Capítulos

1 2 3 4 5

Nuevo Testamento

navigate_before 2 Pedro 2 Juan navigate_next

1 Juan

Visualización :

Capítulo 1

El fundamento: la Palabra de la vida
Juan 1:1-14; 17:20-23; 1 Juan 5:11-13

1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida 2 (y la vida fue manifestada, y nosotros la vimos y damos testimonio, y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y nos fue manifestada); 3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros. Y con certidumbre nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. 4 Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo esté completo.

Dios es luz: la vida en la luz
Juan 1:29; Efesios 5:1, 8-14; Tito 2:14

5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.

Romper con el pecado

8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda iniquidad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Capítulo 2

Tenemos un Abogado

1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo; 2 él es la propiciación por nuestros pecados; y no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

El mandamiento de amar
Mateo 7:21-23; Juan 13:34, 35; 14:21-24; 15:10-17

3 Y en esto sabemos que le conocemos: si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y no hay verdad en él; 5 pero el que guarda su palabra, en este realmente el amor de Dios se ha perfeccionado; en esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice permanecer en él, también debe andar como él anduvo. 7 Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo que teníais desde el principio; el mandamiento antiguo es la palabra que oísteis. 8 Otra vez, un mandamiento nuevo os escribo, que es verdadero en él y en vosotros; porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya brilla. 9 El que dice estar en la luz y odia a su hermano, en tinieblas está hasta ahora. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y no hay causa de tropiezo en él. 11 Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas le cegaron los ojos.

A los hijitos, padres y jóvenes
Mateo 6:24; Romanos 12:2; Colosenses 3:1-3; 1 Tesalonicenses 2:11-12; Santiago 4:4

12 Os escribo, hijitos, porque os han sido perdonados los pecados a causa de su nombre. 13 Os escribo, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribí, hijitos, porque conocéis al Padre. 14 Os escribí, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribí, jóvenes, porque sois fuertes, y la Palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

Frente al mundo malo y los anticristos
Juan 16:13-15; Hebreos 12:14; 2 Juan 7-11

15 No améis al mundo, ni las cosas que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo: los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no procede del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 18 Hijitos, es la última hora; y como habéis oído que el anticristo viene, aun ahora han surgido muchos anticristos; por esto sabemos que es la última hora. 19 Salieron de [entre] nosotros, pero no eran de los nuestros; porque si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que fuese manifestado que no todos son de los nuestros.

Saber la verdad

20 Y vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 21 No os he escrito porque ignoréis la verdad, sino porque la sabéis, y ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Cualquiera que niega al Hijo, no tiene al Padre; el que confiesa al Hijo, también tiene al Padre. 24 Lo que oísteis desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que desde el principio oísteis permanece en vosotros, vosotros también permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que él nos hizo: la vida eterna. 26 Estas cosas os he escrito acerca de los que os engañan. 27 La unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que alguien os enseñe; sino que, como su unción os enseña acerca de todo, es verdad y no mentira, tal como os enseñó, permaneced en ella.

Los hijos de Dios
Romanos 8:14-19

28 Y ahora, hijitos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos confianza y no seamos avergonzados por él en su venida. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que obra la justicia ha nacido de él.

Capítulo 3

El amor del Padre
Juan 1:12-13; 13:34-35; 15:12 al 16:3; Romanos 8:14-19

1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios; y aún no ha sido manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo el que tiene esta esperanza en él se purifica, así como él es puro. 4 Todo el que practica el pecado también practica la iniquidad; porque el pecado es iniquidad. 5 Y sabéis que él fue manifestado para quitar los pecados, y en él no hay pecado. 6 Todo el que en él permanece, no peca; todo el que peca, no le ha visto ni le ha conocido. 7 ¡Hijitos, nadie os engañe! El que practica la justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios, para destruir las obras del diablo. 9 Todo el que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. 10 En esto son manifiestos los hijos de Dios y los hijos del diablo: El que no practica la justicia, ni ama a su hermano, no es de Dios.

El amor fraterno

11 Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. 12 No como Caín, quien era del maligno y mató a su hermano. Y ¿por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. 13 No os extrañéis hermanos, si el mundo os odia. 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en la muerte. 15 Todo el que odia a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. 16 En esto conocemos el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y le cierra su corazón, ¿cómo puede habitar el amor de Dios en él? 18 Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con hechos y de verdad.

La seguridad ante Dios

19 En esto conocemos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón delante de él. 20 Porque si nuestro corazón nos condena, Dios es mayor que nuestro corazón, y él lo sabe todo. 21 Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos para con Dios; 22 y todo cuanto pidamos lo recibimos de él; porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que es agradable ante él. 23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros, como él nos lo mandó. 24 El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. En esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos dio.

Capítulo 4

Caracteres del Espíritu de Dios
Deuteronomio 13:2-4; 2 Juan 7-11

1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el [espíritu] del anticristo, del que habéis oído que viene; y ahora ya está en el mundo. 4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan como el mundo, y el mundo los escucha. 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos escucha; el que no es de Dios, no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.

Dios es amor
Juan 3:16-17; Romanos 5:5-8; Efesios 5:1-2; 1 Juan 3:11-24

7 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto fue manifestado el amor de Dios en nosotros, en que Dios ha enviado a su Hijo único al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo [como] propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos amó así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto jamás a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor está perfeccionado en nosotros. 13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre envió al Hijo [como] Salvador del mundo. 15 Todo el que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene hacia nosotros. Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios permanece en él. 17 En esto ha sido perfeccionado el amor con nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio: como él es, así somos nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo; el que teme no ha sido perfeccionado en el amor. 19 Nosotros le amamos, porque él nos amó primero. 20 Si alguien dice: Yo amo a Dios, y odia a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. 21 Y tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

Capítulo 5

Creer en el Hijo de Dios
Juan 1:29-34; 3:16, 36; 20:31; Hebreos 11; 2 Juan 5-6

1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios; y todo el que ama al que engendró, ama al que es engendrado por él. 2 En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. 3 Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4 Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que venció al mundo, nuestra fe. 5 ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 6 Este es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no solo con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 7 [Porque tres son los que dan testimonio: 8 el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están de acuerdo.] 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio de Dios, que él ha dado acerca de su Hijo. 10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene en sí mismo el testimonio. El que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

La confianza de la fe
Marcos 11:24; Juan 15:7; Santiago 5:14-16

13 Estas cosas os he escrito, a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. 14 Y esta es la confianza que tenemos para con él que, si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos escucha. 15 Y si sabemos que nos escucha en cuanto le pedimos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho. 16 Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no es para muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado que es para muerte; acerca de este no digo que ha de pedir. 17 Toda injusticia es pecado; pero hay pecado que no es para muerte. 18 Sabemos que todo el que es nacido de Dios, no continúa pecando; el que es nacido de Dios, sí mismo se guarda y el maligno no lo agarra. 19 Sabemos que nosotros somos de Dios, y que el mundo entero yace en el maligno. 20 Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 21 Hijitos, guardaos de los ídolos.

navigate_before 2 Pedro 2 Juan navigate_next