Biblia paralela

# Reina-Valera revisada 1909 close Moderna 1929 close
1 MIRAD que no hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los cielos. GUARDAOS de hacer vuestra justicia delante de los hombres, con el fin de ser mirados por ellos: de otra manera no tenéis galardón de vuestro Padre que está en los cielos.
2 Cuando pues haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, de modo que tengan gloria de los hombres. En verdad os digo: Ya tienen su galardón.
3 Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha; Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha;
4 Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público. de modo que tu limosna sea en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.
5 Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque ellos aman estar en pie orando en las sinagogas, y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo: Ya tienen su galardón.
6 Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y habiendo cerrado tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.
7 Y orando, no seáis prolijos, como los Gentiles; que piensan que por su parlería serán oídos. Y orando, no useis de vanas repeticiones, como los gentiles; porque ellos piensan que por su mucho hablar serán oídos.
8 No os hagáis, pues, semejantes á ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de lo que tenéis necesidad, antes que le pidáis.
9 Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Vosotros, pues, orad así:
Padre nuestro, que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano. Danos hoy nuestro pan de cada día.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, para siempre. Amén.
14 Porque si perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará también á vosotros vuestro Padre celestial. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial:
15 Mas si no perdonareis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. pero si no perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre tampoco os perdonará vuestras ofensas.
16 Y cuando ayunáis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus rostros para parecer á los hombres que ayunan: de cierto os digo, que ya tienen su pago. Y cuando ayunéis, no seáis como los hipócritas, de rostro austero; porque ellos demudan su rostro, de modo que sean vistos por los hombres ayunando. En verdad os digo: Ya tienen su galardón.
17 Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro; Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
18 Para no parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto: y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público. de modo que no seas visto por los hombres ayunando, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas minan y hurtan; No os alleguéis tesoros sobre la tierra, donde la polilla y el orín los consumen, y donde los ladrones los minan y hurtan:
20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan: sino antes, allegaos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín consumen, y donde ladrones no minan, ni hurtan:
21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. porque en donde estuviere vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso: La lumbrera del cuerpo es el ojo; si, pues, tu ojo fuere sencillo, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
23 Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas? mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso: si, pues, la luz que en ti hay son tinieblas, aquellas tinieblas ¡cuán grandes no serán!
24 Ninguno puede servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón. Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o será adicto al uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.
25 Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, sobre lo que habéis de comer, o lo que habéis de beber; ni tampoco por vuestro cuerpo, sobre lo que habéis de vestir. ¿La vida no es más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?. Mirad las aves del cielo, cómo ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta: ¿no valéis vosotros mucho más que ellas?
27 Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo? ¿Y quién de vosotros, por mucho que se afane, podrá añadir un codo a lo largo de su vida?
28 Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; Y en cuanto al vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan, ni hilan;
29 Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos. mas yo os digo que ni aun Salomón en toda su gloria fué vestido como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe? Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy es, y mañana es echada en el horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
31 No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos? Por tanto no os afanéis, diciendo: ¿Qué comeremos? ¿o qué beberemos? ¿o con qué nos vestiremos?
32 Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; y vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mas buscad primeramente el reino de Dios, y su justicia; y todas estas cosas os serán dadas por añadidura.
34 Así que, no os congojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán. Por tanto no os afanéis por el día de mañana; que el día de mañana se afanará por las cosas de sí mismo. Le basta al día el mal suyo.
navigate_before Mateo 5 Mateo 7 navigate_next
arrow_upward Arriba