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Nuevo Testamento

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2 Corintios

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Capítulo 1

Saludos
Hechos 19:23; Gálatas 1:1-5; Filipenses 1:27-30; Colosenses 1:1-8; 2 Timoteo 2:8-12

1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya: 2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Participar en los sufrimientos y las consolaciones

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación; 4 quien nos consuela en toda nuestra aflicción, para que podamos nosotros consolar a los que están en cualquier aflicción, por medio de la consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios. 5 Pues, así como abundan los padecimientos de Cristo en nosotros, así abunda también nuestra consolación por medio de Cristo. 6 ¿Somos afligidos? Es para vuestra consolación y salvación; ¿somos consolados? Es para vuestra consolación, la cual actúa en soportar con paciencia los mismos padecimientos que sufrimos también nosotros. 7 Y nuestra esperanza en lo que a vosotros se refiere es firme; sabiendo que como sois copartícipes de los padecimientos, así también de la consolación. 8 Porque no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de la aflicción que [nos] sucedió en Asia; que fuimos abrumados más allá de nuestras fuerzas, hasta el punto de perder la esperanza de salir con vida. 9 Pero teníamos dentro de nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; 10 quien de tan terrible muerte nos liberó y nos liberará; en él confiamos que nos siga liberando; 11 cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración; para que muchas personas den gracias por nosotros, por el don dado a nosotros mediante la intercesión de muchos.

Motivaciones y proyectos de Pablo
Pablo aplaza su visita
1 Corintios 4:18-21; 16:5-7; 1 Tesalonicenses 2:3-12

12 Porque esta es nuestra gloria: El testimonio de nuestra conciencia que, con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, sino por la gracia de Dios, nos hemos comportado en el mundo, y mayormente ante vosotros. 13 Porque no os escribimos otra cosa que la que leéis, que también reconocéis, y espero que hasta el final reconoceréis; 14 como también en parte nos habéis reconocido que somos vuestra gloria, al igual que también vosotros seréis la nuestra, en el día de nuestro Señor Jesús. 15 Y con esta confianza quise ir primero a vosotros, para que tuvieseis una segunda gracia; 16 y pasar por vosotros a Macedonia, y otra vez venir desde Macedonia a vosotros, y ser encaminado por vosotros a Judea. 17 Teniendo este propósito, ¿acaso usé de ligereza? ¿O lo que determino, lo determino según la carne, de modo que haya en mí el sí, sí, y el no, no? 18 Pero Dios es fiel de que nuestra palabra a vosotros no es sí y no. 19 Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús, el que entre vosotros fue predicado por nosotros, por mí, por Silvano y por Timoteo, no fue sí y no, sino que en él es sí. 20 Porque cuantas promesas de Dios hay, en él está el sí; y también en él el amén a Dios, para gloria suya por medio de nosotros. 21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios; 22 que también nos selló, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. 23 Pero sobre mi alma invoco a Dios por testigo que, por ser indulgente con vosotros, todavía no he ido a Corinto. 24 No es que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que somos colaboradores de vuestro gozo; porque por la fe estáis en pie.

Capítulo 2

1 Pero decidí en mí mismo esto; que no iría a vosotros otra vez con tristeza. 2 Porque si yo os entristezco, ¿quién será aquel que me alegrará, sino aquel que fue entristecido por mí? 3 Y os he escrito esto mismo para que, al llegar, no tenga tristeza de parte de los que debían alegrarme, confiando en todos vosotros que mi gozo es de todos vosotros. 4 Porque con gran aflicción y angustia de corazón, os escribí con muchas lágrimas; no para que fueseis entristecidos, sino para que conocieseis el gran amor que os tengo.

Pablo perdona al ofensor
Lucas 17:3; 2 Corintios 7:5-16

5 Y si alguno ha causado tristeza, no es a mí a quien ha entristecido, sino en cierta medida (sin exagerar) a todos vosotros. 6 Le basta a esta persona la reprimenda [dada] por la mayoría. 7 Así que, al contrario, más bien debéis perdonarle y consolarle, no sea que dicha persona sea consumida por una excesiva tristeza. 8 Por lo cual os ruego que reafirméis vuestro amor hacia él. 9 Porque para esto también os escribí, para conocer la prueba de vosotros, si sois obedientes en todo. 10 Y al que vosotros algo perdonáis, yo también; porque lo que yo también he perdonado, si algo he perdonado, [ha sido] por vosotros en presencia de Cristo, 11 para que Satanás no se aproveche de nosotros; porque no ignoramos sus intenciones.

La inquietud de Pablo

12 Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, y una puerta me fue abierta en el Señor, 13 no tuve sosiego en mi espíritu, por no haber hallado a Tito, mi hermano; por lo cual, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.

Romanos 15:17-19; 1 Corintios 1:17-24; 9:1-3; 2 Corintios 4:1-7

14 Pero gracias a Dios, quien siempre nos conduce en triunfo en Cristo, y por medio de nosotros manifiesta el olor de su conocimiento en todo lugar. 15 Porque para Dios somos el grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 16 para estos, olor de muerte para muerte; para los otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? 17 Porque no somos como muchos que trafican con la palabra de Dios; sino que, con sinceridad, como de parte de Dios, delante de Dios, hablamos en Cristo.

Capítulo 3

El ministerio del nuevo pacto

1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso necesitamos, como algunos, cartas de recomendación para vosotros, o de vosotros? 2 Nuestra carta sois vosotros, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres; 3 siendo manifiesto que sois una carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones de carne. 4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios. 5 No es que seamos suficientes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios, 6 quien también nos capacitó para ser ministros del nuevo pacto; no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.

Éxodo 34:28-35; Hebreos 7:18-28; 8:6-13; 12:18-29

7 Pero si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, hasta el punto de que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, una gloria que se desvanecía, 8 ¿cómo no será con más gloria el ministerio del Espíritu? 9 Porque si el ministerio de la condenación tuvo gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de la justicia. 10 Porque incluso lo que fue glorioso, ya no es glorioso en comparación con la gloria que lo supera. 11 Pues si lo pasajero fue con gloria, mucho más lo que permanece es con gloria. 12 Teniendo, pues, tal esperanza, hablamos con mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijasen sus ojos en el fin de lo que se desvanece. 14 Pero sus pensamientos se embotaron. Porque hasta el día de hoy, el mismo velo permanece sin ser alzado sobre la lectura del antiguo pacto, que solo caduca en Cristo. 15 Pero hasta el día de hoy, siempre que Moisés es leído, un velo cubre sus corazones. 16 Pero cuando alguno se convierte al Señor, el velo es quitado. 17 Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. 18 Pero todos nosotros a cara descubierta, mirando como en un espejo la gloria del Señor, vamos siendo transformados en la misma imagen, de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor.

Capítulo 4

Presencia de Cristo en el ministerio apostólico
1 Corintios 2:1-5; 2 Corintios 2:14-17; 1 Tesalonicenses 2:1-6; 2 Timoteo 2:8-11

1 Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio, según la misericordia que se nos otorgó, no desfallecemos, 2 sino que, renunciando a las vergonzosas cosas ocultas, no andamos con astucia, ni falsificamos la palabra de Dios; pero por la manifestación de la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana en la presencia de Dios. 3 Pero si aún nuestro evangelio está encubierto, lo está para los que se pierden, 4 en los que el dios de este siglo ha deslumbrado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean con claridad la iluminación del evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús. 6 Porque el Dios que dijo que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.

Un tesoro en vasos de barro
2 Corintios 6:3-10; 1:5-11; 2 Timoteo 2:8-11

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. 8 Atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. 11 Porque nosotros, los que vivimos, siempre somos entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte obra en nosotros, pero la vida en vosotros. 13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según está escrito: «Creí, por eso hablé;» [Salmo 116:10] nosotros también creemos, por eso también hablamos; 14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará a nosotros con Jesús, y nos presentará con vosotros. 15 Porque todas las cosas son para vosotros; para que la gracia, abundando por medio de muchos, multiplique las acciones de gracias para gloria de Dios.

La esperanza del cielo
Romanos 8:17-25; 1 Pedro 1:6-9; 1 Juan 3:2-3

16 Por eso no nos cansamos; porque cuando nuestro hombre exterior va decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día. 17 Ya que nuestra ligera aflicción momentánea produce en medida sobreabundante un peso eterno de gloria; 18 no fijando nuestros ojos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Capítulo 5

1 Porque sabemos que si nuestra casa terrenal, esta tienda de campaña, es destruida, tenemos un edificio de Dios, una casa no hecha con manos, eterna en los cielos. 2 Porque en esta tienda gemimos, anhelando ser revestidos de nuestra habitación celestial; 3 de forma que, siendo vestidos, no seremos hallados desnudos. 4 Porque nosotros, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, porque no queremos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Pero el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. 6 Por eso siempre estamos confiados y sabemos que, estando presente en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque andamos por fe, no por vista); 8 pero estamos confiados y preferimos mejor ausentarnos del cuerpo y estar presentes con el Señor. 9 Por lo que también procuramos, sea presentes o ausentes, serle agradables; 10 porque es necesario que todos nosotros seamos manifestados ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho en el cuerpo, sea bueno o malo.

El ministerio de la reconciliación
Romanos 5:1-11; 6:2-13; Efesios 4:20-24

11 Conociendo el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero hemos sido manifestados a Dios, y espero que hayamos sido manifestados también a vuestras conciencias. 12 No nos recomendamos otra vez a vosotros, sino que os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis [con qué contestar] a los que se glorían en la apariencia, y no en el corazón. 13 Porque si estamos locos, es para Dios; y si estamos cuerdos, es para vosotros. 14 Porque el amor de Cristo nos apremia, llegando a esta conclusión: Que uno murió por todos, entonces todos murieron; 15 y murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí mismos, sino para el que por ellos murió y fue resucitado. 16 Por tanto, nosotros, desde ahora, a nadie conocemos según la carne; y si incluso a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17 De modo que, si alguno está en Cristo, nueva creación es; las cosas viejas pasaron, he aquí que todas las cosas han sido hechas nuevas. 18 Y todas las cosas son de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación, 19 a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no teniéndole en cuenta sus ofensas, y dándonos la palabra de la reconciliación. 20 Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros: ¡Os rogamos por Cristo, reconciliaos con Dios! 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros llegásemos a ser justicia de Dios en él.

Capítulo 6

Hechos 20:18-35; 1 Tesalonicenses 2:1-13; 2 Timoteo 3:10-11

1 Y como colaboradores, también os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios; 2 porque dice: «En tiempo aceptable te escuché, y en día de salvación te socorrí.» [Isaías 49:8] ¡Mira, es ahora el tiempo aceptable! ¡Mira, es ahora el día de salvación! 3 No dando en nada ocasión de tropiezo, para que el ministerio no sea vituperado; 4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en aflicciones, en necesidades, en angustias, 5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos duros, en desvelos, en ayunos; 6 con pureza, conocimiento, longanimidad, mansedumbre; en el Espíritu Santo, con amor no fingido, 7 con palabra de verdad, con poder de Dios; con armas de justicia, a derecha y a izquierda, 8 por honra y deshonra, de mala fama y buena fama; como engañadores, pero veraces; 9 como desconocidos, aunque bien conocidos; como moribundos, y he aquí que vivimos; como castigados, pero no muertos; 10 como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo.

El llamado a la santidad
1 Corintios 10:14-22; Efesios 5:5-11; 1 Pedro 2:9-12

11 Os hemos hablado con mucha franqueza, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. 12 No estáis estrechados en nosotros; es en vuestras propias entrañas donde lo estáis. 13 Así, como justa reciprocidad (os hablo como a hijos míos), ensanchad también vuestro corazón.

Una elección necesaria

14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; pues, ¿qué relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué armonía de Cristo con Belial? ¿O qué parte tiene un creyente con un incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo; como dijo Dios: «Habitaré y andaré entre ellos; y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.» [Levítico 26:11-12] 17 Por lo cual, «¡salid de en medio de ellos y separaos!, dice el Señor°, y ¡no toquéis cosa inmunda; y yo os recibiré!,» [Isaías 52:11] 18 y «seré vuestro padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor° Todopoderoso.» [2 Samuel 7:14]

Capítulo 7

1 Teniendo, pues, estas promesas, amados, purifiquémonos de toda impureza de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

Pablo y los corintios reconciliados
Proverbios 25:25; 1 Tesalonicenses 3:5-9; Hebreos 13:17

2 Recibidnos: A nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos defraudado. 3 No lo digo para condenaros; porque ya he dicho que estáis en nuestro corazón, para morir juntos y vivir juntos. 4 Grande es mi franqueza con vosotros; grande es mi motivo de gloria con respecto a vosotros; estoy lleno de consuelo, sobreabundo de gozo en medio de toda nuestra aflicción.

Pablo en Macedonia, Tito se reúne con él

5 Porque, incluso al llegar a Macedonia, nuestra carne no tuvo reposo, sino que de todas maneras estábamos afligidos; por fuera luchas, por dentro temores. 6 Pero Dios, que consuela a los abatidos, nos consoló con la llegada de Tito, 7 y no solo con su llegada, sino también por el consuelo con que fue consolado por vosotros: nos refirió vuestra añoranza, vuestro pesar y vuestro celo por mí; de manera que me alegré más. 8 Y si bien os entristecí con la carta, no me pesa; aunque me pesó, pues veo que esa carta por algún tiempo os entristeció. 9 Ahora me alegro, no de que fueseis entristecidos, sino de que fueseis entristecidos para arrepentimiento; porque fuisteis entristecidos según Dios, para que ningún daño sufrieseis de nuestra parte. 10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de la cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce la muerte. 11 Porque, mirad lo que ha producido en vosotros [el hecho] de ser entristecidos según Dios, ¡qué diligencia, y defensa, e indignación, y temor, y añoranza, y celo, y vindicación! En todo habéis mostrado vuestra inocencia en este asunto. 12 Así que, si os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo sufrió, sino para que entre vosotros se manifestara vuestra solicitud por nosotros delante de Dios. 13 Por tanto, hemos sido consolados. Pero, además de nuestra consolación, nos regocijamos mucho más por el gozo de Tito; por cuanto su espíritu ha sido tranquilizado por todos vosotros. 14 Y si en algo me he jactado de vosotros ante él, no he quedado avergonzado; sino que, así como todo lo que os hemos dicho es verdad, así también nuestra jactancia ante Tito resultó ser la verdad. 15 Y su cariño por vosotros se ha acrecentado, al recordar la obediencia de todos vosotros, y de cómo le recibisteis con temor y temblor. 16 Yo me alegro de que en todo tengo confianza en vosotros.

Capítulo 8

Instrucciones para la colecta (8:1 al 9:15)
El ejemplo de generosidad de las iglesias de Macedonia
Marcos 12:41-44; Romanos 15:25-27; 1 Corintios 16:1-4

1 Y os hacemos saber, hermanos, la gracia de Dios que ha sido dada en las iglesias de Macedonia; 2 que en medio de la aflicción con la que han sido probados, su desbordante gozo y su profunda pobreza, abundaron en rica generosidad. 3 Pues les doy testimonio de que dieron según sus medios, y aun por encima de sus medios, 4 suplicándonos con muchos ruegos el favor de participar en este servicio para los santos. 5 Y no como lo esperábamos, sino que se dieron primeramente al Señor ellos mismos y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. 6 Así que exhortamos a Tito, que tal como había comenzado, también acabe entre vosotros esta obra de generosidad. 7 Pero, así como en todo abundáis: en fe, en don de palabra, en ciencia, en toda diligencia y en vuestro amor hacia nosotros, ved que también abundéis en esta gracia. 8 No lo digo como [una] orden, sino que quiero probar la sinceridad de vuestro amor, mediante el interés por los demás. 9 Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico se hizo pobre por vosotros, para que por medio de su pobreza vosotros llegaseis a ser ricos. 10 Y en esto doy mi opinión, porque os conviene a vosotros, que comenzasteis el año pasado, no solo a hacer, sino a querer hacerlo. 11 Ahora, acabadlo también; para que como fuisteis prontos en querer, así también [lo seáis] para acabarlo conforme a lo que tenéis. 12 Porque cuando hay prontitud de voluntad, el don es agradable según lo que se tiene, no según lo que no se tiene. 13 Porque no digo esto para que otros tengan holgura y vosotros estrechez; sino con igualdad; 14 de forma que vuestra presente abundancia sirva para el alivio de su necesidad; para que la abundancia de ellos también sea para el alivio de vuestra necesidad; de modo que haya igualdad; 15 según está escrito: «Al que [recogió] mucho no le sobró; y al que poco, no escaseó.» [Éxodo 16:18]

Los encargados de la colecta

16 Pero gracias a Dios que puso la misma solicitud por vosotros en el corazón de Tito. 17 Porque no solo acogió nuestro ruego; sino que, solícito, de su propia iniciativa partió hacia vosotros. 18 Y enviamos con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se ha extendido por todas las iglesias; 19 y no solo [esto], sino que fue designado por las iglesias como nuestro compañero de viaje, para esta beneficencia que administramos para gloria del Señor y [para mostrar] nuestra diligencia; 20 evitando que seamos censurados en lo referente a este abundante donativo que administramos; 21 porque procuramos hacer lo que es honrado, no solo en presencia del Señor, sino también delante de los hombres. 22 Y hemos enviado con ellos a nuestro hermano, de quien hemos comprobado muchas veces, en muchas cosas, que es diligente; pero ahora lo es mucho más a causa de la gran confianza que tiene en vosotros. 23 En cuanto a Tito, es mi compañero y vuestro colaborador, y en cuanto a nuestros hermanos, son los mensajeros de las iglesias y gloria de Cristo. 24 Mostrad, pues, ante las iglesias la prueba de vuestro amor y de los motivos por los que nos hemos gloriado de vosotros.

Capítulo 9

Las intenciones generosas de Acaya y el retraso en hacer la colecta
Hebreos 13:16; 1 Timoteo 6:17-19

1 Por cierto, en cuanto al servicio para socorrer a los santos, es por demás que os escriba; 2 porque conozco vuestra disposición, de la cual me glorío en vosotros ante los de Macedonia, [diciéndoles] que Acaya ha estado preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. 3 Pero os envío a los hermanos para que nuestro motivo de gloria en vosotros no sea vano en este caso; para que, como decía, estéis preparados; 4 no sea que, si vienen conmigo algunos macedonios y os hallan sin preparar, tengamos nosotros, por no decir vosotros, que avergonzarnos de esta confianza nuestra. 5 Por eso estimé necesario rogar a los hermanos que se adelantaran a visitaros y prepararan con antelación vuestra prometida contribución; para que esté lista como dádiva, y no como algo exigido.

Los frutos de la generosidad
Filipenses 4:15-19; 1 Timoteo 6:17-19; 1 Juan 3:16-18

6 Pero [digo] esto: El que siembra escasamente, también cosechará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también cosechará. 7 [Haga] cada cual como se propuso en su corazón; no con tristeza, o por obligación; porque Dios ama al dador alegre. 8 Y Dios puede hacer que abunde toda gracia en vosotros; para que teniendo siempre lo necesario en todo, abundéis para toda buena obra; 9 según está escrito: «Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre.» [Salmo 112:9] 10 Y el que proporciona semilla al sembrador y da pan para su alimento, proveerá y multiplicará vuestra semilla, y aumentará los productos de vuestra justicia; 11 siendo enriquecidos en todo, para toda liberalidad, la cual produce, por medio de nosotros, acciones de gracias a Dios. 12 Porque la ministración de este servicio no solo suple las necesidades de los santos, sino que también hace abundar las acciones de gracias a Dios; 13 así que, por la prueba dada por este servicio, ellos glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la generosidad de esta contribución para ellos y para todos; 14 además, por las oraciones que hacen por vosotros, os manifiestan un ardiente afecto, a causa de la sobreabundante gracia de Dios que está en vosotros. 15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!

Capítulo 10

Pablo defiende su apostolado
Respuesta a la acusación de debilidad
1 Corintios 2:1-5; 2 Corintios 6:4-7; 13:2-4; Gálatas 1:11 al 2:21

1 Os ruego por la mansedumbre y la bondad de Cristo, yo mismo, Pablo, que en persona soy poca cosa entre vosotros, pero estando ausente soy atrevido para con vosotros; 2 sí, os ruego que, cuando esté presente, no tenga que usar de osadía con el mismo rigor con el que pienso proceder contra algunos que estiman que andamos según la carne. 3 Porque, aunque andamos en la carne, no combatimos según la carne. 4 Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destruir fortalezas, 5 derribando razonamientos y todo lo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y estando preparados para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea completa. 7 ¡Miráis las cosas según la apariencia! Si alguno tiene la convicción de pertenecer a Cristo, considere otra vez esto por sí mismo: que, así como él es de Cristo, así también lo somos [nosotros]. 8 Porque, aunque yo me gloríe algo más acerca de nuestra autoridad (la cual nos dio el Señor para edificaros, y no para derribaros), no seré avergonzado, 9 porque no deseo que parezca que os quiero atemorizar con mis cartas. 10 Pues las cartas, dicen, son duras y fuertes; pero su presencia personal es débil, y su palabra despreciable. 11 Que piense dicha persona, que lo que somos en palabra por cartas, estando ausentes, tales seremos en hechos, estando presentes.

Respuesta a la acusación de ambición
Romanos 15:17-21; 1 Corintios 15:9-10

12 Porque no nos atrevemos a contarnos con algunos que se recomiendan a sí mismos, o a compararnos con ellos; pero ellos, midiéndose entre sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son sensatos. 13 Pero nosotros no nos gloriaremos con exceso, sino según la medida de la norma que nos asignó el Dios de medida, para llegar también hasta vosotros. 14 Si no hubiésemos estado ya entre vosotros, se podría decir que nos extralimitamos; pero fuimos los primeros en llegar hasta vosotros para [anunciaros] el evangelio de Cristo. 15 No nos gloriamos desmedidamente en trabajos que otros han hecho; al contrario, esperamos que, al ir creciendo vuestra fe, nuestro campo de acción se extenderá entre vosotros, 16 según nuestra norma, para predicar el evangelio más allá de vuestras regiones; y no gloriarnos en el trabajo ya hecho por otros en territorio ajeno. 17 Pero aquel que se gloría, que se gloríe en el Señor. 18 Porque no es aprobado aquel que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien el Señor recomienda.

Capítulo 11

Autenticidad del ministerio de Pablo frente a sus adversarios
Mateo 7:15-20; Romanos 16:17-18; 2 Corintios 12:11-15; Gálatas 1:6-9; 4:9-20

1 ¡Ojalá que me soportarais un poco de insensatez! Sí, en verdad, ¡soportadme! 2 Porque estoy celoso por vosotros, con celos de Dios; pues os he prometido a un solo esposo, para presentaros como virgen pura a Cristo. 3 Pero temo que, de algún modo, como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros pensamientos sean corrompidos [y se aparten] de la sencillez hacia Cristo. 4 Porque si alguien viene predicando a otro Jesús distinto del que os hemos predicado, o si recibís un espíritu diferente del que recibisteis, o un evangelio diferente del que aceptasteis, bien [lo] toleráis. 5 Porque considero que en nada soy inferior a los más eminentes apóstoles. 6 Y si bien soy indocto en el hablar, no lo soy en conocimiento; como os lo hemos demostrado en todo y de todas las maneras. 7 ¿Cometí pecado, humillándome para que vosotros fueseis enaltecidos, porque os prediqué de balde el evangelio de Dios? 8 He despojado a otras iglesias, recibiendo salario de su parte para serviros a vosotros. 9 Cuando estaba entre vosotros y me faltaban recursos, no fui carga a nadie; porque mi necesidad la suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia; en todo me guardé y me guardaré de seros carga. 10 Es una verdad de Cristo en mí, que no se me impedirá esta gloria en las regiones de Acaya. 11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? ¡Dios lo sabe! 12 Pero lo que hago, lo seguiré haciendo, para quitar el pretexto de aquellos que desean ser hallados semejantes a nosotros en aquello que se glorían. 13 Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. 14 Y no tiene nada de extraño, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 Así que no es gran cosa si sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Los sufrimientos soportados por el apóstol
Hechos 20:18-27; 1 Corintios 4:8-13; 15:10, 30-32; 2 Corintios 4:9-13; 6:3-10

16 Digo otra vez: Que nadie me tenga por insensato; pero si no es así, aun como a un insensato recibidme, para que yo también me gloríe un poco. 17 Lo que digo, no lo digo según el Señor, sino como con insensatez, con la confianza de tener de qué gloriarme. 18 Y dado que muchos se glorían según la carne, yo voy a gloriarme también. 19 Vosotros siendo prudentes, con agrado soportáis a los insensatos. 20 Porque soportáis si alguno os esclaviza, si os devora, si se aprovecha de vosotros, si os trata con altivez, si os da de bofetadas. 21 Para vergüenza mía lo digo, que hemos sido débiles. Pero en lo que alguien tenga osadía (hablo con insensatez), yo la tengo también. 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Son ministros de Cristo? (Hablo como quien ha perdido el juicio.) Yo más; en trabajos más abundante, en cárceles con más frecuencia, en azotes con exceso, en peligro de muerte muchas veces. 24 Cinco veces recibí de los judíos cuarenta [azotes] menos uno; 25 tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; pasé un día y una noche en lo profundo del mar; 26 en viajes, muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo arduo y fatiga, con muchos desvelos, hambre y sed, muchas veces sin comer, con frío y desnudez. 28 Aparte de estas circunstancias externas, hay lo que me oprime cada día, la solicitud por todas las iglesias. 29 ¿Quién es débil, que yo no sea débil también? ¿Quién está escandalizado, sin que yo arda de indignación? 30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en las cosas propias de mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús, quien es bendito eternamente, sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; 33 pero fui descolgado por la pared en un canasto, por una ventana, y escapé de sus manos.

Capítulo 12

Visiones y revelaciones
Privilegios del apóstol Pablo
Números 12:6-8; 1 Corintios 2:3-5; 2 Corintios 4:7-10; Gálatas 4:13-14

1 Me veo obligado a gloriarme, aunque en verdad no es provechoso; pero vendré a las visiones y revelaciones del Señor. 2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años –si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe– fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y sé que este hombre –si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe– 4 fue arrebatado al paraíso, y oyó palabras inefables que no le es permitido al hombre expresar. 5 De tal hombre me gloriaré, pero no me gloriaré de mí mismo, sino en mis debilidades. 6 Aunque no sería insensato si quisiera gloriarme, porque diría la verdad; pero me abstengo para que nadie me considere superior a lo que ve en mí, u oye de mí. 7 Y para que no me exalte por la grandeza de las revelaciones, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás para que me abofetease. 8 Por esto tres veces rogué al Señor para que me la quitara, 9 y me ha dicho: Mi gracia te basta; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual me complazco en las debilidades, insultos, necesidades, persecuciones y aflicciones por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

La lealtad de Pablo para con los corintios

11 ¿Me he vuelto insensato? Vosotros me habéis obligado; porque yo debería haber sido recomendado por vosotros. Porque en nada he sido menos que los apóstoles más eminentes; aunque nada soy. 12 Ciertamente, las señales de apóstol fueron hechas entre vosotros con toda paciencia, por señales, prodigios y milagros. 13 Porque, ¿en qué fuisteis menos que las otras iglesias, sino en que yo no os fuese una carga? Perdonadme este agravio.

Proyecto de visita y saludos

14 Mirad, estoy preparado para ir a veros por tercera vez, y no os seré una carga; porque no busco vuestros bienes, sino a vosotros; porque los hijos no deben atesorar para los padres, sino los padres para los hijos. 15 Pero yo muy gustosamente gastaré, y me desgastaré por vuestras almas; aunque amándoos más, sea amado menos. 16 Pero admitamos esto, que yo no os he sido una carga; pero siendo astuto, os he engañado. 17 ¿Acaso me he aprovechado de vosotros por medio de algunos de los que os envié? 18 Rogué a Tito y envié con él al hermano. ¿Es que Tito se aprovechó de vosotros? ¿No hemos andado con el mismo espíritu? ¿No hemos andado en las mismas pisadas?

La inquietud de Pablo

19 Todo este tiempo habréis estado pensando que nos estamos justificando ante vosotros. Delante de Dios hablamos en Cristo; y todo lo hacemos, amados míos, para vuestra edificación. 20 Porque temo que al llegar no os halle tales como quiero, y que yo sea hallado por vosotros como no queréis; no sea que haya peleas, envidias, enfados, rivalidades, calumnias, murmuraciones, insolencias y desórdenes; 21 y que al estar de nuevo [entre vosotros], me humille Dios ante vosotros; y me lamente por muchos de los que pecaron antes, y no se arrepintieron de la inmundicia, de la fornicación y de la lascivia que cometieron.

Capítulo 13

Últimas recomendaciones antes del regreso del apóstol
Efesios 3:16-20; Filipenses 4:4-9

1 Esta es la tercera vez que voy a veros. Por el testimonio de dos o tres testigos se resolverá todo asunto. 2 Lo he dicho antes y os lo digo de antemano, como estando presente la segunda vez y ahora ausente que, si vuelvo otra vez, no seré indulgente con los que antes pecaron y con todos los otros; 3 ya que buscáis una prueba de que en mí habla Cristo, quien no es débil para con vosotros, sino que es poderoso en vosotros; 4 pues, aunque fue crucificado en debilidad, sin embargo, ahora vive por el poder de Dios. Porque nosotros también somos débiles en él, pero viviremos con él, en virtud del poder de Dios para con nosotros. 5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿No reconocéis acerca de vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros, a menos que seáis reprobados? 6 Pero espero que reconozcáis que nosotros no somos reprobados. 7 Y rogamos a Dios por vosotros, que nada malo hagáis; no para que nosotros aparezcamos como aprobados, sino para que vosotros hagáis lo que es bueno, y nosotros seamos como reprobados; 8 porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad. 9 Nos regocijamos cuando somos débiles, y vosotros fuertes; y también oramos por vuestra perfección. 10 Por eso os escribo estas cosas estando ausente, para no usar de severidad estando presente, según la autoridad que el Señor me ha dado, para edificación y no para destrucción. 11 En fin, hermanos, alegraos, buscad vuestra perfección, consolaos, tened un mismo sentir, vivid en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con vosotros.

Saludos

12 Saludaos unos a otros con beso santo. 13 Todos los santos os saludan. 14 ¡La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros!

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