Biblia paralela

# Moderna 1929 actualizada 2020 close Reina-Valera revisada 1909 close
1 Cuando bajó de la montaña, una gran multitud lo seguía. Y COMO descendió del monte, le seguían muchas gentes.
2 Entonces vino un leproso y se prosternó ante él, diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme! Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme.
3 Extendiendo la mano, le tocó, diciendo: Quiero: sé limpiado. Al instante fue limpiada su lepra. Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y luego su lepra fué limpiada.
4 Le dijo Jesús: Mira, no lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas á nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio á ellos.
5 Entrando Jesús en Capernaum, se le acercó un centurión rogándole, Y entrando Jesús en Capernaum, vino á él un centurión, rogándole,
6 diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y diciendo: Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente atormentado.
7 Le dijo: Yo iré, y lo sanaré. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8 Pero respondiendo el centurión, dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; pero di solo la palabra, y mi criado sanará. Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
9 Porque también yo, que soy hombre bajo autoridad, tengo soldados bajo mi mando; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10 Oyendo esto Jesús, se admiró; y dijo a los que lo seguían: En verdad os digo, que no he hallado en Israel fe tan grande. Y oyendo Jesús, se maravilló, y dijo á los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tanta.
11 Yo os digo que muchos vendrán del oriente, y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham e Isaac y Jacob, en el reino de los cielos; Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos:
12 pero los hijos del reino serán echados a la oscuridad de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Mas los hijos del reino serán echados á las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes.
13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y según creíste, te sea hecho. Y su criado quedó sano en aquel momento. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su mozo fué sano en el mismo momento.
14 Viniendo Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de este acostada y con fiebre. Y vino Jesús á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en cama, y con fiebre.
15 Le tocó la mano y se le quitó la fiebre; y ella se levantó y le servía. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía.
16 Llegada la tarde, le trajeron muchos endemoniados; y echó fuera los demonios con una palabra; y sanó a todos los que tenían algún mal; Y como fué ya tarde, trajeron á él muchos endemoniados: y echó los demonios con la palabra, y sanó á todos los enfermos;
17 de modo que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías: «Él mismo tomó nuestras debilidades, y cargó con nuestras enfermedades.» [Isaías 53:4] Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
18 Viendo Jesús una multitud a su alrededor, mandó pasar a la otra orilla. Y viendo Jesús muchas gentes alrededor de sí, mandó pasar á la otra parte del lago.
19 Acercándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Y llegándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde quiera que fueres.
20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza.
21 Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que vaya primero, y entierre á mi padre.
22 Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos. Y Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren á sus muertos.
23 Entrando él en una barca, sus discípulos lo siguieron. Y entrando él en el barco, sus discípulos le siguieron.
24 De pronto se levantó una gran tempestad en el mar, tan fuerte que la barca era cubierta por las olas; pero él dormía. Y he aquí, fué hecho en la mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas; mas él dormía.
25 Acercándose lo despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Y llegándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.
26 Les dijo: Hombres de poca fe, ¿por qué tenéis miedo? Entonces se levantó, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo una gran bonanza. Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió á los vientos y á la mar; y fué grande bonanza.
27 Los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Quién es este, a quien incluso los vientos y el mar obedecen? Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le obedecen?
28 Al llegar él a la otra orilla, al país de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados, que salían de los sepulcros, muy enfurecidos, de tal modo que nadie podía pasar por aquel camino. Y como él hubo llegado en la otra ribera al país de los Gergesenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino.
29 Y gritaron, diciendo: ¿Qué hay entre nosotros y tú, Hijo de Dios? ¿Viniste acá antes de tiempo para atormentarnos? Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿has venido acá á molestarnos antes de tiempo?
30 Lejos de ellos se apacentaba una piara de muchos cerdos. Y estaba lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.
31 Los demonios le rogaron, diciendo: Si nos arrojas fuera, envíanos a la piara de cerdos. Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir á aquel hato de puercos.
32 Él les dijo: Id. Y ellos, saliendo, se fueron a los cerdos; y he aquí que toda la piara se precipitó por el despeñadero al mar, y murieron en las aguas. Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron á aquel hato de puercos: y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la mar, y murieron en las aguas.
33 Pero los que los apacentaban huyeron, y al llegar a la ciudad, lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. Y los porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
34 Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y al verlo, le rogaron que se retirara de sus territorios. Y he aquí, toda la ciudad salió á encontrar á Jesús: Y cuando le vieron, le rogaban que saliese de sus términos.
navigate_before Mateo 7 Mateo 9 navigate_next
arrow_upward Arriba