Biblia paralela
# | Reina-Valera revisada 1909 | Moderna 1929 |
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1 | Y SAULO, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al príncipe de los sacerdotes, | MAS Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fué al sumo sacerdote, |
2 | Y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas, para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta, los trajese presos á Jerusalem. | y le pidió cartas para Damasco, dirigidas a las sinagogas, para que si hallara a algunos de este Camino, ora fuesen hombres o mujeres, los trajese atados a Jerusalem. |
3 | Y yendo por el camino, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo; | Y yendo por el camino, sucedió que se acercaba ya a Damasco, cuando de repente resplandeció alrededor de él una luz desde el cielo; |
4 | Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? | y caído a tierra, oyó una voz que le decía: ¡Saulo! ¡Saulo! ¿por qué me persigues? |
5 | Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús á quien tú persigues: dura cosa te es dar coses contra el aguijón. | Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor respondió: ¡Yo soy Jesús, a quien tú persigues! [¡dura cosa te es dar coces contra el aguijón! |
6 | Él, temblando y temeroso, dijo: ¿Señor, qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer. | Y él, temblando y atónito, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo:] Levántate, y entra en la ciudad, y allí te será dicho lo que debas hacer. |
7 | Y los hombres que iban con Saulo, se pararon atónitos, oyendo á la verdad la voz, mas no viendo á nadie. | Y los hombres que caminaban con él se detuvieron, sin poder hablar, oyendo la voz, mas no viendo a nadie. |
8 | Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía á nadie: así que, llevándole por la mano, metiéronle en Damasco; | Levantóse pues Saulo de la tierra; y cuando abrió los ojos, no veía nada; y llevándole de la mano, le condujeron a Damasco. |
9 | Donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió. | Y estuvo tres días privado de la vista; y no comió ni bebió. |
10 | Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. | Mas había cierto discípulo en Damasco, llamado Ananías; y a éste le dijo el Señor en visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor. |
11 | Y el Señor le dijo: Levántate, y ve á la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas á uno llamado Saulo, de Tarso: porque he aquí, él ora; | Y el Señor le dijo: Levántate y vé a la calle que se llama Derecha, y pregunta. en casa de Judas por un hombre de Tarso, llamado Saulo: porque he aquí que está orando; |
12 | Y ha visto en visión un varón llamado Ananías, que entra y le pone la mano encima, para que reciba la vista. | y ha visto a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él, para que vea. |
13 | Entonces Ananías respondió: Señor, he oído á muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem: | Ananías empero respondió: Señor, he oído de parte de muchos respecto de este hombre, cuanto mal ha hecho a tus santos en Jerusalem: |
14 | Y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes de prender á todos los que invocan tu nombre. | y aquí también tiene potestad de parte de los jefes de los sacerdotes, para prender a todos los que invocan tu nombre. |
15 | Y le dijo el Señor: Ve: porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel: | Mas el Señor le dijo: Vé; porque éste mismo me es un vaso escogido, para llevar mi nombre delante de los gentiles, y de los reyes, y de los hijos de Israel; |
16 | Porque yo le mostraré cuánto le sea menester que padezca por mi nombre. | porque yo le enseñaré cuantas cosas es menester que él sufra por causa de mi nombre. |
17 | Ananías entonces fué, y entró en la casa, y poniéndole las manos encima, dijo: Saulo hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno de Espíritu Santo. | Partió pues Ananías, y entró en la casa; y poniendo las manos sobre él, dijo: Saulo, hermano, el Señor, es decir, Jesús, que te apareció en el camino por donde viniste, me ha enviado a ti, para que recibas la vista, y seas lleno del Espíritu Santo. |
18 | Y luego le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al punto la vista: y levantándose, fué bautizado. | Y al momento cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobró la vista: y levantándose, fué bautizado; |
19 | Y como comió, fué confortado. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. | y habiendo tomado alimento, recobró las fuerzas Y estuvo algunos días con los discípulos que había en Damasco. |
20 | Y luego en las sinagogas predicaba á Cristo, diciendo que éste era el Hijo de Dios. | Y desde luego predicó a Cristo en las sinagogas, afirmando que éste es el Hijo de Dios. |
21 | Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalem á los que invocaban este nombre, y á eso vino acá, para llevarlos presos á los príncipes de los sacerdotes? | Y todos los que le oían quedaron asombrados, y decían: ¿No es éste aquel que en Jerusalem destrozaba a los que invocan este Nombre? y aquí también había venido para esto mismo, para conducirlos atados ante los jefes de los sacerdotes. |
22 | Empero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía á los Judíos que moraban en Damasco, afirmando que éste es el Cristo. | Saulo empero cobró mayor fuerza, y confundió a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que éste es el Cristo. |
23 | Y como pasaron muchos días, los Judíos hicieron entre sí consejo de matarle; | Mas cuando se hubieron cumplido muchos días, los judíos tomaron el acuerdo de matarle; |
24 | Mas las asechanzas de ellos fueron entendidas de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. | pero su trama vino en conocimiento de Saulo. Y aun velaban las puertas, día y noche, para matarle. |
25 | Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro en una espuerta. | Mas sus discípulos, tomándole de noche, le descolgaron por el muro, bajándole en una espuerta. |
26 | Y como vino á Jerusalem, tentaba de juntarse con los discípulos; mas todos tenían miedo de él, no creyendo que era discípulo. | Y llegado que hubo a Jerusalem, procuraba unirse con los discípulos: y todos ellos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. |
27 | Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo á los apóstoles, y contóles cómo había visto al Señor en el camino, y que le había hablado, y cómo en Damasco había hablado confiadamente en el nombre de Jesús. | Pero tomándole Bernabé, le trajo a los apóstoles, y les refirió cómo había visto al Señor en el camino, y que éste le había hablado; y cómo en Damasco había predicado denodadamente en el nombre de Jesús. |
28 | Y entraba y salía con ellos en Jerusalem; | Y él estaba con ellos, entrando y saliendo, en Jerusalem, |
29 | Y hablaba confiadamente en el nombre del Señor: y disputaba con los Griegos; mas ellos procuraban matarle. | predicando denodadamente en el nombre del Señor. Y hablaba y disputaba con los helenistas: mas ellos procuraban matarle. |
30 | Lo cual, como los hermanos entendieron, le acompañaron hasta Cesarea, y le enviaron á Tarso. | Pero los hermanos, al conocer esto, le condujeron a Cesarea, y de allí le enviaron a Tarso. |
31 | Las iglesias entonces tenían paz por toda Judea y Galilea y Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del Señor; y con consuelo del Espíritu Santo eran multiplicadas. | Así pues la iglesia tuvo paz por toda la Judea y la Galilea y la Samaria, y fué edificada; y andando en el temor del Señor, y en el consuelo del Espíritu Santo, se iba aumentando. |
32 | Y aconteció que Pedro, andándolos á todos, vino también á los santos que habitaban en Lydda. | Y aconteció que mientras Pedro caminaba por todas partes, descendió también a los santos que habitaban en Lidda. |
33 | Y halló allí á uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, que era paralítico. | Y halló allí a cierto hombre, llamado Eneas, el cual había guardado cama ocho años, y era paralítico. |
34 | Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y hazte tu cama. Y luego se levantó. | Y Pedro le dijo: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y al instante se levantó. |
35 | Y viéronle todos los que habitaban en Lydda y en Sarona, los cuales se convirtieron al Señor. | Y le vieron todos los que habitaban en Lidda y en Sarona; y se convirtieron al Señor. |
36 | Entonces en Joppe había una discípula llamada Tabita, que si lo declaras, quiere decir Dorcas. Ésta era llena de buenas obras y de limosnas que hacía. | Había también en Joppe cierta discípula llamada Tabita; nombre que, traducido al griego, se dice Dorcas: esta mujer era llena de buenas obras y de limosnas que hacía. |
37 | Y aconteció en aquellos días que enfermando, murió; á la cual, después de lavada, pusieron en una sala. | Y aconteció que en aquellos días, habiendo enfermado, murió: y cuando la hubieron lavado, la pusieron en un aposento alto. |
38 | Y como Lydda estaba cerca de Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No te detengas en venir hasta nosotros. | Y como Lidda estaba cerca de Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a suplicarle, diciendo: No te tardes en venir a nosotros. |
39 | Pedro entonces levantándose, fué con ellos: y llegado que hubo, le llevaron á la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. | Levantóse pues Pedro, y fué con ellos. Y cuando hubo llegado, le condujeron al aposento alto: y todas las viudas acudieron a él, llorando, y mostrándole las túnicas y los vestidos que había hecho Dorcas cuando estaba con ellas. |
40 | Entonces echados fuera todos, Pedro puesto de rodillas, oró; y vuelto al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y viendo á Pedro, incorporóse. | Mas Pedro, habiéndolas hecho salir a todas, se puso de rodillas y oró; luego, volviéndose hacia el cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos; y viendo a Pedro, se incorporó. |
41 | Y él le dió la mano, y levantóla: entonces llamando á los santos y las viudas, la presentó viva. | Y dándole la mano, la levantó: y habiendo llamado a los santos y a las viudas, la presentó viva. |
42 | Esto fué notorio por toda Joppe; y creyeron muchos en el Señor. | Y esto fué conocido por toda la ciudad de Joppe, y muchos creyeron en el Señor. |
43 | Y aconteció que se quedó muchos días en Joppe en casa de un cierto Simón, curtidor. | Y Pedro se quedó muchos días en Joppe, hospedado con cierto Simón, curtidor. |