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Nuevo Testamento

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Santiago

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Capítulo 1

Destinatarios y saludos

1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Saludos.

La puesta a prueba de la fe
Jeremías 9:22-23; Marcos 11:24; Romanos 5:3-5; Hebreos 11:6

2 Hermanos míos, tened por sumo gozo el estar enfrentados a diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4 Pero que la paciencia tenga su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que nada os falte.

Oración de fe por la sabiduría

5 Y si a cualquiera de vosotros le falta sabiduría, pídala al que la da generosamente y sin reproche, a Dios, y le será dada. 6 Pero pida con fe, sin ninguna duda; porque el que duda es como la ola del mar, llevada por el viento y zarandeada. 7 ¡No piense, pues, tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor, 8 hombre de ánimo doble, inconstante en todos sus caminos!

El pobre y el rico

9 Que el hermano de humilde condición se gloríe en su exaltación; 10 pero el rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11 Porque sale el sol con su calor abrasador y seca la hierba, su flor cae y la belleza de su apariencia perece. Así también se marchitará el rico en lo que emprende.

La corona de la vida por la prueba
Mateo 7:21-27; Juan 3:27; Gálatas 6:7-10; 1 Pedro 1:23-25; 2:1-2

12 Dichoso el hombre que soporta la prueba; porque cuando sea aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a los que le aman.

La tentación humana y el don de Dios

13 Nadie diga cuando es tentado: estoy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, y él no tienta a nadie, 14 sino que cada uno es tentado, arrastrado y seducido por su propia concupiscencia. 15 Luego la concupiscencia, tras concebir, engendra el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. 16 No erréis, amados hermanos míos. 17 Todo lo que nos es dado de bueno y todo don perfecto descienden de arriba, del Padre de las luces, en quien no hay variación ni sombra de cambio. 18 De su propia voluntad él nos engendró con la palabra de verdad, para que seamos como primicias de sus criaturas.

La Palabra y la obediencia

19 Sabed, amados hermanos míos: Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; 20 porque la ira del hombre no cumple la justicia de Dios. 21 Por lo cual, rechazando toda inmundicia y toda profusión de maldad, recibid con mansedumbre la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas. 22 Poned la palabra en práctica y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra y no hacedor, este es semejante a un hombre que observa su rostro natural en un espejo; 24 porque se considera a sí mismo y se marcha, y luego olvida cómo era. 25 Pero el que mira fijamente en la ley perfecta, la de la libertad, y persevera, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será dichoso en lo que hace. 26 Si alguno piensa ser religioso y no refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, vana es la religión de este hombre. 27 La religión pura y sin mancha ante el Dios y Padre es esta: Visitar a huérfanos y viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo.

Capítulo 2

No hacer acepción de personas
Levítico 19:15; Salmo 82

1 Hermanos míos, no hagáis diferencias entre las personas en la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo. 2 Porque si entra en vuestro local de reunión un hombre con anillo de oro y ropa lujosa, y también entra un pobre con vestido andrajoso, 3 y os fijáis en el que lleva ropa lujosa, y le decís: Siéntate tú aquí en un buen lugar, y al pobre le decís: Quédate tú ahí en pie, o siéntate bajo mi estrado, 4 ¿no hacéis diferencias entre vosotros mismos y os hacéis jueces de malos pensamientos? 5 Oíd, amados hermanos míos: ¿No eligió Dios a los pobres según el mundo, para ser ricos en fe y herederos del reino que prometió a los que le aman? 6 Pero vosotros despreciasteis al pobre. ¿No os oprimen los ricos y os arrastran ante los tribunales? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre invocado sobre vosotros? 8 Si en verdad cumplís la ley real conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, hacéis bien; 9 pero si hacéis diferencias entre las personas, cometéis pecado, siendo condenados por la Ley como transgresores. 10 Porque el que guarda toda la Ley, pero falta en un solo precepto, se hace culpable de todos. 11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también dijo: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, te has hecho transgresor de [la] Ley. 12 Así hablad y obrad, como debiendo ser juzgados por la ley de la libertad. 13 Porque el juicio será sin misericordia para el que no hace misericordia; y la misericordia se gloría frente al juicio.

Sin obras la fe está muerta
Gálatas 5:6; Hebreos 11:17-19, 31; 1 Juan 2:3-6

14 ¿Cuál es el provecho, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso tal fe puede salvarlo? 15 Si un hermano o una hermana están desnudos y faltos del sustento cotidiano, 16 y uno de vosotros le dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué les aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo por mis obras te mostraré mi fe. 19 ¿Tú crees que Dios es uno? Bien haces; también los demonios lo creen y tiemblan. 20 Pero ¿quieres saber, oh hombre vano, que la fe sin obras está muerta? 21 Abraham, nuestro padre, ¿no fue justificado por obras al ofrecer a su hijo Isaac sobre el altar? 22 Ves que la fe actuaba con sus obras, y por las obras la fe fue hecha perfecta. 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24 Veis que por obras es justificado un hombre, y no solo a base de fe. 25 Del mismo modo también Rahab, la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando acogió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta.

Capítulo 3

Domar su lengua
Proverbios 10:19; 13:3; 18:21; Mateo 12:33-37; Romanos 3:13-14

1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos un juicio más riguroso; 2 porque en muchas cosas todos tropezamos. Si alguno no tropieza en palabra, este es hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. 3 Y si ponemos freno en la boca a los caballos para que nos obedezcan, también dirigimos todo su cuerpo. 4 Mirad también las naves, siendo tan grandes e impulsadas por vientos muy fuertes, son dirigidas por un muy pequeño timón, por donde el piloto quiere. 5 Así también la lengua es un miembro pequeño y se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡cuán gran bosque enciende un poco de fuego! 6 La lengua es un fuego, un mundo de iniquidad; puesta en medio de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por el gehena, inflama el curso de nuestra vida. 7 Porque toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de animales marinos se doma y ha sido domada por el género humano; 8 pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal desordenado, llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a semejanza de Dios. 10 De la misma boca sale bendición y maldición. No conviene, hermanos míos, que esto suceda así. 11 ¿Acaso una fuente echa por la misma abertura agua dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede una higuera dar olivas, o la vid higos? La fuente salada tampoco puede dar agua dulce.

La sabiduría que viene de arriba
Romanos 14:19; 1 Corintios 3:3; Efesios 4:1-3; 1 Pedro 3:4, 8-12

13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que por una buena conducta muestre sus obras con la dulzura de la sabiduría. 14 Pero si tenéis en vuestros corazones celos amargos y rivalidad, no os jactéis, mintiendo contra la verdad. 15 Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino terrenal, natural, diabólica. 16 Porque donde hay celos y rivalidad, allí hay confusión y toda práctica perversa. 17 Pero la sabiduría de arriba es primeramente pura, luego pacífica, moderada, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sincera. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para los que procuran la paz.

Capítulo 4

Amigos del mundo, enemigos de Dios
Levítico 19:16; Salmo 66:18; Lucas 18:13-14; 1 Timoteo 2:8; 1 Pedro 5:5-9; 1 Juan 2:15-17

1 ¿De dónde vienen las guerras y las luchas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que guerrean en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis en deseos, y no podéis obtener; lucháis y guerreáis. No tenéis, porque no pedís; 3 pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros placeres. 4 ¡Gente adúltera! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Aquel que quiere ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura habla en vano? ¿Tiene deseos envidiosos el Espíritu que hizo habitar en nosotros? 6 ¡Pero él da una gracia más grande! Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 ¡Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros! ¡Limpiad las manos, pecadores, y los que sois de ánimo doble, purificad los corazones! 9 ¡Afligíos, lamentaos y llorad! ¡Vuestra risa se cambie en duelo, y vuestro gozo en tristeza! 10 ¡Humillaos ante el Señor°, y él os exaltará!

¿Quién eres tú para juzgar a tu prójimo?

11 Hermanos, no habléis mal unos de otros. El que habla mal de un hermano o juzga a un hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Pero si tú juzgas a la ley, ya no eres hacedor de la ley, sino juez. 12 Uno solo es el Legislador y Juez, el que puede salvar y destruir; pero, ¿quién eres tú, para juzgar a tu prójimo?

La tentación de las riquezas
Proverbios 27:1; Lucas 12:16-20

13 Y vosotros los que decís: Hoy o mañana iremos a tal ciudad y pasaremos un año allí, haremos negocios y ganaremos, 14 cuando no sabéis [qué sucederá] el día de mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Un vapor que aparece por poco tiempo, y luego se desvanece. 15 En vez de decir: Si el Señor quiere viviremos y haremos esto o aquello. 16 Pero ahora os jactáis en vuestras insolencias; toda esta jactancia es mala. 17 El que sabe hacer el bien y no lo hace, para él es un pecado.

Capítulo 5

Desdicha a vosotros, ricos
Job 20:5; Amós 6:1-8; 5:11-12; Malaquías 3:5, 19

1 Y vosotros los ricos, ¡llorad y gritad a causa de las miserias que van a venir sobre vosotros! 2 Vuestras riquezas están corrompidas, y vuestras ropas apolilladas. 3 Vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, y su herrumbre será por testimonio contra vosotros y os consumirá las carnes como fuego. ¡Habéis juntado un tesoro en los últimos días! 4 He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestros campos, y del que les habéis privado, clama; y los clamores de los obreros han llegado a los oídos del Señor° de los ejércitos. 5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y fuisteis disolutos; engordasteis vuestros corazones [como] en día de sacrificio. 6 Condenasteis y disteis muerte al justo; él no os opone resistencia.

Paciencia, el Señor viene
Mateo 5:33-37; Hebreos 10:35-37; 6:11-12; 1 Pedro 2:19-23; 4:12-19

7 Vosotros, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, teniendo paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y tardía. 8 Tened paciencia vosotros también; afirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca. 9 Hermanos, no murmuréis unos contra otros, para que no seáis juzgados; he aquí que el Juez está a la puerta. 10 Hermanos, tomad por ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor°. 11 Mirad, tenemos por dichosos a los que soportaron [la prueba con paciencia]. Oísteis hablar de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor°; porque el Señor° es rico en misericordia y compasivo.

Exhortaciones finales
1 Reyes 17 al 18; Salmo 50:15; Marcos 11:24

12 Pero, ante todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí; y vuestro no, no; para que no caigáis bajo juicio. 13 ¿Hay algún afligido entre vosotros? Que ore. ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas. 14 ¿Hay algún enfermo entre vosotros? Haga llamar a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo sanará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confesad los pecados unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La ferviente súplica del justo puede mucho. 17 Elías era hombre con las mismas debilidades que nosotros, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. 18 Y de nuevo oró; y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

Hacer volver a los extraviados

19 Hermanos míos, si alguno de vosotros se extraviara de la verdad, y alguno le hace volver, 20 sepa que el que hace volver a un pecador del error de su camino, salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados.

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