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Nuevo Testamento

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Marcos 8

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Siete panes y unos pocos peces
Mateo 15:32-39; Marcos 6:35-44; 2 Reyes 4:42-44

1 En aquellos días había otra vez una gran multitud y no tenían qué comer; [Jesús] llamó a sus discípulos y les dijo: 2 Tengo compasión del pueblo, porque ya hace tres días que permanecen conmigo, y no tienen nada que comer. 3 Si los envío en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino; y algunos de ellos han venido de lejos. 4 Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de panes a todos estos aquí en un desierto? 5 Les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Y dijeron: Siete. 6 Mandó que la multitud se recostase sobre la tierra; y tomó los siete panes, y dando gracias, los partió, y los dio a sus discípulos, para que se los pusiesen delante; y ellos los sirvieron a la multitud. 7 Tenían también unos pececillos; y bendiciéndolos, mandó que se los sirvieran también. 8 Comieron y se saciaron; y recogieron los pedazos que sobraron, siete cestas. 9 Los que comieron eran como cuatro mil; y los despidió.

Una señal del cielo
La levadura de los fariseos
Mateo 16:1-12; comp. Mateo 12:38-39; Lucas 11:16, 29

10 Entrando seguidamente en la barca con sus discípulos, fue a la región de Dalmanuta. 11 Salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiendo de su parte una señal del cielo, para tentarlo. 12 Pero suspirando profundamente en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide esta generación una señal? En verdad os digo que no se dará señal alguna a esta generación. 13 Dejándolos, se embarcó otra vez y pasó a la otra orilla. 14 Los discípulos habían olvidado llevar panes, y no tenían consigo en la barca más que un solo pan. 15 Jesús les mandó diciendo: Mirad, tened cuidado con la levadura de los fariseos, y con la levadura de Herodes. 16 Ellos razonaban entre sí que sería porque no tenían pan. 17 Sabiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué razonáis así porque no tenéis pan? ¿No sabéis aún, ni entendéis? ¿Tenéis vuestro corazón endurecido? 18 ¿Teniendo ojos, no veis, y teniendo oídos, no oís? ¿Y no os acordáis? 19 Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántos cestos llenos de pedazos recogisteis? Le dijeron: Doce. 20 Cuando [partí] los siete para los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Le dijeron: Siete. 21 Él les dijo: ¿No entendéis todavía?

La curación de un ciego
Comp. Marcos 10:46-52; Juan 9:1-11

22 Llegaron a Betsaida y le trajeron a un ciego, rogándole que lo tocase. 23 Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, puso las manos sobre él, y le preguntó: ¿Ves algo? 24 Y él, alzando los ojos, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo caminar. 25 Jesús volvió a poner las manos sobre sus ojos y miró fijamente; y quedó curado, y veía todo claramente. 26 Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea.

La confesión de Pedro
Jesús anuncia sus sufrimientos y su muerte
Mateo 16:13-28; Lucas 9:18-27

27 Salió Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que yo soy? 28 Ellos respondieron: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, uno de los profetas. 29 Él preguntó: Pero vosotros, ¿quién decís que yo soy? Pedro, respondiendo, le dijo: ¡Tú eres el Cristo! 30 Les mandó rigurosamente que a nadie dijesen nada sobre él.

31 Comenzó a enseñarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciese muchas cosas, y fuese desechado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y los escribas, y que fuese matado, y que resucitase después de tres días. 32 De estas cosas les hablaba con toda franqueza. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderlo. 33 Pero él se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Apártate de mi vista, Satanás! Porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

34 Llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga. 35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mi causa y por causa del evangelio, la salvará. 36 Porque ¿qué aprovecha a un hombre ganar el mundo entero, y sufrir la pérdida de su alma? 37 O, ¿qué rescate dará el hombre por su alma? 38 Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, de él también el Hijo del hombre se avergonzará, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

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