder), ellos conocerán que ha habido profeta en medio de ellos.

Capítulo 34

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y diles a estos pastores: Así dice Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿acaso no deben los pastores apacentar las ovejas? 3 Coméis lo gordo, y os vestís de la lana, y degolláis lo cebado; mas no apacentáis el rebaño. 4 A las débiles no habéis corroborado, a las enfermas no habéis curado, a las perniquebradas no habéis vendado, a las dispersas no habéis hecho tomar al redil, a las perdidas no habéis buscado; sino que con fuerza las habéis regido, y con rigor. 5 De esta suerte fueron dispersadas por falta de pastor; y han venido a ser comida para todas las fieras del campo, y se han dispersado. 6 Mis ovejas andan errantes por todas las montañas, y sobre todo collado alto; y por toda la haz de la tierra van dispersas mis ovejas; y no hay ninguno que las busque, ni quien inquiera acerca de ellas.

7 Por tanto, oh pastores, oíd el oráculo de Jehová: 8 ¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño ha venido a ser presa, y mis ovejas han servido de comida para todas las fieras del campo, por falta de pastor; pues que mis pastores no han buscado mis ovejas, sino que los pastores se apacientan a sí mismos, y a mis ovejas no han apacentado; 9 por tanto, oh pastores, oíd el oráculo de Jehová. 10 Así dice Jehová el Señor: He aquí que yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de la mano de ellos, y haré que cesen de apacentar mis ovejas; ni tampoco se apacentarán más los pastores a sí mismos; pues que libraré mis ovejas de su boca, y no servirán más de comida para ellos.

11 Porque así dice Jehová el Señor: He aquí que yo mismo iré en pos de mis ovejas, y las buscaré. 12 Al modo que el pastor busca su rebaño, en el día que está en medio de sus ovejas descarriadas, así buscaré yo mis ovejas, y las recogeré de todos los lugares por donde fueron dispersadas en el día de neblina y de densas tinieblas; 13 pues yo las sacaré de entre los pueblos, y las recogeré de entre las tierras, y las traeré a su propia tierra; y las pastorearé sobre las serranías de Israel, junto a los arroyos, y en todos los lugares habitados del país. 14 En medio de pastos buenos las pastorearé, y sobre las elevadas serranías de Israel estará su pasturaje; allí yacerán en medio de buen pasturaje; y en medio de suculentos pastos, pacerán sobre las serranías de Israel. 15 Yo mismo pastorearé mis ovejas, y las haré yacer tranquilas, dice Jehová el Señor. 16 Buscaré las perdidas, y haré volver al redil las descarriadas, y vendaré las perniquebradas, y corroboraré las enfermas: mas a las gordas y fuertes destruiré; a éstas las apacentaré con castigo. 17 Pues en cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice Jehová el Señor: He aquí que yo juzgaré entre ovejas y ovejas, entre carneros y machos de cabrío. 18 ¿Es por ventura cosa insuficiente para vosotras el que comáis los pastos buenos, sino que a lo que sobra de vuestro pasto lo habéis de hollar con vuestros pies? ¿ni os basta que bebáis las aguas claras, sino que a las sobrantes las habéis de enturbiar con vuestros pies? 19 Y en cuanto a mis ovejas, ellas comen lo que habéis hollado con vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.

20 Por tanto, así dice Jehová el Señor respecto de ellas: He aquí que yo, sí, yo juzgaré entre las ovejas gordas y las ovejas flacas. 21 Por cuanto rempujasteis con el costado y el hombro, y con vuestras astas acorneasteis a todas las enfermas, hasta que las habéis dispersado y echado fuera; 22 por tanto yo salvaré mis ovejas, y no serán más una presa; así juzgaré entre ovejas y ovejas. 23 Y levantaré sobre ellas UN SOLO PASTOR, para que él las pastoree, es a saber, mi siervo David; él las apacentará, y será su Pastor. 24 Y yo, Jehová, seré el Dios de ellas, y mi siervo David será el Príncipe en medio de ellas: yo Jehová lo he dicho. 25 Y celebraré con ellas pacto de paz, y exterminaré de la tierra las bestias feroces; de modo que habiten mis ovejas en los despoblados con seguridad, y duerman en los bosques. 26 Y haré que sean ellas y los alrededores de mi colina santa una bendición; y causaré que descienda la lluvia a su tiempo; habrá lluvias de bendición. 27 Entonces el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su producto; y ellas estarán seguras sobre su propio suelo; y conocerán que yo soy Jehová, cuando yo haya roto las coyundas de su yugo, y las haya librado de mano de aquellos que se servían de ellas. 28 Y no serán más una, presa para las naciones, ni las bestias de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante. 29 Y yo levantaré para ellas una PLANTA DE RENOMBRE; y no serán más destruídas por hambre en la tierra, ni llevarán más la afrenta de las naciones. 30 Y conocerán que yo, Jehová su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, dice Jehová el Señor. 31 Y vosotras, ovejas mías, las ovejas de mi dehesa, hombres sois, y yo soy el Dios vuestro, dice Jehová el Señor.

Capítulo 35

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro contra la serranía de Seir, y profetiza contra ella; 3 y le dirás: Así dice Jehová el Señor: He aquí que yo estoy contra ti, oh serranía de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y haré que seas una desolación y un asombro. 4 Tomaré tus ciudades en soledad, y vendrás a ser una desolación; y conocerás que yo soy Jehová. 5 Por cuanto has tenido un odio perpetuo, y has entregado los hijos de Israel al poder de la espada, en el tiempo de su calamidad; tiempo en que la iniquidad acarrea la destrucción; 6 por tanto, ¡vivo yo! dice Jehová el Señor: Te convertiré en sangre, y sangre te perseguirá: como no has odiado la sangre, la sangre te perseguirá. 7 Y convertiré la serranía de Seir en una desolación completa, y cortaré de él al que va y al que vuelve. 8 Y llenaré sus montañas de sus muertos: en cuanto a tus collados, y tus valles, y tus cañadas, los pasados a cuchillo caerán en ellos. 9 En desolaciones perpetuas te convertiré; y tus ciudades nunca serán habitadas: y conoceréis que yo soy Jehová. 10 Por cuanto has dicho: Estas dos naciones y estas dos tierras han de ser mías, y nosotros las poseeremos, aunque Jehová ha estado allí; 11 por tanto, ¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que haré contigo conforme a tu ira y conforme a tu envidia, con que has obrado contra ellos en tus odios; y me haré conocer entre ellos, cuando yo te juzgare. 12 Y conocerás que yo, Jehová, he escuchado todas tus injurias que has proferido contra las montañas de Israel, diciendo: ¡Asoladas están! ¡a nosotros nos son dadas para devorar! 13 Y os habéis engrandecido contra mí con vuestra boca, y habéis multiplicado vuestras palabras contra mí; yo lo he oído.

14 Así dice Jehová el Señor: Cuando se regocije toda la tierra, a ti te haré una desolación. 15 Como te alegraste de la casa de Israel, porque fué desolada, así haré yo contigo; tú serás desolada, oh serranía de Seir, y toda Idumea; , toda ella: y conoceréis que yo soy Jehová.

Capítulo 36

1 MAS tú, hijo del hombre, profetiza a las montañas de Israel, y diles: ¡Oh montañas de Israel, oíd el oráculo de Jehová! 2 Así dice Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo ha dicho contra vosotras: ¡Ea! ¡hasta las alturas eternas han venido a ser posesión nuestra! 3 por tanto, profetiza, y diles: Así dice Jehová el Señor: Por lo mismo, , por lo mismo que os asolaron y os tragaron por todos lados, para que fueseis posesión del residuo de las naciones, y habéis andado en boca de habladores, y venido a ser el oprobio de los pueblos; 4 por tanto, ¡oh montañas de Israel! oíd el oráculo de Jehová el Señor: Así dice Jehová el Señor a las montañas, y a los collados, a las cañadas, y a los valles, a las ruinas, y a las ciudades abandonadas, que han venido a ser la presa y el ludibrio del residuo de las naciones que están alrededor; 5 por tanto, así dice Jehová el Señor: Ciertamente en el fuego de mis celos he hablado contra el residuo de las naciones, y mayormente contra toda la Idumea, las cuales se han apropiado mi tierra, con regocijo de todo su corazón, y con desprecio de alma, a fin de desecharla, para que sea presa suya. 6 Por tanto, profetiza respecto de la tierra de Israel; y dirás a las montañas, a los collados, a las cañadas y a los valles: Así dice Jehová el Señor: He aquí que en mis celos y en mi indignación he hablado a causa de las afrenta de las naciones, la cual habéis llevado.

7 Por tanto, así dice Jehová el Señor: He alzado mi mano jurando que las naciones que están al rededor de vosotras llevarán su oprobio; 8 mas vosotras, ¡oh serranías de Israel! brotad vuestros pimpollos y llevad vuestro fruto, para mi pueblo Israel, porque cercanos están a volver. 9 Porque he aquí que estoy yo por vosotras, y vuelvo mi rostro hacia vosotras, y seréis labradas y sembradas. 10 Y haré abundar hombres sobre vosotras, es decir, toda la casa de Israel, toda ella, los cuales se volverán a las ciudades, y las ruinas serán reedificadas. 11 Y haré abundar sobre vosotras hombres y bestias; los cuales aumentarán y serán fecundos; y haré que seáis habitadas, como erais antiguamente; y os haré más bien que en vuestros principios; y conoceréis que yo soy Jehová. 12 Así haré que anden hombres sobre vosotras, es a saber, mi pueblo Israel, los cuales te poseerán, oh tierra, y túserás la herencia de ellos, y no volverás más a privarles de sus hijos.

13 Así dice Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotras: Tierra comedora de hombres eres, y privadora de sus hijos has sido a tu nación; 14 por tanto, no comerás en adelante a los hombres, ni a tu nación le privarás más de sus hijos, dice Jehová el Señor; 15 ni dejaré oír contra ti en adelante el oprobio de las naciones, ni llevarás más el vituperio de los pueblos; pues que no destruirás más a tu nación, dice Jehová el Señor.

16 Y tuve revelación de Jehová, que decía: 17 Hijo del hombre, la casa de Israel mientras habitaba en su tierra, la contaminaron con sus caminos y con sus malas obras; como la inmundicia de una mujer en su impureza vino a ser su camino delante de mí. 18 Por lo cual derramé mi indignación sobre ellos, a causa de la sangre que habían derramado sobre la tierra, y porque la habían contaminado con sus ídolos; 19 y los dispersé entre las naciones, y los esparcí entre las tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus malas obras los juzgué. 20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo Nombre, cuando de ellos se decía: ¡Pueblo de Jehová son éstos, que de la tierra de él han salido! 21 Y tuve piedad de mi santo Nombre, que los de la casa de Israel habían profanado entre las naciones adonde fueron.

22 Por tanto, di ala casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: No por vuestra causa voy a hacer esto, oh casa de Israel, sino por mi santo Nombre que vosotros habéis profanado entre las naciones adonde habéis ido. 23 Y santificaré mi gran Nombre que ha sido profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas; y conocerán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando yo fuere santificado en vosotros delante de su vista. 24 Pues yo os tomaré de entre las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestra propia tierra. 25 Luego rociaré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpios; de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 También os daré un nuevo corazón, y pondré un espíritu nuevo en medio de vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Pondré también mi Espíritu dentro de vosotros, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis leyes, y las pongáis por obra. 28 Y habitaréis en la tierra que dí a vuestros padres; y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios. 29 Y os salvaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré; y no traeré más sobre vosotros el hambre. 30 Haré abundar también el fruto del árbol y el producto del campo a finde que no os alcance más el vituperio del hambre entre las naciones. 31 Entonces os acordaréis de vuestros caminos malos, y de vuestras obras que no eran buenas, y os aborreceréis en vuestra misma presencia, con motivo de vuestras iniquidades y de vuestras abominaciones. 32 No por vuestra causa voy yo a hacer esto, dice Jehová el Señor, séaos notorio; ¡avergonzaos y cubríos de confusión a causa de vuestros caminos, oh casa de Israel!

33 Así dice Jehová el Señor: En el día que os limpie de todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y serán reedificadas las ruinas. 34 Y la tierra que había estado desolada, será labrada; en vez de lo cual había sido una desolación a los ojos de todo aquel que pasaba. 35 Y dirán las gentes: La tierra que estaba desolada ha venido a ser como el jardín de Edén; y las ciudades antes arruinadas y desoladas y destruídas, están ya fortificadas y habitadas. 36 Y las naciones que quedaren en vuestros alrededores conocerán que yo Jehová he reedificado lo que estaba derribado, y he plantado lo que estaba desolado. Yo Jehová lo he dicho, y yo lo haré.

37 Así dice Jehová el Señor: Aun tengo de ser rogado acerca de esto por la casa de Israel, para que haga esto a favor de ellos: les aumentaré los hombres a manera de rebaño; 38 como el rebaño de animales consagrados, como el rebaño de Jerusalem, en sus fiestas solemnes, así seréis vosotros: las ciudades desiertas estarán llenas de rebaños de hombres; y conoceréis que yo soy Jehová.

Capítulo 37

1 ESTABA sobre mí la mano de Jehová; y él me sacó fuera en Espíritu de Jehová, y me colocó en medio de un valle, el cual estaba lleno de huesos. 2 Y me hizo pasar junto a ellos, todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la haz del valle; y he aquí que estaban muy secos. 3 Y Jehová me dijo: Hijo del hombre, ¿podrán vivir estos huesos? Y respondíle ¡Jehová Señor, tú lo sabes! 4 Luego me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Oh huesos secos, oíd la palabra de Jehová! 5 Así dice Jehová el Señor a estos huesos: He aquí que haré entrar espíritu en vosotros, y viviréis. 6 Y pondré sobre vosotros nervios, y haré crecer sobre vosotros carnes, y os cubriré de piel, y pondré espíritu en vosotros, para que viváis; y conoceréis que yo soy Jehová.

7 Profeticé pues, como me fué mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba; y luego he aquí una conmoción; y se acercaban los huesos, cada hueso a su hueso correspondiente. 8 Y mirando yo, he aquí que nervios y carnes crecieron sobre ellos, y cubriólos la piel por encima; pero no había en ellos aliento. 9 Entonces me dijo: ¡Profetiza al aliento! ¡profetiza, oh hijo del hombre! y di al aliento: Así dice Jehová el Señor: ¡Ven de los cuatro vientos, oh Aliento, y sopla sobre estos muertos para que vivan! 10 Y profeticé como me había sido mandado; y entró en ellos aliento, y vivieron; y se levantaron y estuvieron sobre sus pies, un ejército sumamente grande.

11 Y me dijo: Hijo del hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. He aquí que dicen: ¡Se han secado nuestros huesos, y ha perecido nuestra esperanza; somos enteramente cortados! 12 Por tanto profetiza, y diles: Así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a abrir vuestras sepulturas, y os haré subir de vuestras sepulturas, oh pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. 13 Y conoceréis que yo soy Jehová, cuando haya abierto vuestras sepulturas, y os haya sacado de vuestras sepulturas, oh pueblo mío. 14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os estableceré en vuestra propia tierra; y conoceréis que yo Jehová lo he dicho y lo he hecho, dice Jehová.

15 Tuve además revelación de Jehová, que decía: 16 Y tú, hijo del hombre, toma para ti un palo, y escribe sobre él: Para Judá, y para los hijos de Israel, compañeros suyos. Luego toma otro palo, y escribe sobre él: Para José, el palo de Efraim, y para toda la casa de Israel, compañeros suyos: 17 y júntalos uno con otro como un solo palo; y se unirán en tu mano. 18 Y cuando te hablaren los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos explicarás qué quieres decir con estos palos? 19 diles: Así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a tomar el palo de José, que está en mano de Efraim, con las tribus de Israel, compañeros suyos, y lo pondré sobre el otro, es decir sobre el palo de Judá; y los haré un solo palo, y vendrán a ser uno mismo en mi mano. 20 Y los palos en que escribieres estarán en tu mano, delante de sus ojos; 21 y les dirás: Así dice Jehová el Señor: He aquí que voy a tomar a los hijos de Israel de entre las naciones adonde se han ido, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra. 22 Y los haré una sola nación en su tierra, sobre las serranías de Israel; y un solo Rey será rey de todos ellos; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más estarán divididos en dos reinos; 23 ni se contaminarán más con sus ídolos y con sus cosas detestables, ni con ninguna de sus transgresiones; sino que yo los salvaré de entre todas sus moradas en donde han pecado; y los purificaré: y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 24 Y mi siervo David será Rey sobre ellos; y todos ellos tendrán un solo Pastor; y andarán en mis leyes, y guardarán mis estatutos y los cumplirán. 25 Y habitarán en la tierra que dí a mi siervo Jacob, en donde habitaron vuestros padres; y habitarán en ella así ellos como sus hijos, y los hijos de sus hijos, para siempre; y mi siervo David será Príncipe de ellos para siempre. 26 Y celebraré con ellos un pacto de paz; será un pacto eterno con ellos; y los estableceré, y los multiplicaré, y pondré mi Santuario en medio de ellos para siempre. 27 Y estará mi Habitación con ellos, y yo seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. 28 Y conocerán las naciones que yo soy Jehová, el santificador de Israel, cuando estuviere mi Santuario en medio de ellos para siempre.

Capítulo 38

1 Y TUVE revelación de Jehová, que decía: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro contra Gog, de la tierra de Magog, príncipe de Ros, Mesec y Tubal; y profetiza contra él; 3 y dirás: Así dice Jehová el Señor ¡He aquí que estoy yo contra ti, oh Gog, príncipe de Ros, Mesec y Tubal! 4 y te tornaré en derredor, y pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré fuera, juntamente con tu ejército, así caballos como jinetes, completamente vestidos de armadura todos ellos, una inmensa muchedumbre, con paveses y escudos; manejando espadas todos ellos: 5 Persia, Cus y Put estarán con ellos, todos ellos con escudos y morriones: 6 Gomer y todas sus hordas, la casa de Togarma, desde las partes lejanas del norte, con todas sus hordas; muchos pueblos estarán contigo. 7 ¡Aparéjate, oh Gog, y tente listo, tú y todo tu concurso de gentes, que se han juntado en derredor de ti; y sé tú su jefe! 8 Después de muchos días, tú serás puesto al mando, y en los años postreros vendrás a la tierra recobrada de la espada, y cuya gente ha sido recogida de entre muchos pueblos, sobre las serranías de Israel, las cuales habían sido una desolación perpetua; mas esa gente ha sido sacada de entre los pueblos, y ya habitan confiadamente todos ellos. 9 Entonces tú subirás; cual huracán vendrás; como nube serás para cubrir todo el país, tú con todas tus hordas, y muchos pueblos contigo.

10 Así dice Jehová el Señor: Sucederá que en aquel día subirán proyectos en tu corazón, y tramarás un designio perverso; 11 y dirás: Subiré a la tierra de aldeas, iré contra aquellas gentes sosegadas, que habitan confiadas todas ellas, que habitan sin muros, y sin tener barras ni puertas; 12 para arrebatar el despojo, y para saquear la presa, para volver tu mano contra las ruinas ya habitadas, y contra el pueblo ya recogido de entre las naciones; los cuales se han adquirido ganados y bienes, y que moran en la parte central de la tierra. 13 Sabá y Dedán y los comerciantes de Tarsis, y todos sus príncipes, te dirán ¿Para arrebatar el despojo has venido? ¿para saquear la presa has reunido esa tu multitud? ¿para llevarte plata y oro, para tomar ganados y bienes, para arrebatar grandes despojos?

14 Por tanto, profetiza, oh hijo del hombre, y di a Gog: Así dice Jehová el Señor: En aquel día, cuando mi pueblo Israel ya habite con seguridad, ¿acaso tú no lo sabrás? 15 Entonces vendrás de tu lugar, desde las partes lejanas del norte, tú y mucha gente contigo, montados en caballos todos ellos, con grande concurso de gente y ejército inmenso. 16 Y subirás contra mi pueblo Israel como una nube que cubre la tierra; en los postreros días ha de ser esto; y yo te haré subir contra mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando me haga santificar en ti, oh Gog, delante de sus mismos ojos.

17 Así dice Jehová el Señor: ¿Eres tú aquel de quien hablé en los tiempos antiguos por conducto de mis siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron en aquellos tiempos, de los años venideros en que yo te traería contra ellos? 18 Y acontecerá en aquel día, en el día que viniere Gog contra la tierra de Israel, dice Jehová el Señor, que subirá de punto mi indignación; 19 pues que en mis celos y en el fuego de mi ira yo he hablado. Ciertamente en aquel día habrá un gran temblor en la tierra de Israel; 20 y temblarán delante de mí los peces del mar, y las aves del cielo, y los animales del campo, y todo reptil que se arrastra sobre el suelo todo hombre que está sobre la haz de la tierra; y serán derribadas las montañas, y caerán los peñascos; y todo muro caerá a tierra. 21 Y llamaré la espada contra él por todas mis serranías, dice Jehová el Señor; y la espada de cada cual estará contra su hermano. 22 Y ejecutaré juicios sobre él. con peste y sangre; y con aguaceros inundadores, y pedrisco, y fuego y azufre, lloveré sobre él, y sobre sus hordas, y sobre los muchos pueblos que le acompañan. 23 Y me haré glorificar, y me haré santificar, y seré conocido a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 39

1 Y TÚ, hijo del hombre, profetiza contra Gog, y dile: Así dice Jehová el Señor: He aquí que yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe de Ros, Mesec y Tubal: 2 y te tornaré en derredor, y te conduciré, y te haré subir de las partes lejanas del norte, y te traeré sobre las serranías de Israel; 3 y derribaré tu arco, quitándolo de tu mano izquierda, y haré caer tus flechas de tu mano derecha. 4 Sobre las serranías de Israel caerás tú y todas tus hordas, y los pueblos que te acompañan: a las aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo te he dado por comida. 5 Sobre la haz del campo caerás; porque lo he dicho yo, dice Jehová el Señor.

6 Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que habitan descuidados en las islas; y conocerán que yo soy Jehová. 7 Así haré conocer mi santo Nombre en medio de mi pueblo Israel, y no dejaré profanar más mi santo Nombre; y conocerán las naciones que yo, Jehová, el Santo, estoy en medio de Israel. 8 ¡He aquí que ya llegó el tiempo, y la cosa es hecha! dice Jehová; ¡este es el día del cual he hablado¡

9 Entonces saldrán los moradores de las ciudades de Israel, y harán lumbre con las armas, y las quemarán; así los escudos como los paveses, los arcos, y las saetas, y las mazas, y las lanzas; y harán lumbre con ellos por siete años; 10 de modo que no traerán leña de los campos, ni la cortarán en los bosques; porque con las armas harán lumbre: así despojarán a aquellos que los despojaron a ellos, y saquearán a los que los saquearon, dice Jehová el Señor.

11 Y acontecerá que en aquel día, daré a Gog lugar donde tenga sepultura en Israel, a saber, el valle de los que pasan, al oriente del mar, y el cual detiene a los que pasan: y allí enterrarán a Gog y a toda su multitud: y será llamado Valle de Hamón-gog. 12 Y la casa de Israel los estará enterrando siete meses, a fin de purificar la tierra. 13 Así los enterrará todo el pueblo de la tierra; y esto les servirá de renombre, el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. 14 Y señalarán hombres de ocupación continua, así los que pasan por la tierra, como los que sepultan (con auxilio de los que pasan) a los que fueren dejados sobre la haz de la tierra, para purificarla: al fin de los siete meses harán esta rebusca. 15 Pasarán pues los que pasan por la tierra; y cuando alguno viere el hueso de un hombre, pondrá junto a él una señal, hasta que lo hayan enterrado los sepultureros, en el Valle de Hamón-gog: 16 y también el nombre de la ciudad será Hamona: y así purificarán la tierra.

17 Y tú, hijo del hombre, así dice Jehová el Señor: Di a las aves de toda especie, y a todas las fieras del campo: ¡Congregaos y venid! ¡juntaos de todas partes al sacrificio mío que preparo para vosotras, sacrificio grande sobre las serranías de Israel; para que comáis carne y bebáis sangre! 18 Carne de héroes comeréis, y sangre de los príncipes de la tierra beberéis; cual de cameros, de corderos y de machos de cabrío, y de toros, todos ellos animales engordados de Basán. 19 Así comeréis sebos hasta la hartura, de mi sacrificio que preparo para vosotras, y beberéis sangre hasta la embriaguez. 20 Y en mi mesa os hartaréis de caballos y de los tiros de carros, de héroes y de todos los hombres de guerra, dice Jehová el Señor. 21 Así manifestaré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán el juicio mío que ejecuto, y la mano mía que pongo sobre ellas. 22 Y conocerá la casa de Israel desde aquel día en adelante, que yo soy Jehová su Dios. 23 Y sabrán las naciones que a causa de sus iniquidades fué llevada en cautiverio la casa de Israel; por cuanto se habían portado deslealmente contra mí; por lo cual les escondí mi rostro, y los entregué en mano de sus adversarios, y cayeron todos a filo de espada. 24 Conforme a su inmundicia, y conforme a sus transgresiones, hice con ellos, y escondíles mi rostro.

25 Por tanto, así dice Jehová el Señor: Ahora haré tornar el cautiverio de Jacob, y me apiadaré de toda la casa de Israel, y seré celoso por mi santo Nombre. 26 Y se harán cargo de su afrenta, y de todas sus prevaricaciones con que han prevaricado contra mí, cuando ya habiten seguros sobre su propio suelo, y no haya quien los espante: 27 cuando yo los hiciere volver de entre los pueblos, y los recogiere de entre las tierras de sus enemigos, y fuere santificado en ellos a vista de muchas naciones. 28 Y ellos conocerán que yo soy Jehová su Dios, el cual los hice llevar en cautiverio entre las naciones, mas los recojo otra vez en su propia tierra, sin dejar en adelante ninguno de ellos allí. 29 Y no volveré más a esconder mi rostro de ellos; porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

Capítulo 40

1 EN el año veinte y cinco de nuestro cautiverio, al principio del año, el día décimo del mes, catorce años después que fué herida la ciudad, en ese mismo día estaba sobre mí la mano de Jehová, y me llevó hasta allá: 2 es decir, en visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una ciudad, hacia la parte del sur. 3 Me llevó allí, pues, y he aquí un varón, cuya apariencia era como la apariencia de bronce, con un cordel de lino en la mano, y una caña de medir; y estaba de pie dentro de la puerta. 4 Entonces me dijo aquel varón: Hijo del hombre, mira con tus ojos, y con tus oídos escucha, y aplica tu corazón para entender lo que te voy a mostrar; porque a fin de que yo te lo haga ver, has sido traído acá: declara cuanto veas a la casa de Israel.

5 Y he aquí que ví un muro por fuera de la Casa, todo en derredor: y en la mano de aquel varón había una caña de medir, de seis codos; a razón de un codo y el ancho de una mano cada uno; y midió el ancho de la fábrica del muro una caña, y su altura, una caña. 6 Entonces vino a la puerta que mira hacia el oriente; y subió por sus gradas, y midió el umbral de la puerta, una caña de ancho; y el segundo umbral una caña de ancho. 7 Y cada aposento del edificio de la puerta tenía una caña de largo y una caña de ancho; y entre los aposentos había un espacio de cinco codos: y el umbral de la puerta que estaba junto al pórtico de la puerta de adentro, una caña. 8 Luego midió el pórtico de la puerta de adentro, una caña de ancho. 9 Midió también lo largo del pórtico de la puerta, ocho codos, y sus pilares, dos codos; y el pórtico de la puerta estaba por el lado de adentro. 10 Y los aposentos del edificio de la puerta oriental eran tres de esta y tres de aquella parte; una misma medida tenían todas ellas, y una misma medida los pilares de esta y de aquella parte. 11 Entonces midió el ancho de la entrada de la puerta, diez codos, y lo largo de la entrada de la puerta, trece codos. 12 Y había un espacio por delante de los aposentos de un codo del un lado, y un espacio de un codo del otro lado; y cada aposento tenía seis codos de una parte y seis codos de otra. 13 Y midió el edificio de la puerta desde el techo de un aposento al techo del opuesto, de la anchura de veinte y cinco codos, estando la entrada de un aposento frente a la entrada de otro. 14 E hizo los pilares de sesenta codos: y a los pilares alcanzó el atrio, que estaba todo en derredor del edificio de la puerta. 15 Y desde la fachada de la puerta de la entrada hasta la fachada del pórtico de la puerta interior, había cincuenta codos. 16 Y había ventanas cerradas con celosías en los aposentos, y junto a sus pilares, adentro del edificio de la puerta, todo en derredor, y asimismo en la columnata; las ventanas pues estaban todo en derredor, por la parte de adentro; y en cada pilar había palmas esculpidas.

17 Entonces me trajo dentro del atrio exterior; y he aquí cámaras y un pavimento de mosaico hecho todo en derredor del atrio; treinta cámaras daban a aquel pavimento. 18 Y el pavimento estaba a cada lado de las puertas, correspondiente en su ancho a lo largo del edificio de la puerta; es decir, el pavimento de abajo. 19 Y midió la anchura del atrio, desde la fachada de la puerta de abajo hasta la fachada de la del atrio de adentro, exteriormente: cien codos hacia el oriente y hacia el norte.

20 Asimismo midió la puerta del atrio exterior, que mira hacia el norte, en su largo y su ancho; 21 y los tres aposentos de ella de esta parte y tres de aquella parte, y sus pilares y su columnata eran conforme a la medida de la puerta primera; la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinte y cinco codos: 22 y sus ventanas y su columnata y sus palmas eran conforme a la medida de la puerta que mira hacia el oriente: y se subía a ella por siete gradas, y su columnata estaba delante de éstas. 23 Y el atrio interior tenía una puerta frente a la otra puerta, así al norte como al oriente: y de puerta a puerta midió cien codos.

24 Luego me condujo hacia el sur; y he aquí una puerta que miraba al sur; y midió sus pilares y su columnata, conforme a aquellas mismas medidas. 25 Y había ventanas en ella y en la columnata, todo en derredor, del mismo modo que aquellas otras ventanas; y tenía cincuenta codos de largo, y de ancho veinte y cinco codos. 26 Tenía también siete gradas para subir a ella, y su columnata estaba delante de ellas; y tenía palmas, una de esta parte y otra de aquella, esculpidas en sus pilares. 27 Había también una puerta al atrio de adentro, que miraba hacia el sur; y midió aquel varón de puerta a puerta hacia el sur cien codos.

28 Entonces me trajo al atrio interior, por la puerta del sur; y midió la puerta del sur conforme a aquellas medidas anteriores; 29 y sus aposentos y sus pilares y su columnata eran conforme a aquellas medidas ya dadas; y había ventanas en ella y en su columnata todo en derredor: cincuenta codos tenía de largo, y de ancho veinte y cinco codos. 30 Y la columnata todo en derredor, tenía veinte y cinco codos de largo, y cinco codos de ancho. 31 Y su columnata estaba hacia el atrio exterior; y había palmas en los pilares: y ocho gradas formaban la subida a ella.

32 Luego me condujo dentro del atrio interior, hacia el oriente; y midió la puerta conforme a aquellas mismas medidas; 33 y sus aposentos y sus pilares y su columnata, conforme a aquellas mismas medidas; y había ventanas en ella y en su columnata todo en derredor: tenía cincuenta codos de largo, y de ancho, veinte y cinco codos. 34 Y su columnata estaba hacia el atrio exterior; y había palmas esculpidas en sus pilares de este y de aquel lado: y ocho gradas formaban la subida a ella.

35 Entonces me trajo a la puerta del norte, y la midió conforme a aquellas mismas medidas; 36 sus aposentos y sus pilares y su columnata; y había ventanas en ella todo en derredor: tenía cincuenta codos de largo, y veinte y cinco codos de ancho. 37 Y sus pilares estaban hacia el atrio exterior; y había palmas esculpidas en los pilares, de este y de aquel lado: y ocho gradas formaban la subida a ella. 38 Y había una cámara con su entrada junto a los pilares de las puertas, donde lavaban el holocausto. 39 Y en el pórtico de esa puerta había dos mesas de esta parte, y dos mesas de aquella, para degollar sobre ellas el holocausto, y la ofrenda por el pecado, y la ofrenda por la culpa. 40 Y a un lado, por fuera, para quien subía a la entrada de la puerta del norte había dos mesas y al otro lado, junto al pórtico de la puerta, había dos mesas; 41 cuatro mesas de un lado y cuatro mesas del otro, a cada lado de la puerta, es decir, ocho mesas, en las cuales degollaban los sacrificios. 42 También había cuatro mesas para el holocausto, de piedra labrada, de codo y medio de largo, y de codo y medio de ancho, y de un codo de altura; sobre ellas ponían los instrumentos con que degollaban el holocausto y el sacrificio. 43 Y los ganchos dobles, del ancho de una mano, estaban fijos por dentro todo en derredor: y sobre las mesas se ponía la carne de la oblación.

44 Y por fuera de la puerta de adentro había cámaras para los cantores, en el atrio de adentro; que estaban a cada lado de la puerta del norte, con su frente hacia el sur; y otra estaba al lado de la puerta oriental, con la frente hacia el norte. 45 Y me dijo: Esta cámara cuya frente está hacia el sur, es para los sacerdotes que tienen el encargo de guardar la Casa; 46 mas la cámara cuya frente está hacia el norte es para los sacerdotes que tienen el encargo de mirar por el altar. Éstos son los hijos de Sadoc, los cuales, de entre los hijos de Leví, se acercan a Jehová, para ministrar delante de él. 47 Y midió el atrio, cien codos de largo y cien codos de ancho, cuadrado; y el altar estaba delante de la Casa.

48 En seguida me trajo al pórtico de la Casa; y midió cada pilar del pórtico, cinco codos por una parte de la entrada, y cinco codos por la otra; y la anchura de la puerta era de tres codos por una parte, y de tres codos por la otra. 49 La longitud del pórtico era de veinte codos, y la anchura de once codos; y por gradas se subía a él. Y había dos columnas junto a los pilares, la una por este lado y la otra por aquél.

Capítulo 41

1 ENTONCES me trajo Templo mismo y midió los pilares seis codos de anchura por un lado, y seis codos de anchura por otro, con respecto al ancho del Tabernáculo. 2 Y la anchura de la entrada era de diez codos; y a loslados de la entrada había cinco codos de una parte, y cinco codos de la otra. Luego midió su longitud, cuarenta codos, y su anchura veinte codos. 3 Entró entonces a la cámara de adentro, y midió cada pilar de la entrada, dos codos; y la entrada, seis codos; y la anchura de la entrada, seis codos. 4 Y midió su longitud, veinte codos, y la anchura veinte codos, haciendo frente al Templo; y me dijo: Este es el Lugar Santísimo.

5 Entonces midió lo grueso de la pared de la Casa, seis codos, y lo ancho de las cámaras laterales, cuatro codos, en torno de la Casa, todo al rededor. 6 Y las cámaras laterales estaban en tres pisos, una sobre otra, treinta en orden; y entraban en la pared que tenía la Casa de propósito para que las cámaras laterales trabasen en ella, y no trabasen en la pared misma de la Casa. 7 Y las cámaras laterales tenían cierto ensanche al paso que se subía más y más alto; porque el caracol de la Casa subía más y más arriba, por todos lados de la Casa; por tanto el ancho de la Casa crecía hacia arriba; y se subía desde el piso más abajo al más alto, por entre el de en medio. 8 Y ví la altura de la Casa todo alrededor: los cimientos de las cámaras laterales eran de una caña entera de seis codos, hasta la juntura de los pisos. 9 La anchura de la pared que tenían las cámaras laterales, afuera del Templo, era de cinco codos: y había un lugar vacío más adentro de las cámaras laterales que tenía la Casa. 10 Y entre las cámaras de los sacerdotes y las cámaras laterales había la anchura de veinte codos alrededor de la Casa por todos lados. 11 Y las puertas de las cámaras laterales daban al lugar vacío, una puerta hacia el norte y otra puerta hacia el sur; y la anchura del lugar vacío era de cinco codos todo en derredor.

12 Y el edificio que estaba a la parte delantera del Gizra, del lado hacia el occidente, era de la anchura de setenta codos; y la pared del edificio tenía cinco codos de grueso todo en derredor; y la longitud era de noventa codos. 13 Y midió la Casa, cien codos de largo; y el Gizra y su edificio y sus paredes, cien codos de largo; 14 también la anchura del frente de la Casa y del Gizra, por la parte oriental, cien codos. 15 Por manera que midió la longitud del edificio, a la parte frontera del Gizra, que estaba detrás de la Casa, con sus galerías de uno y de otro lado, cien codos; también el Templo de adentro, y los pórticos del atrio; 16 los umbrales, y las ventanas cerradas, y las galerías alrededor de los tres pisos; opuesto al umbral la pared estaba revestida de madera todo alrededor, y desde el suelo hasta las ventanas (y las ventanas estaban cubiertas), 17 por encima de la entrada, y hasta la Casa de adentro, y afuera de ella, es decir, sobre toda la pared, todo alrededor, por dentro y por fuera, según sus medidas. 18 Y fué hecho todo con querubines y palmas; y una palma estaba entre querubín y querubín; y cada querubín tenía dos caras: 19 de manera que había la cara de un hombre hacia una palma de esta parte, y la cara de un leoncillo hacia una palma de aquella parte: así fué hecho por toda la Casa, todo alrededor. 20 Desde el suelo hasta por encima de la entrada, fueron hechos querubines y palmas: así estaba la pared del Templo. 21 El Templo tenía los postes de las puertas cuadrados; y la fachada del Santuario de adentro tenía su aspecto como el aspecto del Templo.

22 Y el altar del incienso era de madera, de tres codos de altura, y su longitud de dos codos; y sus ángulos y su superficie y sus paredes eran de madera; y me dijo: Esta es la mesa que está delante de la presencia de Jehová. 23 Y el Templo y el Santuario de adentro tenían dos puertas; 24 y cada una de las dos puertas tenía dos hojas, dos hojas que se doblaban una sobre otra; dos hojas a una puerta, y dos a la otra. 25 Y fueron hechos sobre ellas, es decir, sobre las puertas del Templo, querubines y palmas, como los que fueron hechos sobre las paredes; y había un umbral de madera, por fuera, al frente del pórtico. 26 Había también ventanas cerradas y palmas de una y de otra parte, a los lados del pórtico: así eran las cámaras laterales de la Casa y los umbrales.

Capítulo 42

1 ENTONCES me sacó al atrio exterior, por la vía que conducía hacia el norte, y me trajo a las cámaras que había de la parte opuesta al Gizra y opuesta al edificio, de la parte del norte, 2 por delante del largo de los cien codos, teniendo las puertas al norte; y la anchura era de cincuenta codos. 3 Frente a los veinte codos que tenía el atrio interior, y frente al pavimento mosaico que tenía el atrio exterior, había galería contra galería, en tres pisos. 4 Y por delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho hacia adentro, y una vía de un codo; y sus puertas daban al norte. 5 Es de saber que las cámaras de más arriba estaban recortadas; pues las galerías quitaban más de ellas que de las de abajo y de las de en medio del edificio. 6 Porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como las columnas de los atrios; por tanto se cercenaba más de ellas que de las de abajo y de las de en medio, al subir desde el suelo. 7 Y la pared que estaba de la parte de afuera, a lo largo de las cámaras, hacia el atrio exterior, al frente de las cámaras; tenía en su largo cincuenta codos. 8 Porque lo largo de las cámaras que estaban en el atrio exterior, era de cincuenta codos; mas he aquí que haciendo frente al Templo, el edificio tenía cien codos. 9 Y por debajo de estas cámaras estaba la entrada de la parte del oriente, para quien entraba en ellas desde el atrio exterior.

10 Al sur, contra el ancho de la otra pared del atrio que corría hacia el oriente, de la parte opuesta al Gizra y opuesta al edificio, había también cámaras. 11 Y el corredor delante de ellas era parecido al de las cámaras de la parte del norte; tanto su longitud como su anchura eran lo mismo, y todas sus salidas, y su disposición, y sus puertas. 12 Así también eran las puertas de las cámaras, las cuales miraban hacia el sur, con una puerta al principio del pasadizo, del pasadizo que había directamente en frente del muro, de la parte oriental, para quien entraba en las cámaras.

13 Entonces me dijo: Las cámaras del norte y las cámaras del sur, que están del lado opuesto al Gizra, son cámaras santas, donde los sacerdotes que se acercan a Jehová comerán las cosas santísimas; allí depositarán las cosas santísimas, y las ofrendas vegetales, y las ofrendas por el pecado, y las ofrendas por la culpa; porque el lugar es santo. 14 Cuando hubieren entrado los sacerdotes, no saldrán del Lugar Santo al atrio exterior; sino que allí mismo depositarán sus vestimentas con que ejercen su ministerio, porque son santas. Vestirán pues otros vestidos, y así se acercarán al atrio que es del pueblo.

15 Y cuando hubo acabado de medir la Casa de adentro, me sacó fuera por la puerta que mira hacia el oriente; y midió el terreno sagrado todo alrededor. 16 Midió el lado oriental, con la caña de medir, quinientas cañas, con la caña de medir al rededor. 17 Midió el lado del norte, quinientas cañas, con la caña de medir alrededor. 18 Al lado del sur midió quinientas cañas, con la caña de medir. 19 Dió la vuelta al lado occidental, y midió quinientas cañas con la caña de medir. 20 Hacia los cuatro vientos midiólo; tenía el terreno un muro todo alrededor, de quinientas cañas de largo, y de quinientas de ancho, para hacer separación entre lo santo y lo común.

Capítulo 43

1 ME trajo entonces a la puerta, la puerta que mira hacia el oriente; 2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía de la parte del oriente; y su voz era como el estruendo de muchas aguas; y la tierra resplandecía con la gloria de él. 3 Y fué semejante a la apariencia de la visión que yo había tenido; es decir, como la visión que tuve cuando vine para destruir la ciudad; también las visiones eran parecidas a la visión que tuve junto al río Kebar: y caí sobre mi rostro. 4 Y la gloria de Jehová entró en la Casa, por la puerta que miraba hacia el oriente. 5 Pero el Espíritu me alzó, y me trajo al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenaba la Casa. 6 Y oí a Uno que me hablaba desde la Casa; y un hombre estaba en pie junto a mí. 7 Y Aquél me dijo: Hijo del hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar de las plantas de mis pies, donde habitaré en medio de los hijos de Israel para siempre; y la casa de Israel no profanará más mi santo Nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus idolatrías, ni con los cadáveres de sus reyes en sus altos; 8 poniendo su umbral junto a mi umbral, y el poste de su puerta junto al poste de mi puerta, de modo que no había más que la pared entre mí y ellos; y contaminaron mi santo Nombre con las abominaciones que cometieron; por lo cual los consumí en mi ira. 9 Ahora pues, alejen ellos de mí sus idolatrías y los cadáveres de sus reyes, y yo moraré en medio de ellos para siempre.

10 Tú, oh hijo del hombre, muestra a la casa de Israel esta Casa, para que se avergüencen de sus iniquidades; y midan ellos el diseño. 11 Y si se avergonzaren de todo lo han hecho, dales a conocer la figura de la Casa, y la disposición de ella, y sus salidas, y sus entradas, y todas sus formas, y todos sus reglamentos, y todas sus formas, y todas sus leyes; y escríbelo delante de sus ojos, para que guarden todas sus formas y todos sus reglamentos, y los pongan en práctica. 12 Ésta es la ley de la Casa: Sobre la cumbre del monte el recinto entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí, ésta es la ley de la Casa.

13 Y estas son las medidas del altar en codos, siendo el codo de un codo y lo ancho de una mano: La base será de un codo en altura, y la anchura de un codo, y su borde alrededor de ella será de un palmo. Esta será el cimiento del altar. 14 Y desde la base de sobre la tierra hasta el descanso de abajo, habrá dos codos, con la anchura de un codo. Y desde el descanso menor hasta el descanso mayor habrá cuatro codos, con la anchura de un codo. 15 Y del altar superior será de cuatro codos de altura; y desde el hogar del altar hacia arriba habrá cuatro cuernos. 16 Y el hogar del altar tendrá doce codos de largo por doce de ancho, cuadrado, a sus cuatro lados. 17 Y el descanso superior tendrá catorce codos de largo por catorce codos de ancho, a sus cuatro lados; y el borde alrededor de él será de medio codo, y la base de él, de un codo de ancho alrededor; y sus gradas mirarán hacia el oriente.

18 Luego me dijo el ángel: Hijo del hombre, así dice Jehová el Señor: Éstos son los reglamentos del altar en el día que fuere hecho, para ofrecer sobre él holocaustos, y para rociar sobre él la sangre. 19 A los sacerdotes levitas que son del linaje de Sadoc, los cuales se acercan a mí, dice Jehová el Señor, para ministrar ante mí, les darás un novillo joven para ofrenda por el pecado; 20 y tomarás de su sangre y la pondrás sobre los cuatro cuernos del altar, y sobre las cuatro esquinas del descanso. y sobre el borde alrededor; así lo purificarás, haciendo expiación por él. 21 Tomarás luego el novillo de la ofrenda por el pecado, y lo quemarás en la parte de la Casa señalada para esto, fuera del Santuario. 22 Y en el día segundo presentarás un macho cabrío sin tacha, como ofrenda por el pecado; y purificarán el altar como lo purificaron con el novillo. 23 Y cuando hayas acabado de purificarlo, presentarás un novillo joven, sin tacha, y un carnero del rebaño, sin tacha. 24 Los presentarás, pues, delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sobre ellos sal, y los ofrecerán en holocausto a Jehová. 25 Por siete días ofrecerás cada día un macho cabrío como ofrenda por el pecado, y un novillo joven, y un carnero del rebaño, ambos a dos sin tacha. 26 Siete días harán expiación por el altar y lo limpiarán; así lo consagrarán. 27 Y cuando hubieren completado los días, sucederá que desde el octavo día en adelante ofrecerán los sacerdotes sobre el altar vuestros holocaustos y vuestras ofrendas pacíficas; y yo os miraré propicio, dice Jehová el Señor.

Capítulo 44

1 ENTONCES me hizo volver por el camino de la puerta exterior del Santuario que mira hacia el oriente; la cual estaba cerrada. 2 Y Jehová me dijo: Esta puerta estará cerrada, no se abrirá, ni entrará nadie por ella; por cuanto Jehová el Dios de Israel ha entrado por ella; por tanto estará cerrada. 3 En cuanto al príncipe, como príncipe se sentará allí para comer pan de delante de Jehová. Por el pórtico de la puerta entrará, y por el mismo saldrá.

4 En seguida me trajo, por el camino de la puerta del norte, delante de la Casa; y miré, y he aquí que la gloria de Jehová llenaba la Casa de Jehová y caí sobre mi rostro. 5 Y me dijo Jehová: Hijo del hombre, considera bien, y mira con tus ojos, y con tus oídos escucha todo lo que te voy a decir respecto de todos los reglamentos de la Casa de Jehová y todas sus leyes; y considera bien las entradas de la Casa y todas las salidas, del Santuario. 6 Y dirás a la rebelde casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: ¡Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel; 7 introduciendo vosotros a los hijos de tierra extraña, incircuncisos de corazón e incircuncisos en la carne, a que estén en mi Santuario; profanando mi Casa cuando ofrecéis mi pan, a saber, el sebo y la sangre; y, habéis roto mi pacto, con todas vuestras abominaciones! 8 Pues no habéis hecho la custodia de mis cosas santas; si no que habéis puesto en mi Santuario custodios de mis cosas a vuestro gusto.

9 Así dice Jehová el Señor: Ningún hijo de tierra extraña, incircunciso de corazón e incircunciso en la carne, ha de entrar en mi Santuario, de entre todos los hijos de tierra extraña que haya en medio de los hijos de Israel. 10 Pero en cuanto a los sacerdotes levitas que se alejaron de mí cuando Israel se descaminó, el cual, apartándose de mí se descaminó en pos de sus ídolos, ellos llevarán su iniquidad. 11 Esto empero, serán sirvientes en mi Santuario, designados para distintos encargos junto a las puertas de la Casa, y sirvientes en la Casa; ellos degollarán el holocausto y el sacrificio para el pueblo, y estarán en pie delante de ellos, para servirles: 12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y se hicieron tropiezo de iniquidad para la casa de Israel, por tanto yo alzo mi mano jurándoles, dice Jehová el Señor, que ellos llevarán su iniquidad, 13 y que no se acercarán a mí para ejercer el oficio de sacerdotes míos, ni para acercarse a ninguna de mis cosas santas, es decir, a las cosas santísimas; sino que llevarán su vituperio y las abominaciones que han cometido. 14 Sin embargo los pondré por guardas en la custodia de la Casa, para toda la obra servil de ella, y para cualquiera cosa que haya que hacer en ella.

15 Pero los sacerdotes levitas, los hijos de Sadoc, que vigilaban en la custodia de mi Santuario cuando los hijos de Israel se descaminaron, apartándose de mí, ellos se acercarán a mí para servirme, y estarán en pie delante de mí para presentarme el sebo y la sangre, dice Jehová el Señor. 16 Ellos entrarán en mi Santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme; y guardarán mi encargo.

17 Y será así que cuando entraren por las puertas del atrio de adentro, se vestirán ropas de lino, y no habrá sobre ellos cosa de lana cuando ejercieren su ministerio dentro de las puertas del atrio interior, y en la Casa. 18 Tiaras hermosas de lino llevarán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino traerán sobre sus lomos; no se ceñirán cosa que los haga entrar en sudor. 19 Y cuando salieren al atrio exterior, es decir, al atrio exterior, al pueblo se quitarán sus vestimentas en las cuales hubieren ejercido su ministerio, y las depositarán en las cámaras santas; y se pondrán otros vestidos, no sea que santifiquen al pueblo con sus vestimentas. 20 Y no raerán sus cabezas, ni dejarán crecer el cabello, sino que tan sólo cortarán el pelo de sus cabezas 21 Ni tampoco beberá vino ninguno de los sacerdotes cuando entrare en el atrio interior. 22 No tomarán por mujer viuda ni repudiada; sino que tomarán para sí vírgenes de la estirpe de la casa de Israel, o viuda que sea viuda sacerdote. 23 Y enseñarán a mi pueblo a hacer distinción entre lo santo y lo común, y los harán discernir entre lo inmundo y lo limpio. 24 Y en asuntos de controversia, ellos se levantarán para juzgar; conforme a mis juicios han de juzgar a mi pueblo, también guardarán mis leyes y mis estatutos en cuanto a mis fiestas solemnes, y santificarán mis sábados. 25 Además no se llegarán a ningún muerto para contaminarse; mas por padre, o por madre, o por hijo, o por hija, o por hermano, o por hermana que no haya tenido marido, , podrán contaminarse. 26 Y después que se hubiere purificado el sacerdote, le contarán siete días; 27 y en el día que entrare en el Santuario, al atrio interior, para hacer su ministerio en el Santuario, presentará su ofrenda por el pecado, dice Jehová el Señor.

28 Y habrá para ellos herencia; yo soy su herencia: mas no les daréis posesión en Israel; yo soy su posesión. 29 Ellos comerán la ofrenda vegetal, y la ofrenda por el pecado, y la ofrenda por la culpa; también toda cosa apartada irrevocablemente para Jehová, de ellos será. 30 También lo primero de todos los primeros frutos, y toda la ofrenda alzada de cualquier clase, de todas vuestras ofrendas alzadas, de los sacerdotes será: también daréis al sacerdote lo primero de vuestras harinas, para hacer descansar una bendición sobre tu casa. 31 Ninguna cosa mortecina, ni destrozada por fieras, ora sea de aves, ora de bestias, podrán los sacerdotes comer.

Capítulo 45

1 ADEMÁS, a cuando partiereis por suerte la tierra en herencia, presentareis como ofrenda alzada a Jehová, una porción santa de la tierra. Será su longitud del largo de veinte y cinco mil cañas, y de la anchura de diez mil: 2 de lo cual habrá para el Santuario un cuadrado que tenga alrededor quinientas cañas de largo por quinientas de ancho: y cincuenta codos de espacio vacío tendrá alrededor. 3 Y por esta medida medirás un largo de veinte y cinco mil cañas, y un ancho de diez mil; en este espacio estará el Santuario y el Lugar Santísimo. 4 Es una porción santa de la tierra; será para los sacerdotes, los ministros del Santuario, los cuales se acercan para ejercer su ministerio ante Jehová; será pues lugar para sus casas, y un recinto sagrado para el Santuario.

5 También veinte y cinco mil cañas de largo y diez mil de ancho habrá para los levitas, los sirvientes de la Casa, como posesión para sí; con veinte cámaras.

6 Y como posesión de la ciudad, señalaréis cinco mil cañas de ancho y veinte y cinco mil de largo, junto a la ofrenda alzada de la porción santa: para toda la casa de Israel será.

7 También habrá para el príncipe una porción de esta y de aquella parte de la ofrenda alzada de la porción santa y de la posesión de la ciudad, haciendo frente a la ofrenda alzada de la porción santa, y haciendo frente a la posesión de la ciudad, de la parte occidental hacia el occidente, y de la parte oriental hacia el oriente; y la longitud total será correspondiente a la de cualquiera de las otras porciones, medidas desde el término occidental hasta el término oriental. 8 En cuanto a la tierra, será posesión suya en Israel; a fin de que mis príncipes no opriman más a mi pueblo: y lo restante de la tierra la han de dar a la casa de Israel conforme a sus tribus.

9 Así dice Jehová el Señor: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel! ¡dejad la violencia y la rapiña, y haced juicio y justicia; alejad vuestras extorsiones de mi pueblo! dice Jehová el Señor. 10 Balanzas justas, y efa justo, y bato justo habéis de tener. 11 El efa y el bato han de ser de una misma capacidad; para que tenga el bato la décima parte del homer, y el efa la décima parte del homer: con arreglo al homer ha de ser su capacidad. 12 Y el siclo será de veinte geras veinte siclos, veinte y cinco siclos, quince siclos os serán una mina.

13 Esta es la ofrenda alzada que habéis de presentar: la sexta parte de un efa de cada homer de trigo; y daréis la sexta parte de un efa de cada homer de cebada; 14 y la porción prescrita de aceite, es decir, del bato de aceite, será la décima parte del bato de cada coro; el cual equivale a diez batos, es decir, a un homer; porque diez batos hacen un homer; 15 también un cordero del rebaño de entre cada doscientos, de los pastos bien regados de Israel, como ofrenda vegetal, y como holocausto, y como ofrendas pacíficas; serán para hacer expiación por vosotros, dice Jehová el Señor. 16 Todo el pueblo de la tierra tendrá que dar esta ofrenda alzada al príncipe en Israel. 17 Y de la obligación del príncipe será proveer losholocaustos y la ofrenda vegetal y las libaciones en las fiestas, y en los novilunios, y en los sábados; en todas las fiestas solemnes de la casa de Israel. Él ofrecerá la ofrenda por el pecado, y la ofrenda vegetal, y el holocausto, y los sacrificios pacíficos, para hacer expiación por la casa de Israel.

18 Así dice Jehová el Señor: En el mes primero, al primero del mes, tomarás un novillo joven, sin tacha, y purificarás el Santuario. 19 Y el sacerdote tomará la sangre de la ofrenda por el pecado, y la pondrá sobre los postes de las puertas de la Casa, y sobre las cuatro esquinas del descanso del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior. 20 Y así harás al séptimo del mes, a causa de cada uno que pecare por ignorancia, y a causa de los simples; así harás la expiación por la Casa.

21 Y en el primer mes, al catorce del mes, tendréis la Pascua, fiesta de siete días; panes ázimos serán comidos. 22 Y en aquel día el príncipe ofrecerá para sí y para todo el pueblo de la tierra, un novillo, como ofrenda por el pecado. 23 Y los siete días de la fiesta ofrecerá como holocausto a Jehová, siete novillos y siete carneros, sin tacha, por cada día de los siete días; y como ofrenda por el pecado un macho de cabrío cada día. 24 Y como ofrenda vegetal ofrecerá un efa de flor de harina por cada novillo, y un efa por cada carnero; y un hin de aceite por cada efa.

25 En el mes séptimo, al día quince del mes, en la fiesta de las Enramadas, ofrecerá sacrificios como éstos los siete días; conforme a la ofrenda por el pecado, y conforme al holocausto, y conforme a la ofrenda vegetal, y conforme al aceite.

Capítulo 46

1 ASÍ dice Jehová el Señor: La puerta del atrio interior, que mira hacia el oriente, estará cerrada los seis días que son de trabajo; mas en el día del sábado se abrirá; se abrirá también en el día de la nueva luna. 2 Y entrará el príncipe por el pórtico de la puerta, desde afuera, y se quedará en pie junto al pilar de la puerta, en tanto que los sacerdotes ofrezcan su holocausto y su ofrenda pacífica; y él adorará junto al umbral de la puerta; luego saldrá; mas la puerta no se cerrará hasta la tarde. 3 Y adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová a la entrada de aquella puerta, en los sábados y los novilunios. 4 Y el holocausto que el príncipe ha de presentar a Jehová en el sábado será de seis corderos sin tacha, y un carnero sin tacha. 5 Y la ofrenda vegetal será de un efa de flor de harina para el carnero, y para los corderos según quisiere dar; y de aceite un hin para cada efa. 6 Y en el día de la nueva luna presentará un novillo joven, sin tacha; y seis corderos y un carnero; sin tacha serán. 7 Y un efa de flor de harina para el novillo, y un efa para el carnero ofrecerá como ofrenda vegetal; y para los corderos, conforme a su facultad; y de aceite, un hin para cada efa.

8 Y al entrar el príncipe, entrará por el pórtico de la puerta; y saldrá por el mismo. 9 Mas cuando el pueblo de la tierra viniere delante de Jehová, en las fiestas solemnes, aquel que entrare por la puerta del norte para adorar, saldrá por la puerta del sur; y el que entrare por la puerta del sur, saldrá por la puerta del norte; no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá en derechura de sí. 10 Y el príncipe entrará en medio de ellos cuando entraren, y al salir ellos, saldrán juntos.

11 Y en las fiestas y las demás asambleas solemnes, la ofrenda será un efa por cada novillo, y un efa por cada carnero, y cada cordero, según él quisiere dar; y de aceite un hin por cada efa. 12 Mas cuando hiciere el príncipe una ofrenda voluntaria, sea holocausto, o sea sacrificio pacífico, como ofrenda voluntaria a Jehová, se le abrirá la puerta que mira hacia el oriente, y ofrecerá su holocausto y su sacrificio pacífico, del mismo modo que los ofrece en el día del sábado; entonces saldrá; y se cerrará la puerta luego que haya salido.

13 Y ofrecerás en holocausto a Jehová cada día un cordero del primer año sin tacha; cada mañana lo ofrecerás. 14 Y ofrecerás con cada mañana, como ofrenda vegetal, la sexta parte de un efa de flor de harina, y de aceite, la tercera parte de un hin, para mojar la flor de harina; esto ofrecerás como ofrenda vegetal a Jehová continuamente, por estatuto perpetuo. 15 Ofrecerán pues el cordero y la ofrenda vegetal y el aceite cada mañana, como holocausto perpetuo.

16 Así dice Jehová el Señor: Cuando el príncipe hiciere alguna donación a cualquiera de sus hijos, herencia de éste será: a sus hijos pertenecerá; es posesión suya por herencia. 17 Mas si hiciere alguna donación de su herencia a uno de sus siervos, suya será hasta el año del jubileo; luego se volverá al príncipe; pero su herencia dada a sus hijos, de éstos será. 18 Y el príncipe no quitará de la herencia del pueblo, despojándolos de su posesión; antes de su propia posesión hará heredar a sus hijos; a fin de que ninguno de mi pueblo sea echado de su posesión.

19 Entonces me trajo por el pasadizo que había al lado de la puerta, a las cámaras santas que eran de los sacerdotes, las que miraban hacia el norte; y he aquí que había un local detrás de ellas, hacia el occidente. 20 Y me dijo: Éste es el local en donde los sacerdotes cocerán la ofrenda por la culpa y la ofrenda por el pecado, y en donde asarán la ofrenda vegetal; para que no los saquen al atrio exterior, santificando así al pueblo.

21 En seguida me sacó al atrio de afuera, y me hizo pasar junto a los cuatro ángulos del atrio; y he aquí un atrio pequeño en cada ángulo del atrio 22 En los cuatro ángulos del atrio había atrios cercados, de cuarenta codos de largo y treinta de ancho: una misma medida tenían los cuatro en los ángulos. 23 Y había un poyo alrededor, dentro de ellos, alrededor de los cuatro, hecho con lugares para cocer, por debajo de los poyos, alrededor. 24 Y me dijo el ángel: Estas son las cocinas en donde los sirvientes de la Casa han de cocer los sacrificios del pueblo.

Capítulo 47

1 ENTONCES me hizo volver a la entrada de la Casa; y he aquí aguas que salían por debajo del umbral de la Casa hacia el oriente; porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente, y las aguas descendían por debajo del umbral, del lado derecho de la Casa, al sur del altar. 2 Luego me sacó fuera por la puerta del norte; y me hizo dar una vuelta, por el camino de afuera, a la puerta exterior (camino de la puerta que mira hacia el oriente); y he aquí las aguas que salían al lado derecho. 3 Y saliendo el hombre hacia el oriente, con el cordel en la mano, midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas, aguas que me llegaban hasta los tobillos. 4 Otra vez midió mil codos y me hizo pasar por las aguas, aguas que me llegaban hasta las rodillas. Otra vez midió mil, y me hizo pasar por las aguas, aguas que me llegaban hasta los lomos. 5 Después midió mil; y era ya un río que no pude pasar; porque habían subido las aguas; aguas para nadar, un río que no podía pasarse.

6 Y me dijo: ¿Has visto esto, hijo del hombre? Luego me trajo, y me hizo volver a la ribera del río. 7 Y cuando hube vuelto, he aquí sobre la ribera del río muchísimos árboles, de una y de otra orilla. 8 Entonces me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descienden al Arabá, y van al Mar Salado; siendo llevadas al mar, para que sean sanadas sus aguas. 9 Y sucederá que a dondequiera que vayan los dos ríos, vivirá toda suerte de alma viviente enjambradora; de modo que habrá una inmensa muchedumbre de peces: porque llegan allí aquellas aguas, y las del mar serán sanadas; pues que toda suerte de animal vivirá dondequiera que llegare el río. 10 Y sucederá que junto a él estarán los pescadores: desde En-gadí hasta En-eglaim será un tendedero de redes; según su género serán sus peces (como los peces del Mar Grande), en grandísima abundancia. 11 Pero sus lugares cenagosos y sus juncales no serán sanados; abandonados son a sal. 12 Y a lo largo del río, sobre sus riberas de una y de otra orilla, crecerá toda suerte de árboles buenos para comer; y sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto: darán nuevos frutos cada mes; por cuanto sus aguas salen del Santuario. Y será su fruto para comer, y sus hojas para medicina.

13 Así dice Jehová el Señor: Estos serán los linderos según los cuales repartiréis la tierra para herencia, conforme a las doce tribus de Israel: José tendrá dos porciones. 14 Y heredaréis la tierra los unos así como los otros, la cual alcé mi mano jurando darla a vuestros padres; esta tierra pues os caerá en herencia. 15 Y éstos serán los linderos de la tierra: Por el lado del norte: Desde el Mar Grande, en dirección de Hetlón, como quien va a Sedad; 16 inclusas Hamat, Berota y Sibraim que están entre los confines de Damasco y los confines de Hamat, y Hazer-haticón, que está junto a los confines de Haurán. 17 De manera que el lindero será desde el mar hasta Hazar-enón, en losconfines de Damasco, teniendo al norte el lindero de Hamat. Este será el lado del norte. 18 Y mediréis el lado oriental desde entre Haurán y Damasco, por una parte, y entre Galaad y la tierra de Israel por la otra, junto al Jordán, desde el lindero septentrional hasta el Mar Oriental. Y éste será el lado del oriente. 19 En el lado meridional, de la parte del sur: Desde Tamar hasta las aguas de Meriba-cades, al torrente de Egipto y hasta el Mar Grande. Y éste será el lado meridional, de la parte del sur. 20 Y el lado occidental será el Mar Grande, desde el lindero meridional hasta enfrente de la entrada de Hamat. Este será el lado occidental.

21 Repartiréis pues esta tierra entre vosotros conforme a las tribus de Israel. 22 Y será que la repartiréis como herencia por suerte entre vosotros, entre los extranjeros que habitan en medio de vosotros, los cuales hayan tenido hijos entre vosotros; y ellos os serán como de una misma raza con los hijos de Israel; juntamente con vosotros tendrán herencia entre las tribus de Israel. 23 Y será que en cualquiera tribu donde habitare el extranjero, allí mismo le habéis de dar su herencia, dice Jehová el Señor.

Capítulo 48

1 ESTOS pues son los nombres de las tribus, contando desde el extremo septentrional, junto al camino de Hetlón, para quien va a Hamat, y Hazar-enón, en los confines de Damasco, por la parte del norte, a lo largo de Hamat. Habrá para Dan una porción, desde el lado oriental hasta el occidental. 2 Y junto al lindero de Dan, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Aser una porción. 3 Y junto al lindero de Aser, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Neftalí una porción. 4 Y junto al lindero de Neftalí, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Manasés una porción. 5 Y junto al lindero de Manasés, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Efraim una porción. 6 Y junto al lindero de Efraim, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Rubén una porción. 7 Y junto al lindero de Rubén, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Judá una porción.

8 Y junto al lindero de Judá, desde el lado oriental hasta el lado occidental estará la ofrenda alzada que habéis de ofrecer, de veinte y cinco mil cañas de ancho y de longitud correspondiente a cualquiera de las demás porciones, desde el lado oriental hasta el lado occidental; y el Santuario estará en medio de ella. 9 La ofrenda alzada que habéis de ofrecer a Jehová, será de veinte y cinco mil cañas de largo y diez mil de ancho. 10 Y la ofrenda alzada santa será de éstos, es decir, de los sacerdotes; al norte, veinte y cinco mil cañas de largo, y al occidente, diez mil de ancho; y al oriente, diez mil de ancho; y al sur, veinte y cinco mil de largo. Y estará el Santuario de Jehová en medio de ella. 11 Esta porción santificada será para los sacerdotes, los hijos de Sadoc, que me guardaron fidelidad, los cuales no se descaminaron como se descaminaron los levitas, al tiempo que los hijos de Israel se descaminaron. 12 De ellos pues será como ofrenda alzada de la ofrenda alzada de la tierra, cosa sacratísima, junto al lindero de los levitas.

13 Y correspondiente al lindero de los sacerdotes, los levitas tendrán veinte y cinco mil cañas de largo, y diez mil de ancho: toda la longitud será de veinte y cinco mil cañas de largo, y el ancho de diez mil. 14 Y no venderán nada de ello, ni lo permutarán; ni enajenarán ésta, la primicia de la tierra; porque es santa a Jehová.

15 Y las cinco mil cañas que en la anchura quedaren de las veinte y cinco mil cañas, haciendo frente a las veinte y cinco mil de longitud, serán terreno no consagrado, para la ciudad, para habitaciones, y para ejidos; y estará la ciudad en medio de ella. 16 Y estas serán las medidas de la ciudad: Allado del norte, cuatro mil quinientas cañas, y al lado del sur, cuatro mil quinientas, y al lado del oriente, cuatro mil quinientas, y al lado del occidente, cuatro mil quinientas. 17 Y la ciudad tendrá por ejidos, al norte doscientas y cincuenta cañas, y al sur, doscientas y cincuenta; y al oriente, doscientas y cincuenta; y al occidente, doscientas y cincuenta. 18 Y en cuanto a lo que quedare en la longitud, correspondiente a la ofrenda alzada santa, es a saber, diez mil cañas al oriente y diez mil al occidente; es decir, lo que corresponde a la ofrenda alzada santa, su producto será para el alimento de los labradores que sirven a la ciudad. 19 Y los que sirven a la ciudad, de entre todas las tribus de Israel indistintamente, lo cultivarán.

20 Toda la ofrenda alzada santa será de veinte y cinco mil cañas por veinte y cinco mil (cuadrada ofreceréis la ofrenda alzada santa), juntamente con la posesión de la ciudad. 21 Y lo sobrante será del príncipe, de esta y de aquella parte de la ofrenda alzada santa y de la posesión de la ciudad, haciendo frente a las veinte y cinco mil cañas de la ofrenda alzada hacia el lindero oriental, y al occidente, haciendo frente a las veinte y cinco mil cañas hacia el lindero occidental; correspondiente en su longitud a la de las demás porciones: para el príncipe será: y la ofrenda alzada santa y el Santuario de la Casa estarán en medio de las dos partes. 22 Y así será para el príncipe lo sobrante de la posesión de los levitas y de la posesión de la ciudad (que estarán en medio de las dos partes que serán del príncipe), situado entre el lindero de Judá y el lindero de Benjamín.

23 Luego seguirán las demás tribus: Desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Benjamín una porción. 24 Y junto al lindero de Benjamín, desde el lado oriental hasta él lado occidental, tendrá Simeón una porción. 25 Y junto al lindero de Simeón, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Isacar una porción. 26 Y junto al lindero de Isacar, desde el lindero oriental hasta el lindero occidental, tendrá Zabulón una porción. 27 Y junto al lindero de Zabulón, desde el lado oriental hasta el lado occidental, tendrá Gad una porción. 28 Y junto al lindero de Gad, de la parte meridional, hacia el sur, será el lindero desde Tamar hasta las aguas de Meriba-cades, hasta el torrente de Egipto, y hasta el Mar Grande. 29 Esta es la tierra que repartiréis como herencia, por suerte, entre las tribus de Israel; y éstas son sus distintas porciones, dice Jehová el Señor.

30 Y éstas serán las medidas de la ciudad: Al lado del norte habrá cuatro mil quinientas cañas por medida; 31 y de las puertas de la ciudad, llevando los nombres de las tribus de Israel, habrá tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra. 32 También al lado oriental habrá cuatro mil quinientas cañas, con tres puertas, es decir: la puerta de José, la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra. 33 Asimismo al lado meridional habrá cuatro mil quinientas cañas por medida, con sus tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra. 34 Y al lado occidental habrá cuatro mil quinientas cañas, con sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra. 35 Habrá alrededor de ella diez y ocho mil cañas; y el nombre de la ciudad, desde aquel día en adelante, será JEHOVA-SAMMA.

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