Biblia paralela

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1 Y FUÉ en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino, y dílo al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, ACONTECIÓ pues que en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, habiendo vino delante de él, yo tomé el vino, y se lo dí al rey: y no había estado triste en su presencia antes.
2 Díjome el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. Me dijo pues el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, ya que no estás enfermo? No es ésta otra cosa que pesar de corazón. Entonces temí con gran temor.
3 Y dije al rey: El rey viva para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas del fuego? Y dije al rey: ¡Viva el rey para siempre! ¿Por qué no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad de los sepulcros de mis padres está desierta, y sus puertas quemadas a fuego?
4 Y díjome el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, Me preguntó pues el rey: ¿Qué es lo que solicitas? Entonces oré al Dios del cielo:
5 Y dije al rey: Si al rey place, y si agrada tu siervo delante de ti, que me envíes á Judá, á la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. y dije al rey: Si le place al rey, y si tu siervo es acepto a tu vista, ruégote me envíes a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la edifique.
6 Entonces el rey me dijo, (y la reina estaba sentada junto á él): ¿Hasta cuándo será tu viaje, y cuándo volverás? Y plugo al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. El rey entonces me preguntó (y la reina estaba sentada a su lado): ¿Para cuándo será tu partida; y cuándo volverás? Y le pareció bien al rey enviarme; y yo le señalé plazo.
7 Además dije al rey: Si al rey place, dénseme cartas para los gobernadores de la otra parte del río, que me franqueen el paso hasta que llegue á Judá; Dije también al rey: Si le place al rey, ruego que se me den cartas para los gobernadores de más allá del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;
8 Y carta para Asaph, guarda del bosque del rey, á fin que me dé madera para enmaderar los portales del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa donde entraré. Y otorgóme lo el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí. y una carta a Asaf, guarda de los bosques que son del rey, a fin de que me dé maderos para las vigas de las puertas de la fortaleza que pertenece a la Casa de Dios, y para el muro de la ciudad, y para la casa en que yo he de entrar. Y el rey me las dió, según era buena sobre mí la mano de mi Dios.
9 Y vine luego á los gobernadores de la otra parte del río, y les dí las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de á caballo. Vine pues a los gobernadores de más allá del río, a quienes entregué las cartas del rey: y el rey había enviado conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.
10 Y oyéndolo Sanballat Horonita, y Tobías, el siervo Ammonita, disgustóles en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel. Mas cuando oyeron de ello Sanbalat horonita, y Tobías el siervo, ammonita, lo llevaron muy a mal que hubiese venido un hombre para procurar el bien de los hijos de Israel.
11 Llegué pues á Jerusalem, y estado que hube allí tres días, Yo entré pues en Jerusalem, y estuve allí tres días.
12 Levantéme de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré á hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalem; ni había bestia conmigo, excepto la cabalgadura en que cabalgaba. Entonces me levanté de noche, yo y unos pocos hombres que había conmigo; y no había dicho a ninguno lo que mi Dios había puesto en mi corazón hacer por Jerusalem; ni había conmigo bestia alguna sino la bestia en que yo iba montado.
13 Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y á la puerta del Muladar; y consideré los muros de Jerusalem que estaban derribados, y sus que puertas estaban consumidas del fuego. Salí pues por la puerta del Valle, de noche, y fuí a la fuente del Dragón, y a la puerta del Muladar; y estuve un rato contemplando los muros de Jerusalem, cómo estaban derribados, y sus puertas quemadas a fuego.
14 Pasé luego á la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; mas no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. Luego pasé adelante a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; y no había lugar por donde pasase la bestia que tenía debajo de mí.
15 Y subí por el torrente de noche, y consideré el muro, y regresando entré por la puerta del Valle, y volvíme. Por lo cual iba subiendo el torrente de Cedrón, de noche, y estuve contemplando el muro; y dando la vuelta, entré por la puerta del Valle, y así me volví.
16 Y no sabían los magistrados dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había yo declarado á los Judíos y sacerdotes, ni á los nobles y magistrados, ni á los demás que hacían la obra. Pero los magistrados no sabían a dónde yo había ido, ni lo que hacía; ni tampoco a los Judíos, ni a los sacerdotes, ni a los nobles, ni a los magistrados, ni a los demás que hacían la obra, hasta entonces se lo había yo dicho.
17 Díjeles pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalem está desierta, y sus puertas consumidas del fuego: venid, y edifiquemos el muro de Jerusalem, y no seamos más en oprobio. Les dije pues: Vosotros mismos estáis viendo el mal paso en que estamos, que Jerusalem está completamente destruída, y sus puertas quemadas a fuego. ¡Venid y edifiquemos el muro de Jerusalem, y no seamos más un oprobio!
18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. Entonces les dije cómo la mano de Dios había sido buena para conmigo, y también las palabras que el rey me había dicho. A lo cual ellos contestaron: ¡Levantémonos y edifiquemos! Con lo cual ellos fortalecieron sus manos para la buena obra.
19 Mas habiéndolo oído Samballat Horonita, y Tobías el siervo Ammonita, y Gesem el Árabe, escarnecieron de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿os rebeláis contra el rey? Y oyeron de ello Sanbalat horonita, y Tobías el siervo, ammonita, y Gesem árabe; e hicieron escarnio de nosotros, y nos tuvieron en desprecio, y dijeron: ¿Qué obra es ésta que vosotros estáis haciendo? ¿Queréis rebelaros contra el rey?
20 Y volvíles respuesta, y díjeles: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos: que vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memoria en Jerusalem. Mas yo les volví contestación y les dije: El Dios del cielo nos dará próspero suceso; por lo cual nosotros, siervos suyos, nos levantaremos y edificaremos. Pero vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memorial en Jerusalem.
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