Biblia paralela

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1 YO vine á mi huerto, oh hermana, esposa mía: Cogido he mi mirra y mis aromas; He comido mi panal y mi miel, Mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; Babed, amados, y embriagaos. ¡HE venido a mi jardín, hermana mía, esposa mía; he cogido mi mirra con mi bálsamo; he comido mi panal con mi miel; he bebido mi vino con mi leche! ¡Comed, oh amigos, bebed, sí, bebed con largueza, mis bien amados!
2 Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía; Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche. Yo dormía, pero estaba mi corazón velando- ¡Es la voz de mi amado, que está golpeando a la puerta: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía! porque mi cabeza está llena de rocío, y mis cabellos, de las gotas de la noche.
3 Heme desnudado mi ropa; ¿cómo la tengo de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los tengo de ensuciar? Mas respondíle: Heme quitado la túnica, ¿cómo me la he devolver a vestir? me he lavado los pies, ¿cómo me los he de volver a ensuciar?
4 Mi amado metió su mano por el agujero, Y mis entrañas se conmovieron dentro de mí. Mi amado metió la mano por el agujero de la puerta, y mis entrañas se conmovieron por él.
5 Yo me levanté para abrir á mi amado, Y mis manos gotearon mirra, Y mis dedos mirra que corría Sobre las aldabas del candado. Levantéme yo para abrir a mi amado; goteaban mirra mis manos, y mis dedos, mirra líquida sobre la manecilla del cerrojo.
6 Abrí yo á mi amado; Mas mi amado se había ido, había ya pasado: Y tras su hablar salió mi alma: Busquélo, y no lo hallé; Llamélo, y no me respondió. Abrí a mi amado: ¡pero mi amado ya se había retirado, había seguido adelante! ¡Yo había perdido el juicio, cuando él me habló! Busquéle, mas no le hallé; llaméle, mas no me respondió.
7 Halláronme los guardas que rondan la ciudad: Hiriéronme, llagáronme, Quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros. Á mí me hallaron las patrullas que rondan por la ciudad; me hirieron, me llagaron; los guardas del muro me quitaron el manto que traía sobre mí.
8 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalem, si hallareis á mi amado, Que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma. Yo os conjuro, ¡oh hijas de Jerusalem! si hallareis a mi amado- ¿qué le diréis? ¡Decidle que yo desfallezco de amor!
9 ¿Qué es tu amado más que otro amado, Oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, Que así nos conjuras? ¿Qué es tu amado más que cualquier otro amado, oh tú, la más hermosa entre las mujeres? ¿qué es tu amado más que cualquier otro amado, para que así nos conjures?
10 Mi amado es blanco y rubio, Señalado entre diez mil. Mi amado es blanco y rubio, el más señalado entre diez mil.
11 Su cabeza, como, oro finísimo; Sus cabellos crespos, negros como el cuervo. Su cabeza es como el oro más fino, sus cabellos ondulantes y negros como el cuervo;
12 Sus ojos, como palomas junto á los arroyos de las aguas, Que se lavan con leche, y á la perfección colocados. sus ojos como palomas, junto a los arroyos de aguas, lavadas con leche, sentadas junto a las corrientes abundantes;
13 Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores: Sus labios, como lirios que destilan mirra que trasciende. sus mejillas como eras de bálsamo, como montones de hierbas olorosas; sus labios, lirios rosados que gotean la mirra líquida;
14 Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos: Su vientre, como claro marfil cubierto de zafiros. sus manos, cilindros de oro guarnecidos de crisólito; su cuerpo, una obra de marfil esmaltada de zafiros;
15 Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de fino oro: Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros. sus piernas como columnas de mármol blanco, que descansan sobre basas de oro fino; su aspecto es como el Líbano, majestuoso como los cedros;
16 Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, Oh doncellas de Jerusalem. su boca es la dulzura misma, ¡en fin, él es del todo amable! ¡Tal es mi amado y tal mi amigo, oh hijas de Jerusalem!
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