Biblia paralela

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1 ESCUCHADME, islas, y esfuércense los pueblos; alléguense, y entonces hablen: estemos juntamente á juicio. ¡GUARDAD silencio delante de mí, oh tierras lejanas, y los pueblos tomen nuevas fuerzas! ¡Acérquense; entonces hablen! ¡lleguémonos juntos al tribunal!
2 ¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, é hízolo enseñorear de reyes; entrególos á su espada como polvo, y á su arco como hojarascas arrebatadas? ¿Quién ha levantado desde Oriente un guerrero, a quién llamó en justicia a sus pies? Entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorearse de reyes; los dió como polvo a su espada, y como hojarasca arrebatada a su arco.
3 Siguiólos, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. ¡Los perseguirá; pasará adelante con seguridad, por senda en que sus pies no solían andar!
4 ¿Quién obró é hizo esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros. ¿Quién lo ha obrado y lo ha hecho? Yo que llamo las generaciones desde el principio: yo Jehová, el primero de todos; y junto con los últimos, el mismo soy yo.
5 Las islas vieron, y tuvieron temor, los términos de la tierra se espantaron: congregáronse, y vinieron. Tierras lejanas vieron esto, y tuvieron temor; los fines de la tierra temblaron; se acercaron y vinieron.
6 Cada cual ayudó á su cercano, y á su hermano dijo: Esfuérzate. Se ayudaron unos a otros; cada cual a su compañero decía: ¡Esfuérzate!
7 El carpintero animó al platero, y el que alisa con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura, y afirmólo con clavos, porque no se moviese. Por tanto el artífice ayudó al platero, y el que alisaba con el martillo al que batía en el yunque, diciendo de la soldadura: ¡Buena está! luego se aseguró el ídolo con clavos, para que no se moviese.
8 Mas tú, Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, á quien yo escogí, simiente de Abraham mi amigo. Mas tú, oh Israel, siervo mío, y Jacob, a quien he escogido, simiente de mi amigo Abraham;
9 Porque te tomé de los extremos de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te escogí, y no te deseché. de quien he echado mano desde los extremos de la tierra, y desde los cabos de ella te he llamado, y te he dicho: Tú eres mi siervo; te he escogido, y no te he desechado:
10 No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. ¡no temas, porque contigo estoy yo! ¡no desmayes, porque yo soy tu Dios! ¡te fortaleceré, sí, te ayudaré, sí, te sustentaré con la diestra de mi justicia!
11 He aquí que todos los que se airan contra ti, serán avergonzados y confundidos: serán como nada y perecerán, los que contienden contigo. He aquí que serán avergonzados y confundidos todos los que están airados contigo; serán como una nada, y perecerán los hombres que contienden contigo.
12 Los buscarás, y no los hallarás, los que tienen contienda contigo, serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen guerra. Los buscarás, mas no podrás hallarlos, es decir, a los que contienden contigo; serán como una nada y como una nonada los que guerrean contra ti.
13 Porque yo Jehová soy tu Dios, que te ase de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudé. Parque yo, Jehová tu Dios, soy quien tiene asida tu mano diestra, y quien te dice: ¡No temas, yo soy tu ayudador!
14 No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo te socorrí, dice Jehová, y tu Redentor el Santo de Israel. No temas, oh gusanillo Jacob, y vosotros, los hombres de Israel; yo soy tu ayudador, dice Jehová; y tu Redentor es el Santo de Israel.
15 He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes: trillarás montes y los molerás, y collados tornarás en tamo. He aquí, yo haré que seas un trillo cortante nuevo, armado de dientes. Trillarás las montañas y las desmenuzarás, y reducirás, como a tamo, los collados.
16 Los aventarás, y los llevará el viento, y esparcirálos el torbellino. Tú empero te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel. Los aventarás, y el viento se los llevará, y el torbellino los esparcirá: pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.
17 Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, que no hay; secóse de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. Cuando los pobres y los menesterosos buscan agua y no la hay, y la lengua se les seca de sed; yo, Jehová, les escucharé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
18 En los altos abriré ríos, y fuentes en mitad de los llanos: tornaré el desierto en estanques de aguas, y en manaderos de aguas la tierra seca. Abriré para ellos ríos en los cerros pelados, y fuentes en medio de los valles; convertiré el desierto en lagunas, y la tierra seca en manaderos de aguas.
19 Daré en el desierto cedros, espinos, arrayanes, y olivas; pondré en la soledad hayas, olmos, y álamos juntamente; Plantaré en el desierto cedros y acacias, el arrayán y el oleastro; pondré en el yermo abetos y encinas y cipreses juntamente:
20 Porque vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo crió. a fin de que vean los hombres y sepan, y consideren y entiendan juntamente, que la mano de Jehová ha hecho esto, y que el Santo de Israel lo ha creado.
21 Alegad por vuestra causa, dice Jehová: exhibid vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob. ¡Presentad vuestra causa! dice Jehová; ¡producid vuestros fuertes alegatos! dice el Rey de Jacob.
22 Traigan, y anúnciennos lo que ha de venir: dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. Saquen a luz y nos declaren lo que ha de suceder: declarad las predicciones anteriores, sean cuales fueren, para que las consideremos, y sepamos en qué pararon; o, que nos hagan oír las cosas por venir.
23 Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; ó á lo menos haced bien, ó mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. ¡Declarad las cosas que vendrán en lo sucesivo, para que sepamos que sois dioses: más aún, haced cualquiera cosa, buena o mala, para que quedemos asombrados y la veamos juntos!
24 He aquí que vosotros sois de nada, y vuestras obras de vanidad; abominación el que os escogió. ¡He aquí que sois menos que la nada, y vuestra obra menos que la nonada! ¡abominable es aquel que os escoge!
25 Del norte desperté uno, y vendrá; del nacimiento del sol llamará en mi nombre: y hollará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero. Yo he levantado a uno desde el norte, y ya viene, desde el nacimiento del sol invocará mi nombre; y vendrá sobre príncipes como sobre lodo, y de la manera que el alfarero pisa el barro.
26 ¿Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; ó de tiempo atrás, y diremos: Es justo? Cierto, no hay quien anuncie, sí, no hay quien enseñe, ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras. ¿Quién ha declarado esto desde el principio, para que lo sepamos; desde lo antiguo, para que digamos: Es verdad? Al contrario, no hubo ni uno que declarase; no, no hubo quien predijese; no, no hubo quien oyese siquiera vuestros dichos.
27 Yo soy el primero que he enseñado estas cosas á Sión, y á Jerusalem daré un portador de alegres nuevas. Yo dije el primero a Sión: ¡He aquí mis profetas; he ahí están! y daré a Jerusalem anunciador de buenas nuevas.
28 Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo: preguntéles, y no respondieron palabra. Otra vez miraré; mas no hay ninguno: sí, entre todos estos dioses consultaré; mas no hay quien aconseje; les sigo preguntando, mas no responden palabra.
29 He aquí, todos iniquidad, y las obras de ellos nada: viento y vanidad son sus vaciadizos. ¡He aquí, todos ellos son una nada; una nonada son todas sus obras; viento y vacuidad son sus imágenes fundidas!
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