Ayuda al estudio de 2 Corintios


person Autor: Biblicom 62

library_books Serie: Ayuda al estudio de la Palabra de Dios


1 - Introducción

La primera epístola que Pablo había escrito a la iglesia en Corinto había dado fruto. Les escribió esta segunda carta para mostrarles su consuelo. Sin embargo, todavía había personas en Corinto que se resistían al apóstol y cuestionaban su autoridad. Por lo tanto, en gran parte de esta carta, se ve obligado a justificar su apostolado.

2 - Esquema de la Epístola

2.1 - Capítulos 1 al 7: El servicio de Pablo para el Señor

2.1.1 - Capítulo 1

Después de los saludos (v. 1-2), Pablo da gracias a Dios por los consuelos que le hace probar en las aflicciones que está pasando (v. 3-7). Comparte con ellos una gran prueba en la que pensó que perdería su vida y se encomienda a sus oraciones (v. 8-11), confiando en los lazos que los unen (v. 12-14). Les dice que hubiese querido ir a ellos (v. 15-16), pero que había renunciado momentáneamente, no porque dudaba de lo que debía hacer (v. 17-22), sino para ser clemente con ellos (v. 23-24).

2.1.2 - Capítulo 2

Si Pablo hubiese ido prontamente, temía que se entristeciera si no los veía en buenas condiciones (v. 1-4). Les exhortó a mostrar amor al que había sido puesto de lado (cf. 1 Cor. 5) y que debía ser restaurado (v. 5-11). Pablo había pensado predicar el evangelio en Troas, pero su preocupación por ellos lo llevó a interrumpir este servicio para comenzar a acercarse a ellos (v. 12-13), mientras, continuaba siendo útil en el camino (v. 14-17).

2.1.3 - Capítulo 3

Se podría pensar que algunos exigían una carta de recomendación al apóstol, mientras que la iglesia en Corinto fue el fruto de su trabajo, con la ayuda de Dios, de quien era siervo o ministro (v. 1-6). Pablo abre un paréntesis para comparar el ministerio de la ley que pone a las almas en el temor, y su ministerio –el del Espíritu– que pone a las almas en la libertad (v. 7-16). Esta libertad es tal que podemos contemplar el objeto de nuestra fe, el Señor en la gloria, para ser transformados poco a poco en la misma imagen (v. 17-18).

2.1.4 - Capítulo 4

En su ministerio recibido por gracia, Pablo siempre ha caminado con rectitud y ha dicho la verdad, teniendo como testigo la conciencia de todos los que le escucharon. En cuanto a los que no recibieron su evangelio, son incrédulos cegados por Satanás (v. 1-6). Este tesoro que Pablo tenía –el evangelio de la gloria de Cristo– era tan precioso que no debía ser oscurecido por el recipiente que lo contenía. Por eso se compara con una vasija de barro que no tiene ni fuerza ni gloria personal, para que la vida de Jesús sea claramente visible (v. 7-12). Confiándose enteramente en Dios, perseveró a pesar de las tribulaciones que encontró, porque esperaba la recompensa (v. 13-18).

2.1.5 - Capítulo 5

Aquí el apóstol compara su cuerpo terrenal con una tienda frágil y efímera expuesta a las pruebas de la vida; pero su esperanza es estar presente con el Señor, revestido de un cuerpo celestial por la eternidad (v. 1-8). En la presencia del Señor todas las cosas se manifestarán, es por esto que caminaba en el temor del Señor y con gran seriedad delante de ellos (v. 9-13). Caminó de esta manera por amor a Cristo, considerándolos no según la carne, sino en Cristo cuya obra los había reconciliado con Dios (v. 14-19). El servicio de Pablo no se limitó a los creyentes de Corinto; él rogó a todos que se reconciliaran con Dios (v. 20-21).

2.1.6 - Capítulo 6

El apóstol llevó a cabo su servicio con gran seriedad para no ser desacreditado (v. 1-3); lo hizo a través de grandes pruebas (v. 4-5), apoyándose en los recursos divinos (v. 6-7). La contradicción de los hombres hacia él contrastaba con la aprobación de Cristo (v. 8-10). Con gran ternura, exhortó a los corintios a ensanchar sus corazones mientras caminan por el estrecho sendero de la separación del mal (v. 11-18 al 7:1).

2.1.7 - Capítulo 7

El apóstol ruega a los corintios que lo reciban, insistiendo en la rectitud con que caminó entre ellos y en su gran afecto por ellos (v. 2-4). Les cuenta lo reconfortado que se sintió al saber por Tito, cuando finalmente se encontraron, que su primera carta, a pesar de su severidad, había producido el efecto deseado (v. 5-7). Habiendo sido entristecidos según Dios, habían actuado convenientemente frente al mal que había en medio de ellos (v. 8-11). El gozo de Pablo era tanto más grande porque Tito mismo había sido consolado por los corintios, y su confianza que había expresado a Tito con respecto a ellos estaba bien justificada (v. 12-16).

2.2 - Capítulos 8 y 9: La colecta para los creyentes en Judea

2.2.1 - Capítulo 8

El apóstol aborda el tema de la colecta hecha en las iglesias a favor de los creyentes pobres de Judea. Observa la gran generosidad de los creyentes en Macedonia, que eran pobres (v. 1-5), y, conociendo el amor de los corintios, los exhorta a hacer lo mismo (v. 6-8), imitando así al Señor (v. 9). Pablo no les insta a dar excesivamente, sino según la posibilidad de cada uno (v. 10-15). Como el tema del dinero es delicado, el apóstol toma el cuidado en decirles cómo serán transmitidos estos fondos: Dios ha puesto en el corazón de Tito el ir, acompañado por dos hermanos «serios» designados por el apóstol y las iglesias (v. 16-24).

2.2.2 - Capítulo 9

Los corintios habían comenzado esta contribución hacía mucho tiempo, lo cual había estimulado a otras iglesias, y tenía que ser terminada. Pablo estima necesario que la recaudación sea hecha antes de su llegada para que no sea tomada como una exigencia de su parte, y aclaró el estado de corazón con el que se debe dar (v. 1-7). Dios no será injusto para olvidar su trabajo (Hebr. 6:10), Él enriquece a los que dan. Este regalo no solo satisfará las necesidades de los santos, sino que también producirá en sus corazones una acción de gracias para la gloria de Dios (v. 8-14). El pensamiento del apóstol se eleva al supremo don que Dios nos ha dado en Cristo (v. 15).

2.3 - Capítulos 10 a 13: Pablo defiende su apostolado

2.3.1 - Capítulo 10

Pablo les advierte con delicadeza que puede ser severo con los que le calumnian (v. 1-2). De hecho, Pablo no era un hombre de gran prestancia, de modo que los que juzgaban por las apariencias lo despreciaban y rechazaban, no discernían su espiritualidad, (v. 3-11). La pauta de Pablo fue la humildad, no se alabó a sí mismo, no se glorificó a sí mismo sino solo a Cristo (v. 12-18).

2.3.2 - Capítulo 11

El apóstol velaba celosamente por los afectos de los corintios por Cristo (v. 1-2). Pero falsos apóstoles, en medio de ellos, trataron de apartarlos de Cristo (v. 3-4) al denigrar la enseñanza del apóstol (v. 5-6). Pablo justifica su conducta hacia ellos diciendo que, si él no les era una carga, fue para que no fuera acusado por sus detractores de recibir un salario, mientras que ellos mismos trabajaban gratuitamente (v. 7-12). Él los llama trabajadores engañosos que hacen la obra de Satanás (v. 13-15). Pablo se ve obligado a hablar de sí mismo como un necio para defenderse (v. 16-23): las innumerables pruebas por las que había pasado no le habían detenido en su apostolado, que ninguno de sus detractores podía reivindicar (v. 23-33).

2.3.3 - Capítulo 12

El apóstol sigue hablando de él, evocando una experiencia que ningún otro ha tenido. Fue llevado al mismo cielo, donde tuvo revelaciones (v. 1-4). Para que no se enorgulleciera de ello, recibió una «espina» en la carne, que le hizo parecer despreciable (v. 5-7). Había llegado a aceptarlo, confiando enteramente en la gracia del Señor (v. 8-10). Está apenado por haber tenido que justificar su apostolado hablando de él, cuando los corintios ya habían tenido todas las pruebas (v. 11-15). Pablo mantendría su línea de conducta hacia ellos; era también la de sus enviados (v. 16-18). Si les escribió estas cosas, fue porque temía encontrarlos en mal estado a causa de esos falsos apóstoles (v. 19-21).

2.3.4 - Capítulo 13

Pablo les dice de nuevo que, si venía, pondría de lado esos malos obreros, y mostraría su autoridad como apóstol, la cual deberían reconocer, ya que eran el fruto de su trabajo (v. 1-6). Dicho esto, no quería que los corintios fuesen débiles sino más bien que él lo fuera y ellos fuertes (v. 7-10). El apóstol termina su carta con un afectuoso saludo (v. 11-13).

3 - Algunos versículos claves

«Pero todos nosotros a cara descubierta, mirando como en un espejo la gloria del Señor, vamos siendo transformados en la misma imagen, de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor» (3:18).

«Porque el Dios que dijo que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo» (4:6).

«Todas las cosas son de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo» (5:18).

«Porque nosotros somos el templo del Dios vivo… Por lo cual… separaos… y no toquéis cosa inmunda; y yo os recibiré, seré vuestro padre… dice el Señor Todopoderoso. Teniendo, pues, estas promesas, amados, purifiquémonos de toda impureza de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios» (6:16-7:1).

«Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para que por medio de su pobreza vosotros llegaseis a ser ricos» (8:9).

«¡Gracias a Dios por su don inefable!» (9:15).

«Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios… llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (10:4-5).

«Y me ha dicho: Mi gracia te basta; porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (12:9).