Biblia paralela

# Moderna 1929 actualizada 2020 close Reina-Valera revisada 1909 close
1 Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados; SED, pues, imitadores de Dios como hijos amados:
2 y andad en amor, como también Cristo nos amó y sí mismo se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, de olor fragante. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó á sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio á Dios en olor suave.
3 Pero la fornicación, y toda clase de inmundicia o avaricia, ni sea nombrada entre vosotros, como conviene a santos; Pero fornicación y toda inmundicia, ó avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene á santos;
4 ni la obscenidad, las necedades y las groserías, que no convienen; sino más bien acciones de gracias. Ni palabras torpes, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.
5 Porque sabéis muy bien que ningún fornicario, o impúdico, o avaro, que es un idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
6 Nadie os engañe con vanas palabras; porque a causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
7 No seáis copartícipes de ellos; No seáis pues aparceros con ellos;
8 porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz Porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor: andad como hijos de luz,
9 (porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad), (Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad;)
10 comprobando lo que es agradable al Señor, Aprobando lo que es agradable al Señor.
11 y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino antes reprendedlas; Y no comuniquéis con las obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien redargüidlas.
12 porque es vergonzoso incluso hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. Porque torpe cosa es aun hablar de lo que ellos hacen en oculto.
13 Pero, todas las cosas, siendo reprendidas por la luz, son descubiertas, porque la luz lo descubre todo. Mas todas las cosas cuando son redargüidas, son manifestadas por la luz; porque lo que manifiesta todo, la luz es.
14 Por lo cual dice: «Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo.» [Isaías 60:1] Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.
15 Mirad, pues, con diligencia cómo andáis; no como necios, sino como sabios; Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como necios, mas como sabios;
16 aprovechando el tiempo, porque los días son malos. Redimiendo el tiempo, porque los días son malos.
17 Por lo cual, no seáis insensatos, sino entended cuál es la voluntad del Señor. Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
18 Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay desenfreno, sino sed llenos del Espíritu, Y no os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución; mas sed llenos de Espíritu;
19 hablando entre vosotros con salmos e himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Dando gracias siempre de todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo:
21 sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo. Sujetados los unos á los otros en el temor de Dios.
22 Las mujeres estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; Las casadas estén sujetas á sus propios maridos, como al Señor.
23 porque el marido es cabeza de la mujer, como también Cristo es cabeza de la iglesia, siendo él mismo el Salvador del cuerpo. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.
24 Pero como la iglesia está sometida a Cristo, así las mujeres lo han de estar a sus maridos en todo. Así que, como la iglesia está sujeta á Cristo, así también las casadas lo estén á sus maridos en todo.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, como también Cristo amó a la iglesia y sí mismo se entregó por ella, Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella,
26 para santificarla, purificándola con el lavamiento de agua por la Palabra; Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,
27 para presentarse a sí mismo la iglesia gloriosa, que no tenga mancha, ni arruga, ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.
28 Así deben los maridos amar a sus propias mujeres, como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, se ama a sí mismo. Así también los maridos deben amar á sus mujeres como á sus mismos cuerpos. El que ama á su mujer, á sí mismo se ama.
29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, así como Cristo a la Iglesia; Porque ninguno aborreció jamás á su propia carne, antes la sustenta y regala, como también Cristo á la iglesia;
30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
31 «Por esto, el hombre dejará a padre y a madre, y se unirá a su mujer; y los dos serán una sola carne.» [Génesis 2:24] Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se allegará á su mujer, y serán dos en una carne.
32 Este misterio es grande; pero yo lo digo con respecto a Cristo y a la Iglesia. Este misterio grande es: mas yo digo esto con respecto á Cristo y á la iglesia.
33 Sin embargo, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su propia mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido. Cada uno empero de vosotros de por sí, ame también á su mujer como á sí mismo; y la mujer reverencie á su marido.
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