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La genealogía de Jesús
1 Crónicas 2:3-15; 3:5-19; Lucas 3:23-38
1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. 2 Abraham engendró a Isaac; e Isaac engendró a Jacob; Jacob engendró a Judá y a sus hermanos; 3 Judá engendró a Fares y a Zara de Tamar; Fares engendró a Esrom; y Esrom engendró a Aram; 4 Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Naasón; y Naasón engendró a Salmón; 5 Salmón engendró a Booz de Rahab; Booz engendró a Obed de Rut; y Obed engendró a Isaí; 6 e Isaí engendró al rey David. Y David, de la que fue mujer de Urías, engendró a Salomón; 7 Salomón engendró a Roboam; Roboam engendró a Abías; y Abías engendró a Asa; 8 Asa engendró a Josafat; Josafat engendró a Joram; y Joram engendró a Uzías; 9 Uzías engendró a Jotam; Jotam engendró a Acaz; y Acaz engendró a Ezequías; 10 Ezequías engendró a Manasés; Manasés engendró a Amón; y Amón engendró a Josías; 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel; y Salatiel engendró a Zorobabel; 13 Zorobabel engendró a Abiud; Abiud engendró a Eliaquim; y Eliaquim engendró a Azor; 14 Azor engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Aquim; y Aquim engendró a Eliud; 15 Eliud engendró a Eleazar; Eleazar engendró a Matán, y Matán engendró a Jacob; 16 Jacob engendró a José, marido de María, de la que nació Jesús, que es llamado el Cristo.
17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David, son 14 generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, 14 generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, 14 generaciones.
El anuncio del nacimiento de Jesús
Lucas 2:1-21
18 El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: Estando desposada su madre María con José, antes que se unieran, se halló que estaba encinta del Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo y no quería exponerla a la ignominia pública, se propuso repudiarla secretamente. 20 Mientras él pensaba en esto, he aquí un ángel del Señor° le apareció en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa; porque lo que en ella es engendrado es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo; y lo llamarás Jesús; porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el Señor° por medio del profeta, que dijo: 23 «Mira, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y será llamado Emanuel» [Isaías 7:14], que traducido significa Dios con nosotros.
24 Despertado del sueño, José hizo como el ángel del Señor° le había mandado, y recibió a su mujer; 25 pero no se unió a ella hasta que hubo dado a luz a su hijo [primogénito], y le puso por nombre Jesús.
La visita de los magos
1 Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en días del rey Herodes, he aquí que vinieron magos del oriente a Jerusalén, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque en oriente vimos su estrella, y hemos venido para adorarlo. 3 Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Convocando a todos los [jefes de los] sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 6 «Y tú, Belén, en tierra de Judá, no eres de ninguna manera el menor entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá el gobernante que pastoreará a mi pueblo Israel.» [Miqueas 5:2]
Herodes
7 Entonces Herodes, habiendo llamado a los magos en secreto, averiguó por ellos con exactitud el tiempo en que apareció la estrella. 8 Enviándolos a Belén, dijo: Id, y enteraos con certeza lo que haya acerca del niño; y cuando lo halléis, hacédmelo saber para que yo también vaya y lo adore. 9 Ellos, pues, habiendo oído al rey, se fueron, y la estrella que vieron en oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Viendo la estrella, se llenaron de gran alegría. 11 Entrando en la casa, hallaron al niño, con su madre María; y postrándose lo adoraron; y abriendo sus tesoros le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. 12 Pero advertidos en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
La huida a Egipto
13 Cuando se fueron, he aquí un ángel del Señor° apareció en sueños a José, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto; y te quedas allí hasta que yo te lo diga; porque Herodes buscará al niño para destruirlo. 14 Levantándose, pues, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto; 15 y se quedó allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera lo que dijo el Señor° por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi Hijo.» [Oseas 11:1] 16 Entonces Herodes, viéndose burlado por los magos, se enfureció mucho; y mandó matar a todos los niños varones que había en Belén y en todos sus términos, de dos años y menores, conforme al tiempo que con exactitud averiguó de los magos. 17 Se cumplió entonces lo dicho por el profeta Jeremías, esto es: 18 «Voz fue oída en Ramá, llanto y gemidos grandes; ¡era Raquel que lloraba por sus hijos, y no quería ser consolada, porque ya no son!» [Jeremías 31:15]
El regreso al país
19 Pero muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor° aparece en sueños a José en Egipto, 20 y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel; porque han muerto los que querían quitarle la vida al niño. 21 Se levantó, pues, tomó al niño y a su madre, y se fue a la tierra de Israel. 22 Pero cuando oyó que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo temor de ir allá; y avisado en un sueño, se retiró a la región de Galilea; 23 llegó y habitó en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliera lo dicho por los profetas: Será llamado Nazareno.
La predicación de Juan el Bautista, mensajero de Dios
Marcos 1:2-8; Lucas 3:1-20; Juan 1:19-23
1 En aquellos días vino Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea, 2 diciendo: Arrepentíos; porque el reino de los cielos se ha acercado. 3 Este es el anunciado por el profeta Isaías, diciendo: «Voz de uno que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor°; enderezad sus sendas.» [Isaías 40:3] 4 Juan mismo llevaba un vestido de pelo de camello, y un cinturón de cuero le rodeaba la cintura; y su comida era langostas y miel silvestre.
5 Llegaban a él de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región contigua al Jordán, 6 y fueron bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
Lucas 3:7-9
7 Pero cuando vio a muchos de los fariseos y saduceos que venían para ser bautizados, les dijo: ¡Engendro de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Dad, pues, digno fruto de arrepentimiento; 9 y no penséis decir dentro de vosotros: A Abraham tenemos por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. 10 El hacha ya está puesta en la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no produce buen fruto es cortado y echado al fuego. 11 Yo, en verdad, os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene después de mí, más poderoso es que yo, cuyas sandalias no soy digno de llevar; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Tiene su aventador en la mano, limpiará su era y recogerá su trigo en el granero; pero quemará la paja en fuego inextinguible.
El bautismo de Jesús
Marcos 1:9-11; Lucas 3:21-22; Juan 1:29-34
13 Entonces Jesús fue de Galilea al Jordán, donde estaba Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan quería impedírselo, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús respondiendo, le dijo: Permítelo ahora; porque así nos conviene cumplir lo que es justo. Entonces lo consintió. 16 Habiendo sido bautizado, Jesús salió enseguida del agua; y he aquí que los cielos se abrieron, y vio al Espíritu de Dios que bajaba como paloma y venía sobre él. 17 Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este es mi amado Hijo, en quien tengo complacencia.
La tentación de Jesús
Marcos 1:12-13; Lucas 4:1-13
1 Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 Después de haber ayunado 40 días y 40 noches, tuvo hambre. 3 Acercándose el tentador, le dijo: Ya que eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes. 4 Pero él, respondiendo, dijo: Escrito está: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» [Deuteronomio 8:3]
5 Entonces el diablo lo lleva a la santa ciudad, y lo pone sobre la parte más alta del templo, 6 y le dijo: Ya que eres Hijo de Dios, échate abajo; porque está escrito: «A sus ángeles te encomendará y sobre sus manos te elevarán, para que no tropiece tu pie en una piedra» [Salmo 91:11, 12]. 7 Jesús le dijo: También está escrito: «No tentarás al Señor° tu Dios» [Deuteronomio 6:16].
8 Otra vez, lo lleva el diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo y toda su gloria; 9 y le dijo: Todo esto te daré, si te prosternas y me adoras. 10 Jesús entonces le dijo: «¡Vete, Satanás! Porque escrito está: «Al Señor° tu Dios adorarás, y a él solo servirás.» [Deuteronomio 6:13]
11 Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles vinieron y le servían.
Jesús en Capernaum y en Galilea
Marcos 1:16-20; Lucas 4:14-15, comp. Juan 1:35-43
12 Habiendo oído Jesús que Juan había sido encarcelado, regresó a Galilea, 13 y dejando a Nazaret, se fue a vivir a Capernaum, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Neftalí; 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, que dijo: 15 «La tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, camino del mar, más allá del Jordán, Galilea de las naciones; 16 el pueblo sentado en tinieblas ha visto gran luz, y a los que vivían en la región de sombra de muerte, luz les ha resplandecido.» [Isaías 9:1, 2] 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos; porque el reino de los cielos se ha acercado.
La elección de los primeros discípulos
18 Andando por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando la red en el agua; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos, dejando al instante las redes, lo siguieron. 21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, el de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, remendando sus redes; y los llamó. 22 Al instante, ellos, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
23 Recorrió Jesús toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la buena nueva del reino, sanando toda dolencia y toda enfermedad entre el pueblo. 24 Su fama se extendió por toda Siria; y le llevaban todos los afligidos por diversas enfermedades y tormentos; los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos; y él los sanaba. 25 Gran multitud lo seguía de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de más allá del Jordán.
El sermón en el monte
Lucas 6:20-26
1 Viendo a la multitud, subió al monte; y cuando se sentó, se le acercaron sus discípulos, 2 y él tomando la palabra, les enseñaba, diciendo:
Las bienaventuranzas
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que procuran la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados sois cuando os injurien y persigan, y digan de vosotros, mintiendo, toda clase de mal por mi causa. 12 ¡Alegraos y llenaos de júbilo; porque grande es vuestra recompensa en los cielos! Porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Ser testigos
13 Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve ya para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre una montaña no se puede esconder, 15 ni se enciende una lámpara para ponerla debajo del almud. Más bien se pone en el candelero; y alumbra a todos los que están en la casa. 16 Así resplandezca vuestra luz delante de los hombres; de modo que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Jesús y la ley
Lucas 16:17; 12:58-59; 16:18
17 No penséis que vine a revocar la Ley, o los Profetas; no vine a revocar, sino a cumplir. 18 Porque en verdad os digo, que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 Por tanto, cualquiera que quebrante uno solo de estos mandamientos por pequeño que sea, y enseñe a los hombres a hacer lo mismo será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y enseñe, será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, de ninguna manera entraréis en el reino de los cielos.
Las enseñanzas de Jesús
21 Habéis oído que fue dicho a los antepasados: «No matarás; y aquel que mate quedará expuesto al juicio.» [Éxodo 20:13] 22 Mas yo os digo, que todo aquel que se enoja contra su hermano quedará expuesto al juicio; y el que diga a su hermano ¡imbécil!, quedará expuesto al Sanedrín; y el que le diga ¡insensato!, quedará expuesto al fuego de la gehena. 23 Por tanto, si estás presentando tu ofrenda sobre el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda ante el altar, y ve a reconciliarte primero con tu hermano, y luego regresa, y presenta tu ofrenda. 25 Ponte de acuerdo con tu adversario sin tardanza, mientras estás con él en el camino; no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la cárcel. 26 De cierto te digo que de ninguna manera saldrás de allí, sin que hayas pagado hasta el último céntimo.
27 Oísteis que fue dicho: «No cometerás adulterio.» [Éxodo 20:14] 28 Pero yo os digo, que todo aquel que mira a una mujer y la desea, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29 Si tu ojo derecho te es causa de tropiezo, sácalo y échalo lejos de ti; porque te es provechoso que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado a la gehena. 30 Si tu mano derecha te es causa de tropiezo, córtala, y échala de ti; porque más te vale perder uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya a la gehena.
31 Fue dicho: «El que repudie a su mujer, que le dé carta de divorcio.» [Deuteronomio 24:1] 32 Pero yo os digo, que todo aquel que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, hace que ella cometa adulterio; y el que se case con la repudiada, comete adulterio.
33 También oísteis que fue dicho a los antiguos: «No perjurarás, sino que cumplirás al Señor° tus juramentos.» [Éxodo 20:7; Levítico 19:12; Números 30:3] 34 Pero yo os digo: No juréis de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni hacia Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey; 36 ni por tu cabeza jures, porque no puedes hacer un solo cabello blanco o negro. 37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí. no, no; y lo que excede de esto del Maligno procede.
38 Oísteis que fue dicho: «Ojo por ojo y diente por diente.» [Éxodo 21:23, 24] 39 Pero yo os digo: No resistáis al malvado; antes bien si alguno te hiere en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. 40 Al que quiere pleitear contigo y tomar tu túnica, déjale también la capa. 41 Si alguno te obliga a llevar carga una milla, ve con él dos. 42 Da al que te pida; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.
43 Oísteis que fue dicho: «Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.» [Levítico 19:18] 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen; 45 para que así seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; pues él hace que su sol se levante sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen así también los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto.
Contra la hipocresía religiosa
Lucas 11:2-4
1 Guardaos de cumplir vuestro deber ante los hombres, con el fin de ser vistos por ellos; de otra manera no tenéis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. 2 Pero tú, cuando des limosna, no hagas tocar la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, para ser elogiados por los hombres. En verdad os digo: Ya tienen su recompensa. 3 Pero cuando tú des limosna, que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha; 4 de modo que tu limosna sea en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.
5 Cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque les gusta orar de pie en las sinagogas, y en las esquinas de las calles, para exhibirse ante los hombres. En verdad os digo: Ya tienen su recompensa. 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto y cerrando tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. 7 Orando, no parloteéis inútilmente como los gentiles; porque ellos piensan que por su mucho hablar serán oídos. 8 No seáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de lo que tenéis necesidad antes de que se lo pidáis. 9 Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. 11 Danos hoy nuestro pan de cada día. 12 Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos pongas a prueba, sino líbranos del maligno.
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial; 15 pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.
16 Cuando ayunéis no os hagáis, como los hipócritas, de rostro austero; porque ellos demudan su rostro, para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad os digo: Ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para que los hombres no vean que estás ayunando, sino tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.
Los bienes materiales
Los verdaderos tesoros
Lucas 11:34-36; 12:15-34; 1 Timoteo 6:9-10
19 No amaséis tesoros sobre la tierra, donde la polilla y el óxido consumen, y donde los ladrones entran y roban; 20 más bien, amasad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido consumen, y donde los ladrones no entran, ni roban; 21 porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es simple, todo tu cuerpo estará [lleno de] luz; 23 pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo será tenebroso; si, pues, la luz que en ti hay son tinieblas, ¡cuán grandes serán las tinieblas!
Las inquietudes
Lucas 16:13; 12:22-31
24 Nadie puede servir a dos amos, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o querrá a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. 25 Por esto os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta; ¿no sois vosotros más importantes que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros, por más que se preocupe, puede añadir un codo a su estatura? 28 ¿Por qué os preocupáis por la ropa? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; 29 pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vestía como uno de ellos. 30 Si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy es, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? 31 Por tanto, no os preocupéis, diciendo: ¿Qué comeremos?, o ¿qué beberemos?, o ¿con qué nos vestiremos? 32 Porque con afán los gentiles buscan todas estas cosas; y vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. 33 Buscad primero el reino y la justicia de Dios; y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Por tanto, no estéis preocupados por el mañana; porque el mañana se preocupará de sus propias cosas. Basta a cada día su propio mal.
La verdadera religión
Lucas 6:37-38, 41, 42; 11:5-13
1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con la que medís, seréis medidos. 3 ¿Por qué miras la brizna que está en el ojo de tu hermano, y no consideras la viga que está en el tuyo? 4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la brizna de tu ojo? ¡Y he aquí una viga en el tuyo! 5 ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claramente para sacar la brizna del ojo de tu hermano.
6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos; no sea que las pisoteen, y volviéndose os despedacen.
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y la puerta se os abrirá. 8 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama a la puerta, se le abrirá. 9 ¿O quién entre vosotros, si su hijo le pide un pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis ofrecer buenas dádivas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que le piden! 12 Por tanto, todo lo que queréis que los hombres os hagan, hacedles también vosotros; porque esto es la Ley y los Profetas.
Poner en práctica la Palabra
Lucas 6:31, 43-49
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición; y muchos son los que están entrando por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran.
15 Guardaos de los falsos profetas, los cuales vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero en su interior son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los reconoceréis. ¿Acaso se cogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así todo árbol bueno produce buenos frutos; pero el árbol malo produce frutos malos. 18 El árbol bueno no puede producir malos frutos, ni el árbol malo producir frutos buenos. 19 Todo árbol que no produce buen fruto es cortado y echado al fuego. 20 Así que por sus frutos los reconoceréis.
Aplicar la enseñanza recibida
21 No todo aquel que me dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchas obras poderosas? 23 Entonces les declararé: ¡Nunca os conocí! ¡Apartaos de mí, obradores de la iniquidad!
24 Por tanto, todo aquel que oye estas palabras mías, y las cumple, será comparado a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. 25 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron vientos, dieron con ímpetu contra aquella casa y no cayó; porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero todo aquel que oye estas palabras mías, y no las cumple, será comparado a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron vientos, dieron con ímpetu contra aquella casa y se derrumbó; y grande fue su ruina.
28 Sucedió, cuando Jesús acabó estas palabras, que la multitud se asombraba de su enseñanza; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Jesús cura las enfermedades
La curación de un leproso
Marcos 1:40-45; Lucas 5:12-14
1 Cuando bajó de la montaña, una gran multitud lo seguía. 2 Entonces vino un leproso y se prosternó ante él, diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme! 3 Extendiendo la mano, le tocó, diciendo: Quiero: sé limpiado. Al instante fue limpiada su lepra. 4 Le dijo Jesús: Mira, no lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos.
La curación del siervo de un centurión
Lucas 7:1-10; Juan 4:43-54
5 Entrando Jesús en Capernaum, se le acercó un centurión rogándole, 6 diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7 Le dijo: Yo iré, y lo sanaré. 8 Pero respondiendo el centurión, dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; pero di solo la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo, que soy hombre bajo autoridad, tengo soldados bajo mi mando; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Oyendo esto Jesús, se admiró; y dijo a los que lo seguían: En verdad os digo, que no he hallado en Israel fe tan grande. 11 Yo os digo que muchos vendrán del oriente, y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham e Isaac y Jacob, en el reino de los cielos; 12 pero los hijos del reino serán echados a la oscuridad de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y según creíste, te sea hecho. Y su criado quedó sano en aquel momento.
Ha llevado nuestras enfermedades – diversas curaciones
Marcos 1:29-34; Lucas 4:38-41
14 Viniendo Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de este acostada y con fiebre. 15 Le tocó la mano y se le quitó la fiebre; y ella se levantó y le servía.
16 Llegada la tarde, le trajeron muchos endemoniados; y echó fuera los demonios con una palabra; y sanó a todos los que tenían algún mal; 17 de modo que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías: «Él mismo tomó nuestras debilidades, y cargó con nuestras enfermedades.» [Isaías 53:4]
La dedicación total del discípulo
Cómo seguir a Jesús
Lucas 9:57-62
18 Viendo Jesús una multitud a su alrededor, mandó pasar a la otra orilla. 19 Acercándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. 21 Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 22 Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Jesús calma la tempestad
Marcos 4:35-41; Lucas 8:22-25
23 Entrando él en una barca, sus discípulos lo siguieron. 24 De pronto se levantó una gran tempestad en el mar, tan fuerte que la barca era cubierta por las olas; pero él dormía. 25 Acercándose lo despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Les dijo: Hombres de poca fe, ¿por qué tenéis miedo? Entonces se levantó, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo una gran bonanza. 27 Los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Quién es este, a quien incluso los vientos y el mar obedecen?
Más fuerte que los demonios
Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39
28 Al llegar él a la otra orilla, al país de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados, que salían de los sepulcros, muy enfurecidos, de tal modo que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y gritaron, diciendo: ¿Qué hay entre nosotros y tú, Hijo de Dios? ¿Viniste acá antes de tiempo para atormentarnos? 30 Lejos de ellos se apacentaba una piara de muchos cerdos. 31 Los demonios le rogaron, diciendo: Si nos arrojas fuera, envíanos a la piara de cerdos. 32 Él les dijo: Id. Y ellos, saliendo, se fueron a los cerdos; y he aquí que toda la piara se precipitó por el despeñadero al mar, y murieron en las aguas. 33 Pero los que los apacentaban huyeron, y al llegar a la ciudad, lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. 34 Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y al verlo, le rogaron que se retirara de sus territorios.
Jesús sana a un paralítico y le perdona sus pecados
Marcos 2:1-12; Lucas 5:17-26
1 Entrando en una barca pasó a la otra orilla, y vino a su propia ciudad. 2 Entonces le trajeron a un paralítico tendido en una camilla; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. 3 Algunos de los escribas dijeron dentro de sí: Este blasfema. 4 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5 Pues ¿qué es más fácil, decir: Tus pecados son perdonados; o decir: Levántate y anda? 6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo entonces al paralítico): ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! 7 Y habiéndose levantado se fue a su casa. 8 Al verlo, la multitud temió, y glorificaron a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Llamado de Mateo
Marcos 2:13-22; Lucas 5:27-39
9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre, llamado Mateo, sentado en el banco de los tributos; y le dijo: ¡Sígueme! Y levantándose, le siguió. 10 Sucedió que estando él reclinado a la mesa en la casa, que también muchos cobradores de impuestos y pecadores que habían llegado estaban reclinados a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Al verlo los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué vuestro Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores? 12 Pero él, al oírlo, dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Id, pues, y aprended qué significa: «Deseo misericordia, y no sacrificio» [Oseas 6:6]; porque no vine a llamar a justos, sino a pecadores.
Preguntas sobre el ayuno
14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan? 15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden estar de duelo los amigos del novio mientras el esposo está con ellos? Pero vendrán días en que el esposo les será quitado; y entonces ayunarán. 16 Nadie pone un remiendo de paño nuevo sobre un vestido viejo; porque el remiendo tira del vestido, y se hace peor el desgarrón. 17 Ni echan un vino nuevo en odres viejos; porque entonces se revientan los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; sino que echan el vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan juntos.
Más fuerte que la enfermedad y la muerte
Marcos 5:22-43; Lucas 8:40-56
18 Mientras él hablaba se acercó un jefe de los judíos, y se postró delante de él, diciendo: ¡Mi hija acaba de morir, pero ven, y pon tu mano sobre ella, y vivirá! 19 Levantándose Jesús, lo seguía con sus discípulos. 20 Entonces una mujer, que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás, y tocó el fleco de su manto; 21 porque decía dentro de sí: Si solo toco su manto, seré sana. 22 Pero Jesús se volvió y la vio, y le dijo: ¡Ten ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana desde aquella hora. 23 Llegando entonces Jesús a casa del jefe, y viendo a los flautistas, y al gentío que alborotaba, 24 dijo: Marchaos, porque la muchacha no murió, sino que duerme. Pero ellos se burlaban de él. 25 Cuando el gentío fue echado fuera, él entró, y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. 26 Y se difundió esta noticia por toda aquella tierra.
27 Al salir Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten piedad de nosotros, oh Hijo de David! 28 Entrando en la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Le dijeron: Sí, Señor. 29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe, os sea hecho. 30 Sus ojos fueron abiertos. Pero Jesús les mandó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31 Pero ellos saliendo, lo divulgaron por toda aquella tierra.
¿Con qué poder?
32 Al salir ellos, le trajeron un mudo, endemoniado. 33 Echado fuera el demonio, el mudo habló; y las gentes se asombraron, diciendo: ¡Nunca se vio cosa semejante en Israel! 34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.
La cosecha
Marcos 3:6-19; Lucas 6:12-16; 10:2
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
36 Al ver las multitudes, sintió compasión por ellas, porque estaban expoliadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: Es cierto que la cosecha es mucha, pero los obreros son pocos; 38 rogad, pues, al Señor de la cosecha, que envíe obreros a su cosecha.
Marcos 3:13-19; Lucas 6:12-16
1 Tras llamar a sí a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para echarlos fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: El primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo el de Zebedeo y Juan su hermano; 3 Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el cobrador de impuestos; Jacobo el de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón el zelote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
Jesús envía a los doce
Marcos 6:7-12; Lucas 9:1-6
5 A estos doce envió Jesús, dándoles instrucciones, diciendo: No vayáis por camino de gentiles, ni entréis en ciudad de samaritanos; 6 sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 En camino, proclamad, diciendo: ¡El reino de los cielos se ha acercado! 8 Sanad a los que están enfermos; resucitad a muertos; limpiad a leprosos; echad fuera demonios; gratuitamente recibisteis, dad gratuitamente. 9 No os proveáis de oro, ni de plata, ni de cobre en vuestros cintos; 10 ni de bolsa para el camino, ni de dos túnicas, ni de sandalias, ni de bastón; porque el trabajador es digno de su alimento. 11 En cualquier ciudad o aldea que entréis, averiguad quién en ella es digno; y permaneced allí hasta que salgáis. 12 Al entrar en la casa, saludadla. 13 Si de veras la casa es digna, venga vuestra paz sobre ella; pero si no es digna, vuelva vuestra paz a vosotros. 14 Cualquiera que no os reciba, ni oiga vuestras palabras, al salir de aquella casa o ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. 15 En verdad os digo que será más soportable para la tierra de Sodoma y de Gomorra en el día del juicio, que para aquella ciudad.
Las dificultades de la misión
Marcos 13:9-13; Lucas 21:12-17
16 Yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, e inofensivos como palomas. 17 Guardaos de los hombres; porque os entregarán a los sanedrines, y en sus sinagogas os azotarán; 18 seréis llevados ante gobernadores y reyes por mi causa, para testificar delante de ellos y de los gentiles. 19 Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué habéis de decir; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de decir; 20 porque no sois vosotros quienes habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que habla en vosotros. 21 El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán. 22 Todos os odiarán por causa de mi nombre; pero el que haya aguantado hasta el fin, este será salvo. 23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque en verdad os digo que no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel, hasta que venga el Hijo del hombre.
Armarse de valor para la misión
Promesas
Lucas 12:2-9
24 No está el discípulo por encima del maestro; ni el siervo por encima del señor. 25 Bástele al discípulo ser como su maestro, y al siervo ser como su señor; si al dueño de la casa le llamaron Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa! 26 Así pues, no los temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de saberse. 27 Lo que os digo en la oscuridad, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 No temáis a los que matan el cuerpo, pero que no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en la gehena. 29 ¿No se venden dos gorriones por un centavo? Y ni uno de ellos caerá a tierra sin que vuestro Padre lo permita. 30 Pero aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. 31 Por tanto, no temáis; vosotros valéis más que muchos gorriones. 32 Todo aquel, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Pero a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
El discípulo y su familia
Lucas 12:51-53; 14:26-27
34 No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. 35 Porque vine a poner en conflicto a un hombre contra su padre, a una hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su casa. 37 El que ama a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a hijo o a hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que halla su vida la perderá; y el que pierde su vida por mi causa, la hallará. 40 El que os recibe, a mí me recibe; y el que me recibe, recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta como a tal, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo como a tal, recompensa de justo recibirá. 42 Cualquiera que dé a uno de estos pequeños tan solo un vaso de agua fría, en calidad de discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa.
1 Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, salió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
La pregunta de Juan el Bautista a Jesús
Lucas 7:18-35
2 Pero Juan, habiendo oído en la cárcel sobre los hechos de Cristo, envió a dos de sus discípulos, 3 que le preguntaron: ¿Eres tú el que viene, o debemos esperar a otro? 4 Jesús respondiendo, les dijo: Id y declarad a Juan las cosas que veis y oís: 5 Los ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres se les predica el evangelio; 6 y ¡bienaventurado aquel que no encuentra tropiezo en mí!
7 Mientras se iban, comenzó Jesús a decir a la multitud con respecto a Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8 Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido de ropa fina? Mirad, los que llevan ropa fina están en las casas de los reyes. 9 Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Os digo que sí, y mucho más que un profeta. 10 Este es de quien está escrito: «Mira, yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará tu camino delante de ti.» [Malaquías 3:1] 11 En verdad os digo que, entre los nacidos de mujer, no ha habido otro mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el menor en el reino de los cielos, es mayor que él. 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es tomado con violencia, y los violentos lo toman por la fuerza. 13 Porque todos los profetas y la ley, hasta Juan profetizaron. 14 Y si queréis recibirlo, él es Elías, el que iba a venir. 15 ¡El que tiene oídos, oiga! 16 Pero ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a niños sentados en las plazas, que dan voces a los otros, 17 y dicen: Os tocamos la flauta, y no bailasteis; nos lamentamos, y no os golpeasteis el pecho. 18 Porque vino Juan, que ni comía, ni bebía, y dicen: ¡Demonio tiene! 19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ¡Mirad un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores! Y la sabiduría fue justificada por las obras de ella.
Los reproches de Jesús a las ciudades rebeldes
Lucas 10:13-16
20 Entonces comenzó a reprochar a las ciudades en que se hicieron la mayoría de sus milagros, porque no se arrepintieron: 21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se hicieron en vosotras, hace tiempo que en saco y ceniza se habrían arrepentido. 22 Pero os digo que será más soportable para Tiro y Sidón en el día del juicio, que para vosotras. 23 Y tú, Capernaum, ¿acaso serás elevada hasta el cielo? ¡Hasta el hades serás abatida! Porque si en Sodoma se hubiesen hecho los milagros que en ti se realizaron, hasta el día de hoy hubiera permanecido. 24 Pero os digo que será más soportable para la tierra de Sodoma en el día del juicio, que para ti.
En Jesús hay descanso
Lucas 10:21-22; 1 Corintios 1:26-29
25 En aquella ocasión, tomando la palabra, Jesús dijo: ¡Gracias te doy, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños! 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27 Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoce nadie, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28 ¡Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os daré descanso! 29 Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí; porque soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es suave, y ligera mi carga.
Jesús, dueño del sábado
Marcos 2:23-28; 3:1-6; Lucas 6:1-11
1 En aquel tiempo, iba Jesús un sábado entre los sembrados; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. 2 Al ver esto los fariseos, le dijeron: ¡Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado! 3 Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David cuando tuvo hambre él y los que le acompañaban? 4 ¿Cómo entró en la casa de Dios, y comieron los panes de la proposición, que no le era lícito comer, ni a los que estaban con él, sino solo a los sacerdotes? 5 ¿O no habéis leído en la ley, que los sábados, los sacerdotes en el templo profanan el sábado, y no se les considera culpables? 6 Pero yo os digo que aquí hay algo mayor que el templo. 7 Si conocieseis lo que significa: «Misericordia quiero y no sacrificio» [Oseas 6:6], no habríais condenado a los inocentes. 8 Porque el Hijo del hombre es Señor del sábado.
9 Saliendo, entró en la sinagoga de ellos; 10 y he aquí un hombre que tenía seca una mano. Y (para acusarle) le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito curar en sábado? 11 Pero él les dijo: ¿Qué hombre habrá entre vosotros, que tenga una oveja, y si esta se cae en un hoyo en sábado, no le echará mano y la sacará? 12 Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! De modo que es lícito hacer bien en sábado. 13 Entonces dijo al hombre: ¡Extiende tu mano! Y la extendió, y quedó sana como la otra. 14 Pero los fariseos salieron y confabularon contra él, sobre cómo podrían destruirle.
Jesús, el Siervo del Señor
15 Pero Jesús, sabiéndolo, se apartó de allí; y lo seguía una gran multitud, y él sanó a todos; 16 y les ordenó que no lo descubriesen; 17 para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías, esto es: 18 «Aquí está mi Siervo, a quien he escogido, mi Amado, en quien se complace mi alma; pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará juicio a los gentiles. 19 No contenderá, ni gritará, ni nadie oirá su voz en las calles; 20 no quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo que humea, hasta que saque a victoria el juicio; 21 y en su nombre esperarán los gentiles.» [Isaías 42:1-4]
El endemoniado ciego y mudo
Marcos 3:20-27; Lucas 11:14-23
22 Entonces le llevaron a un endemoniado ciego y mudo; lo sanó y el mudo hablaba y veía. 23 Todo el pueblo estaba atónito y decía: ¿No será este el Hijo de David? 24 Pero los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. 25 Pero, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no quedará en pie. 26 Si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? 27 Si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan fuera? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 28 Pero si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, entonces ha llegado hasta vosotros el reino de Dios. 29 ¿O cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al fuerte? Y entonces saqueará su casa. 30 El que no está conmigo, contra mí está; y el que conmigo no recoge, dispersa.
El pecado contra el Espíritu Santo
Marcos 3:28-30; Lucas 12:10; Hebreos 6:4-8; 10:26-29
31 Por tanto, os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada. 32 Y cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero.
33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno; o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto el árbol es conocido. 34 ¡Engendros de víboras! ¿Cómo podéis decir cosas buenas, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo, de su mal tesoro saca cosas malas. 36 Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, darán cuenta en el día del juicio; 37 porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Una señal rechazada
Lucas 11:24-32
38 Entonces le respondieron algunos de los escribas y fariseos, diciendo: Maestro, queremos ver una señal de tu parte. 39 Pero él, respondiendo, les dijo: Una generación mala y adúltera busca una señal; mas no le será dada señal, sino la señal de Jonás el profeta. 40 Porque como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el corazón de la tierra. 41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y hay más que Jonás en este lugar. 42 La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y hay más que Salomón en este lugar.
43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, va por lugares áridos, buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí. Y al llegar, la halla desocupada, barrida y ordenada. 45 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando, se establecen allí; y la condición final de aquel hombre resulta peor que la primera. Así también sucederá con esta mala generación.
La madre y los hermanos de Jesús
Marcos 3:31-35; Lucas 8:19-21
46 Mientras hablaba aún a la multitud, he aquí que su madre y sus hermanos estaban fuera, procurando hablar con él. 47 Y alguien le dijo: Mira que tu madre y tus hermanos están fuera, y quieren hablar contigo. 48 Pero él respondió al que se lo decía: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? 49 Extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He ahí mi madre y mis hermanos. 50 Porque cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.
Las parábolas del reino
La parábola del sembrador
Marcos 4:1-20; Lucas 8:4-15
1 Aquel mismo día, salió Jesús de la casa, y se sentó junto al mar. 2 Se le acercó una gran multitud; por lo cual, se subió en una barca y se sentó; y toda la gente estaba en la playa. 3 Les habló de muchas cosas en parábolas, diciendo: Mirad, un sembrador salió a sembrar. 4 Al sembrar, unas [semillas] cayeron junto al camino; vinieron las aves y se las comieron. 5 Otras cayeron en pedregales, donde no tenían mucha tierra; y pronto brotaron por no tener profundidad de tierra. 6 Pero al salir el sol, se quemaron y como no tenían raíz, se secaron. 7 Otras cayeron entre espinos; y los espinos crecieron, y las ahogaron. 8 Pero otras cayeron en buena tierra, y dieron fruto; una a ciento, otra a sesenta y otra a treinta. 9 ¡Quien tiene oídos, que oiga!
Marcos 4:10-12; Lucas 8:9, 10
10 Acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas? 11 Él, respondiendo, dijo: Porque a vosotros ha sido dado el conocer los misterios del reino de los cielos; pero a ellos no les ha sido dado. 12 Porque al que tiene, le será dado, y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13 Por esto les hablo en parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 14 Y se cumple para ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; y con los oídos oyen difícilmente, y han cerrado sus ojos; no sea que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane. 16 Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. 17 Pues de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver las cosas que veis, y no las vieron; y oír las cosas que oís, y no las oyeron.
18 Oíd vosotros, pues, la parábola del sembrador. 19 Cuando alguien oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el Maligno, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón; este es aquel que fue sembrado junto al camino. 20 El que fue sembrado en pedregales es aquel que oye la palabra y la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz y dura poco; cuando llega la tribulación o la persecución por causa de la Palabra, al momento se escandaliza. 22 El que fue sembrado entre espinos es aquel que oye la palabra, pero la preocupación de esta vida y el engaño de la riqueza la ahogan, y no da fruto. 23 Pero el que fue sembrado en buena tierra es el que oye y entiende la palabra, el que de veras da fruto, y produce uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.
La parábola de la cizaña
24 Les propuso otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. 25 Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Cuando la hierba brotó y produjo fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron los siervos al dueño de la casa, y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde pues tiene cizaña? 28 Y él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Los siervos le dijeron: ¿Quieres que vayamos y la quitemos? 29 Pero él dijo: No, no sea que al quitar la cizaña, arranquéis junto con ella el trigo. 30 Dejadlos crecer juntos hasta la siega; y en el tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero el trigo recogedlo en mi granero.
La parábola del grano de mostaza y de la levadura
Marcos 4:30-32; Lucas 13:18-21
31 Les propuso otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre, y lo sembró en su campo. 32 El cual, es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es más grande que las hortalizas, y se hace árbol; y vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas.
33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó.
34 Todas estas cosas, dijo Jesús a la multitud en parábolas, y sin parábolas no les hablaba; 35 para que así se cumpliera lo dicho por el profeta, esto es: «Abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.» [Salmo 78:2]
La parábola de la cizaña explicada
36 Entonces, tras dejar a la multitud, entró en la casa; y sus discípulos se acercaron a él, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Él, respondiendo, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; pero la cizaña son los hijos del Maligno; 39 el enemigo que la sembró es el diablo; la siega es la consumación del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 Por tanto, así como se recoge y se quema la cizaña en el fuego, así será en la consumación del siglo. 41 Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y recogerán de entre su reino a todos los que causan tropiezo, y a los que hacen iniquidad; 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. 43 Entonces resplandecerán los justos, como el sol, en el reino de su Padre. ¡Quien tiene oídos, oiga!
La parábola del tesoro escondido y de la perla
44 El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, que un hombre halló y lo escondió, y por el gozo de su hallazgo, fue y vendió todo cuanto tenía, y compró aquel campo. 45 Además, el reino de los cielos es semejante a un mercader que buscaba perlas de calidad; 46 y habiendo encontrado una perla de gran valor, se fue, vendió todo cuanto tenía, y la compró.
La parábola de la red
47 También, el reino de los cielos es semejante a una red echada en el mar que recoge toda clase [de peces]; 48 y cuando estaba llena, la sacaron a la orilla y, sentándose, recogieron los buenos en cestos, pero desecharon los malos. 49 Así será en la consumación del siglo; saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. 51 ¿Habéis entendido todas estas cosas? Le respondieron: Sí. 52 Él les dijo: Por eso, todo escriba que ha sido hecho discípulo (instruido) del reino de los cielos, es semejante a un amo de casa, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
Jesús rechazado en Nazaret
Marcos 6:1-6; Lucas 4:16-30
53 Aconteció que cuando Jesús terminó estas parábolas, se marchó de allí; 54 y viniendo a su misma tierra, les enseñaba en la sinagoga, de tal manera que se quedaron asombrados, y decían: ¿De dónde tiene este esta sabiduría y realiza estos milagros? 55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, y José, y Simón, y Judas? 56 Sus hermanas, ¿no están todas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene este todo esto? 57 Y se sentían ofendidos en él. Pero Jesús les dijo: Un profeta no está sin honra, excepto en su tierra y en su casa. 58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su incredulidad.
Muerte de Juan el Bautista
Marcos 6:14-29; Lucas 9:7, 9
1 En aquel tiempo, el tetrarca Herodes oyó la fama de Jesús, 2 y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos; por eso obran en él estos poderes milagrosos. 3 Porque Herodes, tras arrestar a Juan, lo encadenó y lo metió en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe; 4 porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. 5 Él quería matarle, pero temía al pueblo; porque lo tenían por profeta. 6 Pero cuando llegó el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó ante todos y agradó a Herodes; 7 por lo cual él le prometió, con juramento, darle lo que pidiese. 8 Ella, instigada por su madre, dijo: Dame aquí, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista. 9 El rey se entristeció, pero a causa de sus juramentos, y de los comensales, ordenó dársela. 10 Y mandó decapitar a Juan en la cárcel. 11 Y fue traída la cabeza en una bandeja y dada a la muchacha; y ella la llevó a su madre. 12 Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cadáver y lo sepultaron; y yendo, se lo contaron a Jesús.
Con cinco panes y dos peces
Marcos 6:30-44; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-14
13 Al oírlo, Jesús se retiró de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; pero cuando la multitud lo oyó, le siguieron a pie desde las ciudades. 14 Al salir Jesús vio una gran multitud, y sintió compasión por ellos, y sanó a sus enfermos. 15 Al atardecer, los discípulos vinieron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora es avanzada; despide la multitud, para que vayan a las aldeas y compren alimentos. 16 Pero Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. 17 Ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. 18 Él les dijo: Traédmelos acá. 19 Y, tras ordenar a la multitud que se recostase sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces, y mirando al cielo, los bendijo; y partiendo los panes, los dio a los discípulos, y los discípulos a la multitud. 20 Comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobraba, doce cestos llenos. 21 Los que comieron eran como cinco mil hombres, más las mujeres y los niños.
Jesús anda sobre el mar
Marcos 6:45-56; Juan 6:15-21
22 Enseguida obligó a los discípulos a subir en la barca e ir delante de él a la orilla opuesta, mientras él despedía la multitud. 23 Habiendo despedido a la multitud, subió a la montaña para orar en privado; y cuando anochecía, estaba allí solo.
24 Pero la barca ya estaba a gran distancia de la tierra, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 En la cuarta vigilia de la noche, vino hacia ellos andando sobre el mar. 26 Pero los discípulos, cuando lo vieron andar sobre el mar, se asustaron, diciendo: ¡Es un fantasma! Y gritaron de miedo. 27 Pero al instante Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy; no tengáis miedo! 28 Respondiéndole Pedro, le dijo: Señor, si eres tú, ordena que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Él dijo: Ven. Y bajando de la barca, Pedro anduvo sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero tuvo miedo a causa del viento; y comenzando a hundirse, gritó: ¡Señor, sálvame! 31 Al instante Jesús, extendiendo la mano, lo agarró y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Al entrar ellos en la barca, el viento se calmó. 33 Los que estaban en la barca, se postraron ante él, diciendo: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Las curaciones en Genesaret
Marcos 6:53-56
34 Habiendo atravesado hasta la otra orilla, llegaron a la tierra de Genesaret. 35 Cuando lo reconocieron los hombres de aquel lugar, enviaron por todos los alrededores, y le trajeron todos los que estaban enfermos; 36 y le rogaban que al menos pudiesen tocar el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron perfectamente sanos.
Los fariseos y la tradición judía
Marcos 7:1-23
1 Entonces vinieron a Jesús desde Jerusalén unos fariseos y escribas, diciendo: 2 ¿Por qué desobedecen tus discípulos la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan. 3 Él, les contestó: Y vosotros, ¿por qué desobedecéis el mandamiento de Dios a causa de vuestra tradición? 4 Porque Dios dijo: «Honra a padre y a madre,» [Éxodo 20:12] y «el que maldiga al padre o a la madre, que sea condenado a muerte.» [Éxodo 21:17] 5 Pero vosotros decís: El que diga al padre o a la madre: He ofrecido a Dios en ofrenda todo lo que hubiera podido darte; 6 de ningún modo honrará a su padre o a su madre. Así habéis invalidado la palabra de Dios por vuestra tradición. 7 ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo: 8 «Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está lejos de mí; 9 y en vano me adoran, enseñando como doctrina preceptos de hombres.» [Isaías 29:13] 10 Llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd y entended: 11 No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca; eso contamina al hombre.
12 Entonces los discípulos, acercándose, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos al oír esta palabra se ofendieron? 13 Pero él les respondió: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será arrancada de raíz. 14 Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos; y si el ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo. 15 Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos la parábola. 16 Él dijo: ¿También a vosotros os falta aún entendimiento? 17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca, del corazón viene; y eso contamina al hombre. 19 Porque del corazón proceden pensamientos malos, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con manos no lavadas no contamina al hombre.
La fe de una cananea
Marcos 7:24-30
21 Saliendo Jesús de allí, se marchó a la región de Tiro y de Sidón. 22 Entonces una mujer cananea, que había salido de aquella región, gritaba diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero él no le respondió palabra; y acercándose sus discípulos le rogaron, diciendo: Despídela, porque nos persigue gritando. 24 Pero él, respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Pero ella se acercó y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, ayúdame! 26 Pero él le respondió: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perros. 27 Ella dijo: ¡Así es, Señor; pero hasta los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos! 28 Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres! Y su hija quedó sana desde aquella hora.
Numerosas curaciones
Marcos 7:31-37
29 Salió Jesús de allí y fue junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. 30 Vino a él una gran multitud, que traía consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos, y los pusieron a sus pies; y él los sanó; 31 de modo que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los lisiados sanados, a los cojos andar, a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
Siete panes y algunos peces
Marcos 8:1-10; Mateo 14:25-31
32 Jesús, llamando a sus discípulos, les dijo: Tengo compasión por la multitud, ya hace tres días que permanecen conmigo, y no tienen qué comer; no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino. 33 Pero sus discípulos le dijeron: ¿De dónde conseguiremos aquí, en un desierto, tantos panes para saciar a tanta gente? 34 Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos respondieron: Siete, y unos pocos pescaditos. 35 Mandó a la multitud que se recostase en la tierra. 36 Tomó los siete panes y los pescados y, después de dar gracias, los partió y dio a los discípulos, y los discípulos a la multitud. 37 Comieron todos, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que sobraron siete cestos llenos. 38 Los que habían comido eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Despedida la multitud, subió en la barca, y se fue a los confines de Magadán.
Una señal del cielo
Marcos 8:11-21; Mateo 12:38-42
1 Se acercaron los fariseos y los saduceos para tentarlo, pidiéndole que les mostrara una señal del cielo. 2 Pero él les contestó: Cuando llega la tarde decís: Hará buen tiempo; porque el cielo está rojizo. 3 Por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque el cielo está rojizo sombrío. ¡Hipócritas! Sabéis discernir el aspecto del cielo; pero no podéis [discernir] las señales de los tiempos. 4 Una generación mala y adúltera busca una señal y no se le dará, sino la de Jonás. Y dejándolos, se fue.
La levadura de los fariseos
5 Cuando los discípulos llegaron a la otra orilla, se habían olvidado de traer pan. 6 Jesús les dijo: Cuidaos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos. 7 Pero ellos razonaban entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan. 8 Conociéndolo Jesús, dijo: ¿Qué razonáis entre vosotros, porque no tenéis pan? Hombres de poca fe. 9 ¿No entendéis todavía, ni os acordáis de los cinco panes para los cinco mil, y cuántas canastas recogisteis? 10 ¿Ni de los siete panes para los cuatro mil, y cuántos cestos recogisteis? 11 ¿Cómo no entendéis que no os hablé respecto al pan cuando dije guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos? 12 Entonces se dieron cuenta de que no les había dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.
¿Quién es verdaderamente Jesús?
La declaración de Pedro
Marcos 8:27-30; Lucas 9:18-21
13 Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que Jeremías, o alguno de los profetas. 15 Les dijo Jesús: ¿Y vosotros, quién decís que yo soy? 16 Simón Pedro le respondió, diciendo: ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo! 17 Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo ha revelado carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Yo también te digo a ti, que tú eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del hades no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en el cielo; y lo que desates en la tierra, será desatado en el cielo. 20 Entonces advirtió a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.
¿Cómo seguir a Jesús?
Marcos 8:31 al 9:1; Lucas 9:22-27
21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y padecer muchas cosas de los ancianos, y de los [jefes de los] sacerdotes, y de los escribas y ser matado, y al tercer día resucitar. 22 Pedro, tomándole aparte, comenzó a reprenderlo, diciendo: ¡Ten compasión de ti, Señor! De ningún modo esto te sucederá. 23 Pero él se volvió y dijo a Pedro: ¡Apártate de mi vista, Satanás! ¡Me eres tropiezo!; porque no piensas en lo que es de Dios, sino en lo que es de los hombres.
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga. 25 Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mi causa, la hallará. 26 Porque ¿qué aprovechará a un hombre si gana todo el mundo, pero pierde su alma? ¿O qué rescate dará un hombre por su alma? 27 Porque el Hijo del hombre va a venir en la gloria de su Padre con sus ángeles; y entonces dará a cada uno conforme a sus hechos. 28 En verdad os digo: Hay algunos de los que están aquí, que de ninguna manera probarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.
La revelación del reino
La transfiguración
Marcos 9:2-13; Lucas 9:28-36; 2 Pedro 1:16-18
1 Después de seis días Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los hizo subir aparte, a un monte alto; 2 y fue transfigurado delante de ellos; su cara resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. 3 Entonces les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con él. 4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: ¡Señor, bueno es que estemos aquí! Si tú quieres, haré aquí tres tiendas; una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 5 Aún hablaba él cuando, de pronto, una nube luminosa los cubrió; y una voz que salía de la nube decía: ¡Este es mi amado Hijo, con quien estoy muy complacido! ¡A él oíd! 6 Oyendo esto, los discípulos cayeron sobre sus rostros, y sintieron gran temor. 7 Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, no temáis. 8 Ellos, alzando los ojos, no vieron a nadie sino a Jesús solo.
9 Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó diciendo: No contéis la visión a nadie, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos. 10 Los discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero? 11 Él respondiendo, dijo: Elías en verdad viene, y lo restaurará todo. 12 Pero os digo que ya vino Elías, y no lo reconocieron; sino que le hicieron cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre va a sufrir entre sus manos. 13 Entonces los discípulos entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.
La curación de un muchacho endemoniado
Marcos 9:14-32; Lucas 9:37-45
14 Al llegar ellos a la multitud, se le acercó un hombre y se arrodilló ante él, diciendo: 15 ¡Señor, ten compasión de mi hijo, porque es epiléptico y está muy enfermo! Porque muchas veces cae en el fuego, y muchas veces en el agua; 16 lo traje a tus discípulos; pero no lo han podido sanar. 17 Jesús, respondiendo, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os soportaré? ¡Traédmelo acá! 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho; y este quedó sano desde aquel momento.
19 Entonces se acercaron los discípulos a Jesús, aparte, y dijeron: ¿Por qué no pudimos nosotros expulsarlo? 20 Él les dijo: A causa de vuestra poca fe; pues en verdad os digo, que si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esta montaña: Pásate de aquí allá, y sería trasladada; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Jesús anuncia a sus discípulos su muerte y su resurrección
Marcos 9:30-32; Lucas 9:43-45
22 Mientras volvían juntos a Galilea, les dijo Jesús: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; 23 y lo matarán; pero al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron mucho.
El impuesto del templo
24 Al llegar a Capernaum, se acercaron a Pedro los recaudadores del impuesto, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Él dijo: Sí. 25 Cuando entró en la casa, Jesús se le anticipó, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra ¿de quiénes cobran impuestos o el tributo? ¿De sus hijos, o de los extraños? 26 Y cuando contestó: De los extraños, le dijo Jesús: Entonces los hijos están exentos. 27 Pero, para que no les demos ocasión de tropiezo, ve al mar y echa un anzuelo, y el primer pez que pesques, tómalo, ábrele la boca y hallarás un estatero; tómalo y dáselo por mí y por ti.
¿Quién es el más grande?
Mateo 5:29-30; Marcos 9:33-50; Lucas 9:46-50
1 En aquella hora los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Él, llamando a un niño, lo puso de pie en medio de ellos, 3 y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. 5 El que reciba a un niño como este en mi nombre, a mí me recibe.
Ocasiones de caída
Marcos 9:42-48; Lucas 17:1-2
6 Pero el que haga tropezar a uno solo de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que se le colgase al cuello una piedra de molino, y que fuese sumergido en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por las piedras de tropiezo! Es inevitable que haya piedras de tropiezo, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; más te vale entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado al fuego eterno. 9 Si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; más te vale entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado en el fuego de la gehena.
Lucas 15:1-7
10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque yo os digo, que sus ángeles en los cielos ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. 11 Porque el Hijo del hombre vino para salvar lo que se había perdido.
La oveja perdida
12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se extravía una de ellas, ¿no dejará las 99, e irá a buscar la extraviada? 13 Si llega a encontrarla, de cierto os digo que se alegra más por aquella, que por las 99 que no se extraviaron. 14 De la misma manera, no es el deseo de vuestro Padre celestial que perezca uno de estos pequeños.
El perdón de los pecados
15 Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero si no te escucha, toma contigo uno o dos, para que de boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17 Si no los escucha a ellos, lo dices a la iglesia; pero si no escucha a la iglesia, sea para ti como un gentil y un cobrador de impuestos.
18 En verdad os digo, que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros estáis de acuerdo en la tierra sobre cualquier cosa que pidáis, les será concedido por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde dos o tres se hallan reunidos a mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
21 Entonces se acercó Pedro, y le dijo: Señor ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano si me ofende?, ¿hasta siete? 22 Jesús le contestó: No te digo hasta siete; sino hasta 70 veces siete.
El siervo despiadado
23 Por tanto, el reino de los cielos es semejante a un rey, que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Y cuando comenzó a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 Y no teniendo con qué pagar, su señor mandó venderlo a él, a su mujer e hijos y todo cuanto tenía, para saldar la deuda. 26 Por tanto, el siervo, cayendo postrado ante él, le dijo: ¡Señor, ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo! 27 Entonces el señor de aquel siervo, compadecido de él, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero al salir este siervo, se encontró con uno de sus compañeros de esclavitud que le debía 100 denarios; y agarrándole lo ahogaba, diciendo: ¡Paga lo que me debes! 29 Entonces su compañero de esclavitud, cayendo postrado ante él, le rogaba diciendo: ¡Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré! 30 Pero él no quiso; sino que fue y lo echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo los otros compañeros de esclavitud lo sucedido, se entristecieron mucho y fueron y contaron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo: ¡Siervo malvado! Te perdoné toda aquella deuda, porque me rogaste; 33 ¿no debías tú también tener compasión de tu compañero de esclavitud, así como yo tuve compasión de ti? 34 Y su señor, encolerizado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía. 35 Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.
Divorcio y celibato
Marcos 10:1-12; Deuteronomio 24:1-4; Mateo 5:31-32
1 Sucedió que cuando Jesús acabó estas palabras, se fue de Galilea a la región de Judea, al otro lado del Jordán. 2 Y una gran multitud lo seguía; y los sanó allí.
3 Se acercaron a él unos fariseos, tentándole y diciendo: ¿Es lícito que un hombre repudie a su mujer por cualquier causa? 4 Él les contestó: ¿Nunca habéis leído que el Creador, desde el principio, los hizo varón y hembra? 5 Por lo tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y quedará unido a su mujer; y los dos serán una sola carne. 6 Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre. 7 Ellos le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio y repudiarla? 8 Él les dijo: A causa de la dureza de vuestro corazón, os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero desde el principio no fue así. 9 Y yo os digo, que el que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. 10 Los discípulos le dijeron: Si tal es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. 11 Pero él les dijo: No todos tienen capacidad para recibir estas palabras, sino aquellos a quienes les es dado. 12 Porque hay eunucos que nacieron así desde el seno de sus madres; y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres; y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que pueda recibirlo, que lo reciba.
Jesús recibe a unos niños
Marcos 10:13-16; Lucas 18:15-17
13 Entonces le trajeron a unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos y orase; pero los discípulos les reprendieron. 14 Jesús entonces dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos. 15 Después de poner las manos sobre ellos, se marchó de allí.
El joven rico
Marcos 10:17-31; Lucas 18:18-30; 1 Timoteo 6:9-10
16 Y se le acercó uno y le dijo: Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para tener vida eterna? 17 Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 ¿Cuáles?, le replicó. Y Jesús dijo: No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no dirás falso testimonio; 19 honra a padre y a madre; y, amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20 Le dijo el joven: Todo esto he guardado; ¿qué más me falta? 21 Le dijo Jesús: Si quieres ser perfecto, vete, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 22 Pero al oír el joven estas palabras, se marchó triste, porque tenía grandes posesiones. 23 Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos. 24 Otra vez os digo que le es más fácil a un camello pasar por un ojo de aguja, que un rico entre en el reino de Dios. 25 Al oírlo los discípulos, se asombraron mucho, diciendo: Entonces ¿quién puede ser salvo? 26 Pero Jesús, fijando en ellos la vista, les dijo: Para los hombres esto es imposible; pero para Dios todas las cosas son posibles.
27 Entonces Pedro, respondiendo, le dijo: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido, ¿qué tendremos, pues? 28 Jesús les dijo: En verdad os digo, que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre el trono de su gloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel. 29 Y todo aquel que dejó casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mi nombre, recibirá mucho más, y heredará la vida eterna 30 Pero muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros.
La parábola del dueño de la viña y de sus obreros
1 Porque el reino de los cielos es semejante a un dueño de casa que salió temprano a contratar obreros para su viña. 2 Habiendo acordado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Saliendo hacia la hora tercera, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; 4 les dijo: Id vosotros también a la viña, y lo que sea justo os daré. Y ellos fueron. 5 Salió otra vez cerca de la hora sexta, y de la novena, e hizo lo mismo. 6 Saliendo cerca de la undécima, halló a otros que estaban allí, y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? 7 Ellos le contestaron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id vosotros también a la viña. 8 Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros, y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros. 9 Cuando llegaron los [que habían sido contratados] cerca de la undécima hora, recibieron cada uno un denario. 10 Al llegar los primeros pensaron que recibirían más; pero ellos también recibieron cada uno un denario. 11 Cuando lo recibieron, murmuraban contra el propietario, 12 diciendo: Estos últimos trabajaron una sola hora, y los has igualado a nosotros, que hemos llevado la carga del día y el calor abrasador. 13 Pero él, respondiendo a uno de ellos, dijo: Amigo, no te hago agravio. ¿No conviniste conmigo en un denario? 14 Toma lo tuyo, y vete; yo quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O me miras con envidia, porque yo soy generoso? 16 Así que los primeros serán últimos, y los últimos, primeros.
Jesús anuncia su muerte y su resurrección
Marcos 10:32-34; Lucas 18:31-34
17 Subiendo a Jerusalén, Jesús tomó a los doce discípulos aparte, y en el camino les dijo: 18 Mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los [jefes de los] sacerdotes, y a los escribas, y lo condenarán a muerte 19 y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten, y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.
La demanda de los hijos de Zebedeo
Marcos 10:35-45; Lucas 22:24-47
20 Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose y pidiéndole algo. 21 Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que estos dos hijos míos se sienten, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu reino. 22 Pero Jesús respondiendo dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis acaso beber de la copa que yo voy a beber? Le dijeron: Podemos. 23 Él les dijo: En verdad, beberéis de mi copa; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo; sino a los que ha sido preparado por mi Padre. 24 Cuando los diez lo oyeron, se indignaron contra los dos hermanos. 25 Pero Jesús, llamándolos les dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas; y los potentados con autoridad las dominan. 26 No será así entre vosotros; pero el que desee ser grande entre vosotros, sea vuestro siervo; 27 y el que desee ser el primero entre vosotros, sea vuestro esclavo; 28 así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Los ciegos de Jericó
Marcos 10:46-52; Lucas 18:35-43
29 Y cuando salieron de Jericó, una gran multitud lo siguió. 30 Había dos ciegos sentados junto al camino, y al oír que Jesús pasaba, clamaron: ¡Señor, Hijo de David ten compasión de nosotros! 31 La gente los reprendía para que callasen, pero ellos gritaron con más fuerza: ¡Señor, Hijo de David ten compasión de nosotros! 32 Parándose Jesús, los llamó y dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33 Ellos le dijeron: ¡Señor, que sean abiertos nuestros ojos! 34 Jesús, compadecido, les tocó los ojos; y al instante recobraron la vista, y lo siguieron.
La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén
Marcos 11:1-10; Lucas 19:28-44; Juan 12:12-19; Isaías 12:6
1 Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, 2 diciéndoles: Id a la aldea que está frente a vosotros, y enseguida hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. 3 Si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita; y al instante los enviará. 4 Esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: 5 «Decid a la hija de Sion: Mira, tu rey viene a ti, manso, y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de bestia de carga.» [Zacarías 9:9] 6 Los discípulos fueron, e hicieron así como Jesús les mandó, 7 trajeron el asna y el pollino; y pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima. 8 Y la inmensa muchedumbre extendía sus mantos por el camino; y otros cortaron ramas de los árboles, y las tendían por el camino. 9 La multitud que iba delante, y la que le seguía, le aclamaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor°! ¡Hosanna en las alturas!
10 Cuando entró Jesús en Jerusalén, se conmovió toda la ciudad, diciendo: ¿Quién es este? 11 Y la multitud decía: ¡Este es Jesús, el profeta de Nazaret, de Galilea!
Jesús en el templo
La expulsión de los vendedores
Marcos 11:15-19; Lucas 19:45-48; comp. Juan 2:13-22
12 Entró Jesús en el templo de Dios, y expulsó a todos los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían palomas; 13 y les dijo: ¡Escrito está: «Mi casa será llamada casa de oración; pero vosotros la hacéis una cueva de ladrones!» [Isaías 56:7] 14 Se acercaron a él ciegos y cojos en el templo, y los sanó. 15 Los [jefes de los] sacerdotes y los escribas se indignaron cuando vieron las maravillas que él hizo, y a los niños que gritaban en el templo, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! 16 Y le dijeron: ¿Oyes lo que estos están diciendo? Les dijo Jesús: Sí; ¿nunca leísteis que «de la boca de los niños y de los que maman preparaste la alabanza?» [Salmo 8:2] 17 Dejándolos, salió de la ciudad hasta Betania, y allí pasó la noche.
La maldición de la higuera
Marcos 11:12-14, 19-26; comp. Lucas 13:6-9
18 Por la mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre; 19 y viendo una higuera solitaria cerca del camino, fue a ella; pero no halló en ella nada sino solo hojas, y le dijo: ¡Nunca nazca de ti fruto para siempre! Y al instante la higuera se secó. 20 Al verlo los discípulos, se maravillaron diciendo: ¿Cómo es que la higuera se secó tan rápido? 21 Jesús, respondiendo, les dijo: En verdad os digo que, si tenéis fe, y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, pero aun cuando a esta montaña digáis: ¡Quítate, y échate en el mar!, será hecho. 22 Y todo cuanto pidáis en la oración, creyendo, lo recibiréis.
La autoridad de Jesús
Marcos 11:27-33; Lucas 20:1-8
23 Cuando llegó al templo, los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él, mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad? 24 Pero Jesús, respondiendo, les dijo: Yo también os preguntaré una cosa, la cual, si me respondéis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo, o de los hombres? Pero ellos razonaban entre sí, diciendo: Si decimos: Del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 26 Pero si decimos: De los hombres, tememos a la multitud, porque todos tienen a Juan por profeta. 27 Respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Entonces él les dijo: Ni yo tampoco os digo con qué autoridad hago estas cosas.
La parábola de los dos hijos
28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve a trabajar hoy en la viña. 29 Él respondiendo, dijo: No quiero; pero después se arrepintió, y fue. 30 Acercándose al otro, le dijo lo mismo. Este, respondiendo, dijo: Sí, señor, [yo voy]; mas no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos contestaron: El primero. Jesús les dijo: En verdad os digo que los cobradores de impuestos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. 32 Porque vino Juan a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis; pero los cobradores de impuestos y las rameras le creyeron; y vosotros, al ver esto, no os arrepentisteis después, para creerle.
La culpabilidad de los jefes religiosos judíos
La parábola de los labradores
Marcos 12:1-12; Lucas 20:9-19; comp. Isaías 5:1-7
33 Escuchad otra parábola: Había un hombre, amo de casa, que plantó una viña, y le puso una cerca alrededor, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue de viaje. 34 Cuando se acercaba el tiempo de los frutos, envió a sus siervos a los labradores, para recibir sus frutos. 35 Pero los labradores tomando a los siervos, apalearon a uno, mataron a otro y apedrearon al otro. 36 Otra vez les envió a otros siervos, en mayor número que los primeros; e hicieron lo mismo con ellos. 37 Y por último les envió a su hijo, diciendo: Respetarán a mi hijo. 38 Pero cuando los labradores vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; ¡venid, matémoslo, y poseamos la herencia! 39 Y tomándolo, lo echaron fuera de la viña, y lo mataron. 40 Cuando, pues, venga el dueño de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? 41 Le dijeron: Destruirá miserablemente a los malvados, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen los frutos a su tiempo. 42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras?: «La piedra que desecharon los constructores, esta se ha convertido en piedra angular; por parte del Señor° fue hecho esto, y es maravilloso a nuestros ojos.» [Salmo 118:22, 23] 43 Por tanto, os digo que el reino de Dios os será arrebatado, y será dado a un pueblo que produzca sus frutos. 44 El que caiga sobre esta piedra será quebrantado; pero sobre quien ella caiga, lo desmenuzará.
45 Cuando los [jefes de los] sacerdotes y los fariseos oyeron sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos. 46 Y procuraron prenderlo, pero temían a la multitud; porque esta lo tenía por profeta.
La parábola de las bodas
Lucas 14:16-24
1 Jesús respondió y volvió a hablarles en parábolas, diciendo: 2 El reino de los cielos es semejante a un rey, que preparó un banquete de bodas para su hijo. 3 Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados al banquete; pero estos no quisieron ir. 4 Envió de nuevo a otros siervos, diciendo: Decid a los invitados: Mirad he preparado mi banquete, mis novillos y mis animales cebados han sido matados y todo está preparado; venid al banquete. 5 Pero ellos no hicieron caso; y se fueron, uno a su campo, y otro a sus negocios; 6 y los demás, tomando a sus siervos, los afrentaron y los mataron. 7 Entonces el rey se indignó, envió a sus tropas, destruyó a aquellos homicidas e incendió su ciudad. 8 Luego, dijo a sus siervos: El banquete de bodas en verdad está preparado, pero los invitados no eran dignos. 9 Por tanto, id a los cruces de los caminos; y a cuantos halléis, invitadlos al banquete de bodas. 10 Aquellos siervos salieron a los caminos y reunieron a cuantos hallaron, tanto malos como buenos; y el banquete de bodas se llenó de comensales. 11 Pero cuando entró el rey a ver a los comensales, vio allí a un hombre que no llevaba traje de boda; 12 y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda? Y él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: Atadlo de pies y manos, y echadlo a la oscuridad de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes. 14 Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.
El impuesto a César
Marcos 12:13-17; Lucas 20:20-26
15 Entonces, saliendo los fariseos, consultaron entre sí para ver cómo podrían hallar falta en sus palabras. 16 Y le enviaron sus discípulos con los herodianos, que decían: Maestro, sabemos que eres veraz, y enseñas con verdad el camino de Dios y nadie es obstáculo para ti, porque no miras la apariencia de los hombres. 17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito pagar tributo a César, o no? 18 Pero Jesús, que conocía su malicia, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le trajeron un denario. 20 Les dijo: ¿De quién es esta imagen e inscripción? 21 Le dijeron: De César. Entonces les dijo: Pagad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. 22 Al oír esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.
Los saduceos y la resurrección
Marcos 12:18-27; Lucas 20:27-40
23 Aquel día se acercaron a él unos saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, 24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin hijos, se casará su hermano con la mujer de él, para dar descendencia a su hermano. 25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos; y el primero, tras casarse, murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. 26 Así también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. 27 Después de todos ellos, murió la mujer. 28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será la mujer?, porque todos la tuvieron. 29 Pero Jesús respondiendo les dijo: Erráis, no conociendo las Escrituras, ni el poder de Dios. 30 Porque en la resurrección, ni se casan, ni se dan en matrimonio, sino que son como los ángeles en el cielo. 31 Pero acerca de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os dijo Dios?: 32 «Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob.» [Éxodo 3:6] Dios no es el Dios de muertos, sino de los que viven. 33 Al oír esto la multitud, quedó asombrada de su enseñanza.
El mayor mandamiento
Marcos 12:28-34; Lucas 10:25-37
34 Pero cuando los fariseos oyeron que había hecho callar a los saduceos, se reunieron de común acuerdo; 35 y uno de ellos, doctor de la ley, le preguntó, tentándole: 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? 37 Jesús le dijo: «Amarás al Señor° tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.» [Deuteronomio 6:5] 38 Este es el grande y el primer mandamiento. 39 Y el segundo es semejante al primero: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» [Levítico 19:18] 40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
El Mesías, hijo de David
Marcos 12:35-37; Lucas 20:41-44
41 Estando aún reunidos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Ellos le dijeron: De David. 43 Él les dijo: ¿Cómo entonces, por el Espíritu, lo llama David Señor?, diciendo: 44 Dijo el Señor° a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. 45 Pues, si David lo llama Señor, ¿cómo es su Hijo? 46 Y nadie le podía responder palabra; ni nadie desde aquel día se atrevió a preguntarle más.
Los jefes religiosos censurados por Jesús
Marcos 12:38-39; Lucas 11:39-52; 20:45-46
1 Entonces habló Jesús a la multitud, y a sus discípulos, 2 diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en el púlpito de Moisés. 3 Todo cuanto os digan, pues, guardadlo y cumplidlo; pero no hagáis conforme a sus obras; porque dicen y no hacen. 4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos mismos no quieren moverlas con un dedo suyo. 5 Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; porque ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos, 6 y aman el primer puesto en los banquetes, y los primeros asientos en las sinagogas, 7 y los saludos ostentosos en las plazas, y que los hombres los llamen Rabí. 8 Pero no seáis vosotros llamados Rabí; porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros todos sois hermanos. 9 A nadie llaméis vuestro padre en la tierra; porque uno solo es vuestro Padre, el celestial. 10 Ni seáis vosotros llamados guías; porque uno solo es vuestro guía, el Cristo. 11 Pero, el mayor entre vosotros, será vuestro sirviente. 12 El que se exalte será humillado y el que se humille será exaltado.
13 Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos ante los hombres; pues vosotros no entráis, ni dejáis entrar a los que van a entrar.
15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito; y cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo de la gehena que lo que vosotros mismos sois.
16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos! Que decís: Si alguno jura por el templo, eso no significa nada; pero el que jura por el oro del templo, queda obligado. 17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? 18 Y también decís: Si alguien jura por el altar, eso no significa nada; pero si alguien jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado. 19 ¡Insensatos y ciegos! ¿Cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? 20 Por tanto, el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. 21 El que jura por el templo, jura por el templo y por aquel que en él habita. 22 El que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que sobre él está sentado.
23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta, el eneldo y el comino, y habéis dejado de lado lo más importante de la ley: La justicia, la misericordia y la fidelidad. Estas cosas deberíais hacer, sin desatender aquellas. 24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpiáis el exterior de la copa y del plato, mientras que por dentro están llenos de rapacidad e inmoralidad. 26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero el interior de la copa, para que el exterior también quede limpio.
27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque os parecéis a sepulcros blanqueados, que a la verdad parecen hermosos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros a la verdad por fuera parecéis justos a los hombres; pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, 30 y decís: Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos participado con ellos en la sangre de los profetas. 31 Así que dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de los que mataron a los profetas. 32 ¡Colmad vosotros la medida de vuestros padres! 33 ¡Serpientes, engendros de víboras! ¿Cómo escaparéis del juicio de la gehena? 34 Por eso, he aquí que yo os envío profetas, sabios, y escribas; de los cuales, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; 35 de modo que venga sobre vosotros toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar. 36 De cierto os digo, que todo esto vendrá sobre esta generación.
Lamentación sobre Jerusalén
Lucas 13:34-35
37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te han sido enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38 ¡Mirad vuestra casa queda desolada! 39 Pues yo os digo que no me veréis en adelante, hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor°!
La continuación de los tiempos
Desde la destrucción de Jerusalén hasta la venida del Hijo del Hombre
Marcos 13:1-37; Lucas 21:5-30; 17:22-37
1 Salió Jesús y, mientras se alejaba del templo, sus discípulos se acercaron a él para mostrarle los edificios del templo. 2 Pero él les dijo: ¿No veis todo esto? En verdad os digo, que no quedará aquí una piedra sobre otra que no sea derribada. 3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se acercaron a él, aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo será esto? ¿Y cuál será la señal de tu venida, y de la consumación del siglo? 4 Y Jesús respondiendo, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. 6 Oiréis de guerras, y de rumores de guerras; no os alarméis, porque es necesario que esto suceda; pero todavía no será el fin. 7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres y terremotos en diferentes lugares. 8 Todas estas cosas son el principio de dolores.
9 Entonces os entregarán a la tribulación y os matarán; y seréis aborrecidos por todas las naciones a causa de mi nombre. 10 Muchos entonces tropezarán y se entregarán unos a otros; y unos a otros se aborrecerán. 11 Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos. 12 Por abundar la iniquidad, el amor de muchos se enfriará. 13 Pero el que persevere hasta el fin será salvo. 14 Y este evangelio del reino será predicado en toda la tierra habitada, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15 Por tanto, cuando veáis la abominación de la desolación, de que habló Daniel el profeta, en el lugar santo (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea huyan a las montañas; 17 y el que esté en la azotea, que no baje a sacar nada de su casa; 18 y el que esté en el campo, que no vuelva atrás a tomar su ropa. 19 Pero ¡ay de las que estén encinta, y de las que estén amamantando en aquellos días! 20 Orad para que vuestra huida no sea en invierno, ni en sábado; 21 porque habrá entonces gran tribulación, como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni jamás la habrá. 22 Si no se acortaran aquellos días, nadie podría salvarse; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 Entonces, si alguno os dice: ¡Aquí está el Cristo!, o: ¡Allí está!, no lo creáis; 24 porque se levantarán falsos cristos, y falsos profetas, y darán grandes señales y prodigios, tratando de extraviar incluso a los escogidos si fuera posible. 25 Esto os he dicho de antemano. 26 Y si os dijeran que está en el desierto, no valláis. O: ¡Está en los aposentos!, no los creáis. 27 Porque como el relámpago sale del este, y brilla hasta el oeste, así será la venida del Hijo del hombre. 28 Dondequiera que esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.
29 Pero inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. 30 Entonces, aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que viene sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Enviará a sus ángeles con gran sonido de trompeta, y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, de un extremo del cielo hasta el otro.
32 Pero de la higuera aprended la parábola: Cuando su rama ya se hace tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca; 33 así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad os digo, que no pasará esta generación, hasta que todo esto sea hecho. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Estar preparados
Marcos 13:32-37; Lucas 17:26, 30, 34-35
36 Pero sobre aquel día y hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, ni tampoco el Hijo, sino el Padre solamente. 37 Mas como eran los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día que Noé entró en el arca, 39 y no comprendieron hasta que vino el diluvio, y se los llevó a todos; así será también la venida del Hijo del hombre. 40 Entonces dos estarán en el campo; uno será tomado, y el otro dejado; 41 estarán dos mujeres moliendo en el molino, una será tomada y la otra dejada. 42 ¡Velad, pues, ya que no conocéis en qué día ha de venir vuestro Señor! 43 Pero sabed esto, que si el amo de casa hubiera sabido a qué hora llegara el ladrón, velaría, y no dejaría forzar su casa. 44 Por tanto, estad vosotros también preparados; porque a la hora que no pensáis, el Hijo del hombre vendrá.
El siervo bueno y el malo
Lucas 12:41-48
45 ¿Quién, pues, es el siervo fiel y prudente, a quien su señor ha puesto sobre los de su casa, para darles el alimento a su tiempo? 46 ¡Bienaventurado aquel siervo, a quien su señor cuando venga lo encuentre haciendo así! 47 De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes. 48 Pero, si es un siervo malo, que dice en su corazón: ¡Mi señor tarda!, 49 y comienza a pegar a sus compañeros y a comer y beber con los borrachos; 50 vendrá el señor de aquel siervo en el día que no espera, y a la hora que no conoce, 51 y lo castigará con gran severidad, y le asignará su parte con los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
La parábola de las diez vírgenes
1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas, y salieron al encuentro del esposo. 2 Cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. 3 Porque las insensatas, cuando tomaron las lámparas, no tomaron aceite consigo; 4 pero las prudentes tomaron aceite en las vasijas, junto con sus lámparas. 5 Como tardaba el esposo, todas cabecearon y se durmieron. 6 A la media noche se oyó un grito: ¡He aquí el esposo! ¡Salid a su encuentro! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y prepararon sus lámparas. 8 Las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. 9 Pero las prudentes respondieron, diciendo: Mejor es que vayáis a los que venden, y comprad para vosotras, no sea que no haya suficiente para nosotras y vosotras. 10 Mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las preparadas entraron con él al banquete de bodas; y fue cerrada la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos! 12 Pero él respondiendo dijo: De cierto os digo: No os conozco. 13 Velad, pues, ya que no sabéis el día ni la hora.
La parábola de los talentos
Lucas 19:12-27
14 Porque es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus propios siervos y les entregó sus bienes; 15 dando a uno cinco talentos, a otro dos, y a otro uno; a cada cual conforme a su capacidad, y luego se fue de viaje. 16 Entonces el que recibió los cinco talentos, fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo, el que recibió dos, ganó otros dos. 18 Pero el que recibió uno, fue, y cavando en la tierra, escondió el dinero de su señor.
19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y ajustó cuentas con ellos. 20 Acercándose el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí, gané otros cinco talentos. 21 Su señor le dijo: ¡Muy bien, siervo bueno y fiel! En lo que es poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 También el que había recibido los dos talentos, se presentó, y dijo: Señor, dos talentos me entregaste; he aquí, gané otros dos talentos. 23 Su señor le dijo: ¡Muy bien, siervo bueno y fiel! En lo que es poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Acercándose también el que había recibido un solo talento, dijo: Señor, yo sabía que eres hombre exigente, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste; 25 como tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo tuyo. 26 Respondiendo su señor le dijo: ¡Siervo malvado y perezoso! Sabías que siego donde no sembré, y recojo donde no esparcí; 27 por tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros, y a mi regreso yo hubiera recibido lo mío con el interés. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene los diez talentos; 29 porque a todo aquel que tiene, le será dado, y tendrá abundancia; pero al que no tiene, aun aquello que tiene le será quitado. 30 Al siervo inútil echadlo a la oscuridad de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
El juicio de las naciones
31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria; 32 y serán reunidas ante él todas las naciones; y él apartara a los unos de los otros, como el pastor aparta las ovejas de las cabras; 33 y pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a la izquierda.
34 Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ¡Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo! 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero, y me acogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y acudisteis a mí. 37 Entonces, le responderán los justos, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos? ¿O sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos extranjero, y te acogimos? ¿O desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y acudimos a ti? 40 Respondiendo el Rey, les dirá: En verdad os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mí me lo hicisteis.
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: ¡Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles! 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui extranjero, y no me acogisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo y en la cárcel, y no acudisteis a mí. 44 Entonces ellos también responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o extranjero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te hemos servido? 45 Él entonces les responderá, diciendo: En verdad os digo, que en cuanto no lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos, tampoco a mí me lo hicisteis. 46 Y estos irán al tormento eterno; pero los justos a la vida eterna.
La conspiración
Marcos 14:1-2; Lucas 22:1-2; Juan 11:47-53
1 Sucedió que cuando Jesús terminó todas estas palabras, dijo a sus discípulos: 2 Sabéis que después de dos días se celebra la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado.
3 Entonces los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos del pueblo se juntaron en el palacio del [sumo] sacerdote, que se llamaba Caifás; 4 y celebraron consejo para apresar a Jesús con engaño y matarlo. 5 Pero decían: No durante la fiesta, para que no haya tumulto en el pueblo.
El frasco de ungüento
Marcos 14:3-9; Juan 12:1-8; comp. Lucas 7:36-50
6 Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro de ungüento muy caro, y lo derramó sobre su cabeza, estando él recostado a la mesa. 8 Los discípulos al ver esto se indignaron, y dijeron: ¿Para qué este desperdicio? 9 Porque esto pudo haberse vendido por mucho dinero, y darlo a los pobres. 10 Pero, observándolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a la mujer? Es una buena obra lo que ha hecho ella conmigo. 11 Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis. 12 Al derramar este ungüento sobre mi cuerpo, lo ha hecho con miras para mi sepultura. 13 En verdad os digo que, dondequiera que se proclame este evangelio en todo el mundo, también será contado lo que esta hizo, para memoria suya.
La traición de Judas
Marcos 14:10-11; Lucas 22:3-6
14 Entonces uno de los doce, aquel que se llamaba Judas Iscariote, fue a los [jefes de los] sacerdotes, 15 y dijo: ¿Qué queréis darme y yo os lo entregaré? Y le contaron treinta monedas de plata. 16 Desde entonces buscaba una oportunidad para entregarlo.
Jesús celebra la Pascua con sus discípulos
Marcos 14:12-31; Lucas 22:7-34; Juan 13:1-38; 1 Corintios 11:23-25
17 El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Dónde quieres que te preparemos para comer la Pascua? 18 Él dijo: Id a la ciudad, a tal hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos. 19 Los discípulos hicieron como Jesús les ordenó, y prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, él estaba a la mesa con los doce discípulos. 21 Mientras comían, les dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará. 22 Ellos se entristecieron mucho; y comenzaron cada cual a decirle: ¿Acaso soy yo, Señor? 23 Pero él respondiendo dijo: El que metió la mano conmigo en el plato, ese es el que me entregará. 24 En verdad, el Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien es entregado el Hijo del hombre! Mejor le sería no haber nacido. 25 Respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Acaso soy yo, Rabí? Le contestó: Tú lo has dicho.
La institución de la Cena
26 Mientras ellos comían, Jesús tomó un pan, bendijo y lo partió, y dándolo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Tomando la copa, dio gracias, y se la dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre, la del pacto, la cual es derramada por muchos, para remisión de pecados. 29 Y os digo, que en adelante no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
30 Habiendo cantado un himno, salieron al monte de los Olivos.
Jesús anuncia la negación de Pedro
Marcos 14:27-31; Lucas 22:31-34; Juan 13:36-38
31 Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: «Heriré al pastor, y serán dispersadas las ovejas del rebaño.» [Zacarías 13:7] 32 Pero después que yo resucite, iré delante de vosotros a Galilea. 33 Pero Pedro, respondiendo, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo jamás me escandalizaré. 34 Jesús le dijo: En verdad te digo que esta noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces. 35 Le dijo Pedro: Aun cuando me sea necesario morir contigo, de ninguna manera te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
En el monte de los Olivos
Getsemaní
Marcos 14:32-42; Lucas 22:39-46; comp. Hebreos 5:7
36 Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní; y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, hasta que yo vaya allá y ore. 37 Tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse, y a angustiarse. 38 Entonces les dijo: Mi alma está inmensamente triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco más adelante, cayó sobre su rostro, y oró, diciendo: ¡Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa! Pero no sea como yo quiero, sino como tú. 40 Vino a sus discípulos, y los halló dormidos; y dijo a Pedro: ¿De modo que no habéis podido velar conmigo una sola hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu en verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 42 Se fue de nuevo, por segunda vez, y oró diciendo: ¡Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad! 43 Viniendo otra vez, los halló dormidos; porque sus ojos estaban cargados. 44 Dejándolos de nuevo, se fue, y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. 45 Entonces vino a los discípulos y les dijo: Dormid a partir de ahora y descansad. Mirad, ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levantaos, vamos! Mirad, se acerca el que me entrega.
El arresto de Jesús
Marcos 14:43-50; Lucas 22:47-53; Juan 18:3-11
47 Mientras aún hablaba, vino Judas, uno de los doce, con una gran multitud, con espadas y palos, de parte de los [jefes de los] sacerdotes y de los ancianos del pueblo. 48 El que lo entregaba les dio una señal, diciendo: Al que yo bese, ese es; prendedle. 49 En seguida acercándose a Jesús, dijo: ¡Salve, Rabí!, y lo besó. 50 Pero Jesús le dijo: Compañero, haz lo que has venido a hacer. Entonces acercándose, pusieron las manos sobre Jesús y le prendieron. 51 De pronto, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hirió al siervo del [sumo] sacerdote, cortándole la oreja. 52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada, a espada perecerán. 53 ¿O acaso piensas tú que no puedo orar a mi Padre, y él, ahora mismo, pondría a mi servicio más de doce legiones de ángeles? 54 Pero ¿cómo se cumplirían las Escrituras, que es necesario que así suceda?
55 Entonces dijo Jesús a las turbas: ¿Habéis salido a prenderme como a un ladrón, con espadas y con palos? Todos los días me sentaba enseñando en el templo, y no me prendisteis. 56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.
Jesús ante el Sanedrín
Marcos 14:53-65; Lucas 22:54, 63-65; Juan 18:12-13, 19-24
57 Los que habían prendido a Jesús lo llevaron a Caifás el [sumo] sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. 58 Pedro lo seguía de lejos hasta el patio del [sumo] sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.
59 Los [jefes de los] sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban falso testimonio contra Jesús, para hacerle morir; 60 pero no lo hallaron, a pesar de acercarse muchos falsos testigos. Pero al fin vinieron dos, 61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y edificarlo en tres días. 62 Entonces, se puso en pie el [sumo] sacerdote, y le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos testifican contra ti? 63 Pero Jesús callaba. Y el [sumo] sacerdote le dijo: ¡Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios! 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho. Sin embargo, os digo, que en adelante veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo. 65 Entonces el [sumo] sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Blasfemó! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? ¡Ya lo veis, acabáis de oír la blasfemia! 66 ¿Qué os parece? Y ellos respondiendo, dijeron: ¡Digno es de muerte! 67 Entonces le escupieron en la cara, y le dieron puñetazos; y otros lo abofetearon, 68 diciendo: ¡Profetízanos, Cristo! ¿Quién es el que te golpeó?
La negación de Pedro
Marcos 14:66-72; Lucas 22:55-62; Juan 18:15-18, 25
69 Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se acercó a él una criada, diciendo: Y tú estabas con Jesús el galileo. 70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. 71 Al salir al portal, lo vio otra; y dijo a los que allí estaban: Este estaba con Jesús el nazareno. 72 Y lo negó otra vez con juramento: No conozco a ese hombre. 73 Poco después, acercándose los que estaban allí, dijeron a Pedro: Verdaderamente tú también eres de ellos, porque incluso tu manera de hablar te pone de manifiesto. 74 Entonces comenzó a maldecir y a jurar: ¡No conozco a ese hombre! Y al instante cantó un gallo. 75 Y Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: Antes del canto del gallo, me negarás tres veces. Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Jesús ante Pilato
Marcos 15:1; Lucas 22:66-71; 23:1
1 Llegada la madrugada, todos los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús, para matarlo. 2 Habiéndolo atado, lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.
El remordimiento y suicidio de Judas
Hechos 1:16-20
3 Entonces Judas, el que lo había entregado, al ver que era condenado, lleno de remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los [jefes de los] sacerdotes y a los ancianos, 4 diciendo: ¡Pequé entregando sangre inocente! Mas ellos dijeron: ¿A nosotros qué nos importa? ¡Allá tú! 5 Y arrojando las monedas de plata en el santuario, se marchó, fue y se ahorcó. 6 Los [jefes de los] sacerdotes, recogiendo las monedas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el Tesoro, porque es precio de sangre. 7 Después de consultarse, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de extranjeros. 8 Por lo cual aquel campo se llama Campo de sangre, hasta hoy. 9 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: Y tomaron las treinta monedas de plata, precio del valorado, que estimaron los hijos de Israel; 10 y las dieron por el campo del alfarero, como el Señor° me ordenó.
Jesús condenado a muerte
La flagelación
Marcos 15:2-20; Lucas 23:1-4, 13-25; Juan 18:28 al 19:16
11 Jesús compareció delante del gobernador; y el gobernador le preguntó: ¿Eres tú el rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. 12 Cuando fue acusado por los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. 13 Entonces, Pilato le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? 14 Pero no le respondió ni una sola palabra; de manera que el gobernador estaba muy asombrado.
15 Ahora bien, en cada fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, a quien ellos quisieran. 16 Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. 17 Estando ellos reunidos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte?, ¿a Barrabás, o a Jesús, que es llamado Cristo? 18 Pues, sabía que por envidia lo habían entregado. 19 Estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque mucho he padecido hoy en sueños a causa de él. 20 Pero los [jefes de los] sacerdotes y los ancianos persuadieron al pueblo para que pidiesen a Barrabás, e hicieran morir a Jesús. 21 Respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: ¡A Barrabás! 22 Les dijo Pilato: ¿Qué haré, pues, de Jesús, llamado Cristo? Dijeron todos: ¡Sea crucificado! 23 Pero el gobernador dijo: Pues, ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban más fuerte: ¡Sea crucificado! 24 Al ver Pilato que nada ganaba, sino que se estaba organizando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: Inocente soy de la sangre de este; vosotros veréis. 25 Todo el pueblo respondiendo, dijo: ¡Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos! 26 Les soltó a Barrabás; pero habiendo hecho azotar a Jesús, lo entregó para ser crucificado.
27 Entonces los soldados del gobernador, llevando a Jesús al pretorio, reunieron contra él a toda la cohorte. 28 Y desnudándolo, le pusieron un manto de púrpura por encima. 29 Trenzando una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y una caña en su mano derecha; arrodillándose delante de él, se burlaban de él, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! 30 Y le escupían; y tomando la caña, le golpeaban la cabeza. 31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus propios vestidos y lo llevaron para crucificarle.
Jesús crucificado
Marcos 15:21-41; Lucas 23:26-49; Juan 19:16-30
32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón; a este obligaron a llevar la cruz. 33 Cuando llegaron al lugar que se llama Gólgota, que quiere decir, Lugar de la Calavera, 34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero cuando lo probó, no quiso beber. 35 Después de crucificarlo, se repartieron sus ropas, echando suertes. 36 Sentándose, lo guardaban allí. 37 Pusieron sobre su cabeza la acusación contra él, escrita así: Este es Jesús, el rey de los judíos. 38 Entonces fueron crucificados con él dos malhechores, uno a la derecha, y el otro a la izquierda.
39 Los que pasaban lo insultaban meneando la cabeza, 40 diciendo: ¡Tú que derribas el templo y en tres días lo reconstruye, sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz! 41 De igual manera los [jefes de los] sacerdotes, burlándose con los escribas y los ancianos, decían: 42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. 43 Ha confiado en Dios; que lo libre ahora, si lo quiere; porque dijo: Soy Hijo de Dios. 44 Los malhechores que estaban crucificados con él, también lo injuriaban.
45 Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra, hasta la hora novena. 46 Y cerca de la hora novena, Jesús gritó con gran voz, diciendo: ¡Elí Elí! ¿Lama Sabactani? Que quiere decir: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado? 47 Algunos de los que allí estaban, al oírlo, decían: A Elías llama este. 48 Al instante corriendo uno de ellos tomó una esponja, la empapó en vinagre y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49 Pero los demás decían: ¡Deja, veamos si viene Elías a salvarlo!
50 Pero Jesús, gritando de nuevo con gran voz, entregó el espíritu. 51 Entonces la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba hasta abajo; la tierra tembló y las rocas se partieron; 52 los sepulcros se abrieron; y muchos cuerpos de santos, que habían dormido, resucitaron; 53 y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, vinieron a la ciudad santa, y aparecieron a muchos.
54 El centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que sucedieron, tuvieron mucho miedo y dijeron: ¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!
55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole; 56 entre las cuales estaba María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
El cuerpo de Jesús puesto en la tumba
Marcos 15:42-47; Lucas 23:50-56; Juan 19:38-42
57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, que se llamaba José, el cual también era discípulo de Jesús; 58 este, yendo a Pilato, pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le entregase. 59 Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio, 60 y lo colocó en un sepulcro suyo nuevo, que había excavado en la roca; y habiendo rodado una piedra grande a la puerta del sepulcro, se fue. 61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas enfrente del sepulcro.
62 Al día siguiente, que era el día después de la Preparación, los [jefes de los] sacerdotes y los fariseos acudieron juntos a Pilato, 63 diciendo: Señor, nos acordamos que aquel impostor dijo mientras vivía aún: Después de tres días resucitaré. 64 Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el día tercero; no sea que vengan sus discípulos de noche, lo roben y digan al pueblo: Ha resucitado de entre los muertos. Y el último engaño sea peor que el primero. 65 Les dijo Pilato: Guardia tenéis, id, aseguradlo como sabéis. 66 Ellos fueron, y sellando la piedra, aseguraron el sepulcro con la guardia.
Jesús resucitado
Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-12; Juan 20:1-20; 1 Corintios 15:4-7
1 Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.
2 Hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor° descendió del cielo, y acercándose, rodó la piedra de la puerta y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. 4 Los guardas temblaron por miedo a él y quedaron como muertos. 5 El ángel dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. 6 No está aquí; pues resucitó, así como os dijo. Venid a ver el lugar donde yacía. 7 Id pronto y decid a sus discípulos que resucitó de entre los muertos; y va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. Os lo he dicho.
8 Salieron apresuradamente del sepulcro con temor y gran gozo, y corrieron a anunciarlo a los discípulos. 9 De pronto Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, le cogieron los pies, y se postraron ante él. 10 Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, anunciad a mis hermanos, que vayan a Galilea; allí me verán.
11 Mientras iban ellas, he aquí que algunos de la guardia, yendo a la ciudad, anunciaron a los [jefes de los] sacerdotes todo lo sucedido. 12 Y tras reunirse con los ancianos y deliberar, dieron una gran cantidad de dinero a los soldados, 13 diciendo: Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y lo robaron, mientras nosotros dormíamos. 14 Y por si esto llega a oídos del gobernador, nosotros lo persuadiremos y os libraremos de preocupaciones. 15 Ellos, tomando el dinero, hicieron como les habían enseñado. Y este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta nuestros días.
La soberanía del Resucitado
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había señalado. 17 Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaron. 18 Acercándose entonces Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. 19 Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y que estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo.