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Nuevo Testamento

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Romanos

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Capítulo 1

Saludos
1 Corintios 1:18-24; Gálatas 1:1-5; Tito 1:1-4

1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por llamamiento, apartado para el evangelio de Dios, 2 (que había prometido antes, por medio de sus profetas, en las santas Escrituras), 3 acerca de su Hijo, nacido de la descendencia de David, según la carne, 4 y designado Hijo de Dios con poder, conforme al Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor, 5 por quien recibimos gracia y apostolado, para obediencia a la fe por su nombre entre todos los gentiles, 6 entre quienes estáis vosotros también, llamados para ser de Jesucristo; 7 a todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por llamamiento: Gracia a vosotros y paz, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Acción de gracias y oración

8 En primer lugar doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo, por todos vosotros, porque vuestra fe es anunciada en todo el mundo. 9 Porque Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, me es testigo de que sin cesar me acuerdo de vosotros, rogando siempre en mis oraciones, 10 que si es la voluntad de Dios, me sea de algún modo posible hacer por fin un viaje para ir a veros. 11 Porque anhelo veros, para impartiros algún don espiritual, a fin de que seáis fortalecidos; 12 y esto para que junto con vosotros seamos confortados, cada cual por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía. 13 No quiero que ignoréis, hermanos, que muchas veces me propuse ir a visitaros para tener algún fruto también entre vosotros, así como entre los demás gentiles, pero hasta ahora he estado impedido. 14 Soy deudor tanto a griegos como a bárbaros, a sabios como a ignorantes; 15 así que, en lo que a mí me concierne, estoy dispuesto a anunciaros el evangelio a vosotros también que estáis en Roma.

La tesis de la epístola

16 Pues no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo el que cree, al judío primeramente, y también al griego. 17 Porque [en el evangelio] justicia de Dios es revelada por fe y para fe; según está escrito: «El justo vivirá por fe.» [Habacuc 2:4]

Todos los hombres sin excepción bajo el juicio de Dios
El juicio ya determinado
Salmo 19:2-5; Isaías 44:9-20; Efesios 4:17-19; 1 Pedro 4:3-5

18 Porque [la] ira de Dios está revelada desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que detienen con injusticia la verdad. 19 Porque lo que se conoce de Dios les es manifiesto; porque Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y divinidad, desde la creación del mundo se hacen claramente visibles en las cosas creadas, y así no tienen excusa; 21 porque habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; sino que se hicieron vanos en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de tinieblas. 22 Pretendiendo ser sabios, se hicieron insensatos, 23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 24 Por lo cual Dios los entregó, en las pasiones de sus corazones, a la impureza, para que sus cuerpos sean deshonrados entre ellos, 25 que cambiaron la verdad de Dios en mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura antes que al Creador, quien es bendito por los siglos. Amén. 26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues incluso sus mujeres cambiaron el uso natural en lo que es contra naturaleza; 27 de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, ardieron en sus pasiones uno hacia otro, cometiendo actos vergonzosos, varones con varones, y recibiendo en sí mismos la debida recompensa de su error. 28 Y como no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29 se llenaron de toda injusticia, maldad, codicia, malicia; llenos de envidia, homicidio, riña, engaño, malignidad; murmuradores, 30 detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de maldades, desobedientes a sus padres; 31 sin discernimiento, desleales, sin afecto natural, sin misericordia; 32 los cuales, conociendo el decreto de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen en los que las practican.

Capítulo 2

El justo juicio de Dios para todos
Mateo 7:1-5; Lucas 12:47-48; Hechos 10:34-35; Santiago 1:22-25; 2:12-13

1 Por lo cual estás sin excusa, oh hombre, porque al juzgar a otro, a ti mismo te condenas; puesto que tú que juzgas, practicas las mismas cosas. 2 Pero sabemos que el juicio de Dios es conforme a la verdad contra los que practican tales cosas. 3 ¿Y piensas, oh hombre, que juzgas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4 ¿O desprecias las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad, ignorando que la bondad de Dios te conduce al arrepentimiento? 5 Pero según tu dureza y tu corazón impenitente, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que perseverando en hacer el bien buscan gloria, honra e incorruptibilidad; 8 pero ira e indignación a los que son egoístas y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre toda alma humana que hace lo malo, del judío primeramente y también del griego; 10 pero gloria, honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11 pues no hay acepción de personas ante Dios. 12 Porque cuantos pecaron sin ley, sin ley perecerán; y cuantos pecaron bajo [la] ley, por la ley serán juzgados. 13 Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los cumplidores de la ley los que serán justificados. 14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley hacen por naturaleza las obras de la ley, estos, sin tener ley, son ley para sí mismos; 15 los cuales muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio también su conciencia, acusándolos o excusándolos sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgue lo secreto de los hombres según mi evangelio, por medio de Jesucristo.

La desobediencia de Israel
Jeremías 8:8-9; 4:4; 1 Corintios 7:19; Gálatas 5:6

17 Pero tú te llamas judío, te apoyas en la ley y te glorías en Dios, 18 conoces su voluntad y apruebas las cosas excelentes, siendo instruido por la ley, 19 y te persuades de que eres guía de ciegos, luz para los que están en tinieblas, 20 instructor de ignorantes, maestro de niños, teniendo en la ley la norma del conocimiento y de la verdad. 21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, que proclamas no robar, ¿acaso no robas? 22 Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿no cometes tú adulterio? Tú que aborreces a los ídolos, ¿no robas de sus templos? 23 Tú que te glorías en la ley, ¿deshonras a Dios transgrediendo la ley? 24 Porque, como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles a causa de vosotros. 25 Porque, en verdad, [la] circuncisión aprovecha si cumples [la] ley; pero si quebrantas [la] ley, tu circuncisión se hace incircuncisión. 26 Por lo tanto, si la incircuncisión guarda los preceptos de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión por circuncisión? 27 Y si la incircuncisión que es por naturaleza cumple la ley, ¿no te juzgará a ti, que con la letra y la circuncisión quebrantas [la] ley? 28 Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni es circuncisión la que se ve exteriormente en la carne; 29 pero es judío aquel que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; cuya alabanza no es de los hombres, sino de Dios.

Capítulo 3

La desobediencia es universal

1 ¿Qué ventaja tiene el judío? O ¿qué provecho la circuncisión? 2 Mucho, de todas maneras; ciertamente porque primero, les fueron confiados los oráculos de Dios. 3 Pues, ¿qué hay si algunos de ellos no creyeron? ¿Acaso su incredulidad anulará la fidelidad de Dios? 4 ¡De ninguna manera! Antes, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso, según está escrito: «Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando seas juzgado.» [Salmo 51:4] 5 Y si nuestra injusticia realza la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto Dios que la visita con ira? (Hablo como hombre.) 6 Jamás, porque [entonces], ¿cómo juzgará Dios al mundo? 7 Si por mi mentira la verdad de Dios ha abundado para gloria suya, ¿por qué también soy condenado como pecador? 8 ¿Y no, como algunos nos acusan con calumnias, afirmando que nosotros decimos: Hagamos el mal para que llegue el bien? De los cuales su condenación es justa.

Todos merecen el juicio

9 ¿Qué, pues? ¿Somos superiores? No, de ningún modo; porque ya hemos acusado tanto a judíos como a griegos, de estar todos bajo pecado; 10 según está escrito: «No hay justo, ni aun uno; 11 no hay quien entienda; no hay quien busque a Dios; 12 todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno;» [Salmo 14:1-3] 13 «sepulcro abierto es su garganta; con sus lenguas urden engaño;» [Salmo 5:9] «veneno de víbora hay bajo sus labios;» [Salmo 140:3] 14 «su boca está llena de maldición y de amargura;» [Salmo 10:7] 15 «sus pies son veloces para derramar sangre; 16 ruina y miseria hay en sus caminos; 17 y no conocieron camino de paz;» [Isaías 59:7, 8] 18 «no hay temor de Dios ante sus ojos.» [Salmo 36:1] 19 Mas sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca sea cerrada, y todo el mundo sea culpable ante Dios. 20 Por tanto, por las obras de la ley nadie será justificado ante él; porque por [la] ley es el conocimiento del pecado.

Declarados justos por la fe en Cristo
La revelación de la justicia de Dios
Isaías 53:11; 2 Corintios 5:21; Gálatas 2:15-16; 3:8-14, 22-29; Efesios 2:7-9

21 Pero ahora, aparte de la ley, justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; 22 justicia de Dios mediante [la] fe en Jesucristo, para todos los que creen. Porque no hay diferencia; 23 puesto que todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciatorio mediante la fe en su sangre, para manifestar su justicia (porque los pecados pasados habían sido pasados por alto durante la paciencia de Dios); 26 para demostrar su justicia en el tiempo actual, para que él sea justo, justificando al que tiene fe en Jesús. 27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por qué ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28 Concluimos, entonces, que el hombre es justificado por fe, sin las obras de la ley. 29 ¿Acaso Dios es solo Dios de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Sí, de los gentiles también; 30 ya que hay un solo Dios, el cual justificará a la circuncisión con base en [la] fe, y a la incircuncisión por medio de la fe. 31 Entonces, ¿anulamos [la] ley por medio de la fe? No, por cierto; sino que confirmamos [la] ley.

Capítulo 4

La prueba por la Escritura
Abraham, justificado por la fe
Salmo 32; Gálatas 3:6-18, 26-29

1 ¿Qué diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué glorificarse; pero no ante Dios. 3 Porque ¿qué dice la Escritura?: «Abraham creyó a Dios, y le fue contado como justicia.» [Génesis 15:6] 4 Pero al que obra, el salario no le es contado como favor, sino como deuda. 5 Mas al que no hace obras, pero cree en el que justifica al impío, su fe [l]e es contada como justicia. 6 Como David también expresa la bendición del hombre a quien Dios otorga justicia sin las obras: 7 Bienaventurados aquellos de quienes las iniquidades han sido perdonadas, y cuyos pecados han sido cubiertos. 8 «Bienaventurado el hombre a quien el Señor° no imputará pecado.» [Salmo 32:1, 2] 9 ¿Es, pues, esta bendición solo para los circuncisos, o también para los incircuncisos? Porque decimos que a Abraham la fe le fue contada como justicia. 10 ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en circuncisión, o en incircuncisión? No en circuncisión, sino en incircuncisión. 11 Y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe cuando aún no estaba circuncidado; para ser padre de todos los que creen estando incircuncisos, para que la justicia les sea imputada; 12 y padre de la circuncisión, a los que no solo son de la circuncisión, sino que también caminan por los pasos de la fe que tenía nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.

Hebreos 11:8-19

13 Porque la promesa de ser heredero del mundo no la recibieron Abraham y su descendencia mediante [la] ley, sino por medio de [la] justicia de [la] fe. 14 Porque si los de [la] ley son herederos, la fe es vana y la promesa sin efecto. 15 Porque [la] ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. 16 Por eso es por fe, para que [sea] según [la] gracia, a fin de que la promesa sea segura para toda la descendencia; no solo a la que es de la ley, sino también a la que es de la fe de Abraham, quien es padre de todos nosotros 17 (como está escrito: «Te he puesto por padre de muchas naciones» [Génesis 17:5]) delante de Dios a quien creyó, el cual vivifica a los muertos y llama lo que no existe como existente. 18 Contra toda esperanza, él creyó con esperanza que llegaría a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que le había sido dicho: «Así será tu descendencia.» [Génesis 15:5] 19 Y no se debilitó en la fe, ni consideró su mismo cuerpo, ya muerto (siendo él como de cien años), ni la muerte del seno de Sara; 20 no dudó, por incredulidad, ante la promesa de Dios, sino que se fortaleció en la fe, dando así gloria a Dios, 21 plenamente persuadido de que lo que Dios había prometido, también era poderoso para cumplirlo. 22 Por lo cual también le fue contada como justicia. 23 Y no solo con respecto a él fue escrito que le fue contada, 24 sino también con respecto a nosotros, a quienes será contada, a los que creemos en el que levantó de entre los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25 el cual fue entregado a causa de nuestras ofensas, y fue resucitado para nuestra justificación.

Capítulo 5

El hombre justificado, reconciliado y salvado por la fe
Romanos 8:32; 1 Pedro 1:3-9; 1 Juan 4:9-10

1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos acceso, por la fe, a esta gracia en la que estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no solo [esto], sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, 4 y la paciencia, experiencia; y la experiencia, esperanza, 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. 6 Porque Cristo, cuando aún estábamos sin fuerzas, a su tiempo murió por los impíos. 7 Porque apenas por un justo alguien morirá; aunque por un bueno, quizás alguno hasta se atreva a morir; 8 pero Dios demuestra su amor hacia nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Por tanto, mucho más estando justificados por su sangre, seremos salvos de la ira por medio de él. 10 Porque si siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida; 11 y no solo [esto], sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Adán y Cristo
Génesis 3; 1 Corintios 15:21-22, 45-49, 56-57

12 Por tanto, como por un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por el pecado la muerte, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron; 13 (porque hasta [la] ley, había pecado en el mundo; pero [el] pecado no se imputa sin que haya ley.­ 14 No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, quien es tipo del que iba a venir. 15 Pero el don no ha sido como la transgresión; porque si por la transgresión de uno los muchos murieron, mucho más abundaron para los muchos la gracia de Dios y el don por la gracia de otro hombre, Jesucristo. 16 Y con el don no sucede como [en el caso de] aquel uno que pecó; porque el juicio vino por una sola transgresión para condenación; pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. 17 Porque si por la transgresión de uno solo la muerte reinó por medio de él, mucho más, los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia, reinarán en vida por medio del otro, Jesucristo). 18 Así, pues, como mediante una sola transgresión vino [la] condenación a todos los hombres, así también por medio de un solo acto de justicia vino justificación de vida a todos los hombres. 19 Porque como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, igualmente por la obediencia de uno solo, muchos serán constituidos justos. 20 Mas [la] ley entró para que abundara el pecado; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; 21 para que, así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine mediante [la] justicia, para vida eterna, por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

Capítulo 6

El pecado y la gracia
Gálatas 2:19-20; Colosenses 2:11-13; 3:1-10; 1 Pedro 4:1-2

1 ¿Qué diremos, pues? ¿Permaneceremos en el pecado, para que la gracia abunde? 2 ¡De ninguna manera! Los que morimos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿Ignoráis que todos los que fuimos bautizados a Jesucristo, en su muerte fuimos bautizados? 4 Fuimos, pues, sepultados con él mediante el bautismo en la muerte; para que como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. 5 Porque si fuimos identificados con él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre ha sido crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, está justificado del pecado. 8 Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, murió al pecado una vez por todas; pero en cuanto vive, vive para Dios. 11 Así también vosotros, consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para obedecer a sus malos deseos; 13 ni ofrezcáis vuestros miembros como instrumentos de iniquidad para el pecado, sino ofreceos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros como instrumentos de justicia para Dios. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo [la] ley, sino bajo [la] gracia.

Siervos de la justicia
Juan 8:31-36; Romanos 7:4-6; Tito 2:11-14

15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo [la] ley sino bajo [la] gracia? ¡De ninguna manera! 16 ¿No sabéis que a quien os ofrecéis como esclavos para obedecerle, esclavos suyos sois ya sea de pecado para muerte, o de obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios que, cuando erais esclavos del pecado, habéis venido a ser obedientes de corazón a la forma de doctrina en la que habéis sido instruidos; 18 y siendo liberados del pecado, vinisteis a ser esclavos de justicia. 19 (Hablo como los hombres, a causa de la debilidad de vuestra carne). Porque de la manera que presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para santificación. 20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres respecto a la justicia. 21 ¿Qué fruto, pues, teníais entonces de las cosas de que ahora os avergonzáis? Pues el fin de esas cosas es la muerte. 22 Pero ahora, habiendo sido liberados del pecado, y hechos esclavos de Dios, tenéis vuestro fruto para santificación, y al final, vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna, en Cristo Jesús Señor nuestro.

Capítulo 7

El pecado y la ley
Gálatas 2:19-20; 3:21-22; 5:16-25; Efesios 5:25-31

1 ¿O ignoráis, hermanos (pues hablo a los que conocen la ley), que [la] ley se enseñorea del hombre mientras este vive? 2 Porque la mujer casada está ligada por [la] ley a su marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Por consiguiente, será llamada adúltera si se allega a otro hombre mientras su marido vive. Pero si su marido muere, es libre de esa ley, y no será adúltera si se une a otro hombre. 4 De manera que vosotros también, hermanos míos, habéis muerto a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que fue resucitado de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que son mediante la ley obraban en nuestros miembros, a fin de producir fruto para muerte. 6 Pero ahora hemos sido liberados de la ley, habiendo muerto a aquello que nos tenía cautivos; de modo que servimos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra.

La función de la ley

7 ¿Qué diremos, pues? ¿Es la ley pecado? ¡De ninguna manera! Pero no hubiera conocido el pecado si no hubiera sido por [la] ley; pues no habría conocido la codicia si la ley no dijera: «No codiciarás.» [Éxodo 20:17] 8 Pero el pecado, hallando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda clase de codicia; porque sin [la] ley [el] pecado está muerto. 9 Yo sin [la] ley vivía en otro tiempo; pero cuando vino el mandamiento, el pecado tomó vida, y yo morí. 10 Y el mandamiento que era para vida, resultó ser para muerte; 11 porque el pecado, hallando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. 12 De manera que la ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.

El hombre bajo el poder del pecado

13 Lo bueno, pues, ¿llegó a ser muerte para mí? De ninguna manera; pero el pecado, para que fuese manifestado como pecado, produjo la muerte en mí por medio de lo que es bueno, para que, mediante el mandamiento, el pecado llegara a ser sobremanera pecaminoso. 14 Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido al poder del pecado. 15 Pues lo que obro, no lo entiendo; porque lo que practico no es lo que quiero, sino lo que odio, eso hago. 16 Pero si hago lo que no quiero, reconozco que la ley es buena. 17 Entonces ya no soy yo quien obra así, sino el pecado que habita en mí. 18 Porque sé que en mí (es decir, en mi carne) no habita el bien; pues el querer hacerlo está en mí (pero el obrar lo que es bueno, no). 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso practico. 20 Pero si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien obra así, sino el pecado que habita en mí. 21 Hallo, pues, esta ley, que queriendo yo hacer el bien, el mal está presente en mí. 22 Porque me deleito en la ley de Dios, según el hombre interior; 23 pero veo otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi mente, y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Soy un hombre miserable! ¿Quién me liberará de este cuerpo de muerte? 25 ¡Doy gracias a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así, pues, yo mismo, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero con la carne, a la ley del pecado.

Capítulo 8

La vida animada por el Espíritu de Dios
Gálatas 3:13-14; 4:4-7; 5:16-25; 6:8

1 No hay, pues, ahora ninguna condenación para los [que están] en Cristo Jesús. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me liberó de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo imposible de la ley, ya que era débil por la carne, Dios, enviando a su mismo Hijo en semejanza de carne de pecado, y [como ofrenda] por el pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justa exigencia de la ley se cumpliera en nosotros, los que no andamos según [la] carne, sino según [el] Espíritu. 5 Porque los que son según [la] carne, piensan en las cosas de la carne; pero los que son según [el] Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Pues el pensamiento de la carne es muerte; pero el pensamiento del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto el pensamiento de la carne es enemistad contra Dios, porque no se somete a la ley de Dios, ni tampoco puede; 8 y los que están en la carne no pueden agradar a Dios. 9 Pero vosotros no estáis en [la] carne, sino en [el] Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene [el] Espíritu de Cristo, ese no es de él. 10 Y si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el espíritu es vida a causa de [la] justicia. 11 Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales, por medio de su Espíritu que habita en vosotros. 12 Así pues, hermanos, deudores somos, no de la carne, para vivir según la carne; 13 pues si vivís según la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

Hijos de Dios gracias al Espíritu

14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. 15 Porque no habéis recibido espíritu de servidumbre para estar otra vez con temor; pero habéis recibido Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios; 17 y si [somos] hijos, también [somo]s herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si sufrimos con él, para que también seamos glorificados con él.

Destinados a la gloria
Juan 10:27-30; 2 Corintios 4:16 al 5:5; 2 Pedro 3:13; 1 Juan 3:1-3

18 Pues yo estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son dignos [de ser comparados] con la gloria que debe sernos revelada. 19 Porque la constante espera de la creación aguarda la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sometida a vanidad, no por su propia voluntad, sino a causa de aquel que la sometió, 21 con la esperanza de que también la misma creación sea liberada de la servidumbre de corrupción, para [gozar] de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una sufre dolores de parto hasta ahora. 23 Y no solo [ella], sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, aguardando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque fuimos salvados en esperanza; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; pues, ¿quién espera lo que ya ve? 25 Pero si esperamos lo que no vemos aún, con paciencia lo aguardamos. 26 De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como se debe; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inexpresables. 27 Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, pues de acuerdo con Dios intercede por los santos.

El plan de la salvación
Isaías 50:8-9; Juan 10:27-30; Efesios 1:3-12

28 Y sabemos que todas las cosas cooperan juntas para el bien de los que aman a Dios, los que son llamados según su propósito. 29 Porque a los que conoció de antemano, también los predestinó para ser conformes a la imagen de su Hijo, para que él fuese el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

Himno al amor de Dios

31 ¿Qué diremos a estas cosas? Si Dios está por nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? 32 El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él, libremente, todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió; más aún, el que fue resucitado; el que está a la diestra de Dios; el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: «Por tu causa somos muertos todos los días; somos contados como ovejas de matadero.» [Salmo 44:22] 37 Al contrario, en todas estas cosas somos más que vencedores, por medio de aquel que nos amó. 38 Porque estoy persuadido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni poderes, ni cosas presentes, ni cosas por venir, 39 ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús nuestro Señor.

Capítulo 9

Israel y los gentiles en el plan de Dios (9:1 al 11:36)
La elección y el pecado de Israel
Romanos 10:1; 11:28-29; Gálatas 4:22-31

1 Digo la verdad en Cristo, no miento, mi conciencia da testimonio conmigo en el Espíritu Santo, 2 de que tengo gran tristeza e incesante dolor en mi corazón. 3 Porque he deseado ser yo mismo anatema, [separado] de Cristo, por mis hermanos, mis parientes según la carne; 4 que son israelitas, de quienes son la adopción, la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5 de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, vino el Cristo, ¡el cual es, sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos!

El verdadero Israel según la elección de Dios

6 No es que haya fracasado la palabra de Dios; porque no todos los que descienden de Israel, son Israel; 7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos ellos hijos; pero: «En Isaac será llamada tu descendencia.» [Génesis 21:12] 8 Esto es, no son los hijos de la carne los hijos de Dios; sino los que son hijos de la promesa son contados como descendientes. 9 Porque esta fue la palabra de la promesa: «Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.» [Génesis 18:10] 10 Y no solo eso, sino que también a Rebeca, habiendo concebido de Isaac nuestro padre­ 11 (cuando sus hijos aún no habían nacido, ni hecho cosa buena ni mala, para que el propósito de Dios, según la elección permanezca, no por obras, sino por aquel que llama), 12 le fue dicho: «El mayor será siervo del menor.» [Génesis 25:23] 13 Así como está escrito: «Amé a Jacob, pero a Esaú aborrecí.» [Malaquías 1:2, 3]

El Dios soberano es justo
Salmo 145:17; Isaías 45:9; Jeremías 18:1-6

14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Hay injusticia en Dios? ¡De ninguna manera! 15 Pues dice a Moisés: «Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión.» [Éxodo 33:19] 16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17 Porque la Escritura dice a Faraón: «Para esto mismo te levanté, para mostrar en ti mi poder, y para que fuese publicado mi nombre por toda la tierra.» [Éxodo 9:16] 18 Así que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

La soberana libertad de Dios

19 Tú me dirás: ¿Por qué inculpa aún? Pues, ¿quién ha resistido a su voluntad? 20 Al contrario, ¡oh hombre!, ¿quién eres tú que replicas contra Dios? ¿Acaso el objeto modelado dirá al que lo modeló: Por qué me has hecho así? 21 ¿Será que el alfarero no tiene autoridad sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y qué hay si Dios, queriendo manifestar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia vasos de ira ya preparados para perdición, 23 a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria en vasos de misericordia, que él preparó para la gloria; 24 a los que también nos llamó, no solo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles?

La misericordia de Dios

25 Como dice además en Oseas: «Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y amada, a la que no era amada.» [Oseas 2:23] 26 «Y en el lugar donde les fue dicho: No sois mi pueblo, allí mismo serán llamados hijos del Dios vivo.» [Oseas 1:10] 27 E Isaías clama con respecto a Israel: Aunque sea el número de los hijos de Israel como la arena del mar, [solo] el remanente será salvo; 28 porque el Señor° ejecutará su palabra en la tierra, acabándola y acortándola. 29 Y, como Isaías había dicho antes: «Si el Señor° de los ejércitos no nos hubiera dejado posteridad, hubiéramos venido a ser como Sodoma, y habríamos sido semejantes a Gomorra.» [Isaías 1:9]

El error de Israel
Romanos 3:19-29; Gálatas 3:8-14, 21-29; 1 Pedro 2:6-10

30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles que no seguían [la] justicia, alcanzaron [la] justicia, pero una justicia basada en [la] fe; 31 pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32 ¿Por qué? Porque no era por fe, sino por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo, 33 como está escrito: «Mirad que pongo en Sion una piedra de tropiezo y roca de caída; y el que cree en él no será avergonzado.» [Isaías 8:14; 28:16]

Capítulo 10

Los judíos y los gentiles tienen el mismo Señor

1 Hermanos, el deseo de mi corazón y mi súplica a Dios por ellos es que sean salvos. 2 Porque les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no según un conocimiento pleno. 3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sometido a la justicia de Dios: 4 porque [el] fin de [la] ley es Cristo para justicia, a todo el que cree. 5 Porque Moisés describe así la justicia que es por la ley: «El hombre que practique estas cosas vivirá por ellas.» [Levítico 18:5] 6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: «¿Quién subirá al cielo?» (esto es, para hacer bajar a Cristo); 7 o, «¿quién descenderá al abismo?» (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). 8 Pero, ¿qué dice? «La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón;» [Deuteronomio 30:12-14] es decir, la palabra de fe que predicamos: 9 que si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; 10 porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. 11 Porque la Escritura dice: «Todo el que cree en él, no será avergonzado.» [Isaías 28:16] 12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, ya que el mismo es Señor de todos, rico para con todos los que le invocan; 13 porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.» [Joel 2:32]

Israel no ha tenido fe

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no creyeron? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no oyeron? ¿Y cómo oirán sin que alguien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian buenas noticias! 16 Pero no todos obedecieron al evangelio. Porque Isaías dice: «Señor°, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?» [Isaías 53:1] 17 Así que la fe viene del oír; y el oír, por la palabra de Dios. 18 Pero digo: ¿Acaso no oyeron? Claro que sí, «su voz ha salido por toda la tierra, y sus palabras hasta los extremos de la tierra habitada.» [Salmo 19:4] 19 Pero digo: ¿Acaso Israel no conocía? En primer lugar, Moisés dice: «Os provocaré a celos con la que no es nación, con una nación sin entendimiento os provocaré a ira.» [Deuteronomio 32:21] 20 E Isaías se atreve a decir: «Fui hallado por los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí.» [Isaías 65:1] 21 Pero a Israel dice: «Todo el día extendí mis manos a un pueblo desobediente y contradictorio.» [Isaías 65:2]

Capítulo 11

Dios no ha rechazado a su pueblo
1 Samuel 12:22-25; 1 Reyes 19:9-18; Isaías 6:9-13

1 Digo pues: ¿Rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque yo también soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2 Dios no rechazó a su pueblo, al que conoció con antelación. ¿O no sabéis lo que dice la Escritura [acerca] de Elías, cómo invoca a Dios contra Israel: 3 «¡Señor°!, mataron a tus profetas y derribaron tus altares, y yo he sido dejado solo y buscan mi vida?» [1 Reyes 19:10] 4 Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? «Me he reservado siete mil hombres, los cuales no han doblado la rodilla ante Baal.» [1 Reyes 19:18] 5 Así también, en la actualidad, existe un remanente según [la] elección de [la] gracia. 6 Y si es por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no sería gracia. 7 Entonces, ¿qué diremos? Que Israel no ha logrado lo que busca; pero los escogidos lo han logrado, y los demás fueron endurecidos; 8 como está escrito: «Dios les dio espíritu de estupor, ojos para no ver, y oídos para no oír, hasta el día de hoy.» [Isaías 29:10; Deuteronomio 29:4] 9 Y David dice: «¡Que su mesa se convierta para ellos en lazo, en trampa, en tropezadero y en justo castigo; 10 que se oscurezcan sus ojos para no ver, y dóblales la espalda continuamente!» [Salmo 69:22, 23]

La caída de Israel no es definitiva
Mateo 21:40-43; 1 Corintios 4:7; 10:11-12; Efesios 2:7-13

11 Entonces digo: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ninguna manera! Pero por su transgresión [vino] la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. 12 Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su fracaso la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más lo será su plenitud? 13 Pero os hablo a vosotros, gentiles; por cuanto soy apóstol de los gentiles, glorifico mi ministerio; 14 por si de alguna manera puedo provocar a celos a los de mi pueblo, y salvar a algunos entre ellos. 15 Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su readmisión, sino vida de entre los muertos?

El olivo silvestre y el buen olivo

16 Si las primicias son santas, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado entre ellas, y hecho partícipe por la raíz de la savia del olivo, 18 ¡no te jactes contra las ramas! Y si te jactas, no eres tú quien sustenta a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Dirás, pues: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20 Bien; a causa de su incredulidad fueron desgajadas, y por la fe tú estás en pie. No seas arrogante, sino teme, 21 pues si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco te perdonará a ti. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que cayeron; la bondad de Dios contigo, si permaneces en esa bondad; de otra manera tú también serás desgajado. 23 Y ellos también, si no permanecen en la incredulidad, serán injertados; porque poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24 Pues si tú fuiste desgajado del olivo que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza has sido injertado en el buen olivo, ¡cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo!

La salvación de todo Israel
Jeremías 31:31-40; Oseas 3:4-5

25 Hermanos, para que no seáis sabios a vuestro juicio propio, no quiero que ignoréis este misterio: que endurecimiento parcial ha acontecido a Israel hasta que entre la plenitud de los gentiles; 26 y así todo Israel será salvo, como está escrito: «Vendrá de Sion el Libertador; y apartará de Jacob la impiedad; 27 y este es mi pacto para con ellos, cuando yo quite sus pecados.» [Isaías 59:20, 21] 28 En cuanto al evangelio, son enemigos por vuestra causa; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. 29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 30 Porque como vosotros en otro tiempo fuisteis desobedientes a Dios, mas ahora obtuvisteis misericordia por la desobediencia de estos, 31 así también estos son ahora desobedientes, para que por la misericordia que a vosotros se os concedió, ellos también alcancen la misericordia. 32 Porque Dios encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

Alabanza a Dios

33 ¡Oh profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 34 Porque, ¿quién conoció la mente del Señor°? ¿O quién fue su consejero? 35 ¿O quién le dio a él primero, y será recompensado? 36 Porque de él, y por medio de él, y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Capítulo 12

La vida nueva (12:1 al 16:27)
El culto espiritual
1 Corintios 6:19-20; 12:12-27; Efesios 4:1-16; 1 Pedro 4:10-11

1 Os exhorto, pues, hermanos, por las compasiones de Dios, a presentar vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; que es vuestro servicio racional. 2 Y no os adaptéis a este siglo, sino transformaos por la renovación de vuestra mente; para que comprobéis cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.

Humildad y caridad en la comunidad

3 Porque digo, por la gracia que me fue dada, a cada uno de los que están entre vosotros, que no tenga más alto concepto [de sí] que el que debe tener, sino que piense con cordura, según la medida de fe que Dios ha repartido a cada uno. 4 Porque así como tenemos muchos miembros en un solo cuerpo, y todos los miembros no tienen la misma función, 5 así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, y cada uno, miembros unos de otros. 6 Y teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es de profecía, úsese según la proporción de la fe; 7 si de servicio, en servir; el que enseña, en enseñar; 8 el que exhorta, en exhortación; el que comparte, con sencillez; el que preside, con diligencia; el que usa de misericordia, con alegría.

Mateo 5:38-48; 1 Pedro 3:8-12; 4:7-9; 5:5

9 Que el amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, seguid lo bueno. 10 En cuanto al amor fraternal, amaos los unos a los otros; dando la preferencia unos a otros en el honor; 11 en cuanto a la actividad, no perezosos; fervorosos en Espíritu, sirviendo al Señor; 12 alegrándoos en la esperanza, sufridos en la tribulación, perseverantes en la oración; 13 contribuyendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. 15 Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. 16 Tened un mismo sentir entre vosotros. En vez de pensar en lo que es altivo, asociaos a lo que es humilde. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

El creyente frente al mal

17 No devolváis a nadie mal por mal. Procurad lo honroso delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en lo que depende de vosotros, vivid en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dad lugar a la ira; porque está escrito: «¡Mía es la venganza, yo pagaré!, dice el Señor°.» [Deuteronomio 32:35] 20 Pero, «si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; pues haciendo así, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza.» [Proverbios 25:21, 22] 21 No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.

Capítulo 13

Sumisión a las autoridades
Proverbios 24:21-22; Lucas 20:20-26; 1 Pedro 2:13-17

1 Que toda persona se someta a las autoridades superiores. Porque no hay autoridad sino de Dios, y las que hay, han sido establecidas por Dios. 2 Así que, el que se opone a la autoridad, resiste a lo ordenado por Dios, y los que resisten recibirán condenación para sí mismos. 3 Porque los gobernantes no están para infundir miedo al que hace el bien, sino al que obra mal. ¿Quieres no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás de ella alabanza; 4 porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada; porque está al servicio de Dios, vengador para [castigar] al que hace lo malo. 5 Por tanto es necesario someterse, no solo por causa del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Porque por eso también pagáis impuestos; puesto que son servidores de Dios que se dedican continuamente a esto mismo. 7 Dad a cada uno lo que le corresponde: al que el tributo, el tributo; al que el impuesto, el impuesto; al que el respeto, el respeto; al que el honor, el honor.

La caridad, el resumen de la ley
Mateo 22:35-40; Gálatas 5:14; Efesios 5:3-18; 1 Juan 3:11-23

8 No debáis nada a nadie, sino el amaros los unos a los otros; puesto que el que ama al otro, ha cumplido [la] ley. 9 Porque esto: «No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no codiciarás;» [Éxodo 20:13-17] y si hay algún otro mandamiento, se resume en esta palabra: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» [Levítico 19:18] 10 El amor no perjudica al prójimo; el amor, pues, es el cumplimiento de la ley.

El creyente es hijo de la luz

11 Y esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarnos del sueño; porque ahora la salvación está más cerca que cuando creímos. 12 La noche está muy avanzada, y el día se acerca; desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, decentemente; no en orgías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en peleas y envidias; 14 sino revestíos del Señor Jesucristo, y no prestéis atención a la carne para [satisfacer sus] deseos.

Capítulo 14

Los fuertes y los débiles
Romanos 15:1-17; 1 Corintios 4:3-5; 8:1-13; 10:23-33; Colosenses 2:16

1 Recibid al débil en la fe, pero no para discutir sobre opiniones. 2 Uno cree poder comer de todo; y otro, siendo débil, solo come verduras. 3 El que come, que no desprecie al que no come; y el que no come, que no juzgue al que come; porque Dios le ha aceptado. 4 ¿Quién eres tú, que juzgas al siervo de otro? Para con su propio señor está en pie o cae. Pero estará firme, porque el Señor es poderoso para sostenerlo. 5 Uno estima un día más que otro, otro estima todos los días iguales. Que cada cual esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace aprecio del día, lo aprecia para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias a Dios, y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. 8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así, pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9 Para esto mismo Cristo murió y volvió a vivir, para ser Señor tanto de muertos como de vivos. 10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y también tú ¿por qué desprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11 Porque escrito está: «Vivo yo, dice el Señor°, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.» [Isaías 45:23] 12 De manera que cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios.

Preocuparse por los hermanos en la fe

13 Así que, no juzguemos ya más los unos a los otros; antes bien, decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 14 Sé, y estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; pero para el que considera algo como inmundo, para él es inmundo. 15 Pero si por causa de la comida tu hermano se contrista, no te comportas con amor. ¡No destruyas por causa de tu comida a aquel por quien Cristo murió! 16 No dejéis, pues, que se hable mal de vuestro bien; 17 porque el reino de Dios no es comer y beber, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 18 Porque el que en esto sirve a Cristo, es agradable a Dios, y aprobado por los hombres. 19 Así, pues, sigamos lo que conduce a la paz y a la mutua edificación. 20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todos los alimentos, por cierto, son puros; pero lo malo es comer algo que haga tropezar a otros. 21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tropieza tu hermano. 22 La fe que tú tienes, tenla para contigo delante de Dios. ¡Dichoso aquel que no se condena a sí mismo en lo que aprueba! 23 Pero el que duda cuando come, es condenado, porque [no obra] por fe; pues todo lo que no es de fe, es pecado.

Capítulo 15

Sostener a los hermanos en la fe
Filipenses 2:1-5

1 Así que, nosotros que somos fuertes, debemos conllevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Que cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. 3 Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, según está escrito: «Los insultos de los que te injuriaban cayeron sobre mí.» [Salmo 69:9] 4 Porque lo que anteriormente fue escrito, para nuestra enseñanza fue escrito; para que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza. 5 Que el Dios de la paciencia y de la consolación os dé un mismo sentir entre vosotros, según Cristo Jesús; 6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

La acogida fraternal
Hechos 3:25-26; Efesios 2:11-19

7 Por tanto, recibíos unos a otros, así como Cristo también os recibió para gloria de Dios. 8 Porque digo que Cristo fue hecho ministro de la circuncisión para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los patriarcas, 9 y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, según está escrito: «Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre.» [Salmo 18:49] 10 Y otra vez dice: «¡Alegraos, gentiles, con su pueblo!» [Deuteronomio 32:43] 11 Y otra vez: «¡Alabad al Señor° todos los gentiles, y exaltadlo todos los pueblos!» [Salmo 117:1] 12 Y otra vez, dice Isaías: «¡Estará la raíz de Isaí, el que se levantará para regir a las naciones; y en él esperarán los gentiles.» [Isaías 11:10] 13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza, por el poder del Espíritu Santo.

El ministerio de Pablo
1 Corintios 15:10; 2 Corintios 8 al 9; 10:13-18

14 Estoy persuadido yo mismo de vosotros, hermanos míos, de que estáis llenos de bondad, llenos de toda clase de conocimientos, capaces también de amonestaros los unos a los otros. 15 Pero sobre algunos asuntos os he escrito con atrevimiento, como despertando vuestros recuerdos, por la gracia que me fue dada por Dios, 16 para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ejerciendo el sacerdocio en el evangelio de Dios, para que los gentiles sean una ofrenda agradable a Dios, siendo santificada por el Espíritu Santo. 17 Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús, en lo que a Dios se refiere. 18 Porque no me atrevería a hablar algo que Cristo no haya hecho por medio de mí, para obediencia de los gentiles, por palabra y obra, 19 con poder de señales y prodigios, por el poder del Espíritu [de Dios]; de tal manera que desde Jerusalén y todo su alrededor hasta Ilírico, he anunciado plenamente el evangelio de Cristo; 20 deseando predicar la buena nueva donde Cristo no es predicado, para no edificar sobre fundamento ajeno; 21 sino antes, según está escrito: «Aquellos a los que él no fue anunciado, verán, y los que no han oído, entenderán.» [Isaías 52:15]

Proyectos de Pablo

22 Por lo cual también fui impedido muchas veces de ir a vosotros; 23 pero ahora, no teniendo ya campo [de actuación] en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, 24 espero veros al pasar, cuando vaya a España; y por vosotros ser encaminado allá, después de que primero haya disfrutado de vuestra compañía. 25 Pero ahora voy a Jerusalén, para servir a los santos. 26 Porque tuvieron a bien los de Macedonia y Acaya hacer una colecta para los pobres de entre los santos que están en Jerusalén. 27 Les pareció bien, y de ellos son deudores; porque si los gentiles participan de sus bienes espirituales, también deben ayudarles con sus bienes temporales. 28 Así que, cuando haya cumplido esto y les haya entregado este fruto, pasaré [entre vosotros] camino a España. 29 Y sé que cuando llegue a vosotros, llegaré en la plenitud de la bendición de Cristo. 30 Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo, y por el amor del Espíritu, que luchéis conmigo en vuestras oraciones a Dios en mi favor; 31 para que yo sea liberado de los incrédulos que están en Judea, y que mi servicio en Jerusalén sea agradable a los santos; 32 para que, llegando con gozo a vosotros, por la voluntad de Dios, pueda descansar con vosotros. 33 Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.

Capítulo 16

Recomendaciones y saludos
Hechos 18:2-3, 18, 26; 1 Corintios 16:19-20; 3 Juan 5-8

1 Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que es diaconisa de la iglesia que está en Cencrea; 2 para que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en lo que necesite de vosotros; porque también ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. 3 Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús 4 (los cuales por mi vida arriesgaron su propio cuello; a quienes no solo yo doy gracias, sino todas las iglesias de los gentiles), 5 y a la iglesia que está en su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, quien es primicias de Asia para Cristo. 6 Saludad a María, la cual trabajó mucho por vosotros. 7 Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de cárcel, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, quienes también estaban en Cristo antes que yo. 8 Saludad a Amplias, mi amado en el Señor. 9 Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y a Estaquis, amado mío. 10 Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la familia de Aristóbulo. 11 Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la familia de Narciso, que están en el Señor. 12 Saludad a Trifena y a Trifosa, que trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, que trabajó mucho en el Señor. 13 Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre, que es también la mía. 14 Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos. 15 Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas, y a todos los santos que están con ellos. 16 Saludaos los unos a los otros con beso santo. Todas las iglesias de Cristo os saludan.

1 Timoteo 6:3-5; 2 Pedro 2:1-3

17 Pero os ruego, hermanos, que estéis atentos a los que causan divisiones y escándalos, contrarios a la enseñanza que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos; 18 porque esos no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a su propio vientre; y con palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos. 19 Porque todos conocen vuestra obediencia, así que me gozo de vosotros; y deseo que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. 20 Y el Dios de paz quebrantará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesús sea con vosotros.

Efesios 3:5-11, 20-21; Judas 24-25

21 Os saluda Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes. 22 Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor. 23 Os saluda Gayo, que me hospeda a mí y a toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. 24 [[La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.]]

Himno de alabanza a Dios

25 Y al que os puede fortalecer, según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio silenciado por tiempos eternos 26 (pero ahora revelado y dado a conocer a todas las naciones por Escrituras proféticas, según el mandamiento del Dios eterno, para que los hombres obedezcan a [la] fe), 27 al único sabio Dios, por Jesucristo, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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