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Nuevo Testamento

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Gálatas 3

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La ley y la fe
Romanos 4; 8:14-17

1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó a vosotros, ante cuyos ojos fue presentado Jesucristo [como] crucificado? 2 Solo esto quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por el oír con fe? 3 ¿Tan insensatos sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne? 4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Si de veras fue en vano. 5 El que os suministra el Espíritu, y hace milagros entre vosotros, ¿[lo hace] por obras de [la] ley, o por el oír con fe? 6 Como Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7 Por tanto, sabed que los que son de la fe, esos son hijos de Abraham.

La solicitud de Pablo por los gálatas

8 Y previendo la Escritura que Dios justificaría a los gentiles por [la] fe, anunció de antemano la buena nueva a Abraham: «En ti serán bendecidas todas las naciones.» [Génesis 12:3] 9 Así que los que son de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. 10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición; porque está escrito: «¡Maldito todo el que no persevera en todo lo que está escrito en el libro de la ley, para hacerlo!» [Deuteronomio 27:26] 11 Y que por ley nadie es justificado ante Dios, es evidente, porque: «El justo vivirá por la fe;» [Habacuc 2:4] 12 pero la ley no es por fe, sino: «El que haga estas cosas, vivirá por ellas.» [Levítico 12:5] 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho maldición por nosotros –porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero–,» [Deuteronomio 21:23] 14 para que en Jesucristo llegara la bendición de Abraham a los gentiles, a fin de que recibiésemos la promesa del Espíritu mediante la fe.

El propósito de la ley y la situación de los creyentes
Romanos 4:13-17; 10:4-11

15 Hermanos, hablo según normas humanas: Cuando un pacto, incluso [el de] un hombre, ha sido confirmado, nadie puede anularlo ni añadirle. 16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su descendencia. No dice: A las descendencias, como si [hablara] de muchos, sino [hablando] de uno solo: «A tu descendencia,» [Génesis 22:18] que es Cristo. 17 Y esto digo: La ley que llegó cuatrocientos treinta años más tarde, no anula un pacto previamente ratificado por Dios, para invalidar la promesa. 18 Porque si la herencia es por una ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. 19 ¿Por qué, pues, la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que llegara la descendencia a quien fue hecha la promesa; y fue dada mediante ángeles, por mano de un mediador. 20 Y un mediador no es de uno solo; pero Dios es uno. 21 Entonces, ¿la ley se opone a las promesas? ¡De ninguna manera! Porque si hubiera sido dada una ley capaz de dar vida, la justicia sería ciertamente por la ley. 22 Pero la Escritura encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

La fe y la heredad de los bienes prometidos

23 Pero antes de que llegara la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para la fe que debía ser revelada. 24 De manera que la ley ha sido nuestro conductor hacia Cristo, para que por [la] fe fuésemos justificados. 25 Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el conductor;

Romanos 8:14-17; 2 Corintios 11:2-3; Efesios 3:6

26 porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 No hay judío ni griego; no hay siervo ni libre; no hay varón ni hembra; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según [la] promesa.

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