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Nuevo Testamento

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Hebreos 9

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La imperfección ritual del antiguo pacto
Éxodo 25; 26; 40:17-33

1 El primer pacto también tenía reglas relativas al culto, así como un santuario terrenal. 2 Porque un tabernáculo fue construido: el primero, llamado lugar santo, en el que se encontraban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3 Y detrás de la segunda cortina se hallaba la estancia llamada el Lugar Santísimo, 4 que contenía un incensario de oro y el arca del pacto, recubierta por todas partes de oro, en la cual estaba el vaso de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que floreció y las tablas del pacto; 5 y sobre ella los querubines de gloria que cubrían con su sombra el propiciatorio; acerca de lo cual no es tiempo ahora de hablar en detalle. 6 Así dispuestas estas cosas, los sacerdotes entraban continuamente en el primer tabernáculo, para oficiar el culto, 7 pero en el segundo, solo el sumo sacerdote, una vez al año; y no sin sangre, que ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; 8 indicando el Espíritu Santo esto: que el camino del lugar santísimo aún no había sido manifestado, mientras subsista el primer tabernáculo, 9 que es un símbolo para el tiempo presente, en el cual se ofrecen dones y sacrificios que no pueden perfeccionar, en cuanto a la conciencia, al que practica el culto, 10 que consiste en ordenanzas carnales: comidas, bebidas y diversas abluciones, impuestas hasta el tiempo de la renovación.

Cristo penetró en el santuario celestial

11 Pero Cristo habiendo venido, sumo sacerdote de los bienes anunciados, a través de mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho a mano, es decir, no de esta creación, 12 ni mediante la sangre de machos cabríos y de terneros, sino por su propia sangre, ha entrado una sola vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo hallado eterna redención. 13 Porque si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, cuando rocía a los impuros, los santifica para purificación de la carne, 14 ¡cuánto más la sangre de Cristo (quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios) limpiará nuestra conciencia de obras muertas, para servir al Dios vivo!

El nuevo pacto, concluido por el sacrificio de Cristo

15 Y por esto es el mediador de un nuevo pacto; de manera que, habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones cometidas bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16 (Porque donde hay un pacto, es necesario que intervenga la muerte que confirma el pacto. 17 Porque un pacto es firme sobre víctimas muertas; ya que no tiene valor mientras vive la que es designada para el pacto). 18 De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. 19 Porque cuando Moisés proclamó a todo el pueblo cada mandamiento según la ley, tomó la sangre de los terneros y de los machos cabríos, con agua y lana escarlata e hisopo, y roció al libro mismo así como a todo el pueblo, 20 diciendo: «Esta es la sangre del pacto que Dios os ordenó.» [Éxodo 24:8] 21 Y también roció con la sangre igualmente el tabernáculo y todos los utensilios del culto. 22 Y, según la ley, casi todo es purificado con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay perdón. 23 Era necesario que las figuras de lo que hay en los cielos fuesen purificadas con estas cosas, pero que las realidades celestiales lo sean con mejores sacrificios que estos.

Cristo se ha ofrecido una sola vez

24 Porque no entró Cristo en un lugar santo hecho a mano, reproducción del verdadero, sino en el cielo mismo, para ahora comparecer ante Dios por nosotros. 25 Ni para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra en el lugar santo cada año con sangre ajena; 26 puesto que le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, él ha sido manifestado para la anulación del pecado mediante su sacrificio. 27 Y como está reservado a los hombres morir una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos, y aparecerá la segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que le esperan.

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