Biblia paralela

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1 Pablo, mirando fijamente al Sanedrín, dijo: Hermanos, he vivido delante de Dios con toda buena conciencia hasta el día de hoy. ENTONCES Pablo, poniendo los ojos en el concilio, dice: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he conversado delante de Dios hasta el día de hoy.
2 El sumo sacerdote Ananías mandó a los que estaban cerca de él­ que le golpearan en la boca. El príncipe de los sacerdotes, Ananías, mandó entonces á los que estaban delante de él, que le hiriesen en la boca.
3 Entonces Pablo le dijo: ¡Dios va a golpearte a ti, pared blanqueada! ¿Tú te sientas para juzgarme conforme a la ley, e infringiendo la ley mandas que yo sea golpeado? Entonces Pablo le dijo: Herirte ha Dios, pared blanqueada: ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme á la ley, y contra la ley me mandas herir?
4 Y los que estaban cerca, dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? Y los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios maldices?
5 A lo que Pablo contestó: Hermanos, no sabía que era el sumo sacerdote; porque está escrito: «No injuriarás al príncipe de tu pueblo.» [Éxodo 22:28] Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: Al príncipe de tu pueblo no maldecirás.
6 Dándose cuenta de que una parte era saduceos y la otra fariseos, clamó en el Sanedrín: ¡Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; y se me juzga por la esperanza y la resurrección de los muertos! Entonces Pablo, sabiendo que la una parte era de Saduceos, y la otra de Fariseos, clamó en el concilio: Varones hermanos, yo soy Fariseo, hijo de Fariseo: de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy yo juzgado.
7 Al decir esto, se produjo una disputa entre los fariseos y los saduceos, y se dividió la multitud. Y como hubo dicho esto, fué hecha disensión entre los Fariseos y los Saduceos; y la multitud fué dividida.
8 Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos confiesan ambas cosas. Porque los Saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; mas los Fariseos confiesan ambas cosas.
9 Se produjo un gran vocerío; y unos escribas del partido de los fariseos se levantaron y contendían, diciendo: ¡No hallamos ningún mal en este hombre! ¿Y si un espíritu o un ángel le ha hablado? Y levantóse un gran clamor: y levantándose los escribas de la parte de los Fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si espíritu le ha hablado, ó ángel, no resistamos á Dios.
10 Hubo un gran altercado, y el comandante, temeroso de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que los soldados bajaran para arrebatarlo de en medio de ellos y llevarlo a la fortaleza. Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado de ellos, mandó venir soldados, y arrebatarle de en medio de ellos, y llevarle á la fortaleza.
11 A la noche siguiente se puso junto a él el Señor, y dijo: Ten ánimo, porque como has dado testimonio de mí en Jerusalén, así es necesario también que des testimonio en Roma. Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Confía, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalem, así es menester testifiques también en Roma.
12 Al amanecer, los judíos tramaron una conspiración y se juraron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que matasen a Pablo. Y venido el día, algunos de los Judíos se juntaron, é hicieron voto bajo de maldición, diciendo que ni comerían ni beberían hasta que hubiesen muerto á Pablo.
13 Eran más de cuarenta los que se conjuraron; Y eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración;
14 ellos se dirigieron a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos, y les dijeron: Nos hemos jurado bajo maldición a no comer nada, hasta que hayamos matado a Pablo. Los cuales se fueron á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos, y dijeron: Nosotros hemos hecho voto debajo de maldición, que no hemos de gustar nada hasta que hayamos muerto á Pablo.
15 Ahora, pues, vosotros con el Sanedrín solicitad al comandante que lo conduzca ante vosotros, como si fueseis a averiguar más exactamente lo que le concierne; y nosotros estaremos listos para matarle antes de que llegue. Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le saque mañana á vosotros como que queréis entender de él alguna cosa más cierta; y nosotros, antes que él llegue, estaremos aparejados para matarle.
16 Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró de la emboscada; entonces fue y entró en la fortaleza y se lo dijo a Pablo. Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas, fué, y entró en la fortaleza, y dió aviso á Pablo.
17 Pablo entonces llamó a uno de los centuriones y le dijo: Lleva a este joven al comandante; porque tiene algo que decirle. Y Pablo, llamando á uno de los centuriones, dice: Lleva á este mancebo al tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.
18 Tomándole, le llevó al comandante, y dijo: Pablo, el preso, me llamó y me rogó que te trajera a este joven, pues tiene algo que decirte. Él entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese á ti este mancebo, que tiene algo que hablarte.
19 El comandante lo cogió de la mano, se lo llevó aparte y le preguntó: ¿Qué es lo que me tienes que decir? Y el tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?
20 Él contestó: Los judíos han acordado pedirte que conduzcas mañana a Pablo ante el Sanedrín, como si quisieran investigar algo más sobre él. Y él dijo: Los Judíos han concertado rogarte que mañana saques á Pablo al concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.
21 Tú, pues, no te dejes persuadir por ellos; porque están emboscados contra él más de cuarenta hombres, los cuales se han conjurado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que lo maten; y ahora están listos, esperando tu promesa. Mas tú no los creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto debajo de maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa.
22 El comandante despidió al joven, después de recomendarle no decir a nadie que le había dado esta información. Entonces el tribuno despidió al mancebo, mandándole que á nadie dijese que le había dado aviso de esto.
23 Llamando a dos de los centuriones, les dijo: Preparad doscientos soldados para ir a Cesarea, con setenta de caballería y doscientos lanceros, para la hora tercera de la noche; Y llamados dos centuriones, mandó que apercibiesen para la hora tercia de la noche doscientos soldados, que fuesen hasta Cesarea, y setenta de á caballo, y doscientos lanceros;
24 y preparad cabalgaduras para transportar a Pablo sano y salvo a Félix, el gobernador. Y que aparejasen cabalgaduras en que poniendo á Pablo, le llevasen en salvo á Félix el Presidente.
25 Y escribió una carta en estos términos: Y escribió una carta en estos términos:
26 Claudio Lisias, al excelentísimo gobernador Félix, saludos: Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud.
27 Este hombre fue prendido por los judíos, e iban a matarlo cuando yo intervine con la tropa y lo arranqué de sus manos, habiendo oído que era romano. Á este hombre, aprehendido de los Judíos, y que iban ellos á matar, libré yo acudiendo con la tropa, habiendo entendido que era Romano.
28 Queriendo saber por qué causa lo acusaban, lo conduje ante su Sanedrín, Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos:
29 donde hallé que era acusado sobre cuestiones de su ley, pero que ninguna acusación digna de muerte o de cárcel había contra él. Y hallé que le acusaban de cuestiones de la ley de ellos, y que ningún crimen tenía digno de muerte ó de prisión.
30 En cambio, me informaron de un complot que había contra él; en el acto te lo he enviado, mandando también a sus acusadores que te digan lo que tengan contra él. Mas siéndome dado aviso de asechanzas que le habían aparejado los Judíos, luego al punto le he enviado á ti, intimando también á los acusadores que traten delante de ti lo que tienen contra él. Pásalo bien.
31 Los soldados, según les fue mandado, tomando a Pablo, lo condujeron de noche a Antípatris. Y los soldados, tomando á Pablo como les era mandado, lleváronle de noche á Antipatris.
32 Al día siguiente, ellos se volvieron a la fortaleza dejándolo en manos de la caballería. Y al día siguiente, dejando á los de á caballo que fuesen con él, se volvieron á la fortaleza.
33 Los de la caballería entraron en Cesarea y, habiendo entregado la carta al gobernador, también presentaron a Pablo ante él. y como llegaron á Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también á Pablo delante de él.
34 Este leyó la carta y le preguntó de qué provincia era; y al saber que era de Cilicia, Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y entendiendo que de Cilicia,
35 le dijo: Oiré tu causa cuando tus acusadores también se presenten; y mandó que fuese guardado en el pretorio de Herodes. Te oiré, dijo, cuando vinieren tus acusadores. Y mandó que le guardasen en el pretorio de Herodes.
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