Biblia paralela
# | Reina-Valera revisada 1909 | Moderna 1929 |
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1 | ¿CAZARÁS tú la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos, | SABES tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿o has presenciado los dolores de parto de las ciervas? |
2 | Cuando están echados en las cuevas, Ó se están en sus guaridas para acechar? | ¿Has contado los meses que cumplen, y sabes el tiempo de su parto? |
3 | ¿Quién preparó al cuervo su alimento, Cuando sus pollos claman á Dios, Bullendo de un lado á otro por carecer de comida? | Encórvanse, dan a luz sus hijuelos, echan fuera sus dolores. |
4 | ¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿Ó miraste tú las ciervas cuando están pariendo? | Sus hijos son robustos, crecen en los campos; se van, y no vuelven más a ellas. |
5 | ¿Contaste tú los meses de su preñez, Y sabes el tiempo cuando han de parir? | ¿Quién envió libre al asno montés? y las ataduras del onagro ¿quién las soltó? |
6 | Encórvanse, hacen salir sus hijos, Pasan sus dolores. | al que yo puse el yermo por domicilio suyo, y por sus moradas la tierra salitrosa. |
7 | Sus hijos están sanos, crecen con el pasto: Salen y no vuelven á ellas. | Ríese de la bulla de la ciudad; no oye los gritos del arriero. |
8 | ¿Quién echó libre al asno montés, y quién soltó sus ataduras? | El circuito de los montes le suministra pasto; anda buscando toda cosa verde. |
9 | Al cual yo puse casa en la soledad, Y sus moradas en lugares estériles. | ¿Querrá el uro servirte a ti? ¿o se quedará junto a tu pesebre? |
10 | Búrlase de la multitud de la ciudad: No oye las voces del arriero. | ¿Al uro le atarás a tu arado con coyundas? ¿o querrá rastrear los valles en pos de ti? |
11 | Lo oculto de los montes es su pasto, Y anda buscando todo lo que está verde. | ¿Confiarás en él por cuanto su fuerza es grande, y dejarás a su cuidado tus labores? |
12 | ¿Querrá el unicornio servirte á ti, Ni quedar á tu pesebre? | ¿Te fiarás de él para traer a casa tu cosecha, y allegarla en tu era de trillar? |
13 | ¿Atarás tú al unicornio con su coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti? | El ala del avestruz bate regocijadamente; pero sus alas y plumas ¿son acaso compasivas? |
14 | ¿Confiarás tú en él, por ser grande su fortaleza, Y le fiarás tu labor? | No, porque deja sus huevos sobre la tierra, y en el polvo los calienta; |
15 | ¿Fiarás de él que te tornará tu simiente, Y que la allegará en tu era? | y se olvida de que el pie los puede aplastar, y que la fiera del campo los puede pisar. |
16 | ¿Diste tú hermosas alas al pavo real, Ó alas y plumas al avestruz? | Es cruel para con sus hijuelos, como si no fueran suyos; en vano es su labor, pues que no recela de nada: |
17 | El cual desampara en la tierra sus huevos, Y sobre el polvo los calienta, | porque Dios le ha privado de sabiduría, y no le ha concedido entendimiento. |
18 | Y olvídase de que los pisará el pie, Y que los quebrará bestia del campo. | Cuando bate las alas, levantadas en alto, se ríe del caballo y de su jinete. |
19 | Endurécese para con sus hijos, como si no fuesen suyos, No temiendo que su trabajo haya sido en vano: | ¿Diste tú al caballo de guerra su fortaleza? ¿revestiste su cuello de crines ondulantes? |
20 | Porque le privó Dios de sabiduría, Y no le dió inteligencia. | ¿le has hecho brincar como langosta? ¡la gloria de su resoplido es pavorosa! |
21 | Luego que se levanta en alto, Búrlase del caballo y de su jinete. | Escarba en el valle con su casco, y se regocija de su fortaleza; sale al encuentro de los hombres armados. |
22 | ¿Diste tú al caballo la fortaleza? ¿Vestiste tú su cerviz de relincho? | Se ríe del temor, y no se acobarda, ni retrocede delante de la espada. |
23 | ¿Le intimidarás tú como á alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable: | Contra él suenan la aljaba, la luciente lanza y el venablo. |
24 | Escarba la tierra, alégrase en su fuerza, Sale al encuentro de las armas: | Con furor y rabia quiere tragarse la tierra, y no puede estarse sosegado cuando oye el sonido de la trompeta. |
25 | Hace burla del espanto, y no teme, Ni vuelve el rostro delante de la espada. | Cada vez que suena la trompeta, dice: ¡Ea! y de lejos huele la batalla; siente las voces atronadoras de los capitanes, y la gritería. |
26 | Contra él suena la aljaba, El hierro de la lanza y de la pica: | ¿Se eleva el halcón por industria tuya, y tiende su vuelo hacia el sur? |
27 | Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, Sin importarle el sonido de la bocina; | ¿Por tu orden acaso se remonta el águila, y pone en lo alto su nido? |
28 | Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y la vocería. | En la peña habita; y tiene su morada sobre el pico rocalloso e inaccesible; |
29 | ¿Vuela el gavilán por tu industria, Y extiende hacia el mediodía sus alas? | Desde allí atisba la presa; de lejos la ven sus ojos. |
30 | ¿Se remonta el águila por tu mandamiento, Y pone en alto su nido? Ella habita y está en la piedra, En la cumbre del peñasco y de la roca. Desde allí acecha la comida: Sus ojos observan de muy lejos. Sus pollos chupan la sangre: Y donde hubiere cadáveres, allí está. Á más de eso respondió Jehová á Job y dijo: ¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda á esto. Y respondió Job á Jehová, y dijo: He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, y no responderé: Aun dos veces, mas no tornaré á hablar. |
Sus polluelos chupan la sangre; y en donde haya muertos, allí está ella. |