Efesios 4
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Llamados a la unidad del Espíritu
Romanos 12:4-8; 1 Corintios 12:4-31; Colosenses 3:12-14
1 Yo, pues, prisionero en el Señor, os exhorto a que andéis de manera digna del llamamiento con que fuisteis llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, con longanimidad, soportándoos unos a otros en amor; 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. 4 [Hay] un [solo] cuerpo y un [solo] Espíritu, como también fuisteis llamados a una [sola] esperanza de vuestro llamamiento; 5 un [solo] Señor, una [sola] fe, un [solo] bautismo, 6 un [solo] Dios y Padre de todos, que [es] sobre todos, y a través de todos, y en todos. 7 Pero a cada uno de nosotros le fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8 Por lo cual dice: «Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.» [Salmo 68:18] 9 Y esto de que subió, ¿qué quiere decir, sino que también descendió a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió es el mismo que también subió muy por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. 11 Y él ha dado a unos apóstoles; a otros profetas; a otros evangelistas; y a otros pastores y maestros; 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, de varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños pequeños, zarandeados y llevados por todo viento de doctrina por la astucia de los hombres que con habilidad usan de artimañas para engañar; 15 sino que, practicando la verdad con amor, vayamos creciendo en todo hasta él, que es la cabeza, Cristo; 16 de quien todo el cuerpo, bien coordinado y unido mediante todo ligamento de apoyo, según la actividad de cada miembro, lleva a cabo el crecimiento del cuerpo para su edificación en amor.
La vida antigua y la vida nueva en Cristo
Gálatas 5:10-25; Colosenses 3:1-16; 1 Juan 4:7-11; 3:16-18
17 Esto, pues, digo y testifico en el Señor, que ya no andéis vosotros como andan los gentiles, en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento obscurecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, a causa de la dureza de su corazón; 19 ellos, rechazando todo sentido moral, se han entregado a la lascivia para practicar con avidez todo tipo de impurezas. 20 Pero vosotros no habéis aprendido así a Cristo; 21 si en verdad oísteis de él y fuisteis enseñados por él, conforme a la verdad que hay en Jesús: 22 que, en cuanto a vuestra conducta anterior, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos; 23 y os renovéis en el espíritu de vuestra mente, 24 y os vistáis del nuevo hombre, que es creado según Dios en justicia y santidad de la verdad.
La vida en el amor
25 Por tanto, desechando la mentira, hablad la verdad cada uno con su prójimo; porque sois miembros unos de otros. 26 Enojaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis ocasión al diablo. 28 El que hurtaba, no hurte más; sino que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga algo para compartir con el que tiene necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, solamente aquella que es buena para la necesaria edificación, para que imparta gracia a los que oyen. 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Que toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia sean quitados de entre vosotros, como también toda malicia; 32 y sed benignos unos para con otros, compasivos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os ha perdonado en Cristo.