Biblia paralela

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1 ¡AY de mí! que he venido á ser como cuando han cogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, que no queda racimo para comer; mi alma deseó primeros frutos. ¡AY de mí, dice Sión, porque estoy como cuando se han recogido las frutas de verano, como cuando se ha rebuscado la vendimia; no hay ya racimo que comer; desea mi alma los higos tempranos!
2 Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres: todos acechan á la sangre; cada cual arma red á su hermano. El hombre piadoso perecido ha de la tierra, y no hay ya recto entre los hombres; todos ellos ponen asechanzas para derramar la sangre, cazan cada cual a su hermano con una red;
3 Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman. sus dos manos están listas para hacer maldad; el príncipe pide regalos, y el juez decide por cohecho, también el grande habla sin reparo del deseo de su alma: y así entretejen las intrigas.
4 El mejor de ellos es como el cambrón; el más recto, como zarzal: el día de tus atalayas, tu visitación, viene; ahora será su confusión. El mejor de ellos es como una zarza, el más recto es peor que un seto de espinos; el día anunciado por tus atalayas, el día de tu visitación, ya viene; ahora será la perplejidad de ella.
5 No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme á tu lado, guarda, no abras tu boca. No confiéis en compañero, ni os fiéis del amigo más íntimo; contra aquella que duerme en tu seno, guarda la puerta de tu boca:
6 Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra: y los enemigos del hombre son los de su casa. porque del hijo desprecia al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra la suegra; y los enemigos del hombre son los de su misma casa.
7 Yo empero á Jehová esperaré, esperaré al Dios de mi salud: el Dios mío me oirá. Yo empero miraré hacia Jehová, esperaré en el Dios de mi salvación; oiráme el Dios mío.
8 Tú, enemiga mía, no te huelgues de mí: porque aunque caí, he de levantarme; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz. ¡No te regocijes sobre mí, oh enemigo mío! ¡aunque caiga, me levantaré; aunque me siente en tinieblas, Jehová será mi luz!
9 La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi juicio él me sacará á luz; veré su justicia. Llevaré la indignación de Jehová (porque he pecado contra él), hasta que defienda mi causa y mantenga mi derecho; él me sacará a la luz, y yo veré su justicia.
10 Y mi enemiga verá, y la cubrirá vergüenza: la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como lodo de las calles. Y esto lo verá mi enemiga, y el baldón la cubrirá; aquella misma que me dice ¿Dónde está Jehová tu Dios? ¡Mis ojos la han de mirar; ahora será ella hollada como el lodo de las calles!
11 El día en que se edificarán tus muros, aquel día será alejado el mandamiento. Viene el día, oh Jerusalem, en que serán edificados tus vallados: en aquel día será alejado fiel estatuto.
12 En ese día vendrán hasta ti desde Asiria y las ciudades fuertes, y desde las ciudades fuertes hasta el Río, y de mar á mar, y de monte á monte. En aquel día tus hijos vendrán a ti, desde la Asiria y las ciudades de Egipto. y desde Egipto hasta el río Eufrates; también de mar a mar, y de monte a monte.
13 Y la tierra con sus moradores será asolada por el fruto de sus obras. Esto no obstante, la tierra será desolada, a causa de los que habitan en ella, con motivo del fruto de sus malas obras.
14 Apacienta tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en la montaña, en medio del Carmelo: pazcan en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado. ¡Pastorea a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu herencia, que habita solitario en la selva, en medio del Carmelo! ¡pazcan ellos en Basán y en Galaad, como en los días de la antigüedad!
15 Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto. Como en los días que saliste de la tierra de Egipto, le haré yo ver maravillas.
16 Las gentes verán, y se avergonzarán de todas sus valentías; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos. Esto lo verán las naciones, y se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca; sus oídos serán sordos.
17 Lamerán el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros: despavorirse han de Jehová nuestro Dios, y temerán de ti. Lamerán el polvo como las culebras; como serpientes de la tierra, saldrán temblando de sus encerramientos: se llegarán pavorosos a Jehová nuestro Dios; y temerán a causa de ti.
18 ¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque es amador de misericordia. ¿Quién es un Dios semejante a ti, que perdona la iniquidad, y pasa por alto la transgresión del resto de su herencia? no retiene para siempre su ira, porque se deleita en la misericordia.
19 Él tornará, él tendrá misericordia de nosotros; él sujetará nuestras iniquidades, y echará en los profundos de la mar todos nuestros pecados. Volverá a compadecerse de nosotros; sujetará nuestras iniquidades; y tú arrojarás todos sus pecados a las profundidades del mar.
20 Otorgarás á Jacob la verdad, y á Abraham la misericordia, que tú juraste á nuestros padres desde tiempos antiguos. Cumplirás la verdad prometida a Jacob, la misericordia pactada con Abraham; la cual juraste a nuestros padres desde los días de la antigüedad.
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