Biblia paralela

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1 Y CONOCIENDO Joab hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba por Absalom, Y SUPO Joab hijo de Sarvia que el corazón del rey estaba inclinado hacia Absalom.
2 Envió Joab á Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y díjole: Yo te ruego que te enlutes, y te vistas de ropas de luto, y no te unjas con óleo, antes sé como mujer que ha mucho tiempo que trae luto por algún muerto; Envió pues Joab a Tecoa, y trajo de allí una mujer sabia, y le dijo: Ruégote que finjas estar de duelo y que vistas traje de luto, y no te unjas de aceite, sino que aparentes ser una mujer que ya ha mucho que está de duelo por un difunto.
3 Y entrando al rey, habla con él de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca. En seguida irás al rey, y le hablarás de esta manera. Y Joab puso las palabras en su boca.
4 Entró pues aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro hizo reverencia, y dijo: Oh rey, salva. Y cuando aquella mujer de Tecoa habló al rey, cayó en tierra sobre su rostro, haciendo reverencia, y dijo ¡Socorro, oh rey!
5 Y el rey dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo á la verdad soy una mujer viuda y mi marido es muerto. Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Y ella respondió: A la verdad que soy una mujer viuda, pues que se me ha muerto mi marido.
6 Y tu sierva tenía dos hijos y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los despartiese, hirió el uno al otro, y matólo. Y tenía tu sierva dos hijos, los cuales riñeron en el campo, y no habiendo quien los despartiese, el uno hirió al otro y le mató.
7 Y he aquí toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató á su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano á quien él mató, y quitemos también el heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando á mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra. Y he aquí que toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: ¡Da acá al que hirió a su hermano, para que le matemos por la vida de su hermano a quien mató; y destruiremos también al heredero! Así van a apagar mi ascua que me ha quedado, sin dejar a mi marido nombre ni reliquia sobre la faz de la tierra.
8 Entonces el rey dijo á la mujer: Vete á tu casa, que yo mandaré acerca de ti. Y el rey respondió a la mujer: Véte a tu casa, que yo daré orden acerca de ti.
9 Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sin culpa. Entonces la mujer de Tecoa respondió al rey: ¡Sobre mí, señor mío, oh rey, sea la iniquidad, y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa!
10 Y el rey dijo: Al que hablare contra ti, tráelo á mí, que no te tocará más. Y le dijo el rey: A cualquiera que te dijere cosa alguna, tráele a mí, y no volverá más a tocarte.
11 Dijo ella entonces: Ruégote, oh rey, que te acuerdes de Jehová tu Dios, que no dejes á los cercanos de la sangre aumentar el daño con destruir á mi hijo. Y él respondió: Vive Jehová, que no caerá ni un cabello de la cabeza de tu hijo en tierra. A lo que dijo ella: Ruégote se acuerde el rey de Jehová su Dios, para estorbar que haga más estrago el vengador de la sangre; no sea que se destruya a mi hijo. Dijo entonces el rey: ¡Vive Jehová, que ni un cabello de tu hijo caerá a tierra!
12 Y la mujer dijo: Ruégote que hable tu criada una palabra á mi señor el rey. Y él dijo: Habla. Con lo cual dijo la mujer: Sea permitido que hable tu sierva a mi señor el rey siquiera una palabra. Y dijo el rey: Habla.
13 Entonces la mujer dijo: ¿Por qué pues piensas tú otro tanto contra el pueblo de Dios? que hablando el rey esta palabra, es como culpado, por cuanto el rey no hace volver á su fugitivo. Dijo pues la mujer: ¿Y por qué has imaginado tal cosa contra el pueblo de Dios? pues que hablando el rey de esta manera, se hace como culpable, por cuanto el rey no hace volver a su propio desterrado.
14 Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver á recogerse: ni Dios quita la vida, sino que arbitra medio para que su desviado no sea de él excluido. Que irremisiblemente hemos de morir, y somos como agua derramada sobre la tierra, la cual no puede ser recogida; y Dios no quiere quitar la vida, sino antes busca arbitrios para que el desterrado no permanezca alejado de él.
15 Y que yo he venido ahora para decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me ha puesto miedo. Mas tu sierva dijo: Hablaré ahora al rey: quizá él hará lo que su sierva diga. Y ahora que he venido a hablar al rey mi señor esta palabra, es que el pueblo me ha atemorizado; de manera que dijo tu sierva: Hablaré pues al rey; quizás hará el rey conforme a la palabra de su sierva,
16 Pues el rey oirá, para librar á su sierva de mano del hombre que me quiere raer á mí, y á mi hijo juntamente, de la heredad de Dios. ya que oye el rey para librar a su sierva de mano del hombre que está para raerme a mí y a mi hijo juntamente de la herencia de Dios.
17 Tu sierva pues dice: Que sea ahora la respuesta de mi señor el rey para descanso; pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para escuchar lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea contigo. Dijo entonces tu sierva: Ruégote que la respuesta de mi señor el rey sea tranquilizadora; puesto que como un ángel de Dios, así es mi señor el rey para entenderse en lo bueno y lo malo. ¡Y Jehová tu Dios sea contigo!
18 Entonces él respondió, y dijo á la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey. Entonces respondió el rey, y dijo a la mujer: Ruégote que no me encubras una cosa que voy a preguntarte. A lo que dijo la mujer: Ruégote que hable mi señor el rey.
19 Y el rey dijo: ¿No ha sido la mano de Joab contigo en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Vive tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse á derecha ni á izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado: porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras; Dijo pues el rey: ¿Está contigo la mano de Joab en todo esto? Y respondiendo la mujer, le dijo: ¡Vive tu alma! oh rey, señor mío, que ninguno puede apartarse a la derecha ni a la izquierda de todo cuanto ha dicho mi señor el rey; porque tu siervo Joab, él mismo me dió orden, y él mismo puso en boca de tu sierva todas estas palabras.
20 Y que trocara la forma de las palabras, Joab tu siervo lo ha hecho: mas mi señor es sabio, conforme á la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que hay en la tierra. Para trocar la apariencia de la cosa hizo tu siervo Joab esto; y mi señor es sabio, conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para entender todo lo que se hace en la tierra.
21 Entonces el rey dijo á Joab: He aquí yo hago esto: ve, y haz volver al mozo Absalom. Entonces dijo el rey a Joab: He aquí pues, ya que he hecho esto, anda y haz volver al joven Absalom.
22 Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, é hizo reverencia, y después que bendijo al rey, dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey lo que su siervo ha dicho. Con lo cual cayó Joab en tierra sobre su rostro, e hizo reverencia, y bendijo al rey; y dijo Joab: ¡Hoy sabe tu siervo que ha hallado gracia en tus ojos, oh rey, señor mío; por lo mismo que ha otorgado el rey la petición de su siervo!
23 Levantóse luego Joab, y fué á Gessur, y volvió á Absalom á Jerusalem. Levantándose entonces Joab, fué a Gesur, y trajo a Absalom a Jerusalem.
24 Mas el rey dijo: Váyase á su casa, y no vea mi rostro. Y volvióse Absalom á su casa, y no vió el rostro del rey. Mas dijo el rey: ¡Vuelva él y vaya a su casa; pues no ha de ver mi rostro! De manera que se volvió Absalom, y fué a su casa, sin ver la cara del rey.
25 Y no había en todo Israel hombre tan hermoso como Absalom, de alabar en gran manera: desde la planta de su pie hasta la mollera no había en él defecto. Mas en todo Israel no había otro como Absalom, hombre hermoso y muy de alabar; desde la planta de su pie hasta la coronilla de su cabeza no había en él defecto alguno.
26 Y cuando se cortaba el cabello, (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo cortaba,) pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real. Y cuando se cortaba el cabello, (pues era así que al cabo de cada año lo cortaba, porque le era muy pesado, y por eso lo cortaba), solía pesar el cabello de su cabeza, que alcanzaba a doscientos siclos del peso real.
27 Y Naciéronle á Absalom tres hijos, y una hija que se llamó Thamar, la cual era hermosa de ver. Y le nacieron a Absalom tres hijos y una hija, la cual se llamaba Tamar; y era mujer de hermoso parecer.
28 Y estuvo Absalom por espacio de dos años en Jerusalem, y no vió la cara del rey. Y Absalom habitó en Jerusalem dos años enteros sin ver la cara del rey.
29 Y mandó Absalom por Joab, para enviarlo al rey; mas no quiso venir á él; ni aunque envió por segunda vez, quiso él venir. Entonces Absalom mandó llamar a Joab para enviarle al rey; mas no quiso ir a él. Y mandóle llamar aún la segunda vez; mas no quiso ir.
30 Entonces dijo á sus siervos: Bien sabéis las tierras de Joab junto á mi lugar, donde tiene sus cebadas; id, y pegadles fuego; y los siervos de Absalom pegaron fuego á las tierras. Dijo por tanto a sus siervos: Ved, el campo de Joab está junto al mío, y tiene allí cebadas. Andad y pegadle fuego. En efecto, los siervos de Absalom pegaron fuego al campo.
31 Levantóse por tanto Joab, y vino á Absalom á su casa, y díjole: ¿Por qué han puesto fuego tus siervos á mis tierras? Joab entonces se levantó y fué a Absalom en su casa, y le dijo: ¿Por qué han pegado fuego tus siervos a mi campo?
32 Y Absalom respondió á Joab: He aquí, yo he enviado por ti, diciendo que vinieses acá, á fin de enviarte yo al rey á que le dijeses: ¿Para qué vine de Gessur? mejor me fuera estar aún allá. Vea yo ahora la cara del rey; y si hay en mí pecado, máteme. Y respondió Absalom a Joab: He aquí que envié a ti, diciendo: Ven acá, para que te envíe al rey, con el fin de decirle: ¿A qué propósito he venido de Gesur? bueno me fuera estar todavía allí. Ahora pues, vea yo la cara del rey; y si hay en mí iniquidad, ¡quíteme él la vida!
33 Vino pues Joab al rey, é hízoselo saber. Entonces llamó á Absalom, el cual vino al rey, é inclinó su rostro á tierra delante del rey: y el rey besó á Absalom. De manera que Joab fué al rey, y se lo dijo. Entonces David llamó a Absalom, el cual vino al rey, y postróse a tierra sobre su rostro delante de él; y el rey besó a Absalom.
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