Biblia paralela
# | Moderna 1929 actualizada 2020 | Moderna 1929 | Reina-Valera revisada 1960 | Reina-Valera revisada 1909 |
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1 | En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la raza de los Medos, que fue constituído rey sobre el reino de los Caldeos; | En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, | EN el año primero de Darío hijo de Assuero, de la nación de los Medos, el cual fué puesto por rey sobre el reino de los Caldeos; | |
2 | en el año primero de su reinado, yo Daniel llegué a entender por medio de los libros, la cuenta de los años de que había revelado Jehová al profeta Jeremías, que hubiesen de cumplirse setenta años de las desolaciones de Jerusalem. | en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.a | En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años, del cual habló Jehová al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalem en setenta años. | |
3 | Luego dirigí mi rostro hacia el Señor Dios, para buscarle en oración y súplica, con ayuno y saco y ceniza. | Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. | Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza. | |
4 | Oré pues a Jehová mi Dios, e hice confesión, diciendo: ¡Ah! Yo te ruego, ¡oh Señor, Dios grande y temible, guardador del pacto y de la misericordia prometida, para con los que te aman y guardan tus mandamientos! |
Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; | Y oré á Jehová mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; | |
5 | nosotros hemos pecado, y hemos cometido iniquidad, y hemos hecho maldad, y nos hemos rebelado, apartándonos de tus mandamientos y de tus leyes; | hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. | Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos obrado impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus juicios. | |
6 | y no hemos escuchado a tus siervos los profetas, que en tu nombre han hablado a nuestros reyes, y a nuestros príncipes, y a nuestros padres, y a todo el pueblo de la tierra. | No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. | No hemos obedecido á tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron á nuestros reyes, y á nuestros príncipes, á nuestros padres, y á todo el pueblo de la tierra. | |
7 | ¡A ti, Señor, pertenece la justicia, mas a nosotros, confusión de rostro, como parece hoy; a los hombres de Judá, y a los habitantes de Jerusalem, a todo Israel también, así a los que están cerca como a los que están lejos, por todas las tierras adonde los has expulsado, a causa de su prevaricación con que han prevaricado contra ti! | Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. | Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy á todo hombre de Judá, y á los moradores de Jerusalem, y á todo Israel, á los de cerca y á los de lejos, en todas las tierras á donde los has echado á causa de su rebelión con que contra ti se rebelaron. | |
8 | ¡Oh Señor, a nosotros nos toca confusión de rostro, a nuestros reyes, la nuestros príncipes, y a nuestros padres; porque hemos pecado contra ti! | Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. | Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes, y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. | |
9 | Al Señor nuestro Dios le son propias las compasiones y las piedades, aunque nosotros nos hemos rebelado contra él; | De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, | De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia, y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado; | |
10 | y no hemos obedecido la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes, que él puso delante de nosotros por mano de sus siervos los profetas. | y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. | Y no obedecimos á la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes, las cuales puso él delante de nosotros por mano de sus siervos los profetas. | |
11 | También todo Israel ha traspasado tu ley, apartando el oído para no escuchar tu voz; por lo cual se ha derramado sobre nosotros la maldición y la execración que está escrita en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque hemos pecado contra él. | Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. | Y todo Israel traspasó tu ley apartándose para no oír tu voz: por lo cual ha fluído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. | |
12 | Y él ha dado efecto a su palabra que habló contra nosotros, y contra nuestros jueces que nos han gobernado, trayendo sobre nosotros un mal tan grande; pues nunca se ha hecho debajo de todos los cielos como se ha hecho contra Jerusalem. | Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. | Y él ha verificado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; que nunca fué hecho debajo del cielo como el que fué hecho en Jerusalem. | |
13 | Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal nos ha sobrevenido; mas no hemos suplicado la gracia de Jehová nuestro Dios, a fin de volvernos de nuestras iniquidades, de alcanzar inteligencia en tu verdad. | Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. | Según está escrito en la ley de Moisés, todo aqueste mal vino sobre nosotros: y no hemos rogado á la faz de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades, y entender tu verdad. | |
14 | Por lo cual veló Jehová sobre el mal, y lo ha traído sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, y nosotros no hemos obedecido su voz. | Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz. | Veló por tanto Jehová sobre el mal, y trájolo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que hizo, porque no obedecimos á su voz. | |
15 | Ahora pues, oh Señor Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te has hecho renombre, como se ve el día de hoy, nosotros hemos pecado, hemos obrado impíamente. | Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente. | Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste nombre cual en este día; hemos pecado, impíamente hemos hecho. | |
16 | ¡Oh Señor, conforme a todas tus justicias, apártese, te ruego, tu ceño y tu ardiente indignación de sobre tu ciudad de Jerusalem, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y de las iniquidades de nuestros padres Jerusalem y tu pueblo han venido a ser el oprobio de todos los que están en derredor nuestro. | Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro. | Oh Señor, según todas tus justicias, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalem, tu santo monte: porque á causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo dados son en oprobio á todos en derredor nuestro. | |
17 | ¡Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu Santuario que está asolado, por amor del Señor! | Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. | Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. | |
18 | ¡Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y ve las desolaciones nuestras, y a la ciudad que es llamada de tu nombre; porque no derramamos nuestros ruegos ante tu rostro a causa de nuestras justicias, sino a causa de tus grandes compasiones! | Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. | Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas miseraciones. | |
19 | ¡Oh Señor, oye! ¡oh Señor, perdona! ¡oh Señor, presta atención, y hazlo así! ¡no te tardes, por tu propia causa, oh Dios mío; porque tu ciudad y tu pueblo son llamados de tu nombre! | Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo. | Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y haz; no pongas dilación, por amor de ti mismo, Dios mío: porque tu nombre es llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo. | |
20 | Y mientras yo estaba aún hablando, y orando, y confesando mi pecado, y el pecado de mi pueblo Israel; y mientras derramaba mis ruegos delante de Jehová mi Dios, por el santo monte de mi Dios, | Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; | Aun estaba hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; | |
21 | sí, mientras aun hablaba en mi oración, el varón Gabriel, que yo había visto en visión al principio, habiendo volado arrebatadamente, me tocó como a la hora de la oblación de la tarde; | aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel,b a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. | Aun estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual había visto en visión al principio, volando con presteza, me tocó como á la hora del sacrificio de la tarde. | |
22 | e hízome entender, y habló conmigo, diciendo: Oh Daniel, ahora he salido para hacerte sabio de entendimiento. | Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. | É hízome entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido para hacerte entender la declaración. | |
23 | En el principio de tus ruegos salió la orden, y yo he venido para hacerte saber; porque eres muy amado: entiende pues la palabra, y alcanza inteligencia de la visión: | Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. | Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende pues la palabra, y entiende la visión. | |
24 | Setenta semanas están determinadas en cuanto a tu pueblo, y en cuanto a tu santa ciudad, para acabar con la transgresión, para poner fin a los pecados, y para hacer expiación de la iniquidad, para introducir la justicia perdurable, y para poner sello a la visión y la profecía, y para ungir al Santo de los santos. | Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. | Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. | |
25 | Sabe pues, y entiende que desde que salga la orden para restaurar y reedificar a Jerusalem, hasta el Mesías, el Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas: la ciudad volverá a edificarse con calle y foso, bien que en tiempos de angustia. | Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. | Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. | |
26 | Y después de las sesenta y dos semanas será muerto el Mesías; y no será más suyo el pueblo: y el pueblo de otro príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el Santuario; y su fin será como con avenida de aguas; y hasta el fin de la guerra están decretados asolamientos. | Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. | Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos. | |
27 | Y dará validez al pacto para con muchos en la semana restante, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda vegetal; luego sobre el ala de las abominaciones vendrá el asolador; y hasta la consumación, y consumación decretada, se derramará la ira sobre el pueblo asolado. | Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador,c hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador. | Y en otra semana confirmará el pacto á muchos, y á la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado. |