Biblia paralela

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1 MAS ahora los más mozos de días que yo, se ríen de mí; Cuyos padres yo desdeñara ponerlos con los perros de mi ganado. PERO ahora se ríen de mí los que son de menor edad que yo; a cuyos padres yo me desdeñaba de ponerlos con los perros de mi ganado:
2 Porque ¿para qué yo habría menester la fuerza de sus manos, En los cuales había perecido con el tiempo? y ¿de qué me aprovecharía ni aun la fuerza de sus manos? ¡hombres en quienes ha perecido la esperanza de vejez!
3 Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos; Huían á la soledad, á lugar tenebroso, asolado y desierto. Extenuados de indigencia y de hambre, huyen al yermo, en medio de la lobreguez de la ruina y de la desolación.
4 Que cogían malvas entre los arbustos, Y raíces de enebro para calentarse. Arrancan barrilla junto a los arbustos; y raíces de retama es su comida.
5 Eran echados de entre las gentes, Y todos les daban grita como al ladrón. De en medio de las gentes son expulsados: gritan tras de ellos como tras de un ladrón;
6 Habitaban en las barrancas de los arroyos, En las cavernas de la tierra, y en las rocas. de modo que habitan en cañadas horrorosas, en cuevas de la tierra y de las peñas.
7 Bramaban entre las matas, Y se reunían debajo de las espinas. En medio de los arbustos, cual asnos, rebuznan, debajo de las zarzas se tienden.
8 Hijos de viles, y hombres sin nombre, Más bajos que la misma tierra. ¡Hijos son de insensatos, sí, hijos de gente infame, echados a golpes fuera del país!
9 Y ahora yo soy su canción, Y he sido hecho su refrán. ¡Y ahora yo he venido a ser la cantilena de ellos! ¡sí, yo he sido hecho su refrán!
10 Abomínanme, aléjanse de mí, Y aun de mi rostro no detuvieron su saliva. ¡Me abominan; ellos se alejan de mí; y nada se les da de escupirme en la cara!
11 Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro. Por cuanto Dios ha aflojado la cuerda de mi arco, y me ha humillado, ellos también se han quitado el freno delante de mí.
12 Á la mano derecha se levantaron los jóvenes; Empujaron mis pies, Y sentaron contra mí las vías de su ruina. A mi derecha la hez del pueblo se levanta; empujan mis pies; allanan contra mí sus vías de destrucción.
13 Mi senda desbarataron, Aprovecháronse de mi quebrantamiento, Contra los cuales no hubo ayudador. ¡Atajan mi senda, adelantan mi caída, hombres que no tienen quien les abone!
14 Vinieron como por portillo ancho, Revolviéronse á mi calamidad. Como por brecha ancha vienen; por entre los escombros, vienen rodando sobre mí.
15 Hanse revuelto turbaciones sobre mí; Combatieron como viento mi alma, Y mi salud pasó como nube Terrores me acometen repentinamente: como el viento persiguen mi nobleza; y, como una nube, ha pasado ya mi prosperidad.
16 Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción me han aprehendido. Ahora pues mi alma se derrama dentro de mí; se apoderan de mí los días de aflicción.
17 De noche taladra sobre mí mis huesos, Y mis pulsos no reposan. De noche son taladrados de dolor mis huesos, y se me caen; los gusanos que me roen nunca descansan.
18 Con la grande copia de materia mi vestidura está demudada; Cíñeme como el cuello de mi túnica. Por la gran violencia de mi enfermedad es desfigurado mi vestido; se me ciñe como el cuello de mi túnica.
19 Derribóme en el lodo, Y soy semejante al polvo y á la ceniza. Dios me echa en el cieno, y he venido a ser como polvo y ceniza.
20 Clamo á ti, y no me oyes; Preséntome, y no me atiendes. ¡A ti clamo por auxilio, oh Señor, mas no me respondes; me pongo en pie, y tú te quedas mirándome!
21 Haste tornado cruel para mí: Con la fortaleza de tu mano me amenazas. ¡Te has tornado cruel para conmigo; con tu poderosa mano me sigues persiguiendo!
22 Levantásteme, é hicísteme cabalgar sobre el viento, Y disolviste mi sustancia. Me alzas al viento; me haces cabalgar sobre él; también me derrites de temor; me tienes amedrentado.
23 Porque yo conozco que me reduces á la muerte; Y á la casa determinada á todo viviente. Porque yo sé que me traerás a la muerte, y a la casa señalada para todos los vivientes.
24 Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿Clamarán los sepultados cuando él los quebrantare? Ciertamente no vale la deprecación cuando Dios extiende su mano; ni cuando él destruye, les aprovecha pedir auxilio.
25 ¿No lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso? ¿Acaso no lloraba yo al desdichado? ¿y no se afligía mi alma por el necesitado?
26 Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; Y cuando esperaba luz, la oscuridad vino. Sin embargo, cuando yo esperaba el bien, me vino el mal; cuando aguardaba la luz, me vinieron profundas tinieblas.
27 Mis entrañas hierven, y no reposan; Días de aflicción me han sobrecogido. Mis entrañas hierven, y no hallan ningún reposo; me han sobrecogido los días de aflicción.
28 Denegrido ando, y no por el sol: Levantádome he en la congregación, y clamado. Me voy entenebrecido sin la luz del sol; me pongo en pie en medio de la asamblea, y clamo por auxilio.
29 He venido á ser hermano de los dragones, Y compañero de los búhos. He venido a ser hermano de los chacales, y compañero de los avestruces.
30 Mi piel está denegrida sobre mí, Y mis huesos se secaron con ardentía. Mi piel se ha vuelto negra, y se me cae; y mis huesos arden de calor.
31 Y hase tornado mi arpa en luto, Y mi órgano en voz de lamentadores. ¡Por tanto se ha convertido mi arpa en lamentos, y mi flauta en voz de los que lloran!
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