Biblia paralela

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1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán, y por el Espíritu fue conducido al desierto, Y JESÚS, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fué llevado por el Espíritu al desierto
2 siendo tentado por el diablo durante cuarenta días. Y no comió nada en aquellos días; pero cuando acabaron esos días, tuvo hambre. Por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió cosa en aquellos días: los cuales pasados, tuvo hambre.
3 El diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di á esta piedra que se haga pan.
4 Jesús le respondió: Está escrito: No solo de pan vivirá el hombre. Y Jesús respondiéndole, dijo: Escrito está: Que no con pan solo vivirá el hombre, mas con toda palabra de Dios.
5 Llevándolo a una altura, el diablo le mostró en un instante todos los reinos de la tierra habitada. Y le llevó el diablo á un alto monte, y le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra.
6 Y le dijo el diablo: Te daré toda esta autoridad y la gloria de estos reinos, porque me ha sido entregada, y la doy a quien yo quiero. Y le dijo el diablo: Á ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque á mí es entregada, y á quien quiero la doy:
7 Si tú, pues, te postras ante mí, todo será tuyo. Pues si tú adorares delante de mí, serán todos tuyos.
8 Jesús le respondió: Está escrito: «¡Al Señor° tu Dios adorarás y solo a él servirás!» [Deuteronomio 6:13] Y respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Á tu Señor Dios adorarás, y á él solo servirás.
9 Lo condujo a Jerusalén, y lo puso sobre la parte más alta del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; Y le llevó á Jerusalem, y púsole sobre las almenas del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo:
10 porque está escrito: «A sus ángeles mandará junto a ti, que te guarden;» [Salmo 91:11] Porque escrito está: Que á sus ángeles mandará de ti, que te guarden;
11 y «sobre sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.» [Salmo 91:12] Y En las manos te llevarán, Porque no dañes tu pie en piedra.
12 Jesús le respondió: Dicho está: «No tentarás al Señor° tu Dios.» [Deuteronomio 6:16] Y respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
13 Cuando el diablo acabó toda tentación, se apartó de él hasta un momento oportuno. Y acabada toda tentación, el diablo se fué de él por un tiempo.
14 Jesús regresó en el poder del Espíritu a Galilea; y su fama se extendió por toda la comarca. Y Jesús volvió en virtud del Espíritu á Galilea, y salió la fama de él por toda la tierra de alrededor,
15 Enseñaba en sus sinagogas, siendo glorificado por todos. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos.
16 Vino a Nazaret, donde había sido criado; y como era su costumbre, entró el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer. Y vino á Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme á su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó á leer.
17 Le fue dado el libro del profeta Isaías; y tras abrirlo, halló el lugar donde estaba escrito: Y fuéle dado el libro del profeta Isaías; y como abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 «El Espíritu del Señor° está sobre mí; porque me ungió para anunciar buenas noticias a los pobres; me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y a los ciegos que recobren la vista; para poner en libertad a los oprimidos; El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres: Me ha enviado para sanar á los quebrantados de corazón; Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista; Para poner en libertad á los quebrantados:
19 para proclamar el año de gracia del Señor°.» [Isaías 61:1, 2] Para predicar el año agradable del Señor.
20 Cerrando el libro, lo entregó al asistente, y se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga se fijaron en él. Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura como la oís. Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos.
22 Todos le daban testimonio y estaban admirados ante las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José? Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
23 Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, ¡cúrate a ti mismo! Haz también aquí, en tu tierra, todo lo que hemos oído que hiciste en Capernaum. Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate á ti mismo: de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.
24 Les dijo: En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su tierra. Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su tierra.
25 De cierto os digo, que había muchas viudas en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y toda la tierra sufrió gran hambre; Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fué cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra;
26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en Sidón. Pero á ninguna de ellas fué enviado Elías, sino á Sarepta de Sidón, á una mujer viuda.
27 Muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; y ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fué limpio, sino Naamán el Siro.
28 Todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira al oír estas cosas. Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas;
29 Y levantándose, lo echaron fuera de la ciudad, y lo condujeron a la cumbre del monte sobre el que estaba edificada su ciudad, para despeñarlo. Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.
30 Pero él se fue, pasando en medio de ellos. Mas él, pasando por medio de ellos, se fué.
31 Descendió a Capernaum, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Y descendió á Capernaum, ciudad de Galilea. Y los enseñaba en los sábados.
32 Estaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra era con autoridad. Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad.
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, y gritó con fuerza: Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó á gran voz,
34 ¡Ah! ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Viniste a destruirnos? ¡Sé quién eres, el Santo de Dios! Diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿has venido á destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.
35 Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! El demonio, derribándolo en medio de ellos, salió de él sin hacerle daño. Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno.
36 Todos quedaron asombrados, y decían unos a otros: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder ordena a los espíritus inmundos, y salen? Y hubo espanto en todos, y hablaban unos á otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda á los espíritus inmundos, y salen?
37 Su fama se iba divulgando por toda la comarca. Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca.
38 Levantándose, salió de la sinagoga y entró en casa de Simón; la suegra de Simón yacía postrada de una fuerte fiebre; y le rogaron por ella. Y levantándose Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón: y la suegra de Simón estaba con una grande fiebre; y le rogaron por ella.
39 Se inclinó sobre ella, reprendió a la fiebre y la fiebre la dejó; y ella, al instante se levantó y les servía. É inclinándose hacia ella, riñó á la fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía.
40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas dolencias los traían a él; y poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían á él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
41 También salían demonios de muchos, gritando y diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero él los reprendía y no les permitía hablar; porque sabían que él era el Cristo. Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.
42 Cuando amaneció, Jesús salió a un lugar desierto; y las multitudes lo buscaban; venían a él y procuraban detenerlo, para que no se apartara de ellos. Y siendo ya de día salió, y se fué á un lugar desierto: y las gentes le buscaban, y vinieron hasta él; y le detenían para que no se apartase de ellos.
43 Pero él les dijo: Es necesario que yo predique también en las demás ciudades las buenas nuevas del reino de Dios; porque para esto fui enviado. Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado.
44 E iba predicando por las sinagogas de Galilea. Y predicaba en las sinagogas de Galilea.
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