Biblia paralela

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1 PERECE el justo, y no hay quien pare mientes; y los píos son recogidos, y no hay quien entienda que delante de la aflicción es recogido el justo. EL justo perece, mas ninguno hace caso de ello; y los hombres piadosos mueren, sin que nadie reflexione, que el justo es quitado de delante del mal que viene.
2 Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. Entra en la paz; los tales descansan sobre sus camas; cada uno que anduvo en su rectitud.
3 Mas vosotros llegaos acá, hijos de la agorera, generación de adúltero y de fornicaria. Mas en cuanto a vosotros, ¡llegaos acá, hijos de la hechicera, prole de la adúltera y de la ramera!
4 ¿De quién os habéis mofado? ¿contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, simiente mentirosa, ¿Con quién os habéis chanceado? ¿contra quién habéis ensanchada la boca y soltado la lengua? ¿No sois hijos de transgresión, linaje espúreo,
5 Que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol umbroso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? los que os inflamáis con ídolos debajo de todo árbol frondoso, y degolláis a los niños en las cañadas, debajo de las hendiduras de las peñas?
6 En las pulimentadas piedras del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y á ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No me tengo de vengar de estas cosas? En medio de las piedras pulidas del valle es tu porción; ellas, ellas son tu suerte predilecta; sí, a ellas has derramado libación, has presentado ofrenda vegetal. ¿Acaso he de estarme yo quieto acerca de estas cosas?
7 Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama: allí también subiste á hacer sacrificio. Sobre una montaña elevada y encumbrada has puesto tu cama; y allí subes para ofrecer sacrificio;
8 Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo: porque á otro que á mí te descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, é hiciste con ellos alianza: amaste su cama donde quiera que la veías. detrás de las puertas y de los postes pones tu memorial; porque te has desnudado a otro que a mí; y has subido, has ensanchado tu cama, y has hecho tu pacto con ellos: amaste su cama; proveíste el lugar.
9 Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta el profundo. También fuiste al rey con ungüentos, y aumentaste tus perfumes; y enviaste tus mensajeros muy lejos, y te has degradado hasta el infierno.
10 En la multitud de tus caminos te cansaste, mas no dijiste: No hay remedio; hallaste la vida de tu mano, por tanto no te arrepentiste. Te has cansado en el largo camino, mas no dijiste: Desistiré; hallaste en ello el avivamiento de tu fuerza; por tanto no te desalentaste.
11 ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado á la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he yo disimulado desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? Mas ¿a causa de quién te has avergonzado y has temido, para que faltases a tu fe, y no te acordases de mí, ni reflexionases en tu corazón? ¿No es cierto que yo he guardado silencio por largo tiempo? por tanto tú no me temes.
12 Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán. Yo declararé la justicia que tienes; pues en cuanto a tus obras, no te pueden aprovechar.
13 Cuando clamares, líbrente tus allegados; empero á todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí espera, tendrá la tierra por heredad, y poseerá el monte de mi santidad. Cuando clamas por auxilio, ¡líbrete tu turba de dioses! Mas el viento se los llevará a todos ellos; un soplo los disipará: pero el que pusiere su confianza en mí, poseerá la tierra, y heredará mi santo monte.
14 Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. Y será dicho: ¡Alzad, alzad la calzada, despejad el camino; quitad los tropiezos del camino de mi pueblo!
15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque así dice el Alto y el Excelso, que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en el lugar alto y santo; habito también con aquel que es de espíritu contrito y humilde; para vivificar el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los contritos.
16 Porque no tengo de contender para siempre, ni para siempre me he de enojar: pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he criado. Pues no contenderé para siempre, ni guardaré perpetuamente la ira; porque el espíritu desfallecería delante de mí, y las almas que yo he hecho.
17 Por la iniquidad de su codicia me enojé y heríle, escondí mi rostro y ensañéme; y fué él rebelde por el camino de su corazón. A causa de la iniquidad de su codicia, me indigné, y le castigué repetidas veces; escondí mi rostro, estando indignado: y él siguió andando perversamente en el camino de su corazón.
18 Visto he sus caminos, y le sanaré, y le pastorearé, y daréle consolaciones, á él y á sus enlutados. Yo he visto sus caminos, y le sanaré; le conduciré también, y le devolveré consuelos a él y a sus penitentes;
19 Crío fruto de labios: Paz, paz al lejano y al cercano, dijo Jehová; y sanarélo. yo que creo el fruto de los labios, paz, paz al que está lejos y al cercano, dice Jehová; yo pues le sanaré.
20 Mas los impíos son como la mar en tempestad, que no puede estarse quieta, y sus aguas arrojan cieno y lodo. Pero los inicuos son como la mar cuando está en tormenta, la cual no puede sosegarse, y sus aguas revuelven el barro y el cieno.
21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos. ¡No hay paz, dice mi Dios, para los inicuos!
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