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Nuevo Testamento

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Hechos 15

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El concilio de Jerusalén
La cuestión de los gentiles y de la ley
Romanos 15:8-12; Gálatas 2:1-9; 5:1-6

1 Algunos que habían descendido de Judea enseñaban a los hermanos: A menos que os circuncidéis, según la costumbre de Moisés, no podéis ser salvos. 2 Como Pablo y Bernabé se oponían a ellos y surgía una fuerte discusión, determinaron que Pablo y Bernabé, y otros con ellos, subiesen a los apóstoles y a los ancianos en Jerusalén, para tratar esta cuestión. 3 Ellos, encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. 4 Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la iglesia, por los apóstoles y por los ancianos; y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos. 5 Pero se levantaron algunos creyentes de la secta de los fariseos, diciendo: Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la ley de Moisés. 6 Se reunieron los apóstoles y los ancianos para considerar este asunto. 7 Después de mucha discusión, se levantó Pedro y les dijo: ¡Varones hermanos! Vosotros sabéis que desde el principio Dios me eligió entre vosotros, para que por mi boca los gentiles oyeran la palabra del evangelio y creyeran. 8 Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo, así como a nosotros; 9 ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando sus corazones por la fe. 10 Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros fuimos capaces de soportar? 11 Pero creemos que somos salvos por la gracia del Señor Jesús igual que ellos. 12 Toda la multitud guardó silencio y escuchaban a Bernabé y a Pablo que contaban cuantas señales y prodigios había hecho Dios entre los gentiles por medio de ellos. 13 Cuando ellos se callaron, Jacobo tomó la palabra diciendo: Varones hermanos, escuchadme: 14 Simón ha referido cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de entre ellos un pueblo para su nombre. 15 Con esto concuerdan las palabras de los profetas, según está escrito: 16 «Después de esto volveré, y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y reconstruiré sus ruinas, y lo volveré a levantar; 17 para que el remanente de los hombres busque al Señor°, y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi nombre,» [Amós 9:11-12] 18 dice el Señor°, que hace estas cosas conocidas desde tiempos antiguos. 19 Por lo cual, yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se han convertido a Dios, 20 sino que se les escriba que se abstengan de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de lo ahogado y de la sangre. 21 Porque Moisés, desde generaciones antiguas, tiene en cada ciudad quienes lo prediquen, siendo leído cada sábado en las sinagogas. 22 Entonces les pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, escoger de entre ellos hombres para enviar a Antioquía con Pablo y Bernabé; fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, hombres destacados entre los hermanos. 23 Y escribieron por sus manos: Los apóstoles, los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, Siria y Cilicia, saludos: 24 Por cuanto oímos que algunos de entre nosotros os turbaron con palabras, trastornando vuestras almas, sin contar con nuestra autorización, 25 nos ha parecido bien, de común acuerdo, enviaros a hombres escogidos con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26 hombres que han expuesto sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Hemos enviado, pues, a Judas y a Silas, y ellos os dirán de palabra lo mismo. 28 Porque pareció bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 Abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de lo ahogado y de la fornicación; si os abstenéis de estas cosas, haréis bien. Pasadlo bien.

Judas y Silas enviados a Antioquía

30 Ellos, pues, siendo despedidos, fueron a Antioquía, y reuniendo a la multitud, entregaron la epístola. 31 Cuando la leyeron, se alegraron por la consolación. 32 Judas y Silas, siendo ellos también profetas, exhortaron con muchas palabras a los hermanos y los fortalecieron. 33 Después de pasar allí algún tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. 34 [Pero le pareció bien a Silas quedarse allí todavía.] 35 Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando y predicando, con muchos otros también, la palabra del Señor.

Segundo viaje misionero (15:36 al 18:22)
Nuevos equipos
Gálatas 4:13-15; Filipenses 2:19-22Colosenses 4:101 Timoteo 1:2)

36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos ahora y visitemos a los hermanos en cada ciudad en la que anunciamos la palabra del Señor, a ver cómo están. 37 Bernabé deseaba llevar con ellos a Juan también, llamado Marcos. 38 Pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo a aquel que se había apartado de ellos desde Panfilia y no los había acompañado a la obra. 39 Hubo tanta irritación, que se separaron el uno del otro; y tomando Bernabé a Marcos, se embarcó para Chipre; 40 Pablo, escogiendo a Silas, partió, encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. 41 Pasó por Siria y Cilicia, fortaleciendo a las iglesias.

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