Biblia paralela

# Moderna 1929 actualizada 2020 close Reina-Valera revisada 1909 close
1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso necesitamos, como algunos, cartas de recomendación para vosotros, o de vosotros? ¿COMENZAMOS otra vez á alabarnos á nosotros mismos? ¿ó tenemos necesidad, como algunos, de letras de recomendación para vosotros, ó de recomendación de vosotros?
2 Nuestra carta sois vosotros, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres; Nuestras letras sois vosotros, escritas en nuestros corazones, sabidas y leídas de todos los hombres;
3 siendo manifiesto que sois una carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones de carne. Siendo manifiesto que sois letra de Cristo administrada de nosotros, escrita no con tinta, mas con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios. Y tal confianza tenemos por Cristo para con Dios:
5 No es que seamos suficientes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios, No que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios;
6 quien también nos capacitó para ser ministros del nuevo pacto; no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida. El cual asimismo nos hizo ministros suficientes de un nuevo pacto: no de la letra, mas del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
7 Pero si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, hasta el punto de que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, una gloria que se desvanecía, Y si el ministerio de muerte en la letra grabado en piedras, fué con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudiesen poner los ojos en la faz de Moisés á causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
8 ¿cómo no será con más gloria el ministerio del Espíritu? ¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
9 Porque si el ministerio de la condenación tuvo gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de la justicia. Porque si el ministerio de condenación fué con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justicia.
10 Porque incluso lo que fue glorioso, ya no es glorioso en comparación con la gloria que lo supera. Porque aun lo que fué glorioso, no es glorioso en esta parte, en comparación de la excelente gloria.
11 Pues si lo pasajero fue con gloria, mucho más lo que permanece es con gloria. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más será en gloria lo que permanece.
12 Teniendo, pues, tal esperanza, hablamos con mucha franqueza; Así que, teniendo tal esperanza, hablamos con mucha confianza;
13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijasen sus ojos en el fin de lo que se desvanece. Y no como Moisés, que ponía un velo sobre su faz, para que los hijos de Israel no pusiesen los ojos en el fin de lo que había de ser abolido.
14 Pero sus pensamientos se embotaron. Porque hasta el día de hoy, el mismo velo permanece sin ser alzado sobre la lectura del antiguo pacto, que solo caduca en Cristo. Empero los sentidos de ellos se embotaron; porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo no descubierto en la lección del antiguo testamento, el cual por Cristo es quitado.
15 Pero hasta el día de hoy, siempre que Moisés es leído, un velo cubre sus corazones. Y aun hasta el día de hoy, cuando Moisés es leído, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
16 Pero cuando alguno se convierte al Señor, el velo es quitado. Mas cuando se convirtieren al Señor, el velo se quitará.
17 Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. Porque el Señor es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
18 Pero todos nosotros a cara descubierta, mirando como en un espejo la gloria del Señor, vamos siendo transformados en la misma imagen, de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor. Por tanto, nosotros todos, mirando á cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.
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