Biblia paralela

# Moderna 1929 actualizada 2020 close Reina-Valera revisada 1909 close
1 Llegada la madrugada, todos los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús, para matarlo. Y VENIDA la mañana, entraron en consejo todos los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos del pueblo, contra Jesús, para entregarle á muerte.
2 Habiéndolo atado, lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador. Y le llevaron atado, y le entregaron á Poncio Pilato presidente.
3 Entonces Judas, el que lo había entregado, al ver que era condenado, lleno de remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los [jefes de los] sacerdotes y a los ancianos, Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido las treinta piezas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos,
4 diciendo: ¡Pequé entregando sangre inocente! Mas ellos dijeron: ¿A nosotros qué nos importa? ¡Allá tú! Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da á nosotros? Viéraslo tú.
5 Y arrojando las monedas de plata en el santuario, se marchó, fue y se ahorcó. Y arrojando las piezas de plata en el templo, partióse; y fué, y se ahorcó.
6 Los [jefes de los] sacerdotes, recogiendo las monedas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el Tesoro, porque es precio de sangre. Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre.
7 Después de consultarse, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de extranjeros. Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros.
8 Por lo cual aquel campo se llama Campo de sangre, hasta hoy. Por lo cual fué llamado aquel campo, Campo de sangre, hasta el día de hoy.
9 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: Y tomaron las treinta monedas de plata, precio del valorado, que estimaron los hijos de Israel; Entonces se cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fué apreciado por los hijos de Israel;
10 y las dieron por el campo del alfarero, como el Señor° me ordenó. Y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.
11 Jesús compareció delante del gobernador; y el gobernador le preguntó: ¿Eres tú el rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. Y Jesús estuvo delante del presidente; y el presidente le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
12 Cuando fue acusado por los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. Y siendo acusado por los príncipes de los sacerdotes, y por los ancianos, nada respondió.
13 Entonces, Pilato le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pilato entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
14 Pero no le respondió ni una sola palabra; de manera que el gobernador estaba muy asombrado. Y no le respondió ni una palabra; de tal manera que el presidente se maravillaba mucho,
15 Ahora bien, en cada fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, a quien ellos quisieran. Y en el día de la fiesta acostumbraba el presidente soltar al pueblo un preso, cual quisiesen.
16 Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Y tenían entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.
17 Estando ellos reunidos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte?, ¿a Barrabás, o a Jesús, que es llamado Cristo? Y juntos ellos, les dijo Pilato; ¿Cuál queréis que os suelte? ¿á Barrabás ó á Jesús que se dice el Cristo?
18 Pues, sabía que por envidia lo habían entregado. Porque sabía que por envidia le habían entregado.
19 Estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque mucho he padecido hoy en sueños a causa de él. Y estando él sentado en el tribunal, su mujer envió á él, diciendo: No tengas que ver con aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él.
20 Pero los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos persuadieron al pueblo para que pidiesen a Barrabás, e hicieran morir a Jesús. Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese á Barrabás, y á Jesús matase.
21 Respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: ¡A Barrabás! Y respondiendo el presidente les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: á Barrabás.
22 Les dijo Pilato: ¿Qué haré, pues, de Jesús, llamado Cristo? Dijeron todos: ¡Sea crucificado! Pilato les dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Dícenle todos: Sea crucificado.
23 Pero el gobernador dijo: Pues, ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban más fuerte: ¡Sea crucificado! Y el presidente les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Mas ellos gritaban más, diciendo: Sea crucificado.
24 Al ver Pilato que nada ganaba, sino que se estaba organizando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: Inocente soy de la sangre de este; vosotros veréis. Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo veréis lo vosotros.
25 Todo el pueblo respondiendo, dijo: ¡Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos! Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.
26 Les soltó a Barrabás; pero habiendo hecho azotar a Jesús, lo entregó para ser crucificado. Entonces les soltó á Barrabás: y habiendo azotado á Jesús, le entregó para ser crucificado.
27 Entonces los soldados del gobernador, llevando a Jesús al pretorio, reunieron contra él a toda la cohorte. Entonces los soldados del presidente llevaron á Jesús al pretorio, y juntaron á él toda la cuadrilla;
28 Y desnudándolo, le pusieron un manto de púrpura por encima. Y desnudándole, le echaron encima un manto de grana;
29 Trenzando una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y una caña en su mano derecha; arrodillándose delante de él, se burlaban de él, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; é hincando la rodilla delante de él, le burlaban, diciendo: ¡Salve, Rey de los Judíos!
30 Y le escupían; y tomando la caña, le golpeaban la cabeza. Y escupiendo en él, tomaron la caña, y le herían en la cabeza.
31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus propios vestidos y lo llevaron para crucificarle. Y después que le hubieron escarnecido, le desnudaron el manto, y le vistieron de sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.
32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón; a este obligaron a llevar la cruz. Y saliendo, hallaron á un Cireneo, que se llamaba Simón: á éste cargaron para que llevase su cruz.
33 Cuando llegaron al lugar que se llama Gólgota, que quiere decir, Lugar de la Calavera, Y como llegaron al lugar que se llamaba Gólgotha, que es dicho, El lugar de la calavera,
34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero cuando lo probó, no quiso beber. Le dieron á beber vinagre mezclado con hiel: y gustando, no quiso beber lo
35 Después de crucificarlo, se repartieron sus ropas, echando suertes. Y después que le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes: para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta: Se repartieron mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
36 Sentándose, lo guardaban allí. Y sentados le guardaban allí.
37 Pusieron sobre su cabeza la acusación contra él, escrita así: Este es Jesús, el rey de los judíos. Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ÉSTE ES JESÚS EL REY DE LOS JUDÍOS.
38 Entonces fueron crucificados con él dos malhechores, uno a la derecha, y el otro a la izquierda. Entonces crucificaron con él dos ladrones, uno á la derecha, y otro á la izquierda.
39 Los que pasaban lo insultaban meneando la cabeza, Y los que pasaban, le decían injurias, meneando sus cabezas,
40 diciendo: ¡Tú que derribas el templo y en tres días lo reconstruyes, sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz! Y diciendo: Tú, el que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate á ti mismo: si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.
41 De igual manera los [jefes de los] sacerdotes, burlándose con los escribas y los ancianos, decían: De esta manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciendo con los escribas y los Fariseos y los ancianos, decían:
42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. á otros salvó, á sí mismo no puede salvar: si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.
43 Ha confiado en Dios; que lo libre ahora, si lo quiere; porque dijo: Soy Hijo de Dios. Confió en Dios: líbrele ahora si le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
44 Los malhechores que estaban crucificados con él, también lo injuriaban. Lo mismo también le zaherían los ladrones que estaban crucificados con él.
45 Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra, hasta la hora novena. Y desde la hora de sexta fueron tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona.
46 Y cerca de la hora novena, Jesús gritó con gran voz, diciendo: ¡Elí Elí! ¿Lama Sabactani? Que quiere decir: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado? Y cerca de la hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
47 Algunos de los que allí estaban, al oírlo, decían: A Elías llama este. Y algunos de los que estaban allí, oyéndolo, decían: Á Elías llama éste.
48 Al instante corriendo uno de ellos tomó una esponja, la empapó en vinagre y poniéndola en una caña, le dio a beber. Y luego, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la hinchió de vinagre, y poniéndola en una caña, dábale de beber.
49 Pero los demás decían: ¡Deja, veamos si viene Elías a salvarlo! Y los otros decían: Deja, veamos si viene Elías á librarle.
50 Pero Jesús, gritando de nuevo con gran voz, entregó el espíritu. Mas Jesús, habiendo otra vez exclamado con grande voz, dió el espíritu.
51 Entonces la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba hasta abajo; la tierra tembló y las rocas se partieron; Y he aquí, el velo del templo se rompió en dos, de alto á bajo: y la tierra tembló, y las piedras se hendieron;
52 los sepulcros se abrieron; y muchos cuerpos de santos, que habían dormido, resucitaron; Y abriéronse los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;
53 y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, vinieron a la ciudad santa, y aparecieron a muchos. Y salidos de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron á la santa ciudad, y aparecieron á muchos.
54 El centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que sucedieron, tuvieron mucho miedo y dijeron: ¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios! Y el centurión, y los que estaban con él guardando á Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios era éste.
55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole; Y estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido de Galilea á Jesús, sirviéndole:
56 entre las cuales estaba María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Entre las cuales estaban María Magdalena, y María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, que se llamaba José, el cual también era discípulo de Jesús; Y como fué la tarde del día, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también había sido discípulo de Jesús.
58 este, yendo a Pilato, pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le entregase. Éste llegó á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús: entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo.
59 Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio, Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,
60 y lo colocó en un sepulcro suyo nuevo, que había excavado en la roca; y habiendo rodado una piedra grande a la puerta del sepulcro, se fue. Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una grande piedra á la puerta del sepulcro, se fué.
61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas enfrente del sepulcro. Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.
62 Al día siguiente, que era el día después de la Preparación, los [jefes de los] sacerdotes y los fariseos acudieron juntos a Pilato, Y el siguiente día, que es después de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos á Pilato,
63 diciendo: Señor, nos acordamos que aquel impostor dijo mientras vivía aún: Después de tres días resucitaré. Diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré.
64 Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el día tercero; no sea que vengan sus discípulos de noche, lo roben y digan al pueblo: Ha resucitado de entre los muertos. Y el último engaño sea peor que el primero. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; porque no vengan sus discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.
65 Les dijo Pilato: Guardia tenéis, id, aseguradlo como sabéis. Y Pilato les dijo: Tenéis una guardia: id, aseguradlo como sabéis.
66 Ellos fueron, y sellando la piedra, aseguraron el sepulcro con la guardia. Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, con la guardia.
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