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Diferencia entre «en el principio» y «desde el principio»


person Autor: William KELLY 22 (Bible Treasury)


Con explicación de quiénes son los «padres» que conocen «al que es desde el principio» en 1 Juan 2:13-14

1 - Pregunta

Génesis 1:1; Juan 1:1; 1 Juan 1:1; 2:7, 13-14; 3:8, etc. – ¿Cuál es la diferencia de significado, si es que hay alguna, entre las expresiones «en el principio» y «desde el principio»?

2 - Respuesta

«En el principio» en Génesis 1:1, es claramente la primera acción de Dios de la que se tiene constancia, Dios llamando al universo a la existencia; la creación de los ángeles es anterior, según parece en Job 38:7. Es el comienzo del tiempo en toda su amplitud. Pero en Juan 1:1, la frase se remonta a la eternidad que la precedió, ya que expresa el ser del Verbo, que era Dios y creó todo (Juan 1:3), y se remonta sin límite, antes del establecimiento del tiempo.

«Desde el principio» siempre es en el tiempo, no antes, independientemente de la época o el período, la persona o la cosa a la que se aplique esta expresión. La primera aplicación se hace en relación con el gran ángel caído: «Desde el principio, el diablo peca» (1 Juan 3:8). Ni siquiera se trata del comienzo de su existencia como ángel, sino solo como ángel caído [diablo].

Porque inicialmente todos los ángeles eran sin pecado, como Adán. Dios nunca es autor del mal moral.

La expresión «desde el principio» tiene el mismo significado en relación con el tiempo y con el bien. Nunca significa “en el principio”, ni siquiera cuando se aplica a Aquel que también era Jehová. Lo propio de esta expresión es referirse a una relación en el tiempo. Esto es lo que vemos en Lucas 1:2 con «los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la Palabra»: esta expresión solo puede significar “desde la manifestación de Cristo en su testimonio público”. Incluso se distingue de ἀπ’ ἀρχῆς [desde el principio, en griego] en el versículo 3, con la que el evangelista establece la demarcación entre, por un lado, los numerosos cronistas de la tradición y, por otro, su propio conocimiento exacto de todas las cosas desde el principio, o desde el origen. Por lo tanto, la frase no se refiere –no puede referirse– a la eternidad, sino a lo que fue testigo en el tiempo.

Lo mismo ocurre con el uso muy importante de la expresión: «Lo que era desde el principio… acerca de la Palabra de vida» (1 Juan 1:1). Sin duda, Aquel que así se presenta estaba «en el principio», como lo pone de manifiesto el versículo 2 que sigue, al igual que Juan 1:1-2. Pero aquí se trata de la persona concreta de nuestro Señor, que realmente vivió en la tierra, que fue oído, visto, contemplado e incluso tocado por las manos de testigos elegidos. Por lo tanto, esto no puede expresar otra cosa que la manifestación del Señor en la tierra entre los hombres.

1 Juan 2:7 también es determinante. «Un mandamiento antiguo» que los santos tuvieron «desde el principio» no puede referirse a los consejos eternos de Dios como tales, sino solo a lo que nuestro Señor les mandó cuando estaba con ellos en la tierra. Ciertamente no habían oído este mandamiento desde la eternidad, sino en el tiempo, y solo en ese momento. Esto da, por lo tanto, el verdadero alcance de los versículos 13 y 14, y por supuesto también de 24 y 3:11 y 2 Juan 5-6. «El que es desde el principio» es exactamente la misma persona «que era en el principio»; ambas cosas son ciertas y muy importantes para la fe; pero son completamente distintas, y no deben confundirse. Cuando creo en el que era en el principio, es verdadera fe en cuanto a su deidad y personalidad como el Verbo; ciertamente no soy ni arriano [1] ni sabeliano [2]. Pero no es lo mismo que creer en «el que es desde el principio», el Verbo hecho carne y que habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad, y cuya gloria contemplaron el apóstol Juan y sus compañeros como la del Hijo único del Padre (Juan 1:14). Por eso, el signo distintivo de un padre en la familia de Dios en la tierra es conocer «al que es desde el principio», y no solo su personalidad divina y su deidad, por muy indispensables que sean, sino conocerlo tal y como se manifestó aquí, siempre divino, por supuesto, en todas las maravillas de su vida entre los hombres, en su amor y su obediencia más humildes y santos, y tan familiares: Cristo mismo tal como vivió, tal como se movió y existió con los discípulos, no solo dando a conocer a Dios (Juan 1:18), sino mostrando al Padre (Juan 14:7-10). Conocerle así es verdaderamente ser un «padre».

[1] Arriano: seguidor del arrianismo, doctrina que sostiene que Jesucristo es el Hijo de Dios, procedente del Padre, pero no eterno.

[2] Sabeliano: seguidor del sabelianismo, una herejía que niega la distinción entre las 3 personas de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), considerándolas aspectos o funciones de una misma persona.