Índice general
No resistáis al mal
Mateo 5:38-41
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Fuente: Bible Treasury, vol. No. 4, p. 325-326
1 - El abandono por parte de los hijos de Dios de las represalias
Aquí, el Señor va más allá de todo pensamiento judío, e incluso humano, cuando ordena a sus discípulos que demuestren gracia paciente frente a todo tipo de agravios que se les inflijan. Resistir está prohibido. Cita la Ley y el principio del talión, como se le llama, el de la venganza, para abandonarlo expresamente. Este principio era especialmente susceptible de producir abusos; pero incluso cuando se aplicaba con la más estricta justicia, y actuaba como un poderoso freno sobre la venganza humana. Esto, ¡cuán lejos estaba de los pensamientos celestiales que Cristo manifestaba en la tierra y establecía como la única conducta apropiada para los hijos de su Padre! ¿Podemos concebir un choque mayor para el sentimiento judío?
«Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al malvado; antes bien si alguno te hiere en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Al que quiere pleitear contigo y tomar tu túnica, déjale también la capa. Si alguno te obliga a llevar carga una milla, ve con él dos» (Mat. 5:38-41).
2 - Los principios del reino de los cielos son imposibles para el hombre natural
No hay duda de que el mundo no podía entrar en un terreno así. Para el hombre natural, la regla de los cielos es imposible. Sin embargo, es un tema predilecto para aquellos que no creen ni en la divinidad del Señor ni en su obra expiatoria, pero que disfrutan hablando del Sermón del Monte como el ideal perfecto de la legislación cristiana. No es más que una recitación académica. Tampoco tienen la menor idea de obedecerla, y no esperan que los demás muestren rasgos de carácter tan extraños. Si se les ha hecho daño en su persona o en sus bienes, como describe el Señor, se oponen totalmente a aplicarlo como autoridad para la vida. Incluso los hombres piadosos contribuyen a su incredulidad al oponerse a una comprensión de las palabras del Señor tal como se leen, pero abogan por el espíritu contra la letra.
3 - Las cualidades que caracterizan la naturaleza divina que la gracia da al creyente
Ahora bien, es cierto que aquí, como en todas partes, lo que es simplemente la letra falla. Se podrían imitar los actos externos descritos sin alcanzar lo que el Señor pretende a lo largo de su discurso. La más rígida obediencia a sus palabras con el fin de vivir y recibir el amor del Padre resultaría, en tal caso, ser una ley más ardiente que la del Sinaí. Porque el Señor comienza con cualidades espirituales en los suyos, que se buscarían en vano en el hombre caído, y que caracterizan una naturaleza divina que la gracia da al creyente para compartir. De hecho, bienaventurados son aquellos, como él declara antes más que menos, que son perseguidos a causa de su justicia (5:10) en un mundo de iniquidad; si son injuriados y perseguidos por causa de Cristo (5:11), están llamados a regocijarse y estremecerse de gozo, porque su recompensa es grande en los cielos (5:12). ¿Qué se puede hacer para herir a aquellos que son tanto más felices cuanto más maltratados? El secreto es que son más que vencedores por Aquel que los amó (Rom. 8:37), y que niegan todo mérito propio. Pero tienen una vida nueva (es la vida del Segundo hombre, no del primero) cuyas marcas internas se han desplegado prácticamente según lo que el Señor describió en los primeros versículos del Sermón (5:1-12); y su posición aparte ante los hombres se desprende (5:13-16). En todo lo que se nos da a partir de ahí, el Señor amplía la Ley y los Profetas, hasta superarlos inmensamente en su alcance hasta que, como aquí, tengamos la gracia de sufrir el mal en lugar de castigarlo como preveía la Ley.
4 - Seguir a Cristo y lo que él ha manifestado aquí como enviado del Padre
Esto es a lo que Dios había enviado a su Hijo manifestar en la tierra, y nadie lo sigue plenamente. Pero sufrir por él puede ser nuestra parte, como ha sido a menudo el caso de nuestros hermanos. Estar en un estado adecuado para la presencia de Dios depende de su muerte y resurrección, así como nuestro perdón depende de su sangre; y reconocemos que estamos totalmente en deuda con su gracia por ambos. Es nuestro deber y nuestro gozo seguirlo e imitarlo, porque él es nuestra vida; y él es la norma para no resistir el mal.
5 - Se trata de instrucciones que deben aplicarse literalmente – Mateo 5:39
Pero hay gente que discute y quiere recortar y socavar sus palabras, y no se avergüenzan de sostener que él no quería darles el sentido literal, porque cuando le golpearon en la cara por responder al Sumo Sacerdote, protestó con calma, mientras se inclinaba ante la ofensa (Juan 18:21-23). ¿Era eso devolver mal por mal? ¡Al contrario! Él era Aquel que «no hizo pecado, ni fue hallado engaño en su boca… siendo insultado, no respondía con insultos; cuando sufría, no amenazaba» (1 Pe. 2:22-23). De hecho, hizo mucho más que presentar la otra mejilla, porque le escupieron en la cara y le abofetearon y le golpearon con las manos con el mayor desprecio (Marcos 14:65). No, el Señor cedió ante el mal que se le hacía, en lugar de resistir el mal; a esto es a lo que el cristiano está llamado en verdad.
6 - Lo que estaba en la mente en los casos evocados – Mateo 5:40
Aquí, si sentimos la necesidad, podemos seguir al Señor en espíritu y en letra.
6.1 - Mateo 5:40 – La realidad del cristianismo y no solo las apariencias
Como el hombre es tenaz en sus pequeños asuntos personales, el Señor presenta el caso, no solo de una cuestión de violencia personal (como en 5:39), sino de una en la que, mediante un juicio legal, se priva al hombre de lo que lleva encima (5:40). ¿Qué pide entonces el Señor? «Al que quiere pleitear contigo y tomar tu túnica, déjale también la capa». ¡Cuánto mejor es perder la ropa que la coherencia con Cristo!
El espíritu de la ordenanza del Señor va más allá de la mejilla o el manto. Lo que los hombres buscan es escapar de todo sufrimiento y aferrarse a sus derechos humanos sin tener en cuenta Sus palabras, perdiendo así la realidad del cristianismo y sin conservar ni siquiera su apariencia.
6.2 - Mateo 5:41 – La gracia en la paciencia
Había otro motivo de queja propio de aquella época en que los judíos tendían a quejarse de una prueba que consideraban intolerable. El gobierno imperial autorizaba a sus funcionarios a exigir, en ciertos asuntos, una presencia personal, incluso con sus bestias de carga. ¡Cuánto se ofenden los hombres por lo que, después de todo, no es una gran carga, y los más propensos eran precisamente este pueblo judío bajo sus amos! El Señor quería elevar a sus discípulos por encima de semejante voluntad personal. «Si alguno te obliga a llevar carga una milla, ve con él dos». ¡Con qué sencillez y fuerza da a los suyos un espíritu que los eleva a una dulce dignidad por encima de las disputas del mundo! Cuán indigno de Él sería también seguir al pie de la letra esta palabra negándose a caminar 4 o 5 kilómetros, si se le exigiera, con el pretexto de que el Señor había dicho: «¡Ve con él dos!». El verdadero pensamiento del Señor es que uno debe superar con gusto lo que se le pide. Es la gracia en la paciencia.
7 - Conclusión: seguir a Cristo renunciando a uno mismo
¿Puede convencerles algo, lectores míos, de que no pueden ser ni hacer lo que es esencial para entrar en el reino de los cielos? Solo hay un camino, y ese camino es Cristo; y ese camino solo pueden tomarlo renunciando a ustedes mismos. Así, el creer y el arrepentirse son inseparables. Él salva dando no solo la redención, sino una naturaleza nueva y divina que aborrece el propio deseo, ama y hace la voluntad de Dios. Así, ustedes obedecen según la ley de la libertad, a diferencia de los judíos bajo la Ley de la servidumbre.