Biblia paralela

# Reina-Valera revisada 1909 close Moderna 1929 close
1 DIJE yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. DIJE conmigo mismo: ¡Ven pues, yo te probaré con la vida alegre! ¡goza pues del placer! ¡Mas he aquí que esto también era vanidad!
2 Á la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? De la risa dije que era locura; y de la vida alegre: ¿Qué hace ésta?
3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Reflexioné en mi corazón cómo había de regalar con vino mi carne (guiándome entre tanto mi corazón con sabiduría), y cómo había de echar mano de la insensatez, hasta ver en lo que sería bueno que los hijos de los hombres se ocupasen debajo del sol, el corto número de los días de su vida.
4 Engrandecí mis obras, edifiquéme casas, plantéme viñas; Híceme pues obras grandes; me edifiqué casas; planté para mí viñas;
5 Híceme huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todos frutos; hice para mí jardines y vergeles, en los cuales planté árboles frutales de toda especie;
6 Híceme estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde los árboles crecían. hice para mí estanques de agua, para que con ella se regase el bosque donde se cultivaban árboles;
7 Poseí siervos y siervas, y tuve hijos de familia; también tuve posesión grande de vacas y ovejas, sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem; compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesiones de ganado mayor y menor, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalem;
8 Alleguéme también plata y oro, y tesoro preciado de reyes y de provincias; híceme de cantores y cantoras, y los deleites de los hijos de los hombres, instrumentos músicos y de todas suertes. asimismo amontoné para mí plata y oro, y el tesoro especial de los reyes y de las provincias; me proveí de cantores y de cantoras, y de las delicias de los hijos de los hombres; mujeres no pocas.
9 Y fuí engrandecido, y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalem: á más de esto perseveró conmigo mi sabiduría. De manera que me engrandecí, y aumenté mi gloria más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalem; también mi sabiduría permanecía conmigo.
10 No negué á mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo: y ésta fué mi parte de toda mi faena. Y nunca negué a mis ojos cosa alguna de cuantas deseaban; no privé a mi corazón de ningún género de placeres, porque mí corazón se alegraba en todas mis labores; y ésta fué la porción que tuve de todo mi trabajo.
11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacer las: y he aquí, todo vanidad y aflicción de espíritu, y no hay provecho debajo del sol. Luego fijé la vista en todas las obras que habían hecho mis manos, y en todos los trabajos que yo me había afanado por efectuar; ¡y he aquí que el todo era vanidad y correr tras el viento; y no había provecho en nada debajo del sol!
12 Después torné yo á mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; (porque ¿qué hombre hay que pueda seguir al rey en lo que ya hicieron?) En seguida volví la vista para observar la sabiduría y la locura y la insensatez: pues ¿qué podrá hacer el hombre que venga tras el rey? Nada sino lo que ya ha mucho que ha sido hecho.
13 Y he visto que la sabiduría sobrepuja á la necedad, como la luz á las tinieblas. Y eché de ver que tanto se aventaja la sabiduría a la insensatez, cuanto la luz se aventaja a las tinieblas.
14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas: empero también entendí yo que un mismo suceso acaecerá al uno que al otro. El sabio tiene los ojos en su cabeza; pero el insensato anda en tinieblas: y con todo advertí que un mismo suceso les acontece a todos ellos.
15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también á mí: ¿para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. Dije entonces en mi corazón: Conforme sucede al insensato, así también a mí me va a suceder; ¿para qué pues me he hecho más sabio que los demás? Luego dije en mi corazón: ¡Esto también es vanidad!
16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio. Porque del sabio, lo mismo que del insensato, no habrá memoria para siempre; puesto que en los días venideros ya hará mucho que todo habrá sido olvidado. ¿Y cómo sucede que muere el sabio? Así como el insensato.
17 Aborrecí por tanto la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. Por lo cual yo aborrecí la vida; porque me causaba fastidio la obra que se hace debajo del sol: ¡porque el todo es vanidad y correr tras el viento!
18 Yo asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el cual dejaré á otro que vendrá después de mí. Asimismo aborrecí todo mi trabajo en que me había afanado debajo del sol; el cual tendré que dejar a alguno que vendrá después de mí.
19 ¿Y quién sabe si será sabio, ó necio, el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané, y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad. ¿Y quién sabe si será un sabio o un insensato? y sin embargo, él será señor de todo mi trabajo en que yo me he afanado, y en que he mostrado mi sabiduría debajo del sol. ¡Esto también es vanidad!
20 Tornéme por tanto á desesperanzar mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría. Volvíme pues para hacer desesperar mi corazón, respecto de todas mis labores en que me he afanado debajo del sol.
21 ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que haya de dar su hacienda á hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande. Porque hay hombre que se ha afanado con sabiduría y con ciencia y con buen éxito; y sin embargo a un hombre que no ha trabajado en ello lo tiene que dejar como porción suya. ¡Esto también es vanidad y un mal muy grave!
22 Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y fatiga de su corazón, con que debajo del sol él se afanara? Pues ¿qué tiene el género humano de todo su afán, y de todos los esfuerzos de su corazón, en que se ha afanado debajo del sol?
23 Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias: aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. Porque todos sus días son dolores, y su trabajo es enfado; y aun de noche no reposa su corazón. ¡Esto también es vanidad!
24 No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También tengo yo visto que esto es de la mano de Dios. No hay pues para el hombre cosa mejor que comer y beber tranquilamente, y hacer que su alma disfruté del bien en su trabajo. Pero esto también he visto que viene de la mano de Dios.
25 Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo? (Pues ¿quién puede comer, ni quién puede gozarse más que yo?)
26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría y ciencia y gozo, mas al pecador da trabajo, el que allegue y amontone, para que dé al que agrada á Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. Porque al hombre: que es bueno delante de él, Dios le da sabiduría y ciencia y gozo; mas al pecador le ha dado el trabajo pesado de recoger y amontonar, para darlo al que sea bueno delante de Dios. ¡Esto también es vanidad y correr tras el viento!
navigate_before Eclesiastés 1 Eclesiastés 3 navigate_next
arrow_upward Arriba