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Nuevo Testamento

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1 Corintios 2

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Sabiduría y locura en la predicación de Pablo en Corinto
Juan 16:13-15; Efesios 3:2-11

1 Y yo, hermanos, cuando fui a anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabra o de sabiduría. 2 Porque decidí no saber cosa alguna entre vosotros, sino a Jesucristo, y a este crucificado. 3 Y me acerqué a vosotros con debilidad, temor y mucho temblor. 4 Mi palabra y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder; 5 para que vuestra fe no se basara en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.

La sabiduría de Dios

6 Pero hablamos sabiduría entre los perfectos; aunque no sabiduría de este siglo, ni de los jefes de este siglo, que van desapareciendo; 7 sino que hablamos la sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría escondida, la que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria; 8 la cual ninguno de los jefes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, no habrían crucificado al Señor de gloria. 9 Pero como está escrito: «Lo que ojo no vio, ni oído oyó, y no subió al corazón del hombre, eso preparó Dios para los que lo aman.» [Isaías 64:4] 10 Dios nos las ha revelado por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, incluso las cosas profundas de Dios. 11 Pues, ¿quién de los hombres conoce las cosas de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también, nadie conoció las de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Pero nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, para que conozcamos lo que nos ha sido dado gratuitamente por Dios. 13 Y eso es también lo que hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, comunicando cosas espirituales con palabras espirituales. 14 Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede conocer, porque se disciernen espiritualmente. 15 En cambio, el hombre espiritual lo juzga todo, y él mismo no es juzgado por nadie. 16 Porque, «¿quién conoció la mente del Señor°? ¿Quién lo instruirá?» [Isaías 40:13, 14] Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.

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