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Ezequiel

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Capítulo 1

1 Y FUÉ que á los treinta años, en el mes cuarto, á cinco del mes, estando yo en medio de los trasportados junto al río de Chebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios. 2 Á los cinco del mes, que fué en el quinto año de la transmigración del rey Joachîn, 3 Fué palabra de Jehová á Ezequiel sacerdote, hijo de Buzi, en la tierra de los Caldeos, junto al río de Chebar; fué allí sobre él la mano de Jehová.

4 Y miré, y he aquí un viento tempestuoso venía del aquilón, una gran nube, con un fuego envolvente, y en derredor suyo un resplandor, y en medio del fuego una cosa que parecía como de ámbar, 5 Y en medio de ella, figura de cuatro animales. Y éste era su parecer; había en ellos semejanza de hombre. 6 Y cada uno tenía cuatro rostros, y cuatro alas. 7 Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como la planta de pie de becerro; y centelleaban á manera de bronce muy bruñido. 8 Y debajo de sus alas, á sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus rostros y sus alas por los cuatro lados. 9 Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban; cada uno caminaba en derecho de su rostro. 10 Y la figura de sus rostros era rostro de hombre; y rostro de león á la parte derecha en los cuatro; y á la izquierda rostro de buey en los cuatro; asimismo había en los cuatro rostro de águila. 11 Tales eran sus rostros; y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos. 12 Y cada uno caminaba en derecho de su rostro: hacia donde el espíritu era que anduviesen, andaban; cuando andaban, no se volvían. 13 Cuanto á la semejanza de los animales, su parecer era como de carbones de fuego encendidos, como parecer de hachones encendidos: discurría entre los animales; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos. 14 Y los animales corrían y tornaban á semejanza de relámpagos.

15 Y estando yo mirando los animales, he aquí una rueda en la tierra junto á los animales, á sus cuatro caras. 16 Y el parecer de las ruedas y su obra semejábase al color del topacio. Y las cuatro tenían una misma semejanza: su apariencia y su obra como rueda en medio de rueda. 17 Cuando andaban, se movían sobre sus cuatro costados: no se volvían cuando andaban. 18 Y sus cercos eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro. 19 Y cuando los animales andaban, las ruedas andaban junto á ellos: y cuando los animales se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. 20 Hacia donde el espíritu era que anduviesen, andaban; hacia donde era el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los animales estaba en las ruedas. 21 Cuando ellos andaban, andaban ellas; y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los animales estaba en las ruedas. 22 Y sobre las cabezas de cada animal aparecía expansión á manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas. 23 Y debajo de la expansión estaban las alas de ellos derechas la una á la otra; á cada uno dos, y otras dos con que se cubrían sus cuerpos. 24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como la voz de un ejército. Cuando se paraban, aflojaban sus alas. 25 Y cuando se paraban y aflojaban sus alas, oíase voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas.

26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas, veíase la figura de un trono y que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. 27 Y vi apariencia como de ámbar, como apariencia de fuego dentro de ella en contorno, por el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. 28 Cual parece el arco del cielo que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fué la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y luego que yo la hube visto, caí sobre mi rostro, y oí voz de uno que hablaba.

Capítulo 2

1 Y DÍJOME: Hijo del hombre, está sobre tus pies, y hablaré contigo. 2 Y entró espíritu en mí luego que me habló, y afirmóme sobre mis pies, y oía al que me hablaba. 3 Y díjome: Hijo del hombre, yo te envío á los hijos de Israel, á gentes rebeldes que se rebelaron contra mí: ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día. 4 Yo pues te envío á hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová. 5 Acaso ellos escuchen; y si no escucharen, (porque son una rebelde familia,) siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.

6 Y tú, hijo del hombre, no temas de ellos, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinas, y tú moras con escorpiones: no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde. 7 Les hablarás pues mis palabras, escuchen ó dejen de escuchar; porque son muy rebeldes. 8 Mas tú, hijo del hombre, oye lo que yo te hablo; no seas tú rebelde como la casa rebelde: abre tu boca, y come lo que yo te doy. 9 Y miré, y he aquí una mano me fué enviada, y en ella había un rollo de libro. 10 Y extendiólo delante de mí, y estaba escrito delante y detrás: y había escritas en él endechas, y lamentación, y ayes.

Capítulo 3

1 Y DÍJOME: Hijo del hombre, come lo que hallares; come este rollo, y ve y habla á la casa de Israel. 2 Y abrí mi boca, é hízome comer aquel rollo. 3 Y díjome: Hijo del hombre, haz á tu vientre que coma, é hinche tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y comílo, y fué en mi boca dulce como miel. 4 Díjome luego: Hijo del hombre, ve y entra á la casa de Israel, y habla á ellos con mis palabras. 5 Porque no eres enviado á pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino á la casa de Israel. 6 No á muchos pueblos de profunda habla ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si á ellos te enviara, ellos te oyeran. 7 Mas la casa de Israel no te querrán oír, porque no me quieren oír á mí: porque toda la casa de Israel son tiesos de frente, y duros de corazón. 8 He aquí he hecho yo tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra su frente. 9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque es casa rebelde. 10 Y díjome: Hijo del hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos. 11 Y ve, y entra á los trasportados, á los hijos de tu pueblo, y les hablarás y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová; escuchen, ó dejen de escuchar. 12 Y levantóme el espíritu, y oí detrás de mí una voz de grande estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar. 13 Oí también el sonido de las alas de los animales que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de grande estruendo. 14 Levantóme pues el espíritu, y me tomó; y fuí en amargura, en la indignación de mi espíritu: mas la mano de Jehová era fuerte sobre mí. 15 Y vine á los trasportados en Telabib, que moraban junto al río de Chebar, y asenté donde ellos estaban asentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.

16 Y aconteció que al cabo de los siete días fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 17 Hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya á la casa de Israel: oirás pues tú la palabra de mi boca, y amonestarlos has de mi parte. 18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás: y tú no le amonestares, ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino, á fin de que viva, el impío morirá por su maldad, mas su sangre demandaré de tu mano. 19 Y si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad, y de su mal camino, él morirá por su maldad, y tú habrás librado tu alma. 20 Y cuando el justo se apartare de su justicia, é hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; mas su sangre demandaré de tu mano. 21 Y si al justo amonestares para que el justo no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fué amonestado; y tú habrás librado tu alma.

22 Y fué allí la mano de Jehová sobre mí, y díjome: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo. 23 Y levantéme, y salí al campo: y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río de Chebar: y caí sobre mi rostro. 24 Entonces entró espíritu en mí, y afirmóme sobre mis pies, y hablóme, y díjome: Entra, y enciérrate dentro de tu casa. 25 Y tú, oh hijo del hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos. 26 Y haré se pegue tu lengua á tu paladar, y estarás mudo, y no serás á ellos varón que reprende: porque son casa rebelde. 27 Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: El que oye, oiga; y el que cesa, cese: porque casa rebelde son.

Capítulo 4

1 Y TÚ, hijo del hombre, tómate un adobe, y ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalem: 2 Y pondrás contra ella cerco, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y asentarás delante de ella campo, y pondrás contra ella arietes alrededor. 3 Tómate también una plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad: afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás. Es señal á la casa de Israel. 4 Y tú dormirás sobre tu lado izquierdo, y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel: el número de los días que dormirás sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. 5 Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos y noventa días: y llevarás la maldad de la casa de Israel. 6 Y cumplidos éstos, dormirás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días: día por año, día por año te lo he dado. 7 Y al cerco de Jerusalem afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella. 8 Y he aquí he puesto sobre ti cuerdas, y no te tornarás del un tu lado al otro lado, hasta que hayas cumplido los días de tu cerco.

9 Y tú toma para ti trigo, y cebada, y habas, y lentejas, y mijo, y avena, y ponlo en una vasija, y hazte pan de ello el número de los días que durmieres sobre tu lado: trescientos y noventa días comerás de él. 10 Y la comida que has de comer será por peso de veinte siclos al día: de tiempo á tiempo lo comerás. 11 Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin: de tiempo á tiempo beberás. 12 Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás á vista de ellos con los estiércoles que salen del hombre. 13 Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las gentes á donde los lanzaré yo. 14 Y dije: ¡Ah Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi mocedad hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda. 15 Y respondióme: He aquí te doy estiércoles de bueyes en lugar de los estiércoles de hombre, y dispondrás tu pan con ellos. 16 Díjome luego: Hijo del hombre, he aquí quebrantaré el sostén del pan en Jerusalem, y comerán el pan por peso, y con angustia; y beberán el agua por medida, y con espanto. 17 Porque les faltará el pan y el agua, y se espantarán los unos con los otros, y se consumirán por su maldad.

Capítulo 5

1 Y TÚ, hijo del hombre, tómate un cuchillo agudo, una navaja de barbero toma, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba: tómate después un peso de balanza, y reparte los pelos. 2 Una tercera parte quemarás con fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplieren los días del cerco, y tomarás una tercera parte, y herirás con cuchillo alrededor de ella; y una tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos. 3 Tomarás también de allí unos pocos por cuenta, y los atarás en el canto de tu ropa. 4 Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en mitad del fuego, y en el fuego los quemarás: de allí saldrá el fuego en toda la casa de Israel.

5 Así ha dicho el Señor Jehová: Ésta es Jerusalem: púsela en medio de las gentes y de las tierras alrededor de ella. 6 Y ella mudó mis juicios y mis ordenanzas en impiedad más que las gentes, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis juicios y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos. 7 Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos multiplicado más que á las gentes que están alrededor de vosotros, no habéis andado en mis mandamientos, ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las gentes que están alrededor de vosotros habéis hecho. 8 Así pues ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra ti; si, yo, y haré juicios en medio de ti á los ojos de las naciones. 9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, á causa de todas tus abominaciones. 10 Por eso los padres comerán á los hijos en medio de ti, y los hijos comerán á sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré á todos vientos todo tu residuo. 11 Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, ciertamente por haber violado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también: mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia. 12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia, y de hambre será consumida en medio de ti; y una tercera parte caerá á cuchillo alrededor de ti; y una tercera parte esparciré á todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada. 13 Y cumpliráse mi furor, y haré que repose en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción: y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando habré cumplido en ellos mi enojo. 14 Y te tornaré en desierto y en oprobio entre las gentes que están alrededor de ti, á los ojos de todo transeunte. 15 Y serás oprobio, y escarnio, y escarmiento, y espanto á las gentes que están alrededor de ti, cuando yo hiciere en ti juicios en furor é indignación, y en reprensiones de ira. Yo Jehová he hablado. 16 Cuando arrojare yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el arrimo del pan. 17 Enviaré pues sobre vosotros hambre, y malas bestias que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por ti; y meteré sobre ti cuchillo. Yo Jehová he hablado.

Capítulo 6

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos. 3 Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra del Señor Jehová: Así ha dicho el Señor Jehová á los montes y dicho el Señor Jehová á los montes y á los collados, á los arroyos y á los valles: He aquí que yo, yo haré venir sobre vosotros cuchillo, y destruiré vuestros altos. 4 Y vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas: y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos. 5 Y pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos; y vuestros huesos esparciré en derredor de vuestros altares. 6 En todas vuestras habitaciones las ciudades serán desiertas, y los altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y quebrados serán vuestros ídolos, y cesarán; y vuestras imágenes del sol serán destruídas, y vuestras obras serán desechas. 7 Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que soy Jehová.

8 Mas dejaré que haya de vosotros quien escape del cuchillo entre las gentes, cuando fuereis esparcidos por las tierras. 9 Y los que de vosotros escaparen, se acordarán de mí entre las gentes entre las cuales serán cautivos: porque yo me quebranté á causa de su corazón fornicario, que se apartó de mí, y á causa de sus ojos, que fornicaron tras sus ídolos: y se avergonzarán de sí mismos, á causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones. 10 Y sabrán que yo soy Jehová: no en vano dije que les había de hacer este mal.

11 Así ha dicho el Señor Jehová: Hiere con tu mano, y huella con tu pie, y di: ¡Ay de los males de la casa de Israel por todas las abominaciones! porque con cuchillo, y con hambre, y con pestilencia caerán. 12 El que estuviere lejos, morirá de pestilencia; y el que estuviere cerca caerá á cuchillo; y el que quedare, y fuere cercado, morirá de hambre: así cumpliré en ellos mi enojo. 13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estarán en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, en todo collado alto, y en todas las cumbres de los montes, y debajo de todo árbol sombrío, y debajo de toda encina espesa, lugares donde dieron olor suave á todos sus ídolos. 14 Y extenderé mi mano sobre ellos, y tornaré la tierra asolada y desierta, más que el desierto hacia Diblath, en todas sus habitaciones: y conocerán que yo soy Jehová.

Capítulo 7

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Y tú, hijo del hombre, así ha dicho el Señor Jehová á la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro cantones de la tierra. 3 Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones. 4 Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo soy Jehová. 5 Así ha dicho el Señor Jehová: Un mal, he aquí que viene un mal. 6 Viene el fin, el fin viene: hase despertado contra ti; he aquí que viene. 7 La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el día; día de alboroto, y no de alegría sobre los montes. 8 Ahora presto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones. 9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia: según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti serán tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que hiero. 10 He aquí el día, he aquí que viene: ha salido la mañana; florecido ha la vara, ha reverdecido la soberbia. 11 La violencia se ha levantado en vara de impiedad; ninguno quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos; ni habrá quien de ellos se lamente. 12 El tiempo es venido, acercóse el día: el que compra, no se huelgue, y el que vende, no llore: porque la ira está sobre toda su multitud. 13 Porque el que vende no tornará á lo vendido, aunque queden vivos: porque la visión sobre toda su multitud no será cancelada; y ninguno podrá, á causa de su iniquidad, amparar su vida. 14 Tocarán trompeta, y aparejarán todas las cosas, y no habrá quien vaya á la batalla: porque mi ira está sobre toda su multitud. 15 De fuera cuchillo, de dentro pestilencia y hambre: el que estuviere en el campo morirá á cuchillo; y al que estuviere en la ciudad, consumirálo hambre y pestilencia.

16 Y los que escaparen de ellos, huirán y estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos cada uno por su iniquidad. 17 Todas manos serán descoyuntadas, y declinarán como aguas todas rodillas. 18 Ceñirse han también de sacos, y cubrirálos temblor; y en todo rostro habrá confusión, y en todas sus cabezas peladura. 19 Arrojarán su plata por las calles, y su oro será desechado; su plata ni su oro, no podrá librarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni henchirán sus entrañas: porque ha sido tropiezo para su maldad. 20 Por cuanto la gloria de su ornamento pusieron en soberbia, é hicieron en ella imágenes de sus abominaciones, de sus estatuas: por eso se la torné á ellos en alejamiento; 21 Y en mano de extraños la entregué para ser saqueada, y en despojo á los impíos de la tierra, y la contaminarán. 22 Y apartaré de ellos mi rostro, y violarán mi lugar secreto; pues entrarán en él destruidores, y le profanarán.

23 Haz una cadena: porque la tierra está llena de juicios de sangres, y la ciudad está llena de violencia. 24 Traeré por tanto los más malos de las naciones, los cuales poseerán sus casas; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados. 25 Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá. 26 Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y rumor será sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley perecerá del sacerdote, y el consejo de los ancianos. 27 El rey se enlutará, y el príncipe se vestirá de asolamiento, y las manos del pueblo de la tierra serán conturbadas: según su camino haré con ellos, y con los juicios de ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 8

1 Y ACONTECIÓ en el sexto año, en el mes sexto, á los cinco del mes, que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí cayó sobre mí la mano del Señor Jehová. 2 Y miré, y he aquí una semejanza que parecía de fuego: desde donde parecían sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos arriba parecía como resplandor, como la vista de ámbar. 3 Y aquella semejanza extendió la mano, y tomóme por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y llevóme en visiones de Dios á Jerusalem, á la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el aquilón, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que hacía celar. 4 Y he aquí allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo. 5 Y díjome: Hijo del hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del aquilón. Y alcé mis ojos hacia el lado del aquilón, y he aquí al aquilón, junto á la puerta del altar, la imagen del celo en la entrada. 6 Díjome entonces: Hijo del hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí, para alejarme de mi santuario? Mas vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.

7 Y llevóme á la entrada del atrio, y miré, y he aquí en la pared un agujero. 8 Y díjome: Hijo del hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta. 9 Díjome luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí. 10 Entré pues, y miré, y he aquí imágenes de todas serpientes, y animales de abominación, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared alrededor. 11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Saphán estaba en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y del sahumerio subía espesura de niebla. 12 Y me dijo: Hijo del hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas? porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha dejado la tierra.

13 Díjome después: Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen éstos. 14 Y llevóme á la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al aquilón; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando á Tammuz. 15 Luego me dijo: ¿No ves, hijo del hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que éstas. 16 Y metióme en el atrio de adentro de la casa de Jehová: y he aquí junto á la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros al oriente, y encorvábanse al nacimiento del sol. 17 Y díjome: ¿No has visto, hijo del hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado la tierra de maldad, y se tornaron á irritarme, he aquí que ponen hedor á mis narices. 18 Pues también yo haré en mi furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia, y gritarán á mis oídos con gran voz, y no los oiré.

Capítulo 9

1 Y CLAMO en mis oídos con gran voz, diciendo: Los visitadores de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir. 2 Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que está vuelta al aquilón, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lienzos, el cual traía á su cintura una escribanía de escribano; y entrados, paráronse junto al altar de bronce. 3 Y la gloria del Dios de Israel se alzó de sobre el querubín sobre el cual había estado, al umbral de la casa: y llamó Jehová al varón vestido de lienzos, que tenía á su cintura la escribanía de escribano. 4 Y díjole Jehová: Pasa por medio de la ciudad, por medio de Jerusalem, y pon una señal en la frente á los hombres que gimen y que claman á causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

5 Y á los otros dijo á mis oídos: Pasad por la ciudad en pos de él, y herid; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. 6 Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: mas á todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante del templo. 7 Y díjoles: Contaminad la casa, y henchid los atrios de muertos: salid. Y salieron, é hirieron en la ciudad. 8 Y aconteció que, habiéndolos herido, yo quedé y postréme sobre mi rostro, y clamé, y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿has de destruir todo el resto de Israel derramando tu furor sobre Jerusalem? 9 Y díjome: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangres, y la ciudad está llena de perversidad: porque han dicho: Dejado ha Jehová la tierra, y Jehová no ve. 10 Así pues, yo, mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia: el camino de ellos tornaré sobre su cabeza. 11 Y he aquí que el varón vestido de lienzos, que tenía la escribanía á su cintura, respondió una palabra diciendo: Hecho he conforme á todo lo que me mandaste.

Capítulo 10

1 Y MIRÉ, y he aquí en la expansión que había sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos. 2 Y habló al varón vestido de lienzos, y díjole: Entra en medio de la ruedas debajo de los querubines, é hinche tus manos carbones encendidos de entre los querubines, y derrama sobre la ciudad. Y entró á vista mía. 3 Y los querubines estaban á la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube henchía el atrio de adentro. 4 Y la gloria de Jehová se levantó del querubín al umbral de la puerta; y la casa fué llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová. 5 Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla. 6 Y aconteció que, como mandó al varón vestido de lienzos, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró, y paróse entre las ruedas. 7 Y un querubín extendió su mano de entre los querubines al fuego que estaba entre los querubines, y tomó, y puso en las palmas del que estaba vestido de lienzos, el cual lo tomó y salióse.

8 Y apareció en los querubines la figura de una mano humana debajo de sus alas. 9 Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto á los querubines, junto á cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como el de piedra de Tarsis. 10 Cuanto al parecer de ellas, las cuatro eran de una forma, como si estuviera una en medio de otra. 11 Cuando andaban, sobre sus cuatro costados andaban: no se tornaban cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía el primero, en pos de él iban; ni se tornaban cuando andaban. 12 Y toda su carne, y sus costillas, y sus manos, y sus alas, y las ruedas, lleno estaba de ojos alrededor en sus cuatro ruedas. 13 Á las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda! 14 Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer rostro era de querubín; el segundo rostro, de hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto rostro, de águila. 15 Y levantáronse los querubines; éste es el animal que vi en el río de Chebar. 16 Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas también no se volvían de junto á ellos. 17 Cuando se paraban ellos, parábanse ellas, y cuando ellos se alzaban, alzábanse con ellos: porque el espíritu de los animales estaba en ellas. 18 Y la gloria de Jehová se salió de sobre el umbral de la casa, y paró sobre los querubines. 19 Y alzando los querubines sus alas, levantáronse de la tierra delante de mis ojos: cuando ellos salieron, también las ruedas al lado de ellos: y paráronse á la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba arriba sobre ellos. 20 Éste era el animal que vi debajo del Dios de Israel en el río de Chebar; y conocí que eran querubines. 21 Cada uno tenía cuatro rostros, y cada uno cuatro alas, y figuras de manos humanas debajo de sus alas. 22 Y la figura de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río de Chebar, su mismo parecer y su ser; cada uno caminaba en derecho de su rostro.

Capítulo 11

1 Y EL espíritu me elevó, y metióme por la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente: y he aquí á la entrada de la puerta veinticinco varones, entre los cuales vi á Jaazanías hijo de Azur, y á Pelatías hijo de Benaías, príncipes del pueblo. 2 Y díjome: Hijo del hombre, éstos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo; 3 Los cuales dicen: No será tan presto: edifiquemos casas: ésta será la caldera, y nosotros la carne. 4 Por tanto profetiza contra ellos, profetiza, hijo del hombre. 5 Y cayó sobre mí el espíritu de Jehová, y díjome: Di: Así ha dicho Jehová: Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben á vuestro espíritu, yo las he entendido. 6 Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y habéis henchido de muertos sus calles. 7 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la caldera; mas yo os sacaré á vosotros de en medio de ella. 8 Cuchillo habéis temido, y cuchillo traeré sobre vosotros, dice el Señor Jehová. 9 Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y yo haré juicios en vosotros. 10 Á cuchillo caeréis; en el término de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová. 11 Esta no os será por caldera, ni vosotros seréis en medio de ella la carne: en el término de Israel os tengo de juzgar. 12 Y sabréis que yo soy Jehová: porque no habéis andado en mis ordenanzas, ni habéis hecho mis juicios, sino según los juicios de las gentes que están en vuestros alrededores habéis hecho. 13 Y aconteció que, estando yo profetizando, Pelatías hijo de Benaías murió. Entonces caí sobre mi rostro, y clamé con grande voz, y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿harás tú consumación del resto de Israel?

14 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 15 Hijo del hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos á quienes dijeron los moradores de Jerusalem: Alejaos de Jehová; á nosotros es dada la tierra en posesión. 16 Por tanto di: Así ha dicho el Señor Jehová: Aunque los he echado lejos entre las gentes, y los he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras á donde llegaren. 17 Di por tanto: Así ha dicho el Señor Jehová: Yo os recogeré de los pueblos, y os allegaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel. 18 Y vendrán allá, y quitarán de ella todas su torpezas, y todas sus abominaciones. 19 Y darles he un corazón, y espíritu nuevo daré en sus entrañas; y quitaré el corazón de piedra de su carne, y daréles corazón de carne; 20 Para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis juicios y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea á ellos por Dios. 21 Mas á aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus torpezas y de sus abominaciones, yo tornaré su camino sobre sus cabezas, dice el Señor Jehová.

22 Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos encima. 23 Y la gloria de Jehová se fué de en medio de la ciudad, y paró sobre el monte que está al oriente de la ciudad. 24 Luego me levantó el espíritu, y volvióme á llevar en visión del espíritu de Dios á la tierra de los Caldeos, á los trasportados. Y partióse de mí la visión que había visto. 25 Y hablé á los trasportados todas las palabras de Jehová que él me había mostrado.

Capítulo 12

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver, y no ven, tienen oídos para oír, y no oyen; porque son casa rebelde. 3 Por tanto tú, hijo del hombre, hazte aparejos de marcha, y pártete de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar á otro lugar á vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son casa rebelde. 4 Y sacarás tus aparejos, como aparejos de partida, de día delante de sus ojos: mas tú saldrás por la tarde á vista de ellos, como quien sale para partirse. 5 Delante de sus ojos horadarás la pared, y saldrás por ella. 6 Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás la tierra: porque en señal te he dado á la casa de Israel. 7 Y yo hice así como me fué mandado: saqué mis aparejos de día, como aparejos de partida, y á la tarde horadé la pared á mano; salí de noche, y llevélos sobre los hombros á vista de ellos. 8 Y fué á mi palabra de Jehová por la mañana, diciendo: 9 Hijo del hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde: ¿Qué haces? 10 Diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Al príncipe en Jerusalem es esta carga, y á toda la casa de Israel que está en medio de ellos. 11 Diles: Yo soy vuestra señal: como yo hice, así les harán á ellos: al pasar á otro país irán en cautiverio. 12 Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán á cuestas de noche, y saldrán; horadarán la pared para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra. 13 Mas yo extenderé mi red sobre él, y será preso en mi malla, y harélo llevar á Babilonia, á tierra de Caldeos; mas no la verá, y allá morirá. 14 Y á todos los que estuvieren alrededor de él para su ayuda, y á todas sus compañías esparciré á todo viento, y desenvainaré espada en pos de ellos. 15 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparciere entre las gentes, y los derramare por la tierra. 16 Y haré que de ellos queden pocos en número, del cuchillo, y del hambre, y de la pestilencia, para que cuenten todas sus abominaciones entre las gentes adonde llegaren; y sabrán que yo soy Jehová.

17 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 18 Hijo del hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con anhelo; 19 Y dirás al pueblo de la tierra: Así ha dicho el Señor Jehová sobre los moradores de Jerusalem, y sobre la tierra de Israel: Su pan comerán con temor, y con espanto beberán su agua; porque su tierra será asolada de su multitud, por la maldad de todos los que en ella moran. 20 Y las ciudades habitadas serán asoladas, y la tierra será desierta; y sabréis que yo soy Jehová.

21 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 22 Hijo del hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, diciendo: Prolongarse han los días, y perecerá toda visión? 23 Diles por tanto: Así ha dicho el Señor Jehová: Haré cesar este refrán, y no repetirán más este dicho en Israel. Diles pues: Se han acercado aquellos días, y la palabra de toda visión. 24 Porque no habrá más alguna visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel. 25 Porque yo Jehová hablaré; cumpliráse la palabra que yo hablaré; no se dilatará más: antes en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra, y cumpliréla, dice el Señor Jehová. 26 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 27 Hijo del hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para muchos días, y para lejanos tiempos profetiza éste. 28 Diles por tanto: Así ha dicho el Señor Jehová: No se dilatarán más todas mis palabras: cumpliráse la palabra que yo hablaré, dice el Señor Jehová.

Capítulo 13

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di á los que profetizan de su corazón: Oíd palabra de Jehová. 3 Así ha dicho el Señor Jehová: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada vieron! 4 Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel. 5 No habéis subido á los portillos, ni echasteis vallado en la casa de Israel, estando en la batalla en el día de Jehová. 6 Vieron vanidad y adivinación de mentira. Dicen: Ha dicho Jehová; y Jehová no los envió: y hacen esperar que se confirme la palabra. 7 ¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación de mentira, por cuanto decís, Dijo Jehová; no habiendo yo hablado? 8 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo contra vosotros, dice el Señor Jehová. 9 Y será mi mano contra los profetas que ven vanidad, y adivinan mentira: no serán en la congregación de mi pueblo, ni serán escritos en el libro de la casa de Israel, ni á la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy el Señor Jehová.

10 Por tanto, y por cuanto engañaron á mi pueblo, diciendo, Paz, no habiendo paz; y el uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la encostraban con lodo suelto; 11 Di á los encostradores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia inundante, y daré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá. 12 Y he aquí, cuando la pared habrá caído, no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que encostrasteis? 13 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Y haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia inundante vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumir. 14 Así desbarataré la pared que vosotros encostrasteis con lodo suelto, y echaréla á tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová. 15 Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la encostraron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni aquellos que la encostraron, 16 Los profetas de Israel que profetizan á Jerusalem, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice el Señor Jehová.

17 Y tú, hijo del hombre, pon tu rostro á las hijas de tu pueblo que profetizan de su corazón, y profetiza contra ellas, 18 Y di: Así ha dicho el Señor Jehová: ¡Ay de aquellas que cosen almohadillas á todos codos de manos, y hacen veletes sobre la cabeza de toda edad para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida? 19 ¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando las almas que no mueren, y dando vida á las almas que no vivirán, mintiendo á mi pueblo que escucha la mentira? 20 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra vuestras almohadillas, con que cazáis ahí las almas volando; yo las arrancaré de vuestros brazos, y dejaré las almas, las almas que cazáis volando. 21 Romperé asimismo vuestro veletes, y libraré mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más en vuestra mano para caza; y sabréis que yo soy Jehová. 22 Por cuanto entristecisteis con mentira el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y esforzasteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo; 23 Por tanto no veréis vanidad, ni más adivinaréis adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.

Capítulo 14

1 Y VINIERON á mí algunos de los ancianos de Israel, y sentáronse delante de mí. 2 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 3 Hijo del hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro: ¿acaso he de ser yo verdaderamente consultado por ellos? 4 Háblales por tanto, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere en la multitud de sus ídolos; 5 Para tomar á la casa de Israel en su corazón, que se han apartado de mí todos ellos en sus ídolos. 6 Por tanto di á la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones. 7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo: 8 Y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por fábula, y yo lo cortaré de entre mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová. 9 Y el profeta, cuando fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé al tal profeta; y extenderé mi mano sobre él, y raeréle de en medio de mi pueblo de Israel. 10 Y llevarán su maldad: como la maldad del que pregunta, así será la maldad del profeta; 11 Para que no yerren más la casa de Israel de en pos de mí: ni más se contaminen en todas sus rebeliones, y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice el Señor Jehová.

12 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 13 Hijo del hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el arrimo del pan, y enviare en ella hambre, y talare de ella hombres y bestias; 14 Si estuvieren en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel, y Job, ellos por su justicia librarán su vida, dice el Señor Jehová. 15 Y si hiciere pasar malas bestias por la tierra, y la asolaren, y fuere desolada que no haya quien pase á causa de las bestias, 16 Y estos tres varones estuvieren en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, ni á sus hijos ni á sus hijas librarán; ellos solos serán libres, y la tierra será asolada. 17 Ó si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; é hiciere talar de ella hombres y bestias, 18 Y estos tres varones estuvieren en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarán sus hijos ni sus hijas; ellos solos serán libres. 19 Ó si pestilencia enviare sobre esa tierra, y derramare mi ira sobre ella en sangre, para talar de ella hombres y bestias, 20 Y estuvieren en medio de ella Noé, Daniel, y Job, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarán hijo ni hija; ellos por su justicia librarán su vida. 21 Por lo cual así ha dicho el Señor Jehová: ¿Cuánto más, si mis cuatro malos juicios, espada, y hambre, y mala bestia, y pestilencia, enviare contra Jerusalem, para talar de ella hombres y bestias? 22 Sin embargo, he aquí quedarán en ella algunos residuos, hijos é hijas, que serán llevados fuera: he aquí que ellos entrarán á vosotros, y veréis su camino y sus hechos; y tomaréis consolación del mal que hice venir sobre Jerusalem, de todas las cosas que traje sobre ella. 23 Y consolaros han cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que habré hecho en ella, dice el Señor Jehová.

Capítulo 15

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, ¿qué es el palo de la vid más que todo palo? ¿qué es el sarmiento entre los maderos del bosque? 3 ¿Tomarán de él madera para hacer alguna obra? ¿tomarán de él una estaca para colgar de ella algún vaso? 4 He aquí, que es puesto en el fuego para ser consumido; sus dos cabos consumió el fuego, y la parte del medio se quemó; ¿aprovechará para obra alguna? 5 He aquí que cuando estaba entero no era para obra alguna: ¿cuánto menos después que el fuego lo hubiere consumido, y fuere quemado? ¿será más para alguna obra? 6 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Como el palo de la vid entre los maderos del bosque, el cual dí al fuego para que lo consuma, así haré á los moradores de Jerusalem. 7 Y pondré mi rostro contra ellos; de fuego salieron, y fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando pusiere mi rostro contra ellos. 8 Y tornaré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación, dice el Señor Jehová.

Capítulo 16

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, notifica á Jerusalem sus abominaciones, 3 Y di: Así ha dicho el Señor Jehová sobre Jerusalem: Tu habitación y tu raza fué de la tierra de Canaán; tu padre Amorrheo, y tu madre Hethea. 4 Y cuanto á tu nacimiento, el día que naciste no fué cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para atemperarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas. 5 No hubo ojo que se compadeciese de ti, para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste echada sobre la haz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.

6 Y yo pasé junto á ti, y te vi sucia en tus sangres, y díjete: En tus sangres, vive; vive, díjete, en tus sangres. 7 En millares como la hierba del campo te puse, y fuiste aumentada y engrandecida, y viniste á ser adornada grandemente; los pechos te crecieron, y tu pelo brotó; mas tú estabas desnuda y descubierta. 8 Y pasé yo junto á ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y díte juramento, y entré en concierto contigo, dice el Señor Jehová, y fuiste mía: 9 Y te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y ungíte con aceite; 10 Y te vestí de bordado, y te calcé de tejón, y ceñíte de lino, y te vestí de seda. 11 Y te atavíe con ornamentos, y puse ajorcas en tus brazos, y collar á tu cuello; 12 Y puse joyas sobre tus narices, y zarcillos en tus orejas, y diadema de hermosura en tu cabeza. 13 Y fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido fué lino, y seda, y bordado; comiste flor de harina de trigo, y miel, y aceite; y fuiste hermoseada en extremo, y has prosperado hasta reinar. 14 Y salióte nombradía entre las gentes á causa de tu hermosura; porque era perfecta, á causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice el Señor Jehová.

15 Mas confiaste en tu hermosura, y fornicaste á causa de tu nombradía, y derramaste tus fornicaciones á cuantos pasaron; suya eras. 16 Y tomaste de tus vestidos, é hicístete diversos altos lugares, y fornicaste en ellos: cosa semejante no vendrá, ni será así. 17 Tomaste asimismo los vasos de tu hermosura de mi oro y de mi plata, que yo te había dado, é hicístete imágenes de hombre, y fornicaste con ellas. 18 Y tomaste tus vestidos de diversos colores, y cubrístelas; y mi aceite y mi perfume pusiste delante de ellas. 19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, y el aceite, y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para olor suave; y fué así, dice el Señor Jehová. 20 Demás de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que me habías engendrado, y los sacrificaste á ellas para consumación. ¿Es poco, esto de tus fornicaciones? 21 Y sacrificaste mis hijos, y dístelos á ellas para que los hiciesen pasar por el fuego. 22 Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu mocedad, cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre. 23 Y fué que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice el Señor Jehová,) 24 Edificástete alto, y te hiciste altar en todas las plazas: 25 En toda cabeza de camino edificaste tu altar, y tornaste abominable tu hermosura, y abriste tus piernas á cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones. 26 Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, de grandes carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. 27 Por tanto, he aquí que yo extendí sobre ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué á la voluntad de las hijas de los Filisteos que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto. 28 Fornicaste también con los hijos de Assur por no haberte hartado; y fornicaste con ellos, y tampoco te hartaste. 29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los Caldeos: ni tampoco con esto te hartaste. 30 ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice el Señor Jehová, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una poderosa ramera, 31 Edificando tus altares en cabeza de todo camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante á ramera, menospreciando el salario, 32 Sino como mujer adúltera, por cuanto que en lugar de su marido recibe á ajenos. 33 Á todas las rameras dan dones; mas tú diste tus dones á todos tus enamorados; y les diste presentes, porque entrasen á ti de todas partes por tus fornicaciones. 34 Y ha sido en ti al contrario de las mujeres en tus fornicaciones, ni nunca después de ti será así fornicado; porque en dar tú dones, y no ser dados dones á ti, ha sido al contrario.

35 Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová: 36 Así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto han sido descubiertas tus vergüenzas, y tu confusión ha sido manifestada á tus enamorados en tus fornicaciones; y á los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste; 37 Por tanto, he aquí que yo junto todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y reunirélos contra ti alrededor, y descubriréles tu vergüenza, y verán toda tu torpeza. 38 Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y te daré en sangre de ira y de celo. 39 Y te entregaré en mano de ellos: y destruirán tu alto, y derribarán tus altares, y te harán desnudar de tus ropas, y se llevarán los vasos de tu gloria, y te dejarán desnuda y descubierta. 40 Y harán subir contra ti reunión de gente, y te apedrearán con piedras, y te atravesarán con sus espadas. 41 Y quemarán tus casas á fuego, y harán en ti juicios á ojos de muchas mujeres; y hacerte he cesar de ser ramera, ni tampoco darás más don. 42 Y haré reposar mi ira sobre ti, y apartaráse de ti mi celo, y descansaré de más enojarme. 43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu mocedad, y me provocaste á ira en todo esto, por eso, he aquí yo también he tornado tu camino sobre tu cabeza, dice el Señor Jehová; pues ni aun has pensado sobre todas tus abominaciones.

44 He aquí que todo proverbista hará de ti proverbio, diciendo: Como la madre, tal su hija. 45 Hija de tu madre eres tú, que desechó á su marido y á sus hijos; y hermana de tus hermanas eres tú, que desecharon á sus maridos y á sus hijos: vuestra madre fué Hethea, y vuestro padre Amorrheo. 46 Y tu hermana mayor es Samaria con su hijas, la cual habita á tu mano izquierda; y tu hermana la menor que tú es Sodoma con sus hijas, la cual habita á tu mano derecha. 47 Y aun no anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos. 48 Vivo yo, dice el Señor Jehová, Sodoma tu hermana, con sus hijas, no ha hecho como hiciste tú y tus hijas. 49 He aquí que ésta fué la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso. 50 Y ensoberbeciéronse, é hicieron abominación delante de mí, y quitélas como vi bueno. 51 Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado á tus hermanas con todas tus abominaciones que hiciste. 52 Tú también, que juzgaste á tus hermanas, lleva tu vergüenza en tus pecados que hiciste más abominables que ellas: más justas son que tú: avergüénzate pues tú también, y lleva tu confusión, pues que has justificado á tus hermanas. 53 Yo pues haré tornar sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y los cautivos de tus cautiverios entre ellas, 54 Para que tú lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siéndoles tú motivo de consuelo. 55 Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán á su primer estado; tú también y tus hijas volveréis á vuestro primer estado. 56 Sodoma, tu hermana, no fué nombrada en tu boca en el tiempo de tus soberbias, 57 Antes que tu maldad se descubriese, como en el tiempo de la vergüenza de las hijas de Siria y de todas las hijas de los Filisteos alrededor, que te menosprecian en contorno. 58 Tú has llevado tu enormidad y tus abominaciones, dice Jehová. 59 Empero así ha dicho el Señor Jehová: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?

60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu mocedad, y te confirmaré un pacto sempiterno. 61 Y acordarte has de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibirás á tus hermanas, las mayores que tú con las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto. 62 Y confirmaré mi pacto contigo, y sabrás que yo soy Jehová; 63 Para que te acuerdes, y te avergüences, y nunca más abras la boca á causa de tu vergüenza, cuando me aplacare para contigo de todo lo que hiciste, dice el Señor Jehová.

Capítulo 17

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, propón una figura, y compón una parábola á la casa de Israel. 3 Y dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: Una grande águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro: 4 Arrancó el principal de sus renuevos, y llevólo á la tierra de mercaderes, y púsolo en la ciudad de los negociantes. 5 Tomó también de la simiente de la tierra, y púsola en un campo bueno para sembrar, plantóla junto á grandes aguas, púsola como un sauce. 6 Y brotó, é hízose una vid de mucha rama, baja de estatura, que sus ramas la miraban, y sus raíces estaban debajo de ella: así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos, y echó mugrones. 7 Y fué otra grande águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramos, para ser regada por ella por los surcos de su plantío. 8 En un buen campo, junto á muchas aguas fué plantada, para que hiciese ramos y llevase fruto, y para que fuese vid robusta. 9 Di: Así ha dicho el Señor Jehová: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y secaráse? Todas las hojas de su lozanía secará, y no con gran brazo, ni con mucha gente, arrancándola de sus raíces. 10 Y he aquí que plantada está ella, ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la tocare? En los surcos de su verdor se secará. 11 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 12 Di ahora á la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino á Jerusalem, y tomó tu rey y sus príncipes, y llevólos consigo á Babilonia. 13 Tomó también de la simiente del reino, é hizo con él alianza, y trájole á juramento; y tomó los fuertes de la tierra, 14 Para que el reino fuese abatido y no se levantase, sino que guardase su alianza y estuviese en ella. 15 Rebelóse empero contra él enviando sus embajadores á Egipto, para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará, el que estas cosas hizo? ¿y el que rompió la alianza, podrá huir? 16 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar del rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuya alianza con él hecha rompió. 17 Y no con grande ejército, ni con mucha compañía hará con él Faraón en la batalla, cuando funden baluarte y edifiquen bastiones para cortar muchas vidas. 18 Pues menospreció el juramento, para invalidar el concierto cuando he aquí que había dado su mano, é hizo todas estas cosas, no escapará. 19 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi concierto que ha invalidado, tornaré sobre su cabeza. 20 Y extenderé sobre él mi red, y será preso en mi malla; y hacerlo he venir á Babilonia, y allí estaré á juicio con él, por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado. 21 Y todos sus fugitivos con todos sus escuadrones caerán á cuchillo, y los que quedaren serán esparcidos á todo viento; y sabréis que yo Jehová he hablado.

22 Así ha dicho el Señor Jehová: Y tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y pondrélo; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y plantarlo he yo sobre el monte alto y sublime; 23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramos, y llevará fruto, y haráse magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves, toda cosa que vuela habitará á la sombra de sus ramos. 24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, é hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová hablé é hice.

Capítulo 18

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 ¿Qué pensáis vosotros, vosotros que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, diciendo: Los padres comieron el agraz, y los dientes de los hijos tienen la dentera? 3 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. 4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, ésa morirá. 5 Y el hombre que fuere justo, é hiciere juicio y justicia; 6 Que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos á los ídolos de la casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni llegare á la mujer menstruosa, 7 Ni oprimiere á ninguno; al deudor tornare su prenda, no cometiere robo, diere de su pan al hambriento, y cubriere al desnudo con vestido, 8 No diere á logro, ni recibiere aumento; de la maldad retrajere su mano, é hiciere juicio de verdad entre hombre y hombre, 9 En mis ordenanzas caminare, y guardare mis derechos para hacer verdad, éste es justo: éste vivirá, dice el Señor Jehová.

10 Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, ó que haga alguna cosa de éstas, 11 Y que no haga las otras; antes comiere sobre los montes, ó violare la mujer de su prójimo, 12 Al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no tornare la prenda, ó alzare sus ojos á los ídolos, é hiciere abominación, 13 Diere á usura, y recibiere aumento: ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá; su sangre será sobre él. 14 Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos: 15 No comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos á los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare, 16 Ni oprimiere á nadie; la prenda no empeñare, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere de vestido al desnudo; 17 Apartare su mano del pobre, usura ni aumento no recibiere; hiciere mis derechos, y anduviere en mis ordenanzas, éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá. 18 Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, é hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad. 19 Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará por el pecado de su padre? Porque el hijo hizo juicio y justicia, guardó todas mis ordenanzas, y las hizo, de cierto vivirá. 20 El alma que pecare, ésa morirá: el hijo no llevará por el pecado del padre, ni el padre llevará por el pecado del hijo: la justicia del justo será sobre él, y la impiedad el impío será sobre él.

21 Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todas mis ordenanzas, é hiciere juicio y justicia, de cierto vivirá; no morirá. 22 Todas sus rebeliones que cometió, no le serán recordadas: en su justicia que hizo vivirá. 23 ¿Quiero yo la muerte del impío? dice el Señor Jehová. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? 24 Mas si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, é hiciere conforme á todas las abominaciones que el impío hizo; ¿vivirá él? Todas las justicias que hizo no vendrán en memoria; por su rebelión con que prevaricó, y por su pecado que cometió, por ello morirá. 25 Y si dijereis: No es derecho el camino del Señor: oíd ahora, casa de Israel: ¿No es derecho mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos? 26 Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello: por su iniquidad que hizo, morirá. 27 Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo juicio y justicia, hará vivir su alma. 28 Porque miró, y apartóse de todas sus prevaricaciones que hizo, de cierto vivirá, no morirá. 29 Si aun dijere la casa de Israel: No es derecho el camino del Señor: ¿No son derechos mis caminos, casa de Israel? Cierto, vuestros caminos no son derechos.

30 Por tanto, yo os juzgaré á cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová. Convertíos, y volveos de todas vuestras iniquidades; y no os será la iniquidad causa de ruina. 31 Echad de vosotros todas vuestras iniquidades con que habéis prevaricado, y haceos corazón nuevo y espíritu nuevo. ¿Y por qué moriréis, casa de Israel? 32 Que no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehová, convertíos pues, y viviréis.

Capítulo 19

1 Y TÚ levanta endecha sobre los príncipes de Israel. 2 Y dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! entre los leoncillos crió sus cachorros. 3 É hizo subir uno de sus cachorros: vino á ser leoncillo, y aprendió á prender presa, y á devorar hombres. 4 Y las gentes oyeron de él: fué tomado con el lazo de ellas, y lleváronlo con grillos á la tierra de Egipto. 5 Y viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y púsolo por leoncillo. 6 Y él andaba entre los leones; hízose leoncillo, aprendió á hacer presa, devoró hombres. 7 Y conoció sus viudas, y asoló sus ciudades; y la tierra fué asolada, y su abundancia, á la voz de su bramido. 8 Y dieron sobre él las gentes de las provincias de su alrededor, y extendieron sobre él su red; fué preso en su hoyo. 9 Y pusiéronlo en cárcel con cadenas, y lleváronlo al rey de Babilonia; metiéronlo en fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.

10 Tu madre fué como una vid en tu sangre, plantada junto á las aguas, haciendo fruto y echando vástagos á causa de las muchas aguas. 11 Y ella tuvo varas fuertes para cetros de señores; y levantóse su estatura por encima entre las ramas, y fué vista en su altura, y con la multitud de sus sarmientos. 12 Empero fué arrancada con ira, derribada en tierra, y viento solano secó su fruto; fueron quebradas y secáronse sus varas fuertes; consumiólas el fuego. 13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez. 14 Y ha salido fuego de la vara de sus ramos, ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte, cetro para enseñorear. Endecha es ésta, y de endecha servirá.

Capítulo 20

1 Y ACONTECIÓ en el año séptimo, en el mes quinto, á los diez del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel á consultar á Jehová, y sentáronse delante de mí. 2 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 3 Hijo del hombre, habla á los ancianos de Israel, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: ¿Á consultarme venís vosotros? Vivo yo, que yo no os responderé, dice el Señor Jehová. 4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿los quieres juzgar tú, hijo del hombre? Notifícales las abominaciones de sus padres;

5 Y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: El día que escogí á Israel, y que alcé mi mano por la simiente de la casa de Jacob, y que fuí conocido de ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano á ellos, diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios; 6 Aquel día que les alcé mi mano, que los sacaría de la tierra de Egipto á la tierra que les había proveído, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras; 7 Entonces les dije: Cada uno eche de sí cada uno de las abominaciones de sus ojos, y no os contaminéis en los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios. 8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme: no echó de sí cada uno las abominaciones de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto. 9 Con todo, á causa de mi nombre, porque no se infamase en los ojos de las gentes en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fuí conocido de ellos, hice para sacarlos de tierra de Egipto.

10 Saquélos pues de la tierra de Egipto, y trájelos al desierto; 11 Y díles mis ordenanzas, y declaréles mis derechos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá en ellos. 12 Y díles también mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. 13 Mas rebeláronse contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis ordenanzas, y desecharon mis derechos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá en ellos; y mis sábados profanaron en gran manera; dije, por tanto, que había de derramar sobre ellos mi ira en el desierto para consumirlos. 14 Pero en atención á mi nombre hice porque no se infamase á la vista de la gentes, delante de cuyos ojos los saqué. 15 Y también yo les alcé mi mano en el desierto, que no los metería en la tierra que les dí, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras; 16 Porque desecharon mis derechos, y no anduvieron en mis ordenanzas, y mis sábados profanaron: porque tras sus ídolos iba su corazón. 17 Con todo los perdonó mi ojo, no matándolos, ni los consumí en el desierto; 18 Antes dije en el desierto á sus hijos: No andéis en las ordenanzas de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis en sus ídolos. 19 Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis ordenanzas, y guardad mis derechos, y ponedlos por obra: 20 Y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. 21 Y los hijos se rebelaron contra mí: no anduvieron en mis ordenanzas, ni guardaron mis derechos para ponerlos por obra, los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá en ellos; profanaron mis sábados. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto. 22 Mas retraje mi mano, y en atención á mi nombre hice porque no se infamase á vista de las gentes, delante de cuyos ojos los saqué. 23 Y también les alcé yo mi mano en el desierto, que los esparciría entre las gentes, y que los aventaría por las tierras; 24 Porque no pusieron por obra mis derechos, y desecharon mis ordenanzas, y profanaron mis sábados, y tras los ídolos de sus padres se les fueron sus ojos. 25 Por eso yo también les dí ordenanzas no buenas, y derechos por los cuales no viviesen; 26 Y contaminélos en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego todo primogénito, para que los desolase, á fin de que supiesen que yo soy Jehová.

27 Por tanto, hijo del hombre, habla á la casa de Israel, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando cometieron contra mí rebelión. 28 Porque yo los metí en la tierra sobre la cual había alzado mi mano que les había de dar, y miraron á todo collado alto, y á todo árbol espeso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron la irritación de sus ofrendas, allí pusieron también él olor de su suavidad, y allí derramaron sus libaciones. 29 Y yo les dije: ¿Qué es ese alto adonde vosotros vais? Y fué llamado su nombre Bamah hasta el día de hoy. 30 Di, pues, á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Jehová: ¿No os contamináis vosotros á la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones? 31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy: ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no os responderé. 32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las gentes, como las familias de las naciones, sirviendo á la madera y á la piedra.

33 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que con mano fuerte, y brazo extendido, y enojo derramado, tengo de reinar sobre vosotros: 34 Y os sacaré de entre los pueblos, y os juntaré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte, y brazo extendido, y enojo derramado: 35 Y os he de traer al desierto de pueblos, y allí litigaré con vosotros cara á cara. 36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor Jehová. 37 Y os haré pasar bajo de vara y os traeré en vínculo de concierto; 38 Y apartaré de entre vosotros los rebeldes, y los que se rebelaron contra mí: de la tierra de sus destierros los sacaré, y á la tierra de Israel no vendrán; y sabréis que yo soy Jehová. 39 Y vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho el Señor Jehová: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, pues que á mí no me obedecéis; y no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas, y con vuestros ídolos. 40 Empero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor Jehová, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra: allí los querré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas. 41 En olor de suavidad os aceptaré, cuando os hubiere sacado de entre los pueblos, y os hubiere juntado de las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros á los ojos de las gentes. 42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os hubiere metido en la tierra de Israel, en la tierra por la cual alcé mi mano que la daría á vuestros padres. 43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y seréis confusos en vuestra misma presencia por todos vuestros pecados que cometisteis. 44 Y sabréis que yo soy Jehová cuando hiciere con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos, ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová.

45 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 46 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia el mediodía, y derrama tu palabra hacia la parte austral, y profetiza contra el bosque del campo del mediodía. 47 Y dirás al bosque del mediodía: Oye palabra de Jehová: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que yo enciendo en ti fuego, el cual consumirá en ti todo árbol verde, y todo árbol seco: no se apagará la llama del fuego; y serán quemados en ella todos rostros, desde el mediodía hasta el norte. 48 Y verá toda carne que yo Jehová lo encendí; no se apagará. 49 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste parábolas?

Capítulo 21

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro contra Jerusalem, y derrama palabra sobre los santuarios, y profetiza sobre la tierra de Israel; 3 Y dirás á la tierra de Israel: Así ha dicho Jehová: He aquí, que yo contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y talaré de ti al justo y al impío. 4 Y por cuanto he de talar de ti al justo y al impío, por tanto, mi espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el mediodía hasta el aquilón: 5 Y sabrá toda carne que yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no volverá más. 6 Y tú, hijo del hombre, gime con quebrantamiento de lomos, y con amargura; gime delante de los ojos de ellos. 7 Y será, que cuando te dijeren: ¿Por qué gimes tú? dirás: Por la fama que viene; y todo corazón se desleirá, y todas manos se debilitarán, y angustiaráse todo espíritu, y todas rodillas se irán en aguas: he aquí que viene, y hacerse ha, dice el Señor Jehová.

8 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 9 Hijo del hombre, profetiza, y di: Así ha dicho el Señor Jehová: Di: La espada, la espada está afilada, y aun acicalada; 10 Para degollar víctimas está afilada, acicalada está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Á la vara de mi hijo viene menospreciando todo árbol. 11 Y dióla á acicalar para tenerla á mano: la espada está afilada, y acicalada está ella, para entregarla en mano del matador. 12 Clama y aulla, oh hijo del hombre; porque ésta será sobre mi pueblo, será ella sobre todos los príncipes de Israel. Temores de espada serán á mi pueblo: por tanto, hiere el muslo; 13 Porque está probado. ¿Y qué, si la espada desprecia aun el cetro? Él no será más, dice el Señor Jehová. 14 Tú pues, hijo del hombre, profetiza y bate una mano con otra, y dóblese la espada la tercera vez, la espada de muertos: ésta es espada de gran matanza que los penetrará, 15 Para que el corazón desmaye, y los estragos se multipliquen: en todas las puertas de ellos he puesto espanto de espada. ¡Ah! dispuésta está para que relumbre, y aderezada para degollar. 16 Ponte á una parte, ponte á la diestra, ó ponte á la siniestra, hacia donde tu rostro se determinare. 17 Y yo también batiré mi mano con mi mano, y haré reposar mi ira. Yo Jehová he hablado.

18 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 19 Y tú, hijo del hombre, señálate dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia: de una misma tierra salgan ambos: y echa mano á la suerte: en el principio del camino de la ciudad lo harás. 20 El camino señalarás por donde venga la espada á Rabba de los hijos de Ammón, y á Judá contra Jerusalem la fuerte. 21 Porque el rey de Babilonia se paró en una encrucijada, al principio de dos caminos, para tomar adivinación: acicaló saetas, consultó en ídolos, miró el hígado. 22 La adivinación fué á su mano derecha, sobre Jerusalem, para poner capitanes, para abrir la boca á la matanza, para levantar la voz en grito, para poner ingenios contra las puertas, para fundar baluarte, y edificar fuerte. 23 Y seráles como adivinación mentirosa en sus ojos, por estar juramentados con juramento á ellos: mas él trae á la memoria la maldad, para prenderlos. 24 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto habéis hecho venir en memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido en memoria, seréis tomados á mano. 25 Y tú, profano é impío príncipe de Israel, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la maldad; 26 Así ha dicho el Señor Jehová: Depón la tiara, quita la corona: ésta no será más ésta: al bajo alzaré, y al alto abatiré. 27 Del revés, del revés, del revés la tornaré; y no será ésta más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y se la entregaré.

28 Y tú, hijo del hombre, profetiza, y di: Así ha dicho el Señor Jehová sobre los hijos de Ammón, y su oprobio. Dirás pues: La espada, la espada está desenvainada para degollar; acicalada para consumir con resplandor. 29 Te profetizan vanidad, adivínante mentira, para entregarte con los cuellos de los malos sentenciados á muerte, cuyo día vino en tiempo de la consumación de la maldad. 30 ¿Tornaréla á su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te tengo de juzgar. 31 Y derramaré sobre ti mi ira: el fuego de mi enojo haré encender sobre ti, y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de destrucción. 32 Del fuego serás para ser consumido; tu sangre será en medio de la tierra; no habrá más memoria de ti: porque yo Jehová he hablado.

Capítulo 22

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Y tú, hijo del hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú á la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones? 3 Dirás, pues: Así ha dicho el Señor Jehová: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse! 4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tus días, y has llegado á tus años: por tanto te he dado en oprobio á las gentes, y en escarnio á todas las tierras. 5 Las que están cerca, y las que están lejos de ti, se reirán de ti, amancillada de fama, y de grande turbación. 6 He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, fueron en ti para derramar sangre. 7 Al padre y á la madre despreciaron en ti: al extranjero trataron con calumnia en medio de ti: al huérfano y á la viuda despojaron en ti. 8 Mis santuarios menospreciaste, y mis sábados has profanado. 9 Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti: hicieron en medio de ti suciedades. 10 La desnudez del padre descubrieron en ti; la inmunda de menstruo forzaron en ti. 11 Y cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo; y cada uno contaminó su nuera torpemente; y cada uno forzó en ti á su hermana, hija de su padre. 12 Precio recibieron en ti para derramar sangre; usura y logro tomaste, y á tus prójimos defraudaste con violencia: olvidástete de mí, dice el Señor Jehová. 13 Y he aquí, que herí mi mano á causa de tu avaricia que cometiste, y á causa de tus sangres que fueron en medio de ti. 14 ¿Estará firme tu corazón? ¿tus manos serán fuertes en los días que obraré yo contra ti? Yo Jehová he hablado, y harélo. 15 Y yo te esparciré por las gentes, y te aventaré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia. 16 Y tomarás heredad en ti á los ojos de las gentes; y sabrás que yo soy Jehová.

17 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 18 Hijo del hombre, la casa de Israel se me ha tornado en escoria: todos ellos son metal, y estaño, y hierro, y plomo, en medio del horno; escorias de plata se tornaron. 19 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto todos vosotros os habéis tornado en escorias, por tanto, he aquí que yo os junto en medio de Jerusalem. 20 Como quien junta plata y metal y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundir; así os juntaré en mi furor y en mi ira, y haré reposar, y os fundiré. 21 Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos. 22 Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.

23 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 24 Hijo del hombre, di á ella: Tú no eres tierra limpia, ni rociada con lluvia en el día del furor. 25 La conjuración de sus profetas en medio de ella, como león bramando que arrebata presa: devoraron almas, tomaron haciendas y honra, aumentaron sus viudas en medio de ella. 26 Sus sacerdotes violentaron mi ley, y contaminaron mis santuarios: entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis sábados escondieron sus ojos, y yo era profanado en medio de ellos. 27 Sus príncipes en medio de ella como lobos que arrebataban presa, derramando sangre, para destruir las almas, para pábulo de su avaricia. 28 Y sus profetas revocaban con lodo suelto, profetizándoles vanidad, y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho el Señor Jehová; y Jehová no había hablado. 29 El pueblo de la tierra usaba de opresión, y cometía robo, y al afligido y menesteroso hacían violencia, y al extranjero oprimían sin derecho. 30 Y busqué de ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese al portillo delante de mí por la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. 31 Por tanto derramé sobre ellos mi ira; con el fuego de mi ira los consumí: torné el camino de ellos sobre su cabeza, dice el Señor Jehová.

Capítulo 23

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre, 3 Las cuales fornicaron en Egipto; en sus mocedades fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, y allí fueron estrujados los pechos de su virginidad. 4 Y llamábanse, la mayor, Aholah, y su hermana, Aholibah; las cuales fueron mías, y parieron hijos é hijas. Y llamáronse, Samaria, Aholah; y Jerusalem, Aholibah. 5 Y Aholah cometió fornicación en mi poder: y prendóse de sus amantes, los Asirios sus vecinos, 6 Vestidos de cárdeno, capitanes y príncipes, mancebos todos de codiciar, caballeros que andaban á caballo. 7 Y puso sus fornicaciones con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los Asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró: contaminóse con todos los ídolos de ellos. 8 Y no dejó sus fornicaciones de Egipto: porque con ella se echaron en su mocedad, y ellos comprimieron los pechos de su virginidad, y derramaron sobre ella su fornicación. 9 Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los Asirios, de quienes se había enamorado. 10 Ellos descubrieron sus vergüenzas, tomaron sus hijos y sus hijas, y á ella mataron á cuchillo: y vino á ser de nombre entre las mujeres, pues en ella hicieron juicios.

11 Y viólo su hermana Aholibah, y estragó su amor más que ella; y sus fornicaciones, más que las fornicaciones de su hermana. 12 Enamoróse de los hijos de los Asirios, sus vecinos, capitanes y príncipes, vestidos en perfección, caballeros que andaban á caballo, todos ellos mancebos de codiciar. 13 Y vi que se había contaminado: un camino era el de ambas. 14 Y aumentó sus fornicaciones: pues cuando vió hombres pintados en la pared, imágenes de Caldeos pintadas de color, 15 Ceñidos de talabartes por sus lomos, y tiaras pintadas en sus cabezas, teniendo todos ellos parecer de capitanes, á la manera de los hombres de Babilonia, nacidos en tierra de Caldeos, 16 Enamoróse de ellos en viéndolos, y envióles mensajeros á la tierra de los Caldeos. 17 Y entraron á ella los hombres de Babilonia á la cama de los amores, y contamináronla con su fornicación; y ella también se contaminó con ellos, y su deseo se hartó de ellos. 18 Así hizo patentes sus fornicaciones, y descubrió sus vergüenzas: por lo cual mi alma se hartó de ella, como se había ya hartado mi alma de su hermana. 19 Aun multiplicó sus fornicaciones trayendo en memoria los días de su mocedad, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto. 20 Y enamoróse de sus rufianes, cuya carne es como carne de asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos. 21 Así tornaste á la memoria la suciedad de tu mocedad, cuando comprimieron tus pechos en Egipto por los pechos de tu mocedad.

22 Por tanto, Aholibah, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que yo despierto tus amantes contra ti, de los cuales se hartó tu deseo, y yo les haré venir contra ti en derredor; 23 Los de Babilonia, y todos los Caldeos, mayordomos, y príncipes, y capitanes, todos los de Asiria con ellos: mancebos todos ellos de codiciar, capitanes y príncipes, nobles y principales, que montan á caballo todos ellos. 24 Y vendrán sobre ti carros, carretas, y ruedas, y multitud de pueblos. Escudos, y paveses, y capacetes pondrán contra ti en derredor; y yo daré el juicio delante de ellos, y por sus leyes te juzgarán. 25 Y pondré mi celo contra ti, y obrarán contigo con furor; quitarte han tu nariz y tus orejas; y lo que te quedare caerá á cuchillo. Ellos tomarán tus hijos y tus hijas, y tu residuo será consumido por el fuego. 26 Y te desnudarán de tus vestidos, y tomarán los vasos de tu gloria. 27 Y haré cesar de ti tu suciedad, y tu fornicación de la tierra de Egipto: ni más levantarás á ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto. 28 Porque así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo te entrego en mano de aquellos que tú aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se hartó tu deseo: 29 Los cuales obrarán contigo con odio, y tomarán todo lo que tú trabajaste, y te dejarán desnuda y descubierta: y descubriráse la torpeza de tus fornicaciones, y tu suciedad, y tus fornicaciones. 30 Estas cosas se harán contigo, porque fornicaste en pos de las gentes, con las cuales te contaminaste en sus ídolos. 31 En el camino de tu hermana anduviste: yo pues pondré su cáliz en tu mano. 32 Así ha dicho el Señor Jehová: Beberás el hondo y ancho cáliz de tu hermana; de ti se mofarán las gentes, y te escarnecerán: de grande cabida es. 33 Serás llena de embriaguez y de dolor por el cáliz de soledad y de asolamiento, por el cáliz de tu hermana Samaria. 34 Lo beberás pues, y lo agotarás, y quebrarás sus tiestos; y tus pechos arrancarás; porque yo he hablado, dice el Señor Jehová. 35 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, lleva tú también tu suciedad y tus fornicaciones.

36 Y díjome Jehová: Hijo del hombre, ¿no juzgarás tú á Aholah, y á Aholibah, y les denunciarás sus abominaciones? 37 Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus ídolos; y aun sus hijos que me habían engendrado, hicieron pasar por el fuego, quemándolos. 38 Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario en aquel día, y profanaron mis sábados; 39 Pues habiendo sacrificado sus hijos á sus ídolos, entrábanse en mi santuario el mismo día para contaminarlo: y he aquí, así hicieron en medio de mi casa. 40 Y cuanto más, que enviaron por hombres que vienen de lejos, á los cuales había sido enviado mensajero: y he aquí vinieron; y por amor de ellos te lavaste, y alcoholaste tus ojos, y te ataviaste con adornos: 41 Y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fué adornada mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi perfume y mi óleo. 42 Y oyóse en ella voz de compañía en holganza: y con los varones fueron traídos de la gente común los Sabeos del desierto; y pusieron manillas sobre sus manos, y coronas de gloria sobre sus cabezas. 43 Y dije á la envejecida en adulterios: Sus prostituciones cumplirán ellos ahora, y ella con ellos: 44 Porque han venido á ella como quien viene á mujer ramera: así vinieron á Aholah y á Aholibah, mujeres depravadas. 45 Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre: porque son adúlteras, y sangre hay en sus manos. 46 Por lo que así ha dicho el Señor Jehová: Yo haré subir contra ellas compañías, las entregaré á turbación y á rapiña: 47 Y la compañía de gentes las apedreará con piedras, y las acuchillará con sus espadas: matarán á sus hijos y á sus hijas, y sus casas consumirán con fuego. 48 Y haré cesar la depravación de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestra torpeza. 49 Y sobre vosotras pondrán vuestra obscenidad, y llevaréis los pecados de vuestros ídolos; y sabréis que yo soy el Señor Jehová.

Capítulo 24

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová en el noveno año, en el mes décimo, á los diez del mes, diciendo: 2 Hijo del hombre, escríbete el nombre de este día: el rey de Babilonia se puso sobre Jerusalem este mismo día. 3 Y habla á la casa de rebelión por parábola, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua: 4 Junta sus piezas en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; hínchela de huesos escogidos. 5 Toma una oveja escogida; y también enciende los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; coced también sus huesos dentro de ella. 6 Pues así ha dicho el Señor Jehová: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla no espumada, y cuya espuma no salió de ella! Por sus piezas, por sus piezas sácala; no caiga sobre ella suerte. 7 Porque su sangre fué en medio de ella: sobre una piedra alisada la puso; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con polvo. 8 Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta. 9 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también haré yo gran hoguera, 10 Multiplicando la leña, encendiendo el fuego, para consumir la carne, y hacer la salsa; y los huesos serán quemados: 11 Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su espuma. 12 En fraude se cansó, y no salió de ella su mucha espuma. En fuego será su espuma consumida. 13 En tu suciedad perversa padecerás: porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu suciedad: nunca más te limpiarás, hasta que yo haga reposar mi ira sobre ti. 14 Yo Jehová he hablado; vendrá, y harélo. No me tornaré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré: según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice el Señor Jehová.

15 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 16 Hijo del hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deseo de tus ojos: no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas. 17 Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios: ata tu bonete sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de hombres. 18 Y hablé al pueblo por la mañana, y á la tarde murió mi mujer: y á la mañana hice como me fué mandado. 19 Y díjome el pueblo: ¿No nos enseñarás qué nos significan estas cosas que tú haces? 20 Y yo les dije: Palabra de Jehová fué á mí, diciendo: 21 Di á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Dios: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestra fortaleza, el deseo de vuestros ojos, y el regalo de vuestra alma: vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis, caerán á cuchillo. 22 Y haréis de la manera que yo hice: no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres; 23 Y vuestros bonetes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies: no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis á causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros. 24 Ezequiel pues os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis: en viniendo esto, entonces sabréis que yo soy el Señor Jehová. 25 Y tú, hijo del hombre, el día que yo quitaré de ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deseo de sus ojos, y el cuidado de sus almas, sus hijos y sus hijas, 26 Este día vendrá á ti un escapado para traer las nuevas. 27 En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el escapado, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 25

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Ammón, y profetiza sobre ellos. 3 Y dirás á los hijos de Ammón: Oíd palabra del Señor Jehová: Así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto dijiste ¡Ea! acerca de mi santuario que fué profanado, y sobre la tierra de Israel que fué asolada, y sobre la casa de Judá, porque fueron en cautiverio; 4 Por tanto, he aquí, yo te entrego á los Orientales por heredad, y pondrán en ti sus apriscos, y colocarán en ti sus tiendas: ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche. 5 Y pondré á Rabba por habitación de camellos, y á los hijos de Ammón por majada de ovejas; y sabréis que yo soy Jehová. 6 Porque así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto tú batiste tus manos, y pateaste, y te gozaste del alma en todo tu menosprecio sobre la tierra de Israel; 7 Por tanto, he aquí yo extenderé mi mano sobre ti, y te entregaré á las gentes para ser saqueada; y yo te cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras: te raeré; y sabrás que yo soy Jehová.

8 Así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto dijo Moab y Seir: He aquí la casa de Judá es como todas las gentes; 9 Por tanto, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades que están en su confín, las tierras deseables de Beth-jesi-moth, y Baal-meón, y Chîriathaim, 10 Á los hijos del oriente contra los hijos de Ammón; y entregaréla por heredad para que no haya más memoria de los hijos de Ammón entre las gentes. 11 También en Moab haré juicios; y sabrán que yo soy Jehová. 12 Así ha dicho el Señor Jehová: Por lo que hizo Edom tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron de ellos; 13 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Yo también extenderé mi mano sobre Edom, y talaré de ella hombres y bestias, y la asolaré: desde Temán y Dedán caerán á cuchillo. 14 Y pondré mi venganza en Edom por la mano de mi pueblo Israel; y harán en Edom según mi enojo y según mi ira: y conocerán mi venganza, dice el Señor Jehová. 15 Así ha dicho el Señor Jehová: Por lo que hicieron los Palestinos con venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por antiguas enemistades; 16 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo extiendo mi mano sobre los Palestinos, y talaré los Ceretheos, y destruiré el resto de la ribera de la mar. 17 Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando diere mi venganza en ellos.

Capítulo 26

1 Y ACONTECIÓ en el undécimo año, en el primero del mes, que fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, por cuanto dijo Tiro sobre Jerusalem: Ea, bien: quebrantada es la que era puerta de las naciones: á mí se volvió: seré llena; ella desierta: 3 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas gentes, como la mar hace subir sus ondas. 4 Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres: y raeré de ella su polvo, y la dejaré como una peña lisa. 5 Tendedero de redes será en medio de la mar, porque yo he hablado, dice el Señor Jehová: y será saqueada de las gentes. 6 Y sus hijas que están en el campo, serán muertas á cuchillo; y sabrán que yo soy Jehová. 7 Porque así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que del aquilón traigo yo contra Tiro á Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos, y carros, y caballeros, y compañías, y mucho pueblo. 8 Tus hijas que están en el campo matará á cuchillo; y pondrá contra ti ingenios, y fundará contra ti baluarte, y afirmará contra ti escudo. 9 Y pondrá contra ella arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con sus martillos. 10 Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos: con el estruendo de los caballeros, y de las ruedas, y de los carros, temblarán tus muros, cuando entrare por tus puertas como por portillos de ciudad destruída. 11 Con las uñas de sus caballos hollará todas tus calles; á tu pueblo matará á cuchillo, y las estatuas de tu fortaleza caerán á tierra. 12 Y robarán tus riquezas, y saquearán tus mercaderías: y arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas. 13 Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus vihuelas. 14 Y te pondré como una peña lisa: tendedero de redes serás; ni nunca más serás edificada: porque yo Jehová he hablado, dice el Señor Jehová.

15 Así ha dicho el Señor Jehová á Tiro: ¿No se estremecerán las islas al estruendo de tu caída, cuando gritarán los heridos, cuando se hará la matanza en medio de ti? 16 Entonces todos los príncipes de la mar descenderán de sus sillas, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus bordadas ropas: de espanto se vestirán, sentaránse sobre la tierra, y temblarán á cada momento, y estarán sobre ti atónitos. 17 Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú, poblada en los mares, ciudad que fué alabada, que fué fuerte en la mar, ella y sus habitantes, que ponían su espanto á todos sus moradores? 18 Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída, sí, las islas que están en la mar se espantarán de tu éxito. 19 Porque así ha dicho el Señor Jehová: Yo te tornaré ciudad asolada, como las ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el abismo, y las muchas aguas te cubrirán. 20 Y te haré descender con los que descienden al sepulcro, con el pueblo del siglo: y te pondré en lo más bajo de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y yo daré gloria en la tierra de los vivientes. 21 Yo te tornaré en espanto, y no serás: y serás buscada, y nunca más serás hallada, dice el Señor Jehová.

Capítulo 27

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Y tú, hijo del hombre, levanta endechas sobre Tiro. 3 Y dirás á Tiro, que está asentada á las entradas de la mar, mercadera de los pueblos de muchas islas: Así ha dicho el Señor Jehová: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura. 4 En el corazón de las mares están tus términos: los que te edificaron completaron tu belleza. 5 De hayas del monte Senir te fabricaron todas las tillas: tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil. 6 De castaños de Basán hicieron tus remos: compañía de Asirios hicieron tus bancos de marfil de las islas de Chîttim. 7 De fino lino bordado de Egipto fué tu cortina, para que te sirviese de vela; de cárdeno y grana de las islas de Elisah fué tu pabellón. 8 Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros: tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos. 9 Los ancianos de Gebal y sus sabios repararon tus hendiduras: todas las galeras de la mar y los remeros de ellas fueron en ti para negociar tus negocios. 10 Persas y Lidios, y los de Phut, fueron en tu ejército tus hombres de guerra: escudos y capacetes colgaron en ti; ellos te dieron tu honra. 11 Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre tus muros alrededor, y los Gammadeos en tus torres: sus escudos colgaron sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura. 12 Tarsis tu mercadera á causa de la multitud de todas riquezas en plata, hierro, estaño, y plomo, dió en tus ferias. 13 Grecia, Tubal, y Mesech, tus mercaderes, con hombres y con vasos de metal, dieron en tus ferias. 14 De la casa de Togarma, caballos y caballeros y mulos, dieron en tu mercado. 15 Los hijos de Dedán eran tus negociantes: muchas islas tomaban mercadería de tu mano; cuernos de marfil y pavos te dieron en presente. 16 Siria fué tu mercadera por la multitud de tus labores: con perlas, y púrpura, y vestidos bordados, y linos finos, y corales, y rubíes, dió en tus ferias. 17 Judá, y la tierra de Israel, eran tus mercaderes: con trigos de Minith, y pannah, y miel, y aceite, y resina, dieron en tu mercado. 18 Damasco, tu mercadera por la multitud de tus labores, por la abundancia de todas riquezas, con vino de Helbón, y lana blanca. 19 Asimismo Dan y el errante Javán dieron en tus ferias, para negociar en tu mercado de hierro labrado, mirra destilada, y caña aromática. 20 Dedán fué tu mercadera con paños preciosos para carros. 21 Arabia y todos los príncipes de Cedar, mercaderes de tu mano en corderos, y carneros, y machos cabríos: en estas cosas fueron tus mercaderes. 22 Los mercaderes de Seba y de Raama fueron tus mercaderes: con lo principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro, dieron en tus ferias. 23 Harán, y Canneh, y Edén, los mercaderes de Seba, de Asiria, y Chilmad, contigo contrataban. 24 Estos tus mercaderes negociaban contigo en varias cosas: en mantos de jacinto, y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en madera de cedro. 25 Las naves de Tarsis, tus cuadrillas, fueron en tu negociación: y fuiste llena, y fuiste multiplicada en gran manera en medio de los mares.

26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros: viento solano te quebrantó en medio de los mares. 27 Tus riquezas, y tus mercaderías, y tu negociación, tus remeros, y tus pilotos, los reparadores de tus hendiduras, y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída. 28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán los arrabales. 29 Y descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros, y todos los pilotos de la mar se pararán en tierra: 30 Y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en la ceniza. 31 Y haránse por ti calva, y se ceñirán de sacos, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura de alma. 32 Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruída en medio de la mar? 33 Cuando tus mercaderías salían de las naves, hartabas muchos pueblos: los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tus contrataciones. 34 En el tiempo que serás quebrantada de los mares en los profundos de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti. 35 Todos los moradores de las islas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto: inmutaránse en sus rostros. 36 Los mercaderes en los pueblos silbarán sobre ti: vendrás á ser espanto, y dejarás de ser para siempre.

Capítulo 28

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto se enalteció tu corazón y dijiste: Yo soy un dios; en la silla de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios); y has puesto tu corazón como corazón de Dios: 3 He aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto; 4 Con tu sabiduría y con tu prudencia te has juntado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros; 5 Con la grandeza de tu sabiduría en tu contratación has multiplicado tus riquezas; y á causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón. 6 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, 7 Por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extraños, los fuertes de las gentes, que desenvainarán su espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y ensuciarán tu esplendor. 8 Á la huesa te harán descender, y morirás de las muertes de los que mueren en medio de los mares. 9 ¿Hablarás delante de tu matador, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. 10 De muerte de incircuncisos morirás por mano de extraños: porque yo he hablado, dice el Señor Jehová.

11 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 12 Hijo del hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho el Señor Jehová: Tú echas el sello á la proporción, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. 13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste: toda piedra preciosa fué tu vestidura; el sardio, topacio, diamante, crisólito, onique, y berilo, el zafiro, carbunclo, y esmeralda, y oro, los primores de tus tamboriles y pífanos estuvieron apercibidos para ti en el día de tu creación. 14 Tú, querubín grande, cubridor: y yo te puse; en el santo monte de Dios estuviste; en medio de piedras de fuego has andado. 15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste criado, hasta que se halló en ti maldad. 16 Á causa de la multitud de tu contratación fuiste lleno de iniquidad, y pecaste: por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín cubridor. 17 Enaltecióse tu corazón á causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría á causa de tu resplandor: yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. 18 Con la multitud de tus maldades, y con la iniquidad de tu contratación ensuciaste tu santuario: yo pues saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y púsete en ceniza sobre la tierra á los ojos de todos los que te miran. 19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos, se maravillarán sobre ti: en espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

20 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 21 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella; 22 Y dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado: y sabrán que yo soy Jehová, cuando hiciere en ella juicios, y en ella me santificare. 23 Y enviaré á ella pestilencia y sangre en sus plazas; y caerán muertos en medio de ella; con espada contra ella alrededor; y sabrán que yo soy Jehová. 24 Y nunca más será á la casa de Israel espino que le punce, ni espanto que le dé dolor, en todos los alrededores de los que los menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová. 25 Así ha dicho el Señor Jehová: Cuando juntaré la casa de Israel de los pueblos entre los cuales están esparcidos, entonces me santificaré en ellos á los ojos de las gentes, y habitarán en su tierra, la cual dí á mi siervo Jacob. 26 Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y habitarán confiadamente, cuando yo haré juicios en todos los que los despojan en sus alrededores; y sabrán que yo soy Jehová su Dios.

Capítulo 29

1 EN el año décimo, en el mes décimo, á los doce del mes, fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. 3 Habla, y di: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es mi río, y yo me lo hice. 4 Yo pues, pondré anzuelos en tus mejillas, y pegaré los peces de tus ríos á tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos, y todos los peces de tus ríos saldrán pegados á tus escamas. 5 Y dejaréte en el desierto, á ti y á todos los peces de tus ríos: sobre la haz del campo caerás; no serás recogido, ni serás juntado: á las bestias de la tierra y á las aves del cielo te he dado por comida. 6 Y sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy Jehová, por cuanto fueron bordón de caña á la casa de Israel. 7 Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les rompiste todo el hombro: y cuando se recostaron sobre ti, te quebraste, y los deslomaste enteramente.

8 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que yo traigo contra ti espada, y talaré de ti hombres y bestias. 9 Y la tierra de Egipto será asolada y desierta: y sabrán que yo soy Jehová: porque dijo: Mi río, y yo lo hice. 10 Por tanto, he aquí yo contra ti, y contra tus ríos; y pondré la tierra de Egipto en asolamientos de la soledad del desierto, desde Migdol hasta Seveneh, hasta el término de Etiopía. 11 No pasará por ella pie de hombre, ni pie de bestia pasará por ella; ni será habitada por cuarenta años. 12 Y pondré á la tierra de Egipto en soledad entre las tierras asoladas, y sus ciudades entre las ciudades destruídas estarán asoladas por cuarenta años: y esparciré á Egipto entre las gentes, y aventarélos por las tierras. 13 Porque así ha dicho el Señor Jehová: Al fin de cuarenta años juntaré á Egipto de los pueblos entre los cuales fueren esparcidos: 14 Y tornaré á traer los cautivos de Egipto, y los volveré á la tierra de Patros, á la tierra de su habitación; y allí serán un reino bajo. 15 En comparación de los otros reinos será humilde; ni más se alzará sobre las gentes: porque yo los disminuiré, para que no se enseñoreen en las gentes. 16 Y no será más á la casa de Israel por confianza, que haga acordar el pecado, mirando en pos de ellos; y sabrán que yo soy el Señor Jehová.

17 Y aconteció en el año veinte y siete, en el mes primero, al primero del mes, que fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 18 Hijo del hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo á su ejército prestar grande servicio contra Tiro. Toda cabeza se encalveció, y pelóse todo hombro; y ni para él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra ella. 19 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que yo doy á Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará su multitud, y cogerá sus despojos, y arrebatará su presa, y habrá paga para su ejército. 20 Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto: porque trabajaron por mí, dice el Señor Jehová. 21 En aquel tiempo haré reverdecer el cuerno á la casa de Israel, y te daré apertura de boca en medio de ellos; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 30

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, profetiza, y di: Así ha dicho el Señor Jehová: Aullad: ¡Ay del día! 3 Porque cerca está el día, cerca está el día del Señor; día de nublado, día de las gentes será. 4 Y vendrá espada á Egipto, y habrá miedo en Etiopía, cuando caerán heridos en Egipto; y tomarán su multitud, y serán destruídos sus fundamentos. 5 Etiopía, y Libia, y Lidia, y todo el conjunto de pueblo, y Chûb, y los hijos de la tierra de la liga, caerán con ellos á cuchillo. 6 Así ha dicho Jehová: También caerán los que sostienen á Egipto, y la altivez de su fortaleza caerá: desde Migdol hasta Seveneh caerán en él á cuchillo, dice el Señor Jehová. 7 Y serán asolados entre las tierras asoladas, y sus ciudades serán entre las ciudades desiertas. 8 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando pusiere fuego á Egipto, y fueren quebrantados todos sus ayudadores. 9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en navíos, á espantar á Etiopía la confiada, y tendrán espanto como en el día de Egipto: porque he aquí viene. 10 Así ha dicho el Señor Jehová: Haré cesar la multitud de Egipto por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia. 11 Él, y con él su pueblo, los más fuertes de las gentes, serán traídos á destruir la tierra: y desenvainarán sus espadas sobre Egipto, y henchirán la tierra de muertos. 12 Y secaré los ríos, y entregaré la tierra en manos de malos, y destruiré la tierra y su plenitud por mano de extranjeros: yo Jehová he hablado. 13 Así ha dicho el Señor Jehová: Destruiré también las imágenes, y haré cesar los ídolos de Memphis; y no habrá más príncipe de la tierra de Egipto, y en la tierra de Egipto pondré temor. 14 Y asolaré á Patros, y pondré fuego á Zoán, y haré juicios en No. 15 Y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y talaré la multitud de No. 16 Y pondré fuego á Egipto; Sin tendrá gran dolor, y No será destrozada, y Memphis tendrá continuas angustias. 17 Los mancebos de Avén y de Pibeseth caerán á cuchillo; y ellas irán en cautiverio. 18 Y en Tehaphnes será cerrado el día, cuando quebrantaré yo allí las barras de Egipto, y cesará en ella la soberbia de su fortaleza: nublado la cubrirá, y los moradores de sus aldeas irán en cautiverio. 19 Haré pues juicios en Egipto y sabrán que yo soy Jehová.

20 Y aconteció en el año undécimo, en el mes primero, á los siete del mes, que fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 21 Hijo del hombre, quebrantado he el brazo de Faraón rey de Egipto; y he aquí que no ha sido vendado poniéndole medicinas, poniéndole faja para ligarlo, á fin de vigorizarle para que pueda tener espada. 22 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Heme aquí contra Faraón rey de Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano. 23 Y esparciré los Egipcios entre las gentes, y aventarélos por las tierras. 24 Y fortificaré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte. 25 Fortificaré pues los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová, cuando yo pusiere mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la extendiere sobre la tierra de Egipto. 26 Y esparciré los Egipcios entre las gentes, y los aventaré por las tierras; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 31

1 Y ACONTECIÓ en el año undécimo, en el mes tercero, al primero del mes, que fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, di á Faraón rey de Egipto, y á su pueblo: ¿Á quién te comparaste en tu grandeza? 3 He aquí era el Asirio cedro en el Líbano, hermoso en ramas, y umbroso con sus ramos, y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas. 4 Las aguas lo hicieron crecer, encumbrólo el abismo: sus ríos iban alrededor de su pie, y á todos los árboles del campo enviaba sus corrientes. 5 Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y multiplicáronse sus ramos, y á causa de las muchas aguas se alargaron sus ramas que había echado. 6 En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo, y á su sombra habitaban muchas gentes. 7 Hízose, pues, hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto á muchas aguas. 8 Los cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios: las hayas no fueron semejantes á sus ramas, ni los castaños fueron semejantes á sus ramos: ningún árbol en el huerto de Dios fué semejante á él en su hermosura. 9 Hícelo hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles de Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.

10 Por tanto, así dijo el Señor Jehová: Por cuanto te encumbraste en altura, y puso su cumbre entre densas ramas, y su corazón se elevó con su altura, 11 Yo lo entregaré en mano del fuerte de las gentes, que de cierto le manejará: por su impiedad lo he arrojado. 12 Y le cortarán extraños, los fuertes de las gentes, y lo abandonarán: sus ramas caerán sobre los montes y por todos los valles, y por todas las arroyadas de la tierra serán quebrados sus ramos; é iránse de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejarán. 13 Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre su ramas estarán todas las bestias del campo: 14 Para que no se eleven en su altura los árboles todos de las aguas, ni levanten su cumbre entre las espesuras, ni en sus ramas se paren por su altura todos los que beben aguas: porque todos serán entregados á muerte, á la tierra baja, en medio de los hijos de los hombres, con los que descienden á la huesa. 15 Así ha dicho el Señor Jehová: El día que descendió á la sepultura, hice hacer luto, hice cubrir por él el abismo, y detuve sus ríos, y las muchas aguas fueron detenidas: y al Líbano cubrí de tinieblas por él, y todos los árboles del campo se desmayaron. 16 Del estruendo de su caída hice temblar las gentes, cuando les hice descender á la fosa con todos los que descienden á la sepultura; y todos los árboles de Edén escogidos, y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, tomaron consolación en la tierra baja. 17 También ellos descendieron con él á la fosa, con los muertos á cuchillo, los que fueron su brazo, los que estuvieron á su sombra en medio de las gentes. 18 ¿Á quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles de Edén? Pues derribado serás con los árboles de Edén en la tierra baja: entre los incircuncisos yacerás, con los muertos á cuchillo. Éste es Faraón y todo su pueblo, dice el Señor Jehová.

Capítulo 32

1 Y ACONTECIÓ en el año duodécimo, en el mes duodécimo, al primero del mes, que fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: Á leoncillo de gentes eres semejante, y eres como la ballena en los mares: que secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas. 3 Así ha dicho el Señor Jehová: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi esparavel. 4 Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la haz del campo, y haré que se asienten sobre ti todas las aves del cielo, y hartaré de ti las bestias de toda la tierra. 5 Y pondré tus carnes sobre los montes, y henchiré los valles de tu altura. 6 Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se henchirán de ti. 7 Y cuando te habré muerto, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas: el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz. 8 Todas las lumbreras de luz haré entenebrecer en el cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice el Señor Jehová. 9 Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando llevaré tu quebrantamiento sobre las gentes, por las tierras que no conociste. 10 Y haré atónitos sobre ti muchos pueblos, y sus reyes tendrán á causa de ti horror grande, cuando haré resplandecer mi espada delante de sus rostros, y todos se sobresaltarán en sus ánimos á cada momento en el día de tu caída. 11 Porque así ha dicho el Señor Jehová: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti. 12 Con espadas de fuertes haré caer tu pueblo; todos ellos serán los fuertes de las gentes: y destruirán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será deshecha. 13 Todas sus bestias destruiré de sobre las muchas aguas: ni más las enturbiará pie de hombre, ni uña de bestias las enturbiarán. 14 Entonces haré asentarse sus aguas, y haré ir sus ríos como aceite, dice el Señor Jehová. 15 Cuando asolaré la tierra de Egipto, y la tierra fuere asolada de su plenitud, cuando heriré á todos los que en ella moran, sabrán que yo soy Jehová. 16 Ésta es la endecha, y cantarla han: las hijas de las gentes la cantarán: endecharán sobre Egipto, y sobre toda su multitud, dice el Señor Jehová.

17 Y aconteció en el año duodécimo, á los quince del mes, que fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 18 Hijo del hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo á él, y á las villas de las gentes fuertes, en la tierra de los profundos, con los que descienden á la sepultura. 19 Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos. 20 Entre los muertos á cuchillo caerán: al cuchillo es entregado: traedlo á él y á todos sus pueblos. 21 De en medio del infierno hablarán á él los fuertes de los fuertes, con los que le ayudaron, que descendieron, y yacen con los incircuncisos muertos á cuchillo. 22 Allí Assur con toda su gente: en derredor de él están sus sepulcros: todos ellos cayeron muertos á cuchillo. 23 Sus sepulcros fueron puestos á los lados de la fosa, y su gente está por los alrededores de su sepulcro: todos ellos cayeron muertos á cuchillo, los cuales pusieron miedo en la tierra de los vivientes. 24 Allí Elam, y toda su multitud por los alrededores de su sepulcro: todos ellos cayeron muertos á cuchillo, los cuales descendieron incircuncisos á los más profundos lugares de la tierra, porque pusieron su terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro. 25 En medio de los muertos le pusieron cama con toda su multitud: á sus alrededores están sus sepulcros: todos ellos incircuncisos muertos á cuchillo, porque fué puesto su espanto en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro: él fué puesto en medio de los muertos. 26 Allí Mesech, y Tubal, y toda su multitud: sus sepulcros en sus alrededores: todos ellos incircuncisos muertos á cuchillo, porque habían dado su terror en la tierra de los vivientes. 27 Y no yacerán con los fuertes que cayeron de los incircuncisos, los cuales descendieron al sepulcro con sus armas de guerra, y pusieron sus espadas debajo de sus cabezas: mas sus pecados estarán sobre sus huesos, porque fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes. 28 Tú pues serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos á cuchillo. 29 Allí Idumea, sus reyes y todos sus príncipes, los cuales con su fortaleza fueron puestos con los muertos á cuchillo: ellos yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro. 30 Allí los príncipes del aquilón, todos ellos, y todos los de Sidón, que con su terror descendieron con los muertos, avergonzados de su fortaleza, yacen también incircuncisos con los muertos á cuchillo, y llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro. 31 Á éstos verá Faraón, y consolaráse sobre toda su multitud; Faraón muerto á cuchillo, y todo su ejército, dice el Señor Jehová. 32 Porque yo puse mi terror en la tierra de los vivientes, también yacerá entre los incircuncisos con los muertos á cuchillo, Faraón y toda su multitud, dice el Señor Jehová.

Capítulo 33

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, habla á los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de sus términos, y se lo pusiere por atalaya, 3 Y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare corneta, y avisare al pueblo; 4 Cualquiera que oyere el sonido de la corneta, y no se apercibiere, y viniendo la espada lo tomare, su sangre será sobre su cabeza. 5 El sonido de la corneta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él: mas el que se apercibiere, librará su vida. 6 Pero si el atalaya viere venir la espada, y no tocare la corneta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, tomare de él alguno; por causa de su pecado fué tomado, mas demandaré su sangre de mano del atalaya. 7 Tú pues, hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya á la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los apercibirás de mi parte. 8 Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, mas su sangre yo la demandaré de tu mano. 9 Y si tú avisares al impío de su camino para que de él se aparte, y él no se apartare de su camino, por su pecado morirá él, y tú libraste tu vida.

10 Tú pues, hijo del hombre, di á la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y á causa de ellos somos consumidos: ¿cómo pues viviremos? 11 Diles: Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros caminos: ¿y por qué moriréis, oh casa de Israel? 12 Y tú, hijo del hombre, di á los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare. 13 Diciendo yo al justo: De cierto vivirá, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no vendrán en memoria, sino que morirá por su iniquidad que hizo. 14 Y diciendo yo al impío: De cierto morirás; si él se volviere de su pecado, é hiciere juicio y justicia, 15 Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, caminare en las ordenanzas de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. 16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido: hizo juicio y justicia; vivirá ciertamente. 17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recta la vía del Señor: la vía de ellos es la que no es recta. 18 Cuando el justo se apartare de su justicia, é hiciere iniquidad, morirá por ello. 19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, é hiciere juicio y justicia, vivirá por ello. 20 Y dijisteis: No es recta la vía del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, á cada uno conforme á sus caminos.

21 Y aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, á los cinco del mes, que vino á mí un escapado de Jerusalem, diciendo: La ciudad ha sido herida. 22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes que el escapado viniese, y había abierto mi boca, hasta que vino á mí por la mañana; y abrió mi boca, y no más estuve callado. 23 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 24 Hijo del hombre, los que habitan aquellos desiertos en la tierra de Israel, hablando dicen: Abraham era uno, y poseyó la tierra: pues nosotros somos muchos; á nosotros es dada la tierra en posesión. 25 Por tanto, diles: Así dicho el Señor Jehová: ¿Con sangre comeréis, y á vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y sangre derramaréis, y poseeréis vosotros la tierra? 26 Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual la mujer de su prójimo: ¿y habréis de poseer la tierra? 27 Les dirás así: Así ha dicho el Señor Jehová: Vivo yo, que los que están en aquellos asolamientos caerán á cuchillo, y al que está sobre la haz del campo entregaré á las bestias que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán. 28 Y pondré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su fortaleza; y los montes de Israel serán asolados, que no haya quien pase. 29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando pusiere la tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han hecho.

30 Y tú, hijo del hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto á las paredes y á las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra sale de Jehová. 31 Y vendrán á ti como viene el pueblo, y se estarán delante de ti como mi pueblo, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra: antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia. 32 Y he aquí que tú eres á ellos como cantor de amores, gracioso de voz y que canta bien: y oirán tus palabras, mas no las pondrán por obra. 33 Empero cuando ello viniere (he aquí viene) sabrán que hubo profeta entre ellos.

Capítulo 34

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y diles á los pastores: Así ha dicho el Señor Jehová: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan á sí mismos! ¿No apacientan los pastores los rebaños? 3 Coméis la leche, y os vestís de la lana: la gruesa degolláis, no apacentáis las ovejas. 4 No corroborasteis las flacas, ni curasteis la enferma: no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la amontada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia; 5 Y están derramadas por falta de pastor; y fueron para ser comidas de toda bestia del campo, y fueron esparcidas. 6 Y anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto: y en toda la haz de la tierra fueron derramadas mis ovejas, y no hubo quien buscase, ni quien requiriese.

7 Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová: 8 Vivo yo, ha dicho el Señor Jehová, que por cuanto mi rebaño fué para ser robado, y mis ovejas fueron para ser comidas de toda bestia del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron á sí mismos, y no apacentaron mis ovejas; 9 Por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová: 10 Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo á los pastores; y requeriré mis ovejas de su mano, y haréles dejar de apacentar las ovejas: ni los pastores se apacentarán más á sí mismos; pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. 11 Porque así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo, yo requeriré mis ovejas, y las reconoceré. 12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. 13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras: y las meteré en su tierra, y las apacentaré en los montes de Israel por las riberas, y en todas las habitaciones del país. 14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel será su majada: allí dormirán en buena majada, y en pastos gruesos serán apacentadas sobre los montes de Israel. 15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo les haré tener majada, dice el Señor Jehová. 16 Yo buscaré la perdida, y tornaré la amontada, y ligaré la perniquebrada, y corroboraré la enferma: mas á la gruesa y á la fuerte destruiré. Yo las apacentaré en juicio.

17 Mas vosotras, ovejas mías, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos. 18 ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que holléis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que bebiendo las aguas sentadas, holléis además con vuestros pies las que quedan? 19 Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis hollado. 20 Por tanto, así les dice el Señor Jehová: He aquí, yo, yo juzgaré entre la oveja gruesa y la oveja flaca, 21 Por cuanto rempujasteis con el lado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos á todas las flacas, hasta que las esparcisteis fuera. 22 Yo salvaré á mis ovejas, y nunca más serán en rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. 23 Y despertaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará; á mi siervo David: él las apacentará, y él les será por pastor. 24 Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado. 25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y haré cesar de la tierra las malas bestias; y habitarán en el desierto seguramente, y dormirán en los bosques. 26 Y daré á ellas, y á los alrededores de mi collado, bendición; y haré descender la lluvia en su tiempo, lluvias de bendición serán. 27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra seguramente; y sabrán que yo soy Jehová, cuando quebrare las coyundas de su yugo, y los librare de mano de los que se sirven de ellos. 28 Y no serán más presa de las gentes, ni las bestias de la tierra las devorarán; sino que habitarán seguramente, y no habrá quien espante; 29 Y despertaréles una planta por nombre, y no más serán consumidos de hambre en la tierra, ni serán más avergonzados de las gentes. 30 Y sabrán que yo su Dios Jehová soy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice el Señor Jehová. 31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová.

Capítulo 35

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra él, 3 Y dile: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra ti, oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te pondré en asolamiento y en soledad. 4 Á tus ciudades asolaré, y tú serás asolado; y sabrás que yo soy Jehová. 5 Por cuanto tuviste enemistades perpetuas, y esparciste los hijos de Israel á poder de espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo; 6 Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, que á sangre te diputaré, y sangre te perseguirá: y pues la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá. 7 Y pondré al monte de Seir en asolamiento y en soledad, y cortaré de él pasante y volviente. 8 Y henchiré sus montes de sus muertos: en tus collados, y en tus valles, y en todos tus arroyos, caerán ellos muertos á cuchillo. 9 Yo te pondré en asolamientos perpetuos, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo soy Jehová.

10 Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y las poseeremos, estando allí Jehová; 11 Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, yo haré conforme á tu ira, y conforme á tu celo con que procediste, á causa de tus enemistades con ellos: y seré conocido en ellos, cuando te juzgaré. 12 Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Destruídos son, nos son dados á devorar. 13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí. 14 Así ha dicho el Señor Jehová: Alegrándose toda la tierra, yo te haré soledad. 15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fué asolada, así te haré á ti: asolado será el monte de Seir, y toda Idumea, toda ella; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 36

1 Y TÚ, hijo del hombre, profetiza sobre los montes de Israel, y di: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová: 2 Así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto el enemigo dijo sobre vosotros: ¡Ea! también las alturas perpetuas nos han sido por heredad; 3 Profetiza por tanto, y di: Así ha dicho el Señor Jehová: Pues por cuanto asolándoos y tragándoos de todas partes, para que fueseis heredad á las otras gentes, se os ha hecho andar en boca de lenguas, y ser el oprobio de los pueblos, 4 Por tanto, montes de Israel, oíd palabra del Señor Jehová: Así ha dicho el Señor Jehová á los montes y á los collados, á los arroyos y á los valles, á las ruinas y asolamientos, y á las ciudades desamparadas, que fueron puestas á saco y en escarnio á las otras gentes alrededor; 5 Por eso, así ha dicho el Señor Jehová: He hablado por cierto en el fuego de mi celo contra las demás gentes, y contra toda Idumea, que se disputaron mi tierra por heredad con alegría de todo corazón, con enconamiento de ánimo, para que sus expelidos fuesen presa. 6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y di á los montes y á los collados, y á los arroyos y á los valles: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis llevado el oprobio de las gentes. 7 Por lo cual así ha dicho el Señor Jehová: Yo he alzado mi mano, que las gentes que os están alrededor han de llevar su afrenta. 8 Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestros ramos, y llevaréis vuestro fruto á mi pueblo Israel; porque cerca están para venir. 9 Porque heme aquí á vosotros, y á vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados. 10 Y haré multiplicar sobre vosotros hombres, á toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades han de ser habitadas, y serán edificadas las ruinas. 11 Y multiplicaré sobre vosotros hombres y bestias, y serán multiplicados y crecerán: y os haré morar como solíais antiguamente, y os haré más bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová. 12 Y haré andar hombres sobre vosotros, á mi pueblo Israel; y te poseerán, y les serás por heredad, y nunca más les matarás los hijos. 13 Así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto dicen de vosotros: Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tus gentes has sido: 14 Por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más matarás los hijos á tus gentes, dice el Señor Jehová. 15 Y nunca más te haré oír injuria de gentes, ni más llevarás denuestos de pueblos, ni harás más morir los hijos á tus gentes, dice el Señor Jehová.

16 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 17 Hijo del hombre, morando en su tierra la casa de Israel, la contaminaron con sus caminos y con sus obras: como inmundicia de menstruosa fué su camino delante de mí. 18 Y derramé mi ira sobre ellos por las sangres que derramaron sobre la tierra; porque con sus ídolos la contaminaron. 19 Y esparcílos por las gentes, y fueron aventados por las tierras: conforme á sus caminos y conforme á sus obras los juzgué. 20 Y entrados á las gentes á donde fueron, profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos: Éstos son pueblo de Jehová, y de su tierra de él han salido. 21 Y he tenido lástima en atención á mi santo nombre, el cual profanó la casa de Israel entre las gentes á donde fueron. 22 Por tanto, di á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Jehová: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las gentes á donde habéis llegado. 23 Y santificaré mi grande nombre profanado entre las gentes, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las gentes que yo soy Jehová, dice el Señor Jehová, cuando fuere santificado en vosotros delante de sus ojos. 24 Y yo os tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré á vuestro país.

25 Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra. 28 Y habitaréis en la tierra que dí á vuestros padres; y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré á vosotros por Dios. 29 Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. 30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, porque nunca más recibáis oprobio de hambre entre las gentes. 31 Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones. 32 No lo hago por vosotros, dice el Señor Jehová, séaos notorio: avergonzaos y confundíos de vuestras iniquidades, casa de Israel. 33 Así ha dicho el Señor Jehová: El día que os limpiaré de todas vuestras iniquidades, haré también habitar las ciudades, y las asoladas serán edificadas. 34 Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber sido asolada en ojos de todos los que pasaron; 35 Los cuales dijeron: Esta tierra asolada fué como huerto de Edén; y estas ciudades desiertas y asoladas y arruinadas, fortalecidas estuvieron. 36 Y las gentes que fueron dejadas en vuestros alrededores, sabrán que yo edifiqué las derribadas, y planté las asoladas: yo Jehová he hablado, y harélo. 37 Así ha dicho el Señor Jehová: Aun seré solicitado de la casa de Israel, para hacerles esto: multiplicarélos de hombres á modo de rebaños. 38 Como las ovejas santas, como las ovejas de Jerusalem en sus solemnidades, así las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 37

1 Y LA mano de Jehová fué sobre mí, y sacóme en espíritu de Jehová, y púsome en medio de un campo que estaba lleno de huesos. 2 É hízome pasar cerca de ellos por todo alrededor: y he aquí que eran muy muchos sobre la haz del campo, y por cierto secos en gran manera. 3 Y díjome: Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. 4 Díjome entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. 5 Así ha dicho el Señor Jehová á estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. 6 Y pondré nervios sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. 7 Profeticé pues, como me fué mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor, y los huesos se llegaron cada hueso á su hueso. 8 Y miré, y he aquí nervios sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos: mas no había en ellos espíritu. 9 Y díjome: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo del hombre, y di al espíritu: Así ha dicho el Señor Jehová: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo. 11 Díjome luego: Hijo del hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo talados. 12 Por tanto profetiza, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré á la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abriere vuestros sepulcros, y os sacare de vuestras sepulturas, pueblo mío. 14 Y pondré mi espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.

15 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo: 16 Tú, hijo del hombre, tómate ahora un palo, y escribe en él: Á Judá, y á los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Á José, palo de Ephraim, y á toda la casa de Israel sus compañeros. 17 Júntalos luego el uno con el otro, para que sean en uno, y serán uno en tu mano. 18 Y cuando te hablaren los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso? 19 Diles: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Ephraim, y á las tribus de Israel sus compañeros, y pondrélos con él, con el palo de Judá, y harélos un palo, y serán uno en mi mano. 20 Y los palos sobre que escribieres, estarán en tu mano delante de sus ojos; 21 Y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo tomo á los hijos de Israel de entre las gentes á las cuales fueron, y los juntaré de todas partes, y los traeré á su tierra: 22 Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel; y un rey será á todos ellos por rey: y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos: 23 Ni más se contaminarán con sus ídolos, y con sus abominaciones, y con todas sus rebeliones: y los salvaré de todas sus habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo á ellos por Dios. 24 Y mi siervo David será rey sobre ellos, y á todos ellos será un pastor: y andarán en mis derechos, y mis ordenanzas guardarán, y las pondrán por obra. 25 Y habitarán en la tierra que dí á mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David les será príncipe para siempre. 26 Y concertaré con ellos pacto de paz, perpetuo pacto será con ellos: y los asentaré, y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. 27 Y estará en ellos mi tabernáculo, y seré á ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 28 Y sabrán las gentes que yo Jehová santifico á Israel, estando mi santuario entre ellos para siempre.

Capítulo 38

1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo del hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog, príncipe de la cabecera de Mesech y Tubal, y profetiza sobre él. 3 Y di: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo á ti, oh Gog, príncipe de la cabecera de Mesech y Tubal. 4 Y yo te quebrantaré, y pondré anzuelos en tus quijadas, y te sacaré á ti, y á todo tu ejército, caballos y caballeros, vestidos de todo todos ellos, grande multitud con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas: 5 Persia, y Etiopía, y Libia con ellos; todos ellos con escudos y almetes: 6 Gomer, y todas sus compañías; la casa de Togarma, á los lados del norte, y todas sus compañías; pueblos muchos contigo. 7 Aparéjate, y apercíbete, tú, y toda tu multitud que se ha reunido á ti, y séles por guarda. 8 De aquí á muchos días serás tú visitado: al cabo de años vendrás á la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, á los montes de Israel, que siempre fueron para asolamiento: mas fué sacada de las naciones, y todos ellos morarán confiadamente. 9 Y subirás tú, vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la tierra serás tú, y todas tus compañías, y muchos pueblos contigo. 10 Así ha dicho el Señor Jehová: Y será en aquel día, que subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento; 11 Y dirás: Subiré contra tierra de aldeas, iré á gentes reposadas, y que habitan confiadamente: todos ellos habitan sin muros, no tienen cerrojos ni puertas: 12 Para arrebatar despojos y para tomar presa; para tornar tu mano sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de las gentes, que se hace de ganados y posesiones, que mora en el ombligo de la tierra. 13 Seba, y Dedán, y los mercaderes de Tarsis, y todos sus leoncillos, te dirán: ¿Has venido á arrebatar despojos? ¿has reunido tu multitud para tomar presa, para quitar plata y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?

14 Por tanto profetiza, hijo del hombre, y di á Gog: Así ha dicho el Señor Jehová: En aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel habitará seguramente, ¿no lo sabrás tú? 15 Y vendrás de tu lugar, de las partes del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos á caballo, grande reunión y poderoso ejército: 16 Y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días: y te traeré sobre mi tierra, para que las gentes me conozcan, cuando fuere santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos. 17 Así ha dicho el Señor Jehová: ¿No eres tú aquél de quien hablé yo en tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron en aquellos tiempos que yo te había de traer sobre ellos? 18 Y será en aquel tiempo, cuando vendrá Gog contra la tierra de Israel, dijo el Señor Jehová, que subirá mi ira en mi enojo. 19 Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel; 20 Que los peces de la mar, y las aves del cielo, y las bestias del campo, y toda serpiente que anda arrastrando sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la haz de la tierra, temblarán á mi presencia; y se arruinarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá á tierra. 21 Y en todos mis montes llamaré contra él espada, dice el Señor Jehová: la espada de cada cual será contra su hermano. 22 Y yo litigaré con él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, y sobre sus compañías, y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre. 23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido en ojos de muchas gentes; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 39

1 TÚ pues, hijo del hombre, profetiza contra Gog, y di: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra ti, oh Gog, príncipe de la cabecera de Mesech y Tubal: 2 Y te quebrantaré, y te sextaré, y te haré subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel; 3 Y sacaré tu arco de tu mano izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano derecha. 4 Sobre los montes de Israel caerás tú, y todas tus compañías, y los pueblos que fueron contigo: á toda ave y á toda cosa que vuela, y á las bestias del campo, te he dado por comida. 5 Sobre la haz del campo caerás: porque yo he hablado, dice el Señor Jehová. 6 Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran seguramente en las islas; y sabrán que yo soy Jehová. 7 Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré amancillar mi santo nombre; y sabrán las gentes que yo soy Jehová, el Santo en Israel.

8 He aquí, vino y fué, dice el Señor Jehová: éste es el día del cual he hablado. 9 Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán armas, y escudos, y paveses, arcos y saetas, y bastones de mano, y lanzas: y las quemarán en fuego por siete años. 10 Y no traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino que quemarán las armas en el fuego: y despojarán á sus despojadores, y robarán á los que los robaron, dice el Señor Jehová. 11 Y será en aquel tiempo, que yo daré á Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente de la mar, y obstruirá el paso á los transeuntes, pues allí enterrarán á Gog y á toda su multitud: y lo llamarán, El valle de Hamón-gog. 12 Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra: 13 Enterrarlos ha todo el pueblo de la tierra: y será para ellos célebre el día que yo fuere glorificado, dice el Señor Jehová. 14 Y tomarán hombres de jornal, los cuales vayan por el país con los que viajaren, para enterrar á los que quedaron sobre la haz de la tierra, á fin de limpiarla: al cabo de siete meses harán el reconocimiento. 15 Y pasarán los que irán por el país, y el que viere los huesos de algún hombre, edificará junto á ellos un mojón, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog. 16 Y también el nombre de la ciudad será Hamonah: y limpiarán la tierra. 17 Y tú, hijo del hombre, así ha dicho el Señor Jehová: Di á las aves, á todo volátil, y á toda bestia del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas partes á mí víctima que os sacrifico, un sacrificio grande sobre los montes de Israel, y comeréis carne y beberéis sangre. 18 Comeréis carne de fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la tierra; de carneros, de corderos, de machos de cabrío, de bueyes, de toros, engordados todos en Basán. 19 Y comeréis gordura hasta hartaros y beberéis hasta embriagaros sangre, de mi sacrificio que yo os sacrifiqué. 20 Y os hartaréis sobre mi mesa, de caballos, y de caballeros fuertes, y de todos hombres de guerra, dice el Señor Jehová. 21 Y pondré mi gloria entre las gentes, y todas las gentes verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse. 22 Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su Dios.

23 Y sabrán las gentes que la casa de Israel fué llevada cautiva por su pecado; por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y entreguélos en mano de sus enemigos, y cayeron todos á cuchillo. 24 Conforme á su inmundicia y conforme á sus rebeliones hice con ellos: y de ellos escondí mi rostro. 25 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y celaré por mi santo nombre. 26 Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habitaren en su tierra seguramente, y no habrá quien los espante; 27 Cuando los volveré de los pueblos, y los juntaré de las tierras de sus enemigos, y fuere santificado en ellos en ojos de muchas gentes. 28 Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos hecho pasar á las gentes, los juntaré sobre su tierra, sin dejar más allá ninguno de ellos. 29 Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi espíritu sobre la casa de Israel, dice el Señor Jehová.

Capítulo 40

1 EN el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, á los diez del mes, á los catorce años después que la ciudad fué herida, en aquel mismo día fué sobre mí la mano de Jehová, y llevóme allá. 2 En visiones de Dios me llevó á la tierra de Israel, y púsome sobre un monte muy alto, sobre el cual había como edificio de una ciudad al mediodía. 3 Y llevóme allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de metal, y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir: y él estaba á la puerta. 4 Y hablóme aquel varón, diciendo: Hijo del hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón á todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase eres traído aquí. Cuenta todo lo que ves á la casa de Israel.

5 Y he aquí, un muro fuera de la casa: y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano, era de seis codos, de á codo y palmo: y midió la anchura del edificio de una caña, y la altura, de otra caña. 6 Después vino á la puerta que daba cara hacia el oriente, y subió por sus gradas, y midió el un poste de la puerta, de una caña en anchura, y el otro poste de otra caña en ancho. 7 Y cada cámara tenía una caña de largo, y una caña de ancho; y entre las cámaras había cinco codos en ancho; y cada poste de la puerta junto á la entrada de la puerta por dentro, una caña. 8 Midió asimismo la entrada de la puerta por de dentro, una caña. 9 Midió luego la entrada del portal, de ocho codos, y sus postes de dos codos; y la puerta del portal estaba por de dentro. 10 Y la puerta de hacia el oriente tenía tres cámaras de cada parte, todas tres de una medida: también de una medida los portales de cada parte. 11 Y midió la anchura de la entrada de la puerta, de diez codos; la longitud del portal de trece codos. 12 Y el espacio de delante de las cámaras, de un codo de la una parte, y de otro codo de la otra; y cada cámara tenía seis codos de una parte, y seis codos de otra. 13 Y midió la puerta desde el techo de la una cámara hasta el techo de la otra, veinticinco codos de anchura, puerta contra puerta. 14 É hizo los postes de sesenta codos, cada poste del atrio y del portal por todo alrededor. 15 Y desde la delantera de la puerta de la entrada hasta la delantera de la entrada de la puerta de dentro, cincuenta codos. 16 Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en sus portales por de dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los corredores; y las ventanas estaban alrededor por de dentro; y en cada poste había palmas. 17 Llevóme luego al atrio exterior, y he aquí, había cámaras, y solado hecho al atrio en derredor: treinta cámaras había alrededor en aquel atrio. 18 Y el solado al lado de las puertas, en proporción á la longitud de los portales, era el solado más bajo. 19 Y midió la anchura desde la delantera de la puerta de abajo hasta la delantera del atrio interior por de fuera, de cien codos hacia el oriente y el norte. 20 Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura. 21 Y sus cámaras eran tres de una parte, y tres de otra, y sus postes y sus arcos eran como la medida de la puerta primera: cincuenta codos su longitud, y veinticinco su anchura. 22 Y sus ventanas, y sus arcos, y sus palmas, eran conforme á la medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y subían á ella por siete gradas; y delante de ellas estaban sus arcos. 23 Y la puerta del atrio interior estaba enfrente de la puerta al norte; y así al oriente: y midió de puerta á puerta cien codos. 24 Llevóme después hacia el mediodía, y he aquí una puerta hacia el mediodía: y midió sus portales y sus arcos conforme á estas medidas. 25 Y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor, como las ventanas: la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos. 26 Y sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante de ellas; y tenía palmas, una de una parte, y otra de la otra, en sus postes.

27 Y había puerta de hacia el mediodía del atrio interior: y midió de puerta á puerta hacia el mediodía cien codos. 28 Metióme después en el atrio de adentro á la puerta del mediodía, y midió la puerta del mediodía conforme á estas medidas. 29 Y sus cámaras, y sus postes y sus arcos, eran conforme á estas medidas; y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor: la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos la anchura. 30 Y los arcos alrededor eran de veinticinco codos de largo, y cinco codos de ancho. 31 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmas en sus postes; y sus gradas eran de ocho escalones. 32 Y llevóme al atrio interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme á estas medidas. 33 Y eran sus cámaras, y sus postes, y sus arcos, conforme á estas medidas: y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor: la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos. 34 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmas en sus postes de una parte y otra: y sus gradas eran de ocho escalones. 35 Llevóme luego á la puerta del norte, y midió conforme á estas medidas: 36 Sus cámaras, y sus postes, y sus arcos, y sus ventanas alrededor: la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho. 37 Y sus postes caían fuera al atrio, con palmas á cada uno de sus postes de una parte y otra: y sus gradas eran de ocho peldaños. 38 Y había allí una cámara, y su puerta con postes de portales; allí lavarán el holocausto.

39 Y en la entrada de la puerta había dos mesas de la una parte, y otras dos de la otra, para degollar sobre ellas el holocausto, y la expiación, y el sacrificio por el pecado. 40 Y al lado por de fuera de las gradas, á la entrada de la puerta del norte, había dos mesas; y al otro lado que estaba á la entrada de la puerta, dos mesas. 41 Cuatro mesas de la una parte, y cuatro mesas de la otra parte al lado de la puerta; ocho mesas, sobre las cuales degollarán. 42 Y las cuatro mesas para el holocausto eran de piedras labradas, de un codo y medio de longitud, y codo y medio de ancho, y de altura de un codo: sobre éstas pondrán las herramientas con que degollarán el holocausto y el sacrificio. 43 Y dentro, ganchos de un palmo, dispuestos por todo alrededor; y sobre las mesas la carne de la ofrenda. 44 Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el mediodía: una estaba al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el norte. 45 Y díjome: Esta cámara que mira hacia el mediodía es de los sacerdotes que tienen la guarda del templo. 46 Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes que tienen la guarda del altar: éstos son los hijos de Sadoc, los cuales son llamados de los hijos de Leví al Señor, para ministrarle. 47 Y midió el atrio, cien codos de longitud, y la anchura de cien codos cuadrados; y el altar estaba delante de la casa. 48 Y llevóme al pórtico del templo, y midió cada poste del pórtico, cinco codos de una parte, y cinco codos de otra; y la anchura de la puerta tres codos de una parte, y tres codos de otra. 49 La longitud del pórtico veinte codos, y la anchura once codos, al cual subían por gradas: y había columnas junto á los postes, una de un lado, y otra de otro.

Capítulo 41

1 METIÓME luego en el templo, y midió los postes, siendo el ancho seis codos de una parte, y seis codos de otra, que era la anchura del tabernáculo. 2 Y la anchura de la puerta era de diez codos; y los lados de la puerta, de cinco codos de una parte, y cinco de otra. Y midió su longitud de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos. 3 Y pasó al interior, y midió cada poste de la puerta de dos codos; y la puerta de seis codos; y la anchura de la entrada de siete codos. 4 Midió también su longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte codos, delante del templo: y díjome: Éste es el lugar santísimo. 5 Después midió el muro de la casa, de seis codos; y de cuatro codos la anchura de las cámaras, en torno de la casa alrededor. 6 Y las cámaras eran cámara sobre cámara, treinta y tres por orden; y entraban modillones en la pared de la casa alrededor, sobre los que las cámaras estribasen, y no estribasen en la pared de la casa. 7 Y había mayor anchura y vuelta en las cámaras á lo más alto; el caracol de la casa subía muy alto alrededor por de dentro de la casa: por tanto la casa tenía más anchura arriba; y de la cámara baja se subía á la alta por la del medio. 8 Y miré la altura de la casa alrededor: los cimientos de las cámaras eran una caña entera de seis codos de grandor. 9 Y la anchura de la pared de afuera de las cámaras era de cinco codos, y el espacio que quedaba de las cámaras de la casa por de dentro. 10 Y entre las cámaras había anchura de veinte codos por todos lados alrededor de la casa. 11 Y la puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba; una puerta hacia el norte, y otra puerta hacia el mediodía: y la anchura del espacio que quedaba era de cinco codos por todo alrededor.

12 Y el edificio que estaba delante del apartamiento al lado de hacia el occidente era de setenta codos; y la pared del edificio, de cinco codos de anchura alrededor, y noventa codos de largo. 13 Y midió la casa, cien codos de largo: y el apartamiento, y el edificio, y sus paredes, de longitud de cien codos; 14 Y la anchura de la delantera de la casa, y del apartamiento al oriente, de cien codos. 15 Y midió la longitud del edificio que estaba delante del apartamiento que había detrás de él, y las cámaras de una parte y otra, cien codos; y el templo de dentro, y los portales del atrio. 16 Los umbrales, y las ventanas estrechas, y las cámaras, tres en derredor á la parte delantera, todo cubierto de madera alrededor desde el suelo hasta las ventanas; y las ventanas también cubiertas. 17 Encima de sobre la puerta, y hasta la casa de dentro, y de fuera, y por toda la pared en derredor de dentro y por de fuera, tomó medidas. 18 Y estaba labrada con querubines y palmas: entre querubín y querubín una palma: y cada querubín tenía dos rostros: 19 Un rostro de hombre hacia la palma de la una parte, y rostro de león hacia la palma de la otra parte, por toda la casa alrededor. 20 Desde el suelo hasta encima de la puerta había labrados querubines y palmas, y por toda la pared del templo. 21 Cada poste del templo era cuadrado, y la delantera del santuario era como la otra delantera. 22 La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de dos codos; y sus esquinas, y su superficie, y sus paredes, eran de madera. Y díjome: Ésta es la mesa que está delante de Jehová. 23 Y el templo y el santuario tenían dos portadas. 24 Y en cada portada había dos puertas, dos puertas que se volvían: dos puertas en la una portada, y otras dos en la otra. 25 Y en las puertas del templo había labrados de querubines y palmas, así como estaban hechos en las paredes, y grueso madero sobre la delantera de la entrada por de fuera. 26 Y había ventanas estrechas, y palmas de una y otra parte por los lados de la entrada, y de la casa, y por las vigas.

Capítulo 42

1 SACÓME luego al atrio de afuera hacia el norte, y llevóme á la cámara que estaba delante del espacio que quedaba enfrente del edificio de hacia el norte. 2 Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos, y la anchura de cincuenta codos. 3 Frente á los veinte codos que había en el atrio de adentro, y enfrente del solado que había en al atrio exterior, estaban las cámaras, las unas enfrente de las otras en tres pisos. 4 Y delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho á la parte de adentro, con viaje de un codo; y sus puertas hacia el norte. 5 Y las cámaras más altas eran más estrechas; porque las galerías quitaban de ellas más que de las bajas y de las de en medio del edificio: 6 Porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como las columnas de los atrios: por tanto, eran más estrechas que las de abajo y las del medio desde el suelo. 7 Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo. 8 Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta codos: y delante de la fachada del templo había cien codos. 9 Y debajo de las cámaras estaba la entrada al lado oriental, para entrar en él desde el atrio de afuera. 10 Á lo largo del muro del atrio hacia el oriente, enfrente de la lonja, y delante del edificio, había cámaras. 11 Y el corredor que había delante de ellas era semejante al de las cámaras que estaban hacia el norte, conforme á su longitud, asimismo su anchura, y todas sus salidas; conforme á sus puertas, y conforme á sus entradas. 12 Y conforme á las puertas de las cámaras que estaban hacia el mediodía, tenía una puerta al principio del camino, del camino delante del muro hacia el oriente á los que entran. 13 Y díjome: Las cámaras del norte y las del mediodía, que están delante de la lonja, son cámaras santas, en las cuales los sacerdotes que se acercan á Jehová comerán las santas ofrendas: allí pondrán las ofrendas santas, y el presente, y la expiación, y el sacrificio por el pecado: porque el lugar es santo. 14 Cuando los sacerdotes entraren, no saldrán del lugar santo al atrio de afuera, sino que allí dejarán sus vestimentas con que ministrarán, porque son santas; y vestiránse otros vestidos, y así se allegarán á lo que es del pueblo.

15 Y luego que acabó las medidas de la casa de adentro, sacóme por el camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y midiólo todo alrededor. 16 Midió el lado oriental con la caña de medir, quinientas cañas de la caña de medir en derredor. 17 Midió al lado del norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor. 18 Midió al lado del mediodía, quinientas cañas de la caña de medir. 19 Rodeó al lado del occidente, y midió quinientas cañas de la caña de medir. 20 Á los cuatro lados lo midió: tuvo el muro todo alrededor quinientas cañas de longitud, y quinientas cañas de anchura, para hacer separación entre el santuario y el lugar profano.

Capítulo 43

1 LLEVÓME luego á la puerta, á la puerta que mira hacia el oriente; 2 Y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía de hacia el oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía á causa de su gloria. 3 Y la visión que vi era como la visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad: y las visiones eran como la visión que vi junto al río de Chebar; y caí sobre mi rostro. 4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba cara al oriente. 5 Y alzóme el espíritu, y metióme en el atrio de adentro; y he aquí que la gloria de Jehová hinchió la casa. 6 Y oí uno que me hablaba desde la casa: y un varón estaba junto á mí.

7 Y díjome: Hijo del hombre, éste es el lugar de mi asiento, y el lugar de las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre: y nunca más contaminará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, y con los cuerpos muertos de sus reyes en sus altares: 8 Y poniendo ellos su umbral junto á mi umbral, y su poste junto á mi poste, y no más que pared entre mí y ellos, contaminaron mi santo nombre con sus abominaciones que hicieron: consumílos por tanto en mi furor. 9 Ahora echarán lejos de mí su fornicación, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre. 10 Tú, hijo del hombre, muestra á la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados, y midan la traza de ella. 11 Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender la figura de la casa, y su traza, y sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes: y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma, y todas sus reglas, y las pongan por obra. 12 Ésta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, todo su término alrededor será santísimo. He aquí que ésta es la ley de la casa.

13 Y éstas son las medidas del altar por codos (el codo de á codo y palmo). El seno, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo. Éste será el fondo alto del altar. 14 Y desde el seno de sobre el suelo hasta el lugar de abajo, dos codos, y la anchura de un codo: y desde el lugar menor hasta el lugar mayor, cuatro codos, y la anchura de un codo. 15 Y el altar, de cuatro codos, y encima del altar, cuatro cuernos. 16 Y el altar tenía doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado á sus cuatro lados. 17 Y el área, de catorce codos de longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor: y el seno de un codo por todos lados; y sus gradas estaban al oriente. 18 Y díjome: Hijo del hombre, así ha dicho el Señor Jehová: Estas son las ordenanzas del altar el día en que será hecho, para ofrecer sobre él holocausto, y para esparcir sobre él sangre. 19 Darás á los sacerdotes Levitas que son del linaje de Sadoc, que se allegan á mí, dice el Señor Jehová, para ministrarme, un becerro de la vacada para expiación. 20 Y tomarás de su sangre, y pondrás en los cuatro cuernos del altar, y en las cuatro esquinas del área, y en el borde alrededor: así lo limpiarás y purificarás. 21 Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme á la ley de la casa, fuera del santuario. 22 Y al segundo día ofrecerás un macho de cabrío sin defecto, para expiación; y purificarán el altar como lo purificaron con el becerro. 23 Cuando acabares de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero sin tacha de la manada: 24 Y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en holocausto á Jehová. 25 Por siete días sacrificarán un macho cabrío cada día en expiación; asimismo sacrificarán el becerro de la vacada y un carnero sin tacha del rebaño. 26 Por siete días expiarán el altar, y lo limpiarán, y ellos henchirán sus manos. 27 Y acabados estos días, al octavo día, y en adelante, sacrificarán los sacerdotes sobre el altar vuestros holocaustos y vuestros pacíficos; y me seréis aceptos, dice el Señor Jehová.

Capítulo 44

1 Y TORNÓME hacia la puerta de afuera del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada. 2 Y díjome Jehová: Esta puerta ha de estar cerrada: no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará por tanto cerrada. 3 Para el príncipe; el príncipe, él se sentará en ella para comer pan delante de Jehová: por el camino de la entrada de la puerta entrará, y por el camino de ella saldrá.

4 Y llevóme hacia la puerta del norte por delante de la casa, y miré, y he aquí, la gloria de Jehová había henchido la casa de Jehová: y caí sobre mi rostro. 5 Y díjome Jehová: Hijo del hombre, pon tu corazón, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes: y pon tu corazón á las entradas de la casa, y á todas las salidas del santuario. 6 Y dirás á los rebeldes, á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Jehová: Básteos de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel. 7 De haber vosotros traído extranjeros, incircuncisos de corazón é incircuncisos de carne, para estar en mi santuario, para contaminar mi casa; de haber ofrecido mi pan, la grosura y la sangre: é invalidaron mi pacto por todas vuestras abominaciones: 8 Y no guardasteis el ordenamiento de mis santificaciones, sino que os pusisteis guardas de mi ordenanza en mi santuario. 9 Así ha dicho el Señor Jehová: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón é incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de Israel.

10 Y los Levitas que se apartaron lejos de mí cuando Israel erró, el cual se desvió de mí en pos de sus ídolos, llevarán su iniquidad. 11 Y serán ministros en mi santuario, porteros á las puertas de la casa, y sirvientes en la casa: ellos matarán el holocausto y la víctima al pueblo, y ellos estarán delante de ellos para servirles. 12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron á la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano acerca de ellos, dice el Señor Jehová, que llevarán su iniquidad. 13 No serán allegados á mí para serme sacerdotes, ni se llegarán á ninguna de mis santificaciones; á las santidades de santidades; sino que llevarán su vergüenza, y sus abominaciones que hicieron. 14 Pondrélos, pues, por guardas de la guarda de la casa en todo su servicio, y en todo lo que en ella hubiere de hacerse. 15 Mas los sacerdotes Levitas, hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento de mi santuario, cuando los hijos de Israel se desviaron de mí, ellos serán allegados á mí para ministrarme, y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice el Señor Jehová. 16 Ésos entrarán en mi santuario, y ellos se allegarán á mi mesa para ministrarme, y guardarán mi ordenamiento.

17 Y será que cuando entraren por las puertas del atrio interior, se vestirán de vestimentas de lino: no asentará sobre ellos lana, cuando ministraren en las puertas del atrio de adentro, y en el interior. 18 Tiaras de lino tendrán en sus cabezas, y pañetes de lino en sus lomos: no se ceñirán para sudar. 19 Y cuando salieren al atrio de afuera, al atrio de afuera al pueblo, se desnudarán de sus vestimentas con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán de otros vestidos: así no santificarán el pueblo con sus vestimentas. 20 Y no raparán su cabeza, ni dejarán crecer el cabello; sino que lo recortarán trasquilando sus cabezas. 21 Y ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando hubieren de entrar en el atrio interior. 22 Ni viuda, ni repudiada se tomarán por mujeres; sino que tomarán vírgenes del linaje de la casa de Israel, ó viuda que fuere viuda de sacerdote. 23 Y enseñarán á mi pueblo á hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán á discernir entre lo limpio y lo no limpio. 24 Y en el pleito ellos estarán para juzgar; conforme á mis derechos lo juzgarán: y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis solemnidades, y santificarán mis sábados. 25 Y á hombre muerto no entrará para contaminarse; mas sobre padre, ó madre, ó hijo, ó hija, hermano, ó hermana que no haya tenido marido, se contaminará. 26 Y después de su purificación, le contarán siete días. 27 Y el día que entrare al santuario, al atrio de adentro, para ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice el Señor Jehová. 28 Y será á ellos por heredad: yo seré su heredad; y no les daréis posesión en Israel: yo soy su posesión. 29 El presente, y la expiación, y el sacrificio por el pecado, comerán; y toda cosa dedicada en Israel, será de ellos. 30 Y las primicias de todos los primeros de todo, y toda ofrenda de todo lo que se ofreciere de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes: daréis asimismo las primicias de todas vuestras masas al sacerdote, para que haga reposar la bendición en vuestras casas. 31 Ninguna cosa mortecina, ni desgarrada, así de aves como de animales, comerán los sacerdotes.

Capítulo 45

1 Y CUANDO partiereis por suertes la tierra en heredad, apartaréis una suerte para Jehová que le consagréis en la tierra, de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de ancho: esto será santificado en todo su término alrededor. 2 De esto serán para el santuario quinientas de longitud, y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos. 3 Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en anchura diez mil, en lo cual estará el santuario, el santuario de santuarios. 4 Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes ministros del santuario, que se llegan para ministrar á Jehová: y seráles lugar para casas, y lugar santo para el santuario. 5 Asimismo veinticinco mil de longitud, y diez mil de anchura, lo cual será para los Levitas ministros de la casa, en posesión, con veinte cámaras. 6 Y para la posesión de la ciudad daréis cinco mil de anchura y veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó para el santuario: será para toda la casa de Israel. 7 Y la parte del príncipe será junto al apartamiento del santuario, de la una parte y de la otra, y junto á la posesión de la ciudad, delante del apartamiento del santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el rincón occidental hacia el occidente, hasta el rincón oriental hacia el oriente: y la longitud será de la una parte á la otra, desde el rincón del occidente hasta el rincón del oriente. 8 Esta tierra tendrá por posesión en Israel, y nunca más mis príncipes oprimirán á mi pueblo: y darán la tierra á la casa de Israel por sus tribus.

9 Así ha dicho el Señor Jehová: Básteos, oh príncipes de Israel: dejad la violencia y la rapiña: haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice el Señor Jehová. 10 Peso de justicia, y epha de justicia, y bato de justicia, tendréis. 11 El epha y el bato serán de una misma medida: que el bato tenga la décima parte del homer, y la décima parte del homer el epha: la medida de ellos será según el homer. 12 Y el siclo será de veinte geras: veinte siclos, con veinticinco siclos, y quince siclos, os serán una mina.

13 Ésta será la ofrenda que ofreceréis: la sexta parte de un epha de homer del trigo, y la sexta parte de un epha de homer de la cebada. 14 Y la ordenanza del aceite será que ofreceréis un bato de aceite, que es la décima parte de un coro: diez batos harán un homer; porque diez batos son un homer. 15 Y una cordera de la manada de doscientas, de las gruesas de Israel, para sacrificio, y para holocausto y para pacíficos, para expiación por ellos, dice el Señor Jehová. 16 Todo el pueblo de la tierra será obligado á esta ofrenda para el príncipe de Israel. 17 Mas del príncipe será el dar el holocausto, y el sacrificio, y la libación, en las solemnidades, y en las lunas nuevas, y en los sábados, y en todas las fiestas de la casa de Israel: él dispondrá la expiación, y el presente, y el holocausto, y los pacíficos, para expiar la casa de Israel. 18 Así ha dicho el Señor Jehová: El mes primero, al primero del mes, tomarás un becerro sin defecto de la vacada, y expiarás el santuario. 19 Y el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos del área del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio de adentro. 20 Así harás el séptimo del mes por los errados y engañados; y expiarás la casa. 21 El mes primero, á los catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de siete días: comeráse pan sin levadura. 22 Y aquel día el príncipe sacrificará por sí, y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado. 23 Y en los siete días de solemnidad hará holocausto á Jehová, siete becerros y siete carneros sin defecto, cada día de los siete días; y por el pecado un macho cabrío cada día. 24 Y con cada becerro ofrecerá presente de un epha, y con cada carnero un epha; y por cada epha un hin de aceite. 25 En el mes séptimo, á los quince del mes, en la fiesta, hará como en estos siete días, cuanto á la expiación, y cuanto al holocausto, y cuanto al presente, y cuanto al aceite.

Capítulo 46

1 ASÍ ha dicho el Señor Jehová: La puerta del atrio de adentro que mira al oriente, estará cerrada los seis días de trabajo, y el día del sábado se abrirá: abriráse también el día de la nueva luna. 2 Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta de afuera, y estará al umbral de la puerta, mientras los sacerdotes harán su holocausto y sus pacíficos, y adorará á la entrada de la puerta: después saldrá; mas no se cerrará la puerta hasta la tarde. 3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, á la entrada de la puerta, en los sábados y en las nuevas lunas. 4 Y el holocausto que el príncipe ofrecerá á Jehová el día del sábado, será seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha: 5 Y por presente un epha con cada carnero; y con cada cordero un presente, don de su mano, y un hin de aceite con el epha. 6 Mas el día de la nueva luna, un becerro sin tacha de la vacada, y seis corderos, y un carnero: deberán ser sin defecto. 7 Y hará presente de un epha con el becerro, y un epha con cada carnero: mas con los corderos, conforme á su facultad; y un hin de aceite por cada epha. 8 Y cuando el príncipe entrare, entrará por el camino del portal de la puerta: y por el mismo camino saldrá. 9 Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante de Jehová en las fiestas, el que entrare por la puerta del norte, saldrá por la puerta del mediodía; y el que entrare por la puerta del mediodía, saldrá por la puerta del norte: no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la de enfrente de ella. 10 Y el príncipe, cuando ellos entraren, él entrará en medio de ellos: y cuando ellos salieren, él saldrá. 11 Y en las fiestas y en las solemnidades será el presente un epha con cada becerro, y un epha con cada carnero; y con los corderos, lo que le pareciere; y un hin de aceite con cada epha. 12 Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto ó pacíficos á Jehová, abriránle la puerta que mira al oriente, y hará su holocausto y sus pacíficos, como hace en el día del sábado: después saldrá; y cerrarán la puerta después que saliere. 13 Y sacrificarás á Jehová cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto, cada mañana lo sacrificarás. 14 Y con él harás todas las mañanas presente de la sexta parte de un epha, y la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de harina: presente para Jehová continuamente por estatuto perpetuo. 15 Ofrecerán pues el cordero, y el presente y el aceite, todas las mañanas en holocausto continuo.

16 Así ha dicho el Señor Jehová: Si el príncipe diere algún don de su heredad á alguno de sus hijos, será de ellos; posesión de ellos será por herencia. 17 Mas si de su heredad diere don á alguno de sus siervos, será de él hasta el año de libertad, y volverá al príncipe; mas su herencia será de sus hijos. 18 Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, por no defraudarlos de su posesión: de lo que él posee dará herencia á sus hijos; para que mi pueblo no sea echado cada uno de su posesión.

19 Metióme después por la entrada que estaba hacia la puerta, á las cámaras santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte, y había allí un lugar á los lados del occidente. 20 Y díjome: Éste es el lugar donde los sacerdotes cocerán el sacrificio por el pecado y la expiación: allí cocerán el presente, por no sacarlo al atrio de afuera para santificar al pueblo. 21 Luego me sacó al atrio de afuera, y llevóme por los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón había un patio. 22 En los cuatro rincones del atrio había patios juntos de cuarenta codos de longitud, y treinta de anchura: tenían una misma medida todos cuatro á los rincones. 23 Y había una pared alrededor de ellos, alrededor de todos cuatro, y chimeneas hechas abajo alrededor de las paredes. 24 Y díjome: Éstos son los aposentos de los cocineros, donde los servidores de la casa cocerán el sacrificio del pueblo.

Capítulo 47

1 HÍZOME tornar luego á la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente: porque la fachada de la casa estaba al oriente: y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al mediodía del altar. 2 Y sacóme por el camino de la puerta del norte, é hízome rodear por el camino fuera de la puerta, por de fuera al camino de la que mira al oriente: y he aquí las aguas que salían al lado derecho. 3 Y saliendo el varón hacia el oriente, tenía un cordel en su mano; y midió mil codos, é hízome pasar por las aguas hasta los tobillos. 4 Y midió otros mil, é hízome pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, é hízome pasar por las aguas hasta los lomos. 5 Y midió otros mil, é iba ya el arroyo que yo no podía pasar: porque las aguas se habían alzado, y el arroyo no se podía pasar sino á nado. 6 Y díjome: ¿Has visto, hijo del hombre? Después me llevó, é hízome tornar por la ribera del arroyo. 7 Y tornando yo, he aquí en la ribera del arroyo había árboles muy muchos de la una parte y de la otra. 8 Y díjome: Estas aguas salen á la región del oriente, y descenderán á la llanura, y entrarán en la mar: y entradas en la mar, recibirán sanidad las aguas. 9 Y será que toda alma viviente que nadare por donde quiera que entraren estos dos arroyos, vivirá: y habrá muy muchos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este arroyo. 10 Y será que junto á él estarán pescadores; y desde En-gadi hasta En-eglaim será tendedero de redes: en su clase será su pescado como el pescado de la gran mar, mucho en gran manera. 11 Sus charcos y sus lagunas no se sanarán; quedarán para salinas. 12 Y junto al arroyo, en su ribera de una parte y de otra, crecerá todo árbol de comer: su hoja nunca caerá, ni faltará su fruto: á sus meses madurará, porque sus aguas salen del santuario: y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.

13 Así ha dicho el Señor Jehová: Éste es el término en que partiréis la tierra en heredad entre las doce tribus de Israel: José dos partes. 14 Y la heredaréis así los unos como los otros: por ella alcé mi mano que la había de dar á vuestros padres: por tanto, esta tierra os caerá en heredad. 15 Y éste será el término de la tierra hacia la parte del norte; desde la gran mar, camino de Hethlon viniendo á Sedad; 16 Hamath, Berotha, Sibrahim, que está entre el término de Damasco y el término de Hamath; Haser-hatticon, que es el término de Hauran. 17 Y será el término del norte desde la mar de Haser-enon al término de Damasco al norte, y al término de Hamath al lado del norte. 18 Al lado del oriente, por medio de Hauran y de Damasco, y de Galaad, y de la tierra de Israel, al Jordán: esto mediréis de término hasta la mar del oriente. 19 Y al lado del mediodía, hacia el mediodía, desde Tamar hasta las aguas de las rencillas; desde Cades y el arroyo hasta la gran mar: y esto será el lado austral, al mediodía. 20 Y al lado del occidente la gran mar será el término hasta en derecho para venir á Hamath: éste será el lado del occidente. 21 Partiréis, pues, esta tierra entre vosotros por las tribus de Israel. 22 Y será que echaréis sobre ella suertes por herencia para vosotros, y para los extranjeros que peregrinan entre vosotros, que entre vosotros han engendrado hijos: y los tendréis como naturales entre los hijos de Israel; echarán suertes con vosotros para heredarse entre las tribus de Israel. 23 Y será que en la tribu en que peregrinare el extranjero, allí le daréis su heredad, ha dicho el Señor Jehová.

Capítulo 48

1 Y ÉSTOS son los nombres de las tribus: Desde la extremidad septentrional por la vía de Hethlon viniendo á Hamath, Haser-enon, al término de Damasco, al norte, al término de Hamath: tendrá Dan una parte, siendo sus extremidades al oriente y al occidente. 2 Y junto al término de Dan, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Aser una parte. 3 Y junto al término de Aser, desde el lado oriental hasta la parte de la mar, Nephtalí, otra. 4 Y junto al término de Nephtalí, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Manasés, otra. 5 Y junto al término de Manasés, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Ephraim, otra. 6 Y junto al término de Ephraim, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Rubén, otra. 7 Y junto al término de Rubén, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Judá, otra. 8 Y junto al término de Judá, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, será la suerte que apartaréis de veinticinco mil cañas de anchura, y de longitud como cualquiera de las otras partes es á saber, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar; y el santuario estará en medio de ella. 9 La suerte que apartaréis para Jehová, será de longitud de veinticinco mil cañas, y de diez mil de ancho. 10 Y allí será la suerte santa de los sacerdotes, de veinticinco mil cañas al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho al oriente, y de veinticinco mil de longitud al mediodía: y el santuario de Jehová estará en medio de ella. 11 Los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc, que guardaron mi observancia, que no erraron cuando erraron los hijos de Israel, como erraron los Levitas. 12 Ellos tendrán por suerte, apartada en la partición de la tierra, la parte santísima, junto al término de los Levitas. 13 Y la de los Levitas, al lado del término de los sacerdotes, será de veinticinco mil cañas de longitud, y de diez mil de anchura: toda la longitud de veinticinco mil, y la anchura de diez mil. 14 No venderán de ello, ni permutarán, ni traspasarán las primicias de la tierra: porque es cosa consagrada á Jehová. 15 Y las cinco mil cañas de anchura que quedan de las veinticinco mil, serán profanas, para la ciudad, para habitación y para ejido; y la ciudad estará en medio. 16 Y éstas serán sus medidas: á la parte del norte cuatro mil y quinientas cañas, y á la parte del mediodía cuatro mil y quinientas, y á la parte del oriente cuatro mil y quinientas, y á la parte del occidente cuatro mil y quinientas. 17 Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas y cincuenta cañas, y al mediodía de doscientas y cincuenta, y al oriente de doscientas y cincuenta, y de doscientas y cincuenta al occidente. 18 Y lo que quedare de longitud delante de la suerte santa, diez mil cañas al oriente y diez mil al occidente, que será lo que quedará de la suerte santa, será para sembrar para los que sirven á la ciudad. 19 Y los que servirán á la ciudad, serán de todas las tribus de Israel. 20 Todo el apartado de veinticinco mil cañas por veinticinco mil en cuadro, apartaréis por suerte para el santuario, y para la posesión de la ciudad. 21 Y del príncipe será lo que quedare de la una parte y de la otra de la suerte santa, y de la posesión de la ciudad, es á saber, delante de las veinticinco mil cañas de la suerte hasta el término oriental, y al occidente delante de las veinticinco mil hasta el término occidental, delante de las partes dichas será del príncipe: y suerte santa será; y el santuario de la casa estará en medio de ella. 22 Y desde la posesión de los Levitas, y desde la posesión de la ciudad, en medio estará lo que pertenecerá al príncipe. Entre el término de Judá y el término de Benjamín estará la suerte del príncipe. 23 Cuanto á las demás tribus, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, tendrá Benjamín una parte. 24 Y junto al término de Benjamín, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Simeón, otra. 25 Y junto al término de Simeón, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Issachâr, otra. 26 Y junto al término de Issachâr, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Zabulón, otra. 27 Y junto al término de Zabulón, desde la parte del oriente hasta la parte de la mar, Gad, otra. 28 Y junto al término de Gad, á la parte del austro, al mediodía, será el término desde Tamar hasta las aguas de las rencillas, y desde Cades y el arroyo hasta la gran mar. 29 Ésta es la tierra que partiréis por suertes en heredad á las tribus de Israel, y éstas son sus porciones, ha dicho el Señor Jehová. 30 Y éstas son las salidas de la ciudad á la parte del norte, cuatro mil y quinientas cañas por medida.

31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra. 32 Y á la parte del oriente cuatro mil y quinientas cañas, y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra. 33 Y á la parte del mediodía, cuatro mil y quinientas cañas por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Issachâr, otra; la puerta de Zabulón, otra. 34 Y á la parte del occidente cuatro mil y quinientas cañas, y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Nephtalí, otra. 35 En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será JEHOVÁ SHAMMA.

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