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Nuevo Testamento

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Marcos 10

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El divorcio
Mateo 19:1-12; Deuteronomio 24:1-4; Mateo 5:31-32

1 Levantándose de allí fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Las multitudes volvieron a reunirse a su alrededor; y, según tenía por costumbre, de nuevo les enseñaba.

2 Acercándose unos fariseos, le preguntaron, para tentarle: ¿Le es lícito a un hombre repudiar a su mujer? 3 Él les respondió: ¿Qué os mandó Moisés? 4 Ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio y repudiarla. 5 Jesús les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; 6 pero desde el principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. 7 Por lo tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; 8 y serán los dos una sola carne. Así que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Por tanto, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre. 10 En casa los discípulos volvieron a preguntarle acerca de esto. 11 Y les dijo: El que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella. 12 Si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Los niños
Mateo 19:13-15; Lucas 18:15-17

13 Le trajeron unos niños para que los tocara; pero los discípulos reprendieron a los que los presentaban. 14 Cuando Jesús lo vio se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis; porque de ellos es el reino de Dios. 15 En verdad os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16 Luego los tomó en sus brazos y los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.

El joven rico
Mateo 19:16-30; Lucas 18:18-30

17 Cuando salió al camino, vino uno corriendo y arrodillándose ante él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna? 18 Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Nadie es bueno, excepto uno, Dios. 19 Conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre. 20 Él le dijo: ¡Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud! 21 Y mirándole Jesús, lo amó y le dijo: Una cosa te falta, ve, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo. Y ven, sígueme. 22 Pero se puso triste con estas palabras, y se fue afligido; porque tenía grandes posesiones. 23 Entonces Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24 Los discípulos quedaron asombrados por sus palabras. Pero Jesús respondiendo, les volvió a decir: Hijos, ¡cuán difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Más fácil es que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios. 26 Ellos se quedaban muy atónitos, diciendo entre sí: ¿Quién podrá salvarse? 27 Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios; pues todo es posible con Dios.

28 Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros hemos dejado todo, y te hemos seguido. 29 Jesús, respondiendo, dijo: En verdad os digo, nadie hay que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por mi causa y por causa del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones y en el siglo venidero vida eterna. 31 Pero muchos de los primeros serán los últimos; y los últimos, los primeros.

Jesús anuncia su muerte y su resurrección
Mateo 20:17-19; Lucas 18:31-34; comp. Marcos 8:31-33

32 Estaban en el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante; ellos estaban asombrados y le seguían con temor. Y tomando otra vez a los doce, comenzó a decirles lo que le iba a suceder: 33 Ya veis que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los escribas; y lo condenarán a muerte, lo entregarán a los gentiles, 34 se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; pero después de tres días resucitará.

La petición de los hijos de Zebedeo
Mateo 20:20-28; comp. Lucas 22:24-27; Juan 13:3-17

35 Se le acercaron Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos. 36 Él les dijo: ¿Qué queréis que yo haga por vosotros? 37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 38 Pero Jesús les dijo: No sabéis qué estáis pidiendo. ¿Podéis beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? 39 Ellos contestaron: Podemos. Y Jesús les dijo: La copa que yo bebo, beberéis; y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; 40 pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no soy yo quien lo concede; sino que será para los que ha sido preparado. 41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a indignarse a causa de Jacobo y de Juan. 42 Jesús, llamándolos para que se acercasen, dijo: Sabéis que los que parecen gobernar a los gentiles se enseñorean de ellos; y sus grandes ejercen su autoridad sobre ellos. 43 Pero no es así entre vosotros, sino que el que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro servidor; 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será el siervo de todos. 45 Porque ni aun el Hijo del hombre vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.

El ciego de Jericó
Mateo 20:29-34; Lucas 18:35-43

46 Llegaron entonces a Jericó. Y al salir de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. 47 Cuando oyó que era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús!, Hijo de David, ¡ten piedad de mí! 48 Muchos lo reprendían para que se callara; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! 49 Parándose Jesús, dijo: Llamadle. Y llamaron al ciego, diciéndole: ¡Ten ánimo; levántate, te llama! 50 Él, arrojando lejos su manto, dando un salto vino hasta Jesús. 51 Preguntándole Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: ¡Rabboni, que recobre la vista! 52 Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y lo seguía en el camino.

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