Biblia paralela

# Moderna 1929 actualizada 2020 close Reina-Valera revisada 1909 close
1 Os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, que también recibisteis, en el cual también estáis firmes, ADEMÁS os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
2 mediante el cual sois salvos si retenéis la palabra que os prediqué; a menos que hayáis creído en vano. Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Porque en primer lugar os comuniqué lo que también recibí, que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras;
4 que fue sepultado, y que fue resucitado al tercer día, conforme a las Escrituras; Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;
5 y que fue visto por Cefas, y luego por los 12; Y que apareció á Cefas, y después á los doce.
6 después fue visto por 500 hermanos a la vez, de los que la mayoría permanecen hasta ahora, aunque algunos duermen; Después apareció á más de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos.
7 después fue visto por Jacobo, luego por todos los apóstoles; Después apareció á Jacobo; después á todos los apóstoles.
8 y después de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, me apareció también a mí. Y el postrero de todos, como á un abortivo, me apareció á mí.
9 Porque soy el menor de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí la iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia para conmigo no fue en vano; sino que he trabajado mucho más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. Empero por la gracia de Dios soy lo que soy: y su gracia no ha sido en vano para conmigo; antes he trabajado más que todos ellos: pero no yo, sino la gracia de Dios que fué conmigo.
11 Pues, bien sea yo o ellos, así predicamos, y así creísteis. Porque, ó sea yo ó sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.
12 Pero si se predica que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de vosotros que no hay resurrección de muertos? Y si Cristo es predicado que resucitó de los muertos ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha sido resucitado; Porque si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó:
14 y si Cristo no ha sido resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana es también vuestra fe. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
15 Y también somos hallados falsos testigos de Dios; porque testificamos contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Y aun somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él haya levantado á Cristo; al cual no levantó, si en verdad los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no son resucitados, tampoco ha sido resucitado Cristo; Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
17 y si Cristo no ha sido resucitado, vana es vuestra fe; todavía estáis en vuestros pecados. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados.
18 Entonces también los que se durmieron en Cristo han perecido. Entonces también los que durmieron en Cristo son perdidos.
19 Si solo para esta vida esperamos en Cristo, somos los más desdichados de todos los hombres. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los más miserables somos de todos los hombres.
20 (Pero ahora Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
21 Porque ya que mediante un hombre vino la muerte, también mediante un hombre vino la resurrección de los muertos. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
22 Porque como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. Porque así como en Adam todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.
23 Pero cada uno en su propio orden: las primicias, Cristo; después los que son de Cristo, a su venida; Mas cada uno en su orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
24 luego, el fin; cuando entregue el reino al Dios y Padre; cuando suprima todo principado y toda autoridad y poder. Luego el fin; cuando entregará el reino á Dios y al Padre, cuando habrá quitado todo imperio, y toda potencia y potestad.
25 Porque es menester que él reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. Porque es menester que él reine, hasta poner á todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 El último enemigo que será destruido es la muerte. Porque «todo lo sometió bajo sus pies» [Salmo 8:6]. Y el postrer enemigo que será deshecho, será la muerte.
27 Y cuando dice que todo le ha sido sometido, es evidente que está excluido el que le sometió todo a él. Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice: Todas las cosas son sujetadas á él, claro está exceptuado aquel que sujetó á él todas las cosas.
28 Y cuando todas las cosas le hayan sido sometidas, entonces el Hijo mismo también se someterá al que le sometió a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos). Mas luego que todas las cosas le fueren sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó á él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos.
29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan en favor de los muertos, si verdaderamente los muertos no resucitan? ¿Por qué entonces se bautizan por ellos? De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué pues se bautizan por los muertos?
30 ¿Por qué también nosotros nos exponemos al peligro a toda hora? ¿Y por qué nosotros peligramos á toda hora?
31 Hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en Cristo Jesús, Señor nuestro, cada día estoy expuesto a la muerte. Sí, por la gloria que en orden á vosotros tengo en Cristo Jesús Señor nuestro, cada día muero.
32 Si como hombre luché con fieras en Éfeso, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, porque mañana moriremos.» [Isaías 22:13] Si como hombre batallé en Éfeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.
33 No os dejéis engañar; las malas compañías corrompen las buenas costumbres. No erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
34 Volved a vuestro sano juicio, y no sigáis pecando; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen á Dios: para vergüenza vuestra hablo.
35 Pero alguno dirá: ¿Cómo son resucitados los muertos? Y ¿con qué clase de cuerpo vienen? Mas dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
36 ¡Insensato! Lo que tú siembras no es vivificado si no muere; Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muriere antes.
37 y lo que siembras no es el cuerpo que ha de ser, sino el grano desnudo, quizá de trigo, o de alguna otra semilla; Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, acaso de trigo, ó de otro grano:
38 pero Dios le da el cuerpo que quiere, y a cada semilla su propio cuerpo. Mas Dios le da el cuerpo como quiso, y á cada simiente su propio cuerpo.
39 No toda carne es la misma carne; sino que una carne es la de hombres; otra carne la de animales; otra carne la de aves; y otra la de peces. Toda carne no es la misma carne; mas una carne ciertamente es la de los hombres, y otra carne la de los animales, y otra la de los peces, y otra la de las aves.
40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una, en verdad, es la gloria de los celestiales, y otra, la de los terrenales. Y cuerpos hay celestiales, y cuerpos terrestres; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres:
41 Una es la gloria del sol; y otra es la gloria de la luna; y otra es la gloria de las estrellas; porque una estrella se diferencia de otra en gloria. Otra es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas: porque una estrella es diferente de otra en gloria.
42 Así también es la resurrección de los muertos. El cuerpo se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción se levantará en incorrupción;
43 se siembra en deshonra, resucita en gloria; se siembra en debilidad, resucita en poder; Se siembra en vergüenza, se levantará con gloria; se siembra en flaqueza, se levantará con potencia;
44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo natural, también hay cuerpo espiritual. Se siembra cuerpo animal, resucitará espiritual cuerpo. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
45 Así también está escrito: «El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente;» [Génesis 2:7] el último Adán, espíritu vivificador. Así también está escrito: Fué hecho el primer hombre Adam en ánima viviente; el postrer Adam en espíritu vivificante.
46 Pero no fue primero lo espiritual, sino lo natural, y después lo espiritual. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
47 El primer hombre fue de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo. El primer hombre, es de la tierra, terreno: el segundo hombre que es el Señor, es del cielo.
48 Como el terrenal, así también los terrenales; y como el celestial, tales también los celestiales. Cual el terreno, tales también los terrenos; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49 Y como llevamos la imagen del terrenal, también llevaremos la imagen del celestial. Y como trajimos la imagen del terreno, traeremos también la imagen del celestial.
50 Pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.
51 Mirad, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos cambiados, He aquí, os digo un misterio: Todos ciertamente no dormiremos, mas todos seremos transformados.
52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojo, en la última trompeta; porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos cambiados. En un momento, en un abrir de ojo, á la final trompeta; porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados.
53 Porque es necesario que esto corruptible revista la incorrupción, y esto mortal revista la inmortalidad. Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.
54 Y cuando esto corruptible se revista de incorrupción, y esto mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que ha sido escrita: «¡La muerte ha sido sorbida por la victoria!» [Isaías 25:8] Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se efectuará la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria.
55 «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh hades, tu victoria?» [Oseas 13:14] ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?
56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley.
57 pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Mas á Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo.
58 Por lo cual, amados hermanos míos, estad firmes, inconmovibles, abundando en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo no es vano en el Señor. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.
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