Biblia paralela

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1 CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. ¡CONSOLAD, consolad a mi pueblo! dice vuestro Dios.
2 Hablad al corazón de Jerusalem: decidle á voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. ¡Hablad al corazón de Jerusalem, y decidle a voces que se ha cumplido su milicia, que ha sido perdonada su iniquidad! porque ha recibido de la mano de Jehová el doble por todos sus pecados.
3 Voz que clama en el desierto: Barred camino á Jehová: enderezad calzada en la soledad á nuestro Dios. ¡Voz de uno que clama en el desierto: Preparad el camino de Jehová, enderezad en el yermo calzada para nuestro Dios!
4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. ¡Todo valle será elevado, y todo monte y cerro, abatido, y lo torcido será enderezado, y lo áspero, allanado;
5 Y manifestaráse la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; que la boca de Jehová habló. y será manifestada la gloria de Jehová, y la verá toda carne juntamente! por que la boca de Jehová lo ha dicho.
6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo de decir á voces? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo: Una voz dice: ¡Clama! y otra le contesta: ¿Qué he de clamar? Que toda carne es hierba, y toda su hermosura como la flor del campo:
7 La hierba se seca, y la flor se cae; porque el viento de Jehová sopló en ella: ciertamente hierba es el pueblo. sécase la hierba, se marchita la flor; porque el resuello de Jehová sopla sobre ella; verdaderamente el pueblo es hierba:
8 Sécase la hierba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. ¡sécase la hierba, se marchita la flor, mas la palabra de nuestro Dios permanece para siempre!
9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalem; levántala, no temas; di á las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro! ¡Súbete sobre un monte alto, oh Sión, anunciadora de buenas nuevas! ¡levanta con fuerza tu voz, oh Jerusalem, anunciadora de buenas nuevas! ¡levántala, no temas! ¡di a las ciudades de Judá: He ahí a vuestro Dios!
10 He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro. ¡He aquí que Jehová, el Señor, viene con poder, y su mismo brazo enseñoreará para él; he aquí, su premio está con él, y su recompensa delante de él!
11 Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente las paridas. Como pastor, apacentará su grey; en su brazo recogerá los corderitos, y los llevará en su seno, y conducirá suavemente a las recién paridas.
12 ¿Quién midió las aguas con su puño, y aderezó los cielos con su palmo, y con tres dedos allegó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con peso los collados? ¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano, y tomó las dimensiones de los cielos con un palmo, y comprendió en una medida el polvo de la tierra, y pesó en romana las montañas, y los collados en balanzas?
13 ¿Quién enseñó al espíritu de Jehová, ó le aconsejo enseñándole? ¿Quién ha enseñado al Espíritu de Jehová, y, siendo su consejero, le ha hecho saber?
14 ¿Á quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, ó le enseñó ciencia, ó le mostró la senda de la prudencia? ¿Con quién tomó él consejo, y quién le hizo entender, y le instituyó en la senda de justicia, y le enseñó la ciencia, y le hizo conocer el camino de la inteligencia?
15 He aquí que las naciones son reputadas como la gota de un acetre, y como el orín del peso: he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. He aquí que las naciones le son como una gota de agua, que cae del cubo; y como el menudo polvo las balanzas le son estimadas; he aquí, él alza las islas como cosa menudísima.
16 Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Y no bastan los bosques del Líbano para el fuego, ni sus bestias son suficientes para holocausto.
17 Como nada son todas las gentes delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. Todas las naciones son una nada delante de él; menos que la nonada y la vacuidad misma le son reputadas.
18 ¿Á qué pues haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis? ¿A quién pues semejaréis a Dios, o qué comparación instituiréis para con él?
19 El artífice apareja la imagen de talla, el platero le extiende el oro, y le funde cadenas de plata. En cuanto a la imagen esculpida, el artífice la funde, y el platero la cubre con láminas de oro, y funde para ella cadenillas de plata.
20 El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se corrompa; búscase un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva. Aquel que es demasiado pobre para tal ofrenda, escoge un árbol que no se apolille; busca para sí un artífice que le prepare una escultura que no se mueva.
21 ¿No sabéis? ¿no habéis oído? ¿nunca os lo han dicho desde el principio? ¿no habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? ¿No querréis saber? ¿no querréis escuchar? ¿nunca se os ha anunciado desde el principio? ¿nunca lo habéis entendido desde que fueron echados los cimientos de la tierra?
22 Él está asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas: él extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar: Dios es aquel que se está sentado sobre el círculo de la tierra, y los habitantes de ella le son como langostas; el que extiende, como cendal, los cielos, y los despliega como pabellón que se tiende para habitación:
23 Él torna en nada los poderosos, y á los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. el que reduce los príncipes a la nada; a los jueces de la tierra los ha hecho como la vacuidad misma.
24 Como si nunca fueran plantados, como si nunca fueran sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; así que sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarascas. ¡No bien fueron plantados, no bien fueron sembrados, no bien habíase arraigado su tronco en la tierra, cando apenas sopla él sobre ellos, y se secan, y el torbellino se los lleva como hojarasca!
25 ¿Á qué pues me haréis semejante, ó seré asimilado? dice el Santo. ¿A quién pues me compararéis, para que yo sea como él? dice el Santo.
26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién crió estas cosas: él saca por cuenta su ejército: á todas llama por sus nombres; ninguna faltará: tal es la grandeza de su fuerza, y su poder y virtud. ¡Levantad hacia arriba vuestros ojos, y ved! ¿Quién creó aquellos cuerpos celestes? ¿quién saca por cuenta su hueste? A todos ellos los llama por sus nombres; a causa de la grandeza de sus fuerzas y la pujanza de su poder, no deja de presentarse ni uno de ellos.
27 ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino es escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿Por qué dices pues, oh Jacob, y hablas, oh Israel, diciendo: Escondido está mi camino a Jehová, y mi causa va pasando desapercibida de mi Dios?
28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios del siglo es Jehová, el cual crió los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. ¿Acaso tú no sabes? ¿acaso nunca lo has oído decir? ¡El Dios eterno, Jehová, el Creador de los fines de la tierra, no desfallece, ni aun se cansa: no hay quien escudriñe su entendimiento!
29 Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Él da, al desfallecido, esfuerzo, y a los que carecen de fuerzas les aumenta el poder.
30 Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen: Aun los mancebos desfallecerán y se cansarán, y los guerreros escogidos caerán por completo.
31 Mas los que esperan á Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán. Pero los que esperan a Jehová adquirirán nuevas fuerzas; se remontarán con alas, como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no desfallecerán.
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