Biblia paralela

# Moderna 1929 actualizada 2020 close Reina-Valera revisada 1909 close
1 De nuevo se puso a enseñar junto al mar; y se le acercó una inmensa multitud, de manera que, entrando en una barca, se sentó en el mar; y toda la multitud estaba en la orilla frente al mar. Y OTRA vez comenzó á enseñar junto á la mar, y se juntó á él mucha gente; tanto, que entrándose él en un barco, se sentó en la mar: y toda la gente estaba en tierra junto á la mar.
2 Les enseñaba muchas cosas en parábolas; y les decía en su enseñanza: Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:
3 Escuchad: He aquí un sembrador salió a sembrar. Oíd: He aquí, el sembrador salió á sembrar.
4 Sucedió que, al sembrar, una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves, y se la comieron. Y aconteció sembrando, que una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves del cielo, y la tragaron.
5 Otra parte cayó sobre pedregales, donde no tenía mucha tierra; y pronto brotó, por no tener la tierra profundidad; Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y luego salió, porque no tenía la tierra profunda:
6 pero cuando salió el sol, se quemó; y como no tenía raíz, se secó. Mas salido el sol, se quemó; y por cuanto no tenía raíz, se secó.
7 Otra parte cayó entre espinos; y crecieron los espinos y la ahogaron, y no dio fruto. Y otra parte cayó en espinas; y subieron las espinas, y la ahogaron, y no dió fruto.
8 Pero otras semillas cayeron en tierra buena, y daban fruto subiendo y creciendo; y producían hasta treinta, sesenta y cien. Y otra parte cayó en buena tierra, y dió fruto, que subió y creció: y llevó uno á treinta, y otro á sesenta, y otro á ciento.
9 Y dijo: Quien tenga oídos para oír, que escuche. Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
10 Cuando estuvo solo, los que estaban con los doce junto a él le preguntaron acerca de la parábola. Y cuando estuvo solo, le preguntaron los que estaban cerca de él con los doce, sobre la parábola.
11 Él les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; pero a los de afuera todo se les enseña en parábolas; Y les dijo: Á vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas á los que están fuera, por parábolas todas las cosas;
12 para que, viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; no sea que se conviertan, y sean perdonados. Para que viendo, vean y no echen de ver; y oyendo, oigan y no entiendan: porque no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
13 Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo entenderéis todas las parábolas? Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?
14 El sembrador siembra la palabra. El que siembra es el que siembra la palabra.
15 Los de junto al camino son los que reciben la palabra sembrada; pero cuando la han oído, enseguida viene Satanás y arrebata la palabra que en ellos fue sembrada. Y éstos son los de junto al camino: en los que la palabra es sembrada: mas después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la palabra que fué sembrada en sus corazones.
16 Asimismo, los sembrados sobre pedregales son los que, cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; Y asimismo éstos son los que son sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, luego la toman con gozo;
17 pero no tienen raíz y duran poco; así, cuando llega la aflicción o la persecución por motivo de la palabra, enseguida tropiezan. Mas no tienen raíz en sí, antes son temporales, que en levantándose la tribulación ó la persecución por causa de la palabra, luego se escandalizan.
18 Los sembrados entre los espinos son los que oyen la palabra; Y éstos son los que son sembrados entre espinas: los que oyen la palabra;
19 pero las preocupaciones del siglo, el engaño de la riqueza y las codicias de otras cosas, entrando, ahogan la palabra, y viene a quedar sin fruto. Mas los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
20 Los que son sembrados en tierra buena son los que oyen la palabra, y la aceptan; y dan fruto a treinta, sesenta y cien. Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno á treinta, otro á sesenta, y otro á ciento.
21 Les dijo: ¿Se trae por ventura una lámpara para que sea puesta debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No la traen en cambio para que sea puesta sobre el candelero? También les dijo: ¿Tráese la antorcha para ser puesta debajo del almud, ó debajo de la cama? ¿No es para ser puesta en el candelero?
22 Porque nada hay oculto, que no llegue a hacerse manifiesto, ni nada guardado en secreto, que no salga a plena luz. Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni secreto que no haya de descubrirse.
23 Si alguno tiene oídos para oír, escuche. Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
24 Y les decía: Poned atención a lo que oís; con la medida con que medís, os será medido, y os será añadido. Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán otros, y será añadido á vosotros los que oís.
25 Porque al que tiene, le será dado; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Porque al que tiene, le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
26 Y dijo: Así es el reino de Dios, como un hombre que echa semilla sobre la tierra; Decía más: Así es el reino de Dios, como si un hombre echa simiente en la tierra;
27 y se acuesta y se levanta, noche y día; y no sabe cómo la semilla brota y crece. Y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como él no sabe.
28 La tierra de sí misma da fruto; primero hierba, luego espiga, luego grano lleno en la espiga. Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga;
29 Cuando el fruto está maduro, enseguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado. Y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada.
30 Y decía: ¿A qué compararemos el reino de Dios? ¿O en qué parábola lo pondremos? Y decía: ¿Á qué haremos semejante el reino de Dios? ¿ó con qué parábola le compararemos?
31 Es como un grano de mostaza, que cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, Es como el grano de mostaza, que, cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las simientes que hay en la tierra;
32 pero después de sembrado, crece y se hace más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas; de manera que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra. Mas después de sembrado, sube, y se hace la mayor de todas las legumbres, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo puedan morar bajo su sombra.
33 Con muchas parábolas semejantes les explicaba la palabra, conforme a lo que podían comprender; Y con muchas tales parábolas les hablaba la palabra, conforme á lo que podían oír.
34 pero sin parábola no les hablaba; y en privado lo explicaba todo a sus propios discípulos. Y sin parábola no les hablaba; mas á sus discípulos en particular declaraba todo.
35 Aquel mismo día, al anochecer, les dijo: Pasemos al otro lado. Y les dijo aquel día cuando fué tarde: Pasemos de la otra parte.
36 Despidiendo a la multitud, lo recibieron en la barca, así como estaba; y había también con él otras barcas. Y despachando la multitud, le tomaron como estaba, en el barco; y había también con él otros barquitos.
37 Se levantó una gran tempestad de viento; y las olas embestían contra la barca, tanto que ya se llenaba la barca. Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el barco, de tal manera que ya se henchía.
38 Y él estaba en la popa durmiendo sobre el cabezal; y lo despertaron y le dijeron: ¡Maestro! ¿No te importa que perezcamos? Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dicen: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos?
39 Levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Calla! ¡Sosiégate! Y se calmó el viento, y se hizo gran calma. Y levantándose, increpó al viento, y dijo á la mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fué hecha grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué tenéis miedo? ¿Todavía no tenéis fe? Y á ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41 Ellos temieron mucho y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, es este, que incluso el viento y el mar le obedecen? Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que aun el viento y la mar le obedecen?
navigate_before Marcos 3 Marcos 5 navigate_next
arrow_upward Arriba