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Nuevo Testamento

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Hechos 13

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Primer viaje misionero (13:1 al 15:35)
Bernabé y Saulo puestos aparte por el Espíritu Santo
Hechos 14:26-27; Gálatas 2:7-9

1 Había en la iglesia que estaba en Antioquía profetas y maestros: Bernabé y Simeón, llamado Niger, Lucio el cireneo, Manaén (hermano de crianza de Herodes tetrarca), y Saulo. 2 Mientras estos servían al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Separadme a Bernabé y a Saulo, para la obra a la que los he llamado. 3 Entonces, después de ayunar y orar, pusieron sobre ellos las manos y los despidieron.

Bernabé y Saulo en Chipre

4 Ellos, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y desde allí navegaron a Chipre. 5 Al llegar a Salamina, proclamaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos; tenían también a Juan como ayudante. 6 Atravesando toda la isla hasta Pafos, hallaron a un mago, falso profeta judío, llamado Barjesús, 7 quien estaba con el procónsul Sergio Paulo, hombre inteligente. Este llamó a Bernabé y a Saulo porque deseaba oír la palabra de Dios. 8 Pero Elimas el mago (pues así se traduce su nombre) les resistía, buscando apartar al procónsul de la fe. 9 Entonces Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavando en él sus ojos, 10 dijo: ¡Tú, ¡lleno de todo engaño y de todo fraude, hijo del diablo, enemigo de toda justicia!, ¿no cesarás de pervertir los caminos rectos del Señor? 11 Ahora, he aquí que la mano del Señor está sobre ti, y estarás ciego, sin ver el sol por algún tiempo. Y al instante cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y dando vueltas buscaba quien lo llevara de la mano. 12 Entonces el procónsul, viendo lo sucedido, creyó, impresionado por la doctrina del Señor. 13 Pablo y sus compañeros, zarpando de Pafos, llegaron a Perge en Panfilia, pero Juan se apartó de ellos y regresó a Jerusalén.

El Evangelio en Antioquía de Pisidia

14 Ellos, saliendo de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entrando en la sinagoga en el día sábado, se sentaron. 15 Después de la lectura de la ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga enviaron a decirles: Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. 16 Entonces Pablo se levantó, hizo una señal con la mano y dijo: Israelitas, y los que teméis a Dios, escuchad: 17 El Dios de este pueblo, Israel, escogió a nuestros padres y enalteció al pueblo cuando habitaban como extranjeros en Egipto; y con brazo poderoso los sacó de allí. 18 Durante unos 40 años los soportó en el desierto. 19 Y tras destruir a siete naciones en la tierra de Canaán, les dio su país en herencia. 20 Después, como por unos 450 años, les dio jueces hasta Samuel el profeta. 21 Luego pidieron un rey; y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante 40 años. 22 Quitado este, les levantó a David por rey; de quien también dijo, dando testimonio: Hallé a David hijo de Isaí, hombre según mi corazón, el cual hará toda mi voluntad. 23 De su descendencia, según su promesa, Dios suscitó para Israel un Salvador: Jesús. 24 Juan lo precedió y predicó antes de su venida el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Al terminar Juan su carrera, dijo: ¿Quién suponéis que soy? Yo no soy él; pero viene uno después de mí, de quien no soy digno de desatar el calzado de sus pies. 26 Hermanos, descendientes de Abraham y los que de entre vosotros teméis a Dios, a nosotros nos es enviada la palabra de esta salvación. 27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus jefes no lo reconocieron y lo condenaron, cumpliendo de esta manera las palabras de los profetas que cada sábado son leídas. 28 Y sin hallar causa digna de muerte en él, pidieron a Pilato que lo matara. 29 Cuando terminaron de cumplir todo lo escrito acerca de él, lo bajaron del madero y lo pusieron en un sepulcro. 30 Pero Dios lo resucitó de entre los muertos; 31 y fue visto muchos días por los que subieron con él de Galilea a Jerusalén; que son ahora sus testigos ante el pueblo. 32 Nosotros os anunciamos esta buena nueva: Dios ha cumplido la promesa hecha a los padres, 33 Dios la ha cumplido para nosotros, hijos suyos, resucitando a Jesús; como también está escrito en el Salmo segundo: «Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy.» [Salmo 2:7] 34 Y que lo levantó de entre los muertos, para nunca más volver a corrupción, así lo dijo: Os daré las santas y fieles bendiciones de David. 35 Por lo que también dice en otro Salmo: «No permitirás que tu Santo vea corrupción.» [Salmo 16:10] 36 Porque después de servir en su propia generación a la voluntad de Dios, David durmió, fue agregado a sus padres y vio corrupción; 37 pero al que Dios resucitó no vio corrupción. 38 Hermanos, sabed que en su nombre se os predica perdón de pecados; 39 y de todo lo que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, por él es justificado todo aquel que cree. 40 Mirad que no os ocurra lo que está dicho en los profetas: 41 «Ved, arrogantes, asombraos y pereced, porque hago una obra en vuestros días, obra que de ninguna manera creeréis, aunque alguien os la declare.» [Habacuc 1:5] 42 Al salir, les rogaron que el sábado siguiente también les hablasen de estas cosas. 43 Terminada la reunión, muchos de los judíos y de los prosélitos fieles seguían a Pablo y a Bernabé, quienes conversando con ellos los persuadían a permanecer firmes en la gracia de Dios. 44 El sábado siguiente se reunió casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. 45 Pero, al ver la multitud, los judíos se llenaron de celos y contradecían, blasfemando, las cosas que Pablo decía. 46 Entonces Pablo y Bernabé les respondieron con intrepidez: Era necesario que la palabra de Dios fuese predicada primero a vosotros; pero ya que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí nos volvemos a los gentiles. 47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: «Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta el extremo de la tierra.» [Isaías 49:6] 48 Los gentiles, al oír esto, se alegraban y glorificaban la palabra de Dios; y creyeron todos los que estaban destinados para vida eterna. 49 Y se difundió la palabra del Señor por toda la región. 50 Pero los judíos incitaron a las mujeres devotas y de alto rango, y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron fuera de sus territorios. 51 Estos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, se fueron a Iconio. 52 Los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.

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